¿Os habéis fijado en la dependencia que muchas personas sienten hacia su teléfono móvil? Siempre colgados de él, se mueven por casa en su compañía, del baño a la cocina pasando por el salón, es lo último que miran antes de dormir, cómo si le dieran un beso de buenas noches, y lo primero en lo que ponen sus ojos antes de desperezarse, es su tesoro más preciado.
Y en la calle más de lo mismo, caminan despacio, encorvados, distraídos, ausentes de todo cuanto les rodea, en algunos países han acuñado el término “smombies” (de la unión de Smartphone y zombi) para describirlos, incluso la Dirección General de Tráfico ha alertado del riesgo alto de atropello para estos peatones; pero claro, hay que contestar los WhatsApp, Re twittear en Instagram, escuchar los audios, y al instante…lo importante es estar CONECTADO.

Pero, ¿conectados a qué o a quién?, ¿a las modas y tendencias?, ¿a las últimas noticias o cotilleos?, ¿a los problemas y necesidades de nuestros hermanos?, ¿a nuestra familia y amigos?, y ¿a Dios?, ¿Estamos conectados con Dios?
Prisas, prisas y más prisas, trabajo, casa, niños, obligaciones, cargos y demás responsabilidades…Repite conmigo: ¡RESPIRA Y BUSCA A DIOS!
¡RESPIRA PAQUI Y CONÉCTATE A DIOS!
Si tu conexión, independientemente de que uses WIFI o cable de red, es buena, no necesitas seguir leyendo este post, lo que voy a decir ya lo sabes, lo disfrutas cada día y lo atesoras cómo el bien más preciado, pero, te ánimo, a que, en los comentarios, nos dejes consejos para quienes tenemos que mejorar la conexión con Dios porque la perdimos hace tiempo, nos falla a ratos, o nos va muy lenta.
DIOS SIEMPRE ESTÁ AHÍ, ESPERÁNDONOS A PESAR DE TODAS NUESTRAS EXCUSAS, «Y, levantándose, partió hacia su padre. Estando él todavía lejos, le vió su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente.»(Lc 15, 20)
PERO PARA QUE SINTAMOS EL ABRAZO AMOROSO DEL PADRE Y CONECTEMOS NUEVAMENTE CON ÉL, NECESITAMOS, ANTE TODO, LEVANTARNOS Y SALIR EN SU BUSCA.
Podemos comenzar encontrándonos con Él en la ORACIÓN. Cómo siempre me recuerda mi director espiritual, “orar es hablar con quién sabemos que nos ama” (Santa Teresa de Jesús), no se puede describir mejor ni más bonito, y ¿no vamos a ser capaces de hallar un hueco para estar un ratito todos los días con quien más nos quiere?
Abrir nuestro corazón en casa o en la iglesia de nuestro barrio, delante del sagrario, y compartirle nuestras preocupaciones y anhelos, sueños y fracasos, penas y alegrías… rogarle por quienes más queremos, por nuestro prójimo, por la paz… y para que nos dé fuerzas en el día a día, sea la luz de nuestros pasos, y nos transforme en criaturas nuevas al servicio de los demás.
Y PERSEVERAR SIEMPRE, SIN DESALIENTO Y CON UNA FE VIVA “incluso cuando todo parece vano, cuando Dios aparece sordomudo y parece que perdemos el tiempo. Aunque el cielo se nuble, el cristiano no deja de rezar. Su oración va de la mano con la fe.” (Papa Francisco), porque “nosotros esperamos al Señor, Él es nuestro auxilio y nuestro escudo; en Él se goza nuestro corazón, en su santo nombre confiamos” (Salmo 33, 20-21).