La guerra continuará

San Miguel Arcángel a Luz de María de Bonilla el 18 de noviembre de 2022

Amado pueblo de Nuestro Rey y Señor Jesucristo: Soy enviado por la Santísima Trinidad en este momento de confusión. Pueblo peregrino, que el amor divino con que Nuestro Rey y Señor Jesucristo y Nuestra Reina y Madre se han dirigido a cada uno de vosotros, os anime para que no caigáis en la confusión, en la tentación en la que se encuentran vuestros hermanos y hermanas, sin tener el buen sentido de mirar lo que está sucediendo en la tierra, negando todo con gran ignorancia.

La humanidad debe vivir con la necesidad constante de aspirar a estar al lado de Nuestro Rey y Señor Jesucristo y Nuestra Reina y Madre. La criatura vivirá en paz sólo si en su vida siente la necesidad de Nuestro Rey y Señor Jesucristo y Nuestra Reina y Madre. Es decir, cuando su pensamiento se fijará en Nuestro Rey y Señor Jesucristo y Nuestra Reina y Madre. De esta manera, los seres humanos sabrán que están en el camino correcto, de lo contrario solo vivirán de acuerdo con aspiraciones fugaces y falsas ilusiones, a las que el malvado opresor de las almas puede llevarlos a sucumbir en un instante.

Amado de Nuestro Rey y Señor Jesucristo, siendo incapaz de amar la vida, continúas despreciándola y sigues sin valorarla. Es necesario que cada persona tenga la certeza de que posee atributos con los que Dios Padre lo ha dotado para amar a Dios y amar a su prójimo, y para ser amor, santo y puro, dando la bienvenida a su prójimo y reconociendo que Dios es todo en su vida. Creer que Dios existe, «amando a Dios sobre todas las cosas» (Mt 22,37-40), no te hace menos humano, sino más libre. Por lo tanto, quien ama a su hermano es verdaderamente un ser humano, un testigo del amor trinitario.

La humanidad adquirirá la certeza de que sin Dios, no es nada. Vivirá en el vacío interior por despreciar a Aquel a quien debe amar: nuestro Rey y Señor Jesucristo, que murió en la Cruz y resucitó para conceder la redención al género humano. Por eso, sin olvidar que el cielo os advierte por amor, vivís con la obligación de adorar a la Santísima Trinidad, siendo conscientes de la grandeza que el amor trinitario imprime en vosotros.

Pueblo de Nuestro Rey y Señor Jesucristo:

Esta población es como las olas del mar: van y vienen sin alcanzar la estabilidad espiritual. Buscan el sensacionalismo y no la verdad. La guerra continuará en un lugar u otro; El invierno llega con el fuego ardiente de las armas. El descontento del pueblo los llevará a la rebelión.

Pueblo de Nuestro Rey y Señor Jesucristo, la tierra se está abriendo dentro de ella: los terremotos se están intensificando y tendrán mayor fuerza.

Oren, pueblo de la Santísima Trinidad, oren por América Central, por México y por los Estados Unidos: la tierra tiembla.

Oren, pueblo de la Santísima Trinidad, oren por Panamá, Chile, Ecuador, Colombia y Brasil: su tierra será sacudida.

Orad, pueblo de la Santísima Trinidad, orad: habrá incertidumbre donde los ojos de la humanidad se dirigen en este momento.

Oren, pueblo de la Santísima Trinidad, oren por Francia, Rusia, Alemania, Irak, Ucrania y Libia: el espectro de la guerra será más visible.

Orad, pueblo de la Santísima Trinidad, rezad por Japón: será sacudido y perseguido.

Pueblo de Nuestro Rey y Señor Jesucristo, mantengan la paz interior para que el fuego del mal no arda dentro de ustedes.

Oren, pongan la oración en práctica, perseveren, confiesen sus pecados y reciban el Cuerpo y la Sangre de Nuestro Rey y Señor Jesucristo.

Yo te defiendo Llámame. En la unidad del pueblo fiel, los bendigo.

Ave María purísima, concebida sin pecado

Ave María purísima, concebida sin pecado

Ave María purísima, concebida sin pecado

Comentario de Luz de María

Hermanos y hermanas: En su amor por el pueblo de nuestro Rey y Señor Jesucristo, San Miguel Arcángel nos alerta sobre una serie de pruebas que sufrirá el pueblo de su amado Rey. Pero la humanidad se ha olvidado de orar y arrepentirse porque en este momento todas las cosas son buenas, incluso el pecado.

Seguimos adelante con fe, con constancia, sin olvidar la protección divina. Continuamos el camino de la purificación, el camino del crecimiento interior, de estar más cerca de Cristo y de Nuestra Santísima Madre y más fraternos, para afrontar lo que está por venir para nuestra generación.

Amén.

Autor: Moral y Luces

Moral y Luces

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