No culpes a Dios

Nuestra Señora de Zaro a Angela el 8 de diciembre de 2022

Esta noche, la Madre apareció como la Inmaculada Concepción. La madre tenía los brazos abiertos en señal de bienvenida; en su mano derecha había un largo Santo Rosario, blanco como la luz. Sobre su cabeza había una hermosa corona de doce estrellas brillantes.
Mi madre tenía una hermosa sonrisa, pero se podía ver en su rostro que estaba muy triste, como si estuviera afligida por el dolor. La Virgen María tenía los pies descalzos que fueron colocados sobre el mundo [el globo]. En el mundo estaba la serpiente, que sacudía su cola con fuerza. Mi madre lo sostenía firmemente con su pie derecho. Alabado sea Jesucristo…

Queridos hijos, gracias por estar aquí en mi bendito bosque en este día que es tan querido para mí. Queridos hijos amados, los amo, los amo inmensamente. Hoy extiendo mi manto sobre todos ustedes como señal de protección. Te envuelvo en mi manto, tal como lo hace una madre con sus hijos. Mis amados hijos, os esperan tiempos difíciles, tiempos de prueba y dolor. Tiempos oscuros, pero no temas. Estoy a tu lado y te tengo cerca de mí. Mis muy queridos bienamados hijos, todo lo malo que sucede no es un castigo de Dios. Dios no está enviando castigos [en este momento]. Todo lo malo que está sucediendo es causado por la maldad humana. Dios os ama, Dios es Padre y cada uno de vosotros es precioso a Sus ojos. Dios es amor, Dios es paz, Dios es alegría. ¡Por favor, hijos, doblad vuestras rodillas y orad! No culpes a Dios. Dios es el Padre de todos y ama a todos.

Entonces mi madre me pidió que orara junto con ella. Mientras oraba con la Virgen María, vi visiones que pasaban ante mis ojos. Después de orar juntas, mi madre me hizo una señal para que mirara un lugar específico. Vi a Jesús en la Cruz. Ella me dijo: «Hija, mira a Jesús, oremos juntos, hagamos adoración silenciosa». Desde la Cruz, Jesús miró a su madre, y mientras tanto, yo seguía viendo todo lo malo que estaba sucediendo en el mundo. Entonces la Madre volvió a hablar:

Amados hijos, hagan de su vida una oración continua. Aprende a agradecer a Dios por todo lo que tienes. Agradézcale por todo. [1]

Entonces la Madre extendió los brazos y oró por los presentes. En conclusión, ella dio su bendición.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Notas

↑1cf. Camino de San Pablo

Autor: Moral y Luces

Moral y Luces

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