No habrá más paz

Nuestra Señora a Gisella Cardia el 9 de marzo de 2022

Querida hija, gracias por acoger mi llamado en tu corazón. Hija, te ruego que les pidas a todos mis hijos que eliminen el orgullo que todavía se enfurece en sus corazones. Basta de cizaña que aleja a tus hermanos y hermanas, y basta de arrogancia; pero doblad vuestras rodillas ante el Señor. Arrepentíos, hijos míos, no es demasiado tarde; arrepiéntete completamente y no seas tentado por el Diablo, porque su astucia es aguda. Oren por el mundo, porque no habrá más paz. Hagan penitencia, queridos hijos, este ya no es el momento de vivir para las cosas del mundo, sino de levantar sus ojos al cielo y ser más espirituales: su elevación solo les traerá beneficios. La tierra ahora está formada por una humanidad que es perversa y sorda a mis llamados como Madre. Ahora los dejo con mi bendición maternal en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Pide, busca y llama

Pide y te será dado;
busca y encontrarás;
llama y la puerta se te abrirá…
Si vosotros, que sois inicuos,
sabéis dar buenos regalos a vuestros hijos,
cuánto más vuestro Padre
celestial dará cosas buenas a los que se lo pidan.
(Evangelio de hoy, Mateo 7:7-11)

Últimamente, he tenido que centrarme realmente en seguir mis propios consejos. Escribí hace algún tiempo que, cuanto más nos acercamos al Ojo de esta Gran Tormenta, más necesitamos enfocarnos en Jesús. Porque los vientos de esta tempestad diabólica son vientos de confusión, miedo mentiras. Estaremos cegados si tratamos de mirarlos, descifrarlos, tanto como lo estaría uno si tratara de mirar fijamente un huracán de categoría 5. Las imágenes, los titulares y los mensajes diarios se presentan como «noticias». No lo son. Este es el patio de recreo de Satanás ahora: una guerra psicológica cuidadosamente elaborada contra la humanidad dirigida por el «padre de las mentiras» para preparar el camino para el Gran Reinicio y la Cuarta Revolución Industrial: un orden mundial completamente controlado, digitalizado y sin Dios. 

Entonces, esos son los planes del diablo. Pero aquí está el de Dios:

Ah, hija mía, la criatura siempre corre más hacia el mal. ¡Cuántas maquinaciones de ruina están preparando! Llegarán a agotarse en el mal. Pero mientras ellos se ocupan de seguir su camino, Yo me ocuparé de la finalización y el cumplimiento de Mi Fiat Voluntas Tua («Hágase Tu voluntad») para que Mi Voluntad reine en la tierra, pero de una manera completamente nueva. ¡Ah sí, quiero confundir al hombre enamorado! Por lo tanto, esté atento. Quiero que estén Conmigo para preparar esta Era de Amor Celestial y Divino… —Jesús a la Sierva de Dios, Luisa Piccarreta, Manuscritos, 8 de febrero de 1921; extracto de El esplendor de la creación, reverendo Joseph Iannuzzi, p.80