¿Qué debo saber sobre la vacuna de Moderna frente al COVID-19?

La vacuna de Moderna frente al COVID-19 ha sido la segunda en llegar a nuestro país, una vez autorizada por la Comisión Europea el 6 de enero de 2021 tras la rigurosa revisión a la que todas las vacunas se someten por parte de la Agencia Europea de Medicamentos.

La autorización se ha realizado tras haber demostrado que el beneficio que aporta la vacuna en la prevención del COVID-19 es superior a los riesgos que pueda ocasionar su administración.

Es una vacuna del tipo ARNm que necesita almacenarse y transportarse a bajas temperaturas (-20º). Para que confiera alta inmunidad son necesarias dos dosis separadas al menos 28 días.

Hasta que una proporción importante de la población esté vacunada es muy importante que todas las personas, tanto las vacunadas como las no vacunadas, sigan manteniendo las medidas de prevención:

  • usar mascarilla
  • lavarse frecuentemente las manos
  • mantener la distancia interpersonal
  • limitar el número de personas con las que nos relacionamos
  • elegir siempre que se pueda actividades al aire libre o en espacios bien ventilados
  • quedarse en casa si se tienen síntomas, se está esperando el resultado de una prueba diagnóstica o se ha tenido contacto con alguna persona con COVID-19

El motivo para mantener las precauciones incluso tras haber sido vacunados es ayudar a proteger a los demás: cuantas más personas se vayan inmunizando, menor probabilidad habrá de que el resto (en particular los más vulnerables a padecer enfermedad grave) se expongan al virus, o al menos a altas cargas víricas.

Puede consultarse el prospecto de la vacuna de Moderna en el Centro de Información de Medicamentos (CIMA) de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios.

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Actualización: 18/1/2021

Amparo Portilla, la madre de 11 hijos ya «venerable»

por su «virtud heroica» que en su vida se apoyó en la Virgen para todo

Amparo Portilla ya es venerable y se encuentra a un paso de la beatificación

El Papa Francisco declaró el pasado 24 de abril “venerable” a la valenciana afincada en Madrid Amparo Portilla Crespomadre de 11 hijos que murió a causa de un cáncer de pulmón en 1996, y a la que ahora Roma reconoce sus virtudes heroicas.

Ya sólo necesitaría un milagro por su intercesión para ser declarada beata. A los 12 años de edad, perdió a su padre, encarcelado y asesinado en 1937 durante la Guerra Civil.  A los 25 años, casada con Federico Romero, se mudó a Madrid y se volcó en su familia cada vez más numerosa, como “trabajadora infatigable, siempre alegre y generosa, dando a los demás permanente ejemplo de vida cristiana”. Tuvieron 11 hijos y no les faltaron las penurias económicas. También buscaba volcarse con “los más desprotegidos, pobres, enfermos o apartados de Dios”, según los promotores de su beatificación.

En Madrid llegaría a ser líder nacional de la Obra Apostólica Familiar, un movimiento católico familiarista que en 1966 se refundaría, junto con otros, en el actual Movimiento Familiar Cristiano. Participaba en programas de televisión hablando de la vida familiar y matrimonial.

Murió en su casa en la madrugada del 10 de mayo de 1996 “mirando en sus últimos días una imagen de Virgen de los Desamparados y dejando en todos los que la conocieron su profunda y auténtica vida cristiana”. Su cuerpo descansa en la Cripta de la Almudena en Madrid.

Precisamente, uno de los aspectos de su vida de fe más fuertes fue su gran devoción a la Virgen MaríaAsí lo atestigua su familia y la gente que la conoció bien.

Como buena valenciana amaba a la Virgen de los Desamparados. Además, en cada bautizo de sus 11 hijos tras el sacramento, como si se tratara de saldar una deuda, ofrecía su hijo a la Virgen. Además, quiso que todas sus hijas llevaran nombres de advocaciones marianas y hasta le puso Asunción a su primera hija porque en el año 1950 se declaró el dogma de la Asunción de la Virgen a los cielos.

Amparo oyó en una ocasión que sería bueno que cada familia tuviera una advocación propia de la Virgen y pensó que la de su familia fuese la Virgen del Romero. Cuando se enteró de que ya existía una en Cascante (Navarra), acudió con frecuencia a visitarla. En una ocasión la familia Romero, incluidos hermanos y tíos, se reunieron en su santuario, en un encuentro que los más de cincuenta peregrinos llamaron “Romerada”.

“A mi madre le gustaba visitar santuarios dedicados a la Virgen. En cada uno tenía encomendado a un hijo y al pasar a su vera, de camino a cualquier parte, renovaba la encomienda a la Virgen. Es como si tuviera otra familia, unida a la geografía de las iglesias marianas”, cuenta uno de sus hijos en la web dedicada a su madre.

Del mismo modo, su familia recuerda que “como madre buscaba en la Virgen la protección que ella también procuraba a sus hijos, y al comenzar los viajes solía acudir a Ella para que nos protegiera bajo su manto, ‘como una madre arroparía a sus hijos para protegerlos’, decía. Le dio mucha alegría cuando en 1963 fueron por primera vez a veranear a Riaza y descubrió que la patrona era la Virgen del Manto, devoción a la que había recurrido tantas veces”.

Por otro lado, sus allegados cuentan que la preocupación de Amparo por los demás era como una onda expansiva, familia, amigos, vecinos, conocidos, todos los hombres; y cuando veía o sabía de alguna catástrofe acudía enseguida a la intercesión de la Virgen para que tuviera compasión y ayudara a esas personas que sufrían.

“Esa devoción vital le hacía reconocer en todas las advocaciones marianas a la Virgen. Todas le gustaban: Mater, en su infancia, y la Virgen de los Desamparados, advocación especialmente misericordiosa, le acompañaron siempre, pero sin exclusivismos ni fanatismos. Al final de su vida tuvo delante continuamente una imagen de esta Virgen. La novena de la Inmaculada del año 1995 la hicimos leyendo las oraciones recogidas en un libro de su colegio. Fue antes de someterse a un tratamiento de radiaciones en la cabeza y se encontraba bastante delicada. En el mes de mayo de 1996, rezando la salve 5 días antes de morir, repetía bajito al terminar: ‘¡Madre de misericordia, Madre de misericordia!’”, relata su familia.

Le gustaba repetir: “Para las madres y para Dios todos somos hijos únicos”. Había experimentado ese amor exclusivo a cada hijo, y exclusivo de Dios hacia ella. También se consideraba, del mismo modo, hija de la Virgen.

“Mayo era su mes, el de la Virgen, el mes de las flores. Nació el 26, en este mes es su santo, el 6 hizo la primera comunión, le impusieron la medalla de hija de María y también en este mes el Señor quiso llevársela, como una muestra de su amor hacia ella. Cuando se acercaba Mayo, intuí que la Virgen se la llevaría durante este mes junto a sí, como un signo, como un guiño de su amor hacia ella”, concluyen sus hijos.

Juventud y Pureza

Ante el mundo anglosajón el joven latinoamericano con frecuencia se pregunta: ¿Por qué no tener relaciones sexuales siendo solteros? ¿Por qué ellos lo ven tan natural? Y es verdad, lo ven como “natural”, pero en el fondo —si sabemos observar lo captaremos— no son más felices. Hay mucha confusión. La moda no es ni puede ser la suprema regla de conducta. El mal está extendido y es profundo; y es tanto mayor, cuanto con más frecuencia casi no se cree en él. Esos jóvenes creen poder ver todo, probar todo, leer todo, gustar todo, hasta que viene el doloroso desengaño. La vida no es un experimento ni un contrato, es mucho más.

La pureza de corazón determina la profundidad de las demás virtudes de la persona. La pureza es finura de alma, elegancia de espíritu, delicadeza de sentimientos, selección, elite. Es ideal de superación y de engrandecimiento; es la alegría de la tranquilidad de la conciencia. Cuanto más domina el cuerpo sobre el alma, somos tanto más materiales y más parecidos a los animales. El dominio del alma sobre el cuerpo es la pureza de cuerpo y de vida.

El escritor francés, Víctor Hugo, consideraba que el mejor regalo de bodas que los novios pueden hacerse es un cuerpo puro y un corazón recto. “La continencia voluntaria –dice Alexis Carrel- realiza y avalora la vida más que ningún otro esfuerzo moral o físico”.

Hay personas que son vírgenes según la carne mas no según el espíritu, son aquellas que tienen un cuerpo intacto pero tienen el alma corrompida. La pureza como virtud exige un cuerpo limpio y un alma pura.

Todo ser viviente encierra un misterio, una fuerza oculta que escapa a todo lo creado: la fecundidad. La fecundidad tiene unas leyes fijas que no se han de quebrantar. La corriente sensual es algo sagrado, algo que Dios ha puesto para realizar sus planes; algo que merece, por tanto, todo nuestro respeto. Y hay quienes se atreven a profanar la corriente sensual. La corriente sensual ha de ir por el cauce legítimo del matrimonio.

“La impureza es inevitable”, dicen algunos. No hay tal. El ser humano debe permanecer en pie, sin mancharse. Es más, tiene obligación de ser puro. Mientras el ser humano —hombre o mujer— viva sobre la tierra, será objeto de tentación; pero no por eso se ve obligado a caer. Tener tentaciones no es ningún mal, el mal está en caer en ellas. Muchas veces un mal amigo o la imaginación presentan lo vedado como cosa agradable. La voluntad decide si acepta lo prohibido o no. ¿Quieres ser puro? Huye del peligro.

No existe una vida sin tormentas. Las pasiones personales y ajenas, el ambiente, las disco, los impulsos del corazón, levantan tempestades. La vida es lucha, y vale la pena salvaguardar el tesoro de la pureza, y guardarla para lo que será el amor de nuestra vida.

Cree el pecador que, una vez cometido el pecado, todo ha terminado; y no es así. El acto culpable ha finalizado, pero sus consecuencias permanecen. Nuestros centros nerviosos son como una placa impresionable que guarda una huella. Por eso, una determinada persona puede suponer un peligro y otras no.

Algunos jóvenes se quejan de que no tienen fuerzas para superar la impureza. ¿Cómo han de tenerlas si no se alimentan?  La oración —la intimidad con Dios— y los sacramentos son el alimento del alma. Augusto Retté, convertido tras una vida de incredulidad decía: “Sólo con la idea de acercarme al confesor más próximo, me sentía presa de un verdadero pánico… Pero hecha la confesión, iba por la calle lleno de alegría. Yo me decía: ¡Estoy perdonado, estoy perdonado! ¡Qué felicidad!”. Tan pronto te veas caído, levántate, toma mayores precauciones. No todo está perdido, todo se puede solucionar con el arrepentimiento sincero.

Hay que tomar en cuenta que, así como los hijos heredan de sus padres la fisonomía física y una mayor o menor propensión a determinadas enfermedades, de manera parecida heredan de ellos su fisonomía moral, y una mayor o menor propensión a determinadas enfermedades morales. Las leyes de la herencia desconciertan a los investigadores, y a nosotros nos puede ayudar a conocer a las personas.

Ante la propuesta de vivir radicalmente la pureza alguno dirá:

—Eso era antes.

—¡También ahora! Muchos jóvenes viven la pureza y tienen convicciones de que la mejor opción para los solteros es la abstinencia, para decir que sí al amor de modo total, sin componendas.

San Agustín dice que “con el Espíritu Santo el placer consiste en no pecar, y esto es la libertad; sin el Espíritu, el placer consiste en pecar, y ésta es la esclavitud” (El Espíritu y la letra 16,28).