Acertar en el noviazgo… y en el matrimonio

Ideas para acertar en el noviazgo… y en el matrimonio

miércoles, 20 de agosto de 2008
Miriam Díez i Bosch


ZENIT.org

Si se cultivan los pasos del noviazgo, el éxito del matrimonio, de algún modo, está garantizado por ese aprendizaje en el amor. Es la tesis que sostiene el sacerdote Rafael Hernández Urigüen en su nuevo libro: «Noviazgo: ¿Seguros? Ideas para acertar» (Ver Almudí, 16.V.2008).

El volumen, que está prologado por el psiquiatra Enrique de Rojas, acaba de ser publicado por EIUNSA (Ediciones Internacionales Universitarias).

El autor trabaja desde 1996 como capellán y profesor en ISSA (Instituto Superior de Secretariado y Administración de la Universidad de Navarra en San Sebastián), y forma parte del equipo de Capellanía del Colegio Mayor Ayete, también en la capital donostiarra.

Ha conversado con Zenit acerca del noviazgo.

Si el amor es un misterio, ¿cómo pueden haber «ideas» o «recetas» para un noviazgo?

El libro «Noviazgo: ¿seguros? Ideas para acertar» trata efectivamente del misterio del amor. El amor, que siempre tiene su fuente en Dios (Dios es Amor), sin dejar de ser un misterio inefable, se encarna personalmente.

Las mujeres y los hombres amamos, y en cada biografía humana se encuentra una historia de amor.

Por tanto, los diálogos de este libro giran alrededor de historias reales de universitarios y otros jóvenes que participaron a lo largo de diez años en un seminario interdisciplinar. A su vez relatan historias de amor (y de desamor) de otras personas.

En esas historias reales, con nombres ficticios por privacidad, se descubren planteamientos certeros que han llevado a un amor fiel, respetuoso y comprometido, junto a planteamientos erráticos que desembocan en fracasos estrepitosos. El libro no ofrece recetas, sino testimonios e ideas que iluminan para decidir bien sobre el amor.

Aquello de que «el amor es ciego»… ¿cómo lo interpreta?

Siguiendo la mejor tradición filosófica que considera al amor como una pasión. En las pasiones el mundo afectivo de la persona comienza llevando las riendas de la motivación. Si no intervienen pronto la razón y la voluntad, las pasiones y afectos pueden mover hacia decisiones equivocadas.

En este libro se analizan con ejemplos prácticos situaciones reales en las que la «maraña» de los sentimientos confunden a quienes experimentan de primeras el flechazo o el «fall in love» del que ya habló C.S. Lewis.

El doctor Rojas resume también en su prólogo esta idea: «Cuando el amor llega puede ser ciego, pero cuando se va es muy lúcido. De ahí la importancia de acertar en la elección y éste me parece un asunto central». Resulta novedosa en esta obra la importancia que se da al estudio de los diversos temperamentos humanos que ya desde el noviazgo han de tenerse en cuenta para acertar bien y no quejarse más tarde por la «incompatibilidad de caracteres». Finalmente se ofrecen pistas para crecer en lo que se ha denominado desde hace tiempo «inteligencia emocional».

¿Cuál es la premisa básica que presentaría a unos novios?

El libro «Noviazgo: ¿seguros?» sostiene la tesis de que un noviazgo bien vivido configura, más de lo que habitualmente se piensa, el futuro del matrimonio.

Viene a afirmarse: «lo que decidas que sea tu noviazgo será tu futuro matrimonio». Como premisa básica considero que convendría corregir algunas patologías.

El noviazgo se mira muchas veces como un periodo previo al matrimonio, pero de mera transición, sin entidad propia, incluso se trivializa, quedándose en sólo flirt (juego insustancial de amor).

Por el contrario, es una etapa importantísima de conocimiento mutuo entre la mujer y el hombre, en la que existen unas reglas no escritas de sinceridad, respeto, amor verdadero, paciencia, conocimiento profundo, que muchas veces se pasan por alto y marcan para siempre la futura relación matrimonial.

Si se descuidan aparecerán en el futuro patologías que llevan a crisis muy difíciles de superar cuando una mujer y un hombre ya están definitivamente comprometidos. Si se cultivan los pasos del noviazgo, el éxito del matrimonio, de algún modo, está garantizado por ese aprendizaje en el amor.

Por tanto, el libro afirma que «más vale un trauma en el noviazgo, que un matrimonio traumático». Me explico: si durante el noviazgo se comprueba que aquella relación no «va en serio» encaminada al compromiso matrimonial, conviene romper con ella cuanto antes, asumiendo el dolor momentáneo como terapia, incluso si se es cristiano llamémosle cruz, evitando así un futuro desastroso de separaciones o rupturas matrimoniales.

Finalmente considero que, cuando se hayan conocido lo suficiente como para saber que por su compatibilidad de caracteres, valores, y proyecto de matrimonio, ese amor proyectado en el futuro será un matrimonio de verdad.

¿Es verdad que hoy la gente ya «no aguanta», como se decía antaño?

Aquí cuenta mucho la decisión. En los últimos años, las mujeres echan en falta que el hombre se decida a proponerles la fecha de la boda, y esta patología del hombre se refleja en algunas de las historias de mi libro. Para los cristianos, la oración la frecuencia de sacramentos, y una formación prematrimonial profunda, constituyen ayudas que propician decisiones acertadas.

En el Himno a la Caridad (1 Corintios 12, 31) de san Pablo se afirma que el amor «todo lo aguanta». Sin duda el amor cristiano está vertebrado por el sacrificio y no vivimos tiempos de afición a la Cruz.

De todas formas, en el mismo texto de la Carta a los Corintios, San Pablo describe características del amor en las que primero los novios y después los esposos han de poner de su parte: paciencia, afabilidad, magnanimidad, humildad, educación, generosidad, mansedumbre, olvido de los agravios, sinceridad…

Si uno de los dos no está dispuesto a cultivar estas actitudes durante el noviazgo, cuanto antes disuelvan su falsa relación mejor.

Por eso mi libro explica con historias reales en la importancia de conocerse bien y cultivar un amor paciente, detallista y respetuoso que todavía no es definitivo, pero que tiene un horizonte de compromiso.

Hay «teorías» o cosmovisiones cristianas sobre el matrimonio, ¿las hay también sobre el noviazgo?

Esa misma pregunta me la formulaba hace ahora doce años un joven musulmán. Por entonces estudiaba detenidamente dos preciosos documentos de la Iglesia católica que aconsejo meditar y difundir. «Sexualidad humana: verdad y significado. Orientaciones educativas en familia», (8 diciembre 1995) y «Preparación al sacramento del Matrimonio», (13 de mayo de 1996). Los dos están editados por el Consejo Pontificio para la Familia.

En mi libro dialogo con los jóvenes sobre muchas de sus ideas. Entre ellas se afirma que los padres han de proponerse educar a sus hijos para el amor desde la infancia. Se anima también a que los padres introduzcan en la vida y el amor a los niños, y las madres a las niñas.

Hay referencias valiosas para evitar el machismo cultural y conseguir que el hombre respete a la mujer desde su primera infancia valorando lo que Juan Pablo II denominó «genio femenino».

Con el libro también he tratado de explicar por qué la visión cristiana desaconseja del todo a los novios mantener relaciones prematrimoniales.

Hay razones humanas, psicológicas y desde la antropología que fundamentan esta doctrina sobre la castidad en el noviazgo. Un capítulo del libro aborda este tema con argumentos profundos y contundentes bajo el título: «Los novios con futuro duermen bajo distinto techo».

Las relaciones prematrimoniales encierran la falacia de que un chico y una chica se entregan sus cuerpos sin entregarse definitivamente las personas por el previo compromiso matrimonial. Entregar el cuerpo sin comprometerse es siempre una relación falsa que acostumbra en el futuro a no entregarse verdaderamente y del todo en el matrimonio.

Las estadísticas que aparecen en el libro demuestran también que hay más porcentaje de separaciones y rupturas matrimoniales entre las parejas impacientes, que entre las que llegan vírgenes a la boda.

Un buen resumen de todo esto se encuentra en el Catecismo de la Iglesia: «Los novios están llamados a vivir la castidad en la continencia. En esta prueba han de ver un descubrimiento del mutuo respeto, un aprendizaje de la fidelidad y de la esperanza de recibirse el uno y el otro de Dios. Reservarán para el tiempo del matrimonio las manifestaciones de ternura específicas del amor conyugal. Deben ayudarse mutuamente a crecer en la castidad» (n. 2350).

En definitiva, me permitirá que evite utilizar la expresión «teorías cristianas» sobre el matrimonio o el noviazgo, pues la verdad cristiana sobre el amor, como nos recordó Benedicto XVI en su primera encíclica recupera sus valores más genuinos sin quitarle nada de su belleza: «Hace falta una purificación y maduración, que incluyen también la renuncia. Esto no es rechazar el eros ni «envenenarlo», sino sanearlo para que alcance su verdadera grandeza» (Deus Caritas est, n. 5).

La gracia purifica las escorias del amor librándolo del egoísmo y permitiéndole recuperar su original belleza y fuerza. La visión cristiana, permítame la expresión, ofrece una ecología del amor en su más genuina autenticidad.

La casa de C.S. Lewis

Allí escribió «Las Crónicas de Narnia»

La casa de C.S. Lewis, patrimonio histórico de Gran Bretaña

El hogar del escritor C.S. Lewis en Oxford, donde se escribieron las Crónicas de Narnia ha sido reconocido patrimonio histórico por una destacada institución británica. El autor anglicano vivió en The Kilns, nombre que puso a la casa que fue su hogar, desde 1930 hasta el 1963, año de su muerte. Lewis escribió un total de 40 libros, de los cuales la serie de «Las Crónicas de Narnia» son los más conocidos. En los libros de esta serie se narra la historia de 4 niños en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. A la fecha de hoy la firma de C.S. Lewis ha logrado la venta de 100 millones de copias de libros en el mundo entero.

Casa de C.S.Lewis
Casa de C.S.Lewis

(EntreCristianos/ACPress.net) El hogar del escritor C.S. Lewis en Oxford, donde se escribieron las Crónicas de Narnia ha sido reconocido patrimonio histórico por una destacada institución británica.

C.S. Lewis vivió en The Kilns, nombre que puso a la casa que fue su hogar, desde 1930 hasta el 1963, año de su muerte. Fue precisamente The Kilns el lugar donde salieron del tintero clásicos cristianos como «Las Cartas del Demonio a su Sobrino» y la popular serie «Las Crónicas de Narnia».

Para reconocer la obra de tan destacado escritor cristiano así como el escenario, el pasado sábado 26 de Julio las autoridades del prestigioso premio «Oxfordshire Blue Plaques» en Oxford han colocado una placa azul en ese The Kilns. Con ello han reconocido la contribución de C.S. Lewis a la cultura y a la literatura.

C.S. Lewis escribió un total de 40 libros, de los cuales la serie de «Las Crónicas de Narnia» son los más conocidos. En los libros de esta serie se narra la historia de 4 niños en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. El primer libro de esta serie «El león, la bruja y el armario» fue adaptado por Walt Disney en el año 2005 para ser llevado a la pantalla grande. Mientras que en la actualidad el segundo libro, «El Príncipe Caspian» actualmente impacta los cines a nivel internacional.

Sin embargo lo más destacado de Lewis no son los cuentos infantiles. Lewis ha sido reconocido como unos de los más destacados apologistas del siglo pasado, y entre los libros que escribió se destacan «Mero Cristianismo» y «El problema del sufrimiento y los milagros». Estos libros fueron concebidos por Lewis con el fin de responder con su punto de vista las inquietudes que se debatían en el entorno cristiano de la época. Estos fueron los libros que otorgaron a Lewis reconocimiento en la cristiandad.

A la fecha de hoy la firma de C.S. Lewis ha logrado la venta de 100 millones de copias de libros en el mundo entero.

«Tenemos reglas muy estrictas a la hora de otorgar las placas azules y buscamos verdadera excelencia en los reconocimientos» manifestó Eda Forbes, secretaria de la institución que reconoce en Oxford las residencias de figuras destacadas.

En la actualidad The Kilns es un centro de estudios cristianos propiedad de la Fundación C.S. Lewis con sede en el estado norteamericano de California.

Stan Mattson, presidente y creador de la Fundación C.S. Lewis y Walter Hooper, que fue secretario de Lewis estuvieron presentes en el homenaje al histórico lugar de la literatura cristiana.

El éxito de «La sangre del pelícano»

El éxito de «La sangre del pelícano», según su autor

jueves, 22 de mayo de 2008
ZENIT.org / LibrosLibres.com
Fuente: Almudi.org


Zenit.org

«La sangre del pelícano» es una de las sorpresas editoriales del año: un thriller policiaco, profundamente cristiano, éxito de ventas.

Después de haber informado sobre el lanzamiento del libro, hace meses, Zenit entrMiguel Angel Arangurenevista a su autor, Miguel Aranguren, el primer sorprendido por la acogida de su octava novela editada por LibrosLibres.

Según la trama, el sacerdote Albertino Giotta escapó hace años de las garras del diablo. Pero el príncipe de la mentira ha vuelto dispuesto a urdir una terrible venganza. La batalla entre el Bien y el Mal no tendrá cuartel.

Albertino Giotta y el comisario Luigi Monticone, se enfrentan -con la fuerza de la fe y la astucia- a unos horribles e inexplicables crímenes en la peor crisis de la Iglesia.

Tal y como se encuentra el mercado editorial (exceso de publicación de novedades, focalización en muy pocos títulos gracias a costosísimas campañas de marketing y publicidad, poco espacio físico en las librerías y concentración de las ventas literarias en las grandes superficies), ¿cómo se explica el éxito de «La sangre del pelícano»?

Como autor no tengo una respuesta sencilla a los miles de ejemplares vendidos. Tal y como usted plantea, no es fácil hacerse un hueco en el mercado literario. Sin embargo, los lectores están a su vez cansados de que la pauta de la buena literatura esté marcada por personas ajenas al escritor, es decir, que sean los publicistas quienes decidan qué hay que leer. Por otro lado, «La sangre del pelícano» echa un pulso a tantas novelas de intriga espiritual que desde hace diez años vienen poniendo en jaque a la Iglesia y a la Verdad.

¿Se refiere a «El código da Vinci»?

Pienso que «El código» es sólo la punta del iceberg de un plan bien definido para dañar desde el ámbito literario a la Iglesia y a las verdades que ésta custodia. Si no fuera así, cuesta entender el empeño de novelistas y editoriales en utilizar un asunto ajeno (está claro que quienes escriben para hacer daño a la Iglesia no pueden considerarse buenos cristianos, es decir, que sus argumentos les son ajenos) con la insistencia de quien ha encontrado una bicoca. Muchos novelistas no salen de lugares comunes para plantear sus tramas: sacerdotes corruptos, monjes que esconden secretos que ponen en jaque las raíces de la propia Iglesia, papas malvados y, lo que es más grave, un pueblo engañado y que se deja engañar.

Uno se podría cuestionar por qué le preocupa a usted que haya novelistas que quieran hacer de todos esos temas la base del argumento de sus libros.

Se trata de una cuestión de principios. El escritor ha recibido un don para comunicarse con los demás y tiene la obligación ética de utilizarlo bien. Basta un análisis somero de la historia de la Iglesia para llegar a la conclusión de que, como institución, ha realizado un bien sin cuento a la humanidad, más allá de sus propios fieles: la ciencia, las obras de caridad, la expansión de una civilización sostenida en los derechos individuales y colectivos, la igualdad… Con esta apreciación no quiero decir que en esta historia no haya habido oscuridades: los últimos papas las han reconocido y pedido públicamente perdón (algo inconcebible en cualquier otra institución humana), convencidos de que la naturaleza caída del hombre es capaz de provocar mucho mal. Pero permítame que me detenga en estos últimos pontificados: Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI -por no extenderme más en el análisis- han sido y son adalides de la paz, tal como la comunidad internacional ha reconocido tras la reciente visita del Papa a la sede central de las Naciones Unidas. Por todos estos motivos, es de justicia que cuando se novelan asuntos vinculados al cristianismo, los escritores sean consecuentes con la realidad. Por puro sentido común. Por puro sentido de la justicia.

Tal vez la clave se encuentre en saber si la fe puede ser motivo de novela.

¿Por qué no? La espiritualidad es intrínseca al hombre, así que su sed de Dios puede ser motivo de novela. Es más, se trata de la dimensión más profunda del ser humano y, por tanto, de la más apasionante ya que ilumina el resto de nuestro actuar. Eso sí, hablamos de fe, no de una caricatura más cercana a la superstición o a la superchería. En ese sentido, tengo presentes aquellas líneas en las que Juan Pablo II, en su carta a los artistas, pedía que volviésemos los ojos a la Verdad porque la Iglesia necesita de artistas (de novelistas, por qué no) del mismo modo que los novelistas necesitan de la luz que custodia y transmite la Iglesia.

Háblenos de estos primeros meses de vida de «La sangre del pelícano»…

Empezaré confesando que ninguna otra novela de las que he publicado me ha dado tantas alegrías. Piense que nos referimos a una novela de suspense policiaco, un mero entretenimiento y, sin embargo, los lectores se enfrentan a sus páginas con la pasión de quien contempla algo auténtico. Yo creo que no se debe sólo a la trama (unos misteriosos asesinatos que implican de manera directa a un sacerdote que, antes de su conversión había tenido una vida disipada), sino a la personificación de los dos contrapesos de la Historia.

¿A qué se refiere?

Al Bien y al Mal en toda su dimensión. Al tratar del Bien, «La sangre del pelícano» no presenta a personajes cándidos, blanditos, sino a auténticos ejemplos de fortaleza. Y no sólo me refiero a Juan Pablo II y a la beata Teresa de Calcuta, protagonistas secundarios de la novela, sino a los miembros de la Iglesia perseguida en China que, quizá, han concitado más emociones que ningún otro pasaje del libro. También el protagonista, el párroco Albertino Guiotta, da auténticas lecciones de esperanza en tiempos de tribulación y, por qué no decirlo, el comisario Luigi Monticone, que refleja de alguna manera al hombre de hoy, que alberga en el corazón, tal vez muy escondida, la presencia de Dios

¿Y el Mal? ¿De qué manera aparece en «La sangre del pelícano»?

El Mal aparece de muchas maneras. Desde la forma más atractiva y seductora (el pasado de Albertino Guiotta antes de encontrar a Dios) hasta su rostro más auténtico: el mismísimo Satanás. Porque en la novela el diablo juega un papel importante. He querido que el público se diera cuenta de la presencia del Príncipe de la mentira en nuestro mundo, así como de su ira cada vez que logra alguno de sus objetivos. Porque a Satanás el mal sólo le mueve a una mayor desesperanza, a un vacío más grande. Su destino es la soledad del infierno frente a la felicidad sin límites que Dios prometió a quienes le sigan. Y sabe que ha perdido la batalla, a pesar de que los signos externos puedan indicar lo contrario.

¿Cómo reaccionan sus lectores ante esta manera tan rotunda de plantear la trama de la novela?

La sensación que me llega por sus comentarios y correos electrónicos es que agradecen la claridad de ideas. Es cierto que «La sangre del pelícano» es sólo una novela, es decir, que no se trata, ni mucho menos, de un tratado teológico ni de un manual de ascética. Busco el entretenimiento, pero un entretenimiento que no esté enfrentado a la realidad. Lo que se narra en las cinco localizaciones del libro (Roma, París, Granada, Cantón y Nueva York) es posible, y eso provoca una identificación casi inmediata del público con los dos héroes de la novela: Albertino y Luigi, con los que sufren y disfrutan de sus aventuras.

¿Veremos pronto una segunda parte?

Aunque ahora estoy embarcado en otros proyectos literarios, no tengo duda de que Albertino Guiotta y el comisario no me quieren dejar tranquilo… No se tratará tanto de una segunda parte, porque el caso de «La sangre del pelícano» está cerrado, como de enfrentar a esta pareja tan singular a nuevos retos ante los que la fe y el ingenio humano puedan ganar la partida.

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LibrosLibres.com

Almudi.org - Título: «La sangre del pelícano»

ISBN: 1213456

Autor: Miguel Aranguren

Precio: 22.00 Euros

«El sacerdote Albertino Giotta escapó hace años de las garras del diablo. Pero el príncipe de la mentira ha vuelto dispuesto a urdir una terrible venganza. La batalla entre el bien y el mal no tendrá cuartel.

Albertino Giotta y el comisario Luigi Monticone, una de las más sugerentes parejas literarias de los últimos tiempos, se enfrentan -con la fuerza de la fe y la astucia- a unos horribles e inexplicables crímenes en la peor crisis de la Iglesia.»