Será más grande que Mónaco y vivirá en torno a la fe
Desde que en 2017 el periodista Rod Dreher escribiese la La opción benedictina, se han multiplicado las iniciativas de fieles para establecer comunidades católicas con afán apostólico.
“Los pilares de la civilización occidental se están desmoronando”, afirmó el periodista americano durante una visita a Madrid: “No podemos dejar de evangelizar y servir a los demás, pero tampoco podemos dar al mundo lo que no tenemos”.
Partiendo de esta premisa, Dreher sugiere poner en marcha “comunidades basadas en las diferencias que los cristianos tenemos con el resto del mundo”, explicó: “No significa que nos escondamos del mundo, sino que cuando salgamos podamos ser fieles representantes de Jesucristo”.
Equivaldrá a seis Vaticanos juntos
Para ello, propone establecer lugares donde poder vivir cristianamente y formarse para transmitir el Evangelio a un mundo post-cristiano. Es el caso del pueblo cercano a la abadía de Clear Creek (Oklahoma, EEUU), la aldea en La Bénisson-Dieu (Lyon) o la ciudad de Ave María (Florida, EEUU), enclaves diferentes unidos por un objetivo común: vivir la fe cristiana en comunidad.
Desde 2020, Lisa Wheeler y Kari Beckman comparten un proyecto similar que está cerca de hacerse realidad. “Veritatis Splendor”, cuentan en Catholic World Report, pretende ser “una comunidad residencial, académica y de ocio en la zona rural de Texas”, donde disponen de 243 hectáreas de terreno, un espacio más grande que Mónaco y que equivale a seis veces el Vaticano.
Kari Beckman, fundadora del proyecto Veritatis Splendor.
Abierto para quien busque los sacramentos
Lisa Wheeler, cofundadora de Veritatis Splendor.
San José, centro de Veritatis Splendor
Como explica su página web, un gran oratorio dedicado a San José “será la piedra angular de Veritatis Splendor, un lugar de peregrinaje para quienes quieran estudiar, rezar y revitalizar su vida espiritual”, imitando el modelo de las catedrales clásicas en Italia.
“Esperamos que los cuidadores del oratorio, una vez asignados, sean una comunidad religiosa de sacerdotes al servicio de la vida apostólica. Mediante una promesa de estabilidad, estos sacerdotes podrán residir en Veritatis Splendor y ser parte de la vida diaria espiritual de la comunidad”, recoge el portal. Además, “los sacerdotes atenderán las necesidades espirituales diarias de la comunidad mediante la oración, la predicación y asegurando que los sacramentos estén disponibles de manera fácil y rápida”.
El objetivo, prepararse para comunicar a Cristo
“Veritatis Splendor es más que un vecindario de cristianos de ideas afines”, explica una de las fundadoras. Lo que caracteriza este proyecto es el apostolado activo. “El vecindario apoyará a los institutos, que tienen su centro, geográfica y metafóricamente, en el oratorio”. Estos centros académicos, centrados en la defensa de la vida, la educación, la libertad, los derechos humanos, la ley y la cultura, pretenden “comunicar la verdad de Cristo al mundo a través de estas disciplinas”.
Monseñor Strickland recordó que “en el seminario nos avisaban que no era nuestro hogar, sino una preparación para vivir en comunidad nuestra vocación”. De forma similar, lo compara con Veritatis Splendor: “Las familias necesitan apoyo para vivir la verdad y educar a sus hijos”. Por eso, la comunidad pretende ofrecer “un entorno de vida en comunidad para preservar y proteger la fe sin que perezca en una cultura contraria a Dios y la Iglesia”.
Plano de la comunidad católica Veritatis Splendor, que consta de siete institutos, instalaciones residenciales y de ocio.
Una comunidad abierta
Lejos de replegarse sobre sí mismos, las fundadoras de Veritatis Splendor afirman que “la comunidad no pretende ser un espacio aislado o ermitaño. La intención es que los residentes se apoyen unos a otros en la fe, y tomen esa fe para predicarla al mundo”.
Por este motivo, destacan que “habrá un servicio para huéspedes que incluye alojamiento, retiros y demás formas de participar en la comunidad”. De hecho, “no estará abierto solo para católicos, todos son bienvenidos siempre que estén de acuerdo con sus principios fundacionales”.
Además, “todos los niveles de ingresos tendrán la oportunidad de residir en la comunidad”. Ante la posibilidad de cerrarla a otros como un mecanismo de defensa, explican que “la única forma de evitar esa tentación es manteniéndose cerca de los sacramentos”.
Misa celebrada por monseñor Strickland en las tierras donde se edificará la comunidad.
Buscando ayuda para comenzar
Los organizadores se mantienen en contacto permanente con la diócesis. El obispo Strickland ha mostrado su entusiasmo por ayudar y coordinar la futura presencia de sacerdotes, para que “sean párrocos de la comunidad y puedan quedarse al servicio del oratorio durante toda su vida ministerial”, cuenta una de las fundadoras: “Esto proporcionaría continuidad, y conocerían muy bien a las familias, viéndolas crecer durante años”.
«Nuestra esperanza es recaudar fondos para comenzar la construcción del Oratorio de San José en otoño de 2021. Será el centro de la comunidad, y como tal, es nuestra primera prioridad”, concluyen.
Parece que nada bueno ocurriera. En estos momentos el hombre vive con angustia existencial. Toda la creatividad natural que el hombre tiene, está saturada por la presión de los tiempos. Hay una pérdida de esperanza por la contaminación existente, pero en medio de todo esto está Dios, hay más bien que mal, sin embargo, el mal es el que encuentra eco en los medios de comunicación. El espíritu del mal es minoría, pero el mal es escandaloso. Nada se mueve sin el querer de Dios. El bien no será nunca abrasado por el mal.
El triunfo del bien es la promesa del Señor de que las puertas del infierno no prevalecerán. San Pablo dice que al final llegará la apostasía general: muchos renegarán de la fe. Los falsos profetas dan fechas exactas de lo que va a suceder. Jesús dijo: Nadie sabe el día ni la hora.
Una persona que perdió el alimento del alma, la Eucaristía –como los protestantes-, no puede interpretar correctamente la Palabra de Dios. Es una herejía negar la presencia de Cristo en la Eucaristía y negar la Inmaculada Concepción, la virginidad de Santa María. Los protestantes no saben las tradiciones sagradas, no pueden conocer plenamente la Biblia. Hay católicos tan desnutridos espiritualmente que van a recoger las enseñanzas de la Reforma protestante. La doctrina de la Iglesia está basada en el Evangelio. Antes de tener el Nuevo Testamento teníamos la verdad predicada a pie. Las sectas pretenden, que si no tenemos su predicación, estamos equivocados.
Sólo podemos entender el Evangelio si partimos de que Jesús vino por los enfermos, por los pecadores, no por los sanos. Mis hermanos son los que hacen la Voluntad de Dios Padre, hay que saber quién es quién. No denunciamos personas, denunciamos errores, herejías. Ante las personas debe haber cariño, comprensión.
Estamos en el triunfo del espíritu. Hay muchos testimonios de que la luz triunfa en muchas vidas sobre las tinieblas. Todo el que acude a la misericordia de Dios encuentra el triunfo del bien, sin importar las vicisitudes de este mundo. El triunfo está dado para aquel que ya no busca el triunfo terrenal, el triunfo humano empieza cuando el hombre ya no busca triunfos temporales. El diablo no tiene poder porque fue derrotado en la Cruz. Tiene poder cuando nosotros se lo damos con el pecado. ¿Quién se puede contaminar? El que está en pecado.
Jesús nunca dijo que no ibas a tener problema, dijo otra cosa que recuerda en esta reflexión el escritor Claudio de Castro
Ami esposa Vida le encanta recordar las homilías de un sacerdote jesuita a cuyas misas solíamos ir unos años atrás.
Sus homilías tenían algo de especial y las escuchábamos con detenimiento. Nos mudamos de barrio y ahora tenemos otra parroquia. Pero de cuando en cuando ella menciona una de las que más le impactó y que nunca olvida.
Contaba el sacerdote de una señora asidua a la Eucaristía de la tarde. Un día se le acercó después de la misa y le comenta compungida:
«Padre, cumplo con todas mis obligaciones de cristiana. Voy a misa a diario, rezo el santo Rosario, ayudo al que puedo y aun así, me pasan cosas malas, tengo unos problemas que no sé cómo voy a resolver.
Supuestamente debiera vivir en paz, tranquila, no con estas angustias que me roban la vida».
«Ay hija, pero, ¿es que nadie te lo ha dicho? Jesús nunca dijo que por venir a misa no te iban a pasar esas cosas, sino quete iba a dar la fortaleza que necesitas para superarlo.
Dificultades y paz
Nunca te librarás de las dificultades, al menos no en este mundo. Son parte de la vida.
La paz, esa paz que nos da Cristo, es interior. La puedes poseer a pesar de tantos problemas. Si amas y confías en su Palabra tendrás paz.
Tal vez lo problemas no se van porque te ayudan a ser más humilde, aumentan tu fe, y te ayudan a ser una mejor persona. Existe un versículo de la Biblia que lo explica con claridad».
El padre nos miró a todos de reojo y continuó:
«Alguno de los presentes en esta Eucaristía sabe cuál es el versículo del que hablé a esta señora?»
Uno levantó su mano y respondió: «Eclesiástico 2».
Esto alegró al sacerdote y dijo: «Exactamente. Vamos a buscarlo en nuestra Biblia, vale la pena que todos los presentes en esta Eucaristía lo conozcan».
Abrió la Biblia y leyó:
“Si te has decidido a servir al Señor, prepárate para la prueba.
Conserva recto tu corazón y sé decidido, no te pongas nervioso cuando vengan las dificultades. Apégate al Señor, no te apartes de él; si actúas así, arribarás a buen puerto al final de tus días. Aceptas todo lo que te pase y sé paciente cuando te halles botado en el suelo. Porque así como el oro se purifica en el fuego, así también los que agradan a Dios pasan por el crisol de la humillación».
Los frutos del sufrimiento
«La Biblia», continuó el sacerdote «tiene varios versículos que nos explican por qué padecer, sufrir, tener dificultades, no siempre es tan malo como parece».
«Si es inevitable sufrir podremos darle sentido. Y no hablamos de sufrir por sufrir, sino de una tribulación ofrecida, aceptada, que da frutos de eternidad. Veamos lo que san Pablo nos dice en Romanos 5, 3-5:
«Más aún; nos gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado».
Ahora lo sabes. El sufrimiento es parte de la vida. A nadie le agrada sufrir, es natural, pero si sufres, al menos dale sentido, ofrécelo. Pide la conversión de los pobres pecadores, la santidad de nuestros sacerdotes, las familias, los jóvenes,… hay tanto por lo cual puedes ofrecer tu sufrimiento…
Un santo solía decir: «Es mejor estar en la cruz con Jesús que mirarlo desde abajo».
Te compartiré un secreto: en los momentos de prueba a mí me gusta mucho ir al Sagrario y visitar a Jesús.
Él siempre está allí, dispuesto a ayudarnos, fortalecer nuestras almas, brindarnos consuelo.
¡Ánimo! Sé paciente y ora mucho. Ten fe. ¡Dios te bendiga!
Glencomeragh, Irlanda, 15 de marzo de 2023 / 13:42 pm
Un nuevo programa de año sabático brinda a los jóvenes la oportunidad de pasar un año viviendo en Irlanda en una comunidad católica intencional con misa diaria, adoración eucarística y formación en la fe.
Ubicado en las verdes colinas del condado de Waterford, el programa Holy Family Mission es visto por muchos católicos locales como un rayo de esperanza para la Iglesia en Irlanda.
«Esta idea de tener un lugar donde puedas conocerte mejor, conocer mejor al Señor y luego enfrentar realmente la vida como una persona más segura, completa, madura y fiel es un gran regalo», dijo a CNA el obispo Alphonsus Cullinan de Waterford.
«Me pregunto cuántos jóvenes entran a la universidad sin saber realmente lo que quieren, y luego se distraen con todo tipo de cosas», dijo.
El «año sabático» de nueve meses es para personas de 18 a 30 años que desean una mayor formación en su fe católica. Aproximadamente 30 jóvenes viven en los terrenos de la finca Glencomeraghde 200 años de antigüedad, donde también ayudan a organizar retiros para compartir la fe con otros.
‘Un año sabático para Dios’
Teresa Jansen llegó a la Misión Sagrada Familia desde Chicago directamente después de la escuela secundaria porque sentía la necesidad de más entrenamiento en su fe y quería «profundizar más» en su relación con Dios.
«Hay tantas oportunidades para poder orar y realmente encontrar al Señor», dijo Jansen.
«Mi punto culminante ha sido la adoración todos los días. Tener adoración y misa todos los días ha sido clave, creo, solo porque ahí es donde realmente ha ocurrido la transformación. … Y luego, junto con eso, han surgido amistades profundas y auténticas de este año», dijo.
Participantes de la Misión de la Sagrada Familia en el condado de Waterford, Irlanda. Crédito: Misión Sagrada Familia
«Dios me está formando para la misión solo porque está haciendo mucho en mi corazón que no esperaba».
Michael Tierney, un estudiante de doctorado de 27 años del condado de Offaly, Irlanda, llama a la Misión de la Sagrada Familia «un año sabático para Dios«.
«Algunas personas van a retiros o van los fines de semana y tienen como este espiritual o ‘Jesús alto’ durante un par de días, pero luego vuelven a sus vidas normales y vuelven a caer en viejos hábitos», dijo Tierney.
«La Misión de la Sagrada Familia es realmente necesaria ahora para producir una generación de jóvenes que lideren la renovación de la Iglesia y que estén realmente arraigados en lo que la Iglesia cree».
Dando fruto
En un país donde al menos 10 diócesis no tienen un solo seminarista que estudie para el sacerdocio, la Misión de la Sagrada Familia ha dado frutos notables desde su fundación en 2016.
Siete ex alumnos del programa han ingresado al sacerdocio o a la vida religiosa. Otros han conocido a su cónyuge durante su tiempo en la Misión de la Sagrada Familia.
«Estamos viendo muchos brotes verdes en el ‘sí’ que los jóvenes han dado aquí en su generosidad a Dios», dijo Maura Murphy.
Murphy es uno de los tres ministros de jóvenes que fundaron la Sagrada Familia como una casa de formación. Dijo que muchos jóvenes describen el año sabático como el «trampolín que necesitaban» antes de ingresar a la vida universitaria.
Participantes en la Misión de la Sagrada Familia en el condado de Waterford, Irlanda. Crédito: Misión Sagrada Familia
«Muchos de ellos han continuado y se han involucrado realmente en sus campus universitarios. Algunos de ellos han iniciado sociedades católicas. Algunos de ellos han comenzado en hogares católicos en el campus», dijo.
«Algunos de los que vienen a nosotros han sido maestros, enfermeras. Se han tomado un descanso en su carrera … Y han vuelto a esa realidad, han vuelto a ese ambiente, pero mejor formados para dar testimonio de la fe y responder a las preguntas que tienen sus colegas».
El obispo Cullinan comentó: «Está dando frutos, en primer lugar, en que todos estos jóvenes tengan más confianza en sí mismos y en su fe para enfrentar lo que la vida les depare. Algunos han entrado en la vida religiosa, pero la mayoría de ellos han pasado a tener más confianza en el camino elegido que han tomado».
«Y también ha habido algunos matrimonios», agregó. «Y eso, ya sabes, es genial porque la vocación al matrimonio es… tan fundamental para el bienestar de la sociedad».
Una oración contestada
El Padre Patrick Cahill, Patrick Reynolds y Murphy estaban trabajando en el ministerio juvenil en diferentes partes de Irlanda, pero seguían escuchando las mismas cosas.
«Escuchábamos a los jóvenes decir que deseamos formación. Deseamos comunidad. Queremos saber más sobre la fe. … Y en ese momento, no sabíamos a dónde enviarlos en Irlanda», recordó Murphy.
Ella dijo que el sueño era tener «una casa de formación para jóvenes en Irlanda, un lugar donde pudieran vivir por un período de tiempo determinado, donde pudieran caminar acompañados con ellos, donde se les pudiera enseñar la fe y donde pudieran compartirla con los jóvenes adultos».
Maura Murphy, el Padre Patrick Cahill y Patrick Reynolds, fundadores de la Misión de la Sagrada Familia en el Condado de Waterford, Irlanda. Crédito: Misión Sagrada Familia
En abril de 2016, los tres ministros de jóvenes se acercaron al obispo Cullinan para presentar la idea de formar jóvenes en Irlanda y tener un alcance misionero para los jóvenes y las familias.
Cullinan recordó: «Escuché y realmente me cautivó la idea. Le dije: ‘Este es el tipo de cosas que necesitamos'».
La propiedad de Glencomeragh vino a la mente del obispo, pero él no dijo nada porque no pertenecía a la diócesis. Él dijo: «Mira, oremos al respecto. Si Dios quiere que esto suceda, sucederá».
Al día siguiente, el obispo recibió una llamada de un sacerdote de la orden rosminiana que dijo que la orden quería regalar la propiedad de Glencomeragh a la diócesis «si tenía un propósito para ello».
Cullinan dijo: «De hecho, tuve que pedirle que lo repitiera. Y me senté. Y lo dijo de nuevo. Y yo dije: ‘¡Hay una respuesta a la oración!'».
Murphy recuerda que el obispo «realmente vio que el Señor quería la Misión de la Sagrada Familia y su tiempo era ahora». La Misión de la Sagrada Familia abrió en pocos meses.
«A veces es el caso de que el Señor está poniendo ese profundo deseo en tu corazón porque en realidad te está pidiendo que respondas a ese llamado. Te está mostrando una necesidad, y quiere que cooperes con su guía y que sucedas», dijo Murphy.
Una espiritualidad mariana y eucarística
La Misión de la Sagrada Familia se centra en la formación en cinco áreas: espiritual, personal, académica, comunitaria y misionera.
Para el padre Cahill, el sacerdote residente de tiempo completo para el programa, el objetivo final del año sabático es que los jóvenes «conozcan al Señor».
«Dios se ha revelado a nosotros porque quiere que lo conozcamos. ¿Cómo podemos amar a un Dios que no conocemos? Así que eso es lo que pretendemos hacer. Aquí pretendemos facilitar a través de diversos medios en todo lo que hacemos para saber quién es el Señor. Entonces, si es académico, si es a través de la vida comunitaria, pero especialmente a través de estar con él, y es por eso que todo tiene que ser eucarístico», dijo.
Tierney describió la espiritualidad de la Sagrada Familia como «muy mariana y eucarística».
Adoración eucarística en la Misión de la Sagrada Familia en el condado de Waterford, Irlanda. Crédito: Misión Sagrada Familia
«Tenemos el rosario. Tenemos adoración eucarística. También tenemos una capilla en el lugar donde la gente puede ir durante el día y simplemente registrarse con Dios. Y ya sabes, eso es realmente importante, porque al menos de mí, ahí es donde realmente ha ocurrido el crecimiento», dijo.
La Misión de la Sagrada Familia utiliza materiales del Instituto Catequético de la Universidad Franciscana de Steubenville como parte de su formación intelectual. Un consejero también se pone a disposición de la comunidad.
«Queremos estar en el ambiente correcto, un ambiente de oración con personas de ideas afines, donde podamos estudiar nuestra fe y permitir que ese conocimiento impacte nuestra vida de oración, impacte quiénes somos y cómo interactuamos con quienes nos rodean», dijo Murphy.
«Esperamos que en los nueve o 10 meses que están aquí, que al final, estén más cerca de lo que Dios les ha pedido que sean y los ha llamado a ser, mejor equipados para vivir el Evangelio y abrazar plenamente su belleza», dijo.
Nuestra Señora Reina de la Paz a Pedro Regis el 21 de febrero de 2023:
Queridos hijos, los invito a vivir la Cuaresma en la presencia de Mi Hijo Jesús. Acércate al confesionario y busca su misericordia. Fortalézcanse con el precioso alimento de la Eucaristía. Si lo haces, serás grande en la fe. No te apartes de la oración. Sólo con la fuerza de la oración podéis soportar el peso de las pruebas venideras. Aléjate del mundo y vive vuelto hacia las cosas del Cielo. No os desaniméis por vuestras dificultades. Vuestro camino en esta vida está lleno de obstáculos, pero Yo soy vuestra Madre y estaré con vosotros. Dame tus manos y te llevaré a la victoria. No te preocupes. Yo cuidaré de ti y de todos los que amas. ¡Valor! Mi Señor os ama y os espera. Los ojos humanos nunca han visto lo que Él ha preparado para los justos. Este es el mensaje que hoy os doy en nombre de la Santísima Trinidad. Gracias por haberme permitido reunirlos aquí una vez más. Los bendigo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Estén en paz.
Hijos míos, días de angustia, desolación y hambruna, se aproximan; esta humanidad se niega a escucharme, por más que la llamo a través de mis instrumentos para que se convierta, sigue dándome la espalda y no la cara. Mi Aviso va a coger a la inmensa mayoría sin estar preparada; todo lo descrito en la Santa Palabra para este tiempo se está cumpliendo en su totalidad; el tiempo de mi Misericordia está en cuenta regresiva; sólo falta la llegada del Aviso y Milagro, para dar paso a mi Justicia.
Las señales del cielo se han intensificado, la transformación de la creación va en aumento, las apariciones y manifestaciones celestiales se están dando como nunca antes se habían visto en la tierra; señales y manifestaciones del Cielo llamando a la conversión a la humanidad, pero ésta sigue aletargada espiritualmente. ¡Pobres almas tibias y pecadoras, las va a coger mi despertar de conciencias en tibieza y pecado, y no van a tener tiempo para convertirse! Amados Hijos, cada vez me siento más solo en mis Sagrarios, son muy pocos los que vienen a visitarme, los mismos de siempre. El Amor de los Amores está por partir, y, ¿qué será de vosotros humanidad pecadora cuando lleguen los días de la desolación y abominación de mis Templos? ¿Cuando sea profanado y expulsado de mis Casas y mi culto diario suspendido, por la desolación y abominación? Os digo, ¡ya no vais a encontrarme en mis sagrarios para consolaros; la desesperación se apoderará de vosotros humanidad ingrata y pecadora y el amo de las tinieblas, os robará el alma! ¡Conversión, conversión, conversión urgente, os pido humanidad pecadora; despertad de vuestro letargo espiritual, porque los días de mi Misericordia están en cuenta regresiva! Acordaos: no quiero vuestra muerte ni me complazco con vuestro sufrimiento; mi deseo es que os arrepentíais y convirtáis de corazón, para que mañana podáis gozar de la vida eterna. Venid a visitarme hijos ingratos no paséis de largo por mis sagrarios, me queda ya muy poco tiempo de permanencia con vosotros. Cuando mis Templos sean cerrados definitivamente por el pretexto de las pandemias, los hijos de la oscuridad al servicio de mi adversario, destruirán mis Casas y profanarán mis Tabernáculos; se cumplirá entonces la profecía de Daniel, que habla de este triste acontecimiento. (Daniel 12, 11)
Por tres tiempos y medio tiempo, ya no estaré con vosotros hijos ingratos, pero mi Pueblo fiel me podrá encontrar en mi Madre, Ella, será el Sagrario donde permaneceré en aquellos días de desolación. ¡Corred pues a bañaros humanidad pecadora en la piscina del perdón y la misericordia; buscad cuanto antes a uno de mis Sacerdotes y haced una buena confesión de vida; alimentaos de mi Cuerpo y de mi Sangre lo más que podáis; convertíos de corazón al pie de mi Sagrario y os aseguro que como al hijo pródigo, también haré un banquete por vuestro regreso.
Hijos míos, prestadle toda vuestra atención a lo que voy a deciros a través de mi Profeta Enoch:
Todos aquellos que por falta de conocimiento, fe, o temor, se vacunaron y son ovejas de mi rebaño, les digo, no temáis; pues hay una esperanza para vosotros; si hacéis mi Rosario de la Preciosa Sangre y Llagas junto con mis letanías de mi Sangre en fe, como novena y me pedís que mi Sangre destruya el efecto nocivo de la vacuna en vuestro cuerpo; os libraré por mi Misericordia de sus efectos adversos y os sellaré con mi Sangre.
Amados hijos, el poder de mi Gloriosa Sangre y Llagas, es el mejor antídoto contra cualquier virus, peste o pandemia; haced la oración de mi Sangre a mañana y noche, extensiva a vuestros hijos y familiares; os aseguro que si la hacéis con fe, ningún virus, peste o pandemia, podrá haceros daño.
Mi Paz os dejo, mi Paz os doy. Arrepentíos y convertíos, porque el Reino de Dios está cerca.
Vuestro Maestro, Jesús Sacramentado, el Amado que no es Amado.
Sucedió en París: tras recibir la Eucaristía en la mano, la rompió en pedazos y la tiró al suelo, una profanación a la que el padre Simón de Violeta respondió así
Es una escena de gran violencia espiritual que tuvo lugar el domingo 17 de enero de 2022 en la parroquia de Saint-Esprit, en la capital francesa.
Mientras el Padre Simón Fornier de Violeta, uno de los vicarios de la parroquia, distribuía la Comunión durante la Misa dominical, llegó un hombre y extendió su mano para recibir el cuerpo de Cristo.
Pero en lugar de llevársela a la boca, levantó la hostia a la altura de la cara y la rompió en mil pedazos antes de dejarla caer al suelo.
«Era la misa mayor de las 11 de la mañana que también corresponde a la segunda etapa del bautismo de los niños, había mucha gente», explica el padre Simón a Aleteia, todavía en estado de shock.
Cuando el hombre se acercó, el sacerdote no notó nada sospechoso. Todo sucedió muy rápido.
«¡Tomó la hostia, se llevó la mano a la cara y la aplastó como si fuera una patata frita!».
«Lo más grave»
Recuperándose, el sacerdote lo agarró por la chaqueta y lo llamó. Simplemente respondió: «Por Nadia», antes de mezclarse con la multitud.
«El acto fue por tanto pensado, premeditado», prosigue. «Tenía las manos un poco hinchadas, con algunas heridas, como es el caso de las personas que consumen drogas o alcohol en exceso. Pero él era plenamente consciente».
Rápidamente el sacerdote pidió a los fieles que retrocedieran para poder ir a buscar una copa para recoger lo que pudiera. «Me aseguré de que el cuerpo de Cristo no fuera más afectado de lo que ya estaba».
Profanation ce dimanche à la paroisse. Après l’avoir reçue, un homme brise l’hostie devant moi et la jette à terre. Prions pour lui, et pour que le diable cesse de s’acharner sur l’Église. pic.twitter.com/zgrkwh9Vmc— Père Simon de Violet (@PSdeViolet) January 16, 2022
«Profanar el cuerpo de Cristo es mucho más grave que el sacrilegio en una estatua o el robo de una colecta», recuerda el sacerdote.
«Es lo máximo de lo que hay más grave en términos litúrgico y sacramental. El cuerpo de Cristo es el tesoro de la Iglesia».
El padre Simón ve ahí «oleadas de ataques del demonio» como ha habido a lo largo de la historia.
«Se desatan los poderes del mal, es una forma de probar a la Iglesia para que confíe en Dios y recuerde que el diablo ha sido vencido por Cristo. Y este hombre que aplastó la hostia estaba bajo la influencia del diablo».
Decidí llevar la hostia en la procesión de salida. Atravesamos el pueblo de Dios con el cuerpo quebrantado del Señor.
Al final de la misa, el padre Simón decidió explicar a la asamblea lo que acababa de suceder, «para los que no vieron la escena, pero también para los niños sentados en la primera fila que vieron todo sin comprender necesariamente el significado de este gesto».
«Decidí llevar la hostia en la procesión de salida. Atravesamos el pueblo de Dios con el cuerpo quebrantado del Señor. Hay algo profético y dramático en eso», explica el joven sacerdote.
Misa de reparación
Después de la misa, el párroco, el padre Arnaud Duban, puso la hostia en agua para diluirla.
«Luego rezamos una oración y mezclamos este agua con la tierra«, continúa el padre Simón.
«El cuerpo de Cristo no se tira, ni se rompe en mil pedazos», explica. Espiritualmente debe realizarse una misa de reparación.
Previeron celebrarla ese siguiente miércoles, 19 de enero. «Aprovechamos la oportunidad de esta tragedia para ayudar a los feligreses y niños que estuvieron presentes a tener un sentido correcto de la santidad del cuerpo de Cristo».
Hablar de ello, enfrentar el mal cara a cara
Como esta profanación no es insignificante, el padre Simón, de acuerdo con su párroco, decidió hablar de ello inmediatamente.
«Tomamos la decisión de ser transparentes por varias razones. El mal debe ser enfrentado cara a cara. Hay que nombrar las cosas«, dice el cura.
«También debería ayudarnos a venerar y respetar mejor el cuerpo de Cristo, aunque cuidando no caer en el victimismo y el comunitarismo», advierte.
«La Iglesia no se considera una comunidad entre otras, sino una comunidad universal. Siempre ha tenido cuidado de no encerrarse en ninguna forma de comunitarismo».
Cada año, el cuarto jueves de noviembre, los estadounidenses se reúnen con amigos y familiares en todo el país para celebrar la fiesta de acción de gracias. Preparan comida, viajan desde donde estén y el país entero se paraliza para expresar su gratitud por las bendiciones del año. Para muchos estadounidenses, este día es uno de los pocos del año en que pueden reunirse con sus familias, lo cual es bueno.
Las motivaciones detrás del compartir de Acción de Gracias son básicamente buenas. Pero, qué maravilloso sería si más aún conocieran que podemos estar en Acción de Gracias todos los días de nuestra vida.
El propósito de reservar un tiempo sagrado para expresar la gratitud en una sociedad que fomenta la implicación personal es bueno. El reunirse con los seres queridos y compartir juntos la mesa es muy saludable al alma. Pero para los católicos, la comida de Acción de Gracias siempre se queda corta respecto a la vida del Reino a la que estamos llamados.
Los católicos somos un pueblo de acción de gracias, y nuestra fiesta se celebra casi todos los días, en casi todos los lugares del mundo. Se llama Eucaristía (del griego eukharistia, ‘acción de gracias’), y va más allá del Día de Acción de Gracias.
Para los católicos ser Eucaristía es un estilo de vida, no sólo una fiesta
La fiesta de Acción de Gracias del mundo está inmersa en la gula y el consumismo. «Comer hasta más no poder», dicen. Por un momento podríamos pensar que sólo debemos dar gracias un día al año. Todos los días te quejas de todo, te enojas por todo, pero en Acción de Gracias todo es maravilloso, todo es paz y amor. La Fe cristiana nos invita a «amar a Dios y al prójimo como a sí mismo» todos los días.
Es un invitación a una continua alabanza a Dios, convertir nuestro corazón en un corazón eucarístico. Quien entra en esta sintonía, entra en un continuo cielo con los pies en la tierra. Es un esfuerzo constante, no por fingir, sino por dar lo mejor de sí. Es llegar a ser como Jesús, que daba gracias continuamente, y lo más importante, que este acción de gracias le hacía dirigir su corazón al Padre Celestial. Es fácil celebrar una vez al año, intentar ser bueno una vez al año, pero, aunque más desafiante, es mucho más heroico serlo en todo momento posible: ser Eucaristía cpn Jesús. Dar gracias con Jesús al Padre Eterno.
Para los católicos, La Eucaristía nos sana y nos transforma.
Sabemos muy bien que estar en actitud de dar gracias es al mismo tiempo reconocimiento de lo que el otro ha hecho por mí. También de pedir perdón, de reforzar el amor que nos profesamos.
Como Católicos, creemos que nadie da lo que no tiene. Lo que tenemos y somos se lo debemos a Dios. Y si no lo tenemos se lo pedimos a Jesús.
Estrechar lazos es sanador, reconfortante al alma herida por la soledad del resto del año. Pero como católicos tenemos la convicción de que Jesús está continuamente con nosotros, nos instruye al corazón, ilumina nuestros senderos y nos ayuda a encontrar el propósito de nuestra propia existencia.
Comer del Cuerpo y Sangre del Señor, nos sumerge en la vida misma de Dios que nos da esa fuerza para dar constantemente amor, para perdonar setenta veces siete y para ser humilde al pedir perdón de corazón, arrepentirse de los malos hábitos y ser plenamente de Dios.
Por tanto, Thanksgiving, es decir la Eucaristía, es nuestra celebración diaria, es la celebración de Jesús, que es la persona hecha Acción de Gracias, quien cada día agradece al Padre su bondad y su amor. Unámonos este año en la Santa Misa de Acción de Gracias antes de compartir la mesa. Podemos llegar a amar porque «Dios nos ha amado primero». No rehúses abrir tu corazón que quiere transformar tu historia. Este es el mensaje del Thanksgiving cristiano.
Nuestro Señor a Jennifer el 18 de noviembre de 2022
Hija Mía, les pregunto a Mis hijos ¿por qué buscas la verdad mientras te rindes a la confianza ciega? ¿Por qué buscas refugio en un mundo que no tiene recompensa eterna? Hijos Míos, ustedes ven cómo el cuerpo es privado sin el sol, pero Yo les digo, hay mayor privación para el alma sin la Eucaristía. Hijos Míos, este mundo no puede redimirlos, porque por eso vine, porque Yo Soy Jesús, el Redentor del mundo. El infierno ha sido vaciado sobre esta tierra y debes estar más atento. No debes rendir la confianza ciega al enemigo que no solo busca tu cuerpo, sino que atrapa y destruye tu alma.
Hijos Míos, el mundo está al borde del gran cambio. Nunca te rindas al enemigo que busca despojarte de tu libre albedrío, silenciar tu voz que fue creada para proclamar el mensaje del Evangelio. Este mundo está hambriento de amor, hambriento de verdad, y el único medio en el que tu alma se llenará es en recibir la Eucaristía. Si tienen sed, entonces arrepiéntanse y encontrarán su alma en el resplandor de Mi Misericordia. Hijos Míos, todo está englobado en la Eucaristía, porque Yo Soy Jesús, plenamente presente cuerpo, sangre, alma y divinidad. Les digo ahora, hijos Míos, que este mundo está cambiando, y en un abrir y cerrar de ojos, la humanidad tendrá pleno conocimiento del estado de su alma. Cada alma sabrá si sus caminos están reflejando Mi luz o inmersos en la oscuridad. Aquellos que buscan hacer las obras de Satanás al amparo de las tinieblas tendrán su lugar ante el gran tribunal. ¡Es hora de prestar atención al mensaje del Evangelio! Vivan sus vidas siendo Mi testigo en este mundo oscuro, porque Yo Soy Jesús y Mi Misericordia y la justicia prevalecerán.
Catedral de San Patricio, Nueva York. Erigido en 1878
Tenía poco más de veinte años. No recuerdo el día ni el año, solo que debo haber tenido entre 22 y 24 años, probablemente en el extremo más joven del rango de edad. Estaba en mis años de pregrado, estudiando historia en CUNY Queens College, trabajando tardes y fines de semana con mi padre para su empresa de paisajismo mientras tomaba clases por la noche. Cuando la gente preguntaba «¿qué haces?» y yo les decía que soy paisajista, siempre asumían que cortaba el césped en los suburbios de Long Island, donde he vivido toda mi vida y sigo viviendo hasta el día de hoy. Es decir, hasta que les decía: «no, mi padre y yo trabajamos en Manhattan». Luego pasaría por un spiel sobre cómo plantaríamos árboles, flores y cosas de este tipo. Mi padre había sido dueño del negocio desde que tenía 23 años, después del fallecimiento de su propio padre, mi abuelo John, a quien nunca había conocido. Él se jubilará pronto, pero yo también pasé horas con él, mi hermano, mi amigo o solo haciendo este mismo trabajo. Algunos entienden la belleza única, y en cierto sentido, grosera y el esplendor del entorno que es la ciudad de Nueva York (NYC). Otros no pueden y no quieren, eso es igual de bueno. Fue en un día particular en la primavera de mis primeros veinte años que las puertas se abrieron a una iglesia mientras ya me había estado enamorando de la Iglesia, y comencé a entender la magia de lo que los turistas podrían llamar «la gran manzana», pero lo que simplemente llamamos «la ciudad».
Si el lector vive en Nueva York (NY), le insto a que haga el viaje a la ciudad y tome un metro o taxi hasta la calle 76 y Lexington Ave. Allí verá la Iglesia Católica Romana de San Juan Bautista. Mi padre, mi hermano y yo habíamos trabajado en la iglesia hace algunos años y, como joven católico entusiasta, cuando vi el interior de este lugar, solo pude pensar en el título de la autobiografía de C.S. Lewis: Sorprendido por la alegría. De hecho, la imponente belleza del lugar era literalmente asombrosa. Hablando con el sacerdote, a quien no nombraré, recuerdo que mi padre le preguntó «¿dónde está tu collar?» y el sacerdote nos dijo lo buena que era Lady Gaga cuando fue a la escuela allí en un intento poco entusiasta y francamente patético de parecer «normal». Nosotros, no solo como católicos sino como neoyorquinos, hemos sido testigos de la decadencia de dos de las instituciones y lugares más bellos y misteriosos del mundo: la Iglesia Católica Romana y la Ciudad de Nueva York, y esta pequeña anécdota ilustra bien el tema general de este artículo. Siempre estaré enamorado tanto de la Iglesia como de la ciudad y consideraré a ambos «hogar», en muchos aspectos. Tengo la intención de hacer lo mismo que el autor «Griffin Hasbury» había hecho al escribir el libro Vanishing New York: How a Great City Lost its Soul, y es escribir una pieza que es una carta de amor a la una vez hermosa y católica Nueva York, pero también un lamento por lo que se ha convertido, aunque mostraré al lector que no se le ha dado del todo su golpe mortal.
Dame tus cansados, tus pobres, tus masas apiñadas que anhelan respirar libres, la miserable basura de tu repleta orilla. Envíame estos, los sin hogar, la tempestad, ¡levanto mi lámpara al lado de la puerta dorada!
Palabras del poema de Emma Lazarus The New Colossus. Más conocido que el poema en sí y la propia poeta es donde se pueden encontrar las palabras, es decir, en el pedestal de la Estatua de la Libertad. Mientras escribo esto, solo han pasado tres días desde el fallecimiento de Alice von Hildebrand. Nació en Bélgica, el 11 de marzo de 1923, y el lugar de su fallecimiento fue New Rochelle, Nueva York, un suburbio del norte de Nueva York. A principios del verano de 1940, Alemania invadió Bélgica mientras Alice von Hildebrand (entonces Alice Jourdain) tenía solo 17 años. Ese mismo año, la joven Alice Jourdain cruzó el océano Atlántico y llegó a los Estados Unidos, donde estudiaría en el Manhatanville College de Purchase, Nueva York. Es aquí donde conocería al eminente filósofo y a su futuro esposo, un tal Dietrich von Hildebrand. Este encuentro se convertiría en un matrimonio de dos refugiados de la Segunda Guerra Mundial.
Caminando por el East Village, solo quiero llorar por el estado de todo … es como una casa de hermanos en todas partes… ¿Dónde están los verdaderos bichos raros? ¿Los verdaderos marginados? Son una raza que se desvanece aquí. [1]
Esta fue una cita dada al Daily Beast por la actriz de cine independiente Chloë Sevigny, referenciada en Vanishing New York de Hasbury. Hasbury y yo, aunque diferimos ideológicamente, nos afligimos por el mismo lugar y lo mismo: una Ciudad de Nueva York que una vez estuvo rebosante de carácter y vida, ahora un páramo de corporaciones multimillonarias y grandes bancos. Donde una vez hubo Pastrami y cafeterías, ahora están Duane Reades y Chase Banks. La «gentrificación» es el enemigo nombrado en Vanishing New York, sin embargo, Hasbury siente nostalgia por la ciudad de Nueva York que fue el hogar de beatniks, poetas, artistas y revolucionarios. En mi opinión, los verdaderos artistas y revolucionarios (o tal vez contrarrevolucionarios) están mejor representados por hombres como Dietrich von Hildebrand y su esposa Alice von Hildebrand, entre innumerables otros buenos y siempre únicos católicos de Nueva York.
En el verano de 1934, Adolf Hitler nominó a Franz von Papen para ser embajador en Austria para el Tercer Reich. Así es como Von Papen habló de su mayor enemigo ideológico en el país de Austria: «ese maldito Von Hildebrand es el mayor obstáculo para el nacionalsocialismo en Austria … Nadie causa más daño». [2] El propio Von Hildebrand había estado en Viena, la capital de Austria, desde 1933, un año antes de los comentarios de Von Popen. El tiempo de Von Hildebrand en Austria no sería permanente. Él y su entonces esposa Gretchen von Hildebrand, que falleció en julio de 1957, partieron en el último tren hacia Pressburg, la capital de Eslovaquia. Este sería el último tren en partir antes de la invasión nazi de Viena, de hecho, la Gestapo llegó a la casa de Von Hildebrand buscándolo poco después de su partida. No sería hasta el año 1940 que Dietrich Von Hildebrand finalmente llegó a Nueva York, donde enseñaría en la Universidad de Fordham y viviría el resto de su vida. [3]
Tal vez sea un mero accidente de la historia, tal vez no sea una coincidencia en absoluto, o tal vez sea ambas cosas, pero la historia de Nueva York podría dar al lector y al autor una comprensión de por qué este estado notoriamente liberal proporcionaría un hogar y un refugio para el tipo de hombre que fue Von Hildebrand, y por qué se podría argumentar que son hombres como él en quienes vive el espíritu de este lugar. Nueva York era y no es como sus contrapartes del noreste. El término operativo aquí es gedoocultuur, es decir, «tolerancia holandesa». Nueva York fue colonizada por los holandeses en el siglo XVII que, aunque calvinistas, no eran tan puritanos como lo eran los colonos ingleses de Massachusetts y el resto de Nueva Inglaterra. Habsury cita La isla en el centro del mundo de Russel Shorto, quien explica que «la República Holandesa en la década de 1600 era la sociedad más progresista y culturalmente diversa de Europa». Como dice acertadamente Hasbury, la ciudad proporciona «un puerto seguro para intelectuales y autores exiliados». [4] ¡Ninguno podría encajar mejor en esta descripción que Von Hildebrand!
¿En qué sentido está «desapareciendo» Nueva York desde un punto de vista católico? ¿Se ha ido la ciudad de Nueva York que una vez fue el hogar de Von Hildebrand, e incluso del Venerable Fulton Sheen, el Arzobispo John Hughes e incluso Thomas Merton? Podemos mirar un artículo en el New York Times escrito en 2015 para algo parecido a una respuesta a la pregunta. El artículo describe la escena de dos cierres de parroquias en el upper east side y el lower east side de Manhattan, el primero de los cuales es la parroquia de Nuestra Señora de la Paz, donde se cita a la feligresa Dooner Lynch diciendo: «Este es el comienzo de nuestra crucifixión, nuestro Viernes Santo, los clavos clavados en el ataúd de Nuestra Señora de la Paz». Desde entonces, Nuestra Señora de la Paz se ha «fusionado» con la parroquia de San Juan Vianney y el edificio que fue el antiguo hogar de Nuestra Señora de la Paz fue arrendado al Patriarcado Copto Ortodoxo de Nueva York y Nueva Inglaterra y ahora es la parroquia copta ortodoxa de Santa María y San Marcos. Aunque los coptos ortodoxos son formalmente herejes monofisitas, son al menos litúrgicamente ortodoxos, y este ejemplo es un ejemplo de cómo la cáscara hueca de las principales Iglesias católicas a menudo son desplazadas por aquellos que no han perdido su alma o corazón, al trivializar su praxis litúrgica. De las reformas litúrgicas del rito romano que ocurrieron después del Concilio Vaticano II, Dietrich von Hildebrand dijo lo siguiente:
Verdaderamente si a uno de los demonios en las cartas screwtape de C.S. Lewis se le hubiera confiado la ruina de la liturgia, no podría haberlo hecho mejor. [5]
La correlación entre las reformas que ocurrieron después del concilio y el éxodo fuera de la Iglesia es marcada y su impacto en la Iglesia, en términos generales, ha sido negativo, sin embargo, será útil evaluar las estadísticas a mayor escala y ver cómo también se aplican al tema de esta misiva, es decir, mi amada Nueva York.
«¡Ningún cambio pasará más allá de la Estatua de la Libertad!», exclamó el cardenal Francis Spellman, arzobispo de Nueva York de 1939 a 1967. Como es obvio para la mayoría, si no para todos, que leerán esto, el cardenal Spellman no pudo cumplir su promesa, ya que murió antes de que se cerrara el Concilio Vaticano II y, de hecho, la implementación de las reformas del concilio fue tan amplia en Nueva York como en cualquier otro lugar. Aunque algunos plantean preguntas sobre el pasado del cardenal Spellman, ese no es el tema de este artículo, por lo que lo dejaré sin abordar y apreciaré la declaración por lo que es: un maravilloso ejemplo de fanfarronería y retórica de Nueva York.
¿Cuál es la sombría realidad de la situación en la Iglesia en general y aquí en Nueva York? Considere algunas estadísticas: la encuesta Leading Catholic Indicators de Kenneth C. Jones mostró que para 1999, el 77% de los católicos estadounidenses no creían que uno debiera asistir a misa el domingo para ser un buen católico y solo el 17% de los jóvenes varones católicos creían en un sacerdocio exclusivamente masculino. [6] La estadística más condenatoria, sin embargo, provino de Pew Research en 2019, que encontró que solo un tercio de los católicos estadounidenses creen que Cristo está verdaderamente presente en la Eucaristía.
Ahora nos remitimos al artículo en el New York Times para ver que tales cambios sin precedentes precedieron a un colapso sin precedentes en la Nueva York católica. Cuando se escribió ese artículo hace 7 años, la Arquidiócesis de Nueva York estaba experimentando «la mayor revisión de la estructura parroquial» en su historia, que incluyó el cierre de «casi 40 edificios de iglesias«. Los cierres de iglesias fueron parte de un «plan de reorganización«, una forma elegante y eufemística de decir «control de daños», por parte de la Arquidiócesis, que reduciría el número de parroquias en un veinte por ciento. Las dos razones principales citadas como catalizador del «plan de reorganización» fueron los cambios demográficos y la disminución del número de sacerdotes. Haciéndose eco de nuevo del lamento de Chloë Sevigny: «¿Dónde están los verdaderos parias?» ¿Dónde está Von Hildebrand? ¿Deben los hombres como mi padre experimentar una Iglesia aburguesada por la corriente principal y los sacerdotes que intentan complacer haciendo referencia a Lady Gaga? En muchos aspectos, esto es lo que nos queda aquí en Nueva York, de hecho, las estadísticas lo confirman. Sin embargo, podemos estar seguros de que las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia de Cristo a nivel mundial, ni siquiera aquí en mi estado natal.
Aparentemente, no parece que Von Hildebrands se quede en esta gran ciudad, haciendo enemigos de los tiranos hasta el punto de escapar por poco de sus ataques asesinos. Esta ausencia, sin embargo, es sólo ostensible. He visto el espíritu de la Nueva York católica vivo e incluso próspero, pero como Nuestro Señor en el pesebre, puede que no siempre esté donde esperas encontrarlo y no es obvio a menos que sigas la estrella sobre la guardería que te lleva allí.
¿A qué me refiero entonces?
Me refiero a la dirección espiritual que recibo del Padre John Wachowicz, aquí mismo en Long Island. Me refiero a encontrarme con hombres como Charles A. Coulombe después de las Vísperas Solemnes en la Iglesia del Santísimo Redentor de East Village. Me refiero a estrechar la mano del sacerdote que organizó el evento en esa misma iglesia esa misma noche.
En el libro de Hasbury, hay una imagen de un mural callejero en el que está escrito «el East Village está muerto«. Un lugar descrito como «un espacio poco común… un refugio largamente buscado para aquellos que nunca se sintieron como en casa en ningún otro lugar. Misántropos solitarios… poetas, punks, activistas». [7] De hecho, el autor da otros ejemplos de tipos de personajes menos que sabrosos, pero sostengo que los verdaderos activistas, los verdaderos poetas y, desde el amplio mandato de vacunación de Nueva York que se anunció días después de la visita del Sr. Coulombe, los verdaderos parias se pueden encontrar dando charlas y firmas de libros en los sótanos de las iglesias. Tal vez estos mismos parias se pueden encontrar en una sotana o vestidos y cantando una misa alta, la misma misa que ahora es un paria de los boletines de la iglesia en todas partes. El espíritu de NY vive verdaderamente en nuestros contrarrevolucionarios. Aquellos que aman la poesía de los salmos y la música del canto, que pueden escuchar eco de una iglesia del centro mientras pasean por una acera de la ciudad, susurrando «ven y ve» al transeúnte. Si bien el autor de Vanishing New York y yo tuvimos la tentación de escribir el obituario de Nueva York, solo sé que la extraña belleza que es Nueva York no está muerta, solo necesitas saber dónde buscar y a quién preguntar para encontrarla.
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