Los 5 grandes partidos, sobre familia y matrimonio

Los principios no negociables del voto católico


Los candidatos del PSOE, del PP, de Unidas Podemos, de Ciudadanos y de Vox – analizamos lo que dicen sobre matrimonio y familia

En 2007, el Papa Benedicto XVI, en su exhortación postsinodal «Sacramentum Caritatis»reiteró una enseñanza que había usado antes en diversos discursos: la importancia de que las personas en el ámbito público y político den testimonio de fe en «valores fundamentales», que enumeró así:

– el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural,
– la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer,
– la libertad de educación de los hijos
– y la promoción del bien común en todas sus formas.

«Estos valores no son negociables«, proclamaba Benedcito XVI. «Los políticos y los legisladores católicos, conscientes de su grave responsabilidad social, deben sentirse particularmente interpelados por su conciencia, rectamente formada, para presentar y apoyar leyes inspiradas en los valores fundados en la naturaleza humana. […] Los obispos han de llamar constantemente la atención sobre estos valores. Ello es parte de su responsabilidad para con la grey que se les ha confiado».

En ReL hemos analizado aquí cómo los 5 grandes partidos políticos de España que se presentan a las elecciones generales el 28 de abril abordan «la defensa de la vida humana».

Ahora veremos cómo abordan «la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer».

Lo que pide la Iglesia

Hay varias realidades sociales que la Iglesia Católica pide eliminar o reducir al mínimo y evitar que cristalicen en firme como si fueran instituciones sociales.

– El matrimonio «a prueba» (es decir, divorciable)
– El matrimonio cerrado a la fertilidad
– La cohabitación sexual, con o sin papeles…
– Equiparar legalmente las uniones de cohabitación con el matrimonio
– Equiparar las uniones homosexuales al matrimonio hombre-mujer
– La entrega en adopción de niños a parejas del mismo sexo
– Engendrar niños fuera del vínculo firme del matrimonio
– Cualquier forma de reconocimiento de la poligamia
– Los matrimonios forzados

En España, excepto por la poligamia y los matrimonios forzados (que practican algunos inmigrantes de países islámicos) todas las otras realidades que la Iglesia combate están legalizadas e incluso son socialmente alabadas y subvencionadas.

Matrimonio y familia en España

En 1981 el ministro Fernández Ordóñez y la Unión de Centro Democrático implantaron el divorcio, que requería causas y plazos de separación. En 2005 el gobierno socialista de Rodríguez Zapatero implantó el «divorcio exprés», que no requiere causa ni plazo alguno. En 2015 el Partido Popular facilitó aún más el divorcio implantando el divorcio ante notariopara ciertos casos. La ley española no reconoce legalmente la institución del matrimonio indisoluble.


El divorcio rompe 100.000 matrimonios al año y añade 90.000 niños
cada año al triste club de «hijos de divorciados»… y ninguna fuerza política
busca prevenirlo ni disminuir esta epidemia en España

España se ha estabilizado en unos 100.000 divorcios al año, que afectan a unos 90.000 niños adicionales cada año. No hay más divorcios porque la población española ha envejecido mucho (el español medio tiene 44 años) y la nupcialidad se ha hundido. Hay muchas rupturas sentimentales, una tras otra, a menudo con hijos por medio, pero sin llegar a casarse. No hay propuestas ni debate político para reducir los divorcios ni planes anti-ruptura para fortalecer familias. Tampoco se incentiva el matrimonio frente a la frágil, vaporosa, cohabitación: más bien al contrario.

En 2005 el Partido Socialista de Rodríguez Zapatero, con Izquierda Unida y el PNV, implantaron el matrimonio homosexual con entrega de niños en adopción con 187 congresistas contra 147 (el Senado estaba en contra con 131 contra 119, pero el Congreso levantó el veto del Senado). Entre los congresistas en contra estaban, además de los del PP, los de Unió Democràtica, y abstenciones de Convergència. Años después, el Tribunal Constitucional estableció que la redefinición del matrimonio era contitucional (pero no obligatoria; establecer que el matrimonio es entre personas de sexos distintos sería también constitucional).

El PP de Mariano Rajoy gobernó de diciembre de 2011 a junio de 2018 y no modificó ninguna de estas leyes de divorcio fácil o de redefinición del matrimonio.

Las parejas homosexuales pueden adoptar, pero hay pocos niños sanos en España para ser adoptados (casi 100.000 abortos anuales) y se requiere pasar controles. Es más cómodo encargar y comprar bebés en el extranjero (sobre todo en Ucrania) mediante el vientre de alquiler aunque no esté legalizado, pero tampoco castigado.

Es famoso el caso del cantante Miguel Bosé y su pareja homosexual que adquirieron una pareja de gemelos, luego otra, nadie hizo preguntas sobre la madre o de dónde llegaban. Después se pelearon y debaten ahora repartirse una pareja cada uno. Y ¿qué pasaría si apareciera la madre -biológica o gestante- de los distintos niños adquiridos por el futbolista millonario Cristiano Ronaldo?


Miguel Bosé y los dos pares de gemelos que «adquirió» no se sabe cómo ni qué
pasaría si aparecieran sus madres… y eso que el vientre de alquiler no es legal

Lo que propone el Partido Socialista: «todo tipo de familias»

El programa del PSOE para las elecciones de 2019 no menciona en ningún momento el matrimonio. Tampoco habla de «formar en diversidad sexual» (como sí hacía en 2016).

Su programa menciona algunas veces «las familias», especialmente en sus puntos 36: «Aprobaremos una nueva Ley de familias, que contemple todo tipo de familias. En esta ley se modificará la consideración de familia numerosa especial para que puedan adquirirla las familias con cuatro o más hijos. Además, se recogerá la consideración
de familia numerosa también para familias monoparentales y monomarentales con dos hijos o más».


Pedro Sánchez en el Orgullo Gay con la cúpula de entidades LGTB

Dos veces habla de «identidad de género»: «Impulsaremos la aprobación de una Ley integral para la igualdad de trato y la no discriminación por orientación sexual
e identidad de género» e «Impulsaremos la reforma de la Ley de identidad de género, eliminando los requisitos ligados a diagnósticos médicos y facilitando el cambio de la mención registral al sexo y el nombre de los menores de 16 años».

En diversas ocasiones, el PSOE y sus dirigentes se han mostrado firmemente en contra de legalizar el vientre de alquiler.

Lo que propone Ciudadanos: blindar el matrimonio LGTB

Ciudadanos ha intentado marcar distancias con otros partidos asumiendo medidas más radicales contra la familia tradicional y contra cualquier distinción entre la familia basada en el matrimonio y cualquier otra unión. Habla de «todas las familias», sin especificar límites: ¿también las polígamas?

Así, su presidente Albert Rivera publicó en Twitter: “Aprobaremos desde el Gobierno una ley nacional para ampliar los derechos de las parejas de hecho e igualarlos con los de los matrimonios. Todas las familias deben tener acceso a los mismos servicios y derechos fiscales y sociales”.


Albert Rivera y Begoña Villacís, de Ciudadanos, 
con la pancarta del Orgullo Gay de Madrid

Insistió en la misma red: “Quiero liderar el Gobierno de las familias: Monoparentales y con dos hijos tendrán los beneficios de las numerosas; Numerosas de 3 hijos pasarán a ser de categoría especial; Mismos derechos para parejas de hecho y matrimonios; Ley de CustodiaCompartida”

Además, en el programa hay un apartado titulado “actualizar la Constitución para garantizar la igualdad”, en el que Cs defiende “blindar el matrimonio entre personas LGTBIe incluir el derecho a la no discriminación por razón de orientación o condición sexual”.

En La Sexta declaró: «Somos un país con familias diferentes, pero todas familias: una LGTBI, una de custodia compartida, una de gestación subrogada… hay que estar a su lado».

Pablo Sarrión, activista gay y candidato de Cs en Madrid declaraba en un vídeo: «Sé que Albert Rivera podrá liderar la causa LGTB». 


Pablo Sarrión, activista LGTB y candidato de Ciudadanos

Begoña Villacís, líder de Cs en Madrid, pedía usar el Orgullo Gay “para reivindicar que existen otros modelos de familia, que ser padres te lo da el querer un hijo, cuidarlo, y reivindicaremos la gestación [de vientre de alquiler] altruista”.

Patricia Reyes, diputada de Cs que cubre su área LGTB, anunciaba que hay que «romper el esquema mental y disociar la maternidad de la gestación; la mujer que gesta ayuda, pero no es la madre. Lo tiene que tener muy claro».

Frente a la epidemia de rupturas y divorcios, Cs propone que «en casos de separación o divorcio en los que se acuerde la custodia compartida, ambos padres conserven los beneficios de familia numerosa» y propone «una Ley de Custodia Compartida que dé preferencia a esta opción en caso de separación o divorcio».

También quiere «que todas las familias con 2 o más hijos tengan la consideración de familia numerosa, y que las de 3 o más hijos lo sean de categoría especial. Que las familias monoparentales con hijos a cargo tengan los mismos beneficios que las numerosas, y que las que tengan 2 o más hijos tengan los mismos beneficios reconocidos a las de categoría especial«.

Lo que propone el PP

El programa del PP sólo menciona la palabra «matrimonio» una vez: para decir «aprobaremos, en la Conferencia Sectorial de Igualdad, un protocolo
contra los matrimonios forzados«.

También menciona la palabra «divorcio» una sola vez: «Permitiremos que el título de familia numerosa lo ostenten, tanto el padre como la madre, en los casos de separación o divorcio con custodia compartida o cuando se acuerde pensión alimenticia».


Pablo Casado (a la derecha) con Javier Maroto, activista LGTB y vicesecretario de organización del Partido Popular

Y en otro párrafo habla de la «ruptura de la pareja»: «Modificaremos la legislación civil, adecuándola a la doctrina del Tribunal Supremo para potenciar la corresponsabilidad parental en los casos de ruptura de la pareja».

El programa del PP no menciona nada LGTB y cuando habla de «orientación sexual» es para hablar de evitar «odio»: «Es necesario seguir avanzando en la lucha
contra toda forma de odio por causa de la orientación sexual o los sentimientos religiosos», por ejemplo. En la región de Madrid la ley de privilegios y multas LGTB (multas de hasta 45.000 euros) que implantó el gobierno del PP de Cristina Cifuentes se ha usado para amenazar al colegio católico Juan Pablo II, al obispo de Alcalá y su Centro de Orientación Familiar y a la coach católica Elena Lorenzo, simplemente por defender la postura católica sobre la castidad y los sentimientos homosexuales.

El programa del PP (muy largo) menciona 90 veces la palabra «familia», muchas veces para hablar de ayudas familiares o descuentos fiscales y después para hablar de temas de libertad educativa.

Unidas Podemos sobre «familia»: animales, filiación lesbiana…

Unidas Podemos, la alianza de Izquierda Unida y la izquierda populista, ha publicado un Programa Electoral de 105 páginas, en el que no usa nunca la palabra «matrimonio».

Aparece 43 veces la palabra familia.

Una vez (párrafo 39) es para declarar que los animales son parte de la familia: «en situaciones de crisis familiar, en las que [los animales] tendrán que tener una consideración como parte de la familia que son«.

En su párrafo 56 Unidas Podemos pide «reconocer la diversidad familiar. Protección real de las distintas realidades familiares elegidas con libertad, con medidas de apoyo a la adopción a familias LGTBI, reconocimiento de la filiación de las parejas de mujeres lesbianas y protección jurídica de las nuevas formas de convivencia estables sin ser pareja«.

Estas «nuevas formas de convivencia estables sin ser pareja» podrían abrir la puerta a la poligamia, los grupos poliamorosos, etc…


Pablo Iglesias, líder de Unidas Podemos, en el Orgullo Gay de Madrid

Previamente, en el párrafo 54, Unidas Podemos promete: «Ampliar los derechos de personas lesbianas, gais, trans, bisexuales e intersexuales. Es necesario construir un horizonte en el que ninguna persona pueda ser discriminada ni por su orientación sexual ni por su identidad de género o expresión de género. Para ello, aprobaremos dos leyes: una contra la discriminación por motivos de identidad de género y orientación sexual de las personas lesbianas, gais, trans, bisexuales e intersexuales, en la que se tendrán en cuenta también las dificultades específicas de las personas que forman parte de un colectivo tan amplio; y otra, una ley integral sobre la protección jurídica de las personas trans y el derecho a la libre determinación de la identidad y expresión de género, que incluirá la garantía de acceso voluntario a un acompañamiento sanitario profesional bajo criterios no patologizantes, la inclusión de su atención en el Sistema Nacional de Salud o la implementación de planes de empleo, entre otras medidas».

En el párrafo 60 prometen «permisos de paternidad y maternidad iguales e intransferibles». En el párrafo 63 proponen: «Proteger a las familias monoparentales y monomarentales con su equiparación a las familias numerosas, la adopción de una definición que les otorgue seguridad jurídica, el incremento de las prestaciones por cuidado de sus niños y niñas, y la prioridad de acceso a los servicios y prestaciones, como la educación de 0 a 3 años durante su implantación universal o las becas».

Otras menciones a las familias se refieren a ayudas económicas, fiscales, becas, alquileres, etc…

El programa no usa nunca la palabra «natalidad» ni «envejecimiento».

Unidas Podemos tampoco habla nunca del «divorcio» y cuando habla de «separación» se refiere a la separación de hermanos extranjeros en casos de reagrupación familiar y a la separación Iglesia-Estado.

El «feminismo» y lo «feminista» se menciona 14 veces en el programa, como una ideología transversal que empapa y motiva todo el programa.

Vox habla de la familia natural: la unión gay, como dos hermanas que conviven

Vox, la formación conservadora de Santiago Abascal, oscila entre un 9 y un 15% de votos según las distintas encuestas. En su programa «100 medidas para la España viva»menciona 18 veces a la familia. Lo hace, por ejemplo, al especificar medidas fiscales(«reducción mínima del 50% en el Impuesto sobre Bienes Inmuebles para familias con hijos y exención del pago del mismo a las familias numerosas»).

Anuncia la «derogación de la ley de violencia de género y de toda norma que discrimine a un sexo frente a otro. En su lugar, promulgar una ley de violencia intrafamiliar que proteja por igual a ancianos, hombres, mujeres y niños. Supresión de organismos feministas radicales subvencionados, persecución efectiva de denuncias falsas. Protección del menor en los procesos de divorcio».

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Santiago Abascal con Francisco serrano, el juez de familia represaliado
por ideólogos de género y hoy diputado de Vox en Andalucía

Más propuestas: «creación de un Ministerio de Familia. Promulgación de una ley orgánica de protección de la familia natural que la reconozca como institución anterior al Estado».

Ningún otro programa habla de «familia natural», sólo el de Vox.

Sigue el texto: «Apoyo decidido a las familias numerosas y a la natalidad en general. […] Crear y dotar anualmente en los Presupuestos Generales del Estado una prestación universal por hijo a cargo para las familias españolas, por un mínimo de 100 euros al mes».

El párrafo 80 promete la «prohibición de los vientres de alquiler y toda actividad que cosifique y utilice como producto de compra venta a los seres humanos».

El programa no menciona nada de temas LGTB, excepto que detalla que no se financiarán operaciones de «cambio de género».

Santiago Abascal, presidente de Vox, en el programa televisivo de Antena 3 «Un café con Susanna» aseguró que su partido defiende que las personas del mismo sexo puedan tener una unión civil, pero no matrimonio. «No es lo mismo. El matrimonio es una institución que históricamente ha unido al hombre y a la mujer», ha afirmado Abascal. «Nosotros no consideramos que la relación entre dos hombres o entre dos mujeres sea un matrimonio. Sí una unión civil que necesita ser regulada. Creo que es bueno que las personas se unan, que dos hermanas viudas, o dos amigos viudos, puedan hacerse una unión civil para cuidarse unos a otros o para legar».

«No hay ningún tipo de homofobia en Vox, estamos contra la dictadura LGTB, no me hace falta decir que tengo amigos o familiares gays», añadió.

Algunas enseñanzas de la Iglesia sobre matrimonio y familia

El Papa Francisco, a las familias en Manila, enero de 2015

«Existen colonizaciones ideológicas que buscan destruir la familia. No nacen del sueño, de la oración, del encuentro con Dios, de la misión que Dios nos da. Vienen de afuera, por eso digo que son colonizaciones. No perdamos la libertad de la misión que Dios nos da, la misión de la familia. (…) como familia tenemos que ser muy, muy sagaces, muy hábiles, muy fuertes para decir ‘no’ a cualquier intento de colonización ideológica sobre la familia.»

El Pontificio Consejo para la Familia, año 2000, sobre uniones de hecho

«El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial, esencialmente heterosexual, como base ineludible de la familia. Por lo tanto, no es aceptable la legalización que equipare de algún modo las llamadas uniones homosexuales con el matrimonio. […] Si la familia matrimonial y las uniones de hecho no son semejantes ni equivalentes en sus deberes, funciones y servicios a la sociedad, no pueden ser semejantes ni equivalentes en el estatuto jurídico. […] El Estado y los poderes públicos no deben institucionalizar las uniones de hecho, atribuyéndoles de este modo un estatuto similar al matrimonio y la familia. Tanto menos equipararlas a la familia fundada en el matrimonio».

Benedicto XVI, en 2008, a las asociaciones familiares 

«Que los gobiernos promuevan una política familiar que ofrezca a los padres la posibilidad concreta de tener hijos y educarlos en la familia.»

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La Conferencia Episcopal Española en junio de 1994

«La «solidez y trascendencia del amor conyugal, su carácter procreador y definitivo, es lo que le confiere una dimensión social y, por tanto, institucional y jurídica. […] El matrimonio, engendrando y educando a sus hijos, contribuye de manera insustituible al crecimiento y estabilidad de la sociedad. Por eso le es debido el reconocimiento y el apoyo legal del Estado. En cambio, a la convivencia de homosexuales, que no puede tener nunca esas características, no se le puede reconocer una dimensión social semejante a la del matrimonio y a la de la familia. Un punto de particular importancia en el que la equiparación entre el matrimonio y las «uniones homosexuales» se muestra como imposible es el del derecho a la adopción. ¿Qué tipo de derecho se puede invocar para que un niño tenga que vivir premeditadamente sin la figura del padre o la de la madre? La psicología moderna ha puesto de relieve lo que la sabiduría humana de siempre ya conocía: la falta de la figura paterna o de la figura materna no se sufre sin graves dificultades en el desarrollo de la personalidad. Esta falta, agravada en el caso de la unión homosexual por la presencia de dos «padres» o dos «madres», exigirá en el niño un esfuerzo aún mayor para poder dar un perfil sólido a su identidad sexual normal. […] El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial, esencialmente heterosexual, como base ineludible de la familia. Por lo tanto, no es aceptable la legalización que equipare de algún modo las llamadas uniones homosexuales con el matrimonio. Las leyes no tienen por qué sancionar «lo que se hace» convirtiendo el hecho en derecho».

Por qué (y cómo) dar una segunda oportunidad a tu matrimonio

Los milagros existen, pero hay que trabajar para hacer que sucedan

La mala noticia es que el matrimonio perfecto -sin problemas- no existe y que ese cuento que desde niños nos repetían, “y fueron felices para siempre” es solo eso, un cuento. La buena es que, aunque sea imperfecto y existan diferencias, tu matrimonio puede -y debe- ser “un matrimonio feliz”.

Pero, ¿qué es lo que sucede cuando ya te encuentras en una relación donde de manera repetitiva hay conflictos los cuáles cada vez se tornan más severos e intensos? No se saben comunicar porque comienzan hablando serenamente y terminan en ofensas y/o agresiones.

Después viene la reconciliación -muchas veces llena de pasión- y se juran que no vuelven a perder el control, se repiten que se aman y se piden otra oportunidad.

O bien, en una relación tibia donde incluso ya ni discuten y simplemente se ignoran porque hasta hablarse les da pereza. El amor, la pasión y todo eso que alguna vez los unió pareciera que se fue por la ventana y “sienten” que ya no son felices.

Y así se les pueden ir años o la vida entera en una relación “cíclica, tóxica, viciada y vacía” donde probablemente terminarán no como en los cuentos de hadas sino al revés, “fueron infelices” para siempre. ¿De verdad así quieren seguir viviendo su matrimonio? ¡Abran los ojos! Hay algo más allá de todo eso. Hay muchas soluciones y el divorcio no es una de ellas.

Somos novios y queremos estar juntos todo el día. Pasa el tiempo y nos urge casarnos para no despegarnos ni un solo momento. Y cuando ya estamos dentro, nos urge salir porque no somos lo suficientemente maduros para reconciliar nuestras diferencias.

Todos tenemos defectos de carácter, temperamentos muy particulares y enormes áreas de oportunidad y no a los primeros conflictos vamos a terminar con una relación que nos brinda más cosas positivas y de valor que negativas.

Elegimos comprometernos y formar una familia con esa persona de la que alguna vez nos enamoramos y luego elegimos amar de manera libre. Le juramos en el altar -con Dios y la comunidad como testigos- amor hasta que la muerte nos separe, “en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarle y respetarle todos los días de nuestras vidas”.

Las segundas oportunidades siempre son válidas y muy valiosas. Vale la pena apostar por nuestro matrimonio. En algún momento tuvimos sueños en común como tener hijos y ser “uno” hasta la muerte.

En el plan de Dios está que nuestro matrimonio se salve. No porque así “deba de ser”, sino porque se trata de que juntos, sin perder personalidad e independencia y soltando cualquier ego, reencontrando esos puntos de unión, volvamos a ver los dos hacia una misma dirección buscando y encontrando un fin común: llegar juntos al cielo siendo uno el medio de santificación del otro.

Para lograr esto se requiere poner de acuerdo a nuestra mente y corazón y no dejarnos llevar por cosas como “es que siento que ya no lo quiero y no me hace feliz”. Necesitamos hacernos responsable del compromiso de vida que tenemos con esa persona a la que desposamos recordando que no nos casamos para que nos hicieran felices (mucho menos infelices), sino para nosotros hacer feliz y santo a alguien más.

Es ser menos egoístas y más altruistas. Es decir, fijarnos en las necesidades de nuestro cónyuge y hacer a diario pequeños actos heroicos que le demuestre lo importante que es para nosotros.

Muchas veces es necesario que el matrimonio toque fondo para que el resurgir sea lo más enriquecedor posible. Cuando en una relación hay discrepancias, esas mismas diferencias hay que utilizarlas para crecer e identificar qué heridas de la infancia hay que sanar y que áreas de oportunidad existen.

Cuando realmente tomamos conciencia de que las actitudes del cónyuge que nos detonan son áreas personales que necesitamos trabajar nos saldremos de nuestro papel de víctimas para hacernos responsables de la parte que nos corresponde. Aquí aplica lo que san Agustín sugería: “Procura adquirir las virtudes que crees que faltan en tus hermanos y ya no verás los defectos, porque no los tendrás tú”.

Este despertar de la conciencia es maravilloso porque realmente nos daremos cuenta de que los únicos responsables de que seamos felices somos cada uno de nosotros.

Esa misma felicidad -la cual es una actitud de vida y una decisión personal- llegará a su plenitud gracias al amor que nosotros le comunicaremos a nuestro cónyuge por medio de nuestro servicio incondicional porque nadie tiene amor más grande que aquel que está al servicio del amor.

¡Claro que vale la pena! ¿Pena? ¡Sí! Porque todo cambio trae consigo un trabajo profundo el cual muchas veces costará mucho esfuerzo y sacrificio. Después y a su tiempo esa “pena” se volverá aprendizaje y gozo.

La relación cambiará y mejorará únicamente cuando sus componentes -ambos cónyuges- tomen el compromiso personal de hacerlo sin esperar a que el otro lo haga. Esto no se dará por arte de magia. Es por eso que hay puntos básicos a tomar en cuenta para que estos cambios sean sustanciales:

Invitar a Dios. Un matrimonio se rescata de rodillas. Es decir, mucha oración. Se necesita de mucha humildad, valentía, fortaleza y caridad sobrenatural para mover la voluntad hacia lo que le conviene a nuestra alma y matrimonio.

Acaba con tus problemas y no con tu matrimonio. Haz conciencia de que la relación no es el problema. El problema eres tú y tu cónyuge, cada uno con sus defectos o heridas internas las cuales son producto de su historia personal. Este es un trabajo individual el cual requiere de mucha humildad y honestidad consigo mismo porque ni tú le vas a cambiar ni tu cónyuge tiene la capacidad de hacerlo. Si no se reconocen las áreas de oportunidad que hay en cada uno y trabajan para sanar las heridas personales y de pareja, difícilmente la relación se salva.

Voluntad. Desear cambiar para crecer como persona y trabajar en ello. Cambias tú y por ende cambia la relación. De nada sirve haber tomado conciencia de que tienes hábitos que ponen en riesgo tu relación si no estás dispuesto a dejarlos. Cuando hay un “para qué”, los “cómo” se manifiestan y los caminos se abren. Aquí es muy importante que no te sueltes de Dios.

Buscar y encontrar apoyo externo. Lo explico con un ejemplo. Una persona codependiente tiene la conciencia de ahogar y controlar a su pareja. Tiene la voluntad de cambiar y de ya no lastimarle con sus chantajes, pero no tiene la menor idea de cómo hacerlo. Es aquí donde entra el apoyo externo. Hay herramientas y personas capacitadas (libros, terapias, sacerdotes, talleres, psicólogos, coaches, etc.) que les brindarán el apoyo necesario para generar estos cambios y que les pueden acompañar en el proceso.

Esperar con calma. Roma no se hizo en un día por lo que la paciencia, la fortaleza y la perseverancia son vitales para que estos cambios se generen. No se cambia de la noche a la mañana. Cuando te comiences a desesperar piensa que todo lo que estás haciendo es para alcanzar sueños maravillosos: ser mejor persona y rescatar lo que parecía irrescatable.

Recompensa. ¿Cuál es tu verdadera motivación para cambiar? La más importante, revivir eso que parecía muerto y rescatar esa familia, ¡tu familia! Por supuesto que tu cónyuge también es un incitante maravilloso. Sin embargo, si solo cambias por darle gusto y no le pones amor y generosidad, esos cambios no serán reales, no echarán raíz y pronto te llegará el cansancio. Otro buen estímulo para generar esos cambios positivos pudiera ser el que vivirás más en paz y en armonía contigo y por ende con todo lo que te rodea. Vale la pena que el mundo conozca la mejor versión de ti. Piensa, ¿cómo te gustaría ser recordado? ¿No te motiva pensar que el día que ya no estés en este mundo puedas dejar huellas y no cicatrices?

Tu matrimonio es tu medio de santificación y tu camino al cielo. ¿Estás siendo tú ese camino para tu cónyuge? Los milagros existen, pero hay que trabajar para hacer que sucedan. Como dice el dicho: “A Dios rogando y con el mazo dando”. Así que “termina con tus problemas y no con tu matrimonio”.

Claro que el amor todo lo puede y con Dios por delante el éxito está asegurado. Tomando como modelo a la Sagrada Familia, agota todas las herramientas y recursos a tu alcance para hacer de tu matrimonio imperfecto, tu perfecta fuente de felicidad y de paz y convertir tu hogar un lugar luminoso y alegre.

Luz Ivonne Ream, coach Ontológico/Matrimonio/Divorcio Certificado. Especialista Certificado en Recuperación de Duelos. Orientador Matrimonial y Familiar.

El dolor del desamor en el matrimonio

No hay mayor dolor que el de entregarse por entero y no ser aceptado

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Cuando un cónyuge muere, sigue viviendo en el corazón del amado, porque el amor real, bueno y verdadero, es posible a los seres humanos por una bondad hecha vida y compartida entre dos seres que se aman. Un amor cuya bondad trasciende la barrera del tiempo y que comprueba lo absurdo del divorcio que atenta contra el buen amor, porque desconoce el amor personal de los esposos.

Este es un testimonio real, de un matrimonio que, como tal, en realidad, nunca existió:

Mi divorcio fue como pasar por una forma de muerte en lo emocional y en lo psicológico, una experiencia de la me resultó muy difícil volver a la vida.

Cómo no sentirme morir junto al mismo amor por el que en la intimidad me reconozco a mí misma, y por el que me entregué en cuerpo y alma con la más completa y absoluta confianza sin reservarme nada. Un amor pleno y total en el que comuniqué vívidamente mi humanidad a través de mis sentidos, mis afectos, sentimientos, haciendo de todo ello mi mejor don.

Y de ese amor desperté un día a la cruel verdad de que mi don jamás existió como tal, porque jamás fue acogido, y hube de reconocerlo para dejar de aferrarme a la necesidad de amar y ser amada por el escogido de mi corazón.

En este duro proceso, finalmente me he abierto a la comprensión y lástima hacia quien en mi fallido matrimonio no se implicó personalmente, aun cuando haya sido capaz de hacerme sentir una falsa entrega desde el primer roce de su mano, su primer beso, caricias, promesas…

Ahora comprendo que por eso, en ese amor de atracción que ambos sentimos, él nunca paso de lo solo sensible al amor de entrega personal, ya que desde un principio mostró pobres disposiciones en su alma, que hicieron que se acrecentara su egoísmo sexual y afectivo.

Así, mientras que mi amor era íntegro y luchaba por vivificarlo todo con un protagonismo más allá de la pasión y ensoñación, él solo quería una parte de mí, reduciendo mi entrega a la parcialidad de la suya propia, aferrándose a un dulzón romanticismo almibarado con promesas de eterna luna de miel, en donde lo sexual se constituía en el fundamento de sus valoraciones hacia mi persona.

Me exhibía como un trofeo al tiempo que me celaba enfermizamente, desconcertándome: hoy me trataba bien, mañana me decía lo que se le venía a la cabeza sin medir sus palabras, convertido en un depredador emocional.

Tuve la esperanza de que la llegada de un hijo pudiera cambiar las cosas, pero me negó la maternidad, pues su amor, no siendo pleno y total hacia mi persona como mujer, no se podía extender a la aceptación del don de un hijo. Le preocupaba más que se modificara mi cuerpo y aparecieran estrías en mi abdomen…

Voluble, desintegrado en cuerpo y alma, arrastrado por sus pasiones se convirtió en presa de sus infidelidades, y salía solo de su indiferencia para insistir en agredir y reclamar lo absurdo. En la mala relación consigo mismo afectaba su relación con la única persona que quería ayudarlo y hacerlo feliz.

El amor puede lograr milagros, pero solo en los que luchan poniendo los medios por superar su miseria. No fue así en mi triste experiencia, sin sospecharlo me casé con quien, diciendo amarme, intentó corromperme.

El amor personal es apertura y aceptación, es conocimiento de la bondad del otro para valorarlo, y sobre todo, es libre respecto de y para el ser que se ama. El suyo se encontraba muy lejos de serlo, y lo que haya sido, culmino cuando me decidí a terminar la relación.

Lo decidí cuando comprendí que el corazón es a la vez fuerte y débil, asegura la perseverancia ante la adversidad, pero aumenta la vulnerabilidad ante el desamor, y siendo yo una persona sensible debí superar la falsa esperanza de sentirme querida, para no exponerme ya a hirientes decepciones por las que mi fortaleza comenzaba a fragmentarse.

Luego, comprendí con ayuda profesional, que así como mi amor me hizo ser vulnerable, mi sentido de dignidad me debía hacer fuerte, y tome la decisión de levantarme de mi postración, curar mis heridas, luchar por recuperar la confianza de que en mí no había nada malo y ser capaz de rehacer mi vida en todos los aspectos.

Por Orfa Astorga de Lira.

Escríbenos a: consultorio@aleteia.org

No rompas tu relación hasta que respondas a estas 5 preguntas

Muchas mujeres terminan arrepintiéndose de sus decisiones precipitadas, por eso si estás pensando terminar tu relación considera antes estas reflexiones

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Muchas personas terminan precipitadamente sus relaciones aumentando así su sufrimiento.

En mi servicio a parejas separadas que buscan mediación en aras de resolver problemas de custodia, pensión o división de bienes, observo claramente que la separación no ha estado bien resuelta.

La herida es muy grande y por eso no logran entenderse solos, eso sucede muchas veces porque la decisión fue tomada en un momento de rabia o gran dolor.

Por eso si estás desanimada/o, cansada/o de intentar y piensas en la separación, no lo hagas de inmediato, respira hondo y reflexiona sobre estas cuestiones a continuación:

¿Te traicionó?

Primero, es necesario tener la certeza y no pensar que es obvio.

Hace algunos días hice una mediación con una pareja separada desde hacía dos años y sólo entonces lograron hablar, él dice que nunca supo por qué ella lo dejó y cuando ella habló de traición el lo negó categóricamente.

Yo me quedé pensando si aquella mujer había terminado el matrimonio antes de aclarar toda esa historia.

Teniendo la certeza es necesario analizar las propias condiciones para lidiar con eso, pues no sirve mantener la relación y continuar sufriendo por lo que ocurrió.

Conozco a muchas parejas que después de ese trauma decidieron reconstruir la relación y lograron vivir incluso mejor que antes.

Pero eso sólo es posible con el cambio de ambos y el arrepentimiento sincero de quien ha traicionado.

¿Él/ella te desprecia?

¿Te resientes a causa de algunos comportamientos que él/ella tiene que te hacen sentir despreciada/o o como dicen por ahí, “mal querida/o”?

Las crisis son comunes en la relación de dos e incluso es frecuente sentir rabia, pero es necesario que sea algo pasajero, situaciones puntuales y breves que se resuelven por el empeño de ambos.

Pero si tú eres objeto de insultos y desprecio, si la persona que te debería admirar vive haciendo que te sientas inferior, entonces las cosas están al contrario en tu vida.

¿Desde hace cuánto tiempo las cosas no están bien entre ustedes?

Cuando estamos heridos tendemos a no mirar nada positivo en nuestro alrededor, parece que todo está mal. Entonces, es necesario poner de lado las emociones y evaluar si existen razones para todo ello o si las emociones se están apoderando de nuestra mente.

Vale la pena también recordar los buenos momentos y analizar si es posible reconquistarlos.

¿No estás fantaseando?

Muchas mujeres y hombres están en una relación, pero imaginan con encontrar a otra persona que les guste más. Miran a las parejas de los demás y se llenan de admiración, les gustaría encontrar un compañero/a como el/la de alguna de ellas.

Acuérdate de que “la hierba de mi vecino siempre es más verde” y cuidado con dejarte llevar por las apariencias.

¿No estás siendo influenciado/a?

¿Los familiares y amigos que no simpatizan con él no te estarán influenciando? Piensa, esta persona no necesita agradar a todos, sino a ti.

Claro que es importante que él tenga consideración con las personas con las tu convives, pero eso no significa que él tenga que agradar siempre.

Vale mucho la pena prestar atención a eso, pues las personas seguirán con su vida tras tu separación, tu vida es la que sufrirá una gran sacudida.

Si después de mucho análisis estuvieras convencida de que lo mejor es optar por romper, entonces estarás tomando una decisión madura y no corres el riesgo de arrepentirte más tarde.

Artículo originalmente publicado en portugués en Catholicus

Abogado salva un matrimonio con un papel

Mientras hablaba con la clienta, él notó que el divorcio tal vez no fuera la mejor solución para ese matrimonio. Y lo que hizo después fue simplemente increíble…

6 Pasos seguros para mal educar a los hijos

La última generación que obedeció y respetó a sus padres y la primera generación que obedece y respeta a sus hijos

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En todas las épocas, los padres y madres han cometido errores en la formación de sus hijos. La autora y educadora familiar Ángela Marulanda lanza esta afirmación y recalca que las equivocaciones de hoy se resumen en una frase: los padres dan demasiado poder a los hijos.Dice que se preocupan demasiado por ellos y en ese afán por verlos siempre felices y nunca sufriendo, les dan todo lo que ellos pidan, incluso las cosas que no necesitan.

Marulanda recalca que los padres de hoy pertenecen a la última generación que obedeció y respetó a sus padres y son la primera generación que obedece y respeta a sus hijos. La experta cree que hay comportamientos de los padres que deben ser revisados y corregidos como los errores que presenta a continuación:

1. ‘¿Quieres cine o parque?’

Los padres permiten que los hijos tomen las decisiones desde muy pequeños. Si van a salir a comer les preguntan qué quieren ellos y los complacen, sin negociar. Si van de paseo a algún lugar, ellos también eligen. Lo mismo pasa cuando van al cine, o van a ver televisión, ellos escogen la película, el programa que van a ver.

Esta situación se repite en todos los ámbitos en los que haya más de una opción y los padres no refutan las respuestas de sus hijos sino que los complacen sin dudar. Poco a poco se los mal acostumbra a que ellos son los que mandan a sus padres.

Los niños llegan a pensar que así como en casa sus padres les hacen caso, en la escuela su maestra y amigos también deben obedecerlos. Pueden reaccionar agresivamente si no siguen sus órdenes.

Si se los malcría en la niñez, esta situación empeora en la adolescencia. En vez de pedir permiso para ir a un sitio, los jóvenes solo avisan a sus padres.

2. ‘¿Se dañó tu iPod? Toma otro’

Desde que son muy chicos tienen habitación y baño privado.Estos privilegios muy tempranos no permiten que ellos aprendan qué significa esperar un turno para bañarse o negociar con su hermano (con quien comparte la habitación) para apagar la luz antes de dormir. No viven esas pequeñas situaciones en las que se debe conciliar y empiezan a creer que siempre tienen la última palabra, porque nunca nadie les debate sino que ellos toman la decisión.

Esto puede desencadenar problemas en la escuela, donde deben compartir con los compañeros y no siempre tendrán todo lo que quieran. Les puede crear confusión que otro niño tenga más privilegios porque nunca han estado en una situación donde no sea el centro de atención.

Entre otros privilegios, los padres les compran objetos demasiado valiosos como celulares, equipos electrónicos como un iPad. Esto los mal acostumbra a tener demasiado a muy temprana edad. A medida que crecen van exigiendo mejores cosas y además esto los motiva a ser más materialistas.

3. ‘¿Quieres plata? Yo te doy’

Acostumbrar a los hijos a tener siempre un monto de dinero fijo es muy perjudicial. Al tener plata se los alienta al consumismo, a que compren cosas que a veces no necesitan. Los chicos corren el riesgo de volverse demasiado materialistas.

Cuando son niños les cuesta más valorar el dinero y si lo consiguen fácilmente, con solo pedirlo, creerán que es su derecho. Si en algún momento el padre no puede darles plata, reclamarán porque creen que es obligación de sus padres entregarles este valor.

En la adolescencia es aún más peligroso porque el acceso a comprar alcohol o drogas es más fácil si tienen el poder adquisitivo. Cuando uno de los amigos del grupo tiene liquidez, en la adolescencia es frecuente que los demás se aprovechen y le pidan que les compre cosas o los invite a comer. El chico con el dinero no se siente utilizado sino más bien poderoso, porque cree que tiene el control de sus amigos.

Garantizarles un monto fijo de dinero es otra forma de entregarles demasiado poder.

4. ‘Hoy no, que estoy cansado’

Los padres y madres trabajan demasiado hoy porque quieren reunir más dinero para poder dar a sus hijos lo mejor. Para ganar mejores sueldos deben trabajar más y por eso salen de casa muy temprano y regresan muy tarde.

Suelen dejar a sus hijos con la nana o con algún familiar y no están pendientes de qué les sucede a ellos durante este tiempo. Por lo general, al llegar a casa están cansados y casi no comparten momentos con sus hijos. Y si comparten a veces esos momentos los dedican a discutir porque, por ejemplo, el hijo sacó una mala nota o la hija no terminó de hacer el deber, etc.

Algunos padres no aprovechan el poco tiempo que les queda con ellos porque prefieren hacer ejercicio o reunirse con sus amigos. Los fines de semana sirven para compartir más momentos pero a veces tampoco los aprovechan. Hay padres que quieren descansar de su ajetreada semana laboral y no ir al parque a correr con sus hijos. Sin darse cuenta, descuidan el crecimiento de sus vástagos y desconocen con quién salen, qué hacen, si están en buen camino…

5. ‘Fresco, yo limpio tu cuarto’

Los quehaceres domésticos, como ordenar el cuarto, recoger su ropa sucia, guardar sus juguetes ya no son obligaciones que los padres exigen a los hijos, como ocurría antes.Muchos padres prefieren no exigir a sus hijos que hagan tal o cual tarea porque no quieren que ellos se enojen. Para no generar conflictos les exigen menos y los padres terminan haciendo las tareas que les corresponderían a los menores.

Para evitar estos desacuerdos, los padres se vuelven mucho más pacientes y permisivos. Esta falta de responsabilidades vuelve a los hijos más engreídos. Saben que tienen derechos pero se olvidan que tienen deberes. Se pierde ese equilibrio entre dar y recibir.

Si en casa no se acostumbran a tener un mínimo de tareas, en la escuela suelen tener problemas en los trabajos grupales en los que todos deben participar equitativamente en labores que resultan fastidiosas.

“Pobrecito, es muy niño para hacerse cargo de eso”, es una frase frecuente de los padres para justificar esta actitud.

6. ‘¿Verdad que yo soy mejor?’

La inestabilidad en los matrimonios desencadena una serie de problemas que pueden afectar a los hijos si no se aborda la situación con madurez.

Cuando se produce un divorcio o una separación, los padres se sienten culpables y tienden a buscar maneras de complacer a sus hijos. Los consienten en lo que ellos quieran, sin que haya conciliación.

Por ejemplo, si un papá ve a sus hijos solo los fines de semana, quiere que esos instantes su hijo sea feliz. Lo lleva donde él diga, le compra lo que pida, etc.

Además, tras las separaciones, muchas veces se produce un deterioro en la imagen de sus padres porque tanto la mamá como el papá hablan mal de su ex pareja. El hijo recibe las críticas que su mamá hace de su papá, y viceversa. Esto le crea confusión porque la imagen de referentes que tiene de sus padres se cae con los calificativos negativos sobre ellos.

El estrés y la tristeza que caracterizan a las separaciones a veces distraen a los padres, quienes no se preocupan por atender las emociones de sus hijos.

“De la culpa a la calma”

Este es el título del último libro de Ángela Marulanda en el que invita a los padres a no sentir culpa si han cometido los errores expuestos, sino que propone modificar actitudes, sobre todo si éstas perjudican el crecimiento y desarrollo de sus hijos.

Fuente: ElComercio.com

Artículo publicado por lafamilia.info

Evitar un divorcio y fortalecer un matrimonio

8 valiosos consejos para evitar un divorcio y fortalecer un matrimonio

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1. Comunicarse con la pareja es un factor preventivo esencial. Lo que no se comunica no se comparte. Lo que no se comparte aleja. Lo que aleja crea distancias insalvables. Lo que distancia desune. Y lo que desune acaba por extinguir y disolver cualquier relación, hasta que cada uno de ellos se transforma en un extraño para el otro.
 
El silencio y la incomunicación son los mayores enemigos de las relaciones conyugales.
 
No deja de ser curioso que el 82% de las mujeres españolas casadas consideren la incomunicación conyugal como el más frecuente y primero de sus problemas de pareja.
 
2. Respetar y admirar al otro: El respeto y la admiración son también fundamentales como factores de resistencia de los conflictos de pareja. Para que emerja un conflicto entre los cónyuges forzosamente antes han tenido que dejar de admirarse.
 
Cuando se extingue la mutua admiración, la pérdida del respeto —al inicio sólo gestual y verbal— está cerca.
 
Esta inicial pérdida de respeto verbal se prolonga en ocasiones —basta con que estén más irritables o, por un momento, “pierdan los nervios”— en la pérdida de respeto físico o, dicho sin ningún eufemismo, en la violencia doméstica.
 
Es muy difícil que una pareja entre en crisis si la admiración y el respeto mutuo no sólo se conservan sino que, con el pasar de los años, se acrece.
 
3. No rehuir las dificultades y no insistir en las diferencias:Para tratar de resolver los problemas, lo primero que hay que hacer es identificarlos y, a continuación, afrontarlos.
 
Si las dificultades se silencian y “aparcan”, lo que era pequeño se agranda y lo que en un inicio apenas tenía importancia deviene en el detonante de la crisis.
 
La convivencia consiste en buena parte en aprender a resolver con éxito y conjuntamente los pequeños conflictos de cada día.
 
Las diferencias entre el hombre y la mujer son imborrables e inextinguibles. Por eso es de mal gusto insistir en ellas, a tiempo y a destiempo.
 
Los hechos diferenciales que singularizan a uno y a otro están ahí para una excelsa función: la de complementarse, crecer y enriquecerse recíprocamente.
 
El respeto por esas diferencias inmodificables constituye una excelente oportunidad para que ambos se conozcan mejor a ellos mismos.
 
4. Es imprescindible dedicar tiempo, paciencia y ternura al otro cónyuge: el amor exige tiempo, atención y dedicación vigilante.
 
Quien no atiende no entiende. Quien marcha siempre con prisa no puede advertir la realidad del otro, por la sencilla razón de que atraviesa su ámbito espacial sin dejarse asombrar ni afectar por la presencia de su pareja.
 
Entre las personas que se quieren hay que disponer de la necesaria paciencia, por lo menos de la misma paciencia que precisa la crianza y buena educación de un niño pequeño.
 
Si se dan las condiciones anteriores, la ternura acaba por emerger e invadir la intimidad del otro y, entonces y sólo entonces, desaparecerán las quejas acerca de si le han dicho o no que le quieren, o si le admiran o no, porque la ternura es la demostración objetiva de ese querer, un grito silencioso más poderoso que cualquier decir, y que casi nunca pasa inadvertido a las personas.
 
5. Esforzarse por llevar una vida sexual plena y activa: Las relaciones sexuales son necesarias en la vida de la pareja. No son, desde luego, lo primero, pero sí una de las primeras condiciones que definen a la pareja o el matrimonio y que han de satisfacerse.
 
La sexualidad puede suponer —y supone, de hecho— un cierto esfuerzo, sobre todo si —como habría de ser en el matrimonio— cada uno de los cónyuges se olvida de sí y solo piensa en la plenitud de la satisfacción del otro.

Hasta en esto la donación recíproca está vigente y no debería ser omitida, renunciada y mucho menos frustrada.
 
No deja de ser frecuente que en la pareja se use a veces de la sexualidad bien para resolver otros conflictos, en que no se llegó a acuerdo alguno, o bien mediante la negación a ella para seguir revindicando, guerreando y extendiendo los problemas que asientan en otros ámbitos de la conyugalidad cuyo contenido es muy diferente.
 
Lo correcto es que cada problema se resuelva justamente en el ámbito en que se originó y al que obviamente pertenece, sin dar lugar a tomarse la revancha en otros ámbitos, que en modo alguno son afines a aquel y no pueden sustituirlo.
 
6. Establecer y respetar el necesario ámbito de libertad personal del otro: Que hombre y mujer sean “una sola carne»” no ha de tomarse como una unión tal que conlleva a la fusión entre ellos y a la confusión de sus personas.
 
El matrimonio, desde luego, les constituye en una sola carne, pero al mismo tiempo —he aquí el misterio— conserva en su integridad aspectos diferenciales de las genuinas personalidades de cada uno de ellos.
 
Como consecuencia, es preciso establecer cuál es el necesario ámbito de libertad que es más apropiado a cada uno de ellos y que el otro no puede, no debe forzar ni dejar de respetar.
 
En el escenario de la profesión, por ejemplo, esta es una exigencia ética que jamás debería ser conculcada.
 
7. Mantener un reparto equilibrado y flexible de tareas y roles:Las diversas cualidades de cada uno de los cónyuges, su propia singularidad y la eficiencia que deriva de la división del trabajo exige este reparto de funciones entre ellos.
 
Lo lógico es que el más dotado para una determinada tarea o al que le cueste menos esfuerzo llevarla a cabo sea el que tenga que desempeñarla.
 
No se trata de “arrimar el hombro” a los menesteres menos agradables para cargar las espaldas del otro. Se trata tan solo de ser más eficaces, pero sin hundirse en el utilitarismo funcionalista.
 
Por eso es también conveniente que si uno de ellos advierte que al otro el desempeño de una función le supone mucho esfuerzo, se adelante y la haga o le ayude mientras la realiza.
 
La pareja no está constituida para restar, sino para sumar; está para multiplicar en lugar de dividir, para tener más en cuenta lo que les une que lo que les separa.
 
En cierto sentido, marido y mujer devienen en cofundadores, a partes iguales, de una sola y única empresa, en la que no puede precisarse qué es de cada uno de ellos, porque lo que es de uno es también del otro, porque todo es de los dos.
 
 Aquí los dos son corresponsables, coexistentes y copartícipes de todo cuanto les acontezca a ambos.
 
8. Fomentar una cierta complicidad añadida:El mismo tejido de la pareja está reñido con la incomprensión y el sentimiento de soledad. La pareja es compañía, ausencia de soledad, comunión.
 
No es infrecuente la presencia de parejas que posiblemente se quieren mucho entre ellos y son muy equilibradas, pero se percibe que les falta algo. Son marido y mujer y excelentes padre y madre, pero… ¡no son compañeros!, la vida de uno no ha sido compañía inseparable de la vida del otro.
 
En estos casos lo que falta es esa generosidad para abrir la intimidad —lo que más les suele costar— y ofrecerla y regalarla gustosamente al otro.
 
Cuando ambos devienen en compañeros —en buenos compañeros, se entiende—, el regalo de la intimidad se desborda y surge esa alegría vital, que no se puede ocultar en quienes se sienten cómplices y realmente lo son de sus propios afanes, ilusiones, deseos, expectativas, fantasías, decires, sentimientos, proyectos, pensamientos y recuerdos. 

Por Aquilino Polaino-Lorente
Fragmento del libro
Divorcio, ¿cómo ayudamos a los hijos? publicado en marzo de 2015 por la editorial Stella Maris

4 mecanismos que evitarían hasta un 40% de los divorcios en España

España triplicó sus divorcios 

Family Watch propone 4 mecanismos que evitarían hasta un 40% de los divorcios en España 

Actualizado 19 abril 2013 

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Al menos cuatro de cada diez divorcios en España se podrían evitar con «más medidas preventivas«, como el establecimiento de un periodo de reflexión o soluciones para hacer frente a las eventuales crisis de pareja, según un estudio del Institute for American Values, difundido por The Family Watch  (www.thefamilywatch.org)..

Este dato está incluido en el informe de este instituto internacional de estudios sobre la familia, que analiza medidas de prevención frente a las crisis familiares y que ha organizado un seminario para estudiar las repercusiones que los divorcios generan.

Así, señala que según los datos del Instituto Nacional de España (INE), el divorcio es cada vez «mas frecuente», puesto que se produce uno cada cinco minutos en España, el triple que hace una década. 

Esta cifra contrasta con el hecho de que los matrimonios disminuyen, puesto que la tasa por cada 1.000 habitantes es actualmente de 3,1 cada año, frente al 4,4 de media en la Unión Europea. Hace diez años este promedio era de 5,1.

Este instituto recuerda los «efectos perjudiciales» para los hijos después de un divorcio, si bien apunta también a «costes personales, sociales y sanitarios», por lo que resalta la importancia de la prevención.

El presidente de The Family Watch, Carlos Martínez, lamenta que en las sociedades con divorcio «estamos pidiendo a los padres divorciados que se esfuercen en ser positivos, comunicativos, dialogantes y colaborativos, que sepan ponerse de acuerdo por el bien de sus hijos; pero en ningún momento les hemos sugerido que pongan ese mismo esfuerzo para solucionar los problemas antes de llegar a la ruptura«. 

El ´divorcio exprés´ es otro de los motivos que señala el instituto como aumento de estas cifras. Así, según sus estimaciones, teniendo en cuenta que la duración media del matrimonio es de 15 años, el número de divorcios respecto a los matrimonios ha pasado del 10% en 1991 al 54% actual, mientras que si se hubiera mantenido la tendencia anterior a esa Ley no sería superior al 36%.

Por ello, para evitar este aumento, el informe propone cuatro medidas concretas:

1) el establecimiento de un periodo de reflexión previo al divorcio,

2) el fomento de entidades de mediación y asesoramiento a los cónyuges durante ese periodo de reflexión

3) la recuperación del ámbito objetivo de la mediación familiar

4) el ofrecimiento a las parejas de mecanismos preventivos de formación.

¿Hay algo peor para la familia que el divorcio?

Las estadísticas lo demuestran

¿Hay algo peor para la familia que el divorcio? Sí, no casarse por miedo al fracaso

Las estadísticas indican que casarse razonablemente joven (entre los 25 y los 30 años) es la mejor edad para afrontar con éxito el matrimonio.

Actualizado 31 marzo 2012

Pablo Ginés/Forum Libertas

En Madrid (datos de 2011) las mujeres se casan a los 33 años, y los hombres, a los 35. En Estados Unidos, la edad de matrimonio está en torno a los 27 años, pero se va retrasando más y más.

La enseñanza tradicional en casi todas las religiones de que lo mejor es mantenerse casto y esperar al matrimonio para tener relaciones sexuales, por el bien de la pareja y de los posibles hijos, se hace más difícil en una sociedad que se casa a los 35 que en una que se casa con 21 años.

Los horrores del divorcio
Y, sin embargo, muchos se enamoran profundamente con 18 o 20 años. ¿Cuánto pueden esperar a casarse? La realidad es que en Estados Unidos, primero, y poco a poco también en Europa, la sociedad se ha ido concienciando de los horrores del divorcio, con su reguero de niños dañados, de parejas peleadas, de efectos educativos nocivos, de secuelas emocionales…

Pero este miedo al divorcio no lleva a la gente de a pie ni a las instituciones a reforzar el matrimonio, a prepararse para luchar por crear uniones sanas.

Miedo al divorcio
Más bien el miedo al divorcio lleva a no luchar en absoluto: a no comprometerse. El divorcio es malo para la familia, pero el miedo a casarse por miedo a divorciarse es peor. Todo junto hace que el matrimonio retroceda. Las parejas o no se casan o esperan muchísimo a hacerlo… y mientras tanto les pasa de todo.

Un estudio de 2011 de la Cornell University mostró que dos tercios de las parejas que cohabitaban no se casaban por miedo al divorcio y sus heridas. Pero la ruptura de parejas que cohabitan también deja heridas.

La cohabitación no tampoco ayuda a los niños
También estas parejas cohabitadoras tienen hijos (y cuanto más retrasen el casarse, más hijos habrá fuera del matrimonio: en EEUU la mitad de los niños nacen fuera del matrimonio, excepto cuando las madres han tenido educación superior).

Los hijos de parejas no casadas que se rompen también sufren mucho: por lo general, el padre desaparece de sus vidas casi completamente. Otras veces, como los hijos de divorciados, han de crecer rápido y aprender a tratarse on semi-parientes, hermanastros y familiares de la/s nueva/s pareja/s de mamá.

Lo mejor: casarse entre los 22 y 25 años
A las parejas jóvenes y enamoradas, que con pasión y entusiasmo se casarían jóvenes, se les desanima diciéndoles que los que se casan jóvenes fracasan matrimonialmente.

Sin embargo, en el reciente libro «Premarital sex in America», de Mark Regnerus y Jeremy Uecker, se recuerda que esto solo es así para los que se casan MUY jóvenes. Más concretamente: los que se casan a los 21 años o después ya no entran en las estadísticas de mayor ruptura. Si la gente se casase con 21 años, en vez de con 35, no habría más divorcio del que hay actualmente. Y lo que es seguro es que habría más matrimonio.

Casarse joven es bueno
Más aún, en «Premarital Sex in America» se analizan cinco encuestas sobre felicidad matrimonial y la conclusión es rotunda: los que se casaron entre los 22 y 25 años expresan más satisfacción conyugal en todos los aspectos que los que lo hacen más tarde. Casarse razonablemente joven es estadísticamente bueno y disminuye la etapa de exposición al sexo prematrimonial.

Maniáticos del control bajo la ilusión materialista
Eve Tushnet, en «The American Conservative» plantea que, al menos en Estados Unidos (pero podríamos aplicarlo a España) los jóvenes quieren tener sensación de control, de seguridad, de dominio del futuro… y esa sensación la quieren basar en lo material, el dinero.

La forma de demostrar que podemos casarnos es demostrar que tenemos una magnífica economía con una boda de ensueño, carísima. Hasta las mujeres de menos ingresos, directamente pobres, asocian casarse con gastar mucho dinero en una gran boda. Cuanto más gastan en la boda, mayor es la sensación de que hay un verdadero compromiso entre la pareja, no como cuando simplemente convives… porque la cohabitación no se celebra con ningún gran gasto.

Pero esto no es celebrativo y gozoso, sino engañoso y muy materialista. Expresa confianza en el dinero… y hasta que no hay mucho, no hay boda, porque no hay control. Eve Tushnet reivindica sin embargo que «el matrimonio, como la paternidad, trata sobre todo de la aceptación, el perdón y la flexibilidad ante los cambios y los traumas«. Es decir, voluntad de adaptarse a lo que venga… no falsa seguridad basada en un control que nunca existirá.

El miedo no basta; hace falta esperanza
Por último, saber que el divorcio es una solución desastrosa y que debe evitarse no es suficiente para generar una sociedad sana. El miedo no es un buen maestro.

Es fácil imaginar una sociedad que sea cruel con los divorciados… y que al mismo tiempo genere miedo al matrimonio. Así, por miedo al divorcio se extiende el mito de que «es mejor cohabitar antes» (algo que han refutado mil estudios pero la gente sigue sin creerlo) y se podría llegar a castigar socialmente (con chismorreos, malas miradas, mala imagen) a los que viven noviazgos castos por no haber cohabitado. Igual que se podría castigar socialmente a los que se casan con 21 o 23 años. ¡Las conductas que favorecen matrimonios fuertes!

El miedo al divorcio puede llevar a que menos se casen, igual que el estigma contra los hijos fuera del matrimonio puede llevar a más aborto. Así, por miedo a dos cosas malas, se cae en otras dos que también lo son, o incluso peores. Estigmatizar no es buena solución por sí misma.

«Lo que la gente necesita es esperanza: saber que los matrimonios pueden perdurar, no porque los esposos fueron muy inteligentes en su inicio, sino porque pueden ser suficientemente amables y flexibles durante muchos y largos años tras la boda».

Una cita a solas con el cónyuge previene el divorcio

Lo confirma un estudio

¡Queda con tu mujer!: una cita semanal, a solas con el cónyuge, previene el divorcio

Quedar con la pareja mejora la comunicación, fortalece el compromiso, quita estrés y no tiene por que ser caro. Quedar no siempre es salir.

Actualizado 27 febrero 2012

Pablo Ginés/Forum Libertas

Es una de las «reglas de oro» del Curso Alpha para Matrimonios, un consejo frecuente en los Centros de Orientación Familiar y una experiencia que miles de parejas han comprobado, pero ahora lo confirma un estudio de la Universidad de Virginia (aquí en PDF en inglés): los matrimonios que quedan para una cita solos, aunque sea una sola vez a la semana, ven reducido su riesgo de divorcio casi por la mitad. Los datos se han recogido en Estados Unidos (1.600 parejas de 18 a 55 años, en 2010-2011, combinados con sondeos de 10.000 aultos, de 1987 a 1994), pero la España de la crisis, el divorcio exprés y los horarios alocados puede perfectamente aplicarse la receta.

La pregunta del estudio era «¿cada cuanto pasa usted tiempo solo con su pareja, charlando o compartiendo una actividad?»

Las palabras clave son «solo con su pareja» (no valen las salidas con amigos, parientes ni los niños) y «compartiendo». W.Brad-Wilcox, co-autor del estudio, insiste en que no hace falta salir a cenas caras ni alquilar un viaje en globo… «Mientras estés tan concentrado en tu cónyuge como en tus niños, tu trabajo o tus jueguecitos del iPhone, ya vale. Se trata de que hablen cara a cara. Puede bastar con jugar a algo los dos solos después de acostar a los niños».

Pero en Estados Unidos, las compañías de descuentos para actividades como Groupon o LivingSocial responden que «es difícil animar a tu esposo a jugar al Monopoly contigo si está cansado del trabajo y ya acomodado en casa, se habrá quedado dormido». Por eso, dicen, es mejor «salir», tener una cita con antelación… y ofrecen descuentos de hasta el 60% en cenas ¡o alquiler de viajes en globo! También apuntan que el estudio demuestra que las actividades originales y novedosas unen más a las parejas.

El estudio muestra que cuanto más tiempo «de calidad» se comparta, menos riesgo de divorcio hay. Los que tienen una cita semanal se divorcian al 15%… parece mucho, pero es que los que no se citan con esa regularidad lo hacen al 25%.

Puestos a analizar el «poder protector» de las citas con el cónyuge, los sociólogos encuentran lo siguiente:

1) Mejoran la comunicación
Al poder hablar sin la distracción de los niños y el trabajo, la cita les permite hablar de las cosas que les importan y motivan: sus sueños, aspiraciones, también temores… Si hablan de sueños, pueden compartirlos, buscar objetivos comunes. Si hablan de problemas, lo hacen de forma constructiva y tranquila, proactiva, que es mejor que reaccionar por instinto y con prisas rodeado de niños o agobios. [Algunos manuales, como Alpha para Matrimonios, recomiendan que las citas sean agradables, y no se usen para hablar de problemas, pero en cualquier caso debe primar siempre la necesidad de compartir entre cónyuges]. Además, la comunicación estable permite descubrir que el cónyuge cambia, que ya no piensa o desea o teme como 10 o 20 años antes. Una mejor comunicación es clave del éxito matrimonial.

2) Disfrutar de la novedad
Las parejas con años de relación tienden a «acomodarse» y perder la emoción. Los estudios demuestran que hacer juntos cosas novedosas (desde montar a caballo a pasear por la montaña, bailar o ver puestas de sol) borra la rutina, y une a los cónyuges en un reto compartido, divertido y emocionante.

3) Mejora la relación romántica y sexual
Las citas añaden creatividad y emoción, y al permitir el diálogo, puede ayudar también en este campo, animar a probar cosas nuevas, nuevos ambientes, etc…Todo ello fortalece el matrimonio.

4) Mejora el compromiso
Si hay al menos un día comprometido para «nuestra cita semanal», queda claro que se marca una prioridad. Los abuelos que quedan cuidando a los niños, los amigos del trabajo que saben que el martes por la tarde «ellos quedan solos, no pueden venir a lo nuestro»… Todo refuerza la sensación de unidad y la importancia de trabajar por ella. Queda claro que para cada cónyuge, el otro es una prioridad.

5) Se aligera el estrés
Salir a divertirse en pareja, o meramente relajarse juntos, quita estrés, y eso es bueno para el matrimonio, siempre amenazado por enfermedades, problemas de dinero, broncas en el trabajo, etc… Permite ver al otro sin cargas de irritabilidad o cansancio o agobio, y eso ayuda a mantener el amor conyugal.

Un resumen del estudio lo puede ver aquí (en inglés).