Ayer, la noticia de que «el Papa Emérito Benedicto XVI SE UNIRÁ AL LLAMADO del Papa Francisco EN ORACIÓN con respecto a la consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María«.
Por lo tanto, NO ASISTIRÁ directamente a la consagración, y NO ESTARÁ FÍSICAMENTE PRESENTE en la ceremonia en la Basílica de San Pedro. Él «se unirá a la llamada», no a la «intención», es decir, «responderá a la llamada» de Bergoglio, en oración. Pero, ¿CÓMO lo hará?
Por lo tanto, se abren dos posibilidades espejo: ¿puedes creer que el Papa Benedicto se adhiere voluntariamente a la iniciativa de Francisco (tal vez, haciendo válida la consagración?) O, como explican los teólogos, que él, por el contrario, ejerciendo su poder «Kathecontico«, pretende mitigar con una ORACIÓN DE REPARACIÓN, la grave «provocación celestial» implementada por Bergoglio.
Hasta donde sabemos, Benedicto XVI, en el recinto de su capilla, bien podría hacer una oración específica para anular la ofensa contra María Santísima, quien, según la aparición de Fátima, pidió al PAPA LEGÍTIMO que consagrara a Rusia sola.
También en este caso, depende de ti elegir el bando: si creer en la primera o en la segunda posibilidad, pero tienes la enésima prueba de que el Papa Benedicto deja abierta una vez más la doble interpretación, de modo que solo «los que tienen oídos lo entiendan». Sin embargo, incluso esta ambigüedad constante, impensable para un gran teólogo que siempre es muy claro y preciso, habla claramente: si lo que dice una persona puede interpretarse de dos maneras opuestas cada vez, obviamente hay algo mal, ¿verdad? Esta actitud se explica sólo por la realidad canónica objetiva de la sede impedida, sobre la que hemos escrito abundantemente.