
Nuestra Señora de Zaro a Simona el 8 de agosto de 2022:
Vi a la Madre: estaba toda vestida de blanco, alrededor de su cintura había un cinturón dorado, sobre sus hombros un amplio manto azul muy claro, sobre su cabeza un velo blanco y la corona de doce estrellas. La Madre tenía sus manos unidas en oración y entre ellas había un largo santo rosario. La madre tenía una dulce sonrisa, pero sus ojos estaban llenos de lágrimas. Tenía los pies descalzos que descansaban sobre el mundo: bajo su pie derecho estaba el antiguo enemigo en forma de serpiente que se retorcía, pero la Madre lo sostenía con firmeza. Que Jesucristo sea alabado…
Mis queridos hijos, los amo y les agradezco que se hayan apresurado a este llamado mío. Hijos Míos, he estado viniendo entre ustedes durante mucho tiempo, pero por desgracia, no escuchan mis palabras, no ponen en práctica mi consejo, se dejan atrapar en las cosas inútiles de este mundo, se vuelven tercos en querer usar mis palabras como les plazca, solo se vuelven al Señor cuando les conviene, y si no obtienes lo que quieres, te quejas, diciendo «¿Dónde está Dios?» Pero hijos Míos, si se apartan de Él, si no viven Su Palabra, no ponen en práctica Sus mandamientos, no le dan cabida en sus vidas, no lo acogen, no lo aman, no viven los Santos Sacramentos, no abren sus corazones a Él y no permiten que Él sea parte de sus vidas, ¿cómo puede Él ayudarte y protegerte? Recuerden, hijos, Que Dios Padre en Su inmenso amor los creó libres; Él no les impone, sino que les pide que entren y se conviertan en parte de sus vidas. Hijos Míos, les pido y les ruego, abran sus corazones a Cristo y dejen que Él habite en ustedes.
Mis amados hijos, vengo a reunir a mi ejército: estén listos, hijos, oren, oren por el destino de este mundo cada vez más tomado por el mal, oren por la Santa Iglesia de Dios para que no se pierda el verdadero Magisterio de la fe, que la Iglesia sea Una, Santa, Católica y Apostólica. Los amo, hijos. Hija, ora conmigo.
Oré durante mucho tiempo con la Madre por la Santa Iglesia y por todos aquellos que se habían confiado a mis oraciones, luego la Madre reanudó.
Oren, hijos míos, oren. Ahora te doy mi santa bendición. Gracias por apresurarse conmigo.