CHILDREN OF MEDJUGORJE

15 DE ENERO DE 2023

Medjugorje, 15 de diciembre de 2022

Mis queridos amigos, ¡alabados sean Jesús y María!

1 – El 25 de diciembre de 2022, la vidente Marija recibió el siguiente mensaje:

«¡Queridos hijos! Hoy les traigo a mi Hijo Jesús para que ustedes sean Su paz y el reflejo de la serenidad y del gozo del cielo. Oren, hijitos, para que estén abiertos a recibir la paz, porque muchos corazones están cerrados al llamado de la luz que cambia los corazones. Estoy con ustedes y oro por ustedes para que se abran a recibir al Rey de la Paz, que colma sus corazones de calor y bendición. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!»

Mensaje del 25 de diciembre dado a Jakov Colo durante su aparición anual:

«Queridos hijos, hoy, cuando la luz del nacimiento de Jesús ilumina al mundo entero, con Jesús en mis brazos, oro de manera especial para que cada corazón se convierta en el establo de Belén en que nacerá mi Hijo, y para que sus vidas se conviertan en la luz de Su nacimiento. Hijitos, ustedes viven en la aflicción y en el miedo. Por eso, hijitos, hoy en este día de gracia, pidan a Jesús que fortalezca su fe y se convierta en el Soberano de sus vidas porque, hijos míos, solo con Jesús en sus vidas no verán aflicción sino que orarán por la paz y vivirán en paz; no verán miedo sino que verán a Jesús que nos libera de todos los miedos. Yo soy su Madre que vela continuamente por ustedes y los bendigo con mi bendición maternal.»

2 – El “pequeño resto”. En sus 42 años de apariciones, la Virgen María no ha fundado una nueva orden religiosa, una congregación, ni tampoco una nueva corriente espiritual, sino que simplemente ha transmitido el Evangelio con un corazón de madre, con palabras de madre y una perseverancia de madre a pesar de todos los obstáculos que fue encontrando. Su propósito era y sigue siendo el de formar “apóstoles de su amor”, que son aquellos que se dejan guiar por Ella. Su escuela está abierta a todos, pequeños y grandes

Durante mis numerosas misiones tuve la alegría de conocer a personas maravillosas que tienen la valentía de resistir a la apostasía generalizada y de vivir la simplicidad del Evangelio, yendo a contracorriente de lo que el mundo profesa hoy en día. En todos los países, en todas las ciudades me sorprendió ver el magnífico trabajo de la Virgen en el seno de los grupos de oración, de los pequeños núcleos de fervor y también en familias comprometidas en cuerpo y alma con su fe. También veo en ellos aquellos apóstoles de quienes hablaba san Luis de Montfort, totalmente entregados a María para poderse identificar con Jesús. Ellos son el futuro de la Iglesia y aunque poco numerosos -y a veces despreciados- su confianza en un porvenir mejor es inquebrantable. Preparan secretamente el Triunfo del Corazón Inmaculado y el Nuevo Pentecostés de amor, y forman aquel “pequeño resto” que, a pesar y gracias a su pobreza, atrae al Espíritu Santo hacia este mundo que ha elegido la muerte.

¡Una mujer inquebrantable! Durante la Pasión de Jesús, María se mantenía en pie. Ella creía, confiaba y le ofrecía todo al Padre con amor, en medio de inmensos sufrimientos. Es por ello que puede comprender y acompañar a estos apóstoles muy frecuentemente menospreciados por su entorno. Como un faro de consolación y de paz, Ella brilla en medio de la tempestad que sacude cada vez con mayor fuerza a la Iglesia de Cristo.

Para ser un apóstol no es necesario hacer grandes cosas. “Sino pequeñas cosas hechas con mucho amor” decía la Madre Teresa de Calcuta. Estar con Jesús. Esto es lo que cuenta. Su sola presencia es garantía de unidad y fecundidad. Toda la historia de la Iglesia nos muestra que a Dios le atrae lo que no tiene valor a los ojos del mundo. La Gospa nos enseña que todos somos importantes. Qué más da si somos insignificantes a los ojos de los hombres cuando no lo somos a los ojos de Dios. ¡Alegrémonos por ello!

3 – La palabra profética de Joseph Ratzinger. A días de la partida de Benedicto XVI recordemos su visión de brillante eclesiología, una visión de la Iglesia bien enraizada en la Biblia y en su tradición. ¿Cómo podía no sufrir por la apostasía en los países que se dicen cristianos? Cuando simplemente era el profesor Ratzinger, en 1969, ya veía a la Iglesia en crisis, perseguida, “privada de sus privilegios, casi relegada a las catacumbas, pero santa, una Iglesia formada por aquellos que no buscan complacer al mundo sino una Iglesia fiel a Dios y a la Ley eterna”. “Todo parecerá perdido, pero en el momento indicado, precisamente en la fase más dramática de la crisis, la Iglesia renacerá”.

Sí, llegará un momento cuando “todo parecerá perdido”, porque la Iglesia también sigue a su Maestro ¡incluso en la hora de su abandono total! La venerable Marthe Robin afirmaba lo mismo. Cuando Jesús se dejó arrestar por el traidor en Getsemaní, declaró: “Ésta es la hora de ustedes y del poder de las tinieblas”. ¡Sin embargo estaba a 3 días de su resurrección! Las tinieblas tienen fecha de caducidad. Y como lo fue para su Maestro, se acerca la hora del resurgimiento de la Iglesia. Ella seguirá a su Maestro en su Resurrección, así como ahora lo sigue en su agonía (PS 1)

Sí, la Iglesia renacerá, porque las puertas del Hades no pueden prevalecer contra Ella. Será entonces más santa. Según Benedicto XVI, “el renacimiento será obra de un pequeño resto, aparentemente insignificante pero indomable, que haya pasado por un proceso de purificación. Porque así es como obra Dios. Un pequeño rebaño que resiste al mal.

De esta forma la Iglesia podrá entrar en el tiempo nuevo anunciado por la Santísima Virgen en sus mensajes “tiempo de paz y de primavera” para el cual nos prepara desde hace 42 años. Después de la realización de los secretos confiados a los 6 videntes llegará el final del poder de Satanás.

4 – Un enemigo sutil. El empeño pastoral de Benedicto XVI fue el de reconducir a los hombres de hoy a Cristo, de hacer que la cultura actual y la cultura cristiana se encuentren; sus catequesis son atemporales porque exponen verdades de fe que no cambian.

Tuvo la valentía de denunciar al sutil enemigo de Cristo y de su Iglesia: el relativismo. No cesó de luchar contra ese flagelo que niega la realidad del Bautismo cristiano y siembra la confusión. “Cuando la Iglesia se opone a los pecados de esta época, cuando denuncia la destrucción del matrimonio, la destrucción de la familia, etc., entonces se le opone inmediatamente un Jesús que hubiera sido no sólo misericordioso sino también siempre comprensivo… Ser cristiano no debe implicar esfuerzos… sin embargo Jesucristo se subió a la cruz. Un Jesús dispuesto a tolerarlo todo no hubiera sido crucificado”.

5 – ¿Un milagro de Benedicto XVI? Los invito a que lean en las redes sociales el conmovedor testimonio de Peter Srsich, un joven de 17 años, que padecía un linfoma de Hodgkin de grado 4, con un gran tumor cancerígeno en uno de sus pulmones. Cada nueva quimio lo deprimía aún más. Pero pudo beneficiarse de un ofrecimiento providencial a través de la Fundación Make-a-Wish (EE.UU.) que ayuda a niños y jóvenes con enfermedades potencialmente terminales para que cumplan su sueño. Peter tenía un sueño: ir a Roma para ver a Benedicto XVI. Pudo realizarlo junto con su familia en mayo de 2012. ¡No se esperaba recibir la bendición de su vida! Llegado ante el Papa sólo atinó a decirle que tenía cáncer, que quería ser sacerdote y le pidió su bendición. Le ofreció una pulserita plástica que decía: ora por Peter con la cita de Rom 8,28. El Papa extendió su mano sobre el pecho de Peter sin que éste le hubiera señalado el lugar donde se encontraba el tumor y lo bendijo, pero no sobre la cabeza como normalmente se hace. Peter siguió con su tratamiento y fue mejorando de a poco hasta que sus estudios médicos demostraron que estaba curado. Posteriormente ingresó en el seminario y nueve años más tarde fue ordenado sacerdote.

Peter no es el único sacerdote con un testimonio sorprendente donde sufrimientos y consolaciones celestiales se entremezclan. Estar enfrentado con la muerte transforma el corazón. Demos gracias a Dios por Peter y oremos por él y por todos los sacerdotes para que irradien la Luz de Cristo en este mundo de gran oscuridad espiritual. ¡Tenemos tanta necesidad de ellos!

6 – ¿Han recibido a su santo del año? No es demasiado tarde para descubrir su nombre a partir de la lista que hemos publicado en diciembre. Necesitamos su fiel asistencia, ¡aceptemos el regalo!  

En Medjugorje, nuestra casa recibió al Niño Jesús, Rey de Amor. ¡Qué alegría! Los mantendré informados de cuánto nos reserva y podrán unirse a nosotros para orarle. No olvidemos estas palabras de la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, carmelita de Beaume: “Las oraciones ofrecidas por los méritos del Niño Jesús son siempre escuchadas” (PS 2)

(Oh Jesús, Rey de Amor, confío en tu Misericordiosa Bondad).

7 – ¿Demasiado solo para el Rosario diario? He aquí un excelente medio para responder al llamado de María:

Puedes participar del Santo Rosario en español, en el momento del día que tus tiempos te lo permitan, sumándote a Madre de la humanidad

https://chat.whatsapp.com/DEzZ7TkdzbW14ToQcdfBZk

8 – Audiolibros en Spotify y en YouTube de “” y la para quienes prefieran escuchar su lectura. Seguirán otros próximamente:                                                   

El Maravilloso secreto del Purgatorio

En Spotify:

10 puntos para una buena colaboración entre padres, profesores y alumnos

Somos un equipo.» Pero educar requiere un cierto trabajo en red, paciente y coordinado, para sacar lo mejor de los jóvenes.

La tarea conjunta de profesores y padres es educar a los jóvenes. Para ello hace falta recordar una serie de factores que facilitarán nuestros esfuerzos.

 
1. Mostremos clara confianza hacia la persona que nos atiende en las tareas educativas de nuestros hijos e hijas.
 
2. Intentar “hablar el mismo idioma” desde el primer momento: objetivos, expectativas, medios idóneos, disponibilidad, capacidades y posibilidades reales de todos los implicados en el proceso educativo, etc.
 
3. Tener en cuenta la libertad y capacidades de cada criatura, como ingredientes necesarios en la intervención educativa; evitemos fijar el rendimiento académico como un fin en sí mismo.  
4. Las buenas calificaciones serán el resultado lógico del esfuerzo y la constancia, aunque en algunos casos sea preciso poner medios extraordinarios.
 
5. Tener claro que el tutor, profesores y demás expertos no son los protagonistas. Son unos colaboradores estupendos en la educación de las criaturas e incluso pueden orientar en las dinámicas familiares, pero los primeros educadores son los padres.
 
6. Aceptar de buen grado los datos objetivos que se intercambien padres y tutores, Es preciso trabajar en equipo, ser muy pacientes y constantes, decir lo que nos preocupa, tirar en la misma dirección.
 
7.Evitar la búsqueda de recetas mágicas: pensar que cada hijo es diferente y lo que a uno le fue bien, a otro quizás le sea contraproducente.
 
8. Reconocer que es laboriosa la tarea de educar, pero fácil y fascinante –con numerosos e imprescindibles sacrificios claro- si ponemos los medios necesarios  y nos dejamos ayudar.
 
9. Participación necesaria -de la madre y el padre- en reuniones, cursos de orientación y tutorías. 
10. Utilizar medios para comunicarse, puntualmente, con facilidad y sencillez. Así mejora el seguimiento y evaluación de los objetivos planeados en tutorías con padres y alumnos.
 
Además: Solicitar bibliografía específica y adecuada para ampliar formación sobre los temas más necesarios en cada caso y edad.
 

21 de Enero: Santa Inés, Virgen y Mártir (291 – †304)

Tomado de La Leyenda de Oro para cada Día del Año – Vidas de Todos los Santos que venera la Iglesia – Madrid–Barcelona 1844 – Tomo I, Enero, Día 21, Página 188.

Santa Inés, Virgen y Mártir

Aunque en las vidas de todos los Santos resplandecen en gran manera la bondad de Dios, y la excelencia de la religión cristiana; todavía hay algunas, en que estas dos cosas se echan más de ver. La vida de la gloriosa virgen, y mártir Santa Inés, está tan llena de prodigios divinos, y de virtudes admirables, que sin duda, como dice San Ambrosio, los hombres y las mujeres, los niños y los viejos, y todos los estados la pueden leer, alabar, y admirar; porque en esta vida veremos acompañada con la riqueza la pobreza voluntaria, con la nobleza la humildad, con la pequeñez del cuerpo la grandeza del ánimo, con la niñez el seso, con la flaqueza la victoria, con la virginidad el martirio, y en el mismo lugar público e infame, triunfadora la castidad. Nació santa Inés en Roma, de padres ricos o ilustres. Se crio en aquella educación y costumbres, que a tales padres y a tal casta convenía. Comenzó desde niña a deleitarse en el amor de Cristo, y a entregarse a Él, de manera, que todo su gozo, y toda su vida, era pensar en Su Vida y Pasión. Había edificado en Sus Santas Llagas una morada, y un templo para su corazón; y acordándose de los Dolores del Señor, y esperando gozar del fruto de la Cruz, se entretenía, y regalaba su alma sobremanera: porque el Espíritu Santo era su maestro, y el dulcísimo Jesús, que la quería por esposa, la movió a consagrarle su virginidad, y dedicarse a Él perfectamente. Ocultó en su pecho las llamas de este casto y dulce amor, todo el tiempo que fue niña, hasta que cumplidos los doce años de su edad, siendo de extremada belleza, el demonio procuró interrumpirle y quitarle aquellos santos deleites, que su ánima poseía: porque un caballero mozo, hijo de Sinfronio, prefecto de Roma, viéndola, de tal manera se enamoró de su gracia y hermosura, que en ninguna cosa pensaba de día y de noche, sino en ella: y habiéndose informado, que era doncella noble, y que no perdía nada su linaje por casarse con ella, tomó todos los medios posibles, para persuadirle, que quisiese ser su mujer. Pero como los padres de la santa doncella no se diesen tanta prisa, como él deseaba, o por parecerles, que era muy niña; o porque la veían ajena de casarse; el mozo, abrasado del amor ciego, y arrebatado con la pasión, buscó ocasión, para verla y hablarla, pensando por este camino alcanzar más fácilmente, lo que pretendía: y habiéndola encontrado en la calle pública, se llegó a ella, y le rogó, que se dignase tomarle por esposo, ofreciéndole de su parte, todo lo que en semejantes ocasiones el amor loco suele ofrecer, y mostrándole, y dándole muchas joyas y ricas piedras, que llevaba para este fin. Mas la santa niña, que estaba ya unida, y abrazada con su esposo celestial, se retiró atrás, como si hubiera visto de repente una serpiente venenosa, y con aspecto grave y mesurado le dijo: Apártate de mí, tizón del infierno, incentivo de pecado, tropiezo de maldad, manjar de muerte; y no pienses, que jamás tengo de ser desleal a mi esposo, a quien de tal manera me he entregado, que vivo solo de Su Amor. No creas, que puedes competir con Él; porque tiene seis condiciones en sumo grado perfectísimas, y no hay, quien pueda correr a las parejas con Él: es Noble, es Hermoso, es Sabio, es Rico, es Bueno y Poderoso. Mira, si es Noble, que su Padre es Dios, que le engendró sin mujer, y la Madre, que le parió quedó virgen: es tan hermoso, que vence con Su resplandor la claridad del sol, de la luna y de las estrellas, con tanta ventaja, que ellas mismas se maravillan de Su Belleza, y con una habla muda confiesan, que son tinieblas delante de Él: es tan Sabio, que me ha preso y cautivado de tal manera con Su Amor, que no puedo pensar en otra cosa, sino en Él; y mientras que hablo de Sus excelencias, siento tan grande deleite, que con aborrecer a ti a par de muerte, me huelgo de verte, por podértelas decir: es tan Rico, que me ha dado un tesoro, que vale más que todo el imperio romano; y no hay persona, que le sirva, que no esté abastada de riquezas. ¿Pues qué diré de Su Bondad, que es inmensa? Y para mostrarla mejor, me ha sellado con Su Sangre. Me ha dado su palabra y fe, que nunca me dejará: me ha tomado por Su esposa: me ha dado vestidos riquísimos, y atavíos de precio inestimable. Es tan poderoso, que no hay en el cielo, ni en la tierra, quien le pueda vencer, y sólo Su olor sana los enfermos, y resucita los muertos; y por estas Sus calidades, yo soy toda Suya, y le quiero más que a mi alma, y más que a mi vida, y me sería cosa dulcísima morir por él. Cuando yo le amo, soy casta: cuando me llego a Él, soy limpia: cuando me junto con Él, soy virgen. Pues siendo todo esto así: mira tú, si yo le debo dejar, por esperanza, o temor de cualquier premio, o pena: para que las doncellas sigan este ejemplo de Santa Inés, y se recaten, como dice San Máximo, de tomar dones de los hombres, por más que vengan vestidos con nombre y titulo de piedad: «Quien no te da, con qué más temas a Dios, ─dice este Santo─, no tomes de él con qué ames más al mundo.»

2 Pero el mozo ciego creyó que Inés, estaba aficionada a otro esposo, y tomada del vino del amor tan fuertemente, que desvariaba, y como frenética, llamaba, al que amaba, su Dios, su ídolo, su vida, y su alma (que de estos nombres suele usar a las veces el amor desatinado, y loco de los amantes), y tuvo tan extraño sentimiento, y enojo de puros celos, que cayó malo en la cama: y su padre entendiendo la causa, hizo llamar a la santa doncella, y con todo el artificio que pudo: procuró persuadirle, que se casase con su hijo; pues le estaba tan bien aquel negocio: mas hallándola más firme en su propósito que una dura peña, y que le decía, que por ninguna cosa del mundo trocaría el Esposo, que ya había tomado; deseoso de saber, qué Esposo era Aquél, a quien Inés estaba tan aficionada, y haciendo sus diligencias para investigarlo, un lisonjero de los suyos le dijo: Señor, esta doncella es cristiana, y desde la cuna criada en el arte mágica, en la cual los cristianos son tan excelentes, como lo muestran las obras, que cada día hacen. Mucho se holgó el prefecto de oír esto, por tener ocasión de afligir a Santa Inés, y vengarse de ella con tan justo título: porque no lo era sólo el no quererse casar con su hijo; y por ser tan noble, no la podía hacer agravio por otro camino: y así habiéndose determinado de apretar a la santa doncella, y atraerla a su voluntad con halagos, y promesas, y si éstas no bastasen, con espantos y tormentos; envió sus ministros de justicia por ella, y la hizo parecer delante de sus estrados. Allí la combatió por todas partes fuertemente, y usando de todas las máquinas, y artificios, que la maldad, armada de poder en lo que mucho quiere, suele usar; como ninguna cosa bastase para trocar el corazón tan fijo en Jesucristo de la Santa, finalmente le dijo: Inés, o toma marido, o si quieres ser virgen, sacrifica a la diosa Vesta, y sírvela perpetuamente, como lo hacen las otras doncellas romanas; y si no, yo te daré el castigo que mereces, y te haré llevar al lugar público de las malas mujeres, para que allí seas afrentada. Respondió la Santa Virgen: No te embravezcas, prefecto: porque yo por ninguna cosa dejaré el Esposo, que he tomado; y si no quiero a tu hijo, siendo hombre, y caballero tan principal, mucho menos me dejaré engañar, para adorar a los dioses mentirosos, que no se mueven, ni sienten, antes son mudos, y sordos, y no tienen vida. Y en lo que dices, que me harás llevar al lugar público, e infame, yo no temo alguna afrenta; porque tengo conmigo un Ángel, que es uno de los innumerables ministros de mi Esposo, el cual me guarda, y con celo maravilloso defiende mi persona; y mi Señor Jesucristo, al cual tú no conoces, de todas partes me cerca, como un muro impenetrable.

3 Oyendo estas palabras el juez malvado, salió de sí sobre manera, y mandó desnudar en carnes a la santa doncella, y llevarla por las calles públicas de la ciudad al lugar de las malas mujeres, y que el pregonero fuese delante de ella, diciendo en alta voz: que aquella era Inés, maga y hechicera, a la cual por haber blasfemado contra los dioses, el prefecto de Roma mandaba llevar a aquel lugar, para que todos los que quisiesen, se aprovechasen de ella. De este tormento usaron muchas veces los gentiles contra los cristianos, mostrando con él, que los dioses que adoran eran sucios, y ellos infames y deshonestos, y que las doncellas y mujeres cristianas le tenían por más horrible que la misma muerte; pues como dice Tertuliano, antes querían ser entregadas leoni, que lenoni, mas echadas al león, que entregadas al rufián. La forma, que tenían en este detestable espectáculo, era de esta manera. Tomaban a la doncella cristiana: la encerraban en un aposentillo de aquel lugar abominable: ponían en la entrada el nombre de la doncella y el precio de la torpeza: venían los lobos, y mozos lascivos, para hartar su hambre y carnalidad, y tragar la cordera inocente, que allí estaba: y permitía nuestro Señor esta maldad, para manifestar más la providencia que tiene de las almas puras, y guardarlas en medio de las llamas, sin quemarse, y dar a entender al mundo la pureza, y santidad de la religión cristiana; y que no hay brazo tan fuerte, que se le pueda oponer, como se vio en la bienaventurada Santa Inés; porque desnudando los verdugos de sus vestidos a aquel cuerpo virginal, y delicado, luego el Señor hizo crecer sus cabellos, y con ellos le vistió, y cubrió de manera, que ninguno la pudiese ver desnuda: y entrada en aquel aposento torpe, y tenebroso, halló un Ángel para su defensa, y una ropa hermosísima, y más blanca que la nieve, la cual ella se vistió, y todo aquel aposento resplandeció con una claridad tan grande, que no se puedo explicar con palabras, ni ojos humanos la podían sufrir: y la santa doncella, regalada de su Esposo, y transportada, y absorta en Su Amor, se puso en oración, haciendo gracias al que así la defendía. No se ensucia el alma pura (a guisa del sol) por el lugar inmundo, ni el mártir de Cristo queda deshonrado por la cárcel; antes las cárceles y los calabozos quedan santificados, por haber estado en ellos los mártires. El monte Calvario no deshonró a Cristo; antes Cristo le hizo tan glorioso, que todos los príncipes del mundo le han honrado, y dan mil besos a sus piedras: y la Cruz, que solía ser suplicio de los hombres infames, no infamó al Señor; antes recibió tan grande honra de sus sagrados miembros, que de todos es adorada.

4 No se amancilló la castidad de Inés por la fealdad de aquel lugar; antes el lugar por la castidad de Inés quedó ennoblecido, e ilustrado, y aquel cenagal de torpeza se hizo un paraíso de castos deleites, y aquella cueva de bestias fieras se convirtió en morada de Ángeles, y del mismo Dios: a cuya honra después se edificó en ella una iglesia, que hoy día permanece, y es reverenciada en Roma. Ríndase el demonio a los siervos de Dios; pues una doncellita de trece años así le venció, y en medio de un golfo bravo, y tempestuoso, de carnalidades, halló puerto seguro la castidad. Entraban los mozos lascivos en el aposento de la Santa; y admirados de lo que veían, salían trocados, y castos: entraban feos, y abominables; y salían limpios, y mortificados; y queriendo antes servir al demonio, y al apetito desordenado de la carne, volvían enfrenados, conociendo, y alabando a Dios.

5 Mas el hijo del prefecto, que había sido el principal motivo de la sacrílega crueldad, que con la Santa Virgen se había usado, para cumplir su mal deseo, entró en el aposento, y no mirando, lo que había en él, quiso acometer a la Santa; pero en aquel instante, herido del Ángel que la guardaba, cayó allí luego muerto a los pies de Inés. Y como los otros mozos sus compañeros, que le aguardaban a la puerta, viesen, que tardaba, entraron  cabo de rato en el mismo aposento, y viéndole tendido en el suelo, y muerto, comenzaron con grandes alaridos, y llantos a clamar: Venid, romanos, venid; que Inés cristiana, y maga, con sus hechizos ha muerto al hijo del prefecto. Corrió esta voz luego por toda Roma: llegó a los oídos del triste padre Sinfronio, el cual como loco, y fuera de sí, voló al lugar, donde estaba el cuerpo de su hijo; y viéndole difunto, volviéndose a Santa Inés, le comenzó a decir: ¡Oh, maga, y embustera! ¡Oh, furia infernal! ¡Oh, monstruo nacido para mi miseria! ¿Cómo has muerto a mi hijo, que debía vivir para siempre, y cuya vida era la mía? A esto respondió la Santa: No he yo quitado la vida a tu hijo, sino su osadía, y temeridad. Los otros, que aquí entraron antes de él, libres salieron; porque viendo esta cámara llena de resplandor, dieron al gran Rey del cielo aquella honra, que le es debida, y entendieron, que estando yo desnuda, me vistió, y estando sola, y desamparada, me ha guardado, y en este lugar infame ha conservado mi virginidad, la cual yo desde mi niñez a Él había consagrado: mas tu hijo, atrevido, y arrebatado de su furor, sin tener respeto a mi Dios, me quiso hacer fuerza; y por esto el Ángel, que está en mi guarda, lo hizo morir miserablemente. Entonces con voz más mansa, y comedida, le dijo el prefecto: Pues yo te ruego, que tornes la vida a mi hijo, para que se conozca, que tú no se la has quitado con hechizos, ni malas artes: al cual Santa Inés respondió: Por cierto que tu ceguedad, y falsa creencia no merece, que mi Dios resucite a tu hijo; mas para que Su Gloria mejor se conozca, y toda Roma entienda la felicidad, que tienen, los que fielmente le sirven, sal fuera de este aposento tú, y los que vienen contigo, mientras que yo hago oración, y se lo suplico. Salieron del aposento aquellos idólatras; y Santa Inés postrada con la cara en tierra, con muchas lágrimas suplicó a su querido Esposo, que la ánima de aquel mozo volviese a sus miembros fríos. Mientras que ella oraba, le apareció el Ángel, y la confortó, y resucitó al mozo, el cual se levantó, y salió fuera, y comenzó a dar voces, y a decir: No hay otro Dios en el cielo, ni en la tierra, ni en el mar, ni en los abismos, sino aquel solo, que es Todopoderoso, y adoran los cristianos: a Él solo se debe toda la honra: Él solo debe ser adorado; que los ídolos no son sino demonios, que nos engañan, para llevarnos al infierno consigo. ¡Oh, Omnipotencia del Crucificado, que así convierte los lobos en corderos, y las piedras en hijos de Abrahán, y los adoradores de los ídolos en fieles siervos Suyos, y los perseguidores de la castidad en predicadores de la misma castidad! Luego que las palabras del hijo del prefecto, resucitado, vinieron a oídos de los sacerdotes, y pontífices de los ídolos, comenzaron ellos, y todo el pueblo por ellos engañado, con unas voces, que llegaban al cielo, a clamar: Muera, muera la embustera muera la hechicera: muera la sacrílega, sucia, desvergonzada, infame, que con sus hechizos quita el entendimiento a los hombres, y les trueca los ánimos, y como otra Circe los transforma en bestias. Se turbó con estas voces el prefecto, y quedó confuso: porque por una parte, habiendo visto tan grandes maravillas en la virgen, se inclinaba a librarla; y por otra temía el furor del pueblo, y violencia de los pontífices. Al fin, como hombre flaco, se dejó vencer del temor, y cometiendo la causa a Aspasio, su teniente, se retiró, como suelen los jueces pusilánimes, cuando conocen la verdad, y pudiéndola defender, no la defienden. Aspasio mandó traer delante de sí a Santa Inés, y hacer una grande hoguera, y echarla en ella: pero el Señor no quiso, que a quien no había quemado el fuego de la concupiscencia, quemase este otro temporal; y así las llamas se partieron en dos partes, dejándola en medio entera, y sana, y sin lesión alguna, y comenzaron a abrasar a los circunstantes idólatras, que allí estaban, los cuales daban alaridos hasta el cielo contra la Santa; y ella alegre, y contenta, volviéndose a su dulce Esposo, le decía: ¡Oh, Dios mío Todopoderoso, digno de toda alabanza, y de toda honra! Yo Os alabo, Os ensalzo; porque por la virtud de Vuestro Unigénito Hijo Jesucristo, yo he vencido la violencia de los tiranos, y pasado por el camino inmundo sin mancilla, y porque Vuestro Espíritu, y vuestro celestial rocío mitiga el ardor de este fuego, y hace, que su llama me sea dulce, y su incendio suave, y que Vuestros enemigos, y atormentadores míos, sientan en sí la fuerza de este elemento. Bendito sea Vuestro Santísimo Nombre, Señor, pues que ya veo, lo que deseaba: gozo, de lo que esperaba: abrazo, y tengo, lo que amaba: mi corazón, mi lengua, mi ánimo, mis entrañas, Os alaban, y magnifican. Yo vengo a Vos, verdadero Dios, Dios eterno, y Dios vivo, que reináis con vuestro único Hijo Jesucristo en los siglos de los siglos.

6 Acabada esta oración se apagó el fuego de manera, que no quedó rastro de él. Mas Aspasio por sosegar el pueblo, que andaba inquieto, y tumultuaba, mandó, que le pasasen una espada por la garganta, y de aquella herida salió tanta sangre, que cubrió el cuerpo de aquella Santa Virgen. Cuando el verdugo sacó, y alzó la espada para herirla, tembló, y mudó el color, como si él fuera el condenado a muerte; y ella estaba segura, aguardando el golpe con tanto ánimo, que parece, que reprendía la tardanza del sayón, y que le decía: ¿Qué haces? ¿Qué esperas? ¿Por qué te detienes? Muera, muera el cuerpo, que puede ser amado de los ojos de los hombres; y viva el alma, que es agradable a los ojos de Dios. Aquel Señor, que me ha escogido por esposa, a quien yo sólo deseo agradar, me reciba en Sus brazos por Su Benignidad. Diciendo esto, estuvo queda, oró, recibió el golpe, y fue coronada de la gloria del martirio. Pusieron sus santas reliquias en una heredad de sus padres, fuera de la puerta Nomentana, que ahora se llama de Santa Inés, no con llanto, y tristeza, sino con alegría, y gozo, concurriendo todos los cristianos con gran devoción a hacerle reverencia, y con no menos sentimiento, y rabia de los gentiles, los cuales dieron en los cristianos, que estaban en oración en el sepulcro de la virgen con grande ímpetu, y maltrataron a muchos.

7 Entre ellos Emerenciana, virgen santísima, compañera, y hermana de leche de Santa Inés, que no se quiso partir de allí, y comenzó a reprender a los gentiles de su impiedad, y fiereza, fue allí muerta a pedradas, y bautizada con su propia sangre. Era catecúmena; porque aun no había recibido el agua del bautismo. Su cuerpo fue sepultado allí junto al de Santa Inés, y la Iglesia celebra su fiesta a los 23 de enero, que fue el día de su martirio.

8 Y para que los gentiles no turbasen a los cristianos, ni les estorbasen aquella santa romería, y piadosa devoción, envió el Señor un espantoso temblor de la tierra, y del cielo muchos truenos, y relámpagos, sobre ellos: de los cuales muchos murieron, y otros despavoridos dejaron el campo franco a los cristianos, y se volvieron a sus casas. Los padres de Santa Inés, por el amor entrañable, y dulce memoria de su hija, estaban siempre de día, y de noche orando en su sepulcro, hasta que una noche vieron un grandísimo número do doncellas, ataviadas de ricos paños de oro, adornadas de piedras preciosas, y coronadas de guirnaldas de perlas, y de joyas resplandecientes sobre manera. Entre ellas venía Santa Inés triunfante, y gloriosa, y pegado a ella un cordero más blanco que la misma nieve. Se paró la Santa Virgen, y rogó a sus compañeras, que parasen; y volviéndose a sus padres, les dijo: Padres míos, mirad, que no me lloréis como a muerta; antes os debéis alegrar conmigo, por haber yo alcanzado en el Cielo corona de gloria con tan santa compañía, y por haber llegado a Aquél, que mientras viví en la tierra, amé con todo mi corazón, con toda mi ánima, y con todo mi afecto. Dichas estas palabras, calló, y pasó adelante con aquel celestial coro de vírgenes, que la acompañaban. Esta divina revelación sucedió ocho días después del martirio de Santa Inés, y fue tan ilustre, que se divulgó, y vino a noticia, de todos los que vivían en Roma; y por esto la santa Iglesia la celebra con fiesta particular el día, que sucedió, que fue a los 28 del mes de enero.

Algunos años después Constancia, hija del emperador Constantino, que era doncella muy prudente, muy enferma, y de pies a cabeza cubierta de llagas, habiendo oído esta visión de los mismos, que la habían visto, que es señal de haber sucedido el martirio de Santa Inés en la última persecución de Diocleciano, se determinó de ir a la sepultura de Santa Inés, y hacer oración, esperando alcanzar por su intercesión entera salud. Vino Constancia, siendo aun gentil, a Santa Inés, y con grande ahínco, y afecto le suplicó, que le diese la salud. Allí, orando, tomada de un dulce sueño, se adormeció, y vio a la bienaventurada virgen Inés, que le apareció, y le hablaba de esta manera: Constancia, no te olvides de tu nombre: obra constantemente, y con gran firmeza: abrázate con la fe de Cristo, por el cual todas tus llagas desde este punto serán sanas, de tal manera, que ni el mal olor de tu cuerpo más te aflija, ni el dolor de tus miembros llagados te angustie, ni el temor de nueva enfermedad te congoje. Acuérdate, de lo que eres, y cómo estabas: sana quedas: reconoce a Cristo, tu Señor, y agradécele este beneficio. En acabando de decir Santa Inés estas palabras, se acabó juntamente el sueño de Constancia, hallándose tan sana, como si nunca hubiera tenido enfermedad; y para agradecer a la Santa este beneficio, le hizo un templo magnifico, y en él a su santo cuerpo un sepulcro, al cual concurría continuamente gran multitud de gente, para pedir favor al Señor por medio de Santa Inés, y muchos, de los que venían enfermos, volvían sanos, y los afligidos consolados, y contentos. Perseveró Constancia virgen hasta la muerte, y movió con su ejemplo a muchas doncellas ilustres a seguir esta celestial virtud, para vencer perfectamente las guerras, y batallas de la carne, y ser coronadas de Cristo su dulce Esposo en la corte celestial con aquella diadema, que Él tiene aparejada, a los que por Su Amor huyen las blanduras, y deleites sensuales. El martirio de Santa Inés fue a los 21 de enero del año del Señor de 304, imperando Diocleciano, y Maximiano. Entre las obras de San Ambrosio anda la vida de Santa Inés, y él hace mención de ella en el Sermón 90, y en el Libro I de las Vírgenes: San Dámaso: San Gregorio en la Homilía 11 y 12: Prudencio en un Himno; y San Isidoro: y San Jerónimo, escribiendo a Demetriade, dice estas palabras: «La vida de Santa Inés, es alabada con letras, y lenguas de todas las gentes, especialmente en las iglesias; la cual venció su tierna edad, y al tirano, y consagró su castidad en el martirio:» y san Máximo en un sermón dice: «¡Oh, virgen gloriosa, qué ejemplo de vuestro amor habéis dejado a las vírgenes, para que te imiten! ¡Oh, cómo les enseñasteis a responder, despreciando la riqueza del siglo, desechando los deleites del mundo, amando a sola la hermosura de Cristo! Allegaos, doncellas, y en los tiernos años de su niñez aprended a amar a Cristo con vivas llamas de amor. Dice Inés, que quiere serle leal a su Esposo, y que desea Aquél solo, que no rehusó morir por ella. Aprended, vírgenes de Inés, que así está abrasada del Amor Divino, y tiene por basura todos los tesoros, y delicias de la tierra.» Esto dice San Máximo, Obispo.


Fuente:
https://books.google.co.ve/books/about/La_Leyenda_de_Oro_para_cada_dia_del_a%C3%B1o.html?id=7SEMOaLhxFwC&redir_esc=y