…al tercer día después de regresar de este lugar, mis ojos quedaron totalmente sanados.
Alabado sea Jesucristo
En el mes de Abril del año 2005, fui invitado a las manifestaciones de los Sagrados Corazones de Jesús y María; acepté con mucho agrado esta invitación, pero con muchas dudas y temores; caminando en medio de las aguas como Pedro, no tenia la suficiente Fe, pero animado por un hermano, fui entrando en la experiencia de meter los pies en el Lago de las Lágrimas y sentir la purificación de mis pecados; más adelante recibir regalos de gracias y bendiciones en el Lago de los Ángeles y de San Miguel Arcángel. Me di cuenta de que Jesús y su Madre estaban actuando en mi vida. De repente fui invitado a rezar el Vía Crucis y fue en este lugar donde fui tirado por el suelo de mi soberbia y orgullo sacerdotal de creer y confiar en que el Señor y Su Madre estaban conmigo. El regalo más grande fue el ver con mis ojos enfermos. Con una Neuropatía diabética, viendo todo doble, no podía caminar bien, ni ver bien, los médicos me habían informado que esto me duraría por lo mínimo un año; y cual fue mi regalazo, que en este lugar del Vía Crucis, la manifestación del sol danzando, una cruz, ángeles, los Corazones de Jesús y Maria, los pude ver en el cielo en unión de otro hermano sacerdote, lloramos de alegría, por ver cuánto amor se nos manifestó del cielo. Y la mayor manifestación es que al tercer día después de regresar de este lugar, mis ojos quedaron totalmente sanados. Parece mentira, pero es una realidad. Lo manifesté a mi Obispo y me dijo: “si tú como sacerdote lo dices, te creo.” Luego fui donde mis tres médicos, oftalmólogo, endocrinólogo y neurólogo. Todos dieron fe de mi sanación.
Hermanos y hermanas, cuánto dudamos y desconfiamos de estos regalos de amor de nuestro Padre Dios y nuestra Madre María. Yo les digo: ¡Crean y verán la Gloria de Dios! ¡No hay imposibles para el Señor! ¡VIVA JESUS! ¡VIVA MARIA!
Les bendice en el Señor,
P. José A. H., Panamá