Se acerca Halloween

respondemos a las preguntas más frecuentes

¿Cuándo comenzó esta extraña fiesta basada en calabazas vacías y sombreros de bruja? ¿Cuáles son sus verdaderos orígenes? ¿Por qué los estadounidenses comenzaron a celebrarlo? ¿Por qué algunos la definen como una fiesta de origen cristiano y otros la definen como una celebración satánica? Tratemos de averiguarlo juntos

Halloween se acerca rápidamente; e invariablemente desencadena una sensación de miedo en muchos padres, que les deja confundidos y vacilantes.

¿Debe una familia católica celebrar esta fiesta? ¿O tal vez los padres harían mejor en oponerse, prohibiendo a sus hijos participar en fiestas de disfraces?

Estas son, sin duda, preguntas legítimas y vinculadas a opciones educativas que cada familia decide. Pero para dar a nuestros lectores algunos elementos más sobre los que reflexionar, quizás sea útil despejar el campo de algunos malentendidos que muy a menudo surgen cuando hablamos de este tema.

En este artículo hemos recopilado las preguntas más frecuentes, tratando de darles una respuesta concisa pero precisa.

¿Cuáles son los orígenes de la fiesta de Halloween?

Ab illo tempore, incluso antes de que los monjes evangelizadores llegaran a aquellas tierras, las poblaciones celtas de las islas británicas acostumbraban a celebrar la noche del 31 de octubre, primer día del mes de Samhain.

Era principalmente una fiesta campesina: un Año Nuevo agrario que marcaba oficialmente la entrada en los fríos meses de invierno. Se le honraba comiendo hasta saciarse (aprovechando que en aquella época se sacrificaba el ganado que no estaba destinado a pasar el invierno); y era divertido pasar la noche alrededor del fuego, contando historias de aventuras y sutilmente aterradoras.

En el folclore de la época estaba muy extendida la idea de que esa noche ocurrían milagros increíbles. Las hadas y los duendes invadían el mundo de los vivos, provocando pequeñas burlas o desatando amenazas reales. Al mismo tiempo se rumoreaba que incluso las almas de los muertos podían regresar a la tierra por algún tiempo; en forma de presencias benévolas y acogedoras que visitaban los hogares de sus familiares aún vivos y fortalecían ese vínculo nunca roto que los unía a ellos.

¿Cuál es el verdadero significado de Halloween?

A la luz de lo que acabamos de decir, no sorprenderá saber que estas celebraciones ejercieron una gran fascinación en los evangelizadores que llegaron a las Islas Británicas en los primeros siglos después de Cristo.

Este corpus de costumbres fue reinterpretado en clave de purgatorio: con algunas correcciones teológicas menores aquí y allá, el culto druida a los muertos se prestaba bastante bien para ilustrar la idea cristiana de una comunión entre vivos y muertos.

No es casualidad que hacia mediados del siglo VIII, el Papa Gregorio III decidiera fijar la fecha en la que proponer a los fieles la conmemoración de todos los santos (y de todas las almas de los difuntos, al día siguiente), precisamente el 1 de noviembre.

Originalmente, la fiesta de «todos los santos» (o más bien «de todos los mártires», como se llamaba entonces) se celebraba cada 13 de mayo en la diócesis de Roma. Pero, habiendo tomado la decisión de extender esa fiesta a toda la cristiandad, al Papa le gustó la idea de superponerla a la fecha en que, en las diócesis más al norte, ya se estaban celebrando.

Incluso etimológicamente, el término «Halloween» es la contracción de «All Hallows’ Eve», es decir, «la víspera de la fiesta de Todos los Santos»; y muchos Misales impresos en el área anglosajona antes de la reforma del Concilio Vaticano II usaban explícitamente el término «Misa de Halloween» para indicar las celebraciones litúrgicas que se llevaban a cabo en la noche del 31 de octubre.

¿Por qué se tallan calabazas?

Si nos damos cuenta, las calabazas que tallamos para Halloween no son abstractas e impersonales: tienen un nombre, el de Jack-o’-Lantern. Entonces, ¿quién era este Jack?

El nombre está tomado de una leyenda, muy popular en el área irlandesa, que presenta a Jack como una mala persona: perjuro, mentiroso, tramposo, ladrón, estafador. Admirado por tal personaje, hasta Satanás un día quiso ir a su encuentro en persona para estrecharle la mano; y Jack aprovechó la oportunidad para desafiarlo a un juego de dados.

Ganó, por supuesto, ya que estaba haciendo trampa; tras lo cual, orgulloso de sí mismo, el hombre recibió de Satanás el premio que había pedido en caso de victoria. Es decir, la promesa de que el diablo nunca reclamaría el alma de Jack para el Infierno, cuando el hombre exhalara su último aliento.

Arrullado por esta reconfortante perspectiva, Jack llevó una vida de libertinaje total y murió sin siquiera una sombra de arrepentimiento, orgulloso del plan que había tramado.

Un plan que, sin embargo, tenía un gran fallo. Es cierto que Satanás nunca reclamó el alma de Jack, pero esto ciertamente no significaba que las puertas del Cielo se abrieran para él. Y ni siquiera el Purgatorio se consideró una opción viable, debido a la enorme cantidad de pecados graves que el hombre había cometido en vida, sin arrepentirse.

Desde ese día – dice la leyenda– el alma de Jack vaga inquieta por la tierra, iluminando su eterno andar con la débil llama; rechazado por el Infierno y, sin embargo, incapaz de ganarse una salvación que no merecía.

Una leyenda sobre el Purgatorio, que a menudo se contaba en las noches de Halloween en la muy católica Irlanda; y que los inmigrantes irlandeses traían consigo cuando se mudaban a Estados Unidos. Al otro lado del océano, la leyenda se mezclaba con la (ya presente) costumbre de tallar calabazas con diversos motivos geométricos, para hacer bonitos faroles que se exhibían frente a las casas durante todo el período otoñal.

Así, a fines del siglo XIX, nació la moda de tallar calabazas, dándoles la forma del rostro dolorido de Jack, furioso consigo mismo por su tonta presunción. Nació Jack-o’-Lantern.

¿Qué tienen que ver las brujas y Halloween?

Muy poco, en realidad. Algunos historiadores han querido ver el primer eslabón en un juicio por brujería prohibido en 1590 en la ciudad escocesa de North Berwick; durante el cual, un grupo de mujeres fue acusada de haber hecho un maleficio para que naufragara el barco en el que viajaba la reina Ana de Dinamarca, que iba a Escocia para reunirse con su esposo, el rey James.

De hecho, algunas de las acusadas ​​confesaron bajo tortura que habían hecho el maleficio, y que lo habían hecho en la noche del 31 de octubre; pero esto, en realidad, es un testimonio aislado. Es decir: en su momento, la asociación entre Halloween y las artes ocultas no estaba marcada. Y no lo estará hasta varios siglos después (si acaso, la del 31 de octubre era «la noche de los fantasmas», más que «la noche de las brujas»).

La tendencia de acercar Halloween con el mundo de lo oculto empezó a extenderse en los Estados Unidos del siglo XIX; cuando las familias comenzaron a celebrar la velada del 31 de octubre con pequeños juegos a medio camino entre una broma y un truco de magia. Por ejemplo, a muchas muchachas en edad casadera se les permitía trasnochar porque se creía que quien se mirara en un espejo a las doce de la noche podría ver por un momento en el reflejo el rostro de su futuro marido.

Es inevitable que estos pequeños «hechizos caseros» hayan acabado cimentando la asociación entre Halloween y el mundo de lo oculto. Una asociación que, a lo largo del siglo XX, se habría ido desarrollando cada vez más. También gracias al cine y al auge de la industria del terror de los años 60; que empezó a aprovechar el aniversario del 31 de octubre para lanzar nuevas películas dedicadas a zombis, vampiros, hombres lobo, etcétera.

¿Cómo nació «truco o trato»?

En Italia, muchos señalan (y con razón) que siempre han existido tradiciones similares al truco o trato. Se mencionan con frecuencia las animeddas de la tradición sarda: pequeñas procesiones formadas por niños que vestían disfraces de fantasmas; y que, en los días previos al 2 de noviembre, iban de casa en casa pidiendo dinero.

El propósito, en teoría, era recolectar ofrendas para celebrar una Misa de difuntos en la parroquia; en la práctica, era muy raro que estas pequeñas animaddas dispuestas se fueran sin haber recibido un pequeño dulce ofrecido amablemente por una tierna ama de casa.

[En Portugal existe una tradición parecida: En Portugal, el 1 de noviembre, los niños salen a la calle y se reúnen en pequeños grupos para pedir el Pão-por-Deus, una especie de pastel. En España existen tradiciones parecidas con frutos secos – la Chaquetía extremeña, por ejemplo – N. del T.]  

Pero el truco o trato al estilo estadounidense en realidad tiene un origen diferente. Tiene sus raíces en el contexto de fuertes tensiones sociales que animó a Estados Unidos en los años de la crisis dada por el desplome de Wall Street.

En muchas ciudades, pequeñas bandas de adolescentes problemáticos habían tomado la mala praxis de explotar la noche de Halloween para dar lugar al vandalismo descarado de las propiedades de los vecinos más adinerados, desahogando así su malestar.

Parece ser que, en 1938, la periodista estadounidense Doris Hudson-Moss se enfrentó abiertamente a uno de estos matones, que se acercaba amenazadoramente a la puerta de su casa. En vez de ahuyentarlo, le propuso entrar a su casa y le ofreció un pastel… el cual el niño devoró de dos bocados, tal era su hambre. Luego se escapó, y pronto regresó con unos amigos que recibieron el mismo trato de Doris.

Al final de la noche de Halloween, la casa de la reportera fue la única en todo el barrio que no sufrió señales de vandalismo. En 1939, Doris relató su experiencia en la revista femenina American Home, invitando a todas las amas de casa de América a seguir su ejemplo… y así lo hicieron. Así nació la tradición del «truco o trato».

¿Es cierto que ese día es el cumpleaños del diablo?

No, por Dios. Entre otras cosas, no parece que en veinte siglos de historia cristiana los teólogos hayan dedicado alguna vez un esfuerzo particular a indagar la fecha en que Satanás apaga las velas del pastel; dado que los demonios (obviamente) no tienen cumpleaños.

La definición de Halloween como cumpleaños del diablo fue acuñada en 1986 por Jack T. Chick, dibujante evangélico vinculado al mundo del fundamentalismo cristiano protestante; quien utilizó su arte para advertir a los jóvenes sobre los peligros de las graves plagas que amenazaban a la sociedad.

Entre los más temibles, en opinión de Chick, estaban el feminismo, el catolicismo y la teoría darwiniana de la evolución; pero el autor también estaba moderadamente obsesionado con la idea de complots satánicos que intentaban engañar a niños inocentes; y creía que podía ver uno en las celebraciones «para niños» del tradicional Halloween estadounidense [que no existía en la época de las colonias, sino que introdujeron los inmigrantes católicos irlandeses hacia 1840, n. del t.].

En la visión de Chick, incluso una calabaza tallada y un disfraz de bruja se convirtieron en bienvenidos homenajes a Satanás: una teoría que el dibujante expresó en el cómic The Trick; fue el primer autor en asociar la noche de Halloween con un improbable cumpleaños demoníaco.

Que efectivamente haya grupos dedicados al ocultismo que se reúnan el 31 de octubre para realizar sus rituales: eso es otra cosa. Pero, por desgracia, estos rituales tienen muy poco que ver con las galletas en forma de calabaza y las fiestas temáticas de Harry Potter. Hay algunas cosas aterradoras que realmente suceden en la noche de Halloween; pero tal vez sea bueno distinguirlas de las tradiciones más inocentes, para evitar distraerse con errores peligrosos.

El Opus Dei visto por un vecino

Ahora que Francisco está impulsando una reforma del Opus Dei, demostraron algo que siempre han tenido

«¿Qué trabajo es mejor: el intelectual o el manual? Aquel que se haga con más amor de Dios». San Josemaría Escrivá

Recuerdo aquella tarde de 1996 cuando el Opus Dei llegó a mi país, Panamá. Alquilaron una antigua casona justo enfrente de donde yo vivía. Los tuve de vecinos 10 años.

En esos días era toda una novedad. Había un hermoso oratorio que invitaba a la oración, con el Santísimo en el Sagrario.

Solía pensar: «Eres mi vecino Jesú

Escribo estas palabras con gratitud. Mi esposa Vida suele decir: «Es de bien nacidos ser agradecidos». Y yo estoy agradecido por tanto que aprendí con mis amigos de Opus Dei.

¿Qué es el Opus Dei?

Si buscas en internet lo que es el Opus Dei te aparece enseguida:

«El Opus Dei (del latín Obra de Dios) fue fundado el 2 de octubre de 1928 por Josemaría Escrivá de Balaguer.

La misión del Opus Dei consiste en ayudar a los cristianos a vivir de acuerdo a la fe y contribuir a la evangelización de la sociedad, especialmente mediante el trabajo cotidiano que comprende tanto el trabajo profesional como los deberes ordinarios del cristiano».  

En pocas palabras, te enseñan a santificarte en medio de tu trabajo como un profesional y con tus actividades más sencillas en lo cotidiano.

SANTUARIO DE TORRECIUDAD: Desde el siglo XI se venera una imagen de la Virgen de Torreciudad en un pequeño santuario en la ribera oriental del río Cinca. Durante nueve siglos, este pequeño santuario fue un alto lugar de peregrinación. Los fieles venían a confiar sus alegrías y sus desgracias. El santuario actual fue construido mucho más tarde, en los años 1970, por san Josemaría Escrivá de Balaguer ─fundador del Opus Dei─ cerca de la pequeña ermita que dio origen a la devoción. En el interior de este santuario, de formas modernas, se conserva una Virgen negra de época románica.

Santuario Torreciudad I CC BY 2.0

«¿Quieres ser santo? Cumple el pequeño deber de cada momento: haz lo que debes y está en lo que haces».San Josemaría Escrivá

Una vez leí sobre un médico al que san Josemaría le pidió que lo ayudara a crear la facultad de medicina en una nueva universidad.

Al terminar de fundarla el santo le dijo: «Te pedí que te santificaras, fundando la facultad de medicina».

Amor a la Misa y a Jesús sacramentado

Solía pedir: «Amad la misa. Amad la Misa».

Uno de los pensamientos de san Josemaría que más me gusta tiene que ver con la sagrada comunión. A menudo lo recuerdo y pienso en ello, sobre todo en misa, minutos antes de la comunión:

«Vamos a recibir al Señor. Para acoger en la tierra a personas constituidas en dignidad hay luces, música, trajes de gala. Para albergar a Cristo en nuestra alma, ¿cómo debemos prepararnos? ¿Hemos pensado alguna vez en cómo nos conduciríamos si sólo se pudiera comulgar una vez en la vida?»

¡Cuánto amor a Jesús Sacramentado!

Me hace pensar en un vídeo que vi de un sacerdote en la santa Misa, en medio de la consagración se estremece.

«Dios nos espera cada día»

Mientras fuimos vecinos, me gustaba mucho cruzar la calle y pasar ratos allí acompañando a Jesús.

Conversaba a menudo con sus sacerdotes, siempre alegres, con las palabras justas. Mis hijos pequeños aprovecharon la piscina de aquella casona y se bañaron a gusto.

La invitación constante a la santidad los marcaba.

«En un laboratorio, en el quirófano de un hospital, en el cuartel, en la cátedra universitaria, en la fábrica, en el taller, en el campo, en el hogar de familia y en todo el inmenso panorama del trabajo… Dios nos espera cada día».San Josemaría Escrivá

Aprendí…

Aprendí a ver en ellos la importancia de estudiar y conocer a fondo nuestra santa religión, la necesaria fidelidad a la Iglesia y al Papa, y sus anhelos de mostrarnos la santidad en lo cotidiano haciendo lo que nos corresponde con amor.

A mí me gustaba tener largas conversaciones con sus sacerdotes, porque veía en ellos un anhelo de santidad y tenían sana doctrina.

«Ten relaciones públicas y privadas con el Señor. Búscalo para todo. Acércate al Padre del cielo, dile que lo quieres, díselo cariñosamente muchas veces al día. Mientras estás con las oraciones públicas en la tierra, relaciones públicas del cielo». San Josemaría Escrivá

Obediencia y fidelidad

Ahora que Francisco está impulsando una reforma del Opus Dei, demostraron, como siempre lo han hecho, su fidelidad a la Iglesia y al Papa, Vicario de Cristo, aceptando todas sus indicaciones con humildad.

La obediencia siempre es grata a Dios y nos trae mejores tiempos.

El que ha leído la vida de san Pío de Pieltrelcina comprobará el valor de la obediencia a nuestros superiores, aunque las ordenes sean incomprensibles. Bien decía el padre Pío:

«Donde no hay obediencia, no hay virtud; donde no hay virtud, no hay bondad; donde no hay bondad, no hay amor; donde no hay amor, no hay Dios; y sin Dios no hay Paraíso».

Recuerdo una vez que trasladaron a un sacerdote muy  estimado y fui a despedirme. Le expresé mi inconformidad por la decisión de ese traslado a otro país. Sonrió amablemente y con profunda humildad me respondió: «Dios sabe más».

¿Te parece si hoy rezamos por ellos? Pido a Dios por mis amigos del Opus Dei y por toda nuestra santa Iglesia católica. Su diversidad nos ayuda a recordar que somos hijos del Altísimo y que nuestra Patria está en el cielo.

¡Dios te bendiga!

Lo que hace falta en el mundo: la madre cristiana.

Los límites de la existencia, en ocasiones básicos y burdos, pueden llevar a pensar que los grandes ideales y proyectos de vida son tan solo ilusiones de juventud. Sin embargo, pensándolo mejor, todos esos límites pueden llevar a divisar planteamientos superiores a los juveniles.

Vamos a ver, a continuación, algunas cuestiones que pueden construir un gran proyecto social. Razonar es algo irrenunciable. Pensar bien sobre la realidad, los demás y nosotros mismos, es algo práctico y liberador. En un mundo comunicado, el conocimiento se comparte con facilidad. Hay que dar prioridad a la comunicación personal, pero influir en la opinión pública es un ejercicio de responsabilidad. Un conocimiento de calidad requiere también de canales competentes para su transmisión. Por esto, la tecnología de la comunicación es cada vez más crucial.

Nuestro mundo occidental es también muy emotivo. Los sentimientos son profundamente humanos, y si se difunden en una cultura de la imagen adquieren mayor influencia social. La estética, por ejemplo, es una dimensión de la cultura privilegiada para llegar al corazón.

Para que la vida merezca la pena, hay que buscar una luz que ilumine todos los aspectos del vivir:  los gratos y los difíciles. La fe en Dios, hermanado con nosotros, es un don divino que se otorga a quien lo pide con humildad. Esto da una dimensión grandiosa de la existencia. La fe cristiana nos ayuda a creer más en la vida y a convivir con los demás. Además, toda persona de bien, cristiana o no, ha de tener un compromiso con aquellos que más lo necesitan. Al ver las graves dificultades que atraviesan multitud de hombres y de mujeres, nos damos cuenta de la importancia de cuidar y ayudar a quien nos sea posible, empezando por nuestros familiares más cercanos.

Razón, comunicación, sentimientos, estética, fe y ayuda a los demás. ¿Cómo conjugar y sintetizar aspectos tan distintos y generales?… Me viene a la mente la maravillosa realidad de la madre cristiana: su compromiso con la vida, su sabiduría y belleza; así como el ejemplo que transmite con su sonrisa y entrega. Solo con una idea y una realidad acertada de quién es una madre, que puede ser al mismo tiempo una prestigiosa profesional, sabremos también qué significa ser padre, hijo e hija.

Hoy está en jaque la figura de la madre: se la relativiza, desfigura, condiciona y margina. Pues bien: solo si luchamos por ayudar a las madres a poder estar en su lugar privilegiado, el centro del corazón humano, daremos al mundo lo que más le hace falta.

José Ignacio Moreno Iturralde