¿Cuál es el plan del diablo para los últimos tiempos?

El diablo no tiene un pelo de tonto, la Biblia misma dice que es astuto (Génesis 3:1), mentiroso (Juan 8:44), engañador (Apocalipsis 12:9) y que está dispuesto a hacer cualquier cosa para lograr su propósito de «robar, matar y destruir» (Juan 10:10).  

De hecho el mismo nombre «Satanás» viene de la palabra hebrea que quiere decir «adversario» o «calumniador«, por lo cual dudo mucho que tenga ganas de perder y tener que pasar una eternidad en los infiernos.  Entonces, ¿estará loco en creer que puede ganarle al Dios Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente?  ¿O será que tiene una idea que cree podría funcionarle?  ¿Qué dice la Biblia sobre su plan para los últimos tiempos?

Primero entendamos bien quién es Satanás según la Biblia, que la primera vez que sale mencionado con ese nombre es en el libro de Job (el cual se cree es el más antiguo de toda la Biblia, alrededor de 1.450 a.C.), sin embargo lo vemos con varios nombres desde el Génesis hasta el Apocalipsis:

«La serpiente, que era el más astuto de todos los animales del campo creados por Dios el Señor, se le acercó a la mujer y le preguntó: ¿Es verdad que Dios no les permite comer de ningún árbol que hay en el jardín?»  (Génesis 3:1)

«Cierto día en que los ángeles se presentaron ante el Señor, acudió también con ellos el ángel acusador («satanás»). ¿De dónde vienes? —le preguntó el Señor al acusador.  Y este respondió: De rondar la tierra y recorrerla por todas partes.»  (Job 1:6-7)

«¡Cómo caíste del cielo, oh Lucifer, hijo de la aurora!  ¡Cómo has sido derribado en tierra, tú que fuiste tan poderoso luchando contra las naciones del mundo!  Porque te extasiabas pensando: «Subiré al cielo y gobernaré a los ángeles.  Treparé hasta lo más elevado del cielo y seré como el Altísimo».  Pero en vez de ello, serás hundido en lo más profundo del abismo infernal.  Allá todos te mirarán con asombro y preguntarán: «¿Será este aquel que hacía temblar la tierra y los reinos del mundo?  ¿Será este aquel que destruía el mundo, convirtiéndolo en un degolladero, demoliendo sus grandes ciudades sin tener misericordia de sus prisioneros?»»  (Isaías 14:12-17)

«El enemigo que sembró la mala hierba entre el trigo es el diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.»  (Mateo 13:39)

¿Y cómo sabemos que todas las citas se refieren al mismo personaje?  Es Jesús mismo quien lo revela, primero a los apóstoles y luego a Juan en el Apocalipsis:

«Se libró entonces una gran batalla en el cielo.  Miguel y los ángeles que están bajo su mando pelearon contra el dragón y sus huestes de ángeles.  Estos últimos, una vez vencidos, fueron expulsados del cielo.  ¡Aquel gran dragón, que no es otro sino la serpiente antigua que se llama diablo Satanás, y engaña a todo el mundo, fue arrojado a la tierra junto con la totalidad de su ejército!»  (Apocalipsis 12:7-9)

Teniendo claro quién es él, hay que entender que el diablo pretende arruinar el Plan de Dios pero usando las mismas leyes divinas, o sea tratando de que Dios se enrede en sus propios mecates para «robarle la vuelta»!  (como si eso fuera posible) jajaja.  Satanás es muy inteligente y no pretende irse sin echarse el pleito, lo interesante es que pareciera que él de veras cree que tiene posibilidades de lograrlo, sabe que Dios siempre cumple sus leyes y mantiene sus promesas, y considera que eso es Su talón de Aquiles.  Por lo tanto, el plan del diablo es agarrar a Dios en un tecnicismo legal que le permita mantener su reino (terrenal) sin que nunca llegue el juicio, y que Dios se quede en el cielo.  

Su primer «strike» fue el engaño a Adán para quitarle el control de la Tierra que Dios le había dado, el cual como sabemos fue exitoso para él (ver entrada https://ofertaportiempolimitadoorg.wordpress.com/2022/11/23/por-que-jesus-debia-venir-al-mundo/ ), luego intentaría un segundo con los «nefilim» (híbridos entre ángeles caídos y mujeres) para pervertir la raza humana y que no pudiera nacer el «Mesías» (que Dios lo contrarrestó con el Diluvio y el arca de Noé), luego intentaría uno más al sobornar a Cristo mismo (según él ofreciéndole los reinos del mundo) y finalmente cree que tal vez pueda lograrlo antes del final de los tiempos con su «hijo» el anticristo (la «bestia«):

«Vi entonces que una bestia surgía de las aguas del mar.  Tenía siete cabezas, diez cuernos y diez coronas sobre sus cuernos.  Y en cada una de las cabezas tenía escritos nombres que insultaban a Dios.  Parecía un leopardo, pero tenía pies de oso y boca de león.  El dragón le entregó a la bestia el poder, el trono y la gran autoridad que poseía.»  (Apocalipsis 13:1)

Vemos entonces que el plan del diablo para el final de los tiempos es sacar TODAS sus armas, aprendidas durante milenios viendo al hombre (y a Dios!) actuar, al final él es el mejor abogado acusador que existe y aprovechará lo que cree son los puntos débiles de Dios.  Esta será su última oportunidad, el profeta Daniel describe tales tiempos (ver entrada https://ofertaportiempolimitadoorg.wordpress.com/2022/11/16/setenta-semanas-la-profecia-de-daniel/ ), y será especialmente evidente durante los últimos tres años y medio (la «Gran Tribulación»), cuando hará TODO lo que sea necesario para lograr su plan.  Algunos puntos de su plan son:

  • Suplantar a Cristo en su segunda venida, encarnándose en la figura de la «bestia«, o como también se le denomina, el «anticristo» (o sea, el que viene «en lugar» de Cristo)
  • Además formar junto al «anticristo» y al «falso profeta» (un tipo de anti Espíritu Santo) una «trinidad» satánica para engañar al mundo
  • Solucionar aparentemente los «problemas» del mundo moderno, a fin de congraciarse con toda los habitantes (caídos) de la Tierra, acabando de paso con todas sus libertades
  • Seducir al mundo para que voluntariamente cedan la autoridad dada por Dios sobre sus propias decisiones (el mismo plan que le funcionó con Adán!) y así controlar el mundo, ya no sólo de forma externa al hombre sino también interna mediante la marca de la bestia, y finalmente poder manipular sus decisiones probablemente alterando su código genético (el mismo plan que intentó con los «nefilim» de la antigüedad)
  • Autonombrarse Dios y luego ocupar el Lugar Santísimo del Templo de Jerusalén (que precisamente él se encargará de hacer que los judíos lo construyan en los primeros tres años y medio previos a la Gran Tribulación!)
  • Perseguir y matar a cualquiera que no se someta a su autoridad (la marca de la bestia)
  • Finalmente echar a perder el Plan de Dios tanto para la «iglesia» (el «Cuerpo de Cristo«) como con Israel (ver entrada https://ofertaportiempolimitadoorg.wordpress.com/2022/11/19/dos-promesas-una-para-israel-y-otra-para-la-iglesia/ )

Obviamente nada de esto le funcionará para evitar que Dios prosiga con Su Plan, pero dice la Biblia que lamentablemente billones de personas seguirán a Satanás y se condenarán eternamente.  Y no sólo eso, sino que millones de sus seguidores estarán tan engañados por sus artimañas, que lo seguirán a la batalla final en el valle de Meguido («Armagedón«) para literalmente luchar contra Dios TODOPODEROSO y sus ángeles.  Es como de chiste, pero así de fuerte será la ceguera.

«Los espíritus del mal reunieron a los reyes en un lugar que en hebreo se llama Armagedón.»  (Apocalipsis 16:16)

«Entonces vi a la bestia y a los gobernantes de la tierra y a sus ejércitos reunidos para pelear contra el que montaba el caballo blanco y contra su ejército. Y la bestia cayó presa, y con ella el falso profeta que podía realizar milagros en presencia de la bestia.  Con esos milagros había engañado a los que aceptaron la marca de la bestia y adoraron su imagen.  Los dos fueron arrojados vivos en el lago de fuego que arde con azufre.  Y los demás cayeron víctimas de la espada aguda que salía de la boca del jinete del caballo blanco, y todas las aves se hartaron de sus carnes.»  (Apocalipsis 19:19-20)

De este tema hablaremos en próximas entradas, que aunque hay algunas incógnitas todavía por resolver, la Biblia describe con bastante detalle todo lo que se viene.  Mientras tanto, los cristianos no tenemos nada que temer, confiamos en el Plan perfecto de Dios y que Él tendrá el mejor cuidado de sus hijos, no importa lo que decida!

(Basado en parte de https://www.youtube.com/watch?v=3sVT_Cy6keU y https://www.douglashamp.com/singularity-mark-of-the-beast-to-fight-the-creator/)

¿Cuándo sucederá el retorno glorioso de Jesucristo?

José Alberto Villasana Munguía

Jesús dijo a sus discípulos que, acerca de su regreso en gloria y majestad para reinar en el mundo, “nadie puede decir ni el día ni la hora, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sino solo el Padre” (Mt 24,36). Pero sí podemos afirmar en qué año y mes sucederá, dado que el mismo Jesús ofreció a sus discípulos las claves para saberlo.

En el mismo discurso escatológico, en el Monte de los Olivos, Cristo les indicó dos signos muy claros: “De la higuera aprended la parábola: cuando ya su rama está tierna y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas”. Y les añade: “En verdad os digo que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca” (Mt, 24, 32-34).

El dato de la higuera, normalmente es considerado como una metáfora de alertamiento para permanecer en vela, y de hecho lo es. Pero, teniendo en cuenta que en la hermenéutica siempre debe prevalecer el sentido literal sobre el simbólico, y sabiendo que a lo largo del Antiguo Testamento los profetras se referían a Israel como la higuera, Cristo les está diciendo que el renacimiento de Israel sería el signo principal que anticipa su Parusía.

Ese reverdecer, sucedió el 14 de mayo de 1948 cuando, después de casi veinte siglos de diáspora, Dios volvió a congregar a su pueblo en la tierra prometida, Palestina, antiguo Canán. En esa fecha se cumplieron más de sesenta profecías del Antiguo Testamento, entre ellas la de Ezequiel: “He aquí que volveré a congregar a mi pueblo Israel de las naciones a donde lo dispersé, y lo volveré a reunir y traer a su tierra” (Ez 37, 21).

El 14 de mayo de 1948 se cumplió también lo predicho por Isaías, en el sentido de que una nación nacería en un solo día: “¿Quién oyó cosa semejante? ¿quién vio tal cosa? Pues en un solo día súbitamente nacerá una nación. Antes de que se produzcan los dolores de parto” (Is 66,8). No es normal que una nación nazca en un solo día, siempre se lleva una larga historia hasta que es constituida como tal.

Después, Jesús añade el segundo elemento: “No pasará esta generación hasta que todo esto acontezca”. ¿A qué generación se refiere? Evidentemente no a la generación de los discípulos, pues ellos murieron al poco tiempo y el retorno de Cristo no sucedió. Jesús se refería justamente a la generación en que renacería la higuera, la de 1948.

Ahora bien, si volvemos al Antiguo Testamento y buscamos en los profetas y libros de la sabiduría cuánto considera la Biblia una generación, encontramos que los judíos la pensaban entre 70 y 80 años, siendo que normalmente los más fuertes llegaban hasta esa edad: “Los días de nuestra edad son 70 años; y en los más robustos hasta 80 años” (Salmo 90, 19).

Es decir, Jesús les revelaba a los apóstoles que su retorno glorioso sucedería 70 años después del renacimiento de Israel o, a lo más, 80 años después.

Si sumamos 80 años al año de la fundación de Israel, que es el tiempo más amplio, nos da el año 2028 (1948 + 80). En ese año ocurrirá la Parusía. ¿Por qué no antes? Porque las Escrituras nos dicen que, previo al Retorno de Cristo, habrá un periodo de siete años, la Gran Tribulación, que coincide con el gobierno mundial del anticristo: 7 shabuas (Dn 9, 27); 84 meses (Apoc 11, 2; 13, 5). Por el día en que hoy vivimos, no cabe más posibilidad que situar los 7 años de la Gran Tribulación del 2021 al 2028.

Queda por dilucidar en qué mes de ese año acontecerá la Parusía.

Para ello, es preciso resaltar que de las siete fiestas judías establecidas por Moisés, cuatro de ellas, las cuatro que se celebran en la primavera, ya han sido sublimadas por Jesucristo: 13 de Nisán (abril) (Pesach), que fue sublimada con la Pascua de Jesús en la Última Cena; 14 de Nisán, panes ácimos (Matzot), que fue sublimada por Jesús con su sepultura el Viernes Santo; 15 de Nisán, los primeros frutos (Bikkurim) que fue sublimada por Cristo el Domingo de su Resurrección; y la fiesta de la cosecha (Shavuot), cincuenta días después de Bikkurim, que fue sublimada con la venida del Espiritu Santo, Pentecostés.

Faltan por sublimar y darle su pleno sentido salvífico las tres fiestas celebradas en el otoño: 1 de Tishri (octubre), fiesta de las trompetas (Rosh Hashana), que será sublimada con el Rapto de la Iglesia; 10 de Tishri, (octubre) fiesta de la expiación (Yom Kippur) que será sublimada con el Gran Día de la Ira del Señor (segunda mitad de la Gran Tribulación); y 15-22 de Tishri (octubre), fiesta de los Tabernáculos (Sukkot), que será sublimada precisamente con la Parusía.

Es por todo ello que, si bien nadie puede decir ni el día ni la hora, Cristo nos reveló claramente en qué mes y año volverá: octubre de 2028.

Adicionalmente, Jesús reafirma a los discípulos en qué momento histórico acontecerá: al final de la Gran Tribulación. Dice el Evangelio “después de la tribulación de aquellos días verán al Hijo del hombre viniendo sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria” (Mt 24, 29-30).

Y es San Juan quien nos revela en qué lugar sucederá: en el Valle de Armagedón, al norte de Israel (Ap 16, 14-16) cuando Jesucristo descienda para derrotar al anticristo con el soplo de su aliento y defender a Israel de la destrucción que el falso mesías pretenderá infligir a Israel.

Por lo tanto, si en el 2028 ocurrirá el retorno glorioso de Cristo, es invariablemente seguro que a finales del 2021 comenzará la Gran Tribulación, como ya lo estamos viendo, y que muy pronto el anticristo se manifestará públicamente, tratando de remedar la llegada del verdadero Mesías siete años antes de que ésta realmente acontezca.

El triunfo del Rey está a la puerta. Ha llegado el momento de arrebatar el premio que Él ya ganó con los méritos de su pasión y muerte. Nos ha tocado vivir en los Nuevos Tiempos de su retorno, en la Primavera de la Iglesia, en la Nueva Evangelización que nace de la renovada efusión del Espíritu Santo. Seremos testigos de su retorno glorioso, cuando “se le dará el poder, la gloria y el reino, y todos los pueblos, lenguas y naciones le servirán” (Dn 7, 14). Es preciso proclamarlo con pasión, gozo y certeza iluminadora. Alegrémonos en medio de todo lo que ha sucedido en este 2021, pues Jesús se apresta a instaurar su reino de paz, de santidad, justicia y amor verdaderos. La mejor preparación, la única, es la espiritual, viviendo día a día en el Espíritu Santo con la confianza puesta en el Señor.