La «piedra más sanadora de todas»

Para Santa Hildegarda: esto es lo que sana

Se llama crisoprasa, es un cristal de sistema rómbico y tiene un color verde manzana

Para Santa Hildegarda, la monja naturalista más famosa de la historia es la «piedra más sanadora de todas», y tiene una eficacia que ella misma ha verificado en numerosas ocasiones: su nombre es crisoprasa. Marcello Stanzione y Chantal L. Raimondo hablan de ello en el libro «Cristalloterapia e enneagramma» (Sguardo edizioni). El libro trata sobre el conocimiento de la cristaloterapia en la época medieval de una mujer extraordinaria, la santa monja benedictina Hildegarda de Bingen.

La cristaloterpia de Santa Hildegarda

Recientemente canonizada por la Iglesia y ya definida por Juan Pablo II como «la luz de su pueblo y de su tiempo», gracias a la observación, el estudio y la inspiración divina ha conseguido, en tiempos en que la farmacopea era muy limitada, curar o calmar muchas dolencias gracias a lo que ofrece la naturaleza.

El uso de piedras preciosas y cristales con fines curativos, disciplina más conocida hoy en día con los términos «cristaloterapia» y «litoterapia», se ha encontrado en todos los pueblos desde la antigüedad. Por supuesto (siempre reiteramos) no quiere ser un sustituto de la medicina tradicional, sino un «apoyo» útil y eficaz.

HILDEGARDA Z BINGEN

fot. fragment okładki

Los muros de Jerusalén

La crisoprasa es un cristal a sistema rómbico con un color característico verde manzana y reflejos dorados debido a las intrusiones de óxido de níquel. Tal sustancia se debe al tipo de mineralización de la gema, es decir, hidrotermal a partir de soluciones acuosas calientes de origen magmático. El décimo cimiento de los muros de la ciudad celestial de Jerusalén es la crisoprasa (Apocalipsis 21,19-20).

Preciosos platos y jarrones

La crisoprasa es una de las gemas más conocidas de la antigüedad, e incluso Plinio la apreciaba. Parece que la gema era la favorita de Federico II de Prusia, quien hizo tallar una gran cantidad para obtener preciosos servicios de platos, jarrones, cajas de tabaco y diversos objetos de los que le encantaba rodearse.

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En el cinturón de Alejandro Magno

El filósofo Alberto Magno, en el libro «Secretos y virtudes de hierbas, piedras y animales», escribe que Alejandro Magno tenía una piedra de crisoprasa incrustada en su cinturón porque estaba convencido de que aseguraría la victoria en las batallas. Esta creencia surgió de una peculiaridad de la piedra, que se aclara cuando se expone al sol. Este proceso, reversible, se consideraba un atributo capaz de otorgar invisibilidad al portador.

Lo que cura según Santa Hildegarda

Según Santa Hildegarda, la crisoprasa en contacto con la piel desnuda hace desaparecer el reumatismo y la gota. Especialmente artrosis de los dedos, cóccix y rodillas.

Articulaciones «renovadas»

Todas las articulaciones que aparecen inflamadas son refrescadas por esta piedra. Al ser desintoxicante, mejora la circulación sanguínea y también funciona bien en los riñones y los ojos.

Trabajos «agotadores»

La crisoprasa tenía una función «estratégica» en la Edad Media. El sufrimiento óseo y articular podría ser extremadamente debilitante, teniendo en cuenta que la mayoría de los oficios eran una vez manuales y, por lo tanto, era absolutamente necesario que la eficiencia física fuera máxima. Calmar este sufrimiento con crisoprasa era una panacea para muchas personas. 

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Cómo usar esta piedra

El modo de uso de esta piedra era muy simple: la aplicación directa en la parte dolorosa era suficiente. Colocarlo en la garganta, según Santa Hildegarda, combate la ira.

«Si una persona está furiosa, coloque crisoprasa en la garganta hasta que se caliente. En ese momento ya no podrá pronunciar ninguna palabra de ira hasta que la ira haya disminuido» (Santa Hildegarda).

Ataques de ansiedad

La crisoprasa también era útil para superar miedos, ansiedades y aquellos trastornos que hoy definimos como ataques de ansiedad. Santa Hildegarda, en tales situaciones, recomendaba mantener la piedra con ella y, si se producía una crisis de este tipo, se tenía que poner la piedra en un vaso con agua y luego beber el agua.

Cinco días de tratamiento

Si el remedio no era suficiente, sugería repetir la cura durante cinco días, orando fervientemente para lograr la mejora deseada. Al quinto día, sugería la santa, se debía sumergir un pan en el agua y luego comerlo.

“God save the King”

la historia de un himno que hace referencia a Dios

Es el himno nacional de Gran Bretaña y el más antiguo del mundo, se remonta al siglo XVIII. Ahora, después de la ascensión al trono británico de Carlos III tras el fallecimiento de su madre, la Reina Isabel II, su título “God save the Queen” se ha convertido en “God save the King”

En la última semana los homenajes espontáneos y la preparación del funeral de la reina Isabel II de Gran Bretaña inundan las páginas de periódicos y son frecuentes las imágenes ofrecidas por televisión. A la vez, el nuevo monarca, su hijo Carlos III, va cobrando protagonismo. 

Por primera vez en 70 años, cuando Jorge VI reinaba el país, el jefe de Estado de Gran Bretaña vuelve a ser un rey. Este hecho ha provocado un cambio en el título de su himno nacional, que ahora será God Save The King”, Dios salve al Rey.

Interpretado en la Catedral de San Pablo 

La misma noche del fallecimiento de la reina, el pasado jueves 8 de septiembre, ya se escuchaba por primera vez a muchos británicos entonar el nuevo himno de manera espontánea cerca del Palacio de Buckingham. 

Pero sonó de manera oficial por primera vez al final del oficio religioso que se ofreció en memoria de la reina Isabel II al día siguiente en la Catedral de San Pablo de Londres. Fue entonces cuando todos los asistentes a la celebración de plegaria y reflexión cantaron el himno. 

Y no cabe duda de que en pleno siglo XXI que tantísima gente nombre a Dios en un acto público es un hecho digno de destacar. Todos estamos en manos de Dios, hasta el mismo rey.

Origen en los teatros londinenses

El hecho es que la letra y la música de este himno tienen una autoría que hoy en día aún no está del todo clara. 

Parece ser que durante el reinado de Jorge II (1727-1760) se produjo una insurrección jacobita: el príncipe Carlos Eduardo Estuardo pretendía el trono de Gran Bretaña. Incluso derrotó a las tropas del rey Jorge en la batalla de Prestonpans, cerca de Edimburgo en septiembre de 1745.

Así que, días después de la debacle militar y en un arranque patriótico para levantar la moral del pueblo londinense, al finalizar las funciones en el Teatro Drury Lane y en el Covent Garden se interpretó un himno. En su letra se hacía referencia al rey Jorge II:

“¡Dios salve al gran Jorge, nuestro rey, Dios salve a nuestro noble rey, Dios salve al rey! ¡Envíalo victorioso, feliz y glorioso, deseando reinar sobre nosotros, Dios salve al rey! “.

El éxito fue rotundo: según las crónicas de la época, tanto la letra como la melodía gustó a todo el público que aplaudía entusiasmado. Así que se realizaron más actuaciones en los teatros de la capital. 

Primera edición impresa

Al poco tiempo, la letra y la música estuvieron disponibles gracias a publicaciones como The Gentleman’s Magazine y The London Magazine que lo incluyeron en sus páginas. 

La primera estrofa, la segunda (“Oh Señor, Dios nuestro, levántate”) y la quinta (“Tus dones más escogidos están reservados”) de las cinco estrofas reconocidas hoy ya estaban vigentes prácticamente desde ese momento. Estamos hablando del año 1745.

Una vez impresa, la canción recorrió todo el país, de norte a sur. Pero su impacto aumentó con la derrota final del príncipe pretendiente al trono en la Batalla de Culloden (abril de 1746). 

De canción popular a himno nacional

Así es como “God save the King” pasó de ser una canción de desafío al enemigo a una canción de victoria del rey Jorge II.

El pueblo empezó a usarla y finalmente se adaptó la costumbre de cantarla durante las ceremonias reales o en las ocasiones en las que el monarca presidía un acto. De esta forma la letra y la melodía ya quedó instalada en la memoria colectiva del pueblo británico que la adoptó de manera natural como su himno.

Origen de la frase “God save the King”

Respecto a la frase «God Save the King» es mucho más antigua que esta canción. Se trata de una frase que aparece en el primer Libro de los Reyes, Capítulo 1: versículos 38–40, que narra el relato bíblico de la unción como rey de Salomón por el Sumo Sacerdote Sadoc. E

Ese mismo pasaje y texto también originó la letra de “Zadok the Priest”. Esta pieza fue compuesta por George Frideric Handel para la coronación del rey Jorge II en 1727 y desde entonces esta composición musical se considera el himno que acompaña todas las ceremonias de coronación en Gran Bretaña. 

El sacerdote Sadoc y el profeta Natán ungieron rey a Salomón.
Y todo el pueblo se regocijó y dijo:
¡Dios salve al Rey! ¡Larga vida al rey! ¡Dios salve al rey!
Que el Rey viva para siempre. Amén. Aleluya. 

¿Cuál es la letra del himno nacional?

A lo largo de los años la letra se ha ido adaptando y ha sufrido muchas modificaciones. Pero actualmente esta es la que suele usarse. Aunque solo se suelen cantar los dos primeros versos de la canción y, en ocasiones oficiales, solo el primero.

Dios salve a nuestro misericordioso Rey,
Larga vida a nuestro noble Rey,
¡Dios salve al Rey!
Envíalo victorioso,
Feliz y glorioso,
que reine largo tiempo sobre nosotros:
¡Dios salve al Rey!

¡Oh Señor nuestro Dios!, levántate,
Dispersa a nuestros enemigos,
Y hazlos caer:
Confunde su política,
Frustra sus engaños,
En Ti ponemos nuestras esperanzas:
¡Dios, sálvanos a todos!

Tus dones más selectos están reservados,
sobre él se complacerá en derramar;
¡Que reine mucho tiempo!
Que defienda nuestras leyes,
Y siempre nos dé motivo
Para cantar con el corazón y la voz:
¡Dios salve al Rey!

Inglaterra sin himno propio

Como curiosidad indicar que Inglaterra como tal, no tiene himno nacional, así que suele utilizar “God save the King”. En cambio, si lo tienen Escocia («Flower of Scotland»), Gales («Hen Wlad Fy Nhadau«, La tierra de mis padres) e Irlanda del Norte que utiliza la melodía de “Londonderry Air” y la letra de “Danny Boy”.

En varias ocasiones los parlamentarios han debatido sobre adoptar un himno propio para Inglaterra. Entre las canciones candidatas para el puesto se incluyen “Jerusalén”, basada en un poema de William Blake, “Land of hope and glory” (Tierra de esperanza y gloria) o “I Vow to Thee, My Country” (Te prometo, mi país).