
Cuando el demonio vea que no te tumba, se ensañará todavía más contigo.
Tú deja todo y dedícate a la oración. Así se estén hundiendo los muros de la casa a tu alrededor. Tú permanece orante. Porque el mensajero debe permanecer como receptor del Mensaje. Para que todos sepan lo que hay que hacer.
Yo te lo voy a dar a ti. Porque me lo encarga Dios. Es la Voluntad de Dios sobre ti, lo que el Señor, Adonai, quiere que hagas.
Tú portas el Mensaje para el Resto.
Ya el demonio lo sabe y eres un objetivo a abatir. No temas. No temas.
Tú vas de la mano -siempre que no te sueltes- Conmigo.
Por mi parte no te va a faltar mi Mano. (Virgen, 15-1-17)
Ya disponible nuevo libro
La Inmaculada en el Reino Nuevo
https://vdcj.org/tienda/