Cuando destruyan mi Iglesia, desde dentro, dirán que todas las Iglesias son iguales

Domingo, 21 de octubre de 2012

Mi querida y amada hija, las visiones que te permití mostrar, de almas sumergiéndose en el infierno, no era para asustarte.

Por el contrario, fue para mostrarte la realidad.

De esta manera, ahora entenderás cómo sufro, cada día, al ver a las almas sumergirse en las profundidades del infierno.

Oh, si la gente conociera el terror del infierno, y la forma en que la bestia devora esas almas, evitarían el pecado a toda costa.

Esas mismas almas aún pueden ser salvadas, hija mía, mediante la oración de la gracia de la inmunidad.

Al hacerlo, ustedes, mis discípulos, me traerán alivio de este terrible flagelo desgarrador.

Aquellos, que mueren en pecado mortal, están destinados al fuego del infierno.

Muchos cometen estos pecados, en la creencia de que si realmente hay un Dios, entonces, él es misericordioso.

Y así, continúan pecando, hasta que justifican sus pecados, de modo que se convierten, eventualmente, a sus ojos, en algo sin importancia.

Dirán que no tenían elección porque su pecado era necesario para beneficiar a otros.

Con el pecado de asesinato, dirán que fue para vengar la muerte de otro.

Con el pecado de la prostitución, dirán que fue para ayudar a su familia a poner comida en la mesa.

Con el pecado del aborto, dirán que fue para beneficiar la vida de la madre y hacer su vida más fácil.

En el caso de la desviación sexual, dirán que fue algo natural.

En el caso de los que participan en las prácticas del ocultismo, dirán que es una diversión inofensiva, sin embargo honran a la bestia cuando lo hacen.

Cuando persiguen a otros y destruyen no sólo su nombre, sino sus medios de vida, dirán que esto fue un castigo necesario, por los pecados de otros.

Cuando destruyen a otra persona en mente, cuerpo y alma a través de la dictadura, dirán que fue por su propio bien.

Cuando intenten crear un sacramento en Mis Iglesias, a partir de una abominación, dirán que fue por los derechos de las parejas del mismo sexo que tienen los mismos derechos que los demás.

Cuando destruyan Mi Iglesia, desde dentro, dirán que todas las Iglesias son iguales.

Utilizarán la excusa de que sólo hay un Dios, para poder introducir una Iglesia pagana.

Estos pecadores son las almas perdidas de las que hablo.

Para ayudarlos, primero debes mirarles a los ojos.

Piensa en ellos como si fueran tus hijos o tus hermanos.

Míralos a través de los ojos de Dios.

Entonces sentirás amor.

Pero el terror te llenará, porque sabes en tu corazón, el terror, que se enfrentará a ellos.

Cómo debes rezar para que vean la verdad, pronto.

Cómo debes rezar por la salvación de estas almas.

Cada hijo de Dios, incluyendo aquellos cuyas almas son negras, es amado.

Sus pecados deben ser destruidos, antes de que todos los hijos de Dios puedan unirse, como una familia, en mi nuevo Reino.

A ti, hija Mía, se te han dado todas las gracias y las municiones para destruir el pecado y salvar, no sólo tu propia alma, sino, las almas de los demás.

Gracias, hija Mía, por haber respondido a Mi Llamada.

Tienes mucho trabajo que hacer.

Tu Jesús

Autor: Moral y Luces

Moral y Luces

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