Sacerdote salva a un hombre del ataque de un tiburón y gana un prestigioso premio

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El padre Liam Ryan no tuvo miedo de rescatar a un surfista y ponerlo a salvo del tiburón asesino. Por ello Australia lo ha galardonado

El padre Liam Ryan acaba de recibir la impresionante distinción Australian Bravery Award por remar mar adentro y rescatar a un surfista que intentaba defenderse del ataque de un gran tiburón blanco de cinco metros.

El suceso ocurrió el 31 de julio de 2020, cuando el surfista Phil Mummert, de 28 años, estaba a 100 metros de la costa en Bunker Bay, Australia Occidental. La Providencia quiso que el padre Ryan se encontrar ese día en la zona:

“Estaba de vacaciones en el sur con mi mejor amigo Jess Woolhouse y su familia, y decidimos ir a surfear rápidamente a Bunker Bay”, compartió el sacerdote héroe a Cath News.

Continuó explicando el ataque del tiburón con más detalle:

“No habíamos estado mucho tiempo en el agua y estábamos remando para atrapar nuestra segunda ola, cuando noté la aleta dorsal de un gran tiburón blanco de cinco metros saliendo a la superficie junto a un surfista. El tiburón se abalanzó sobre el surfista, mordiendo su tabla de surf y la parte inferior de la pierna, con lo que tiró al surfista al agua”.

Mummert pudo colocar la mitad de su tabla mordida en la boca del tiburón y quedó asustado mientras el enorme tiburón continuaba rodeándolo. Afortunadamente el p. Ryan, su amigo y otro surfista, Alex Oliver, remaron para ayudar al surfista herido y, sin duda, con una pequeña intervención divina, rescataron a Mummert.

¿Podríamos decir que el surfista tuvo suerte?

“Phil tuvo mucha suerte. Más tarde descubrimos que el tiburón se saltó la arteria principal. Podrías llamar a eso suerte, pero me gusta pensar que fue Providencia”, compartió el sacerdote surfista.

El padre Ryan, que es capellán del Hospital Público St John of God Midland, está encantado con el premio. Pero explicó que solo estaba actuando por instinto (aunque creemos que solo estaba siguiendo las instrucciones del Jefe de Arriba de forma natural).

Para rematar lo sucedido, el rescate también ha dado lugar a una nueva amistad. El padre Ryan y Mummert se hicieron muy amigos y aún se ponen al día regularmente dos años después.

Compartimos la gratitud por el resultado positivo para Mummet. ¡Y también estamos bastante impresionados con la idea de que el sacerdote se suba a una segunda ola!

La instagramer católica que cuenta su noviazgo

Ana Bini Sesé, @princespequitas, abrió su cuenta hace 8 años, cuando comenzó a salir con Pepe. La pareja tiene ahora miles de seguidores.

Haga click aquí para abrir el carrusel fotográfico«¿Me prometes que no acabará nunca?

-Te lo prometo.»

Es el diálogo que escribió Ana Bini en su perfil de Instagram, @princespequitas, en julio de 2015. En la foto, ella junto a su novio, Pepe Baltá.

«¡Qué mejor regalo de Reyes que yo!»

Ana y Pepe están enamorados desde que se conocieron cuando tenían 13-14 años. Comenzaron a salir el 7 de enero de 2012 y Pepe bromea: «¡qué mejor regalo de Reyes que yo!».

Llevan ya 8 años de noviazgo y tienen intención de casarse por la Iglesia católica. Por el momento, ella ha acabado su carrera de Periodismo y busca trabajo. Él está en 5º de Medicina.

Son de Barcelona aunque ella ha estudiado en Pamplona, a 450 kilómetros de distancia durante el curso académico. Llevar así una relación tiene su mérito, como reconocen todos los manuales de pareja.

Ana abrió su Instagram en septiembre de 2012 con una foto algo borrosa en la que se ve un grupo de chicos y chicas adolescentes. Era la fiesta de cumpleaños de una amiga. Ahí comenzó todo…

Tiempo después, «supimos que algunas madres de mi colegio y del suyo se pusieron de acuerdo para que en el cumpleaños nos encontráramos chicos y chicas», comenta Ana.

«Siempre hemos sido transparentes con nuestros padres»

Paso a paso, la entusiasta @princespequitas ha ido narrando los hitos de su noviazgo: vacaciones, pensamientos, viajes, encuentros de familia, amigos… Tanto ella como su novio agradecen a sus padres «que aceptaran nuestra relación siendo tan pequeños al principio. Siempre han confiado en nosotros. Creo que la clave fue la transparencia por nuestra parte, porque se lo contamos todo desde el comienzo», explica.

PRINCESPEQUITAS
Ana es entusiasta y contagia su alegría.

«Seguiremos luchando por ese futuro»

No todo es color de rosa: discuten, Pepe reconoce que es orgulloso,… Explican cómo funciona el amor en los años de ser novios. Vencen la rutina, se quieren querer y así lo cuenta ella. En un cumpleaños, Ana escribe: «Un año más, seguiremos luchando por ese futuro ✝». 

Ha habido momentos de pasteles, de esquí, de tomar el sol junto a una piscina, de llevarlo a él en silla de ruedas porque tenía una pierna escayolada, de ir juntos a Czestochowa (Polonia) para participar en la Jornada Mundial de la Juventud que convocó el papa Francisco.

«Trucos» que pueden servir a otros

Con la pandemia del coronavirus y el confinamiento en sus respectivas casas, los posts se intensificaron y Ana y Pepe decidieron subir a Instagram vídeos con experiencias que pueden servir a otras parejas.

Les llegan decenas de consultas y «tratamos de ayudar siempre, en la medida que podemos y sabemos». Eso les alienta a seguir: «En plena pandemia nos llegó, por ejemplo, la consulta de una chica sobre su noviazgo y hace pocos días nos envió una foto del anillo de compromiso«.

No pretenden dar lecciones, dice Pepe, pero son ideas y consejos que ellos les han funcionado. Por ejemplo:

  • ¿Cómo y cuándo conocer a la familia del otro?
  • ¿Qué hacer con las discusiones y peleas de pareja?
PRINCESPEQUITAS
Ana y Pepe han grabado varios vídeos sobre los temas que más interesan a todos los novios de cualquier país.

Lo importante es saber que cada pareja es un mundo y es irrepetible.

Hay pequeños vídeos en los que ambos hablan: Ana explica y Pepe matiza. Se conocen, se quieren, se admiran y luchan por quererse más y más#Perfectoparamí, ha escrito Ana más de una vez.

«Fue Dios quien nos presentó»

Un día publicó esta reflexión:
«Cada vez somos más conscientes de que fue Dios quien nos presentó con catorce años. Él es el único capaz de confiar en dos niños.
Y sabemos que lo hizo por algo. Este ha sido solo un año más de la misión más bonita de nuestras vidas. ❤️ 7 de enero de 2012 🤜🏼🤛🏽».

«¡Qué bien se lo pasarán nuestros hijos!»

Hay posts en los que se ve algún descubrimiento sobre cómo es el novio de Ana:

«Una de las cualidades que más me gustan de Pepe es lo chinchón/juguetón que es. Siempre pienso: ‘Qué bien se lo pasarán nuestros hijos’. A lo largo de la relación es cuando me he ido dando cuenta de estas cosas. ¡Y me encantan!».

En otros, comparten su manera de conocerse mejor y de ir aprendiendo a hacer familia:

La historia de Álvaro

el joven que rechazó jugar en el Real Madrid

Álvaro es de Córdoba y ha jugado al fútbol durante toda su vida, pero renuncia a su sueño por una pasión más grande todavía

El sueño de niño de Álvaro era salir al césped y escuchar cómo rugen miles de personas cuando los tacos se hunden en el barro. Dar ese pase al hueco que se repitiera durante toda la semana en los telediarios. Y se veía -pese a su corta estatura por la edad- en lo más alto levantando esa codiciada copa. Como muchos otros niños, Álvaro soñaba con ser futbolista.

Álvaro Fernández Martos nace en Córdoba hace 22 años. Es el tercero de cinco hermanos y crece en una familia muy normal. Él siempre ha sido hincha del Barcelona y desde pequeño el fútbol es su pasión.

Es ‘la estrella’ en el patio del cole: “En el cole iba de ‘chulillo’. Veía que jugaba bien, yo era el que hacía los equipos para jugar compensado. He jugado siempre mucho y siempre he sido muy movido. Cuando eres pequeño ese sueño idílico de ser futbolista siempre está”.

Van pasando los años en Córdoba y Álvaro se cruza con chicos con grandes habilidades con el balón, y empieza a pensar que “esto es para gente que juega muy bien”.

Jugaba en ligas andaluzas y en segundo de bachillerato, con solo 17 años, apuntaba maneras: “Fue de mis mejores años, yo era capitán y durante los partidos venían ojeadores”.

Jugaba de mediocentro defensivo. Una joven promesa. Y entre partido y partido, torneo y torneo… surge un gran dilema.

Un día, después del entrenamiento, se le acerca el ‘míster’ y le dice a Álvaro que un ojeador del Real Madrid le quiere probar para su equipo.

Su sueño -y el de cualquier niño- está más cerca que nunca. El problema está, en que la semana anterior Álvaro había hablado con su director espiritual porque quiere ser sacerdote.

El encuentro: La JMJ de Madrid en el año 2014

La Jornada Mundial por la Juventud del año 2014 se celebró en la capital española. Varios amigos de Álvaro iban y finalmente él también se anima.

“Mi familia es cristiana, mis padres van todos los días a misa, con una fe muy fuerte y que se ha transmitido en mi casa desde que éramos pequeños. Pero nosotros íbamos a misa porque mis padres nos llevaban. En la adolescencia, mis amigos se van desligando de la Iglesia y me empiezo a plantear que lo que me han enseñado igual es solo una tradición”.

En aquel viaje a Madrid, algo cambia dentro de él: “Vi que había jóvenes de todas las culturas, de toda raza y que durante esos días se planteaban qué es lo que quería Dios de ellos”.

Álvaro escucha perplejo el testimonio de una chica de 20 años que en dos semanas entraba en un monasterio de clausura:

“Lo contó con una sonrisa de oreja a oreja y eso me llamó mucho la atención. Me pregunté: ¿Cómo es posible que renuncie a su vida y se meta entre cuatro paredes para toda la vida?”.

En esa jornada “abrí el corazón para darme cuenta de que la fe no es una cosa que me han enseñado, sino que Dios venía a por mí. Es algo que toca el corazón de cada hombre. Me di cuenta de que la fe era tratar con una persona”.

Y durante la noche de Cuatro Vientos, después de la lluvia y de “armar jaleo” con guitarras y conociendo a gente, Álvaro se lleva una regañina inesperada:

“Se acercó una anciana y vino a echarnos la bronca. Yo me puse detrás de ella a poner muecas con la cara para hacer la gracia y ella me pilló”.

“Me cogió aparte y se puso a echarme la bronca. En un momento dado se quedó callada, me miró fijamente y me dijo: ‘oye, ¿tú has pensado en ser sacerdote?’. Y yo reconozco que en ese momento sentí un amor muy grande dentro de mí, como si Dios me lo estuviera planteando a través de esa señora».

«Estuve a punto de ponerme a llorar y le dije: ‘Creo que en algún momento lo he pensado’, y me dijo: ‘Que sepas que eso es una vocación y voy a rezar por ti todos los días para que seas sacerdote’”.

La prueba de fuego

Álvaro volvió a casa tocado por aquella experiencia. Pero antes de tomar una decisión, Álvaro vuelve a la vida normal. Todavía no ha terminado el colegio, se echa una novia y sigue con el fútbol.

Pero, “mi vida cobraba un valor especial con la oración y mi relación con Jesús. A los 17 lo dejo con esta chica porque pensaba que Dios me estaba llamando de nuevo”.

“En diciembre hablo con mi sacerdote y le digo que al año siguiente quiero irme a Pamplona para comprometerme. Y justo a la semana siguiente me vino el entrenador y me dijo: ‘que sepas que durante seis meses te vas a ir al Real Madrid para ver si te incorporas a la cantera’. En ese momento aluciné porque dije: ¿qué hago? Es el sueño que he tenido siempre… o el sueño que tiene Dios para mí”.

Álvaro pasa cinco meses muy duros discerniendo sobre qué hacer con su futuro. Viaja a Pamplona a jugar en el equipo del Atlético Osasuna. Se ve bien. Juega bien y cree que puede haber futuro.

Gracias a la oración pude tomar una decisión. “Me costó la vida, estuve un año muy preocupado. En ese momento tomé la decisión un poco a ciegas”. Viendo que lo del fútbol estaba funcionando, decide cortarlo de raíz.

“El Señor me hizo saltar al vacío. Tuve un año de muchísimas dudas. En Navidad tuve la tentación de dejarlo pero la Virgen en Medjugorje me convenció”.

Álvaro realiza una peregrinación a Medjugorje y la Virgen no le defrauda: “En una adoración se estaba cantando ‘Gracias Jesús’ y la Virgen me habló al corazón y sentí que me decía: ’Mi hijo quiere que seas sacerdote’. Me puse a llorar como un niño y desde ese momento no he tenido dudas”.

Ahora, después de un viaje con sus compañeros del seminario afirma sin miedo: “Dios ha mirado mi pobreza y ha dicho ‘yo voy a entrar en la vida de este pobre’. Dios me ha dicho ‘sígueme, que el mundo no te ofrece nada, solo un caramelo que se acabará y yo te ofrezco la vida eterna’. Para mí no ha sido un renunciar a un montón de cosas, sino que realmente Dios te regala muchísimo más que lo que el mundo te puede ofrecer”.