Sintonizando con la ciencia y la fe

Durante este último año, he estado involucrado en la producción de una serie de programas de Ciencia y Fe para Radio María Inglaterra. Radio Maria England es una estación de radio católica con sede en Cambridge y es parte de la Familia Mundial de Radio María que tiene 86 sucursales en todo el mundo. Una cosa que hemos notado hasta ahora en nuestra serie Ciencia y Fe es lo bien que nuestros oyentes responden a las historias sobre las vidas de los grandes científicos católicos. Por ejemplo, poco después de emitir nuestro episodio sobre cosmología y el sacerdote católico belga P. Georges Lemaître, alguien de una organización llamada Equipping Christian Leadership in an Age of Science (ECLAS) se puso en contacto con nosotros diciendo que quería ayudarnos a encontrar al próximo Georges Lemaître. Como resultado de esta conversación, solicitamos y recibimos una generosa subvención de ECLAS para financiar nuestra próxima serie de Radio Maria Science and Faith. Ya sea que tengamos éxito o no en encontrar al próximo Georges Lemaître, esperamos que al menos podamos inspirar a las personas a interesarse activamente tanto en su fe católica como en la ciencia. Uno puede presentar buenas razones filosóficas y teológicas de por qué la ciencia y la fe católica pueden coexistir felizmente, pero nada es tan convincente como el testimonio de alguien que está muy dotado en la ciencia y que también tiene el don de la fe.

El P. Lemaître fue muy bendecido con estos dos dones. Desde una edad temprana, Georges sobresalió en matemáticas, pero también expresó interés en la teología. Tenía nueve años cuando le dijo por primera vez a su padre que quería ser sacerdote. En una ocasión, el joven Lemaître se entusiasmó particularmente con un pasaje del Libro del Génesis que parecía presagiar algunos de los desarrollos en la ciencia. Sin embargo, uno de sus maestros de ciencias y mentores, el P. Ernest Verreux, trató de someter el entusiasmo de Lemaître, diciendo que era solo una coincidencia y que lo más que podemos decir es que ocasionalmente uno de los profetas hizo una suposición científica correcta. Lemaître tomó en serio el consejo de su mentor, y se cree que, muchos años después, Lemaître pudo haber ofrecido en privado al Papa Pío XII consejos similares después de que el Papa pronunciara un discurso que sugería que la teoría cosmológica de Lemaître dio testimonio del Fiat lux del Génesis.

Después de la escuela secundaria, Lemaître comenzó a estudiar ingeniería civil en la Universidad de Lovaina, pero no pasó mucho tiempo antes de que estallara la Primera Guerra Mundial. Durante los años siguientes, Lemaître se vio atrapado en los horrores de la guerra de trincheras. Esta experiencia profundizó aún más el sentido de Lemaître de una vocación sacerdotal, pero también fue mientras estaba en las trincheras que leyó el libro de Henri Poincaré sobre electricidad y óptica. Esto inspiró a Lemaître a cambiar de ingeniería civil a estudiar matemáticas y física una vez que regresó a la universidad. En 1920 completó un doctorado en matemáticas, y comenzó a formarse para el sacerdocio diocesano, siendo ordenado en 1923.

Al año siguiente, ganó una beca para estudiar la teoría general de la relatividad de Einstein con Sir Arthur Eddington en el St Edmund’s College, Cambridge. No pasó mucho tiempo antes de que Lemaître comenzara a comprender algunas de las fascinantes consecuencias de la teoría de Einstein, consecuencias que incluso el propio Einstein encontró difíciles de aceptar. Lemaître fue capaz de demostrar que la teoría de Einstein predecía que todo el universo debería estar expandiéndose. Cuando Lemaître explicó su resultado a Einstein en la Conferencia Solvay de 1927, Einstein respondió: «Tus cálculos son correctos, pero tu física es abominable». Einstein, como muchos físicos de la época, estaba casado con la idea de un universo eternamente estático.

El mismo año, Lemaître publicó su resultado, pero fue ignorado en gran medida por la comunidad física. Eso fue hasta 1929 cuando Edwin Hubble publicó sus hallazgos astronómicos de que el universo se estaba expandiendo como Lemaître había predicho.

En 1932, Lemaître publicó una sugerencia aún más radical: según la teoría de Einstein, el universo no puede haber existido infinitamente lejos en el pasado, sino que debe haberse expandido desde un punto infinitamente denso. Esta teoría ahora se conoce como el Big Bang. En 1933, Einstein se había impresionado mucho más con Lemaître, describiendo su teoría como una interpretación hermosa y satisfactoria de los rayos cósmicos como reliquias del origen del universo. Fue durante este tiempo que la prensa comenzó a tratar a Lemaître con el mismo tipo de asombro de celebridades que siguió a Einstein. Cuando Einstein y el padre Lemaître, en su collar de perro, fueron vistos en una conversación profunda, la broma era que estaban discutiendo el «corderrito», una referencia al término Lambda en las ecuaciones de campo de Einstein.

Puedes leer más sobre la inspiradora vida de Lemaître en el libro de John Farrell The Day without Yesterday. Si está interesado en escuchar a los científicos católicos de hoy, puede averiguar sobre la próxima serie de Ciencia y Fe de Radio María buscando en Google «Viajes de fe en la ciencia». Los católicos han contribuido mucho a los desarrollos científicos, y es justo que dejemos que sus voces sean escuchadas.

Este artículo apareció por primera vez en la edición de marzo de 2022 de la Heraldo CatólicoSuscríbete hoy.

Tras once años, vuelve el padre Kelly a Madrid

Recordamos dos sanaciones de su visita anterior

El padre Jaime Kelly en Madrid en 2011, en el encuentro en que se curaron Sara Quiroz y el pequeño Alejandro

P.J.Ginés/ReL 10 febrero 2022 11:17

El próximo lunes 14 de febrero, a las 20h, el padre Jaime Kelly celebrará una Eucaristía con oración de sanación en la parroquia de San Dámaso, en Madrid, en la calle Mauricio Legendre, 10.

Jaime Kelly es un misionero del Sagrado Corazón, un irlandés afincado desde hace décadas en Venezuela, que habla muy bien español. En julio de 2011 fue invitado a predicar en Madrid, en la Asamblea Nacional de la Renovación Carismática, ante unas 2.300 personas. Allí oró por distintos enfermos y algunos de ellos, bien conocidos entre los carismáticos de Madrid, dieron testimonio de haberse curado.

Todos sabían que Sara llevaba 20 meses sin caminar

El caso de Sara Quiroz –ReL lo explicó aquí en su momento- impresionó a todos porque llevaba 20 meses viéndola con muletas y silla de ruedas. Era asidua al grupo de jóvenes Elohim y a los encuentros juveniles carismáticos y es hija de Letty Florián, peruana que lleva muchos años en España y una de las responsables de la Renovación en la capital. Muchos jóvenes de toda España conocían a Sara de un reciente Camino de Santiago en el que a veces tenían que llevarla en brazos. Sara, en 2011, era en ese sentido casi “la coja oficial” de los jóvenes carismáticos de Madrid.

“A los 17 años me ingresaron en un hospital y me hicieron una punción lumbar. Fue un error médico. Me quedé sin fuerzas en la pierna izquierda. Tampoco tenía equilibrio. Caminar con muletas me suponía tanto esfuerzo que iba en silla de ruedas”, explicó Sara un año después de su curación. «Los médicos no sabían exactamente lo que me pasaba. Yo iba a rehabilitación, simplemente para no perder más fuerza en las piernas”, detalló.

“El padre Kelly oró por mí, imponiéndome las manos”, explicó Sara. “Me preguntó si yo creía que el Señor me podía sanar. Yo le dije: “sí, sin duda”. Me tomó de las manos y me dijo: “Sara, en nombre de Jesús, levántate que vamos a caminar.” Y fue como si yo viese en él la mirada de Jesús, que era Jesús mismo quien me decía: “Confía en Mí, vamos a caminar”. Y supe que estaba sanada. Y entonces di un paso, luego otro, y otro, y caminé. ¡No me caía! ¡Había esperado tanto tiempo! Y el padre Kelly me decía: “bien, poco a poco” pero yo pensaba “no, ¡yo a correr y que no me pare nadie!” y sigo caminando, siempre con el Señor”. Y añade: “No os imagináis la cara de mi fisioterapeuta, la persona que mejor conoce lo que yo podía y no podía hacer. ¡Y las de mis compañeros de la universidad!”

En este vídeo, un año después de su curación, Sara la explica con detalle y alegría

El niño que no podía crecer

La curación de Sara era visible para todos los que la conocían, y se notó al instante. Pero se produjo al menos otra, médicamente documentada, que no era visible al instante. La experimentó Alejandro, que tenía entonces 4 años, hijo de Pedro Miguel Perales y Susana Bellido, matrimonio de Azuqueca de Henares. El Hospital de Guadalajara constató que el niño no tenía apenas hormona de crecimiento. «De los dos a los tres años su crecimiento se paró: creció apenas un centímetro», explicó su padre a ReL.

El especialista endocrino ordenó unas pruebas en el Hospital de Guadalajara. «Primero hicimos la prueba con arginina, que indicó que el niño tenía déficit de la hormona de crecimiento. El tratamiento era caro: unas inyecciones que valen 1.100 euros al mes, que han de aplicarse hasta los 15 años. La Seguridad Social, para financiarlo, pedía un segundo análisis, que se hizo al cabo de un mes, el análisis de insulina, una prueba peligrosa. Y el segundo análisis confirmó lo que decía el primero», explica Pedro, el padre.

No llegaron a ponerle ninguna inyección. «La Seguridad Social anunció que no iba a cubrir nuestro caso, que si queríamos podíamos buscar otra opinión, la valoración de un centro privado», recuerda Susana. Lo llevaron al Hospital Niño Jesús, de Madrid, donde empezaron a medir su ritmo de crecimiento, y por el seguro de Sanitas. Por todos estos estudios, en julio, poco antes de la asamblea de oración, les constaba que el niño apenas había crecido un centímetro en varios meses. Era algo constatado por tres centros médicos distintos.

Durante un descanso en el encuentro, un amigo de su grupo de oración llevó al pequeño Alejandro a la sacristía, a que el padre Kelly orase muy brevemente por él. «Luego, en el momento de la adoración, mi marido acercó mucho al niño al Santísimo, y cuando el padre Kelly dijo que había un niño que se estaba curando pensé que era el mío«, explica Susana.

El padre Kelly se quedó unos días en Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, y el matrimonio pudo verse con él en un par de encuentros más, cuando iba a rezar a casa de algunas familias y en una eucaristía. Kelly rezó de forma más detenida por el niño.

Y en la prueba de septiembre quedaron asombrados: ¡había crecido 4 centímetros de golpe, desde julio! Y estaba creciendo al ritmo normal. Y sin poner ni una sola de las caras vacunas. Repitieron los análisis: la hormona de crecimiento estaba ahí y funcionaba perfectamente. «Pregunté a la doctora del Hospital Niño Jesús si eso era normal, si podía explicarse. Me dijo que no podía decirnos a qué se debía el cambio».

La importancia de perdonar

El padre Kelly fue en esa ocasión entrevistado en La Razón. Explicó que aunque ha visto muchos milagros, el que más le impresionó fue el de una señora en silla de ruedas que frecuentaba su misa semanal para enfermos. «Descubrí que estaba llena de ira contra su marido, que la había engañado con otra mujer tras 15 años de matrimonio», explica el misionero. «Lo echó de casa, y ella dejó de comer, quedó en los huesos y cuando la conocí llevaba 5 años en silla de ruedas sin poder caminar. Llena de ira, se negaba a perdonar, así que le negué la absolución y le dije que no rezaría más por ella si no telefoneaba a su marido. Finalmente, ella le llamó, le perdonó, y vi el cambio en su cara. Recé por ella y se levantó de la silla. En dos semanas caminaba perfectamente. Se reconciliaron y hoy viven juntos».

Pero no todos los milagros incluyen conversión: «Rezamos por una persona que tras un accidente caminaba sólo con andador, y se curó al momento, pero no quiso cambiar su vida, casarse por la Iglesia ni unirse a un grupo de oración… dos meses después volvió al andador y a la silla de rueda. Hay que tener fe y vida cristiana», afirmaba el padre Kelly.

Un sacerdote con 2 hijos y 12 nietos

«En el confesionario se agradece que haya sido padre y esposo»

Tras el fallecimiento de su mujer, Lawrence tuvo una llamada al diaconado que le
llevó al sacerdocio teniendo decenas de nietos y bisnietos.

Muchos de los casados y padres de familia que acuden a la parroquia del sacerdote Lawrence Love lo ven como una ayuda en su día a día y, en este caso, nadie puede decir que predique sin saber de lo que habla: en sus 77 años de vida ha sido oftalmólogo, esposo y padre de dos hijos, tiene 12 nietos y una cifra creciente de bisnietos.

Un caso atípico que, como relata Catholic East Texas, comenzó cuando conoció en su parroquia a la que sería su esposa, Nancy, mientras estudiaba la carrera de medicina y oftalmología.

Desde que nació, Love recuerda el estrecho vínculo que unió a sus padres durante 68 años y su esfuerzo por educar a sus hijos en la fe católica tras la conversión de su madre del baptismo a la Iglesia.

Médico, militar y esposo

Mientras estaba en la escuela, siempre supo que la medicina sería la disciplina a la que quería dedicarse a lo largo de su vida y comenzó sus estudios universitarios en la Universidad de Carolina del Norte.

«Tuve miedo durante mi primer año, pero una vez que conseguí trabajo en el hospital aumentó mi seguridad. Cambiaba los pañales a los pacientes y pensé que si podía hacer eso, podría hacer cualquier cosa en medicina», recuerda.

Era 1963 y Lawrence estaba en su segundo día de universidad cuando Nancy, una compañera, le invitó a una comida de bienvenida a nuevos estudiantes en la parroquia de St Thomas More. Pasaron 4 años hasta que comenzó a salir con ella y se casaron en 1968, poco después de terminar sus estudios con la especialidad en oftalmología.

«Me gradué en 1971 y después me uní a la fuerza aérea. Vinimos a Texas durante cuatro meses para prepararme para ser un cirujano de vuelo», explica.

Hacia una esquizofrenia con fatal desenlace

Cuatro años después de su matrimonio, Nancy y Lawrence tuvieron a su primer hijo, Andy, al que le siguió Charlotte en 1973. «Fue lo mejor del mundo para nosotros que se llevasen tan poco tiempo», remarca.

El dolor y la enfermedad no tardaron en visitar al joven matrimonio.

Poco después de casarse, Nancy tuvo un colapso mental por el que tuvo que ser ingresada y recibir tratamiento de choque. Fue el anticipo de una esquizofrenia que estaba por llegar.   

«Tenía  frecuentes crisis nerviosas y era muy difícil para los niños cuando eran pequeños, ya que a veces la ingresaban durante más de un mes», explica. Tras los ingresos, la familia debía supervisar que tomaba la medicación para poder controlar los ataques, pero si no lo hacía entraba automáticamente en crisis.

«Me sentía como un policía cuando le insistía que la tomase, ella lo odiaba. Cuidar de Nancy no fue fácil, pero cuando estaba bien era una buena madre y nadie cuidaba mejor de sus hijos que ella», recuerda.

Su situación empeoraba por semanas: a principios de 2005 le diagnosticaron Alzheimer y en 2007 tuvo una repentina embolia pulmonar que le provocó la muerte.

La familia de Lawrence Love.

La extensa familia de Lawrence Love, compuesta por dos hijos, 12 nietos y varios bisnietos. 

«Llamado» al diaconado

Con el tiempo, Lawrence recuerda su fallecimiento como «una bendición» para  su mujer. «Iba rápidamente cuesta abajo hacia la demencia. Fue un alivio que todavía supiera quiénes éramos y que no perdiera la conciencia de quién era ella [antes de su muerte]», relata.

Dos años después, Lawrence comenzó los cinco años de formación requeridos para ser diácono permanente: «Había gente que me preguntaba si era un `rebote´ por la muerte de Nancy o si todavía estaba de duelo, pero simplemente me sentía llamado a ello. Dios tiene unos planes para nosotros, pero a veces no se materializan hasta que pasa el tiempo».

De hecho, el sacerdocio nunca estuvo en la mente de Love. «Muchos piensan en ello y se rebelan, pero yo sabía que era médico, esposo y padre, no pensé de esa manera. Estoy seguro de que Dios pensó que yo también sería sacerdote, pero por una vía distinta a la convencional«, comenta.

Sin embargo, en 2009, Lawrence comenzó a investigar sobre el sacerdocio y los seminarios a la salida del trabajo y decidió consultarlo con su director espiritual. Después «fui a un retiro, hable con el obispo y me dirigí a Dios: `Si quieres que sea sacerdote házmelo ver para hacer lo que debo´».

La respuesta no tardó en llegar cuando, en un retiro de discernimiento en la abadía benedictina de Subiaco se dirigió a uno de los sacerdotes: `Dios quiere que sea sacerdote´». «Lo sé», fue toda la respuesta del religioso.

Un sacerdote poco convencional

Lawrence dejó de ejercer la medicina en junio de 2010 y entró a un seminario de Boston orientado a la formación de vocaciones tardías.

Fue ordenado en junio de 2014, a la edad de 69 años.

Desde entonces explica que haber sido esposo y padre le ha ayudado en su camino para convertirse en padre espiritual.

“Saber a qué se enfrenta la gente en el mundo real, especialmente en la confesión, ha marcado la diferencia. En el confesionario, la gente agradece que haya sido esposo, padre, abuelo y médico«, concluye. 

LA CRUZ DEL VALLE, RÉCORD GUINNESS

La Cruz del Valle de los Caídos, en la sierra de Madrid, ha sido certificada en el Libro Guinness de los Récords como la mayor del mundo, con sus 152,40 metros de altura, por mediación de la Asociación para la Defensa del Valle de los Caídos y la Asociación para la Protección del Patrimonio Histórico San Miguel Arcángel. Este reconocimiento ha llegado tras el informe previo de cuatro arquitectos y un importante apoyo documental. La Cruz forma parte del conjunto monumental y basílica inaugurados el 1 de abril de 1959.

¡Vivan los padres!

La ACDP coloca el Padrenuestro en vallas, buses y marquesinas de toda España

La ACDP (Asociación Católica de Propagandistas) lo ha vuelto a hacer. Una vez más ha dado un golpe de efecto para llamar la atención de la opinión pública y además de manera muy original. Lo hizo un 8M, el día de la mujer, homenajeando a la Virgen con el Avemaría, o inundando España con cárteles de “rezar está genial” ante la prohibición que viene de orar ante los abortorios.

Estos días de cara a la fiesta de San José que se celebra el 19 de marzo, la ACDP ha colocado en 61 ciudades de toda España más de 400 marquesinas, autobuses, metros y lonas con un mensaje muy especial: “¡VIVAN LOS PADRES!”.

Los organizadores han instalado el Padrenuestro en toda España, desde las calles de Sevilla o Pamplona hasta el metro de Valencia en plenas Fallas; desde las estaciones de Sol -en Madrid- o Plaza Cataluña -en Barcelona- hasta los autobuses de Vigo, Córdoba o Salamanca. La lista de ciudades incluye también a Zaragoza, Granada, Logroño, Albacete o Gerona, entre otras.

En un momento en el que la figura del padre, al igual que la del hombre y la propia masculinidad, es atacada por las ideologías imperantes, desde la ACDP aseguran querer “reivindicar la figura de tantos hombres que, al igual que el santo, confían y hacen cada día lo imposible para cuidar de su familia”.

Campaña de la ACDP en un autobús
Campaña de la ACDP en el Metro

Para ello, han considerado que no hay nada mejor para ello que encomendarse a Dios, “al Padre por excelencia”, ya que “da sentido pleno a la palabra fraternidad, pues ejerce una verdadera paternidad común”.

En los cientos de cárteles al que tendrán acceso millones de españoles se verá el mensaje ya políticamente incorrecto de “¡Vivan los padres!” acompañado de la oración por excelencia de los cristianos: el Padrenuestro. En la oración además destacan dos partes: “Hágase tu voluntad” y “líbranos del mal”.

Los carteles y marquesinas van acompañados de un simpático vídeo que celebra el empeño diario de todos esos padres que trabajan, cuidan, educan y rezan sin desfallecer. “Sé que no eres perfecto, por eso admiro tanto lo que haces por mí”, dice la voz protagonista del spot, y termina con un sentido: “Gracias, papá; rezo por ti”.

«De nuevo hay que vencer a las serpientes y matar a los dragones»

Este jueves 17 de marzo se celebra San Patricio y aunque la gran fiesta del patrón de los irlandeses no podrá celebrarse en las calles como cada año, en cada casa se puede venerar a este gran santo evangelizador, que llegó como un esclavo a la isla de la que luego sería su gran evangelizador.

Joseph Pearce, uno de los grandes intelectuales católicos de nuestro tiempo, reflexiona en The Catholic World Report sobre San Patricio en el día de su fiesta, y sobre cómo está la situación del catolicismo en este gran país católico así como en su vecina Reino Unido, donde en estos momentos legislaciones que atentan contra la moral católica se han convertido en un derecho, como por ejemplo el aborto.

“De nuevo hay que vencer a las serpientes y matar a los dragones”, afirma Pearce, recordando como la tradición dice que San Patricio logró echar de Irlanda todas las serpientes fuera de la isla, motivo por el cual ahora no existen allí estos reptiles. Y San Jorge, patrón de Reino Unido, es igualmente conocido por haber vencido al dragón.

De este modo, Pearce asegura que “quizá deberíamos rezar para que San Patricio se una a San Jorge, santo patrón de Inglaterra… para que estos guerreros celestiales ayuden a los verdaderos hijos de Erin (Irlanda) y de Albión (Inglaterra) a derrotar a las serpientes que gobiernan a sus desdichados países con sus lenguas viperinas y sus venenos letales”.

Puedes leer aquí el artículo íntegro en español escrito por Joseph Pearce con motivo de San Patricio.

Articulo adaptado del original publicado en marzo de 2020

Caí de rodillas» ante la cruz

una experiencia mística desde la New Age y el Corán a la Iglesia

Durante años, Violeta dedicó su vida a buscar la felicidad «en todos los derroteros que ofrece el mundo». Probó en la noche, el alcohol, el taoísmo y durante años profundizó en muchas de las ramas que ofrece la Nueva Era. Lo que tenía claro es que «nunca sería católica». Una experiencia mística ante una cruz le hizo darse cuenta, años después, de que estaba equivocada: «Dios siempre me había estado buscando«.

Pese a que nació en una familia católica, la falta de una práctica y educación religiosas le hicieron que Violeta pronto se alejase de la fe: «Recuerdo que de pequeña rezaba y hablaba con Dios todas las noches. En esa época veníamos de una España muy católica, pero al llegar la adolescencia mis padres me dejaron libre y me perdí por todos los derroteros que te ofrece el mundo«.

Perteneciente a una familia desestructurada, Violeta explica que en esa situación «te agarras a lo que tienes: amigos, salir, fumar, drogas, alcohol…«, pero ella siempre buscó el amor, especialmente en su primer novio, un joven católico que buscaba su vuelta a la fe.

«Era muy religioso, me hablaba de la confesión, de su director espiritual y de muchas cosas que me sonaban a chino», relata. Tras 4 años viéndose, saber que su novio tenía tendencias homosexuales provocó el fin de la relación y la entrada de Violeta en una profunda crisis: «Se me cayó todo y me pasé años dando tumbos. Supongo que siempre tuve ansias de Dios, pero la buscaba en muchos otros sitios y se me fue todo al garete».

Buscaba cualquier cosa menos la Iglesia

Aunque nunca culpó a Dios, la noticia le hizo terminar de alejarse por completo de la fe. «Durante años me volví muy crítica con la Iglesia, seguía creyendo en Dios pero dejé de creer en el matrimonio y la Iglesia. No sabía dónde practicar la espiritualidad y la busqué en el Corán y el taoísmo y empecé a practicar el budismo«.

Violeta, que se dedicaba profesionalmente al turismo, aprovechó sus viajes a varios países árabes o Tailandia para investigar la espiritualidad islámica y budista, lo que le llevó a practicar yoga, meditación y adentrarse en la Nueva Era.

«Siempre era una búsqueda y un vacío, todo era contradictorio, te lo vendían como algo para encontrar una paz que nunca alcanzabas. Te decían que era porque no lo hacías bien y siempre era una insatisfacción, pero yo creía que esa era la verdad, que en la Iglesia eran unos manipuladores y que [la fe] era el opio del pueblo«, relata.

Pero por su trabajo, entonces como guía turística, Violeta tenía que visitar con frecuencia iglesias y catedrales, a las que «veía como un museo y entraba con respeto, pero no como la casa de Dios».

«Caí de rodillas y perdí la noción del tiempo»

Aquella  visión cambiaría por completo no solo su opinión, sino toda su vida, cuando entró a ver la catedral de Bilbao.

«En lugar de ir al altar mayor me llamó algo de una capilla lateral, muy sencilla, donde había un Cristo en la cruz, nada más», recuerda.

Años después, a día de hoy, admite no saber que le ocurrió en aquel momento: «Caí de rodillas, me empezaron a pasar todos mis pecados y perdí la noción del tiempo. Lo siguiente que recuerdo es que estaba en la sacristía con una monja, le conté mi experiencia y cuando salí sentí mucho dolor por mi vida. Los tres días siguientes los pasé sintiendo un amor que no entendía de donde venía«.

Violeta en Cambio de Agujas.

En pleno proceso de conversión, Violeta acostumbraba a ver testimonios de Cambio de Agujas sin saber que su caso acabaría formando parte del canal. 

Viendo conversiones en «Cambio de Agujas»

Sin embargo, aquella sensación acabó desapareciendo y durante ocho años no fue capaz de encontrar el sentido a lo que sucedió en la catedral».

Yo no quería ser católica, no podía. Me había pasado la vida criticando a la Iglesia, pero Jesús te busca», menciona. Conversaciones esporádicas sobre la Virgen y Medjugorje, conocidos que le hablaban sobre la fe… el último suceso que le hizo plantearse la fe fue al recibir a unos testigos de Jehová que llamaron a su puerta.

«Ellos conocían la Biblia con 20 años y yo no. Me daba vergüenza decirlo, pero empecé a leer la Biblia y ver vídeos de conversiones en Mater Mundi y el Hogar de la Madre. Aunque cada una era diferente, todo el mundo describía el sentimiento del amor de Dios y entendí que es lo que me había ocurrido a mí pero no había sabido verlo: Me di cuenta de que tenía que volver a la Iglesia«, admite.

De vuelta a la fe

Sin embargo, hacerlo le pareció «un mundo» durante semanas hasta que en marzo de 2020, cinco días antes del confinamiento provocado por la pandemia, Violeta entró a la iglesia de la Santa Cruz en Madrid.

«Entré, vi al sacristán y le pedí confesar. Me vio llorar hablándome de mis pecados y me dijo: `sal fuera y reza tres avemarías´. Qué generosa es la Iglesia que con 35 años [sin confesar] te perdona con tres avemarías«, pensó.

Sin embargo, una penitencia mayor estaba por llegar: Violeta, ansiosa por confesar desde hacía semanas, se encontró encerrada en su casa durante meses al igual que millones de personas en todo el mundo a causa de la pandemia.

Pasó dos meses en casa haciendo comunión espiritual, veía la misa todas las tardes por internet y rezaba porque volviesen a abrir las iglesias hasta que «por fin», el 12 de mayo, pudo asistir presencialmente. «Estaba feliz de poder comulgar», confiesa.

Una conversión debida a María

Tras décadas enfrentada y alejada de la Iglesia, Violeta recuerda su primer año de regreso a la fe como un «enamoramiento absoluto», iba a misa todos los días y rezaba el rosario en cada momento. Sin embargo, también tuvo «pérdidas» como una grave enfermedad de su madre, el desempleo tras la pandemia o la amenaza de quedarse, como tantos otros entonces, sin hogar.

«El Padre me ha puesto esas pruebas para hacerme fuerte y cuantas más me pone, más me agarro a Él», sostiene.  

Achaca su conversión, especialmente, a la Virgen María. «Tengo que darle tantas gracias. Al volver ala Iglesia, fue la Madre la que me trajo de vuelta, viendo testimonios, películas e historias de la Virgen de Garabandal, Medjugorje y Guadalupe. No sabía rezar el rosario, pero empecé a hacerlo mucho antes de confesarme. Fue ella la que me trajo», concluye.

Obispo Schneider pide unirse a la consagración de Francisco

El obispo Athanasius Schneider anima a todos los obispos a unirse a la consagración de Francisco de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María el 25 de marzo, incluso en ausencia de una invitación formal de Francisco.

En una declaración del 16 de marzo, Schneider se refiere a la solicitud de 1917 de Nuestra Señora de Fátima a Sor Lucía de que la consagración de Rusia a la Inmaculada debe ser hecha por el Papa con todos los obispos católicos del mundo.

En preparación para la consagración, Schneider ha escrito una oración de novena para ser recitada hasta entonces:

Declaración del Obispo Athanasius Schneider

La Santa Sede ha anunciado que el Papa Francisco consagrará Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María el viernes 25 de marzo, la Fiesta de la Anunciación, durante un servicio de penitencia a las 5 pm en la Basílica de San Pedro. Esta noticia debe llenar a todos los católicos de profunda alegría, consuelo y aliento, y esperamos que también traiga alegría y consuelo a nuestros queridos hermanos y hermanas ortodoxos en Rusia y Ucrania. Como sabemos por la petición de Nuestra Señora a Sor Lucía, el Papa debería invitar a todos los obispos a unirse a él para hacer esta consagración. Esperamos que, incluso en ausencia de una invitación formal del Papa, muchos obispos se unan a este acto de consagración. En un momento en que la Iglesia y el mundo atraviesan una crisis espiritual sin precedentes, el acto colegial común de consagración al Inmaculado Corazón, realizado por el Papa en unión con los obispos del mundo, será un poderoso instrumento para que la Divina Providencia derrame esas gracias especiales que la Iglesia y el mundo necesitan con tanta urgencia.

-Oración de la Novena Preparatoria para la Consagración de Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María

Oh Inmaculado Corazón de María, Santa Madre de Dios y nuestra Madre más tierna. Mira hacia abajo la angustia en la que se encuentra la Iglesia y toda la humanidad debido a la propagación de la impiedad, el materialismo y la persecución de la fe católica, errores de los que advirtiste en Fátima.

Tú eres la Mediadora de todas las gracias. Obtén para nosotros la gracia de que todos los obispos del mundo, en unión con el Papa, consagren Rusia y Ucrania a Tu Inmaculado Corazón el 25 de marzo de 2022. Con esta consagración esperamos, como nos dijiste en Fátima, que, en un momento designado por Dios, Rusia se convierta y se conceda a la humanidad una era de paz. Esperamos que con esta consagración, el triunfo de Tu Inmaculado Corazón se acerque pronto y la Iglesia se renueve auténticamente en el esplendor de la pureza de la fe católica, la sacralidad de la liturgia y la santidad de la vida cristiana.

Oh Reina del Santo Rosario y nuestra más tierna Madre, dirige Tus ojos misericordiosos hacia el Papa, los obispos y cada uno de nosotros, y escucha con gracia nuestra ferviente y confiada oración. Amén.

“Nuestra casera no entendía por qué salíamos de Rusia”

Natalia con sus hijas en Moscú el pasado febrero (foto cedida)

Bruselas.— Natalia y su marido son colombianos, y vivían en Bruselas desde hacía más de 14 años. El pasado enero, antes de que estallara la guerra en Ucrania, él fue destinado por su empresa –una multinacional del automóvil– a Moscú, donde aterrizaron a principios de febrero. Acaban de dejar Rusia tras una salida precipitada y casi a la fuga, tras comunicarle la empresa de él que debían irse antes de que pudieran quedar atrapados.

No había hecho ni un mes desde que habían puesto el pie por primera vez en territorio ruso. Él iniciaba su andadura en un nuevo puesto dentro de la misma empresa de coches; ella, dispuesta a asentarse, a aprender ruso y sacar adelante a su familia, con cuatro niñas y un varón a punto de nacer. Acaban de regresar a Bruselas, tras un periplo infernal. Nos lo cuenta Natalia.

— ¿Cómo has vivido la salida de Moscú?

— ¡Todo ha sido tan rápido! Lo peor era la incertidumbre. Pero comprendimos que teníamos que salir, sin ni siquiera haber desecho la mudanza de Bruselas, cuando recibimos el primer correo electrónico del colegio de mis hijos con un mensaje de la embajada americana. Poco después llegó el mensaje de la belga y supimos con certeza que teníamos que huir cuando la empresa de mi marido nos animó a salir y volver a Bélgica, de donde habíamos salido hacía tan solo tres semanas con toda la casa a cuestas y después de que las niñas dejaran su colegio, amigos y conocidos. El miedo era que la situación degenerará aún más y no poder coger un avión porque el espacio aéreo estuviera cerrado, como ha sido el caso posterior.

— ¿Cuál es el ambiente que habéis dejado en Rusia?

— Lo increíble es el silencio. Los rusos no pueden acceder prácticamente a la información. Todo está controlado, todo da miedo. Te sientes completamente vigilado. Notas sencillamente que saben todos tus movimientos. Por ejemplo, hay cámaras en todos los lugares, en los más inimaginables. Si quieren saber quién ha asistido a una manifestación, pueden registrar las cámaras y, si te identifican, se acabó tu libertad. Cuando llegamos a Rusia, al aeropuerto, nos midieron los rasgos faciales con una regla, totalmente surrealista, para luego aplicar las técnicas de reconocimiento facial y compararlo con nuestras fotografías en el pasaporte. Para poder acceder al permiso de trabajo, todos los extranjeros y sus familias tienen que superar un exhaustivo examen médico que tarda más de un día y que debe hacerse cada cierto tiempo.

Y los ciudadanos padecen la falta de información total. Cuando nos fuimos nuestra casera no entendía por qué salíamos de Rusia. Nos dijo: “Pero si esto se acaba en una semana y ya”. Es la idea que tenía Putin. Una operación fugaz de menos de una semana para controlar el país. Ahora todo es distinto.

— ¿Cómo habéis conseguido salir? ¿Han salido más extranjeros en el mismo vuelo o recorrido?

— Lo más importante era actuar con rapidez. El lunes pasado teníamos varias opciones de vuelo, ninguna por Europa, pero había. Tres días después cuando fuimos a comprar los billetes solo teníamos la opción de salir por Turquía, vía Estambul, donde aterrizamos cinco horas después (es un vuelo que normalmente dura tres horas) y donde pasamos una noche a la espera de coger otro vuelo al día siguiente hacia Bruselas.

Otro problema era la falta de dinero en los cajeros. Aunque nosotros pudimos conseguir rublos, muchos expatriados se desesperaban porque los bancos no les proporcionaban dinero de sus cuentas. En apenas unos días todos los extranjeros madrugaban y a horas intempestivas iban a retirar el dinero. Nuestra urbanización, muy cercana al centro de Moscú, pero llena de extranjeros, se vació. Recuerdo el silencio. De un día para otro, no quedaba nadie. Al llegar al aeropuerto de Moscú, cuando intentamos salir…, silencio. Parecía un aeropuerto fantasma. Todos habían huido los días anteriores.

Natalia y su marido vuelven a la casilla de salida. Su aventura rusa ha durado apenas tres semanas.

— Natalia, ¿y ahora qué?

— Todo esto no tiene mucho sentido para nosotros ahora. Habíamos decidido realmente asumir este riesgo y este cambio de vida, con cuatro chicas y un niño en camino [está embarazada de ocho meses], también por la oportunidad laboral para mi marido. Estábamos muy contentos. Y todo ha cambiado en menos de un mes. Tenemos que volver a integrar a nuestros hijos, mi marido igual en el trabajo. Pero entendemos que tiene que ser por “algo”… Supongo que Dios nos lo hará ver muy pronto.

Por lo que hay que preocuparse realmente es por Ucrania, evidentemente, pero también por los rusos. No se merecen esto, no lo quieren. Y van a sufrir económicamente una barbaridad.