Autosuficiencia y consejo

Cuentan que en un puente estrecho, de aquellos típicos que se encontraban hace unos siglos como colgados entre las dos orillas de un torrente, se paró en cierta ocasión un mulo, afirmándose con terquedad en el sitio. Intentaron arrastrarlo por la cabeza, empujarle, e incluso molerle a palos las costillas, pero no había modo de hacerle avanzar. A uno y otro extremo del puente la gente esperaba con impaciencia. Hasta que llegó uno que parecía entender de mulos, se acercó, agarró al mulo por el rabo y tiró de él hacia atrás. Al sentir que le querían hacer retroceder, el animal salió como una flecha hacia adelante, dejando el paso libre.

Hay personas que son como aquel mulo: el mismo espíritu de contradicción. Parece que están esperando a saber de qué se habla para decir que ellos piensan lo contrario. Su norma principal es decir y hacer lo opuesto a lo que se diga o se haga.

Es triste ser tercos como aquel mulo, o tan autosuficientes que nunca sepamos aceptar un consejo. Todos necesitamos la ayuda de alguien que nos ayude y nos comprenda; de alguien, al menos, con quien poder desahogarnos alguna vez. Desahogarse un poco y pedir ayuda a quien nos la puede prestar, es ya un paso importante.

Primero, porque significa que ya nos hemos dado cuenta de que necesitamos esa ayuda. Después, porque al explicar las cosas a otra persona, suelen adquirir más objetividad y entonces ya las comprendemos mejor. Además, el mero hecho de contarlo produce ya un gran desahogo. Y por último, porque seguro que nos pueden ayudar mucho con algún buen consejo.

Algunos dicen que quienes piden consejo para todo van como a remolque de los demás, que son gente de poca personalidad. Pero pedir consejo no implica seguirlo siempre, ni descargar en quien nos aconseja la responsabilidad de la decisión. No quita que sigamos siendo los autores y supremos responsables de nuestras vidas. El consejo hay que tomarlo de quien nos merezca confianza, y luego decidir por nuestra cuenta.

Como el niño que aprende a nadar o a montar en bicicleta, poco a poco debe ir soltándose de quien le enseña, para poder aprender. Luego, sin que le estén sujetando, seguirá recibiendo consejos para mejorar su estilo. Pero tan equivocado sería sostenerle indefinidamente como dejarle caer mil veces mientras no logra aprender la técnica del equilibrio.

Es muy duro para cualquiera no tener a nadie que le sepa dar un consejo oportuno en los momentos de dificultad. Les sucede a veces a las personas mayores, y sucede con más frecuencia a los niños: muchos no tienen ningún amigo de su edad ni ningún adulto a quien abrir su corazón, nadie en quien confiar.

Pero más aún sufren aquellos que sí tienen en quien confiar, pero no quieren hacerlo porque son demasiado orgullosos y se empeñan en rumiar pesadamente en soledad lo que seguramente se arreglaría con facilidad en una sencilla conversación de padre a hijo, o de hermanos, o de amigos.

Siempre contribuirá en gran medida a la paz y la alegría en la familia que todos se preocupen por ayudar, pero a veces resultará más importante que aprendamos a dejarnos ayudar, a escuchar esa voz amiga que tiene la lealtad de darnos un buen consejo. Son muchos los que recuerdan con emoción uno de esos encuentros providenciales con un consejo que determinó el cambio de rumbo de una vida.

Novedades Fluvium

«Todos tenemos una misión»

Teresa tenía una vida ajetreada, pero detrás de todo ese trajín había preguntas que la inquietaban: ¿Qué se espera que haga?, ¿Cuál es mi papel en esta vida? y, ¿qué debo dejar hecho en este mundo?

Teresa ha terminado recientemente su carrera en Gestión (Management) y vive en Lisboa. En este vídeo, recuerda su viaje de conversión interior.

¿Qué estoy haciendo aquí?

Aunque todo iba bien en su vida, siempre iba de un sitio a otro con las prisas del día a día. Y en medio de las prisas, las preguntas sobre el sentido de la vida estaban presentes: “¿Qué se espera que haga en este mundo? ¿Para qué estoy aquí? ¿Qué se supone que debo dejar hecho?”.

Durante su curso de Gestión en la universidad vio que no podía hacer cosas con tanta repercusión como Malala, la activista pakistaní, ni hacer cosas extraordinarias que la llevaran a ganar un Premio Nobel de la Paz.Teresa con un grupo de amigas en Lisboa

Teresa con un grupo de amigas en Lisboa

Roma: ¿Qué puede unir a personas tan diferentes?

En medio de este impasse, participó en el UNIV, un congreso internacional que reúne a jóvenes universitarios de todo el mundo y que se desarrolla durante toda la Semana Santa en Roma. “Fue una experiencia transformadora porque coincides con multitud de personas de muchas culturas. Tanta diversidad me hizo pensar: ¿Qué puede unir a tanta gente diferente?”. Y encontró la respuesta en la Ciudad eterna y en ese entorno: “Tiene que ser una realidad mucho, mucho más grande”.

Y ahí empezó un periodo de conversión interior, radical: “todo lo que hacemos en la vida, por pequeño que sea, lo podemos hacer bien, con sentido”.

Teresa se dio cuenta de que está en este mundo para transformarlo y ayudar a Dios para que sea un lugar que refleje mejor el Evangelio.Teresa con una amiga en Seúl

Teresa con una amiga en Seúl

“No te lances”: advertencias en los puentes de Seúl

Más tarde, en un programa de intercambio universitario, estuvo durante unos meses en Seúl (Corea del Sur). “Era una sociedad bastante individualista y materialista, que contrastaba atrozmente con el vacío interior que sentían muchas personas. Cuando caminaba por la noche podía ver las inscripciones en las barandillas de los puentes peatonales: No te lances; Algo bueno sucederá; Hay alguien que te quiere, y eso me intrigaba mucho…”.

En ese momento se dio cuenta de que su misión sería ayudar con la cercanía de la amistad a muchas personas que están perdidas. Y concluye: “Para dar sentido a la vida de los demás, para mostrarles lo increíble que puede ser su vida cotidiana”.


Historias relacionadas: Sembradores de paz y de alegría, serie de vídeos por el 75 aniversario del comienzo de la labor del Opus Dei en Portugal.


Temas de reflexión sugeridos después de este vídeo

Amor a la Iglesia y al PapaQuerría —ayúdame con tu oración— que, en la Iglesia Santa, todos nos sintiéramos miembros de un solo cuerpo, como nos pide el Apóstol; y que viviéramos a fondo, sin indiferencias, las alegrías, las tribulaciones, la expansión de nuestra Madre, una, santa, católica, apostólica, romana. Querría que viviésemos la identidad de unos con otros, y de todos con Cristo.

San Josemaría. Forja, 630

Magnanimidad

Tenemos que ser magnánimos, con un gran corazón, sin miedo. Debemos luchar siempre por los grandes ideales. Pero la magnanimidad también en las pequeñas cosas, en lo cotidiano. El corazón ancho, el corazón grande. Es importante encontrar esta magnanimidad con Jesús, en la contemplación de Jesús. Jesús es quien nos abre las ventanas del horizonte.

Papa Francisco, 7/6/2013

Amistad y apostolado

Cuando te lances al apostolado, convéncete de que se trata siempre de hacer feliz, muy feliz, a la gente: la Verdad es inseparable de la auténtica alegría.

San Josemaría. Surco, 185

Chema Postigo

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Me resistía a este momento. No quería escribir sobre Chema. Me parecía que no había papel ni teclado capaces de resistir la energía del trazo que una vida como la de Chema reclama. Siempre por delante, junto con Rosa. Por delante en el amor. Por delante en la entrega. Por delante en la generosidad. Por delante en el dolor. Por delante en la amistad. Por delante en la actividad. Por delante en la contemplación. Por delante… en el Cielo.

img_0415Hace más de 25 años, un grupo de matrimonios jóvenes iniciamos con Rosa y Chema la que su suegro, Rafael Pich, llamaba la nueva era de la orientación Familiar, la nueva era de la felicidad para miles y miles de familias. El curso de Primeros Pasos, y el de Primeras Letras y Decisiones y Adolescencia y Amor Matrimonial… Y Chema, con su muñeca, como en la foto, a todas partes, enseñando lo grande y lo pequeño. Enseñando el amor. Lo que quieras aprender, enséñalo, decía Rafael, y a él le resultaba fácil, muy fácil, porque se limitaba a enseñar lo que él era, un corazón inabarcable, sin afán de protagonismo alguno. Hacer y desaparecer, pero desaparecer estando ahí, en la sombra, al servicio de todos.

Nunca un no. Una llamada de Mari Carmen Navarro, desde el Fert: “Chema, nos ha fallado un moderador. Su sesión es dentro de dos horas… en Lleida”. Y Chema cogía su petate, su muñeca, apretaba el corazón entre sus dedos y salía hacia Lérida.

Y, después, los países. Desde la IFFD, federación que coordina los cursos de orientación familiar en todo el mundo, ni siquiera teníamos que llamarle. Brasil, Hong Kong, Corea, Chequia, Eslovaquia, Croacia, Eslovenia, Costa de Marfil, Ucrania y tantos otros. Era él quien llamaba. ¡A la vuelta! Con todo hecho… y muchas veces, nosotros sin saberlo, y todo en marcha. Los lugares más comprometidos. Siempre dispuesto. Con Rosa, la mejor embajadora de la familia, llevando su libro, “¿Como ser feliz con 1,2,3… hijos?” y, con él, la verdadera vida de familia por todo el mundo.

Su última locura fue el Family Enrichment Holidays en Torreciudad. Quince días de vacaciones para los demás. Y Rosa y él sirviendo a las familias que venían de lugares lejanos para formarse como directivos de las actividades de Orientación Familiar en sus países. Recogidas en aeropuertos, viajes arriba y abajo, organización de actividades, sesiones de formación… Y la sonrisa permanente. Nunca pasa nada. Nada te turbe, nada te espante…

Chema tenía un sueño. Y lo vivió con Rosa. Un sueño que -hoy lo está comprobando- es un pensamiento divino: el sueño del amor sin límites. Amor a Rosa, a sus 18 hijos -tres, con él, en el Cielo- y también, en lo que a mí más me ha tocado vivir, a todas las familias del mundo. Quien no ha conocido a alguien como Rosa y Chema difícilmente puede entender la capacidad de expansión del corazón humano, que crece y crece y crece cuando se olvida de sí y se da sin reservas.

Estos días, rezando por la curación de Chema, pensaba que, con diez como Rosa y Chema, daríamos la vuelta a esta ciudad de Barcelona y, desde ella, al mundo entero, para hacer de él la Familia que nunca debió dejar de ser. Chema se sabía miembro de esa familia humana y luchó toda su vida por mantenerla unida y acercarla, uno a uno, corazón a corazón, como han de ser tratadas las personas, al Padre común.

Les confieso una pequeña intimidad: tengo la costumbre de pedir a Dios que me conceda un cachito, aunque sea pequeño, de la virtud más destacada de las personas próximas a mí que nos dejan, en la certeza de que ellas las tienen ya en grado sumo.

Encontrar diez Chemas es un imposible metafísico, pero nos queda Rosa… Con tu permiso, Rosa, me atrevo a pedir a todos cuantos lean estas palabras que hagan como yo y pidan al Señor que les conceda algo, por poco que sea, de Chema. Y quizás entre todos podremos ir colmando poco a poco ese gran vacío que ahora sentimos… y que Chema, irrumpiendo desde su nuevo hogar silenciosa y discretamente, como siempre hacía, sabrá llenar y desbordar con sobreabundancia de todas las cosas buenas que pidamos por su medio.

El Trabajo del hogar

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Me sorprendió saber que la película favorita del Papa Francisco es “El Festín de Babette”; es una película sobre el servicio desprendido al prójimo, que no siempre es acorde a nuestra “reglas” humanas. Fue filmada en 1987 pero la película se ubica en 1871. Babette es empleada como cocinera en la casa de dos ancianas solteras, hijas de un estricto pastor. Babette es francesa y se gana la Lotería en Francia. Con el dinero decide preparar un banquete para los que viven en un pueblecito danés de pocos habitantes, donde vive y donde hay una gran rigidez moral pues son puritanos calvinistas. Poco a poco se va comprendiendo que en la concepción luterana del cristianismo, el gozo y el placer son vistos con desconfianza; lo material es en su mayor parte rechazado. El Papa comenta: “Las alegrías más intensas de la vida brotan cuando se puede provocar la felicidad de los demás, es un anticipo del cielo”.

Un señor empezó a hacer encuestas a domicilio. A la mujer que le abrió la primera puerta le preguntó:

– ¿Cuál es su profesión?

– Es ser madre de familia.

– Mmm… Esa opción no viene considerada en la encuesta.

– ¡Ah!… Soy Doctora en Desarrollo Humano.

– Y ¿cuántos proyectos tiene?

– Tres, de lago alcance… Y ¿para qué es esta encuesta?

– Por el Día de la Mujer, para conscientizarlas de la importancia de ser mujeres.

Pues sí, todos necesitamos un hogar. Es evidente, pero no hay más que mirar alrededor para ver que cada vez faltan más hogares. Nos referimos a un verdadero hogar de familia y no a un vulgar y triste alojamiento.

En Singapur, la gente suele pasar muy poco tiempo en casa. Muchas familias comen fuera porque no hay nadie que pueda cocinar, por falta de tiempo o de conocimiento culinario. El Gobierno introdujo la campaña Cena un día en Familia, para motivar a los empleados a volver a casa temprano al menos una vez a la semana. En Singapur la mayoría de las niñas crecen sin conocer las tareas del hogar. En el Congo belga, los trabajos domésticos los hace el varón.

En China, en pocas casas saben lo que es tener “calor de hogar”, tanto porque no se come en común seguido –en familia-, como porque no se hace la limpieza como en Occidente.

Algunas mujeres deben de hacer compatible el hogar y el trabajo remunerado para salir adelante, pero otras veces, las mujeres no quieren dedicarse al hogar porque les parece monótono. No ven la proyección social de ese trabajo; no perciben que su marido y sus hijos lo necesitan para desarrollarse y ser felices. El trabajo que se realiza sólo es una manera de expresarles amor. Las cosas bien puestas hablan por sí solas. Por eso, Carlos Llano, decía, con esa pasión que le caracterizaba: El periódico, la TV, la prensa, el mercado… invaden la vida cotidiana. El hogar no debe ser sólo un refugio sino el fuego de vitalización.

La investigadora María Pía Chirinos, hace algunas consideraciones que ayudan a ver la excelencia que pueden tener los trabajos del hogar: Dice que “no se trata de que la madre de familia ‘se quede en casa’, sino de establecer que un hogar, con una familia, no puede prescindir de unos trabajos cotidianos, claramente profesionales, para el desarrollo humano de sus miembros’’. La realidad actual es que casi no hay comidas en familia, sino delante de la TV; ni cuidado de la casa ni de la ropa… Junto a la pérdida de la noción de familia, ha desaparecido la noción de hogar, y se han desprestigiado los trabajos domésticos. Muchos males de la sociedad actual radican en que la mujer no quiere atender a su familia.

Todos deseamos ser auténticos seres humanos, y para ello, hay que adquirir las virtudes de la excelencia que dependen de actividades cotidianas propias del hogar: templanza y educación en el comer, hábitos de limpieza que tanto contribuyen a la dignidad personal, etc. Las máquinas o los hoteles son incapaces de sustituir el trabajo de la casa. Es más, cuando un hotel quiere ser de lo mejor dice: “Siéntase como en su casa”, porque sólo en la casa se siente uno en confianza, amado y atendido.

Otra mujer profesionista decía: Con el ejemplo podemos hacer que la gente descubra la grandeza de la familia y del hogar; es donde se aprende a ser personas normales, a vivir las virtudes humanas: la solidaridad, el optimismo, el orden, la alegría y tantas cosas más buenas y nobles… Por desgracia, se ve que en muchos sitios la casa está completamente abandonada; pero podemos hace un trabajo imponente si profesionalizamos el trabajo doméstico.

El secreto al trabajar es poner el corazón en lo que hacen las manos. No es tanto la cantidad o el tipo de trabajo lo que cansa, sino la falta de entusiasmo y de motivación. Si cada mujer logra valorar más el cuidado de su casa, se frena el divorcio.

En el funeral de Chesterton, Ronald Knox recordó a su amigo como poeta de la sencillez profunda: “Fue uno de los grandes hombres de su tiempo; su mejor cualidad era el don de iluminar lo ordinario y de descubrir en todo lo trivial una cierta eternidad… Fue como un hombre que había dado la vuelta al mundo para ver con ojos nuevos su propia casa”.

 

4 tipos de amigos que todo el mundo necesita tener

Créelo: ninguno de ellos puede faltar en tu día a día

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Cuando volví de viaje de la India, me traje conmigo una frase que decía: “Después de que nos pique una cobra, tenemos cuidado hasta con una cuerda”. Ese proverbio me viene a la cabeza siempre cuando pienso en la ”amistad”. Creo que todo el mundo consigue recordar algún caso en que fue herido psicológicamente por alguien próximo, personal o profesionalmente.

Eso naturalmente puede volverte más desconfiado respecto a las amistades en general. Pero tengo la certeza de que si lo intentas, también recordarás alguna ocasión en la que heriste a alguien o le entristeciste. En cualquier caso, tener amigos siempre supone correr riesgos.

Pero a pesar de que no sea fácil mantener un círculo de amistades sano, es un punto crucial en la construcción de una vida significativa y resiliente, y es de gran importancia cuando estamos pasando por alguna fase difícil.

Yo lo he notado con frecuencia en los últimos 30 años de mi carrera como terapeuta, mentor, consultor y supervisor de profesionales que ofrecen algún tipo de ayuda. Médicos, enfermeros, educadores, asistentes sociales, consejeros, psicólogos, psiquiatras necesitan aprender a ser más resilientes, no sólo por su propio bien, sino también para poder ayudar a quien lo necesita.

En conferencias, sesiones individuales, sesiones de grupo y consultas, uno de los temas más importantes que abordo es la amistad. La cuestión general que siempre surge: “Yo sé que necesito de una red personal sólida, pero ¿podría ofrecer una orientación más específica sobre qué relaciones son más importantes para que yo tenga un sentido de resiliencia sano, principalmente cuando estoy pasando por periodos difíciles, sea personal o profesionalmente?

Consideré esa cuestión a lo largo de los años y concluí que necesitamos cuatro tipos de amigos en nuestras vidas.

1. El profeta

Esa persona nos hace darnos cuenta quién controla nuestras vidas, y que nadie está libre de sufrir influencias del pasado, o influencias actuales que pueden llevarnos a un camino u otro. El profeta nos deja esta pregunta: ¿A quién estamos escuchando para sentir, actuar o comportarnos de determinada forma? Para saber responder necesitamos mirar nuestras vidas con claridad: no hay escapatoria para esa cuestión.

2. El animador

Es ese amigo solidario, que siempre nos calma con su voz al teléfono cuando estamos desesperados. Además de ser un óptimo compañero, el animador es complementario al profeta, necesitamos de ambos. Si sólo tuviésemos amigos profetas quedaríamos agotados, por otro lado, si sólo tuviésemos amigos animadores, no creceríamos bien, pues no seríamos estimulados para ver las cosas de otra manera.

3. El payaso

Esa persona tiene un gran sentido del humor y nos ayuda en la recuperación de perspectivas, principalmente cuando estamos llevando la vida muy en serio. Eso generalmente ocurre cuando estamos enfrentando algún desafío familiar, en el trabajo, o en algún otro campo de nuestras vidas. Cuando no conseguimos reírnos de nosotros mismos, corremos el riesgo de volvernos demasiado rígidos a los cambios. Eso puede ser um problema para los que conviven con nosotros, debido nuestra falta de flexibilidad.

4. El inspirador

Esa persona nos impulsa a lograr nuestro pleno potencial, a ser todo lo que podemos ser sin sentir vergüenza de ello. Tendríamos una vida muy monótona sin ese amigo que nos llama a ir más lejos, a seguir adelante.

Revisar nuestra lista de amistades buscando a esas personas es importante, así encontraremos cuales de ellas nos impulsan a seguir adelante, nos traen nuevas perspectivas y nos motivan. La amistad puede no ser lo más fácil de lidiar, pero llenar nuestra red personal con las personas que nos pueden hacer mejores es algo que vale la pena.

Fuente: PsychologyToday traducido y adaptado por Psiconlinews/Raquel Lopes

Tenemos un ángel en el cielo

ELMUNDO.es 

Actualizado lunes 05/11/2012 01:58 horas

Gracias, lo primero daros gracias a todos por todas las oraciones, los rezos, los sacrificios y los

Belén Langdon

ofrecimientos que en estos tres días habéis ofrecido por Belén. Antes que nada pediros que no paréis de hacerlo. Tenemos un ángel en el cielo, una amiga, que solo va a interceder por nosotras, la tenemos plenamente presente. Es una suerte de la que no mucha gente puede disfrutar, y nosotros que tenemos esta oportunidad, no podemos dejarla pasar.

Belén era una persona que verdaderamente no se puede describir en una carta, no cabe todo lo que se puede decir de ella. Es una niña que no solo ha sido un ejemplo en estos 3 últimos días de su vida, sino durante los 17 años que hemos podido disfrutar de ella.

Desde pequeña ha constituido la unidad de grupo, apoyando a cada una de nosotras. Jamás dijo nada malo de nadie, es más, siempre sacaba lo mejor de lo peor.

No era una más del grupo, era el pilar sobre el que se levantaba nuestra amistad. Y no solo ayudaba a disuadir peleas, sino que día a día nos acercaba a cada una de nosotras a Dios.

Siendo sinceras, cada jueves, día de nuestra misa de curso, al ver a Belén saliendo de clase, huíamos despavoridas al cuarto de baño para no ser arrastradas al oratorio. Era una persona bastante difícil de disuadir. Aunque lo verdaderamente característico en ella era su risa y sus tacos, aunque suene mal decirlo. Su risa cada mañana, por muy mala que hubiera sido la noche, alegraba el día a cualquiera. Una niña transparente, no había manera de no saber lo que pensaba, su cara lo decía todo…

No sabemos cómo lo hacia pero con cada anécdota que nos contaba conseguía inventarse una nueva expresión… hasta ella misma se reía de su propios defectos. Todavía la recordamos hace unas semanas, contándonos en corrillo su experiencia de que la confundieron con un hobbit por su baja estatura, siempre con el propósito de hacernos reír a los demás. Pero esta forma de afrontar la vida se la tenemos que agradecer especialmente a nuestra segunda familia, el colegio.

Siempre hemos puesto pegas, pero en el momento en el que lo hemos necesitado, han estado ahí, cada profesora, cada alumna, todas. Dándonos un abrazo, acompañándonos en los Rosarios, en los lloros… Nos han arropado en todo momento, como la gran familia que constituye Aldeafuente.

En cuanto a la familia de Belén, mostrarles todo nuestro apoyo y darles las gracias por la fuerza y serenidad que nos han transmitido. No solo no se han venido abajo, sino que han sabido entregarse a la voluntad de Dios y siempre con esa sonrisa tan característica de los Langdon. Gracias por habernos dado la oportunidad de despedirnos de ella, aunque no es un adiós, sino un hasta luego, ya que está y estará presente en nosotras cada día.

Intentando buscar un porqué, un sentido, nos hemos dado cuenta de queBelén ha sido un regalo de Dios. En ese día 3 de noviembre, en momentos decisivos, Dios decidió que ese regalo tan pequeño que nos dejó, que a la vez es tan grande, había cumplido su misión, había sabido llevar una vida plena bajo cualquier circunstancia. Esto lo demostró hasta el final, esperando hasta el sábado, día en que la Virgen se la llevo de la mano directa al cielo, ya que no tenemos duda alguna de que esta allí en estos momentos.

Esto ha marcado un antes y un después en nuestras vidas, ha supuesto el cambio que necesitábamos. Queremos que te sientas orgullosa de nosotras, vamos a hacer algo con nuestras vidas que cambie el mundo.

El día 3 de noviembre un ángel subió al cielo, ese ángel era nuestra amiga Belén. Ese día Belén volvió a nacer, y fue el comienzo de su nueva vida. Te vamos a echar de menos, te quieren, tus amigas.

La nobleza, la amistad y el trabajo en equipo

Toy Story III: la nobleza, la amistad y el trabajo en equipo

Una película que resalta el valor y la importancia de la nobleza en la amistad, acompañada también de la audacia e inteligencia para obrar de la mejor manera en momentos de tensión y adversidad.

Carmen Elena Villa

Actualizado 24 julio 2010

Recientemente llegó a la cartelera la tercera parte de Toy Story, una divertida y creativa película cuyas dos primeras partes cautivaron al público de todas las edades en la última mitad de la década de los 90. Realizada por los estudios Pixar y distribuida por Walt Disney Pictures. Toy Story I siempre será recordada en la historia del cine por ser la primera película animada por computador.

Once años después Andy, el niño juguetón, creativo y soñador, regresa a la pantalla grande ya con 17 años. Está por entrar a la universidad y por ello, irse de la casa de su madre, quien le dice que ha llegado el momento de hacer una depuración de todas sus pertenencias: aquello que se llevará consigo, lo que piensa que es necesario poner en el ático de la casa y lo que debe desechar o regalar.

El adolescente abre su baúl y encuentra todos sus juguetes: aquellos que hace poco más de una década habían cobrado vida cada vez que los humanos estaban ausentes y que aún guardados en el baúl, sus vidas continuaban.

Son muchas las aventuras que estos simpáticos juguetes, comandados por el baquero Woody y el astronauta Buzz deben enfrentar en esta tercera parte: el huir del camión de la basura, debido a que la madre de Andy por una confusión los mete junto con todos los desperdicios, la llegada a una guardería donde conocen a cientos de juguetes nuevos, entre ellos el oso Lotso quien los comanda, el Ken, el teléfono de Fisher Price, entre otros divertidos juguetes. Igualmente deben decidir si para ellos es lo mejor o no permanecer en este jardín infantil donde accidentalmente han llegado.

Además del argumento sumamente creativo y entretenido, ideal para cualquier edad, Toy Story III destaca valores como la amistad, la necesidad de sentirse querido por los demás y la capacidad de sacrificio hasta dar la vida.

Sorprende gratamente que, en un mundo donde prima el individualismo y la cerrazón, esta película resalte de manera tan fuerte la importancia del trabajo en equipo, en el que se tengan en cuenta las cualidades de cada quien, donde cada uno dé lo mejor de sí, donde, en caso de que sea necesario, sus integrantes acepten sus propios defectos y equivocaciones, donde se dejen iluminar por los argumentos de los demás y donde a veces tengan que renunciar a sus propias opiniones para adherirse a la verdad y permitir que su equipo marche.

Una película que resalta el valor y la importancia de la nobleza en la amistad, acompañada también de la audacia e inteligencia para obrar de la mejor manera en momentos de tensión y adversidad.

Destaca además la figura de la autoridad en toda comunidad o equipo. Entendida, no como la imposición de los propios caprichos (que a veces resultan fruto de la falta de reconciliación personal) sino como la constante búsqueda decisiones que permitan el bien para cada uno de sus integrantes y por ende, para el equipo en su conjunto.

Y, por supuesto, no se pueden dejar de lado los increíbles efectos que da la tercera dimensión, la manera como, por medio de la animación por computador, sobresalen las características propias de cada juguete, hecho que permite al espectador adulto encontrarse con su infancia y revivir aquellos momentos donde el juego y la fantasía hacían parte de su vida cotidiana.

La canción You’ ve got a friend in me, que en español ha sido traducida como Hay un amigo en mí y que acompaña las tres versiones de esta película, muestra, como dijo L’ Osservatore Romano en su edición del 10 de julio, refiriéndose a la saga de Toy Story, que «la amistad es el verdadero imán de este improbable pero unidísimo grupo de juguetes».

Publicado en Zenit

La amistad en el Ciberespacio

Ventajas y peligros de la amistad en el ciberespacio

Entrevista con las profesora y religiosa María Antonia Chinello

ZS09052012 – 20-05-2009
http://www.zenit.org/article-31270?l=spanish

ROMA miércoles, 20 mayo 2009 (ZENIT.org).- El próximo 24 de mayo se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. El Papa Benedicto XVI publicó el pasado mes de enero su mensaje «Nuevas tecnologías, nuevas relaciones. Promover una cultura de respeto, de diálogo, de amistad» y este miércoles ha invitado a los jóvenes a evangelizar el mundo digital.

El pontífice se dirige a la llamada «generación digital» y reconoce las «hondas transformaciones en los modelos de comunicación y en las relaciones humanas» que ha producido la aparición de Internet y las nuevas formas de comunicación que este medio ha traído consigo.

En este contexto, este jueves, el Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales lanzará www.Pope2you.net, que permitirá a los jóvenes seguir más de cerca la actividad de Benedicto XVI, en particular a través de Youtube, Iphone y Facebook.

En Roma, el pasado jueves 23 de abril, se realizó en la Pontificia Universidad Lateranense un congreso académico que lleva el título de este mensaje. Allí, la hermana María Antonia Chinello, religiosa de la comunidad de María Auxiliadora (salesiana), profesora de la Facultad Pontificia de Ciencias de la Educación «Auxilium» de la ciudad eterna, dio una conferencia llamada «Identidades dialógicas en la red».

ZENIT ha hablado con la hermana María Antonia sobre el mensaje papal, en particular, sobre la nueva forma de concebir y conservar las amistades por medio de las nuevas tecnologías, así como las ventajas y riesgos que éstas implican para la comunicación interpersonal.

–El Papa en el nuevo mensaje de las Jornadas Mundiales de las Comunicaciones Sociales se refiere ampliamente a las amistades en línea. ¿Cómo cree usted que las nuevas tecnologías pueden modificar la forma de relacionarse y de comunicarse?

–Hermana María Antonia Chinello: La nueva tecnología modifica la forma de las relaciones porque permite prolongar el encuentro cara a cara, uno siempre está al alcance de un clic de ratón. En cada hora del día, y también de la noche, podemos conectarnos y contactar con amigos, chatear, dialogar, intercambiarnos materiales, informaciones, compartir música, imágenes, vídeos. De este modo las amistades se pueden mantener a pesar de las distancias físicas, las barreras geográficas y los límites del espacio.

En clave educativa, Internet, la red, es un canal relacional que da a profesores, animadores y educadores la posibilidad de seguir en contacto con los propios alumnos, dialogar con ellos, fuera del ambiente de todos los días, a veces cargado de tensiones y dificultades.

Está comprobado que en la red es un poco más fácil compartir fatigas, esperanzas, temores, hablar de argumentos que a lo mejor avergonzarían cara a cara porque se temen las reacciones inmediatas del otro.

Pero esto puede ser un arma de doble filo, porque al no ver al otro, uno se puede expresar con mayor libertad, aunque podría decir cosas que no son verdad, perdiendo así la identidad personal. Es necesario ser conscientes de que nos llevamos a nosotros mismos a la red, nuestra historia, nuestras esperanzas, nuestras relaciones personales.

–En su mensaje, Benedicto XVI se dirige especialmente a la generación digital, es decir, aquellos para quienes Internet no representa ninguna novedad, pues conviven con la red desde que aprendieron a escribir. ¿Cuál cree que son los riesgos para la comunicación de quienes han crecido en medio de las nuevas tecnologías?

–Hermana María Antonia Chinello: En una generación digital que nació y creció en el tiempo de la red  a menudo no se da la conciencia del riesgo, sobre todo a la hora de presentarse en los diferentes ambientes de Internet. Jóvenes y chicos están acostumbrados a decir, escribir o presentase a través de textos, mensajitos, imágenes y vídeo. A veces no parecen ser conscientes de lo que escriben o cuelgan en Red. Una vez publicado es visible a todos y se puede perder el control de adónde puede ir o llegar la información.

No siempre saben que todos los datos que proporcionan en sus propios perfiles, como los gustos, los intereses, son informaciones importantísimas para el mercado, la publicidad. Los jóvenes pueden dictar las directrices y ser esas «agujas de la balanza del consumo», sobre todo en lo que tiene que ver con las innovaciones. Colombo, un docente de la Universidad Católica de Milán, afirma que las jóvenes generaciones son modeladores de la tecnología, porque la adaptan a los usos y a los consumos que mejor les competen.

Un riesgo que corremos todos es el de multiplicar las relaciones, tener muchísimos amigos en línea, pero olvidar el nombre de quien está a nuestro lado, de quien encontramos todos los días.

Otro riesgo es el de cómo transcurre el tiempo en la red. Cada vez aumenta más la cantidad de tiempo que los jóvenes, y también los adultos, pasan en Internet. El mundo digital es más colorido que la realidad cotidiana. La escuela, la familia, las relaciones, el debate con quien no piensa como tú a veces pueden generar cansancio, incomprensión… El mundo de la red, en cambio, está hecho de sueños, imágenes, colores. De link en link se puede navegar, descubrir, conocer, leer… y también perderse.

Dado que en Internet hay casi todo, y se puede encontrar de todo, se debilita la capacidad de seleccionar las informaciones, de criticarlas y de discutirlas. Y se vuelve más fácil «naufragar» entre los links que los motores de búsqueda proponen una vez incluida una palabra.

Estos riesgos están introduciendo un debate entre los psicólogos, porque empiezan a darse los primeros casos de dependencia de Internet, de patologías, personas, también entre los adultos, que ya no pueden vivir sin estar conectados.

–Usted habla mucho de la importancia de la persona y de su propia identidad en la comunicación en línea. ¿Qué rasgos esenciales de esa identidad cree que hacen falta en la comunicación virtual?

–Hermana María Antonia Chinello: En la comunicación en línea están ausentes los códigos de la comunicación no verbal y de la comunicación paralingüística, como las expresiones del rostro y el tono de la voz. El pueblo de la Red desde siempre ha tratado de suprimir esta «ausencia» introduciendo estrategias, recursos para dar calor y amistad a la comunicación en red. Pensemos en las caritas, los emoticon, la posibilidad de colorear el texto, de agregar las imágenes, de escribir todo en mayúscula, de sintetizar las palabras, de utilizar las abreviaciones, los puntos exclamativos e interrogativos, las repeticiones de las letras… Esto hace que la comunicación escrita sea muy cercana a la hablada. En comunicación se habla ahora del lenguaje «escrito-hablado».

Para quien está acostumbrado a una escribir de manera lineal es difícil de entender el lenguaje juvenil de la red. Los profesores están preocupados porque los chicos y chicas en la escuela ya no saben escribir, cometen errores de ortografía y de gramática.

Esta contradicción de las palabras y de la posibilidad de expresarse repercute en la capacidad de expresar los propios sentimientos, de dar espacio a la propia interioridad, de contar las propias experiencias.

–Concretamente un medio como Facebook, que muestra la posibilidad de tener en el mismo nivel amistades del pasado y del presente, amistades construidas tanto físicamente como virtualmente, ¿cómo cree usted que cambia el concepto de amistad?

–Hermana María Antonia Chinello: La red, como ya he mencionado, alarga las relaciones y amplía la posibilidad de amistad, porque no hay más fronteras ni de espacio ni de tiempo. Conectándome, puedo escuchar la voz de mi amigo que se está despertando en los Estados Unidos mientras que yo voy estoy en la tarde de Italia. Y junto con la amistad crece el conocimiento y el saber. Es importante siempre preguntarse qué relación tienen estas amistades con la vida real. El Papa en su mensaje pide a los jóvenes que no banalicen la amistad, que respeten y crezcan junto con el otro. Los ambientes de la red son muchos, dependen del tiempo de amistad, del nivel de madurez de la comunicación: los jóvenes son «nómadas» y pasan de un espacio a otro, emigran de un valor a otro, en búsqueda siempre de espacios en los que puedan intercambiar información, comunicar, relacionarse, reencontrarse. Los más pequeños pueden preferir Twitter, MySpace, Netlog. Los más grandes Facebook, luego encontrarse en su Instant Messaging, considerado más personal.

Quienes pertenecemos a la generación que ha vivido estos cambios de comunicación, ¿cómo podemos educar a las generaciones digitales para que vivan un sano uso de Internet?

–Hermana María Antonia Chinello: El primer paso es comprender que Internet es uno de los canales que se tienen a disposición hoy para comunicar. Es uno, pero no el único. Educar, por tanto, en la «continuidad» de la comunicación: puedo encontrar mis amigos en red pero no olvido a los de la clase, del grupo, del deporte etc.

Un segundo aspecto, educar a las relaciones: cada interacción necesita tiempo para crecer y madurar, ya sea dentro como fuera de la Red. El descubrimiento del otro no es inmediato. Cada encuentro necesita tiempo. Por lo tanto, se debe educar a no escapar de la fatiga de la comunicación. A veces es más fácil entrar en contacto con un amigo con un clic de ratón que esperar y tener la paciencia para que el otro me sonría, me hable, se abra.

En fin, se trata de no dejar solos a los jóvenes, los chicos en estas experiencias en línea, sino estar junto a ellos y a lo mejor navegar juntos en el descubrimiento de Internet. Algunas investigaciones conducidas por la Universidad Católica de Milán revelan que los más jóvenes utilizan la Red para estar junto con sus amigos, para descargar música, video, para jugar. Para ellos es todavía muy fuerte la dimensión social, la fuerza del grupo, la relación con sus compañeros. Basándose en esta realidad, ¿por qué no educar desde un principio en el respeto, la amistad, el diálogo con el otro?

Por Carmen Elena Villa