Mi amado pueblo: Los amo, los guío y los reúno como el Pastor de las almas. Amado pueblo de Mi Corazón: Vengo con Mi amor para bendecirlos y ofrecerles Mi Cruz de gloria y majestad. Hijos Míos, sigo sufriendo por cada uno de ustedes: los veo alejarse cada vez más de Mi redil, inmersos en falsas doctrinas porque no Me reconocen. Mi pueblo está aceptando lo que es pecaminoso, falso y vergonzoso; aceptan lo que está mal y se están familiarizando con el mal. ¡Te llamo a la conversión!
Este es el momento preciso para que no se dejen guiar por sus propios intereses, sino por los de Mi Casa. Este es el tiempo de las señales que preceden al Aviso, y sin embargo, Mi pueblo continúa sin examinarse a sí mismo, sin sondear dentro de sí mismo, y sin verse a sí mismo sin máscaras. Mis hijos están actuando fuera de Mi amor. Lejos de las obras y acciones de los verdaderos cristianos, os dejéis atraer por aquellos que, conociéndome, me desprecian, buscando sus propios intereses y no los míos. La miseria humana los ha llevado a probar lo que es pecaminoso, a amar el poder terrenal, a ir tan lejos como para sumergir a Mi Iglesia en la oscuridad y silenciar los altares del Sacrificio Eucarístico con un golpe de martillo.
¡Oh, qué tiempo de dolor! Sufro una y otra vez, y Mi pueblo cegado se mira a sí mismo: desprecia la humildad y está alimentando a sus «egos» engreídos y mimados con gran arrogancia. ¡Les he dado tanto, hijos! ¡Perderán tanto debido a la arrogancia hasta que, al no encontrar satisfacción o plenitud espiritual, se postrarán de nuevo ante Mí para que Yo los libere de tanta gangrena que han permitido caer sobre lo que es Mío!
Oren, pueblo Mío, oren, oren: Mi justicia viene con respecto a lo que Me pertenece.
Oren, pueblo Mío, oren: la ciudad de las luces se apagará, su estruendo será silenciado, y Mis hijos clamarán.
Oren, pueblo Mío, oren por Argentina: sufrirá, para asombro de la humanidad.
Oren, pueblo Mío, oren: la naturaleza actuará con mayor fuerza.
Mis enemigos se levantarán contra Mis hijos. Continúen sin miedo en la fe: Mis legiones angélicas harán huir a los opresores. Mi pueblo, el orgullo humano y la necedad deben ser desterrados en preparación para ahuyentar los obstáculos que habitan dentro de cada uno de ustedes. Ríndete a Mí sin ofrecer resistencia humana; de esta manera, Yo seré todo dentro de ti, y tú serás Mi contentamiento. Apúrense, hijos, deshazte de tantos trapos que les impiden caminar hacia Mí. Sean amor, fraternidad, caridad, perdón, esperanza, y que cada uno de ustedes sea un apoyo para sus hermanos y hermanas.
Obedeced los Mandamientos, amad los Sacramentos, reconciliaos Conmigo y recibidme con amor en nombre de los que no me aman. De esta manera, serás Mi satisfacción. Así es como Mis hijos trabajan y actúan para probar Mi amor, y que Mi amor sea un signo de Mi presencia dentro de ustedes. Los bendigo y los fortalece. Pueblo Mío, continúen sosteniendo sin temor Mi mano y la mano de Mi Madre.
Mi Corazón late por cada uno de ustedes. Te amo.
Ave María más pura, concebida sin pecado
Ave María más pura, concebida sin pecado
Ave María más pura, concebida sin pecado
Comentario de Luz de María
Hermanos y hermanas: el amor divino lo abarca todo, impregnando a los que se dedicaron a ser más de Cristo y menos del mundo. Esta es una palabra muy profunda; reflexionemos sobre ello una y otra vez. Nuestro Señor Jesucristo nos recuerda que vamos a ser examinados por nuestra propia conciencia. Es necesario continuar preparándonos, arrepintiéndonos, confesando nuestros pecados y permaneciendo en un acto constante de reparación y amor, amor y oración.
Nos llama a dejar atrás los trapos de la necedad humana, la arrogancia que daña el alma y nos impide vernos como somos. Hermanos y hermanas, estos son tiempos urgentes, dado que Nuestro Señor Jesucristo nos dice que este es el momento preciso para que aquellos que no lo han buscado lo busquen. Podemos comprender que es urgente que el ser humano busque la conversión, que busque ese encuentro personal con Cristo, para ser una criatura en la que habite ese amor divino al que todos estamos llamados.
Atentos y espiritualmente alertas, permanezcamos así, dadas las palabras divinas que nos dicen que este es el tiempo de las señales y la plenitud. Es por eso que estamos llamados a prepararnos, porque cada día que pasa nos acerca un día más al Aviso o un día en que podemos ser llamados ante la presencia divina. Hermanos y hermanas, Cristo sufre continuamente, y cada uno de nosotros puede ser un alma de reparación por el dolor de nuestro amado Señor Jesucristo. ¡Estemos atentos, no sea que caigamos presa del mal que se levanta contra la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo y contra el cuerpo místico de Cristo! ¡Estemos atentos, ya que el altar del Sacrificio Eucarístico ha sido golpeado por aquellos que conocen a Cristo, pero que quieren poseer la Iglesia de Cristo!
Hermanos y hermanas, la purificación del género humano es necesaria, como nos ha dicho Nuestro Señor, pero recordemos que en medio de la purificación siempre queda la asistencia divina. Esa asistencia con la que el pueblo de Dios ha avanzado y seguirá adelante hasta la consumación del tiempo. La Iglesia puede ser golpeada, pero ella permanece, así como Cristo permanece.
Amén.
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