El ayuno es un arma fenomenal para esta época y para la derrota del maligno. El ayuno a pan y agua es el arma principal para combatir al maligno en este tiempo.
En un mensaje del 25 de febrero, la Virgen dijo en Medjugorje, que con la oración y el ayuno incluso las guerras pueden ser suprimidas. Pone orden en el orden creado y en la vida espiritual. Hay quienes no se sienten atraídos a ayunar a pan y agua. Hay cosas de que podemos privarnos, si nos cuesta, hay que empezar de a poco. En cuaresma la Iglesia nos pide que aumentemos el ayuno y la oración.
San Basilio dijo que el ayuno es el arma para protegernos del Maligno.
Cuando Moisés recibió las Tablas de la Ley, previamente ayunó 40 días (Ex 44). Nuestro Señor ayunó cuarenta días, antes de su vida pública. Y resistió tres tentaciones del Maligno. Jesús preparó a la humanidad para resistir al diablo. El ayuno es como un regalo a Dios para reconocer su señorío y buscar su rostro.
El ayuno no es fácil. Hemos de formar nuestro cuerpo y nuestra mente. El punto importante es que ayunemos, sobre todo los viernes. Pedir por las intenciones de la Sma. Virgen, por la conversión de los incrédulos, por las familias y los sacerdotes.
Hay que prepararnos con la oración. El ayuno ha de ser gradual, para ello, se ha de planificar. El ayuno es un arma para cambiar al mundo y lo que te rodea.
P. Livio: Queridos amigos, ahora tenemos al micrófono a Marija de Medjugorje que nos transmitirá el mensaje de la Reina de la Paz del día de hoy 25 de marzo, fiesta de la Anunciación. ¡Buenas tardes Marija!
Marija: ¡Buenas tardes padre Livio! Un saludo a todos los oyentes de Radio María. Hoy, como cada 25 de mes, la Virgen nos ha dado el siguiente mensaje:
“¡Queridos hijos! Escucho su clamor y sus oraciones por la paz. Durante años Satanás ha estado luchando en favor de la guerra. Por eso Dios me ha enviado entre ustedes: para conducirlos por el camino de la santidad, porque la humanidad se encuentra en una encrucijada. Los invito a regresar a Dios y a sus Mandamientos para que estén bien en la tierra y para que salgan de esta crisis en la que han entrado por no escuchar a Dios que los ama y quiere salvarlos, y llevarlos a una vida nueva. ¡Gracias por haber respondido mi llamado!”
P. Livio: Marija, este mensaje tiene pasajes muy importantes. Cuando yo lo he leído, he sentido una alegría dentro de mí porque me ha dado esperanza y sobre todo el pensar que en el momento en que daba el mensaje se estaba rezando esa oración universal de la consagración en San Pedro y en Fátima. Cuando se estaba realizando la Consagración, la Virgen dijo: “Escucho vuestro clamor y vuestras oraciones por la paz”. Es decir, que la Virgen nos escucha y esto es para mí motivo de gran alegría y esperanza.
Marija: Exactamente. Esta tarde, antes del rosario, nos hemos preparado todos, también en la parroquia han expuesto una imagen de la Virgen de Fátima. Nosotros hemos leído la Consagración del Santo Padre uniéndonos a él. Después de la aparición hemos ido a la iglesia y hemos empezado la Santa Misa solemne con la Consagración oficial y con nuestro obispo Aldo que ahora es nuestro responsable aquí en Medjugorje. Para todos ha sido una gran alegría. Hemos leído la Consagración que era larga y expresaba el sufrimiento, pero que era una verdadera invitación que el Papa nos ha querido transmitir a través de esta oración tocando tantos puntos. Yo he comparado la oración del Papa con el mensaje de la Virgen y he encontrado muchos puntos del último mensaje de la Virgen y debo decir que me ha dado mucha alegría. Por otra parte, cuando la Virgen se ha aparecido estaba muy seria, muy decidida. Ha sido muy bonito sentir en mi corazón que la Virgen nos está escuchando. La última vez había dicho: “Orad conmigo”. Hoy ha dicho: “Escucho vuestro clamor y vuestras oraciones por la paz”. Es decir, la Virgen está con nosotros y esta tarde nos ha dicho que nos está escuchando. Para mí, es una guerra absurda entre hermanos, como Caín y Abel que se matan, así también hacen ellos que son cristianos. Esto me causa una tristeza enorme en el corazón. La guerra nunca es un bien, la guerra es siempre un mal. La Virgen dice que Satanás lucha desde hace años por la guerra. He visto también esa lucha entre nosotros porque hay ese hermano malo que no quiere la paz, que no quiere los Mandamientos de Dios, que no quiere abrazar la invitación de Dios a través de la Virgen y esto me da mucha tristeza. Por otro lado, veo a los que sí han abrazado la invitación de la Virgen, se han acercado a Dios y han empezado a vivir como quiere la Virgen cuando dice: “Sed mis manos extendidas”. Yo espero que sean siempre más las personas que abracen el mensaje de la Virgen, que es el mensaje de Dios, ya que la Virgen es la humilde sierva de Dios. Ella nos ha dicho muchas veces que Dios le ha permitido estar entre nosotros y esto lo vemos también en el mensaje de hoy.
P. Livio: Marija; me parece que hoy es la primera vez que la Virgen nos dice que escucha nuestro clamor. De hecho, en estas últimas semanas, especialmente en Ucrania, han aclamado a la Virgen para que viniera en su ayuda. Es precisamente una expresión de los salmos que dice que los hijos recurren a la madre.
Marija: Aquí en Medjugorje tenemos en varias comunidades a refugiados, madres con sus hijos, cuyos maridos se quedaron allí para defender su patria. Ellas también estaban con sus hijos esta tarde en misa. ¡Imagínate su clamor ante la Virgen! ¡Lo han abandonado todo! Ellos esperan volver pronto a sus casas. No quieren quedarse aquí, no quieren la guerra, quieren que haya paz y poder volver y abrazar a sus familiares. Allí se han quedado muchos ancianos que no han querido dejar sus casas y se han quedado en el frente, abandonados. Hay personas que me han dicho que se sienten culpables por haber venido para salvarse de la guerra, pero lo han hecho por los hijos, para que no resulten heridos, para que no vean esos horrores y tengan pesadillas. La guerra no es un bien y nosotros lo sabemos ya que lo experimentamos hace unos años cuando vivimos la guerra aquí. La Virgen nos había dicho que rezáramos más, porque si rezábamos más, la guerra podía terminar antes.
P. Livio: Pero yo creo que hay una novedad en relación al pasado y es que por primera vez, por parte de los responsables, se amenaza con las armas nucleares. El Papa también ha hablado de esto en su Consagración. Es decir, usar armas nucleares significa, como ha dicho la Virgen, que Satanás quiere destruir nuestras vidas y el lugar donde vivimos. Esta expresión quiere decir que la humanidad esta en la encrucijada de la vida o de la muerte.
Marija: Podríamos decir que no hay vuelta en el camino si no somos hombres y mujeres de paz, si no abrazamos la santidad y la oración. Nosotros hemos experimentado la fuerza de la oración en muchas ocasiones y por lo tanto, deberíamos aumentar todavía más nuestro clamor hacia la Virgen, hacia Dios con el fin de acabar con la guerra. La Virgen dice que hace años que Satanás lucha por la guerra. Es decir, nosotros sabemos que existen aquellos que están en favor de la guerra, que venden las armas, que producen las armas y que con la excusa de una ayuda humanitaria envían esas armas. Me acuerdo de una vez que fui a Líbano y mientras íbamos en coche en un valle me dijeron que ese era el valle del que, como decía la Escritura, manaba leche y miel y que ahora lo llaman el valle de la muerte porque cuando había la guerra entre Líbano y Israel nunca firmaron la paz. Allí se firmó una tregua, pero cuando Israel tuvo que hacer esa tregua, tomaron mucho armamento, también bombas y granadas que después de tantos años todavía producen devastación en el lugar. Los niños ven unas mariposas que, al parecer son de plástico, las quieren coger y debajo está la bomba. Me dijeron que cada día, en esa zona, mueren niños o bien quedan mutilados.
P. Livio: Marija, ¿Te parece que existe el peligro de una guerra mundial, de una guerra mundial nuclear? ¿Este peligro es real o bien se trata de un argumento del diablo para dar miedo?
Marija: No quiero entrar en los secretos, pero… ¿Me has visto agitada padre Livio?
P. Livio: No.
Marija: No, no estamos agitados porque creemos que la Virgen está con nosotros, creemos que la Virgen escucha nuestro clamor y nuestras oraciones. Dios ha permitido a la Virgen estar entre nosotros para ayudarnos, nos lo ha dicho mil veces. Yo creo que cuarenta años de la presencia de la Virgen entre nosotros es esto. La humanidad está en una encrucijada, tal como ha dicho Ella esta tarde, pero la Virgen está de nuestra parte. Satanás es fuerte, la Virgen lo ha dicho en sus mensajes, nos dijo que estaba suelto de sus cadenas en este nuevo milenio. Sabemos que el mal existe y muchas veces nos usa a través de tantas cosas; a través de nuestro egoísmo, de nuestra prepotencia. Tantas veces hacemos algún mal porque no tenemos esa sensibilidad del Amor de Dios y vivimos la humanidad como hombre rebelde, como hombre que no hace caso a los Mandamientos de Dios. La Virgen, con su dulzura, con su constancia nos guía y nos dice que está con nosotros y que no debemos tener miedo.
P. Livio: Sí, porque, en un mensaje de hace unos meses, la Virgen dijo: “Satanás quiere llenar vuestro corazón de miedo hacia el futuro, pero el futuro es de Dios”. Es decir, que una de las muchas estrategias de Satanás es la de aterrorizarnos, cuando en cambio deberíamos saber que la presencia de la Virgen y la respuesta a su llamada nos permite vivir bien en la Tierra.
Marija: Por este motivo, la Virgen nos dice: “Os invito a regresar a Dios y a sus Mandamientos para que estéis bien en la Tierra”. Nosotros estamos aquí en la Tierra, pero nuestra meta es el Cielo. Tenemos el ejemplo de Lázaro, que era amigo de Jesús, que cuando entró en la tumba, sus hermanas le dijeron que ya desprendía hedor porque se estaba descomponiendo, pero Jesús igualmente lo resucitó. Después de un tiempo, Lázaro, obviamente volvió a morir. Así es también para nosotros. Debemos pensar que es bonito vivir aquí en la Tierra, disfrutémosla dejándonos guiar por Dios, viviendo la santidad intentando transmitir nuestra fe con nuestra vida, con nuestro ejemplo y con nuestro amor. Nosotros nos hemos enamorado de la Virgen porque Ella es el reflejo de Dios y Dios es Amor. Por este motivo, yo creo que también nosotros debemos llegar a ser ese reflejo de Dios y tener ese amor que la Virgen comparte viviendo entre nosotros. Esta es la encrucijada de nuestra vida. Nosotros sabemos que nuestra meta es el Paraíso, pero al mismo tiempo, nuestro compromiso no debe ser el del materialismo, el del consumo, el del propio yo sino que, como dice la Virgen, debemos poner a Dios en lugar del yo. Cuando empezamos a encontrar esa armonía entre Dios y yo, cuando hay paz entre Dios y yo, nuestro corazón se llena de alegría. Muchas veces hemos visto aquí en Medjugorje personas que llegan aquí con grandes coches y con opulencia, pero en su interior no hay felicidad. En cambio, cuando encuentras a Dios, cuando encuentras a la Virgen, tu corazón vive ya en el Paraíso y eso es algo que ya nadie te puede quitar.
P. Livio: Oye Marija, según tú, ¿Cuántos escucharán estas palabras: “Volved a Dios y a sus Mandamientos”? Esto, obviamente, la Virgen, lo dice a todos en el mundo, pero nos lo dice sobre todo a nosotros cristianos católicos. ¿Tú ves ese volver a Dios en estos cuarenta años? Sí, cierto que lo ha habido, pero ¿será suficiente para salir de esta crisis?
Marija: Yo estoy segura padre Livio, porque la Virgen le dijo a Mirjana que continuáramos ayunando y rezando porque ya el séptimo secreto se había reducido en su fuerza negativa, es decir, que había cambiado. Si Dios encuentra nuestro corazón, aunque seamos pocos, somos levadura. Nosotros estamos llamados a ser luz, a ser levadura, a ser testimonio y por esto, lo creemos. Aquí vemos a mucha gente que vuelve a Dios. Hoy mismo, durante la Santa Misa celebrada fuera, estaban todos los bancos ocupados. Había muchos croatas, tantas personas de estos alrededores que han venido para hacer el acto de Consagración. Veo que la gran familia de María está reaccionando, también con este acto que el Santo Padre ha querido ofrecer. Es un gran signo, y yo he podido comprobar esa frescura de primavera. Es decir, unidos nos volvemos más fuertes. No son solamente los católicos sino también los paganos que han vuelto a Dios y también ortodoxos ya que por Navidad vino aquí mucha gente de Ucrania a pedir por la paz. Ellos vieron que se acumulaban muchas armas y pensaron que aquello no era bueno porque de un momento a otro las iban a utilizar y eso no lo querían. Nadie quiere esta guerra, pero el diablo trabaja en ello. De hecho se dice que el diablo no duerme ni de día ni de noche. Él es quien programa las guerras. Por lo tanto, nosotros debemos ser los que oran. Hoy día 25, y como cada mes en esta fecha, la parroquia mantiene abierta la iglesia toda la noche y se ora todo el tiempo. Cuando vas a las tres o a las cuatro de la madrugada y ves a la gente orando arrodillada, es conmovedor y te das cuenta de que, gracias a Dios, la humanidad no está perdida. A mí me emociona mucho ver a la gente que ha cambiado su vida empezando una vida recta. En estos días ha llegado aquí un querido amigo mío sacerdote, un joven sacerdote que tuvo un ictus que cuando me llamaron para comunicarme la noticia dije que le llevaran el teléfono para poder hablar con él y rezar juntos para estar unidos en la oración. Ellos me dijeron que él no me iba a oír porque debido al ictus fuerte que le había dado en la cabeza estaba en coma, además los médicos decían que si vivía quedaría paralizado y sin habla. Hoy, este sacerdote ha subido al Krizevac y a la colina de las apariciones completamente curado. Por esto yo digo: si creemos, si oramos, como hicimos por este sacerdote, Dios nos escucha. Nosotros debemos ser como esa viuda inoportuna con el juez que insistía tanto, así también nosotros debemos insistir en llamar al Corazón de Jesús.
P. Livio: Sí Marija, debemos rezar día y noche. Yo hoy he seguido por televisión la Consagración. La iglesia de San Pedro estaba llena y además de toda la Iglesia universal con todos los obispos. Yo no me acuerdo en toda mi vida de haber visto toda la Iglesia tan comprometida, tan unida al Santo Padre. El mismo Santo Padre mientras miraba la imagen de la Virgen, incluso me hacía llorar. Me da la sensación de que de repente toda la Iglesia haya entendido por fin que estamos en la encrucijada, que si la Iglesia no se mueve, no se salva el mundo. Es por esto que soy optimista y porque viendo a toda la Iglesia unida la Virgen hoy ha dicho: “Escucho vuestro clamor y vuestras oraciones”. Yo creo, al igual que tú, que conseguiremos salir de esta crisis con un poco de buena voluntad.
Marija: Yo pienso que hay todavía ese miedo y he visto muchos sacerdotes un poco encerrados en sí mismos y que no tienen la valentía de dar testimonio. También las mismas parroquias con el problema del Covid se han encerrado y creo que ya es momento de empezar de nuevo con el Santo Padre, con esta Consagración, no solamente para Rusia y Ucrania sino para todo el mundo. Yo me acuerdo que al inicio de las apariciones, aquí en Medjugorje, había una imagen que pasaba de familia en familia para hacer un acto de Consagración de la propia familia y cada año se recordaba, al igual que el día del bautismo, también el día de la Consagración al Corazón Inmaculado de María. Yo creo que también ahora debemos hacerlo para las familias jóvenes. Hoy en día, con la modernidad y con ese egoísmo de no querer tantos hijos, se tiene un hijo solo y se cría mimado y creo que también en esto deberíamos volver a Dios y dar testimonio de ello. También con la Consagración, con la oración y nosotros, medjugorianos, sabemos que también a través del ayuno. Sobre todo ahora que estamos en Cuaresma y además hoy que es la fiesta de la Virgen. Si vieras padre Livio hemos hecho un altar muy bonito con el Espíritu Santo y la Virgen, con muchas flores y velas. Hoy ha sido un día espléndido, un día en que el Espíritu Santo nos debía ayudar para ser más fuertes y dar más testimonio, empezando por los más ancianos, sin miedos, para gritar al mundo que Dios es misericordioso, que Dios es Amor. ¡Hagámoslo con nuestra oración, con nuestro testimonio! El mundo necesita de nuestro testimonio.
P. Livio: Marija, la Virgen lleva ya dos veces seguidas diciendo que debemos observar los Mandamientos, pero vemos que, en general, son pocos los que se cumplen. Por lo que se refiere a los primeros, vemos que hay un ateísmo muy difundido. No hablemos del quinto Mandamiento con todos los abortos y la eutanasia. Del sexto, con toda la destrucción de la familia. La verdad es que yo no creo que la sociedad cambie de un día para otro, pero que si nosotros, cristianos, ahora en el camino cuaresmal hacia la Pascua hiciéramos una buena confesión volviendo a Dios, volviendo también al tercer Mandamiento que es el de santificar las fiestas, la fiesta del domingo, si hubiera un movimiento así, sería ya el principio de una vida nueva.
Marija: Exactamente. Yo creo profundamente como tú dices padre Livio que si escuchamos los Mandamientos de Dios, si los vivimos poniéndolos en práctica, ya estamos en el camino recto. La Virgen nos invita a la conversión y la Cuaresma es tiempo de conversión, es una invitación a cambiar nuestra vida, una invitación a la penitencia. Yo me acuerdo muy bien que al principio me costaba mucho rezar y hoy en cambio, debo decir que en mi corazón hay una continua oración en todo lo que hago, también invocando a los santos sobre todo a san José del cual tengo una imagen muy bonita en la cocina y al que le pido que ayude a mi familia él que fue el protector de la Sagrada Familia. La vida se vuelve, no solo con la oración, sino también con pequeños gestos, un enlace con Dios. Hoy mismo, por ejemplo, con las mil avemarías, con los Rosarios, con las Novenas que hemos ofrecido por la paz. Siempre a través de pequeños grandes gestos que son nuestro “sí”. Como en el cumplimiento de los Mandamientos que decimos no al pecado y sí a Dios poniendo a Dios en el primer lugar de nuestra vida.
P. Livio: Se tiene la impresión de que la mayor parte de la gente se haya acostumbrado a vivir sin Dios, se ha acostumbrado a vivir sin la oración y muere también sin Dios. Es como una enfermedad que se ha producido en pocas décadas.
Marija: De hecho, la humanidad no está bien porque yo he visto que las consultas de psiquiatría están siempre llenas. Y es que si tú no tienes a Dios, no estás bien ya que no solo somos cuerpo sino también alma. Yo lo he podido comprobar a través de los testimonios de muchas personas que estaban alejadas de Dios y que se acercaron a Él y ahora, sintiéndose en comunión con Dios, están mucho mejor. Nosotros pensamos que están bien sin Dios, pero no es así porque solo en Dios encontramos la paz, solo en Dios encontramos la felicidad.
P. Livio: Podemos decir que solo en Dios estamos bien en la Tierra. Ya nos lo dice la Virgen.
Marija: Sí. Nosotros pensamos estar bien en la Tierra, pero lo hemos visto con el coronavirus cuánta confusión nos ha traído, cuánto miedo nos ha provocado. A menudo somos conscientes de que todos, más tarde o temprano, moriremos, pero al mismo tiempo pensamos en protegernos bien porque nos sentimos muy apegados a la Tierra. La Virgen nos repite que debemos anhelar el Cielo, debemos desear las cosas celestiales y obviamente para ponerlo en práctica debemos sentir esa presencia de Dios, del Dios del Amor. Aquí en Medjugorje, debo decir que la Virgen nos ha descubierto y nos ha dado el Amor que Ella siente por Dios como Madre, como Reina, como Guía, como nuestra Maestra en este camino que, poco a poco, fuimos siguiendo y nos enamoramos. Podemos decir que amamos a Dios sobre cualquier cosa en nuestra vida y somos conscientes de que esta vida es pasajera y el pasar de esta vida provoca en mi corazón una prisa, una prisa por testimoniar, una prisa por transmitir, una prisa por compartir mi fe con los demás sobre todo con aquellos que están alejados.
P. Livio: Marija, la frase final del mensaje de la Virgen. “Dios os ama y quiere salvaros y llevaros a una vida nueva”. Es decir, ¿Esta vida nueva es la vida del Cielo o bien se refiere a una sociedad nueva aquí en la Tierra?
Marija: Yo lo entiendo como una sociedad nueva, una sociedad sin corrupción, sin aborto, sin armas, no como ahora que se quiere experimentar todo tipo de armas para la destrucción. Una sociedad con respeto a la naturaleza ya que debemos considerar esta Tierra como un don de Dios y nosotros estamos llamados a vivir de ese don con gratitud y responsabilidad, además porque esta Tierra es pasajera para nosotros, pero después quedará para las generaciones futuras y ellos también merecen gozar de su belleza. Muchas veces la Virgen nos ha dicho que nos fijemos y gocemos de la naturaleza para loar a Dios.
P. Livio: Sí Marija, en la Tierra con Dios se está muy bien, pero sin Él es una falsedad, un engaño del diablo.
Marija: Sí, con Dios se está bien en la Tierra, pero yo prefiero el Paraíso. Siento nostalgia, pero también curiosidad porque cuántas generaciones nos esperan ya en el Paraíso. Además, allí veremos a la Virgen día y noche, no solo cinco minutos como aquí.
P. Livio: De todas maneras, tú ya viste el Paraíso.
Marija: Sí, vimos el Paraíso, pero ¡yo quiero ir a vivir en allí!
P. Livio: Claro, ¡es diferente!
P. Livio: Bien Marija, creo que el mensaje de hoy ha sido luminoso y nos ha abierto a la esperanza. Estamos muy agradecidos a la Virgen y diría también que muy agradecidos al Santo Padre por haber acogido la invitación de la Virgen con esta Consagración maravillosa.
Marija: Y gracias a Dios que a través de la Virgen nos ha dicho que nos ama y que nos quiere salvar y guiar a una vida nueva. Y nosotros estamos abiertos a esa vida nueva, no solamente habiendo algún hijo más, sino también con una vida de paz, de justicia, de armonía y de respeto. Oremos pues por esta intención.
P. Livio: Gracias Marija y te deseamos una buena Pascua
Marija: Un beso a todos los oyentes de Radio María y buena Pascua para todos. Ofrezcamos en estos días todas nuestras oraciones, la enfermedad y pequeños sacrificios por la paz y que el Señor Resucitado llegue con su paz a esas tierras y a toda la humanidad.
Es un mensaje serio, pero también es un mensaje en el que la Virgen nos implica, nos dice que «recemos juntos». La Virgen está con nosotros, quiere ayudarnos, quiere guiarnos.
Nos acercamos al tiempo de la Cuaresma, un tiempo de renuncia. Debemos aprovechar este tiempo, que sea un tiempo de renovación espiritual para nosotros. Como hemos experimentado en los Balcanes [la guerra], con el ayuno se pueden evitar incluso las guerras, por lo que quiero decir que debemos aumentar nuestras oraciones por todos ellos, porque ahora lo necesitan. El poder del diablo es fuerte en este momento, pero también puede ocurrir en nuestras familias, donde no hay paz, ni serenidad en nuestros corazones, porque el diablo nos toma y utiliza fácilmente, ¡y no debemos permitirlo! Somos un solo cuerpo. La Virgen siempre nos ha llamado a rezar por los que están lejos, que no rezan, porque es una parte del cuerpo que sufre. Mi sufrimiento es también el sufrimiento de todo el mundo, no sólo de los ucranianos, sino también de los rusos, porque son el mismo pueblo. Me da una tristeza en el corazón, porque todos tenemos un solo Dios. Estamos en guerra entre nosotros y esa es la tragedia. El diablo está utilizando a los hombres y a las mujeres para esto. Repito, ¡roguemos para que no prevalezca el odio! Espero que el Señor les dé la Paz lo antes posible, rezo por ellos.
La Virgen dice que recemos juntos «ayúdame con la oración», la unión hace la fuerza, y en este momento debemos ser realmente uno con la Virgen y pedir esta gracia. Hoy lo vemos, cada día, más y más gente se aleja de Dios y de sus mandamientos. Jesús nos trajo la alegría, nos llama, nos invita una y otra vez a «amar al prójimo».
Así que debemos rezar no sólo por los que son atacados, sino también por los que atacan, porque desgraciadamente creo que son pocos los que quieren ir a la guerra. Casi nadie quiere la guerra, ¡la guerra sólo hace daño!
Los que ahora están bajo las bombas no tienen voz. Muchos de ellos me han enviado mensajes, quieren quedarse en casa. Desgraciadamente, en la guerra, nadie respeta a nadie, ya sea un niño, un anciano, un joven, un amigo, cuando caen las bombas no miran si hay niños allí, ¡desgraciadamente es así!
Cuántas personas creen que son como Dios, sobre todo las que no tienen problemas, ni enfermedades, etc. (a menudo la enfermedad nos acerca a Dios) y los que creen que nunca morirán.
Empecemos a pensar más en cómo lo hicieron los santos, debemos aprovechar esta vida para hacer el bien.
Las oraciones, el Vía Crucis, incluso ir a misa todos los días durante la Cuaresma se convertirán poco a poco en un hábito, en una parte de nuestra vida.
A medida que le damos más y más tiempo a Dios, Dios se entrega, lo sentimos más y se convierte en un Dios en medio de nosotros, no un Dios lejano, un Dios que no conocemos. Dios está con nosotros, camina con nosotros, y por eso creo que este momento es una oportunidad, un momento como dice la Virgen, para volver a Dios, «volver a los Mandamientos que Dios os ha dado». Empecemos, porque ahora hay desorden, hay caos, pero Dios vuelve a poner orden. Si empezamos a respetar los Mandamientos, empezamos a sentir alegría en nuestros corazones. La Virgen siempre nos dice que sin Dios no tenemos ni futuro ni vida eterna. Muchas personas que tienen odio en sus corazones no tienen futuro, pero las personas que tienen paz, que son constructores de paz que rezan, tienen un futuro, porque la Virgen dice que está con nosotros. Por eso agradecemos de todo corazón al buen Dios que nos ha enviado a la Virgen para que nos guíe en estos tiempos difíciles. Ella es nuestra Madre, nuestra guía, nuestra inspiradora, y llora por cada uno, no nos abandona, ni nos abandonará.
Nos necesita y nos sentimos honrados de poder decir «Somos sus hijos». Somos pecadores, pero somos tus hijos. En este momento también quiere invitarnos a todos a abrazar el mensaje y a ponernos de rodillas para rezar y rezar de verdad por la Paz, no sólo por la paz en Ucrania, sino por todas las partes del mundo donde hay guerra, ya sea pequeña o grande, visible o invisible.
Somos conscientes de que existe el mal y de que somos instrumentos de paz y con nuestra oración, nuestras acciones y nuestra vida podemos conseguir que el mal no prevalezca.
Pregunta: ¿Padre, ya desde hace tiempo ha nacido en mi una gran necesidad de hacer ayuno, lo siento en mi corazón pero no sé cómo hacerlo?
Me parece magnifico y toda una inspiración de Dios este santo deseo de santidad que ha ido naciendo en tu corazón.
Antes de hablarte del ayuno, quisiera hablarte primero de lo que es la Ascesis o Penitencia, ya que el ayuno es solo parte de este trabajo espiritual que todo cristiano debe hacer si quiere llegar a la santidad propuesta por Jesucristo.
Empezaré diciéndote que cuando hablamos de Ascesis o Penitencia nos referimos al esfuerzo humano que responde a la gracia de Dios, y es el medio por el cual el hombre se dispone y purifica su vida para que en ella se desarrolle en plenitud la vida divina. Este esfuerzo en nosotros los cristianos adquiere una nota particular y quizás única, ya que, a diferencia de algunas otras «espiritualidades», la Ascesis en el fiel cristiano, es animada y dirigida por el mismo Espíritu Santo, que no busca destruir sino construir.
El padre Rainiero Cantalamessa, al referirse a la santidad y su relación con la Penitencia, dice que ésta «es el arte de quitar todo lo que estorba en el hombre a fin de hacer visible esa santidad ya contenida en el hombre desde el bautismo».
Por ello, la Ascesis es la herramienta de la que nos valemos para fortalecer los muros por los cuales transitan nuestros deseos y aspiraciones, los cuales fuera de control son capaces de destruir nuestra vida, o al menos impedir que ésta alcance la plenitud. Es, digamos, el elemento regulador, y, en muchos casos, el propulsor de una vida equilibrada y santa. Por eso dice al respecto el Catecismo de la Iglesia: «Tomar la cruz cada día y seguir a Jesús es el camino más seguro de la penitencia» (Cat. No. 1435)
Por una ancestral tradición, los viernes son considerados como un día de Penitencia. Esto es debido, principalmente a que en un viernes Jesús padeció por nosotros para darnos la vida eterna. Por esta razón, entre otras, se ha identificado la Penitencia con el sufrimiento. Cuando pensamos en la Penitencia, de inmediato viene a nuestra mente los monjes dándose de latigazos, o poniéndose espinas en el pecho, o de alguna manera destruyendo su cuerpo. Sin embargo la Penitencia, como nos lo explica el papa Juan Pablo II en Reconciliación y Penitencia, es: todo aquello que ayuda a que el Evangelio pase de la mente al corazón y del corazón a la vida. Es decir la Penitencia es una ayuda para que podamos realmente vivir el Evangelio.
Un santo de la edad media que había entendido bien lo que era la Penitencia decía: la primera y más importante Penitencia es: Orar.
Desafortunadamente, el hombre de hoy tiene un concepto equivocado de lo que es la Ascesis o Penitencia y en muy baja estima el valor de la cruz. La vida cómoda y materialista que vivimos nos hace despreciar con facilidad estos dos valores que son fundamentales (cf. Mt 10,38), por no decir, indispensables, en la vida, no solo para alcanzar la santidad y con ello la plenitud, sino incluso para poder vivir una vida razonablemente alegre y estable. Y es que la Penitencia actúa como una fuerza reguladora sobre nuestras pasiones y deseos los cuales dejados en libertad pueden llegar a destruir nuestra vida. Para contenerlos, en algunos casos debemos agregar a nuestra vida algo, «Ascesis Positiva» , y en otros eliminar o matizar, «Ascesis Negativa». En ambas direcciones la Penitencia supone una renuncia, por lo que esto no se podrá hacer sin la ayuda de la cruz y del Espíritu Santo. La Penitencia cristiana, correctamente entendida, no es estoicismo, ni platonismo, por lo que no se trata de destruir nuestro cuerpo, sino de una «herramienta espiritual que ayuda a que los criterios y la vida evangélica, pasen de la mente al corazón y del corazón a la vida diaria».
Para que la Penitencia sea verdaderamente una ayuda para el crecimiento espiritual, es necesario quitarle toda esa carga negativa que por años ha tenido, para redescubrirla como un momento privilegiado de encuentro con la misericordia de Dios que conoce nuestras miserias y que a pesar de ellas, nos ama y nos ha llamado a la santidad más elevada. Esto nos llevará sin lugar a dudas a experimentar el poder que sana el interior del hombre y que le impulsa a reemprender el camino de la felicidad, la alegría, el gozo y la paz, ya que como bien decía Clímaco: «es mediante la Penitencia como nos libramos de la tiranía de las pasiones». Así la Ascesis es la cruz benéfica que nos ayuda a renunciar a nosotros mismos, a los excesos y exageraciones, y que prepara el camino para que Dios desarrolle en nosotros la vida divina, la «Vida según el Espíritu».
Sin embargo debemos ser conscientes que la falta de prudencia, puede también desordenar la misma Penitencia, con lo cual se causan graves daños, sobre todo al alma, ya que la práctica de la mortificación debe ser siempre un acto de templanza.
Santo Tomas, citando a San Jerónimo dice: «No hay diferencia entre matarse en largo o en corto tiempo. Se comete una rapiña, en ves de hacerse una ofrenda, cuando se extenúa inmoderadamente [sin templanza] el cuerpo por la demasiada escasez de alimento o el poco de sueño».
Ahora si, teniendo en cuenta lo que te he dicho sobre la Penitencia, veamos un poco el Ayuno. El Ayuno, desde la vida espiritual, nos ayuda en dos áreas de nuestra vida. Por un lado, es la forma como la voluntad se entrena con la renuncia a cosas buenas, para en su momento poder rechazar las malas. Por otro lado, ejerce una acción misteriosa, que permite al alma abrirse de una manera particular a la gracia y a la presencia de Dios.
Cuando nos privamos de cualquier cosa que está en relación con nuestros apetitos, especialmente con el placer (comer, beber, ver, oír, sentir), estamos acostumbrando a nuestra voluntad a recibir ordenes directamente de nosotros y no de nuestras pasiones. Nos lleva a ser dueños de nosotros mismos. De esta manera, una persona habituada a ayunar será una persona habituada a la renuncia, y tendrá sometidas sus pasiones a la voluntad, de manera que el cuerpo come, duerme, y hace lo que la voluntad le indica. Si la voluntad está orientada a Dios, buscará evitar todo lo que lo separa de Dios y orientará todas sus acciones a EL.
Por otro lado, como te decía, el Ayuno, especialmente el de la comida, nos abre de una manera misteriosa a la presencia de Dios. Parecería como si el hambre corporal se fuera convirtiendo en hambre de Dios.
Ahora bien, para que esto se realice, el Ayuno debe estar unido a la oración. Sin oración el Ayuno se convierte en dieta o en estoicismo, que poco o nada ayuda a la vida espiritual.
De manera práctica, te indico algunos elementos que pueden serte de utilidad para iniciarte y crecer en este ejercicio espiritual:
1.
Lo primero es que el Ayuno debe ser progresivo. Es decir hay que comenzar por lo poco y poco a poco progresar en él. Empieza entonces con pequeñas renuncias, como negarte un café, un vaso de agua, un dulce, un postre, un programa de televisión, etc. Esto irá poco a poco aumentando tu capacidad de renuncia.
Inicia el Ayuno con un buen rato de oración. Te recomiendo prepararlo desde un día antes… por la noche haz un buen rato de oración y ofrece a Dios el día de Ayuno. Pide a Dios la gracia que estás necesitando o el sentido que quisieras ver fortalecido con tu Ayuno. Durante todo el día de Ayuno, dedica el mayor tiempo que puedas a la oración. Es conveniente que se escoja un salmo el día anterior y alguna frase del salmo para repetirlo durante todo el día de Ayuno, como: “Señor tú eres mi fuerza y mi victoria”, o alguna frase del mismo salmo. Regresa durante el día al salmo y ten el mayor tiempo de oración que puedas… substituye el alimento corporal con alimento espiritual.
3.
Es muy conveniente que inicies tu Ayuno con la Eucaristía. Busca una Iglesia en donde puedas comulgar en la mañana. Si no se puede, haz al menos una comunión espiritual.
4.
Una vez que sientas que has progresado con las renuncias, inicia con lo que se llama el Ayuno Eclesiástico, que es lo mínimo que nos invita a vivir la Iglesia en los días prefijados de Ayuno (Miércoles de ceniza y Viernes Santo). Este consiste en desayunar un pan y un café, no tomar nada entre comidas, comer ligero (procurando que te quedes con un poco de hambre) y finalmente por la noche lo mismo un pan y un café.
5.
El siguiente paso es hacer medio Ayuno, que consiste en solo un café en la mañana, nada entre comidas y una comida ligera. Solo agua todo el día. Por la tarde puede tomar una cucharada de miel, sobre todo si tienes un trabajo que requiera mucho desgaste de energía.
6.
Finalmente podrás aspirar al Ayuno de pan y agua, que consiste en comer solo pan y agua. Lo mismo, puedes tomar una cucharada de miel a media mañana y a media tarde para recuperar energía.
Recuerda, que es una obra del Espíritu, por lo que no esperes resultados como si a cada acción hubiera una reacción. A veces un pequeño esfuerzo de nuestra parte corresponde a una gracia inmensa de Dios y viceversa, un gran esfuerzo humano y pocos resultados espirituales. Dios sabe cómo, y en qué momento darnos las gracias. De lo que si puedes estar seguro es que al iniciarte en el ayuno te abrirás a la santidad y tu vida cambiará RADICALMENTE. El Ayuno es el camino a la perfección cristiana. Ánimo.
Debe estar conectado para enviar un comentario.