
Nuestro Señor Jesús para Luisa Piccarreta el 14 de julio de 1923
Hija mía, el mundo entero está al revés, y todos esperan cambios, paz, cosas nuevas. Ellos mismos se reúnen para discutir al respecto, y se sorprenden de no poder concluir nada y tomar decisiones serias. Por lo tanto, la verdadera paz no surge, y todo se resuelve en palabras, pero no en hechos. Y esperan que más conferencias puedan servir para tomar decisiones serias, pero esperan en vano. Mientras tanto, en esta espera, tienen miedo, y algunos se preparan para nuevas guerras, otros esperan nuevas conquistas. Pero, con esto, los pueblos se empobrecen, son despojados vivos, y mientras esperan, cansados de la triste era presente, oscura y sangrienta, que los envuelve, esperan y esperan una Nueva Era de paz y de luz. El mundo está exactamente en el mismo punto que cuando estaba a punto de venir a la tierra. Todos estaban esperando un gran evento, una Nueva Era, como de hecho ocurrió. Lo mismo ahora; desde el gran evento, la Nueva Era en la que la Voluntad de Dios puede hacerse en la tierra como lo es en el Cielo, [1] se acerca [2] – todos están esperando esta Nueva Era, cansados de la actual, pero sin saber de qué se trata esta nueva cosa, este cambio, así como no lo sabían cuando vine a la tierra. Esta expectativa es una señal segura de que la hora está cerca.