
«Si el hombre, inspirado por Satanás, destruye, María nuestra Madre, no se deja vencer; Ella nos acompaña y nos deja signos de su presencia maternal. Entre los escombros del terremoto en Siria, su estatua se mantiene intacta. Ver:
Desde hace 42 años Ella nos indica cómo impedir las guerras, detenerlas y suspender las leyes naturales (terremotos, volcanes a punto de entrar en erupción, inundaciones, ciclones, etc.) “Sólo con el ayuno y la oración” nos dice. Nos muestra incesantemente el camino de la verdadera paz e intercede incansablemente por nosotros, pero respeta nuestra libertad. En la encrucijada, el hombre debe decidir si va con Dios amándolo y adorándolo, o si desea vivir sin Dios y asfixiarse sin la oración. Y ahora nuestra Madre llora lágrimas de sangre porque ve que no tenemos futuro. »