LA CONVERSIÓN EN CADENA EN MEDJUGORJE DE ROSA Y NORA

DOS HERMANAS A LAS QUE HASTA SU TRABAJO CAMBIÓ

Estas dos mujeres hablan del enorme e inesperado cambio de vida que experimentaron

Rosa y Nora transformaron su agencia de viaje en una únicamente de peregrinaciones

Rosa y Nora son hermanas de sangre y también en Cristo, tras una conversión en cadena que tuvo a Medjugorje como centro neurálgico. Este encuentro tan profundo con Cristo y con la Virgen transformó completamente la existencia de estas napolitanas, que incluso dieron un giro a la que era su agencia de viajes para que pasara a ser únicamente una agencia de peregrinaciones. Además, desde Facebook, “Pellegrine per sempre”, rezan en streaming el Rosario, ya sea desde su casa o desde los lugares a los que peregrinan. Y son miles de personas las que siguen a diario este apostolado online de las hermanas.

Su historia muestra que la vida puede cambiar en un segundo y que además la fe puede ser un foco de atracción, no tanto ante las palabras sino más bien al observar el cambio en la otra persona.

Rosa y Nora compartían una agencia de viajes, una de las muchas que había en la ciudad italiana de Nápoles. Organizaban viajes a los destinos más populares del mundo y no les iba mal. Pero el encuentro con la Virgen en Medjugorje les hizo dar un paso más. Cambió sus vidas y hasta el propósito de sus profesiones.

En una entrevista con La Nuova Bussola Quotidiana las hermanas hablan sobre esta bella experiencia de fe. Rosa cuenta que antes de conocer a María ambas eran chicas que simplemente vivían acorde a su edad: “ganas de divertirse, de poder compartir cenas con amigas y con ganas de viajar, sobre todo. Un deseo que luego se convirtió en nuestro trabajo. En 1998 nos embarcamos en la aventura laboral de una agencia de viajes. Estábamos felices de poder trabajar en el campo del turismo”.

Tiempo después –agrega Rosa- conoció a un sacerdote de Nápoles. “Mi vida, en ese momento, sentía que no estaba del todo llena. Y el encuentro con este sacerdote y con el grupo de oración que dirigía fue el inicio del camino, que aún continúa, del verdadero sentido de la vida”, agrega.

El amor a la Virgen surgió, por así decirlo, un poco por casualidad. Rosa recuerda que el sacerdote napolitano que conoció organizaba muchas peregrinaciones a Medjugorje. “Una vez, pues, decidí ir también a comprender esta realidad que desconocía.  Sí, había estado allí cuando tenía diez años, pero ciertamente no tenía la percepción de lo que estaba frente a mí. Entonces, ese fue mi segundo viaje a Medjugorje. En ese lugar cambió mi existencia, mi trabajo, mi vocación: Nuestra Señora me hizo sentir su amor. Me sentí como en casa. Allí fue el comienzo de todo mi viaje. A mi regreso, entonces, sentí el deseo de compartir con mi hermana Nora todo lo que había vivido en ese viaje”, relata.

Nora confiesa que al principio no entendió a su hermana Rosa tras regresar de Medjugorje. Ella se consideraba una persona de fe y no creía que este lugar en Bosnia pudiera también cambiar su vida, por lo que su vida siguió como hasta entonces.

Sin embargo, en un momento concreto tuvo una gran crisis existencial por lo que viendo la paz con la que vivía Rosa decidió pedir ayuda a su hermana. “Quería entender de dónde venía todo esto. Y entonces me acerqué al grupo de oración también”, añade.

Hubo para Nora un momento culminante. Explica que pasaron “por un momento de profundo dolor cuando una amiga nuestra murió. Entonces, toda la familia de la chica quería ir a Medjugorje y acudieron a nuestra agencia para organizar el viaje. Y mi hermana Rosa se ofreció para acompañarlos a este destino”.

Rosa cuenta que en aquella peregrinación conoció a una monja, la hermana Benedetta. “El Señor había respondido a mi oración porque le había pedido un ángel que pudiera instruirme sobre cómo guiarme en un viaje tan particular. La hermana Benedetta era ese ángel.  Y fue ella quien fue el instrumento del Señor: me inculcó el amor a la Virgen María. Y así, poco a poco, con el camino espiritual que había iniciado y que comenzaba a compartir con mi hermana, fui madurando – en mi corazón – la conciencia de hacer algo más por el Señor. Así fue que junto con mi hermana comenzamos a planificar algunas peregrinaciones. Arriesgamos mucho al comienzo de esta nueva aventura. También hemos arriesgado económicamente, hay que decirlo. Pero la Madre no dejó de cumplir con nuestras expectativas. Nos ayudó mucho también en cuestiones prácticas. ¡Conoce bien el corazón de sus hijos!”.

De este modo, la agencia que vendía vacaciones, cruceros y destinos exóticos decidió dar un giro completo a su trabajo. Nora cuenta que fue en 2005 cuando “decidimos dedicarnos por completo a Dios”.

“Nuestro trabajo se ha convertido en una verdadera misión, en una vocación que sentimos profundamente. Pero la belleza de todo esto radica, sobre todo, en compartir con los demás, con las mismas personas a las que llevamos a los lugares marianos, no solo con Medjugorje, nuestro camino de fe. Crecemos con ellos porque nos dan mucho”, afirma.

Fuente: Cari Filii

Conversos universitarios

Tomar clases, trabajar a tiempo parcial, construir una vida social y encontrar la verdad de la fe católica: así es como estos estudiantes están pasando sus carreras universitarias. Cada uno a su manera, han conocido a la Persona de Jesús y han tomado la decisión de perseguirlo como miembro de la Iglesia Católica.

3 caminos de estudiantes a la Iglesia Católica

Tomar clases, trabajar a tiempo parcial, construir una vida social y encontrar la verdad de la fe católica: así es como estos estudiantes están pasando sus carreras universitarias. Cada uno a su manera, han conocido a la Persona de Jesús y han tomado la decisión de perseguirlo como miembro de la Iglesia Católica.

De la tibieza

Aidan Cyrus corrió media milla bajo la lluvia para llegar a la segunda misa en la que había estado en su vida. Estaba en la nueva capilla imponente y austera en el campus de Hillsdale College, y fue porque, por alguna razón, se sintió obligado a ir.

Arrodillado junto a sus amigos en un banco, vio al obispo levantar la Hostia consagrada y decir: «El Cordero de Dios, que quita los pecados del mundo».

«No soy un tipo emocional. Crecí en una comunidad de la iglesia que era muy intensa acerca de tus sentimientos porque así es como te mantienes cerca de Cristo. Eso me desanimó», dijo Cyrus al Register. «Pero cuando el obispo levantó la Hostia, tuve este verdadero sentimiento de miedo, de terror genuino».

Porque si esto fuera cierto, si eso fuera Cristo, pensó, sería mejor que cambiara mucho sobre su vida, y tan pronto como fuera posible.

Después de la Misa, relató su experiencia a un amigo, quien le dijo que había pasado la Misa rezando para que Ciro llegara a entender la Eucaristía. Diez meses después, ese amigo patrocinaría a Ciro cuando entrara en la Iglesia Católica.

Ahora con 21 años y un estudiante de último año en Hillsdale, Cyrus creció en una familia devota, amorosa y no denominacional y asistió a una iglesia bautista donde la gente se refería a sí misma como «cristianos creyentes en la Biblia». Se confundió cuando observó lo que entendía que era su interpretación de lo que la Biblia decía en su lugar.

Asistía a la iglesia principalmente por su participación en la banda de adoración y a menudo se la saltaba para los partidos de fútbol dominicales. Cuando se fue a la universidad en el sur de Virginia, eligió una iglesia basada en la música que celebraban sus servicios.

Después de un año, se transfirió a Hillsdale, una pequeña escuela cristiana evangélica de artes liberales en Michigan.

«En Hillsdale, todos saben lo que creen, en su mayor parte, y por qué lo creen. También están, en su mayor parte, dispuestos a cambiar lo que creen. Tienen una especie de humildad intelectual», explicó Cyrus. «Estás leyendo estas grandes cosas y rodeado de estas personas que son muy intencionales y se preocupan por lo que creen».

Hizo amigos, especialmente católicos, que «no eran tibios de ninguna manera» y lo encontraron el lugar perfecto para luchar con su propia fe. Comenzó a asistir a la iglesia anglicana local y se sintió atraído por la belleza de la liturgia y la falta de similitud con la música rock a la que estaba acostumbrado en un fondo evangélico.

Asistió a esa misa en la capilla del campus por invitación de sus amigos, y después, dijo que era solo cuestión de leer y hablar con tantas personas como fuera posible.

«Porque, incluso en mi tibieza como cristiano, creía en la oración», dijo Ciro sobre la conversación que él y su amigo tuvieron después de la Misa. «Si él estaba orando para que yo, de alguna manera, entendiera la Eucaristía, y entendiera la Eucaristía de alguna manera, entonces debe haber algo de bondad y algo de verdad en la Iglesia Católica. La Iglesia no era solo el tipo de ‘pendiente resbaladiza’ que entendí mientras crecía».

Se sumergió en las lecturas de los primeros Padres de la Iglesia y las describió como obras profundas y sustanciales que afectaron su percepción de la doctrina católica que anteriormente no entendía ni creía.

«Cuando tengo a los discípulos de San Juan diciendo: ‘Sí, este es el Cuerpo de Cristo, y eres un hereje si piensas lo contrario’, probablemente debería estar escuchando», dijo Cyrus. «Probablemente tenga más razón que el pastor Bob de First Baptist«.

Pasó unos meses evitando el proceso de convertirse en católico, tratando de convencerse de lo contrario. Sabía que probablemente perdería amigos y experimentaría incomodidad con su familia. No fue divertido, dijo, pero tenía que suceder.

Antes de su primera confesión, pasó un par de horas en la iglesia escribiendo lo que describió como su propia pequeña versión de las Confesiones de Agustín. Entró en el confesionario, y antes de irse, el sacerdote tuvo que ofrecerle un pañuelo.

«Se siente increíble cuando dice esas palabras de absolución. Fui un desastre por el resto del día», dijo Cyrus. «En realidad tengo que arrepentirme ante Cristo en persona, en la persona del sacerdote, no sólo en mi cabeza. Eso fue mucho más fácil. Tu vida espiritual significa que realmente tienes responsabilidades ahora».

Después de su conversión, todo se magnificó, explicó.

«El pecado se vuelve muy real, pero también lo hacen las grandes partes de la vida católica», dijo. «Hay mucha más vida y gozo debido a la realidad del pecado que he experimentado. Sientes en mayor medida la bondad y la redención de Cristo».

De la incredulidad

Para los estudiantes universitarios como Sarah, la conversión viene con algunas complicaciones adicionales.

Por el bien de su anonimato, será conocida aquí solo como Sarah, porque es una estudiante de primer año de la universidad de 18 años inscrita en RICA, u OCIA, como se llama ahora, y sus padres aún no lo saben. Ella se está preparando y emocionada de entrar a la Iglesia esta Pascua. «Va a haber tanta gracia y tanto bien que saldrá de ella».

Criada en el judaísmo reformado y en un hogar no religioso, puso su pie en la puerta de la Iglesia Católica al elegir discusiones con un maestro de secundaria, un graduado universitario católico practicante que enseñaba geometría.

Ella lo presionó sobre preguntas morales importantes que nadie sabía cómo responder. Con los abuelos que sobrevivieron al Holocausto, algunas preguntas fueron particularmente importantes para Sarah. «Si Dios es bueno, si Dios nos ama, ¿por qué sucedió la Segunda Guerra Mundial?»

Ella hablaba con él casi todos los días, participando en debates filosóficos y políticos durante una o dos horas. Para el 10º grado, él la había convencido de la existencia de Dios.

«Era algo que no había tenido ninguna posibilidad de creer porque mi educación era muy secular», dijo Sarah. «A partir de ahí, todas las fichas de dominó simplemente cayeron».

El verano antes de su último año, asistió a un programa de verano en la misma escuela de artes liberales de la que su maestra se había graduado y lo describió como «probablemente las mejores dos semanas de mi vida».

Se encontró rodeada de personas que compartían sus creencias políticas y entablaban una conversación profunda con ellos. Si bien la repentina inmersión en una comunidad católica la sacudió, y la falta de superficialidad entre ellos la sorprendió, llegó a ver la fe católica desde afuera.

Sara no tenía idea de lo que era el Rosario, pero cada noche, la gente se reunía para rezarlo.

«Es solo un grupo de personas caminando, recitando estas cosas, y todas las noches, pensaba: ‘Se supone que no debo estar aquí’. Simplemente me escapaba», recordó, riendo. «Lo cual fue una experiencia extraña, mirando hacia atrás, porque ahora sé lo que es el Rosario, y es tan hermoso».

«Wow, estas personas tienen algo que yo no tengo», pensó para sí misma un par de semanas después del viaje. «Quiero eso: el gozo abrumador que viene de una vida con Cristo».

Una vez que aceptó las preguntas morales con las que había estado luchando y descubrió explicaciones para ellas, algo que sintió que necesitaba convertir, experimentó «una paz y alegría abrumadoras».

Si bien esperaba asistir a esa escuela, después de contarles a sus padres sobre sus planes, Sarah se encontró en una universidad pública de investigación. Ella encuentra una inmensa gracia en eso, dijo, y no se desanima.

La esposa del maestro con el que había debatido importantes cuestiones teológicas en la escuela secundaria creció con el mismo sacerdote que ahora ministra en su campus universitario. Y un nuevo Newman Center llegó al campus tal como lo hizo Sarah como estudiante de primer año el otoño pasado, cuando se involucró «lo más posible».

Para su santa de confirmación, Sara eligió a Santa Teresa Benedicta de la Cruz, más conocida como Edith Stein, una judía conversa y brillante filósofa.

«Poder recibir la Comunión es justo, vaya: Qué concepto», dijo Sarah. Ser capaz de ser plenamente, en realidad, parte de la Iglesia es una perspectiva tan emocionante».

De la negación

«Oye, me gusta tu salmonete».

Andrew Dannemiller, estudiante de último año de la universidad, se volvió para saludar al extraño elogiando su corte de pelo: un misionero católico también salía de la misa de las 9 p.m.

A la mañana siguiente, Dannemiller llamó a la parroquia y se registró en OCIA.

Sin saberlo, ese misionero de St. Paul’s Outreach se convirtió en la señal que Dannemiller había estado esperando, una que proporcionó una comunidad católica y fraternal en su campus de la Universidad Estatal de Ohio después de los años de Dannemiller de contemplar la fe católica. Él ingresará a la Iglesia esta Pascua y planea convertirse en misionero de SPO después de graduarse.

«Durante toda la universidad, sigo sintiendo este tirón en mi corazón de: ‘Necesitas explorar el catolicismo'», dijo Dannemiller al Register.

Ahora con 22 años, Dannemiller tenía solo 7 años cuando su familia dejó la Iglesia Católica para convertirse en cristianos no denominacionales y un adolescente cuando experimentó lo que dice, «en retrospectiva, era el Espíritu Santo».

Como estudiante de secundaria, luchando por sentirse alimentado espiritualmente en la iglesia no denominacional, comenzó a caminar regularmente a la parroquia católica cercana para asistir a la misa dominical.

«John 6 fue algo importante para mí. La Eucaristía es realmente Jesús; la sangre es la sangre», explicó Dannemiller, y agregó irónicamente: «Y después de eso, yo estaba un poco … como, ‘Aw, hombre, es verdad'».

Ante la insistencia de un amigo, regresó a la iglesia de sus padres en su último año de secundaria. A lo largo de la universidad, continuó leyendo regularmente las Escrituras, investigando diferentes piezas de la fe católica y pensando una y otra vez para sí mismo: «Oh, eso tiene sentido».

«Llegué a ese punto en el que quería pensar en ello, pero discernir se convirtió en retrasar y retrasar se convirtió en negar, eventualmente», dijo Dannemiller. «Pude sentirlo porque comencé a estar cada vez menos satisfecha yendo a una iglesia no denominacional».

Al regresar al campus de OSU para su último año, decidió volver a asistir a la misa diaria católica. «Nadie estará allí», se dijo a sí mismo.

Tenía razón: era solo Dannemiller, el sacerdote y el lector. Después de que el sacerdote le presentó la Eucaristía dos veces, Dannemiller lo saludó cortésmente, se fue pensando en lo incómodo que era eso y, sin embargo, en lo bien que se sentía estar de vuelta en una iglesia católica.

«Fui a misa y todo cambió para mejor. Durante años solo traté de evitar ir a Columbus, y luego obtener mi título de cuatro años funcionó totalmente de una manera que no podía imaginar que fuera tan hermosa», dijo. «Pero el Señor siempre trabaja para ti, incluso si estás tratando de trabajar en contra de él».

Él está pasando esta temporada de Cuaresma haciendo todo lo posible para prepararse antes de recibir a Jesús y acercarse más al Señor. A veces, es difícil ser paciente.

«Honestamente, en este momento de mi vida, he esperado mucho tiempo y he contemplado el catolicismo durante tanto tiempo. Hay un punto en el que piensas, quiero terminar con esto, y solo quiero recibir la Eucaristía», explicó Dannemiller.

Ahora, está contento de tener la oportunidad de esperar, de hacer que la temporada de Cuaresma sea lo más impactante posible. En cierto modo, dijo, está emocionado de esperar.

«En cada misa rezo: ‘Oh Señor, no puedo esperar para recibirte'», dijo Dannemiller. «Un día, un día, podré recibirte».

https://www.ncregister.com/author/meghan-schultz

Luisa consagró a la gente a Satanás

Luisa Lomeli

Ex Maestro de Feng Shui

Durante 15 años, la mexicana Luisa Lomeli fue maestra de Feng Shui, una variante New Age de la brujería china dedicada a armonizar supuestas corrientes de energía similares al Reiki pero, en lugar de en cuerpos, en espacios. Acosada por extraños acontecimientos, pronto se enteró de que Dios usó a otra bruja para su regreso a la fe.

Luisa Lomeli nació en una familia católica, recibió el bautismo, la comunión y fue a la escuela de acuerdo con su fe. Una vida que, como le explica a Jaime Duarte, fundador del Centro de Investigación New Age (CISNE), contrastaba con la ausencia de vida religiosa en su vida cotidiana.

Consagrar a las personas a Satanás

No le tomó mucho tiempo dar sus primeros pasos en el ocultismo y la Nueva Era. «Comencé con la programación neurolingüística, reiki, curación y me convertí en consultor de Feng shui sanando la tierra y las casas … Estaba totalmente en lo oculto», relata.

De hecho, fue una de las pioneras en introducir el Feng shui en México y una exitosa maestra de esta disciplina. Desde el principio fue reconocida como «una excelente bruja. Ella creía que estaba ayudando a las personas que acudían a ella, pero más tarde se enteró de que lo contrario era cierto. «No te imaginas que estás metiendo a la gente en cosas terribles: estás consagrando la casa y la gente a Satanás», advierte.

Durante años, el éxito aparente acompañó a Lomeli y a las brujas que la seguían, pero cuanta más influencia tenía, más «fracaso» sentía. «Gané mucho dinero que nunca pude disfrutar, porque Satanás te quita todo y te hace vivir en la miseria. A veces ni siquiera tenía suficiente para comer, todo era para viajar por todo el mundo y perfeccionar la técnica: me dio fama y dinero y [el demonio] se encargó de recogerlo todo de mí».

Sirviendo al diablo «sin control».

Luisa, cada vez más «contaminada» por lo que creía que eran energías negativas llegó a participar en un curso para lograr la clarividencia, donde a través de ciertos rituales podía «obtener poderes, ver más allá de la realidad y acceder al conocimiento» oculto.

En una de las sesiones fue víctima del llamado «síndrome kundalini», una dolencia que puede ir acompañada de brotes psicóticos, la sensación de entrar y salir de dimensiones sin control, escuchar voces o tener experiencias extrasensoriales, y también sintió hormigueo continuo.

Eso no sería nada comparado con lo que comenzaría a sucederle algún tiempo después. «Yo era una bruja […] Me contaminé por completo. Cuando toqué fondo dejé de trabajar, sufrí cosas terribles y a las 3:00 de la noche sentí que algo me atrapaba. Fui a ver a miles de brujas y chamanes, pero no pude encontrar a nadie que me sanara», dice.

Una bruja la llevó a la fe

Hundida, Luisa pidió consejo a otra bruja y ella le recomendó una «receta» para la curación: tenía que ir a la Iglesia y pedir que «se le impusieran los Evangelios en latín». Hacía años que no había abandonado todo lo relacionado con su fe, pero cuando entró recuerda haber sentido «paz y calidez».

«Fue algo impactante, no podía dejar de llorar y estaba muy feliz. Vi que la Eucaristía era un milagro y cuando terminó la Misa tuve miedo de dejar la Iglesia. Dios está realmente aquí», pensó.

Ese día permaneció horas en la iglesia, comenzó a ir a misa con frecuencia y más tarde aprendió a rezar el rosario, pero continuó con sus prácticas, cursos y materiales de la Nueva Era.

«Unos días más tarde volví a sentir hormigueo y cuando dije que pertenecía a la Iglesia, los demonios comenzaron a atacar. Me pasaron cosas horribles», explica.

Salir de la Nueva Era, casi imposible

Sólo entonces se dio cuenta de que había abierto puertas que nunca hubiera imaginado. «Cuando fui a confesarme, el sacerdote me envió un rosario que no tenía idea de cómo orar. [A partir de entonces] Rezaba siete rosarios al día, estaba en la iglesia toda la mañana y pasaba años con muchos exorcistas, pero poco a poco empecé a tener mi corazón en la Iglesia», dice.

También recuerda que durante su conversión comenzaron a sucederle «cosas terribles», que más tarde entendió como una forma del diablo de hacerle pensar que no tenía que continuar por ese camino.

Hoy, advierte continuamente desde su propio canal de YouTube y en las entrevistas que da para que nadie «se meta en eso, no hay salida». También se dirige a aquellos que, como ella, están considerando abandonar las prácticas ocultas y les aconseja que «saquen todas las cosas de la Nueva Era de la casa. Un año después lo tiré todo», dice.

Tras «un proceso sumamente doloroso» desvincularse de una vida dedicada al ocultismo y la brujería, Luisa advierte a sus seguidores que no empiecen a involucrarse en este tipo de prácticas y agradece «la recompensa de un Dios que no se deja conquistar por bendiciones», entre otras la conversión de su familia, el fin de sus ataques espirituales e incluso el trabajo que consiguió al quedarse sin ninguna dedicación como bruja y Feng. instructor de shui. Actualmente, se dedica al acompañamiento y consejería de familias desde la fe.

Rel

Conferencia de María Vallejo Nájera

María es la tercera hija del escritor Juan Antonio Vallejo Nájera y de una mujer filipina de renombre. Se casó con Julio y tuvo dos hijas gemelas. El trabajo del esposo llevó a la familia a residir en Londres algunos años. El 1997, mientras estaba embarazada de su tercer hijo, escribió su primera novela En un rincón andaluz, y la envió a la Ed. Planeta. Concursaron más de 400 novelas y ella quedó en quinto lugar. El 9 de mayo de 1999 tuvo una conversión en Bosnia-Herzegovina, es decir, en Medjugorje. Este episodio cambió su vida. Conferencia en Bilbao donde lo relata

«Soy un milagro de Medjugorje»

Cuando Emilio Ferrando tenía 13 años, la muerte de su padre fue traumática para toda la familia. Se adentró precozmente «en un infierno» en el que la droga se apoderó de su vida durante décadas hasta. Un día, iba a saltar por la ventana cuando su perro lo impidió. Pronto supo que Dios y María querían devolverle a la vida.

Cuenta en el portal dedicado a la Virgen María, el Rosario de las 11, que su pasó  una infancia feliz, marcada por una familia paterna profundamente católica.

Tenía 13 años y su padre, un prestigioso arquitecto, acababa de inaugurar la Obra Social de la Caixa, en Madrid. Era Navidad, y volvía junto a su familia en Valencia cuando tuvo un mortal accidente de tráfico.

«Mi vida cambió en cuestión de 1 segundo. Mi madre pasó de ser ama de casa con 42 años y 8 hijos a dirigir una empresa de más de 70 trabajadores. Su muerte fue traumática, no entendía nada, y lo que hice fue renegar de Dios y dejar de ir a misa», explica.

En la escuela, porros en lugar de bocadillos

El hecho de que su colegio fuese católico no era obstáculo para que un verdadero alijo de drogas fuese una de las principales distracciones en la hora del descanso. «Con 14 años empecé a tener mis primeros flirteos con la droga, tenía una compañera de 15 que en vez de tomarse `el típico bocata´ se fumaba dos porros en media hora».

Emilio no tardó en seguir a su compañera. Empezó a fumar porros con ella, «iba a clase colocado» y todo empezó a complicarse. Eran los años 80, tiempos de la «ruta del bakalao» y la movida, y Emilio seguía en el colegio cuando empezó a experimentar con drogas químicas, mescalina y ácidos «para poder estar hasta 72 horas sin parar».

Cuando viajó a Nueva York, su «Sodoma y Gomorra particular», el joven se sumergió «en una vorágine de promiscuidad sexual» y drogas en la que el LSD la heroína y otras drogas psicodélicas eran parte de su día a día. «Al principio las utilizaba para divertirme pero llegado un momento, se apoderaron de mi vida«, afirma.

Pero Emilio siempre pudo mantener «una doble vida» con su familia y un trabajo de éxito sin que se viesen afectados. «Tenía un cargo de responsabilidad en una multinacional americana, ganaba muchísimo dinero y compraba lo más caro», explica.

Encerrado en casa, solo vivía para la droga

Ese puesto le permitía tener una vida «absolutamente superficial». Podía irse a Ibiza y gastar 6000 euros en un fin de semana, yendo a fiestas «con gente muy importante de Madrid donde todo el mundo consumía, daba igual del partido político que fuesen».

Pero la droga tuvo consecuencias. «Empecé a tener problemas de comunicación, dejé de salir y relacionarme, un camello me traía la droga a casa y me ponía `hasta las cejas´», admite.

El dinero también comenzó a ser un problema, ya que «si lo primero que haces al despertarte es meterte una raya y consumes 2 o 3 gramos al día, las consecuencias económicas son enormes».

Emilio aún podía compaginar su adicción con un buen nivel de vida cuando empezó a tener graves problemas de salud, contrajo hepatitis c y le tuvieron que ingresar sucesivamente en multitud de hospitales.

En 2008, Emilio estaba cerca de tocar fondo. «Era la crisis, había dejado la multinacional y me costaba encontrar trabajo», explica.

Durante un tiempo pudo emprender y comenzar sus propios proyectos, pero los costes de su adicción comenzaban a ser insostenibles: «Empecé a tener problemas económicos, impagos de la hipoteca, el banco se me echó encima y perdí la casa. Estaba arruinado».

«Dios usó a mi perro para salvarme»

Emilio cuenta que en ese momento su vida no tenía ningún sentido, tenía a «todo el mundo encima» y la relación con su familia estaba prácticamente rota. Con el último dinero que le quedaba compró 5 gramos de cocaína y empezó «a esnifar una raya detrás de otra». Tenía que estar muy drogado para lo que iba a hacer. 

Emilio abrió la ventana de su balcón, se preparó para coger carrerilla y lo único en lo que podía pensar era en el tiempo que iban a tardar en desatar a su mascota. «Cuando iba lanzarme, mi perro empezó a ladrar, se puso delante de mí y me empujó hacia atrás sobre sus dos patas. Le abracé y entendí que Dios le había utilizado para que no lo hiciese«, explica.

El mismo día, cuenta Emilio años después, su cuñado soñó que debía llevarle a Medjugorje  y para lograrlo le ofreció un puesto en su empresa con la condición de que le acompañase.

María, su última esperanza

«Siempre dije que fue un complot familiar en el que todos sabían a dónde iba menos yo, y cómo última esperanza de mi familia, decidieron enviarme a Medjugorje«, comenta.

Nada más llegar, Emilio solo quería dar marcha atrás, volver a su casa y abandonar «aquel pueblo frío y oscuro, pero solo tenía 1 euro en el bolsillo y dependía completamente de mi cuñado».

Tras 25 años metido en las drogas, hostil a la fe desde grupos de extrema izquierda y abortistas y con «una vida precoz en todo», Emilio comenzó su viaje pensando que «era el peor caso para ir a Medjugorje».

Sin embargo, lo que ocurrió al llegar le mostró lo equivocado que estaba. «El Señor lo encajó todo para que entrase en la iglesia de Santiago Apóstol. Cuando lo hice, tras más de 20 años adicto, mi problema con las drogas se acabó de golpe: nunca tuve síndrome de abstinencia y el Señor me libró de la droga en ese mismo momento», relata.

Pasado el tiempo, Emilio cuenta que de no haberse confesado su vida no habría sido la misma. Pero entonces no lo sabía, y en un principio se negó a ponerse de rodillas tras 35 años de oscuridad y de pecado.

«`La Gospa´ me ha hecho un hombre nuevo»

«Me encontré con un sacerdote croata que hablaba español y me acabé confesando con él», explica. «Fue mi resurrección: lo primero que hice al volver fue hacer las paces con mi familia, contarles mi problema y confesé que lo único en lo que pensaba era en volver: tenía que regresar solo», explica.

Pero esta vez volvería solo y sin límite de tiempo,  y lo primero que hizo al volver fue visitar la estatua blanca de la virgen. «Me puse de rodillas y le dije: `Me han dicho que eres madre. Si eres madre de todos, también eres mi madre. No sé cómo encontrar sentido a mi vida ni cómo llegar a tu hijo, pero si eres madre me tienes que ayudar a llegar a tu hijo y conocerle´».

Sus palabras fueron escuchadas.  Emilio comenzó a trabajar en la delegación de Radio María de Medjugorje y la Virgen le ayudó «a conocer a su hijo. Yo se lo pedí, ella lo ha hecho y me ha hecho un hombre nuevo«, afirma.

Pasado el tiempo Emilio comenzó a organizar peregrinaciones para visitar el centro de apariciones, y una de sus conocidas le confesó que siempre ponía su ejemplo cuando le preguntaban por Medjugorje. «Cuando intento explicar qué es, enseño una foto tuya del primer día que viniste y otra con tu cara sonriente y tus ojos diferentes de los últimos días: eso es Medjugorje».

Para la auténtica liberación

Existe la enfermedad, la angustia, la fatiga, la contrariedad, el dolor…, pero el mal, lo que se dice mal, sólo hay uno: el pecado. El pecado es lo que verdaderamente esclaviza al hombre. Quizá por ello, cada vez que un sacerdote, en nombre de Jesucristo, nos absuelve de nuestros pecados, se da una “liberación”, nos devuelve la libertad que Cristo ha ganado para nosotros.

San Juan Pablo II decía que la persona que sabe confesar la verdad de la culpa y pide perdón a Cristo, acrecienta la propia dignidad humana y da muestras de grandeza espiritual (Dublín, 29-IX-1979). Sin estas palabras: “Padre he pecado”, el hombre no puede entrar en el misterio de la muerte y de la resurrección de Jesucristo, para sacar de él los frutos de la redención y de la gracia. Hasta que el alma no llega a ver la propia iniquidad, hasta que el corazón no se manifiesta contrito en la Confesión, hasta entonces el edificio interior es precario.

En el siglo I, muchos pensaban que el Mesías vendría a salvarlos de la tiranía del César, pero la misión de Él era salvarlos de una tiranía mucho más grande, la del pecado.

San Juan Crisóstomo dijo: “Los sacerdotes han recibido un poder que el mismo Dios no ha otorgado a los Ángeles o a los Arcángeles…, son capaces de perdonar los pecados”.

Arrepentirse —afirma el filósofo Alfonso López Quintas ─ es un acto que implica cierta dosis de creatividad. El que se arrepiente de haber adoptado una conducta determinada asume su vida pasada como propia y decide configurar su vida futura conforme a un proyecto existencial distinto. Estos dos actos sólo son posibles si uno es capaz de sobrevolar su vida, valorarla, discernir si sigue una vía recta o falsa, (…) sentirse responsable de las actitudes adoptadas en el pasado y estar dispuesto a cambiarlas por otras más ajustadas a las exigencias de la propia realidad.

En la confesión no se realiza un diálogo humano, sino un diálogo divino: nos introduce dentro del misterio de la misericordia de Dios. Jesús dio a los Apóstoles el poder de perdonar los pecados. “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados, a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar ” (Jn 20,22-23). Los únicos que han recibido este poder son los Apóstoles y sus sucesores.

Es interesante notar que Jesús vinculó la confesión con la resurrección (su victoria sobre la muerte y el pecado), con el Espíritu Santo (necesario para actuar con poder) y con los apóstoles (los primeros sacerdotes): el Espíritu Santo actúa a través de los Apóstoles para realizar en las almas la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte.

Un converso, Patrick Madrid, relata su experiencia en pocas palabras: “La conversión es una forma de martirio. Requiere que uno se rinda ¾en cuerpo, mente, intelecto y fe a Cristo. Demanda docilidad y apertura total a ser llevado hacia la verdad aunque para muchos la verdad se halle en la dirección “hacia donde nadie quiere ir” (Jn 21, 18-19).

Cada uno de nosotros está llamado a abrazar el martirio. Los católicos están llamados a rendirse diariamente a su llamada a la santidad en medio del mundo. Los no-católicos son llamados también, pero primero tienen que atender a la invitación de Jesús para entrar en la plenitud de la verdad ¾la Iglesia Católica. Para algunos este acto es fácil y pleno de alegría. Para muchos, es detestable. Pero el martirio es también gozoso, es como la muerte del grano de trigo que debe morir para dar fruto.

El demonio es enemigo del hombre. Satanás es el trono del orgullo, y la única arma para derrotarlo es la humildad. Y la confesión nos ayuda a vivir la humildad porque reconocemos lo que está mal y pedimos perdón. No se trata de qué tan santo es el sacerdote ya que él perdona por el poder de Dios, importa más quién soy yo. Al recibir la absolución quedamos desencadenados, pero el alma está débil, por eso necesitamos la Eucaristía. ¡Si supiéramos lo que es la Presencia real de Jesús en la Eucaristía, quedaríamos en éxtasis nada más pisar la iglesia!

Santo Tomás escribe que sólo hay dos bienes que pueden presentarse como absolutos, y, por lo tanto, guiar el resto de las acciones: la gloria de Dios o la propia estima.

Carlos III fue un monarca muy débil, borbón. En su lecho de muerte no encontraba la paz. Le llevaron a un franciscano que le dijo: “Majestad, Dios escribe nuestros pecados sobre arena, y basta una lágrima para que los borre”. Y eso le ayudó.

Akita, el santuario japonés

al que la «providencia» llevó a una joven por un asunto de visados y que acabó en una fuerte conversión

Grace Boland tiene 27 años y en Akita experimentó una enorme conversión

Grace Boland es joven, tiene tan sólo 27 años, pero ya en su vida ha podido experimentar una importante conversión gracias a la Virgen y a la providencia que la llevó por meras cuestiones burocráticas a Japón, y una vez allí a Akita, lugar en el que María se apareció en la década de 1970.

Esta joven irlandesa se mudó con su familia a Australia y por cuestiones de visado tenía que salir tres semanas del país. Y fue así como acabó en este santuario mariano japonés, pues aunque su idea era ir a ver a su hermano a América finalmente el vuelo más barato que pudo conseguir fue justamente a Japón.

En medio del desorden, Dios y la Virgen ordenaron su vida

A la vuelta era otra persona, experimentó el amor de Dios y de la Virgen por lo que su vida hasta entonces desordenada empezó a tener sentido. Tenía un novio musulmán y no vivía en castidad. Pero este encuentro con Dios la transformó. Ahora vive de nuevo en Irlanda llevando su fe a un país que tanto la exportó en su momento y tan necesitada está de ella en el momento presente

En una entrevista en Cambio de Agujas de la Fundación Euk Mamie, Grace Boland cuenta que creció en una familia católica y ella misma iba a misa hasta que llegó la adolescencia y se alejó completamente de la Iglesia. “Nunca sentí a Dios de manera personal ni era algo significativo para mí”, asegura.

Agnes Sasagawa, nacida en 1931, recibió los mensajes de la Virgen en Akita.

Vivía como si Dios no existiera

En su vida tampoco le ayudó el traslado de toda la familia a Australia, pues confiesa que fue “un tiempo raro, me sentía perdida e incómoda conmigo misma”. Pero ni siquiera Dios entraba en la ecuación de su vida ni siquiera para criticarlo: “No tenía una opinión sobre él, no significaba nada para mí”.

Pero además empezó a sentir “rabia” contra la Iglesia, por las informaciones que se publicaban sobre algunos miembros de la Iglesia y los delitos que cometían. “¿Cómo Dios podía permitir eso?”, se preguntaba.

Su extraño interés por las apariciones marianas

Sin embargo, descubrió un aspecto del cristianismo que le generó un enorme interés y que más tarde sería fundamental en su conversión posterior: las apariciones marianas.

“Recuerdo preguntarle a mi madre por qué nunca nadie me había hablado de las apariciones marianas. Y creó que fue ahí cuando las cosas empezaron a cambiar en mí”, afirma Grace.

Y al fin llegó el momento. Ella habla de la “providencia de Dios”. Estaba en Australia pero tenía que salir del país para renovar su visado. “Iba a ir a visitar a mi hermano a América pero justo antes de comprar el billete todo se complicó, los precios subieron y pensé en ir a otro sitio. Tenía que salir del país tres semanas así que pensé en ir a Bali u otro sitio, pero entonces alguien me habló de Japón, busqué en Google vuelos y eran los más baratos que había así que fui a Japón”, relata la joven.

El viaje hasta las apariciones de Akita

Su madre sabía del interés que tenía Grace por las apariciones marianas y fue quien le informó que en Japón la Virgen se había aparecido en Akita por si durante su estancia en el país quería ir allí.

La joven no estaba tampoco demasiado convencida. Ya en Japón dudó mucho sobre visitar Akita. “El día anterior no sabía si iría, incluso esa mañana estaba dividida, pero finalmente fui. Cogí el tren hasta allí, era un lugar muy apartado y fue muy complicado llegar, pero fue increíble”, confiesa.

Ella misma asegura que allí “sentí el amor de Dios de una manera muy personal y todo cambió”. Supo que la imagen había llorado, pero tampoco el entorno era espectacular. Sin embargo, Grace se sintió cautivada en aquel lugar.

“Empecé a rezar y a llorar”

Al fin –añade esta joven irlandesa- “empecé a rezar y a llorar, fue como una eternidad y ni siquiera sabía por qué lloraba. Pero fue un momento muy especial y algo en mi corazón cambió”.

De este modo, a su regreso a Australia ya no era igual. “Me di cuenta –relata- que mi manera de vivir no era la correcta. Y quedé tan horrorizada por mi modo de vida que pensé que no podía seguir ofendiendo así al Señor. Me había criado católica pero desconocía muchas cosas, como con respecto a la pureza”.

En aquel momento tenía una relación con un chico musulmán, y aunque ya no están juntos, él se acabaría convirtiendo sin pretenderlo en un instrumento para que Grace afianzara su fe católica descubierta en Akita.

El descubrimiento de la castidad y de los sacramentos

“Me afectó en mi religión. Dios utiliza todas las situaciones. Este chico levantó mi curiosidad porque me preguntaba las diferencias entre nuestras religiones y me hizo tener más curiosidad sobre mi propia religión”, cuenta.

Su conversión se produjo justamente en un momento en el que este novio no estaba tampoco en Australia. Grace explica que en ese periodo “creció mi amistad con el Señor” y cuando él regresó a Australia “yo quería ser casta, él al principio lo respetó pero ya no era igual y después me di cuenta de que la relación no era verdadera”.

La relación con Dios ha ido creciendo en todo este tiempo y ella reconoce que “estando con el Señor me he dado cuenta de que es Él el que te da el amor, yo mendigaba este amor y nadie podía saciar esta carencia. Pero si le tengo a Él todo va bien”.

Esta conversión le ha hecho “sanar” muchas heridas y descubrir también la enorme misericordia de Dios. “Me hace comprender mis pecados para sanarme y llevarme a la confesión”, que junto a la Eucaristía ha descubierto unas armas poderosas en su favor.

Muere Kobe Bryant

Un hombre de fe que puso su matrimonio en manos de un sacerdote y logró salvarlo

Kobe Bryant falleció en accidente de helicóptero este domingo. Ha sido una de las estrellas más rutilantes de la NBA. En la imagen, el día de su último partido en competición, el 14 de abril de 2016: anotó 60 puntos frente a Utah Jazz.

Este domingo por la mañana (hora local) ha fallecido en accidente el legendario jugador de la NBA Kobe Bryant al estrellarse su helicóptero personal, en el que se desplazaba a un entrenamiento, en una colina de Calabasas (California). Con él viajaba su hija Gianna, de 13 años, quien también ha muerto, junto a otros cinco ocupantes del aparato.

Bryant tenía 41 años y se había retirado de la competición en 2016, tras completar una de las carreras más importantes en la historia del baloncesto de élite norteamericano. Fue cinco veces campeón de la NBA con su equipo de siempre, Los Angeles Lakers, una vez jugador más valioso de la liga y dos veces jugador más valioso de la final, jugó 18 partidos All-Star y fue además bicampeón olímpico con Estados Unidos en Londres y Pekín. Hasta este mismo jueves, cuando fue superado por LeBron James, era el tercer máximo anotador en la historia de la NBA, solo por detrás del mítico Kareem Abdul-Jabbar y de Karl Malone, y por encima de leyendas como Michael Jordan y Wilt Chamberlain.

El llanto de LeBron James al conocer la noticia de la muerte de Kobe Bryant. Habían hablado el día antes, cuando Kobe le felicitó por superarle como tercer máximo anotador en la historia de la NBA.

Kobe Bryant era católico y su fe le ayudó en el momento más oscuro de su vida, como contó en su día Church Pop.

Una estrella desde el principio

Nacido en 1978 en Filadelfia, Kobe creció en una familia católica. Cuando tenía seis años, su familia se trasladó a Italia, a una pequeña ciudad a una hora del centro de Roma. Por este motivo, Kobe hablaba fluidamente el italiano.

Fue seleccionado para la NBA nada más abandonar la universidad [en 1996], siendo la primera vez que un escolta era elegido en el draft tan joven, y se convirtió rápidamente en una estrella. Pronto la gente empezó a especular si no sería «el próximo Michael Jordan».

Las cifras de Kobe son de impresión: toda su carrera en los Lakers, cinco anillos de la NBA, 18 partidos All-Star, 15 veces en el mejor equipo de liga, dos veces (2006 y 2007) máximo anotador y cuarto de todos los tiempos por anotación.

En 2001, cuando tenía 23 años, se casó con Vanessa Laine, de 19, también católica. La boda tuvo lugar en la iglesia católica de San Eduardo, en Dana Point (California). Dos años después, en 2003, nació su primer hijo.

El gran error de su vida

El año 2003 sucedió también algo que cambió su vida para siempre, y por lo que tendría que apoyarse en su fe: fue acusado de violar a una joven en la habitación del hotel durante una estancia en Colorado para operarse de la rodilla.

Avergonzado, Kobe admitió enseguida que había tenido sexo con la mujer y que había cometido adulterio contra su esposa. Pero sostuvo firmemente que no había violado a la mujer.

Además del grave daño que hizo a su familia, aquello tuvo importantes consecuencias para su carrera: sus principales patrocinadores le abandonaron, las ventas de la camiseta con su dorsal se desplomaron y obviamente su reputación general quedó severamente dañada.

En 2017, los Lakers retiraron los dos números utilizados por Bryant durante sus veinte años en el equipo. A la ceremonia asistió junto con su familia.

Un año después, un juez desestimó los cargos por violación [al abandonar la acusación los abogados de la mujer, no llegó a haber juicio, n.n.]. La mujer emprendió también una causa civil contra Kobe, que se sustanció extrajudicialmente.

En julio de 2003, Kobe compareció ante los medios junto con Vanessa para pedir disculpas a su esposa por haberle sido infiel y para negar la acusación de violación.

En medio de todo esto, Kobe hizo una declaración pública en la que pedía disculpas a la mujer, a la familia de la mujer, a su propia familia y a la gente de la ciudad de Colorado donde había tenido lugar el incidente.

La importancia de su fe
En una entrevista en GQ a principios de 2015, explicó cómo le sostuvo su fe católica para ayudarle a atravesar todo aquel desafío.

«La pérdida de los respaldos económicos fue realmente lo que menos me importó. ¿Que si tenía miedo de ir a la cárcel? Sí. Tenía 25 años, tío. Estaba aterrorizado. Lo único que realmente me ayudó durante aquel proceso (soy católico, me eduqué como católico, mis hijos son católicos) fue hablar con un sacerdote. En cierto modo fue divertido. Me mira y me dice: ´¿Lo hiciste?´. Le digo: ´Por supuesto que no´. Entonces me pregunta: ´¿Tienes un buen abogado?´. Y yo le digo algo como: ´Oh, sí, es fenomenal´. Así que se limitó a decir: ´Déjalo pasar. Sigue adelante. Dios no te va a dar nada que no puedas soportar, y ahora todo está en sus manos. Es algo que no puedes controlar. Así que déjalo pasar´. Y ése fue el punto de inflexión».
 
Kobe y su esposa siguieron juntos unos años después de las acusaciones, e incluso tuvieron un segundo hijo, pero en 2011 su mujer pidió el divorcio. Por fortuna, en 2013 anunciaron que se habían reconciliado y suspendido el divorcio. En 2016 tuvieron un tercer hijo y en 2019 el cuarto.

Según informa Catholic News Agency, Vanessa y Kobe asistían habitualmente a una iglesia en Orange County (California). Y a raíz de su muerte, la cantante Cristina Ballestero ha relatado en Instagram un encuentro con Kobe un día entre semana en misa, en la catedral de la Sagrada Familia de Orange. Se sentó detrás de ellas y al ir a comulgar lo hizo inmediatamente después: «Fue una experiencia genial comulgar antes que él y verle en misa entre semana«.

Vanessa y Kobe consagraban mucho tiempo a su fundación, dedicada «a mejorar la vida de jóvenes y familias necesitadas», en particular de personas sin techo.

El arzobispo de Los Ángeles y presidente de la conferencia episcopal estadounidense, José Gómez, expresó a través de un tuit su «tristeza» por la muerte de Kobe: «Rezo por él y por su familia. Descanse en paz, y que la Santísima Virgen María lleve consuelo a sus seres queridos».

Fenómeno Johnny Hallyday

Dos años después de su muerte una misa mensual atrae a cientos de alejados

Un matrimonio que acudió a la misa por Hallyday, ataviados con camisetas del cantante, rezan ante la Virgen María en la Madeleine de París / Famille Chretienne

El pasado 5 de diciembre se cumplieron dos años del fallecimiento del legendario cantante francés, Johnny Hallyday, que murió a los 74 años debido a un cáncer. Considerado uno de los grandes músicos de la historia de su país siempre fue caracterizado como el “Elvis Presley francés” por ser pionero del rock galo, por la riqueza de su producción musical y por haber sido un fenómeno de masas durante más de medio siglo. Nunca ocultó sus convicciones cristianas y habló públicamente de una fe de la que en numerosas ocasiones no fue coherente con su vida. Sin embargo, este artista que vivió en un mundo secularizado como el de Francia fue a contracorriente definiéndose como cristiano, algo que muchos otros no quisieron o atrevieron a hacer.

Ahora que han pasado dos años de su muerte, curiosamente Hallyday está acercando a la Iglesia Católica a cientos de personas, todas ellas fans del cantante, que llegan con una fe lejana y que abandonaron en su infancia y juventud. Muchos de ellos reconocen que echan de menos esa fe de sus padres y la paz que concede la oración.

Un fenómeno curioso en la iglesia de la Madeleine

Este fenómeno se está produciendo en la majestuosa iglesia de la Madeleine de París, donde cada día 9 de mes se celebra una Eucaristía en sufragio de Hallyday. Dos años después, el enorme templo se sigue llenando para esa misa, ya sea entre semana o en fin de semana. Casi todos son católicos de nacimiento, pero no practicantes. Este encuentro en la iglesia está, sin embargo, despertando sus conciencias y cuestionándolos sobre aquellas prácticas religiosas que una vez tuvieron y luego abandonaron.

Famille Chretienne se ha hecho eco de cómo Hallyday se ha convertido una vez muerto en un elemento de atracción para la Iglesia en el templo en el que se celebró su funeral el 9 de diciembre de 2017. Una hora antes de esta misa mensual ya hay más de doscientas personas en los bancos, encendiendo alguna vela en los altares laterales o simplemente meditando y buscando la paz que no encuentran de muros para afuera. Cuando da inicio la celebración eucarística son más de 500 personas las que están habitualmente presentes. Como la que se celebró este último 9 de diciembre.

Además de la Eucaristía, un sacerdote, también fan del cantante, canta con una guitarra alguna de las canciones de Johnny cuya letra ha sido previamente “catolicizada”. Así, letras como “vivir para los mejores” se han transformado en “vivir para Jesús” o canciones que ahora son dedicadas a la Virgen y que hablan de “Oh María, Madre mía, yo con tu Hijo en la Sagrada Eucaristía”.

Las iglesias, «un lugar de refugio»

En las primeras filas se encontraba sentado el matrimonio conformado por Ghislaine y Maríe, que acudieron a esta misa junto a otros amigos.  Ellos mismos reconocen que “solíamos ir a la Iglesia de jóvenes” pero que el devenir de sus vidas y de la sociedad les han ido alejando. Estos fans de Hallyday se lamentan que ahora sea cada vez más complicado encontrar iglesias abiertas, y que siempre que viajan intentan entrar en alguna. “Aquí encendemos una vela. Es un lugar de refugio, y es una pena si se roban objetos, pero las iglesias deben permanecer abiertas».

Otros de los participantes en esta misa son David e Isabel, que acudieron con sus dos hijos. Atraídos también por el cariño a este cantante francés decidieron ir a misa en familia, y aunque son católicos también reconocen que no van a misa todos los domingos. Eso sí, aclaran que sus hijos van a catequesis. “El estilo de vida hace que sea complicado ir a misa, no tanto los horarios”, afirman. Pero con respecto a la catequesis de sus hijos lo tienen más claro: “es importante” que vayan.

«Echo de menos todo esto»

En otro banco se encontraba Cathie, que participaba por quinta vez en esta misa mensual en sufragio por Johnny Hallyday. “A veces vengo a meditar aquí, incluso cuando no hay misa”, afirma ella. Como muchos de los participantes evoca esa fe en la que fue criada. “Mi padre tenía tíos sacerdotes y tías monjas. Yo no soy practicante, pero echo de menos todo esto. Me siento tranquila cuando vengo aquí. Descanso”.

Enzo y Joëlle es otro matrimonio de sesenta años que antes de misa fue hasta una imagen de la Virgen María para colocar una vela a la Madre de Dios. Él no se ha perdido ni una sola de estas misas en los dos años. “Mi padre y mi madre murieron poco después de la muerte de Johnny, así que cuando vengo aquí rezo por los tres”, afirma convencido.

La pareja no va a misa todos los domingos, pero conocen bien al párroco de Bezons: «vamos allí para el Domingo de Ramos, Navidad y Pascua”. En el pasado, sin embargo, iban allí todos los domingos con sus padres. Ahora van varias veces a la iglesia a poner “una vela para que Dios y Nuestra Señora” protejan a los que se han ido.  “Y luego, en las iglesias podemos ver y hablar con personas que tienen fe…”, añaden.

Una petición a la Iglesia: los templos, siempre abiertos

Denis, un funcionario que está cerca de la jubilación, reconoce que los teléfonos móviles “evitan ser atraídos por lo espiritual. Y además como las tiendas abren los domingos… ¡la misa ya no es una institución!”. Pero por otro lado, cree que “la gente siempre necesitará la Iglesia. Es el único lugar donde no hay policías en la entrada, donde no es necesario llevar un perfume de Dios para ser bienvenido…”.

Este hombre tiene claro, al igual que muchos de los allí presentes es que “lo que se necesita es que las iglesias permanezcan abiertas. Una persona que sufre y encuentra una puerta cerrada es alguien que nunca regresa. Dejemos que los cristianos se movilicen para mantener las iglesias abiertas y acogedoras».