Se acerca Halloween

respondemos a las preguntas más frecuentes

¿Cuándo comenzó esta extraña fiesta basada en calabazas vacías y sombreros de bruja? ¿Cuáles son sus verdaderos orígenes? ¿Por qué los estadounidenses comenzaron a celebrarlo? ¿Por qué algunos la definen como una fiesta de origen cristiano y otros la definen como una celebración satánica? Tratemos de averiguarlo juntos

Halloween se acerca rápidamente; e invariablemente desencadena una sensación de miedo en muchos padres, que les deja confundidos y vacilantes.

¿Debe una familia católica celebrar esta fiesta? ¿O tal vez los padres harían mejor en oponerse, prohibiendo a sus hijos participar en fiestas de disfraces?

Estas son, sin duda, preguntas legítimas y vinculadas a opciones educativas que cada familia decide. Pero para dar a nuestros lectores algunos elementos más sobre los que reflexionar, quizás sea útil despejar el campo de algunos malentendidos que muy a menudo surgen cuando hablamos de este tema.

En este artículo hemos recopilado las preguntas más frecuentes, tratando de darles una respuesta concisa pero precisa.

¿Cuáles son los orígenes de la fiesta de Halloween?

Ab illo tempore, incluso antes de que los monjes evangelizadores llegaran a aquellas tierras, las poblaciones celtas de las islas británicas acostumbraban a celebrar la noche del 31 de octubre, primer día del mes de Samhain.

Era principalmente una fiesta campesina: un Año Nuevo agrario que marcaba oficialmente la entrada en los fríos meses de invierno. Se le honraba comiendo hasta saciarse (aprovechando que en aquella época se sacrificaba el ganado que no estaba destinado a pasar el invierno); y era divertido pasar la noche alrededor del fuego, contando historias de aventuras y sutilmente aterradoras.

En el folclore de la época estaba muy extendida la idea de que esa noche ocurrían milagros increíbles. Las hadas y los duendes invadían el mundo de los vivos, provocando pequeñas burlas o desatando amenazas reales. Al mismo tiempo se rumoreaba que incluso las almas de los muertos podían regresar a la tierra por algún tiempo; en forma de presencias benévolas y acogedoras que visitaban los hogares de sus familiares aún vivos y fortalecían ese vínculo nunca roto que los unía a ellos.

¿Cuál es el verdadero significado de Halloween?

A la luz de lo que acabamos de decir, no sorprenderá saber que estas celebraciones ejercieron una gran fascinación en los evangelizadores que llegaron a las Islas Británicas en los primeros siglos después de Cristo.

Este corpus de costumbres fue reinterpretado en clave de purgatorio: con algunas correcciones teológicas menores aquí y allá, el culto druida a los muertos se prestaba bastante bien para ilustrar la idea cristiana de una comunión entre vivos y muertos.

No es casualidad que hacia mediados del siglo VIII, el Papa Gregorio III decidiera fijar la fecha en la que proponer a los fieles la conmemoración de todos los santos (y de todas las almas de los difuntos, al día siguiente), precisamente el 1 de noviembre.

Originalmente, la fiesta de «todos los santos» (o más bien «de todos los mártires», como se llamaba entonces) se celebraba cada 13 de mayo en la diócesis de Roma. Pero, habiendo tomado la decisión de extender esa fiesta a toda la cristiandad, al Papa le gustó la idea de superponerla a la fecha en que, en las diócesis más al norte, ya se estaban celebrando.

Incluso etimológicamente, el término «Halloween» es la contracción de «All Hallows’ Eve», es decir, «la víspera de la fiesta de Todos los Santos»; y muchos Misales impresos en el área anglosajona antes de la reforma del Concilio Vaticano II usaban explícitamente el término «Misa de Halloween» para indicar las celebraciones litúrgicas que se llevaban a cabo en la noche del 31 de octubre.

¿Por qué se tallan calabazas?

Si nos damos cuenta, las calabazas que tallamos para Halloween no son abstractas e impersonales: tienen un nombre, el de Jack-o’-Lantern. Entonces, ¿quién era este Jack?

El nombre está tomado de una leyenda, muy popular en el área irlandesa, que presenta a Jack como una mala persona: perjuro, mentiroso, tramposo, ladrón, estafador. Admirado por tal personaje, hasta Satanás un día quiso ir a su encuentro en persona para estrecharle la mano; y Jack aprovechó la oportunidad para desafiarlo a un juego de dados.

Ganó, por supuesto, ya que estaba haciendo trampa; tras lo cual, orgulloso de sí mismo, el hombre recibió de Satanás el premio que había pedido en caso de victoria. Es decir, la promesa de que el diablo nunca reclamaría el alma de Jack para el Infierno, cuando el hombre exhalara su último aliento.

Arrullado por esta reconfortante perspectiva, Jack llevó una vida de libertinaje total y murió sin siquiera una sombra de arrepentimiento, orgulloso del plan que había tramado.

Un plan que, sin embargo, tenía un gran fallo. Es cierto que Satanás nunca reclamó el alma de Jack, pero esto ciertamente no significaba que las puertas del Cielo se abrieran para él. Y ni siquiera el Purgatorio se consideró una opción viable, debido a la enorme cantidad de pecados graves que el hombre había cometido en vida, sin arrepentirse.

Desde ese día – dice la leyenda– el alma de Jack vaga inquieta por la tierra, iluminando su eterno andar con la débil llama; rechazado por el Infierno y, sin embargo, incapaz de ganarse una salvación que no merecía.

Una leyenda sobre el Purgatorio, que a menudo se contaba en las noches de Halloween en la muy católica Irlanda; y que los inmigrantes irlandeses traían consigo cuando se mudaban a Estados Unidos. Al otro lado del océano, la leyenda se mezclaba con la (ya presente) costumbre de tallar calabazas con diversos motivos geométricos, para hacer bonitos faroles que se exhibían frente a las casas durante todo el período otoñal.

Así, a fines del siglo XIX, nació la moda de tallar calabazas, dándoles la forma del rostro dolorido de Jack, furioso consigo mismo por su tonta presunción. Nació Jack-o’-Lantern.

¿Qué tienen que ver las brujas y Halloween?

Muy poco, en realidad. Algunos historiadores han querido ver el primer eslabón en un juicio por brujería prohibido en 1590 en la ciudad escocesa de North Berwick; durante el cual, un grupo de mujeres fue acusada de haber hecho un maleficio para que naufragara el barco en el que viajaba la reina Ana de Dinamarca, que iba a Escocia para reunirse con su esposo, el rey James.

De hecho, algunas de las acusadas ​​confesaron bajo tortura que habían hecho el maleficio, y que lo habían hecho en la noche del 31 de octubre; pero esto, en realidad, es un testimonio aislado. Es decir: en su momento, la asociación entre Halloween y las artes ocultas no estaba marcada. Y no lo estará hasta varios siglos después (si acaso, la del 31 de octubre era «la noche de los fantasmas», más que «la noche de las brujas»).

La tendencia de acercar Halloween con el mundo de lo oculto empezó a extenderse en los Estados Unidos del siglo XIX; cuando las familias comenzaron a celebrar la velada del 31 de octubre con pequeños juegos a medio camino entre una broma y un truco de magia. Por ejemplo, a muchas muchachas en edad casadera se les permitía trasnochar porque se creía que quien se mirara en un espejo a las doce de la noche podría ver por un momento en el reflejo el rostro de su futuro marido.

Es inevitable que estos pequeños «hechizos caseros» hayan acabado cimentando la asociación entre Halloween y el mundo de lo oculto. Una asociación que, a lo largo del siglo XX, se habría ido desarrollando cada vez más. También gracias al cine y al auge de la industria del terror de los años 60; que empezó a aprovechar el aniversario del 31 de octubre para lanzar nuevas películas dedicadas a zombis, vampiros, hombres lobo, etcétera.

¿Cómo nació «truco o trato»?

En Italia, muchos señalan (y con razón) que siempre han existido tradiciones similares al truco o trato. Se mencionan con frecuencia las animeddas de la tradición sarda: pequeñas procesiones formadas por niños que vestían disfraces de fantasmas; y que, en los días previos al 2 de noviembre, iban de casa en casa pidiendo dinero.

El propósito, en teoría, era recolectar ofrendas para celebrar una Misa de difuntos en la parroquia; en la práctica, era muy raro que estas pequeñas animaddas dispuestas se fueran sin haber recibido un pequeño dulce ofrecido amablemente por una tierna ama de casa.

[En Portugal existe una tradición parecida: En Portugal, el 1 de noviembre, los niños salen a la calle y se reúnen en pequeños grupos para pedir el Pão-por-Deus, una especie de pastel. En España existen tradiciones parecidas con frutos secos – la Chaquetía extremeña, por ejemplo – N. del T.]  

Pero el truco o trato al estilo estadounidense en realidad tiene un origen diferente. Tiene sus raíces en el contexto de fuertes tensiones sociales que animó a Estados Unidos en los años de la crisis dada por el desplome de Wall Street.

En muchas ciudades, pequeñas bandas de adolescentes problemáticos habían tomado la mala praxis de explotar la noche de Halloween para dar lugar al vandalismo descarado de las propiedades de los vecinos más adinerados, desahogando así su malestar.

Parece ser que, en 1938, la periodista estadounidense Doris Hudson-Moss se enfrentó abiertamente a uno de estos matones, que se acercaba amenazadoramente a la puerta de su casa. En vez de ahuyentarlo, le propuso entrar a su casa y le ofreció un pastel… el cual el niño devoró de dos bocados, tal era su hambre. Luego se escapó, y pronto regresó con unos amigos que recibieron el mismo trato de Doris.

Al final de la noche de Halloween, la casa de la reportera fue la única en todo el barrio que no sufrió señales de vandalismo. En 1939, Doris relató su experiencia en la revista femenina American Home, invitando a todas las amas de casa de América a seguir su ejemplo… y así lo hicieron. Así nació la tradición del «truco o trato».

¿Es cierto que ese día es el cumpleaños del diablo?

No, por Dios. Entre otras cosas, no parece que en veinte siglos de historia cristiana los teólogos hayan dedicado alguna vez un esfuerzo particular a indagar la fecha en que Satanás apaga las velas del pastel; dado que los demonios (obviamente) no tienen cumpleaños.

La definición de Halloween como cumpleaños del diablo fue acuñada en 1986 por Jack T. Chick, dibujante evangélico vinculado al mundo del fundamentalismo cristiano protestante; quien utilizó su arte para advertir a los jóvenes sobre los peligros de las graves plagas que amenazaban a la sociedad.

Entre los más temibles, en opinión de Chick, estaban el feminismo, el catolicismo y la teoría darwiniana de la evolución; pero el autor también estaba moderadamente obsesionado con la idea de complots satánicos que intentaban engañar a niños inocentes; y creía que podía ver uno en las celebraciones «para niños» del tradicional Halloween estadounidense [que no existía en la época de las colonias, sino que introdujeron los inmigrantes católicos irlandeses hacia 1840, n. del t.].

En la visión de Chick, incluso una calabaza tallada y un disfraz de bruja se convirtieron en bienvenidos homenajes a Satanás: una teoría que el dibujante expresó en el cómic The Trick; fue el primer autor en asociar la noche de Halloween con un improbable cumpleaños demoníaco.

Que efectivamente haya grupos dedicados al ocultismo que se reúnan el 31 de octubre para realizar sus rituales: eso es otra cosa. Pero, por desgracia, estos rituales tienen muy poco que ver con las galletas en forma de calabaza y las fiestas temáticas de Harry Potter. Hay algunas cosas aterradoras que realmente suceden en la noche de Halloween; pero tal vez sea bueno distinguirlas de las tradiciones más inocentes, para evitar distraerse con errores peligrosos.

HALLOWEEN

ESCENARIO DE LA BATALLA DEL BIEN vs MAL

Por José Ramón

Cuando muchos cristianos piensan en el último fin de semana de Octubre, es innegable no pensar en la batalla del bien contra el mal. Pensamos en el demonio como un dragón feo y en los ángeles como seres hermosos. Aún hay mucha ingenuidad en los creyentes. Pero, esta historia se remonta antes de la creación, cuando en el mismo cielo hubo una batalla donde Luzbel, el ángel más bello creado por Dios, se opuso al plan de Dios Padre y le dijo Non serviam que traduce “no serviré”. En ese instante, el más pequeño de los ángeles se levantó y dijo “¿Quién como Dios?”, y así fue que el ángel San Miguel llega a convertirse en arcángel, en el líder de los nueve coros angélicos.

Una vez expulsado Luzbel, a quien conocemos hoy día como Lucifer, convence a Eva para que logre seducir a Adán de desobedecer a Dios. El Catecismo de la Iglesia Católica menciona claramente que Dios se complació en crear al ser humano, pero también al ver cómo éste se dejó arrastrar por el enemigo de Dios, llegó a cometer muchas aberraciones, tanto que Dios se arrepintió de haberlo creado, dice la Sagrada Escritura. Pero ¿cómo? Dios lo había creado perfecto. Sí, pero lo dotó de libertad. Entonces el uso irracional de la libertad abrió paso a que el germen del mal entrara en el corazón del hombre.

Ante esto, Dios mismo trazó un plan: LA REDENCIÓN. El hombre tenía necesidad de ser sacado, pues al experimentar la oscuridad de la aberración y desobediencia se había desfigurado esa perfección primera, que era imagen y semejanza de Dios. Así podemos ver claramente que el propósito principal del enemigo es evitar la comunión del hombre con su Creador. 

Cuando leamos la Sagrada Escritura, nos daremos cuenta de que todos los pecados de la humanidad están allí plasmados, pero también las proezas de Dios para restaurar su imagen en nosotros sus hijos. Hasta Jesús, Dios hecho hombre permitió ser tentado. Dios mismo tomando en sí la naturaleza humana, purifica, transforma y redime. Cambia nuestro destino, nos abre el cielo y nos da a Su Madre Santísima en esta lucha contra potestades infernales.

Así como Dios ha asumido nuestra propia naturaleza y a ayudarnos a recobrar nuestra propia libertad, también el demonio quiere poseer las almas, siempre retando a Dios, así como lo hizo con Job “Permíteme tentarlo para que reniegue de ti”. 

Piensen siempre que de todo lo creado por Dios, el enemigo siempre busca imitar lo paralelo. Como Él no es Dios, lo único que puede hacer es imitar. Hace un poco más de mil años atrás, en culturas europeas el demonio se infiltró haciendo que se hicieran sacrificios en su honor, de allí nace la llamada ‘misa negra’. Tratando de imitar el Sacrificio de Jesús que es la Santa Misa. 

El enemigo ha querido secuestrar fechas y horas, por ejemplo, como la víspera de la Solemnidad de todos los Santos, en que los cristianos celebramos la santidad de tantos que han dado su vida. Como también la hora de las 3 am para los actos ocultistas en oposición a la Hora de la Misericordia. El objetivo del enemigo no es dar vida sino cobrarla, raparla, secuestrar las almas para hacerlas condenar. Pues haciéndoles parte de sus abominaciones, así mismo ha logrado separar de la eterna felicidad que Dios nos tiene preparada, queriendo condenar al hombre a estar eternamente privado de Dios.

El propósito de Halloween es provocar la invocación masiva del mal. Aunque el diablo y los espíritus malignos no tienen ninguna autoridad más allá de lo que un alma o muchas le permiten. El diablo actúa por lo que la gente hace, no porque este pueda hacer algo por sí mismo. El enemigo celebra la entrada de nuevos miembros que se inician en el ocultismo, celebra a modo de venganza que el mal entra en las vidas de unos cuantos.

El peligro no radica en que los niños se disfracen de profesiones: carpinteros, médicos, sino que radica en vestirse de aquellos trajes que glorifican el mal deliberadamente e infunden miedo, y más aún cuando las personas pretenden “obtener poderes especiales” a través de la magia y brujería, consciente e inconscientemente, por diversión o con propósito.

En el libro de Deuteronomio, en el capítulo 18, se habla de no intentar consultar a los espíritus de los muertos, tampoco a los que practican magia, brujería o actividades afines. Aquello sería una violación de un mandamiento de la Iglesia, al colocar otras cosas por delante de la relación con Dios.

La Virgen dijo en Fátima “Al final, mi Corazón Inmaculado triunfará”. Al final siempre triunfa Dios. Ya triunfó desde el inicio, triunfó en la Cruz, triunfa en cada Misa que se celebra, ahora nos corresponde escoger de qué lado queremos estar. Pero ¿Cómo puedo elegir estar del lado de Dios? Buscando de corazón al Señor, entrando en comunión con él. Convirtiéndonos de todo aquello que es contrario al Querer de Dios, con la voluntad y la mirada puesta en ver el Rostro de Dios, donde nos alumbrará por los siglos de los siglos y nos dice “Yo soy el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin. Bienaventurados los que lavan sus túnicas para tener derecho al Árbol de la Vida”. Unámonos a todos los justos de todos los tiempos aclamando “Ven Señor, Jesús” (Ap 22,5.14.20).

La Víspera de Todos los Santos (Halloween)

Halloween (contracción del inglés All Hallows’ Eve, en español: «Víspera de Todos los Santos»), también conocido como Noche de Brujas o Noche de Víspera de Difuntos, es una celebración moderna resultado del sincretismo originado por la cristianización de la fiesta del fin de verano de origen celta llamada Samhain.

Se celebra internacionalmente en la noche del 31 de octubre, sobre todo en la angloesfera, como , Estados Unidos y en menor medida en otros lugares como España e Iberoamérica. A pesar de pertenecer al mundo anglosajón, en Australia y Nueva Zelanda no se observa esta costumbre tanto como en los demás países.

Samhain

Sus raíces están vinculadas con la conmemoración celta del Samhain y la festividad cristiana del Día de Todos los Santos, celebrada por los católicos el 1 de noviembre. Se trata de un festejo secular, aunque algunos consideran que posee un trasfondo religioso. Los inmigrantes irlandeses transmitieron versiones de la tradición a América del Norte durante la Gran hambruna irlandesa.

El día se asocia a menudo con los colores naranja, negro y morado y está fuertemente ligado a símbolos como la jack-o’-lantern. Las actividades típicas de Halloween son el famoso Dulce o truco y las fiestas de disfraces, además de las hogueras, la visita de casas encantadas, las bromas, la lectura de historias de miedo y el visionado de películas de terror. En resumen, halloween es lo contrario a todos santos, ya que halloween es para espantar a los difuntos.

Halloween según la teoría tradicional tiene su origen en una festividad céltica conocida como Samhain, que deriva del irlandés antiguo y significa fin del verano. Los antiguos britanos tenían una festividad similar conocida como Calan Gaeaf. En el Samhain se celebraba el final de la temporada de cosechas en la cultura celta y era considerada como el «Año nuevo celta», que comenzaba con la estación oscura.

Los antiguos celtas creían que la línea que une a este mundo con el Otro Mundo se estrechaba con la llegada del Samhain, permitiendo a los espíritus (tanto benévolos como malévolos) pasar a través. Los ancestros familiares eran invitados y homenajeados mientras que los espíritus dañinos eran alejados. Se cree que el uso de trajes y máscaras se debe a la necesidad de ahuyentar a los espíritus malignos. Su propósito era adoptar la apariencia de un espíritu maligno para evitar ser dañado.

Otra práctica común era la adivinación, que a menudo implicaba el consumo de alimentos y bebidas, e incluso en Asturias se celebraban banquetes en las tumbas de antepasados.

Cuando tuvo lugar la ocupación romana de los dominios celtas, la festividad fue asimilada por estos. Aunque ya se celebraba en los últimos días de octubre y primeros de noviembre una festividad conocida como la «fiesta de la cosecha», en honor a Pomona (diosa de los árboles frutales), se mezclaron ambas tradiciones.

Todos los Santos

Desde la época de la Iglesia primitiva, importantes celebraciones cristianas (como Navidad, Pascua y Pentecostés) tienen vigilias que comienzan la noche anterior, al igual que la fiesta de Todos los Santos. ​Si bien la Navidad, Pascua o Pentecostés podían tener un día relacionado, la muerte de los creyentes sucedía durante todo el año, por lo que no había un día fijo, de tal forma que las conmemoraciones de todos los santos y mártires eran celebradas por varias iglesias en diferentes fechas, principalmente en la primavera. ​ En 609, el papa Bonifacio IV re-dedicó el Panteón en Roma a «Santa María y todos los mártires» el 13 de mayo aprovechando la festividad de Lemuria (un antiguo festival romano de los muertos). La fiesta de Todos los Santos, en su fecha actual en la Iglesia Occidental se remonta a la fundación por el Papa Gregorio III (731–741) de un oratorio en San Pedro para las reliquias «de los santos apóstoles y de todos los santos, Mártires y confesores». En 835, el Todos los Santos se cambió oficialmente del 13 de mayo al 1 de noviembre, la misma fecha que Samhain, a instancias del papa Gregorio IV. Algunos sugieren que esto se debió a la influencia celta, mientras que para otros fue una idea germánica. En cualquier caso, tanto los pueblos germánicos como los de cultura celta conmemoraban a los difuntos a principios de invierno probablemente porque observaban que era un momento de «morir» en la naturaleza. También se sugiere que el cambio se realizó «por razones prácticas de que Roma en verano no podía acomodar a la gran cantidad de peregrinos que acudían a ella», y tal vez debido a consideraciones de salud pública relacionadas con la fiebre romana, una enfermedad que cobró varias vidas durante los veranos bochornosos de la región.

Halloween

En 1840 esta festividad llega a Estados Unidos y Canadá, donde queda fuertemente arraigada. Los inmigrantes irlandeses transmitieron versiones de la tradición durante la Gran hambruna irlandesa. Fueron ellos quienes difundieron la costumbre de tallar los jack-o’-lantern (calabaza gigante hueca con una vela dentro), inspirada en la leyenda de «Jack el Tacaño».

Sin embargo, la fiesta no comenzó a celebrarse masivamente hasta 1921. Ese año se celebró el primer desfile de Halloween en Minnesota y luego le siguieron otros estados. La fiesta adquirió una progresiva popularidad en las siguientes décadas.

La internacionalización de Halloween se produjo a finales de los años 1970 y principios de los 1980 gracias al cine y a las series de televisión. En 1979, se estrenaba en Estados Unidos y en el mundo entero Halloween, de John Carpenter; una película ambientada en la víspera de Todos los Santos que supuso una referencia para el cine de terror de serie B; con innumerables secuelas e imitaciones.

Hoy en día, Halloween es una de las fechas más importantes del calendario festivo estadounidense y canadiense. Algunos países iberoamericanos, conociendo aún esta festividad, tienen sus propias tradiciones y celebraciones ese mismo día, aunque coinciden en cuanto a su significado: la unión o extrema cercanía del mundo de los vivos y el reino de los muertos:

En Europa son muchas las ciudades en las que los jóvenes han decidido importar el modo con el que Estados Unidos concibe Halloween celebrándolo con fiestas y disfraces. Aunque en algunos lugares, como Inglaterra, la fiesta original ha arraigado de nuevo.

El hecho de que esta fiesta haya llegado hasta nuestros días es, en cierta medida, gracias al enorme despliegue comercial y la publicidad engendrada en el cine estadounidense. La imagen de niños norteamericanos correteando por las oscuras calles disfrazados de duendes, fantasmas y demonios, pidiendo dulces y golosinas a los habitantes de un oscuro y tranquilo barrio, ha quedado grabada en la mente de muchas personas.

En esa noche los espíritus visitaban las casas de sus familiares, y para que los espíritus no les perturbasen, los aldeanos debían poner una vela en la ventana de su casa por cada difunto que hubiese en la familia. Si había una vela en recuerdo de cada difunto, los espíritus no molestaban a sus familiares; si no era así, los espíritus les perturbaban por la noche y les hacían caer entre terribles pesadillas.

La expansión de la cultura estadounidense por todo el mundo, principalmente a través del cine, propició la llegada a España del Halloween en su forma anglosajona, aunque las tradiciones propias de ese día, derivadas del Samhain, ya se celebraban antes incluso de que existiera Estados Unidos como nación.

Tradiciones en España y Portugal

Debido a su origen celta, en España hay un número considerable de tradiciones relacionadas con espíritus, siendo probablemente las más famosas las meigas y la Santa Compaña de Galicia. En Asturias, en el siglo XVIII, los niños llevaban lámparas y pedían comida a las puertas de las casas durante esa noche. Por ejemplo, dentro de Castilla, en la actual comunidad de Madrid, se tiene registro de numerosos municipios como Ambite, Canencia, El Vellón, Estremera, Manzanares el Real, Loeches, Fuentidueña de Tajo, en los que se decoraban las casas con calabazas, a las que le hacían agujeros en su interior para simular una cara con ojos, nariz y boca y se introducía una vela o luz dentro de la calabaza, con el objetivo de invocar espíritus protectores y asustar a la gente generando una atmósfera de terror.​ En muchos pueblos esa noche solo estaban iluminadas las calabazas y las hogueras. Para hacer estas decoraciones se solían utilizar calabazas, aunque también se hacían con calabacines, botijos, ollas.​ En Ajalvir en vez de una calabaza se emplea una calavera de asno; y en Tielmes, un botijo.

Era una costumbre muy habitual de muchos pueblos madrileños tocar la campanilla durante esa noche hasta la madrugada y en muchas ocasiones la gente iba vestida de negro. Se llevaban a los cementerios luces para «guiar» a los muertos y se limpiaban las tumbas. En las afueras de Soria (Castilla y León), se celebra una procesión muy famosa llamada «Ritual de las Ánimas», en el que las personas cantan por la noche mientras llevan en las manos velas protegidas por botes, calabazas o cacharros de barro agujereados para finalmente hacer una gran hoguera. Esta tradición fue inmortalizada por Gustavo Adolfo Bécquer en su cuento de terror «El monte de las ánimas» (1862).

Muchas de estas tradiciones paganas convivían con otras religiosas, principalmente cristianas como el Día de Todos los Santos (1º de noviembre). Sin embargo, en épocas en las que hubo gobiernos fuertemente religiosos, como durante la Dictadura de Franco, se buscó que la Iglesia tuviera el monopolio de las celebraciones festivas.

En el plano gastronómico es bastante común el consumo de alimentos propios de estas fechas como: los buñuelos de viento, los huesos de santo, panellets, puches (en Getafe), natillas, sopas canas, chocolate con churros, tostones (en Ciudad Real), roscos (en la provincia de Cuenca), nuégados (en Albacete), etc.

En Portugal se celebra el dia de “Pão por Deus” (tradición documentada desde el siglo XV) tiene varios nombres y se extiende desde Galicia, a Tenerife y Brasil. En este dia los niños hacen una colecta, recorren las casas pidiendo “pão por deus”, cantando versos y en algunas regiones del interior de Portugal era tradición que los niños llevasen una calabaza con una cara tallada y una vela en su interior para iluminar la noche o para poner miedo. A esta calabaza que se parece con una calavera se llama de coco o coca. En Galicia esta tradicion es tambien ancestral y se llama “Migallo”,​ en Tenerife “Pan por Dios”, o “Los Santitos” en Florianópolis se llama “Finadinho”​ o “pão por Deus”. En Portugal o “Pão por Deus” es Patrimonio cultural inmaterial y su gran semejanza con la tradicion de Halloween lo pone en riesgo de desaparición.

Fuente: Wikipedia

El veterano exorcista de Londres avisa

Jeremy Davies es, desde 1987, el exorcista de la diócesis de Londres. Fue ordenado sacerdote en 1974. Y antes era médico. En su juventud buscaba curar y aliviar y liberar el cuerpo de los enfermos. Pero cuando empezó a trabajar los temas de liberación y exorcismo se volcó en liberar almas y mentes de la opresión de lo demoníaco.

A los que tontean con lo oculto: puede ser mortal

El padre jeremy Davies lleva desde finales de los años 70 en el mundo de los exorcismos y la oración de liberación

Jeremy Davies es, desde 1987, el exorcista de la diócesis de Londres. Fue ordenado sacerdote en 1974. Y antes era médico. En su juventud buscaba curar y aliviar y liberar el cuerpo de los enfermos. Pero cuando empezó a trabajar los temas de liberación y exorcismo se volcó en liberar almas y mentes de la opresión de lo demoníaco.

Ya a finales de los años 70 participaba en oraciones de liberación y en exorcismos en la diócesis de Westminster. El cardenal Basil Hume le encomendó el cargo oficial de exorcista en 1987. Hoy ejerce este ministerio cada semana en una parroquia católica del centro de Londres.

Se había licenciado en medicina en 1968 y había ejercido la medicina en lugares remotos de África. Allí encontró extrañas molestias en sus pacientes. Después, ya ordenado sacerdote en 1974, encontró en Londres que “todo tipo de personas” venía a verle con inquietudes, y algunos, efectivamente, estaban “poseídos o afectados”, explica al National Catholic Register.

Hoy tiene más de 80 años y ya no pastorea una parroquia. Su mente sigue ágil y se mantiene bien de salud. Sus modales son los de un médico tranquilo y sereno. Como médico y como cura, sabe que su primer deber es escuchar y entender al paciente, al alma atribulada.

«La creencia en Satán, ángel caído, es parte esencial de la Revelación»

“Cada parte de la Revelación es importante y esencial. La creencia en Satán como ángel caído, y de hecho como líder de los ángeles caídos, es una parte esencial de la Revelación divina”, afirma, cuando le comentan casos de eclesiásticos que dudan de la existencia real de Satanás.

Entrevistado unos días antes de Halloween, el exorcista de Londres advierte contra ciertos juegos y riesgos. Algunos, dice, “empiezan jugando juegos, pero puede llevar a la gente a no creer en el demonio y en los espíritus malignos, y eso, a su vez, puede llevar a una pérdida de la fe cristiana”. Y añade: “jugar con el mal bajo el pretexto de que no es real es permitir al demonio entrar”.

Pero el mal también puede entrar cuando hay un interés malsano en lo oculto, llevando a “una intrusión de influencia demoníaca” al crecer en fascinación por ello.

El padre Davies en una evangelización callejera con el Gremio de Evidencia Católica

Tontear con lo oculto es peligroso

El padre Davies afirma que tontear con lo oculto, incluso si es con poca profundidad, puede ser “mortal”. Cualquier “tolerancia de prácticas ocultas es parte de un terrible engaño”. Es pecado, y aleja al alma de Dios.

Hay otros pecados, advierte, que pueden estar “particularmente vinculados” a lo sobrenatural maligno, entre los que apunta al aborto, la pornografía y los pecados sexuales.

Ante el Halloween paganizado él propone “avisar al mundo no sólo que evite Halloween, es también una oportunidad para hablar a la gente de Cristo”.

Sacramentales y llenarse de Espíritu Santo

En una entrevista previa en 2017, Davies explicaba que una persona liberada de la actividad especial de lo demoníaco (de opresión, obsesión o posesión) debe entender que debe vivir en un estado de “combate espiritual” y no debe caer en la pereza o el letargo espiritual. “Lo más importante para cada persona es combatir en esa lucha”, insistía. Una persona debe estar llena de Espíritu Santo -y rechazar el pecado- para mantenerse protegida. Eso es un trabajo cotidiano de cada cristiano. Propone aferrarse a la oración, los sacramentos, leer orando las Sagradas Escrituras, el uso de sacramentales (agua bendita, etc…) El combate espiritual es un hecho cotidiano.

Más exorcistas y mejor conectados

Cuando empezó su carrera de exorcista, los exorcistas eran pocos y casi no se conocían entre ellos. Pero en los últimos 30 años las cosas han cambiado. En 1990 colaboró con otros 5 sacerdotes, incluyendo al ya difunto padre Gabriele Amorth, exorcista oficial de la diócesis de Roma, para crear la Asociación Internacional de Exorcistas Católicos.

Hoy, esta asociación tiene una convención internacional en Roma cada dos años. Los exorcistas británicos tienen una convención anual en la que se reúnen y comparten experiencias. Londres tiene varios exorcistas, con ayudantes laicos, y colaboran entre ellos, aunque sus nombres no se difunden al gran público.

El padre Davies preside una oración de liberación ante la central de la abortista IPPF en Londres en 2017

¿Cómo celebramos Halloween en una familia cristiana?

Propuestas para ayudar a los niños a comprender qué es lo que celebramos realmente

Ayer me dijo mi hija de siete años que le tenía que contar cómo celebraba Halloween yo de pequeño, porque tenía que llevar al cole eso como tarea. ¿Cómo celebraba yo Halloween de pequeño? No lo celebré nunca.

Hablo de mi casa. Yo viví mi infancia y adolescencia en Coruña, en el noroeste de España, y allí no había nada de calabazas, ni de brujas, ni de esqueletos. ¡Y con eso que es tierra de “meigas”! En el cole tampoco. Nada de nada. Mi hija no se quedó muy conforme, no se lo creía.

Por otro lado, veo hoy a algunos reivindicar la fiesta de Todos los Santos. Veo niños disfrazados de santos y propuestas surrealistas y forzadas que, lo siento, tampoco viví yo en mi infancia. Mi familia era cristiana, lo es, y siempre vivimos y celebramos en casa las “fiestas de guardar”.

En Todos los Santos no hacíamos nada especial. Yo no recuerdo nada. Tal vez me acuerdo que no entendía muy bien eso de celebrar todos los santos y que, mi hermano y yo, hacíamos la “gracia” de felicitarnos y felicitar a todos por el día de su santo…

La verdadera tradición en mi tierra y en el conjunto de España siempre fue celebrar el día de Difuntos. Día de cementerios, flores, atascos…

Yo iba todos los años a ponerle flores a mi abuelo y allí, delante de la lápida, rezábamos tres avemarías después de que mi abuela la hubiera lavado y hubiera colocado bien las flores compradas. De eso sí guardo un recuerdo limpio y entrañable.

En mi casa, hoy, no celebramos Halloween. Yo no pongo calabazas, ni muertos, ni telas de araña por el pasillo. Pero sería un poco imbécil si pretendiera que mis hijos vivieran lo que yo viví.

Porque para ellos, que tienen 10, 7 y 4 años, Halloween es algo connatural. Ellos no saben si hace 30 años no se celebraba. Ellos saben que, desde que tienen uso de razón, en su ciudad, en su país, en la tele, en el cole, en su círculo de amigos… existe algo llamado Halloween y que la gente lo celebra.

Yo no puedo luchar contra eso y menos “inventando” una celebración de Todos los Santos a todas luces “sinsentido”. Lo que intentamos es lo siguiente:

1. Pregunto a mis hijos por qué se celebra Halloween. Como no saben exactamente por qué, reflexiono con ellos que cuando uno celebra algo, debe saber lo que celebra…

2. No hago propaganda a Halloween. Se habla de ello cuando ellos lo sacan. No más.

3. Les recuerdo que es festivo no por Halloween sino por Todos los Santos y Difuntos.

Hablamos de los santos durante todo el año. Celebramos el santo de cada uno, conocemos su vida, felicitamos a nuestros amigos y nos enteramos de los “nuevos” que van llegando.

5. Vamos al cementerio para recordar a los que se han ido y que viven ahora en el cielo. Vida, vida y vida… pero asumiendo la muerte. Les pedimos a los que están arriba que nos ayuden , que nos echen una mano, que nos protejan…

6. Vivimos todo con humor y sin tensiones. Quitamos hierro, nos echamos unas risas en la tienda probándonos una peluca y dejamos que no sean los “raros” de un cumpleaños si les piden ir disfrazados de Halloween.

La fe y el amor a Cristo no nos los jugamos con Halloween. Como los discípulos de Emáus, a veces caminamos ofuscados, discutiendo y charlando sobre lo que sucede y, mientras, no reconocemos al Señor que nos sale al paso.