La generosidad de Jesús

Él siempre nos da más de lo que pedimos

Jesús no nos niega nada; y de manera particular nos concede lo que pedimos a través de su Madre. Ella se encarga de enderezar nuestras peticiones si están algo torcidas, como hacen las madres. Siempre nos concede más, mucho más de lo que pedimos, como ocurrió en aquella boda de Caná de Galilea. Hubiera bastado con un vino ordinario, incluso peor que el que ya se había servido, y lo más probable es que hubiera bastado con una cantidad mucho menor.

San Juan tiene especial interés en destacar que había seis tinajas de piedra, cada una con capacidad de dos o tres metros, para mostrar la abundancia del regalo, como también hará cuando narre el milagro de la multiplicación de los panes, ya que uno de los signos de la venida del Mesías era la abundancia.

Los comentaristas calculan que el Señor convirtió en vino una cantidad que oscila entre los 480 y los 720 litros, según la capacidad de estas grandes vasijas judías.10 ¡Y del mejor vino! Así también en nuestra vida. El Señor nos da más de lo que merecemos y mejor.

También coinciden aquí dos imágenes fundamentales con las que se había descrito el tiempo del Mesías: el banquete y los esponsales. Serás como una corona en la mano del Señor y una diadema real en la palma de tu Dios, dice el profeta Isaías en una bella imagen, recogida en la primera lectura de la Misa. Ya no te llamarán «abandonada», ni a tu tierra «devastada»; te llamarán «mi favorita», y a tu tierra «desposada»; porque el Señor te prefiere, y tu tierra tendrá un esposo. Como un joven se casa con su novia, así te desposa el que te construyó; la alegría que un marido encuentra con su mujer, tu Dios la encontrará contigo11. Es la alegría y la intimidad que Dios desea tener con todos nosotros.

Aquellos primeros discípulos, entre los que se encuentra San Juan, están asombrados. El milagro sirvió para que dieran un paso adelante en su primera fe. Jesús les confirmó en la fe, como hace con los que le han seguido.

Haced todo lo que os diga». Son las últimas palabras de la Virgen en el Evangelio. No podían ser mejores.

Autor: Moral y Luces

Moral y Luces

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