Nuestro Señor Jesucristo para Luz de María de Bonilla el 19 de diciembre de 2022
Mi amado pueblo:
Hijos de Mi Sagrado Corazón, los bendigo con Mi amor, los bendigo con fe, los bendigo con fraternidad, los bendigo con Mi verdad, para que estén conscientes en todo momento de que sin caridad, no vencerán el egoísmo humano, ni su fruto, que es el odio, y Mis hijos están saturados de odio en este momento.
Deben mirar dentro de ustedes mismos, incluso si es difícil para ustedes. Mis hijos arrogantes no me escuchan; miran a sus hermanos y hermanas sin mirarse a sí mismos, y estas criaturas humanas Mías deben cambiar para que aprendan a ofrecerme su dolor y aprendan a ser humildes. Es humildad lo que requieres en este momento, porque la caridad no se trata solo de ayudar a los necesitados, sino de amar y respetar al prójimo con sus faltas y virtudes.
A la humanidad le falta todo lo que les he mencionado. Por eso, es muy importante e indispensable que cada uno de ustedes ore y me ofrezca Comuniones Eucarísticas en reparación por los errores con los que Mi Iglesia me está ofendiendo. Y tengan en cuenta que recibirme en estado de gracia, dignamente preparado, así como la oración del Santo Rosario, puede lograr disminuir la intensidad de algunos de los eventos por venir, si es Mi voluntad.
Pueblo Mío, algunos de Mis hijos se preguntan: ¿Por qué es que la parte más seria de lo que el cielo ha anunciado en estas profecías no está sucediendo? Hijos míos, si pensaran, si reflexionaran sobre lo que quieren, se retractarían y se arrepentirían.
Pueblo mío, una gran tragedia llegará a algunos países cuando menos lo esperen por permanecer distraídos por la Navidad distorsionada del hombre de hoy. La celebración de Mi nacimiento se ha convertido en una fiesta pagana, con representaciones de Mi nacimiento que en algunos casos son vergonzosas. Ellos han querido forzarme a entrar en la corriente pagana de este tiempo, incluso dentro de Mi Iglesia. Que aquellos que se burlan de Mi nacimiento sean anatema (1).
Mi amado pueblo, la batalla entre el bien y el mal continúa con mayor fuerza. Mi amado San Miguel Arcángel os está defendiendo con todos sus ejércitos celestiales, de lo contrario os encontraríais en guerra. Es necesario que cada uno de Mis hijos, a nivel personal, sea responsable ante la humanidad siendo luz (cf. Mt 5,13-15) en medio de tanta oscuridad que os rodea.
América del Sur, tierra de frutos espirituales y grandes recursos, será sometida a los levantamientos que se repetirán en varios países sudamericanos.
Hijos de Mi Sagrado Corazón, no tomen Mi Palabra a la ligera: la guerra está siendo preparada por aquellos que creen que ellos dirigen a la humanidad, a los políticos y a las naciones.
Oren, hijos Míos, oren por Brasil, la oración es urgente por esta nación en peligro. La oración a Mi Divina Misericordia ofrecida por esta tierra amada por Mí y Mi Madre a las tres de la tarde de cada país, así como el rezo del Santo Rosario, con la ofrenda de la Sagrada Comunión, es una bendición para Mi amada tierra.
Oren hijos Míos, oren por Argentina: esta tierra que amo me ha faltado el respeto y ha faltado el respeto a Mi Madre, a quien algunos de Mis hijos aman tanto. Pedí que Argentina se consagrara a los Sagrados Corazones y esta petición fue tomada a la ligera. Mi Madre que vino como intercesora no fue obedecida. Lo que Mi Madre quería con todo Su Corazón contener, fue recibido con incredulidad. Es por eso que se llevará a cabo la purificación que este pueblo está produciendo.
Oren, hijos Míos, oren por el Perú: esta nación está sufriendo de luchas internas.
Oren, hijos Míos, oren por Europa: el flagelo de la guerra se está extendiendo. El frío vendrá, amenazando a Mis hijos.
Orad por Italia y rezad por España: sufrirán.
Oren donde la guerra hace que personas inocentes perezcan.
Mi pueblo, los levantamientos sociales se extenderán por toda la Tierra, exacerbando el hambre, la enfermedad, la persecución y la injusticia. La tierra temblará continuamente con mayor intensidad. A veces se sacudirá desde dentro de la tierra; En otras ocasiones, la mano del hombre intervendrá, y será castigado por su maldad.
Vengo al corazón de cada persona como un mendigo de amor. Vengo en busca de un lugar para calentar Mi pequeño Cuerpo indefenso. Yo soy el Rey del amor en busca de corazones de carne para cobijarme.
Hijos míos, no quiero personas temerosas, sino criaturas de fe, con tanta fe que sean conscientes de que «yo soy su Dios» (Éxodo 3:14; Jn 8:23), y no las abandonaré. Mantén tu fe creciendo constantemente. La fraternidad es necesaria en este momento y el respeto es una barrera contra el mal. Sean criaturas de amor, generosos en paciencia y deseando el bienestar de su prójimo.
Los amo, hijos Míos, los amo. Mi Sagrado Corazón arde de amor por cada uno de ustedes. Los bendigo.
Tu Jesús
Ave María purísima, concebida sin pecado
Ave María purísima, concebida sin pecado
Ave María purísima, concebida sin pecado
(1) Anatema: un término de origen griego, que significa «expulsión», para dejar afuera. En el sentido bíblico del Nuevo Testamento, es equivalente a expulsar a una persona de la comunidad de fe a la que pertenece.
Comentario de Luz de María
Hermanos y hermanas:
Estamos viviendo en los tiempos más delicados, enfrentados al ataque del mal contra la humanidad, proporcionándonos los signos y señales del tiempo en el que vivimos. Nuestro Señor Jesucristo nos presenta un panorama de acontecimientos que tal vez están teniendo lugar en los países vecinos y sobre los cuales no podemos ser indiferentes.
Nuestro Señor Jesucristo nos llama a ser conscientes de la realidad que evoluciona inexorablemente a nuestro alrededor y que nos está llevando a la convergencia de las revelaciones.
Hay tantos eventos naturales que ocurren en toda la tierra que nos fueron anunciados de antemano. No podemos olvidar la guerra, que se agota y continúa, al igual que las peticiones de oración por los países sudamericanos, que no nos dejan con miedo, sino con la confianza y la fuerza para orar, sabiendo que la oración logra grandes milagros.
Nuestro Señor nos llama a perseverar y a no declinar en la fe o caer en la confusión ante las noticias que vienen de la Iglesia misma.
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