Mujer y la maternidad

Una sociedad no progresa si no protege la vida de sus ciudadanos, si no cuida de la mujer embarazada ofreciéndole todo su apoyo y ayuda.

Hay mucha presión internacional para que se legalice el aborto a petición. Políticamente, los que quieren el aborto en los primeros meses, no tienen ningún interés en proteger al niño en ningún momento de su gestación. Ahora discuten que el aborto se realizará a las 12 ó 14 semanas de gestación. ¿Les importa? No. Además, las técnicas utilizadas son horriblemente dolorosas para el niño.

Si el embrión humano fuera parte del cuerpo de la mujer no tendría un corazón propio ni podría tener un sexo distinto del de la mujer.

“El embrión siente dolor y su percepción parece ser más profunda que la de un niño mayor”: así lo afirma el doctor Carlo Benelli, médico neonatólogo italiano.

“Todos los niños nacidos prematuramente -explica Carlo Benelli- demuestran una vitalidad inesperada para la edad y las dimensiones. Hoy sabemos que el bebé dentro del útero materno percibe olores y sabores. Oye los sonidos y los recuerda después del nacimiento. Desde luego, sabemos que el bebé, desde las 30 semanas de gestación, es capaz de soñar. En realidad, no se puede pensar que al salir del útero el bebé se hace persona; con el nacimiento, desde el punto de vista físico, se cambia verdaderamente poco “.

El profesor Campbell, inglés, ha podido capturar imágenes de bebés en el útero materno por medio de un revolucionario escáner en tres dimensiones. Allí se puede ver cómo los bebés “realizan movimientos respiratorios dentro del útero, aunque no haya aire, o pestañean aunque no haya luz”.

Una política de aborto a petición no crea una sociedad compasiva ni soluciona los problemas de pobreza, de negligencia o de faltas de oportunidad para la mujer. En lugar de crear un clima que favorezca a la mujer que ha de enfrentar un embarazo no planeado, el aborto es la puerta falsa para solucionar un problema social.

El derecho al aborto implicaría que se da pena de muerte sin juicio a un ser indefenso.

El ser humano es un bien en sí mismo y su nacimiento es la única novedad radical que aparece en la tierra. “Una vida humana vale más que la creación material entera” (Tomás de Aquino).

Familia numerosa :

los secretos de las madres bien organizadas

Consejos de madres muy experimentada en la organización de su familia y su hogar

En todos los hogares, la vida cotidiana implica inevitablemente momentos de tormenta. Se alternan con momentos tranquilos, demasiado cortos, donde es necesario realizar un máximo de tareas para poder afrontar los próximos momentos de emergencia, programados con el regreso de los niños de la escuela y la secuencia fatal: los deberes, los baños, la cena…

Laurence, cuyo hijo mayor tiene 7 años y cuyo cuarto hijo tiene 3 semanas, anuncia tranquilamente: “Todo lo que es agotador es lo que no se ha hecho”. Pero, ¿cómo lo hacemos? ¿Es necesario “hacerlo todo”?

Encontrar una buena organización

Nadine es secretaria, está empezando a salir de los años difíciles en los que los niños no tenían autonomía: “Tenía que planearlo todo para ellos antes de marcharme. Mis días empezaban a las 6 de la mañana. Ahora que son mayorcitos, duermo media hora más por la mañana”. Solo la organización y la planificación han permitido satisfacer las múltiples exigencias de la vida cotidiana.

Anouk, madre de siete hijos, cree que “de la misma manera que a un niño se le pide que avance en sus deberes escolares, una madre debe anticipar”. “Si no planeas la prisa entre las 6:00 y las 8:00 de la tarde, seguro que te sentirás agobiado”.

Odile también busca ahorrar el máximo de tiempo posible para este hueco en el que tiene necesidades múltiples y diversas. “Cuando los niños regresan a casa de la escuela, la cena está lista”, explica Odile.

“Solo porque estés en casa no significa que no debas ser un poco profesional”, dice Anouk. Hay que ser muy exigente consigo mismo, fijando objetivos y prioridades.” ¿Objetivos? “Para estructurarse, para saber lo que se quiere hacer, hay que mirar más allá del trabajo a menudo repetitivo”. ¿Prioridades? “No podemos hacerlo todo, advierte Anouk. Es difícil aceptar que no todo esté terminado, pero es muy importante ser consciente de ello”. Otro aspecto tan importante como la organización y el progreso es la educación en la autonomía.  “Con cada niño, nos hacemos más eficientes. Al principio, con sólo uno, me sentía agobiada, ahora que tengo cuatro, tengo tiempo libre”, dice Odile.

La organización nos permite pensar. Anouk aconseja “escribirlo todo”. ¿Dónde escribir? En la imprescindible pizarra de la cocina, en una libreta al lado de la entrada, en un cuaderno, en su agenda, en su ordenador portátil, etc. Lo más importante es que el acceso a estas anotaciones sea simple y fácil.

“Conócete a ti mismo”

Para organizarse, es importante conocerse a sí mismo. En primer lugar, desde un punto de vista físico: “No planeo ninguna actividad por la noche después de las 20.00 horas”, dice Odile, porque “por lo general estoy demasiado cansada y necesito dormir mucho”. “También procuro pasar un día a la semana sin los niños”, dice Odile. Necesito relajarme. Entonces, aprovecho la oportunidad para salir, hacer compras, supervisar… Almuerzan en casa de una amiga y al día siguiente me llevo yo a sus niños”. Para Elisabeth, madre de tres hijos, relajarse significa leer revistas profesionales o de actualidad, muchas veces hasta la medianoche…

El conocimiento de su temperamento, de sus momentos de debilidad y de fuerza, también es fundamental para sacar el máximo provecho de sí mismo. Lo mismo ocurre con los niños: “Sé que no les gusta tener prisa por la mañana, dice Nadine. Así que por la noche, sacan sus cosas del desayuno, de forma que por la mañana empiezan a tomarlo solos. Lo mismo con las mochilas y la ropa de la escuela, corremos menos desde que entendí que teníamos que pedirles que lo tuvieran todo listo por la noche“.

La comunicación en el centro de la organización familiar

Para Marie, organización significa comunicación. El clima de la casa depende de eso. “Es increíble lo poco que sabemos decir lo que sentimos. Uno vuelve a casa de mal humor después de un día de trabajo, ve un detalle molesto: por ejemplo, una mochila en el pasillo. No lo expresamos y toda la casa se vuelve eléctrica. Atacamos al primero que se tope con nosotros.  En estos casos, es bueno explicarse, decir con calma lo que sentimos. Muy a menudo, el hecho de decirlo ya nos libera”, dice. Añade: “La comunicación es también saber quién hace cada cosa. Tenemos una gran agenda en la que se registran las idas y venidas de todos, así como las direcciones en las que se nos puede contactar”.

También es necesario usar su imaginación. “Cada familia tiene que encontrar sus propias reglas: mis cuatro hijas, por ejemplo, han establecido un sistema de turnos que les permite alternar en el baño. Desde entonces, los días empiezan con más calma, continúa Marie. Una excelente manera es reunir a la familia cuando sea necesario. El problema se expone y surgen ideas. Los niños tienen más imaginación que nosotros. Pero cuidado, tenemos una regla: “CCEM”. “C”: crítica prohibida; “C”: cantidad ilimitada de ideas; “E”: excentricidad permitida; “M”: multiplicación. De una idea, rebotamos a otra”. “Al principio, pensaba que la familia estaba basada únicamente en la autoridad. Con la experiencia, comprendí que no se trataba de convertirlo en una galera, sino en un velero con una tripulación que tiene recursos”, explica Marie.

Elisabeth se alegra de ver que las horas de presencia de la señora de la limpieza disminuyen gracias a la evolución de sus hijos. “Los más perezosos se alegraron de ver que todo estaba hecho. Ahora ayudan, ya están más involucrados. ¡Es mejor desde el punto de vista educativo!”, explica Elizabeth. Aunque todavía sean jóvenes, Odile también pide a cada uno de sus hijos que la ayuden. Sus tres hijos mayores se encargan de la comida. Sobre este tema, hay tantas soluciones como familias.

Algunos frigoríficos están cubiertos con una serie de tableros para hacer frente al doble reto de la equidad y la eficiencia. Otros, como Anouk, no valoran las listas demasiado fijas y prefieren favorecer la flexibilidad y el espíritu de equipo. Es la participación de todos la que hace posible el crecimiento del niño. Y luego, debemos recordar siempre que a través del equilibrio de la madre, ¡es el equilibrio de la familia lo que está en juego!

Bénédicte Drouin

¡Me niego a ser la agenda de mi hija por el Whatsapp!

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¿Cómo ser una madre que educa bien y al mismo tiempo frenar esa tendencia a querer solucionar los inconvenientes que los hijos van encontrando?

“¡Me niego a ser la agenda de mi hija por el whatsapp!” dice enfáticamente Noelia López-Cheda, autora del libro No seas la agenda de tus hijos y prepáralos para la vida, quien señala que “aunque los padres queremos que los niños sepan defenderse en la vida y tengan los recursos para afrontar el fracaso, no les preparamos para ello sino todo lo contrario”.

Noelia es ingeniera industrial, Coach profesional, consultora en temas de Recursos Humanos, conferencista y Máster de Profesor de Educación Secundaria y Bachillerato. Esta española apasionada de la educación, considera que los padres deben buscar que los hijos desarrollen ciertas habilidades fundamentales para la vida como son la autonomía, la proactividad y la comunicación; pues de lo contrario, es posible que los hijos sean inseguros, no asuman responsabilidades, dependan de los padres para tomar decisiones y no aprendan a razonar ni tolerar la frustración.

“Ayudar a nuestros hijos, sí; ser su agenda o suplantarles, no”

Noelia relata la situación que le hizo caer en la cuenta de que estaba siendo la “agenda de su hija” y que de cierta manera le estaba “viviendo su vida”, lo cual la perjudicaba más de lo que la beneficiaba, siendo así un llamado de atención para hacer un cambio rotundo, este es su relato:

“Recuerdo la primera vez que envié y recibí los deberes que se había olvidado Enma por el grupo de whatsapp de las “madres” del cole. “¡Qué maravilla esto!”, pensé inocente de mi sin saber entonces que se iba a convertir en un monstruo que me engulliría en una vorágine de mensajes a partir de las 6 de la tarde con listado de tareas unido a mil fotos de los libros, ejercicios… que me saturaban el espacio del teléfono y cuando tenía que hacer una foto me decía: “memoria llena”.

El día que “vi la luz” lo recuerdo con bastante claridad. Fue así:

– Enma: “Mamá, se me ha olvidado la hoja de los ejercicios de matemáticas, ¿lo dices en el grupo y que te lo manden?”.

Yo, como madre solícita, amantísima y servicial me dispuse a hacerlo mientras dejaba las llaves en la entrada, soltaba el bolso en la silla, me sacaba el teléfono del bolsillo y dejaba la bolsa de la compra en el suelo. ¡”Multitasking” en acción!

Entonces algo me paralizó. Fue algo así como “un bofetón de realidad”. Me quedé mirando el teléfono a la vez que veía varios emailsde clientes parpadeando en la pantalla y entonces comprendí.

Pero ¿qué narices estoy haciendo? pensé. Se acabó.

– Enma, cariño, no es mi responsabilidad que se te hayan olvidado los deberes, es la tuya, por lo tanto mañana dices a la profesora que no los llevas porque se te olvidaron y que la próxima no se te olvidarán.

– Pero, ¡mamá, me pondrá mala nota!

– No pasa nada, la próxima seguro que ya no te la pone.

– Y ¿por qué no lo pides al grupo con lo fácil que es?

– Pues precisamente porque ese grupo no está para ser el paralelo de tu agenda sino para cosas urgentes del colegio. Tú no debes confiar en que el móvil de tu madre responda a tus olvidos ya que, es tu responsabilidad traer tu agenda con tus ejercicios. Yo tengo mi agenda y no te pido a ti que me recuerdes si tengo que responder a un cliente, si tengo que preparar un material….así que cada uno debe asumir su parte.

Lo entendió perfectamente y ya nunca más me ha pedido nada de eso a pesar de los olvidos que, tengo que decir, son bastante frecuentes”.

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¿Qué estamos consiguiendo con ser agendas o ayudantes particulares en todo momento de nuestros hijos? 

La autora responde a esta pregunta: “Lo de los deberes eternos en casa es otro tema (tengo muchos debates sobre deberes SÍ o deberes NO), voy al tema particular de asumir todo movimiento que hacen nuestros hijos como si fuéramos los ángeles protectores perpetuos tengan la edad que tengan. Lo que conseguimos es básicamente esto y la lista daría para mucho:

– Niños que no asumen ningún tipo de responsabilidad para su edad.

– Niños a los que les da miedo hacer cualquier cosa porque tienen nuestros ojos encima por si se equivocan, porque nosotros se lo vamos a hacer mejor.

– Niños que prefieren poner la atención en otras cosas, porque para éstas “ya está mamá”.

– Niños que cuando crezcan solo esperarán instrucciones y órdenes para empezar a actuar. Esto es clave.

Fomentar en ellos la iniciativa

Una de las competencias que más trabajo con diferencia en empresas en formaciones y talleres además de ponencias, es la proactividad e iniciativa. Se trabaja también desde la competencia del conocimiento personal, conocimiento de fortalezas y autoconfianza por lo que si no “practicamos” con estas pequeñas cosas desde pequeños, no esperemos que lo hagan de mayores. “Señores futuros empresarios que van a contratarlos” (sí, los adultos que leéis), ¿qué pedimos en los trabajadores o en nuestros compañeros de trabajo? Esto mismito…

– No me debo sentir como mala madre si no hago de agenda, me comporto como madre irresponsable si no educo para que mis hijos sean independientes y autónomos.

– No me debo sentir como mala madre por no sentarme con ella/él a hacer los deberes, me comporto como madre irresponsable si no les brindo ayuda o apoyo emocional y de empuje cuando tengan realmente grandes dificultades.

– No me debo sentir como mala madre por no estar supervisando absolutamente todo paso que realice mi hija (el peque en este tema todavía no llega, seamos conscientes de las edades), me comporto como una madre irresponsable si desconozco dónde se mueve y con quién se mueve mi hija, que tiene cierto matiz diferente.

Hay estrategias de sobra para trabajar con ellos a estas edades: venga, ánimo, que tenemos que hacer generaciones mejores que la nuestra, es fácil con un poco de reflexión y confianza”, concluye la autora.

*Se publica bajo la autorización de Noelia Lopez. Conoce más de la autora en: noelialopez.com

5 aplicaciones para facilitarte el día a día

Controla desde el teléfono tu ciclo menstrual, el embarazo o la crianza de tu bebé

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Las aplicaciones que empleados gracias a nuestros teléfonos móviles pueden ayudarnos mucho a gestionar a diario diferentes aspectos de nuestra vida: la economía familiar, nuestra agenda, la salud, el trabajo y el ocio.

Hoy os sugerimos 5 apps útiles para llevar un control del ciclo menstrual, del embarazo y de la maternidad.

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WomanLog es un calendario del ciclo menstrual de la mujer a la que ayuda a detectar su ovulación y sus días fértiles. Le permite indicar el comienzo del periodo y los síntomas que observa a lo largo del ciclo además de llevar un control de la temperatura basal, muy útil para quienes emplean métodos naturales de reconocimiento de la fertilidad. Para prevenir que esta información se pierda, esta aplicación realiza periódicamente copias de seguridad que envía al correo electrónico.

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WomanLog Pregnancy  En caso de estar embarazadas, WomanLog ofrece otro calendario para llevar un seguimiento de esta etapa tan importante en la vida de una mujer. Tiene prácticamente el mismo diseño que el calendario comentado anteriormente pero esta vez ofrece la posibilidad de monitorizar los parámetros más relevantes de este periodo: las semanas de gestación, el peso, los síntomas, la fecha prevista de parto, etcétera. La app da también información sobre el desarrollo teórico del bebé y genera copias de seguridad que envía por correo electrónico.

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WomanLob Baby Y una vez con el bebé en brazos, el uso de esta aplicación permitirá tanto a la madre como al padre recoger información sobre el desarrollo físico y cognitivo del niño desde su nacimiento hasta los tres años. Esta herramienta registrará por lo tanto las variables aportadas en relación con el peso, la altura, el sueño, la lactancia, la higiene… Al igual que en la aplicación del embarazo, ésta realiza copias de seguridad y ofrece información general y teórica, con descripciones y dibujos, de las fases de desarrollo infantil.

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Lactapp Es otra aplicación empleada por muchas madres para resolver sus dudas relacionadas con la lactancia materna. Funciona como una consultora virtual que ofrece respuestas personalizadas a situaciones concretas de las madres lactantes. Tiene en cuenta la edad de bebé, su aumento de peso y el estado de la madre. La app incluye además tests de lactancia que ayudan a tomar decisiones en relación con la maternidad.

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Baby Sleep Instant facilita a los padres la tarea de dormir a sus hijos con sonidos monótonos de baja frecuencia que resultan eficaces para inducir al sueño a los más pequeños. Al parecer, los sonidos de un secador de pelo, de la ducha o de un ventilador relajan a los bebés y son incluso más eficaces que una canción de cuna.

Fuentes: Netisimmas y Google play

 

 

 

 

 

¿Hay una edad óptima para quedar embarazada?

No tienes que buscar el momento perfecto para tener un hijo ya que ninguno lo es

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¿No os sorprende un poco de que María diera a luz a los 14 años de edad, con toda probabilidad? Claro, eran otros tiempos, una cultura diferente, pero, a pesar de todo, una adolescente no parece ser una persona lo suficientemente madura para convertirse en madre. Queda la cuestión de si la madurez depende sólo de la edad. Y si es así, ¿de qué edad hablamos exactamente? ¿A qué atenerse a la hora de decidir sobre la ampliación de la familia? ¿Hay una edad óptima para quedarse embarazada? Para responder a esta pregunta, veamos cómo es la vida de una mujer cualquiera.

Las adolescentes

Es obvio que es demasiado pronto. Los adolescentes, en realidad, aún son niños. Deberían pensar en la escuela, en su educación, en su futura profesión. A esta edad es difícil hablar de relaciones serias. No es el mejor tiempo para jugar a tener familia.

20-25 años

Aún es demasiado pronto. Céntrate en ir aprobando los sucesivos exámenes. Utiliza las becas de intercambio de estudiantes y haz locuras en las fiestas. Mientras aún te apetece y tienes tiempo, invierte en ti misma. Puedes comenzar a ganar las primeras experiencias profesionales, pero sobre todo, se debe gozar de una vida sin preocupaciones y sin compromisos. Es fácil entonces llegar a conocer a mucha gente y no necesariamente hay que unirse a alguien en concreto de forma permanente, porque aún queda tiempo.

25-30 años

Es el tiempo del primer trabajo “real”. Después de todo, no sería conveniente pedir de inmediato el permiso de maternidad. Al principio necesitamos demostrar nuestra valía, ganar experiencia y una posición estable. Además, ganamos dinero, pero no demasiado y el niño viene con mucho gasto. Apuesta por el desarrollo de tu carrera. Es la mejor edad para impulsar tu carrera con toda naturalidad, para obtener las calificaciones y formación especializada después de la graduación. Tal vez, a esta edad hay más presión de tener a alguien de forma permanente, pero cuando aún no hay hijos y por fin hay algunos ingresos, es conveniente disfrutar de la vida bailando hasta el amanecer o viajando al extranjero.

30-35 años

Ya disfrutas de una cierta posición en la empresa, pero si te tomas ahora un descanso más largo, algún trabajador más joven y más barato ocupará tu sitio. Además, cada vez te sale mejor lo que haces. ¿No podrán hacerlo sin ti? ¿Dónde están tus ambiciones? Tienes la sensación de que se te está “pasando el arroz”, por lo que ¿valdría la pena pensar por lo menos en casarse? En cualquier caso, el deseo de tener hijos hay que aparcarlo de momento, porque primero los miembros de la pareja tienen que disfrutar de ellos mismos para construir un matrimonio sólido antes de que llegue el niño.

35-40 años

Demasiado tarde. El riesgo de defectos genéticos aumenta. La diferencia de edad entre las generaciones también. Noches de insomnio serán una pesada tarea para ti. No podrás aguantar físicamente el trajín cotidiano relacionado con un niño pequeño. ¿No querrás ser una carga durante su juventud siendo un padre anciano…? Es una irresponsabilidad. ¿Existe alguna mujer que pudiera decir con una mano en el corazón que nunca se había topado con alguna de estas opiniones? Estoy convencida de que la mayoría de nosotras hemos oído ya una gran cantidad de tales consejos y tenemos a nuestro alrededor por lo menos unos cuantos “asesores” expertos en el tema. Yo he oído (de diferentes personas) todos ellos. Y ¿sabéis qué? ¡Hay en ellos algo de la verdad! Porque, para el embarazo no existe un momento ideal.

Siempre habrá algo que se pueda hacer, experimentar y llevar a cabo antes de que nazcan los niños. Siempre se puede tener más, prepararse mejor, ser más maduro, mejor, más rico. La buena noticia es que… no es necesario. No tienes que buscar el momento perfecto para tener un hijo, ya que si ninguno es perfecto, cualquiera puede ser lo suficientemente bueno. Y aún mejor – el nacimiento de tu hijo puede hacer que seas más madura, mejor, y ¡más rica! Conozco a muchas personas (¡yo soy una de ellas!) que justo después del nacimiento de su primer hijo se redescubrieron a sí mismas, sus pasiones o sus enormes recursos de energía, de los cuales nunca habían sospechado. Se volvieron más creativas, constantes y centradas en sus objetivos, lo que se reflejaba en sus vidas profesionales.

Volvieron a creer en sí mismos, porque la paternidad les mostró que valían mucho y eran capaces de soportar mucho más de lo que pensaban, y mostrando el mundo que les rodea a sus pequeños, ellos mismos lo redescubrieron de nuevo. Esta responsabilidad y el hecho de que tienes a alguien por quién luchar, a veces puede ser abrumadora pero, sobre todo, te da alas. Es una enorme fuente de fortaleza, inspiración y motivación que ningún orador motivacional te comunicará, porque no se transmite en palabras, sino a través del amor.

¡A ti, futura mamá!

Esto no significa, por supuesto, que no haya objetivamente mejores o peores, vamos a llamarlas, circunstancias económicas y de salud. Pero antes de considerarlas, piensa en lo que deseas realmente. ¿Cuál es tu lista de prioridades? ¿En qué lugar sitúas el trabajo, al cónyuge, la fe, la pasión o el dinero? Si sientes en el corazón el deseo de la maternidad, pero tienes miedo, que sepas que esta decisión no tiene que ser pensada y diseñada “hasta el final” con un calendario en la mano. No tienes que sentirte segura al cien por cien, porque en realidad, no sabemos cómo salrán las cosas hasta después del nacimiento de nuestro primer hijo…

A ti, futura mamá, quiero darte ánimos y decirte que no pospongas una decisión tan importante debido al miedo provocado por los comentarios de algunas personas. Haz frente a esta decisión y a tus prioridades. Tal vez el trabajo es realmente importante en algún momento de tu vida – y bien, ¡es tu vida! Que sea una elección real y no una vía de escape. Si no queremos decidirnos por un cambio tan radical. Muy bien. Hagámoslo de manera consciente, no porque “sucedió simplemente” o “estábamos en espera de un tiempo mejor”, que o bien no viene, o ya ha expirado. Tal vez si tenemos la intención de ampliar la familia, pero lo posponemos, vale la pena contestar a qué estamos esperando: ¿a tener nuestro propio apartamento, un contrato de trabajo, etc.? Para no perder la ocasión de tener algo concreto.

¡A ti, mamá sorprendida!

Por otro lado, quiero aconsejarte, si llevas un embarazo no planificado o quizás incluso no deseado. ¿Sientes que ha venido en un mal tiempo y probablemente tienes miedo? ¡Ánimo! Cuando alguien te dice que es demasiado pronto para estar embarazada, piensa en María. Cuando te dicen que ya es demasiado tarde para la descendencia, piensa en la madre de Ana o su prima, Elizabeth. Viendo a sus hijos, resulta difícil criticar su “irresponsable” maternidad. Un hijo no es un proyecto con unas fechas de ejecución perfectamente fijadas y en unas circunstancias óptimas. Ser padres es una tarea difícil, exigente, frustrante y hermosa. Cuando consagras tu vida “al servicio” de otro ser humano, de la sensación del sentido y de la plenitud que te proporciona esta dedicación, obtienes un poder extraordinario. Conquistas la suerte, y para ello siempre hay un buen momento.

Retrasar el momento de tener hijos ¿a quién beneficia?

Ejército de EEUU pagará la congelación de esperma y óvulos

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El ejército de los EEUU pagará la congelación de óvulos y esperma a sus militares, con un programa piloto para retener a los militares en sus puestos cuando llega el momento de tener hijos y ofrecer a los que se van al frente la “paz mental” de que los podrán tener más adelante.

Cerca de la mitad del personal alistado en las fuerzas armadas de los Estados Unidos tiene un edad media de 26 años, un 22 por ciento está entre los 26-30 años y más del 42 por ciento de oficiales militares está entre la edad de 26-35 años.

Sumado a las mujeres, que son un 15 por ciento de la fuerza activa en el ejército, el resultado es un abrumador número de adultos en edad reproductiva sirviendo en todos los frentes del ejército de los Estados Unidos.

El Secretario de Defensa Ash Carter hizo la declaración a finales de enero: “Podemos ayudar a nuestros hombres y mujeres a conservar su habilidad de iniciar una familia, incluso después de sufrir heridas particulares en combate”.

Tan solo en las guerras de Irak y Afghanistan, más de 1.300 veteranos sufrieron alguna herida en la zona de la ingle y en los genitales que requería algún tipo de cirugía avanzada.

“Al proveer este servicio adicional, damos paz y tranquilidad a nuestros jóvenes miembros activos, con esto proveemos una mayor confianza en su futuro a nuestras tropas”, agregó Carter.

¿Son de este tipo las medidas de conciliación laboral y familiar que necesitan las familias y la sociedad?

Una iniciativa temporal 

El secretario Carter indicó que este es solo un programa piloto durante el cual el Departamento de Defensa cubrirá el costo de congelar el esperma y óvulos por medio de una compañía especializada por dos años.

Tras el plazo de los dos años el departamento revisará el impacto del programa y a partir de esto decidirá si continúa ofreciendo cobertura o los participantes tienen que cubrir los costos.

Carter agregó: Para las mujeres en camino a ser oficiales y enlistadas, este beneficio demuestra que entendemos las demandas exigidas a ellas y deseamos ayudarles a balancear su compromiso entre familia-fuerzas armadas, queremos mantenerlas en el ejército.

Las mujeres que cumplen diez años de servicio militar -y que normalmente se encuentran en el momento ideal para formar una familia- abandonan su carrera un 30% más que sus compañeros varones.

El secretario aseguró que el propósito de esta iniciativa es crear “un ambiente más amigable para las familias”. ¿Pero atrasar el momento de tener descendencia a quién beneficia?

La medida suscita cuestiones éticas más concretas como: ¿Si un soldado muere o queda incapacitado, puede su pareja usar los óvulos o el esperma congelado? 

Grandes empresas como Facebook y Apple ofrecen planes similares de congelación de óvulos y esperma a sus empleados. ¿Es el ejército una industria más?

Con información de: http://www.militarytimes.com

Decir adiós a mi hija por primera y última vez

Mis hijos volvieron al colegio la semana pasada. Y hubo un momento. Uno que solo yo noté. Los niños que estaban en nuestra parada de autobús se peleaban por entrar, lanzándose por el pasillo para encontrar un sitio; mi hijo y mi hija fueron los últimos en subir las escaleras.

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«¡Eh!» gritó mi marido, con el iPhone preparado para sacar una última foto. Se dieron la vuelta y mi hija tenía lo que yo llamo la sonrisa del miedo. En la foto se puede ver claramente que no está mirando a la cámara, sino a mí. Mi marido sacó la foto, ella se dio la vuelta y se fue.

Los otros padres se marcharon, y mi marido y yo nos fuimos a casa. Lo que yo quería hacer era agarrar mi estómago y chillar, tirarme al suelo y llorar histéricamente. Pero seguí andando en silencio. De ninguna manera podía decirle a mi marido, que ya cree que soy una desequilibrada, que me acababa de transportar al final de mi vida.

Lo que me impactó ese día no fue la mirada que me echó, porque ya la había visto otras veces. Lo que me preocupó fue que por primera vez me pregunté cuántas veces más en mi vida la vería. Es una mirada que dice No quiero dejarte, y estoy un poco asustada pero me tengo que ir.

Veré esa mirada cuando se vaya a la universidad, y rezaré para que tenga un maravillosa experiencia que incluya muchos más amigos que chicos de fraternidades, y mucho más crecimiento personal y autodescubrimiento que alcohol.

Veré esa mirada antes de que recorra el pasillo hacia el altar, y rezaré por que el hombre hacia el que camina sea la mitad de buen hombre de lo que es su padre, que la valore, que la comprenda y la ame, y que sepa que, con gusto, lo mataré si le hace daño.

Veré esa mirada cuando esté embarazada, y rezaré para que escuche su sabiduría interna, y no esté constantemente dudando y criticándose a sí misma, como hizo su madre.

Y veré esa mirada cuando sea una mujer mayor y marchita, y yo sea la causa del miedo que sus ojos reflejan, porque pareceré la sombra de la madre que era.

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Y entonces es cuando rezaré para que se acuerde.

Que se acuerde de que le leía sus libros favoritos hasta que me aprendía de memoria cada frase, de que jugamos a las barbies hasta que yo quería chillar, de que pusimos nombre a todos los gatitos y perritos de peluche y muñequitas Lily durante un año, que le dejaba llevar tiritas como accesorios de moda, que le hice apuntarse a ballet y participar en el recital, aunque ella decía que estaba muy asustada, y que yo le decía que era amable e inteligente, no solo guapa. De que yo sabía exactamente cómo se sentía y qué necesitaba antes de que lo dijera, de que mis piernas eran lo suficientemente fuertes para llevarla y perseguirla, de que hubo una época en la que mis manos no temblaban y mi perfecta visión podía adivinar su humor desde el otro lado de una habitación a rebosar de gente, de que mi pelo era realmente rubio, de que yo podía saltar y gritar y cantar más alto que las otras madres.

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Que ella pensaba que yo era guapa. Que decía que quería vivir con nosotros siempre. De que su padre y yo nos adorábamos, nos abrazábamos y besábamos, y bailábamos en la cocina. De que lloraba por las noches, preocupada de que muriéramos como los abuelos y abuelas de otras personas, y de que yo le decía que no lo haríamos todavía, que quedaba mucho, mucho tiempo.
Rezo para que se acuerde. Que se acuerde de todo eso.

Porque hoy, cuando mi hija se ha subido al autobús, me ha sorprendido la certeza de que un día, dentro de muchos años, si mi vida sigue como yo quiero, ruego, y rezo que haga, yo seré la que mire fijamente a esta mujer preciosa, por dentro y por fuera, a la que quiero tanto que me mantiene despierta por las noches, y yo seré la que tenga esa mirada que dice No quiero dejarte, y estoy un poco asustada pero me tengo que ir.

Hasta ese día, rezo por acordarme. Acordarme de todo.

Este artículo fue publicado originalmente en Jaye Watson Online.

MADRES ESPAÑOLAS POR EL MUNDO

Canadá: «Muchas madres se quedan los primeros años en casa con el bebé»

En este país los niños no empiezan el colegio hasta los 5 años aproximadamente

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Charo, con su marido Tom, y sus tres hijas

Casas prefabricadas, 40 grados bajo cero en la calle, tormentas de nieve permanentes, seis meses al año sin sol… Charo supone que debe mediar un abismo entre vivir la maternidad en Madrid a hacerlo en Tuktoyaktuk, la pequeña comunidad indígena canadiense ubicada en los Territorios del Noroeste donde ella tuvo a sus tres hijas. «Cuando las embarazadas viven en zonas aisladas y sin grandes hospitales como lo hacemos nosotros, el Gobierno te obliga a mudarte a la gran capital más cercana, y corre con los gastos de parte de la estancia. En un país tan grande y con un tiempo tan especial, donde las infraestructuras no llegan a todos los rincones del país, se cuidan mucho de que no ocurran imprevistos. No quieren arriesgar con la salud ni del niño ni de la mujer». Pese a estas indicaciones, ella constata también que muchas canadienses se están inclinando por el alumbramiento en casa. «Buscan que todo sea lo más natural posible, y hay una tendencia muy fuerte a respetar al máximo el curso natural del parto. De hecho, no hay la cantidad decesáreas que hay en España, y la epidural es una opción a la baja», relata.

La baja por maternidad canadiense tiene una duración similar a la española, pero con la salvedad de que la mayoría de las madres, asegura Charo, se quedan en casa con sus niños cuando esta termina. «Suelen dejar de trabajar los primeros años de vida del bebé, mientras el marido trabaja y mantiene la economía familiar. Abandonan de alguna forma su carrera profesional, pero sí que es verdad que luego se reincorporan al mundo laboral quizás con mayor facilidad que las españolas». La vivienda y las hipotecas, añade, «no son tan elevadas como las españolas, ni de lejos, así que por lo general la mujer se queda en casa con los niños mientras el hombre trabaja». Es, desde luego, su caso, ya que mientras Charo escribe libros sobre las costumbres de los pueblos «inuit» como «Wolf in a Beaver Coat» (Lobo con abrigo de castor), su marido Tom, canadiense de Montreal, es gestor de los recursos energéticos de las comunidades de la zona.

El sistema educativo

En este gigantesco país los niños no empiezan el colegio hasta los 5 años aproximadamente. «Depende de qué ciudades y de qué provincias estemos hablando, pero la norma general es que tanto la escuela como el «kindergarden» o jardín de infancia entran a las 9:00 de la mañana y acaben a las 12 del mediodía», asegura. El sistema educativo canadiense se caracteriza, añade, por su defensa a ultranza del niño: «Los profesores ni siquiera pueden mandar callar al alumno, porque sería tomado por una ofensa. Como no estábamos de acuerdo con este método, decidimos escolarizarlas en casa, lo que aquí llaman«home schooling»». No son ni mucho menos los únicos, asegura. «Dadas las características del país, el tiempo, las distancias… cada vez hay más padres que se convierten en los profesores de sus hijos. Es verdad que requiere de un gran compromiso, pero es una medida a la que cada vez se acoge más gente aquí».

Carta de una madre a su bebe fallecido

Mi hijo Tomás nació en el Hospital Sant Joan de Deu el 07/07/2012. Tomás nació con una cardiopatía diagnosticada desde la semana 20 de mi embarazo; cuando nació se le diagnosticó también Sindrome de Down. Se le practico una intervención el 9 de Agosto para poder paliar su cardiopatía pero, desgraciadamente, falleció el pasado 10 de Agosto.

Quiero agradecer al Hospital su gran dedicación, atención y profesionalidad. A cada una de las enfermeras que ha tenido en brazos a mi hijo, la excelente comadrona que me atendió en el parto y lo extiendo hasta sus pediatras, cardiólogos y al cirujano con manos de oro que le operó. Sé que hicieron ustedes todo lo posible por Tomás…

Muchísimas gracias

Querido Tomás

Mi niño…mi angelito…mi vida…se me parte el alma al dejarte partir…

Te escribo sin saber muy bien que decir, puesto que me siento vacía de expresión o de palabra…así que te pido, me ayudes a dedicarte las palabras más bonitas…porque tu… tú has sido lo más bonito que me ha podido regalar la vida…

Esta noche cayeron dos estrellas del cielo… lo miraba atentamente y te pedía con todas mis fuerzas que me hablaras, que me miraras… ¿eras tú, mi niño bonito? ¿Eras tú, mi angelito de ojos negros?

Que difícil es dejarte ir, mi niño guapo…

Te tuve entre mis brazos 33 días… te he abrazado, te he tocado… ¡Te he besado tantas veces! Te he sostenido entre mis brazos, te he apretado contra mi pecho, corazón con corazón…nuestras vidas han latido al unísono como una sola persona, como un solo ser… ¡Cuánto te quiero, mi vida!

Fruto bendito de mi vientre…todavía te oigo llorar, te oigo reclamar mi presencia, te veo en mis despedidas día tras día… con tus ojitos abiertos como luceros… ¡Qué difícil era separarme de ti! Cada día te di los buenos días, cada día te di las buenas noches, cada día te di un ‘Te quiero’ para que supieras que en pocas horas volvería junto a ti.

Te amamanté con todo el amor que sólo una madre puede dar, te dediqué mis más bellas palabras, mis mejores canciones, mis mejores y más sentidas sonrisas…también mis lágrimas…Te miré durante horas…porque sólo tenía ojos para ti… ¡Te dediqué lo mejor de mí!

¡¡Ay, mi niño…mi angelito…mi vida…!! ¿Por qué me has abandonado?

¡Teníamos tantos planes! ¡Quería enseñarte tantas cosas! Pinté tu habitación del color de la esperanza… la esperanza de estar juntos mucho tiempo, de compartir aquello que solo madre e hijo pueden compartir…con la esperanza de arroparte cada noche y sostener tu mano junto a la mía hasta que te viera dormir…

Hijo, ¿eres tu quien enjuaga mis lágrimas? Acúname y sostenme en tus brazos cómo yo lo hice con los míos… ¡Mi niño! Acaríciame la cara para que yo sienta que estas todavía conmigo…háblame… por favor… no permitas que me caiga…

Hinqué mis rodillas en el suelo implorando que volvieras junto a mi… pero no volviste… imploré que tu corazón volviera a latir junto al mío… imploré una última sonrisa, una última mirada…

Creo que me lo quisiste decir… abriste esos ojitos preciosos después de tu operación…los abriste muy poquito… ¿Querías decirme que debías irte, mi vida?

Te fuiste tranquilo, mientras te susurraba al oído que te quedaras junto a mi… ¡Ay, mi niño bonito, ¿eres feliz?

Dicen que la Virgen te vio tan especial que te quiso para Ella, para cuidarte y protegerte… yo te reclamo cada día, por si un día quieres volver…

¡¡Ay, mi niño…mi angelito…mi vida…!! ¿Por qué me has abandonado?

Mi corazón se desquebrajaba mientras te ibas…

¡Me has dado tantas cosas! ¡Eras tan pequeñito y tan grande a la vez! Todavía alcanzo a ver lo que parece una sonrisa… tu sonrisa… ¡Cuánto me has llenado, hijo mío! Apacigua mi dolor, mi niño guapo, y ayúdame a coser estas grietas que se han formado en mi corazón y que me hacen sentir este vacío tan inmenso…

Sé que allá en el cielo eres feliz… ya no te cuesta respirar, tus largos suspiros son ahora suspiros de tranquilidad y sosiego… no te cansas… y tus oídos me escuchan al hablar… ¿Me oyes decirte cuánto te echo de menos? ¿Me oyes decirte cuanto te quiero

Mi niño bonito…

Luché por traerte a este mundo, fui a contracorriente porque algunos decían que era mejor interrumpir tu venida…por lo enfermito que ibas a estar… No hice caso y seguí luchando… ¿Sabes por qué? Porque yo no soy dueña de tu vida y tú quisiste, estoy segura, conocerme a mí y a toda tu familia, estar entre mis brazos y sentir ese amor verdadero que espero haberte podido transmitir… quisiste enseñarnos algo… y lo cumpliste… a mi me has enseñado, entre muchas otras cosas… cuan gratificante es haberte dado la vida…

Ay mi niño… mi angelito…mi vida…te hubiera dado mi corazón y mi alma… te hubiera dado mi aire para respirar…

Y a pesar de todo, me despedí de ti, de dejé ir… y a pesar del dolor y este desgarro que siento en mis entrañas, te dejé ir… en tu cajita blanca especial para ángeles, cuan ángel eres tú…

“Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día… Ángel de mi guarda, dulce compañía, no me dejes sola, que me perdería”

Ayúdanos a todos, Tomás… ayúdanos a fortalecer esta Fe para no decaer, ayúdanos a seguir adelante, ayúdanos a apreciar la vida y los bellos momentos…ayúdame, sobre todo, a seguir creyendo… que mereció la pena dejarte vivir…

Descansa en paz, mi vida

Te quiero,

Mamá

Cuando los hijos nos examinan

Un formidable alegato en favor de la maternidad y paternidad que a mí me ha hecho pensar sobre las relaciones sociales

blog.iese.edu/antonioargandona

Padres10ZEl tema del invierno demográfico me preocupa, como, me parece, preocupa a muchas personas en todo el mundo, sobre todo en Europa, y en España en particular. Por eso entré en un blog de Jenet Jacob Erickson, titulado “Necesitamos niños, por ellos, pero también por nosotros” (aquí, en inglés). Me sorprendió con una salida que no esperaba. La autora, profesora de la Brigham Young Universityde Salt Lake City, en Utah, Estados Unidos, empieza explicando la importancia de los padres para los hijos, pero pasa enseguida a explicar la importancia de los hijos para los padres.

Padres con hijos, dice, viven más años, ganan más dinero y, sobre todo, cambian su carácter, según la autora, por causas neuropsicológicas, “mejorando ciertas capacidades cognitivas que son importantes para ayudar a los hijos a sobrevivir y a prosperar”. Y aquí viene lo que me llamó la atención: a raíz de su experiencia como madre, “lo que me sorprendió, dice, es cómo hacer de madre abrió mis ojos a mí misma y a las muchas debilidades que yo conocí y que debía cambiar. Como madre, no puedo fingir la amabilidad, la paciencia, la organización, la disciplina y la humildad durante todo el día”.

Sigue diciendo que le llamó la atención la cantidad de impenetrable egoísmo que encontró en su corazón. “Nuestro reconocimiento de la dependencia de los hijos y de cómo nos necesitan es precisamente lo que nos hace arrepentirnos y tratar de hacerlo mejor y de dar lo mejor. En nuestros esfuerzos para cuidarles vemos cuán lejos hemos caído de lo que ellos realmente necesitan, lo que nos invita a buscar humildemente lo mejor para ellos”.

“En nuestra cultura actual no solemos hablar de los hijos como una ‘brújula’ irremplazable. Hablamos mucho de lo caros y agotadores que son (…) Pero lo cierto es que necesitamos a los hijos. Los necesitamos porque necesitamos que nos cambien. Necesitamos lo que nos enseñan cuando les criamos, porque nos revelan a nosotros sobre nosotros mismos y sobre el cambio que nos conviene”. Un formidable alegato en favor de la maternidad y paternidad que a mí me ha hecho pensar sobre las relaciones sociales.

Porque, con diferencias de escala, todos podemos encontrar los mismos retos en nuestras relaciones con los demás, que nos enseñan lo egoístas que somos, el cambio que necesitamos y la importancia que darnos a los demás puede tener para nuestro mejoramiento. Es verdad que, en la maternidad o paternidad, esto tiene otra dimensión, por el amor que los hijos suscitan. Pero, como digo, es una cuestión de escala: todos necesitamos cambiar, y a todos nos viene muy bien que los demás nos “inviten” a cambiar, haciéndonos pensar sobre nosotros mismos.

Claro que para ello hace falta, como la profesora Erickson señala, ser humildes, plantear nuestra vida como un servicio y no como un conjunto de derechos, y pararnos a pensar cómo son nuestras relaciones con los demás, no solo para preguntarnos si obtenemos todo lo que esperamos (¡pobre visión individualista!), sino para preguntarnos si damos todo lo que debemos. Porque esto último es lo que nos transforma. Y no nos hace más desgraciados.