“TRANSFIRIENDO UNCIONES CUERPO A CUERPO”
Mario E. Fumero
Dentro del mundo del cristianismo existen actitudes, predicas y prácticas que se salen de lo teológico y Bíblico para entrar en lo aberrante y desquiciado. Es por ello que en este artículo describiré esas acciones, que bajo la falsa interpretación de “unción”, se viene ejecutando por algunos falsos ministros llamado apóstoles, los cuales han hecho de la fe un espectáculo lucrativo y manipulativo, y no una formación y confrontación del hombre con Jesucristo para el arrepentimiento de sus pecados.

Lo primero que debo hacer es describir es el término “unción”. Esta palabra es el equivalente de ungido o mesías, lo cual se refiere a Jesucristo y procede de la palabra griega CRIO. Jesús fue el ungido para ejecutar la redención del hombre, y cuando recibimos a Cristo, tenemos en nosotros la unción o la presencia de Jesús. Así lo enseña Juan cuando dice “pero la unción que vosotros recibisteis de él (Jesús) permanece en vosotros” 1 Juan 2:27.
La palabra “Unción” tiene varias connotaciones en el N.T. usándose los siguientes términos griegos:
ALEIPÔ (aleijw): Es usada para referirse a cualquier tipo de unción relacionada con una acción de refrigerio; como lavarse, bañarse etc. (Luc 7:38 Jn 11:2), o también para referirse a la unción de los enfermos o de un cuerpo muerto (Mr 6:13, Stg 5:14, Mr 16:1). Aparece 8 veces en el N.T. (Jn 11:2, 12:3, Mt 6:17).
CHRIÔ (criw): Se refiere a toda acción de unción sagrada y simbólica, como la de Cristo como el Ungido (Luc 4:8, Hch 4:27, 2 Cor 1:21, Hb 1:9). Esta expresión era la que se usaba en el A.T. para referirse a la unción hecha a reyes, sacerdotes y profetas. Algunos expertos afirman que mientras “aleiphô” es una expresión mundana, “chriô” es sagrada, pero las evidencias no apoyan esta tesis[1]. Aparece unas 60 veces en las Escrituras y su equivalente hebreo era “mâšah”.
ENCHIRIÔ (egcriw): Se refiere a la acción de untar o frotar con ungüento de aceite un objeto, cosa o persona. Aparece en Apocalipsis 3:18 y Jeremías 4:30. Puede usarse para hacer referencia a la acción de embellecer o pintarse los ojos.
MURIZÔ (murizw): Se refiere a perfume, ungüento puesto en el cuerpo para la sepultura (Mr 14:8).
En el concepto modernos de los “apóstoles” se ha dado énfasis a la “unción” como un poder especial el cual se puede transferir de una persona a otra por medio de un llamado “ungido” o nuevo mesías”, razón por lo cual actualmente tenemos muchos “cristos” o falsos apóstoles como señalo el Señor Jesús en Mateo 24:24. Estos falsos apóstoles y profetas introducen prácticas aberrantes que describiré a continuación.
LAS CAIDAS
Se ha afirmado que la unción se hace patente por medio de una caída, de manera que aquel que no se cae, no ha recibido la unción del Espíritu. En la técnica de inducir a la gente a una caída programada, se utilizan varias dinámicas como es el soplar, sacudir el saco, golpear con el micrófono, empujarlo para atrás etc. No quiero decir que Dios, por medio del Espíritu Santo no puede tumbar a alguien. El Espíritu es soberano y puede obrar de diversas formas, pero toda manifestación, cuando es uniforme en todos, no fue un mover del Espíritu, sino una manipulación psicológica. ¿Por qué digo esto? Porque cuando Dios toca a una persona, la reacción emocional del individuo dependerá de su temperamento, y no todos actuaran de la misma forma, pues no somos clones. El ser diferente en el carácter establece que nuestras reacciones emotivas las cuales dependerán del temperamento. Es imposible que frente una experiencia espiritual o humana todo adopten la misma reacción, cuestión de lógica. Cuando una manifestación es uniforme, indudablemente hubo predisposición y manipulación psicológica.
LA RISA SANTA
El otro fenómeno de “unción” es la llamada “risa santa”, cuyo origen data del avivamiento de Toronto que comenzó en el 1994 en Vineyard Airport, Canadá. Fue un mover prodigioso del Espíritu Santo que en su inicio produjo una manifestación real del poder de Dios, pero en ciertos aspectos se desvirtúo, escapándose del control de los líderes, apareciendo algunos excesos que se extendieron por todo el mundo, entre ellos la risa como manifestación de la llenura del Espíritu Santo. Creo que algunas personas pueden experimentar una risa bajo la influencia de la bendición de Dios, pero esta modalidad no se pude generalizar como un método admisible para todos. Recordemos que nuestras reacciones siempre están sujetas a nuestro temperamento.
TRANSFERENCIA DE UNCIÓN
Pero ahora ha aparecido una nueva honda de unción introducida por el movimiento apostólico y profético, el cual enseña y practica la” transferencia de unción”, o sea, que un apóstol o líder ungido puede pasarle su bendición y unción a otro mediante ciertas actitudes, algunas de las cuales llegan a extremos ilógicos. La última moda en la cual se hace transferencia de espíritus (principio emanado de lo esoterismo o ocultismo) que es una locura, consiste en que el pastor o «ungido» se pone de espaldas encima del que quiere recibir la «unción» el cual está en el suelo boca arriba, como lo ilustra la foto adjunta. Esta forma de actual es la enseñanza que dan los apóstoles modernos, la cual llaman «transferencia de unción de cuerpo a cuerpo».
Amado pastor o hermano, sí en tu congregación cree en «unciones», ten cuidado, porque no sería raro que muy pronto lo estés practicando. Tristemente todas estas conductas aberrantes se hacen patente en la iglesia de hoy porque ignoramos las Escrituras, y se enseña poco sobre la doctrina del Espíritu Santo. Ahora bien, como esto se vuelve moda y costumbre, si alguien lo quieres hacer, asegúrate que el «ungido» no sea tan subido de peso que pueda aplastar al que busca la unción.
Recordemos que cuando una experiencia, o manifestación espiritual se manipula e impone, podemos convertirlas en “doctrina de hombres”, ya que, al no tener base bíblica consistente, nos puede llevar a herejías destructivas. Recordemos que la palabra nos advierte que “Un poco de levadura leuda toda la masa” (Gál 5:9).
[1] -“Diccionario expositivo de palabras del N.T.” W. E. Wine. Editorial Clie, 1984. Tomo S-Z. Página 199.