El infierno es una realidad de la cual hablan de forma expresa y notoria las Sagradas Escrituras y expresada como dogma de fe por la Iglesia. Imagen: detalle de «El infierno» de Peeter Huys (1570), Museo del Prado.
Me contaron hace unos días de una discusión entre uno de esos afectados de buenismo (es decir, de esos que creen que Dios nos ama tanto que no puede castigarnos, y que por eso, hagamos lo que hagamos, nos vamos al cielo directamente, pues el infierno o está vacío o no existe, lo mismo que el purgatorio) y un católico ortodoxo, quien en defensa de sus ideas le hizo esta pregunta: “Entonces, ¿tú crees que Hitler, después de suicidarse, se fue directamente al cielo?”.
Los católicos, para casos como éste, contamos con un libro, el Catecismo de la Iglesia Católica (CEC), que contiene lo que la Iglesia piensa oficialmente sobre estos temas, y por tanto para nosotros es de enorme interés si queremos ser fieles católicos. Y nos dice sobre este punto: “El Nuevo Testamento… también asegura reiteradamente la existencia de la retribución inmediata después de la muerte de cada uno como consecuencia de sus obras y de su fe” (nº 1021), retribución que puede ser de salvación (“bien a través de una purificación, bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del cielo”, nº 1022), o de condenación (“para condenarse inmediatamente para siempre», nº 1022).
Nuestra fe nos enseña que Dios se hizo hombre para salvarnos y abrirnos las puertas del Cielo. El Catecismo nos enseña que “los que mueren en la gracia y la amistad de Dios y están perfectamente purificados viven para siempre con Cristo” (nº 1023), siendo “el cielo el fin último y la realización de las aspiraciones más profundas del hombre, el estado supremo y definitivo de dicha” (nº 1024), allí donde se consigue realizar la aspiración más profunda del ser humano, el ser feliz siempre.
¿Pero qué sucede con aquéllos que mueren en gracia de Dios pero sin estar perfectamente purificados? Éstos, “aunque están seguros de su eterna salvación, sufren después de su muerte una purificación, a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en la alegría del cielo” (nº 1030). La Iglesia llama purgatorio a esta purificación de la que nos hablan especialmente los Concilios de Florencia (DS 1304, D 693) y Trento (DS 1580 y 1820; D 840 y 983). Nuestra separación con estos difuntos no es totalmente radical, porque, como leemos en el segundo libro de los Macabeos, “obra santa y piadosa es orar por los muertos” (2 Mac 12,46) y “desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico, para que una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios. La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los difuntos” (nº 1032).
Y sobre el infierno, “morir en pecado mortal sin estar arrepentido ni acoger el amor misericordioso de Dios significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección” (nº 1033). “La enseñanza de la Iglesia afirma la existencia del infierno y su eternidad. Las almas de los que mueren en estado de pecado mortal descienden a los infiernos inmediatamente después de la muerte y allí sufren las penas del infierno, ‘el fuego eterno’. La pena principal del infierno consiste en la separación eterna de Dios” (nº 1035).
Dios “no quiere que nadie perezca, sino que todos lleguen a la conversión” (2 Pe 3,9). Pero la suerte del hombre no se decide solamente por nuestra actitud de fe o incredulidad con Dios, sino también en nuestra actitud ante nuestro prójimo, criatura e imagen de Dios, y aquí la Historia está llena de crímenes horribles y grandes maldades que van endureciendo a algunos hasta llevarles a un rechazo total de Dios. En el episodio de San Mateo sobre el Juicio Final (cf. Mt 25,31-46) encontramos el porqué unos irán al castigo eterno y otros a la vida eterna feliz. Pero no nos olvidemos que “aunque de Dios nadie se burla” (Gál 6,7), Él nos ama, quiere nuestra salvación, y por ello lo específico del cristiano es la esperanza, ya que “ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación” (2 Cor 6,2).
El funeral de Teresita Castillo fue presidido por el vicario de la Vicaría VIII de Madrid, Ángel Camino.
Este pasado sábado 27 de marzo celebramos llenos de un gozo y de una esperanza sobrenatural el funeral de Teresita Castillo de Diego, la niña que falleció hace tres semanas en el Hospital de la Paz de Madrid a causa de un tumor en la cabeza con sólo diez años de edad.
Teresita es sobrina y ahijada de Marta de Diego Alió, mujer de mi hermano y prima de los seis hijos de mi hermano y de mi cuñada, con los que tuvo una intensa y profunda relación. Doy gracias a Dios por haberme permitido conocerla, por haber podido compartir con ella tantos momentos en la familia de mi hermano, por haber sido testigo de su ingenuo y profundo amor a Jesús, de su simpatía y de su alegría desbordantes, por haberme permitido estar particularmente cerca de ellos, aun cuando por las restricciones impuestas por el covid-19 no pude entrar durante este último tiempo en la UCI para verla, rezar con ella y darle mi último adiós, y por haber podido acompañarla a ella y a su familia el día de su muerte y de su entierro, y durante la semana posterior a su fallecimiento, habiendo podido vivir con los padres de Teresita, con su abuela Teresa, con sus tíos Marta y Carlos y con mis sobrinos, en los ratos libres de mi parroquia, acompañarles recordar con ellos tantos momentos significativos de su vida, escribirlos y ponerlos por orden.
¡Un Vicario Episcopal, 10 sacerdotes concelebrando y 500 fieles!
Al funeral, que se celebró en la Parroquia del Corpus Christi de Las Rozas de Madrid, asistieron 10 sacerdotes, a pesar de ser víspera del Domingo de Ramos y de que muchos sacerdotes tienes celebraciones por la tarde en sus comunidades. Fue presidida por el Vicario Episcopal de la VIII Vicaría de Madrid, el P. Ángel Camino, que conoció a Teresita en el hospital el día de la Virgen de Lourdes, constituyéndola allí mismo misionera. A la celebración asistieron unos 500 participantes, entre ellos muchos niños, repartidos en el enorme templo y en su atrio exterior, desde donde muchos tuvieron que seguir la celebración. Otros muchos se unieron también a ella por internet.
A pesar del enorme dolor que ha supuesto en primer lugar para los padres y para la familia directa de Teresita, y en segundo lugar para los amigos más cercanos de ella, la celebración estuvo envuelta en una asombrosa alegría de cielo.
El canto durante la celebración fue interpretado por los niños de laEscolanía de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, quienes con sus preciosas voces crearon una profunda atmósfera de recogimiento, de oración y de alabanza, ayudándonos a vivir un intenso momento sobrenatural.
Tres enseñanzas del padre Santiago Cantera sobre Teresita
En su introducción a la celebración el P. Santiago Cantera, prior de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos señaló varias enseñanzas que nos ha dejado Teresita. Estas fueron sus palabras:
“La Iglesia se reúne para rezar por las almas de los difuntos, para encomendarlas a la Misericordia Divina y pedir que gocen en el cielo. Y con esa esperanza nos reunimos nosotros en este día de hoy.
Y recordamos a los niños, ya que hay tantos aquí presentes […] por qué ha sucedido esto con Teresita, una niña de diez años, por qué se la lleva al cielo nos puede costar entenderlo.
Pues Dios a través de Teresita nos puede hablar de varias enseñanzas que podemos aprender:
La primera que busquemos a Dios por encima de todo. Nos enseña lo que es el centro y el fin de nuestra vida: amar a Jesús, llevar a los niños a Jesús, llevar las almas a Jesús, como ella dijo.
Lo segundo es saber valorar las cosas, que mucho más que una play, que mucho más que un móvil, que mucho más que ganar dinero para tener cosas, lo que importa de verdad es amar a Jesús y ganar el cielo.
Y lo tercero, esto nos lo enseña a los mayores, pero también a los niños, saber valorar el tiempo. Con sólo diez años se puede ganar el cielo. Y nosotros muchas veces estamos pensando: ‘Bueno, para mañana, para pasado, lo vamos dejando, voy dejando el confesarme, voy dejando el ponerme a bien con Dios, voy dejando el ocuparme de las cosas de la religión, de la piedad’. Y Dios nos ha enseñado qué importante es aprovechar bien el tiempo para ser buenos cristianos, amar a Jesús y llegar al cielo.
Hoy nos unimos, por tanto todos en oración para pedir que Teresita goce de la contemplación de Jesús, confiamos en que ya lo está haciendo y que así también ella nos alcance de Dios todas las gracias que necesitamos”.
El Vicario Episcopal, el P. Ángel Camino, se maravilló de la asamblea de fieles que se había congregado para rezar por y con Teresita.
Nos anunció que por la noche le escribiría al Papa para comunicarle el espectáculo que estaba contemplando, como anteriormente le comunicó su encuentro con Teresita en el hospital.
Un funeral de gloria dirigido especialmente a los niños
Entre los fieles congregados había un numeroso número de niños, muchos de ellos compañeros de clase y del colegio Veracruz, de Galapagar, de Teresita, amigos de ella y de la familia, y otros muchos que la habían conocido durante los días de su último ingreso en el hospital, habían rezado por ella, o la habían conocido después de su partida al cielo a través de las noticias que se extendieron como la pólvora sobre ella.
Siguiendo la petición que le había hecho la familia de Teresita, durante la celebración el Vicario se dirigió muy especialmente a los niños, y particularmente durante su predicación.
El Papa Francisco se hizo presente
Al comienzo de su predicación nos informó de que la historia de su encuentro con ella se la había escrito al Papa y que éste contestó muy rápido.
Entonces, el P. Ángel leyó a la asamblea la carta del 17 de marzo que le envió a él el Papa, a través de la Secretaría de Estado.
En ella, el Santo Padre hacía llegar a sus padres, Eduardo y Teresa, su cercanía, asegurándoles su oración y animándoles a “afrontar la vida con esperanza cristiana, sostenida por la fe en Dios y el amor de la Madre Iglesia”. Les pedía su oración y por su servicio al santo Pueblo de Dios, y al tiempo que los confiaba al amparo maternal de la Virgen María, les impartía a ellos, a la familia, y a sus seres queridos, su bendición apostólica.
El mensaje del cardenal de Madrid
Después puso el mensaje de voz que el Cardenal de Madrid, Don Carlos Osoro, envió a la familia y a todos los presentes. Entre sus palabras el Cardenal dijo:
“Para mí es una alegría enorme haber podido bendecir a Teresita un día que estaba con sus padres, y después recordarla, como tú me lo has hecho ver, en el momento en que ella le dice a su mamá que lo único que quiere es ser misionera. Yo doy gracias a Dios por este momento y porque a través de una niña nos llegan esos mensajes especiales para la vida de los adultos. Ponerse en manos de Dios es lo más fácil y al mismo tiempo lo que a veces nos cuesta más. Y ver como una niña que tendría un futuro tremendo por andar, se pone en manos de Dios y además le dice a Dios que quiere ser misionera de Él, anunciadora de la presencia de Dios entre los hombres, es una maravilla.
Yo doy gracias a Dios por haberla bendecido un día, por haber escuchado de sus labios su actitud de querer anunciar a Jesucristo, y doy gracias a Dios, y a vosotros sus padres, por haberla educado de esta manera.
Que el Señor os bendiga.
Le pedimos al Señor que ella también interceda por nosotros en este momento que nos toca vivir, para ser anunciadores valientes del Evangelio de Jesucristo”.
Terminó también el Cardenal enviando su bendición a todos los presentes, y especialmente a los padres de Teresita.
En su homilía, el P. Ángel volvió a relatar conmovidosu encuentro con Teresita en el hospital el día de la Jornada Mundial del enfermo, festividad de la Virgen de Lourdes.
Insistió que él nos iba a contar la historia de un día con Teresita, “una historia que ha dado la vuelta al mundo”. Nos contó cómo el jueves anterior al funeral, sólo en media hora, le llamaron desde Indonesia, Filipinas, Costa de Marfil y Uruguay y como uno de los portales donde él contó su historia con Teresita había tenido 28.700 visitas.
Indicóque quienes tenían que contar la historia de diez años de Teresita eran sus padres.
Con voz entrecortada recordó el momento en que vio a su madre junto a su hija, una escena, como dijo el mismo Vicario, que “me impactó muchísimo, con una sonrisa y una serenidad impresionante”. Y continuó diciendo: “¿Vosotros habéis visto alguna imagen de la Virgen María al pie de la cruz medio desesperada? […] Yo no he visto ninguna. Así estaba esta mujer al lado de su hija”. Y nos relató cómo cuando le iba a administrar el sacramento de la Unción de enfermos a Teresita, su cabecita lógicamente estaba vendada, pero “el rostro de la cara brillaba como el sol, brillaba muchísimo”. En ese momento Teresita llena de alegría le dijo: “Ya sé a qué vienes, a traerme a Jesús, también el Espíritu Santo con la Unción”. Teresita “lo sabía todo”, continuó el P. Ángel.
“¡Yo quiero ser misionera!”
Continuó contándonos cómo entabló un diálogo sencillo con ella, y como su mamá en el momento en que se interrumpió el diálogo, invitó a Teresita a que le dijera lo que ella quería ser. Haciendo silencio y cogiendo fuerzas para saber lo que le iba a decir, Teresita le dijo: “¡Yo quiero ser misionera!”.
Y cómo en ese momento la constituyó misionera. Le explicó que tenía una reunión y que en cuanto terminara se iría al despacho y le haría el nombramiento como misionera, que llamó por teléfono a su secretaria, dando las indicaciones de lo que había que poner: “Yo, Ángel Camino Lamelas, Vicario Episcopal de la Archidiócesis de Madrid, constituyo a Teresa Castillo de Diego misionera”, y a continuación las palabras que ella le había dicho: que pedía para que muchos niños y niñas conocieran a Jesús.
Cuando llegó a su despacho buscó la mejor cruz de misionera. Siguió relatándonos cómo por la tarde volvió al Hospital de la paz a llevarle la cruz y el pergamino con su nombramiento de misionera. Teresita le dice a su madre: “Mamá, léemelo”. Su madre se lo lee. “Se viene abajo -relata el Vicario-, pero se sostiene, aguanta todo el escrito y le entregamos la cruz”. Teresita le dice: “Mamá, pónmela en la barra, para que yo vea la cruz siempre. Y mañana, que esta cruz vaya al quirófano”. Y a continuación le dice Teresita: “Padre Ángel, ¿entonces yo soy misionera de verdad?”Él le contestó: “Tú eres misionera de verdad”. Y con estas palabras el P. Ángel se despidió de ella, porque ya no pudo volverla a ver.
Historia de unos padres al pie de la cruz de su hija
Señaló que esta era la historia de un día que él había contado en todas las televisiones, radios y revistas que le habían entrevistado, pero que a quien había que entrevistar era a los padres, porque la historia de ellos es la historia de años con Teresita, al pie de la cruz de su hija. “Ahí no se puede perder nada”, nos dijo el P. Ángel, dándonos a entender que la historia de Teresita era un tesoro para la Iglesia que no podíamos dejar perder.
Recordó especialmente a los niños, pero también a todos cómo “detrás de Teresita hay un papá y una mamá, sino es imposible”.
Una historia que está dando la vuelta al mundo
Nos contó cómo había escrito la historia de Teresita a los 216 sacerdotes que tiene su Vicaria VIII, cómo esa carta estaba en las redes sociales y cómo a partir de ahí está dando la vuelta al mundo.
“Ha sido un milagrito. ¿Quién lo ha hecho? Teresita”. También nos contó que inmediatamente se lo contó a su Cardenal Arzobispo y que escribió al Papa. Y continuó: “Estamos diciendo que la Iglesia sea misionera, que la Iglesia sea misionera, y nadie nos hace caso, nadie nos escucha. Lo dice Teresita, y es el anuncio mundial:‘Yo quiero ser misionera’. Ha sido el testimonio, ha sido su vida”.
Teresita está en el Paraíso
Después de contar su historia con Teresita, el Vicario continuó su homilía indicando a los niños y a todos los presentes que Teresita estaba en el Paraíso, e hizo una descripción de él, siguiendo la enseñanza de Jesús sobre el Paraíso: lugar que Jesús está preparando para nosotros, lugar en el que Teresita está ya; lugar de inmensa alegría, en donde Teresita está contemplando la belleza infinita de Dios. Recordó a los presentes que “en el Paraíso Teresita va a ver todas las cosas buenas que ha hecho”, según las palabras de Jesús: “Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber…”.
“Ella quiso ser misionera, […] y le dirá: gracias a ese dinero que enviaste se construyó esa casa y aquella otra, y aquel hospital, esas oraciones que tú hiciste están ahí…”. Recordó que en el Paraíso cambiarán las relaciones entre nosotros. Ya no habrá posibilidad de pecar, sólo habrá amor, por lo que estaremos siempre al lado de nuestros amigos, de los que están ya en el cielo: “Teresita estará contentísima de ver a tantos niños”. “Ella me lo dijo a mí –dijo el P. Ángel-: rezo para que muchos niños conozcan a Jesús”.
Contó la visión que tuvo un día Santa María Magdalena de Pazzi al levantar los ojos al cielo: danzas, bailes, cantos, músicas, visiones magníficas, y todo ello con sus hermanas que estaban a su alrededor en una sala grande, y ella en medio bailando. La danza duró dos horas. Ella parecía un ángel porque imitaba al instante lo que veía hacer al ángel en el Paraíso. Así está Teresita en el Paraíso, bailando un baile distinto con los ángeles. Y para finalizar su idea dijo: “Nosotros estamos contentísimos porque si alguien ha amado ha sido Teresita”.
Agradeció a los padres de Teresita el testimonio que estaban dando, y les invitó seguir haciéndolo diciendo: “Una vida de estas no se improvisa”.
Finalizó compartiendo con todos las palabras de Teresita el día de su primera comunión: “Sentí que Dios me quería, y me amaba, y que me invitaba al cielo. Esto es lo que sentí al recibir mi primera comunión”.
“Habéis sido instrumentos fieles de Dios”
Tras la comunión, D. Fernando Rey, párroco de la parroquia de Nuestra Señora de los Arroyos, en El Escorial, y por tanto de la familia Castillo de Diego, les dirigió las siguientes palabras:
“Queridos Eduardo y Teresa, lo mismo que os he dicho en privado os lo digo aquí ante Dios y de toda esta asamblea. En medio del inmenso dolor que supone perder de vista a una hija con diez años, estad muy contentos, estad muy satisfechos. Habéis sido instrumentos fieles de Dios para cumplir su designio sobre esta niña, designio que solamente hemos conocido después que ha cruzado la puerta.
La trajisteis de muy lejos. Dios quería a esta niña en el cielo y vosotros la trajisteis de muy lejos. La disteis a luz a la fe por el bautismo, la criasteis para Dios, porque vosotros fuisteis quienes le presentasteis a Jesús. Y la habéis dado a luz para el cielo entre grandes dolores.
Pero lo que habéis presenciado no ha sido una muerte, que lo que para el mundo son desgracias, interviene Dios y son gracias. Lo que habéis presenciado no ha sido una muerte, ha sido un alumbramiento, un alumbramiento muy doloroso, pero un alumbramiento que os ha hecho verdaderos padres de Teresita, con esa paternidad que se prolongará eternamente en el cielo.
Por eso estad satisfechos y dadle gracias a Dios, que ha querido servirse de vosotros para esta obra tan grande. Que Dios os bendiga”.
Tened a Teresita como protectora
El Vicario, nos invitó a niños y mayores a tener a Teresita como protectora, para que nos ayude a ser mejores personas y así un día fuéramos al paraíso del que nos había hablado en la homilía.
Y nos invitó a todos pedir que de entre todos los niños que estaban presentes, salieran sacerdotes, religiosos y religiosas, misioneros y misioneras, lanzando una pregunta: “¿Quién va a ocupar el lugar de Teresita, que ha dicho que quería ser misionera?”
Palabras del padre de Teresita:
Eduardo, el padre de Teresita, dio gracias a Dios, también a la Iglesia y a tantos amigos por su cercanía, su apoyo humano y su oración: “Quiero dar gracias a Dios porque ‘el Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres’. Gracias a la madre Iglesia que se ha comportado con nosotros como una verdadera Madre. Hemos sentido el cariño de nuestro párroco, de nuestro Cardenal, de nuestro Vicario Episcopal, de tantos sacerdotes que han rezado por nosotros, y de todos vosotros que no sólo habéis rezado”
Citó unas palabras Mons. D. Francisco Pérez González, Presidente de la Comisión de la Conferencia Episcopal Española para las Misiones:
“Qué gran don hemos tenido con Teresita y qué orgullo tenemos de que Teresita sea una misionera de gala”.
Compartió con nosotros lo que le han conmovido estos días las lágrimas de los niños, de los amigos de Teresita, de su prima Clara, de alguna amiga del colegio, compañera de sus inquietudes misioneras, unas flores y algún dibujo dejado en su tumba. Una carmelita descalza, la Madre María Elena de la Santa Cruz c.d., que conoció el testimonio de Teresita y que les escribió diciéndoles:
“Dios nos ha hablado a través de Teresita. En ella se ha repetido el milagro de la ternura de un padre que sostiene a su pequeña en la cruz para poder salvar a multitud de hijos perdidos. Este gran testigo del amor de Jesús nos ha abierto la puerta de la esperanza para reencontrarnos con el Corazón de Jesús. Nos encomendamos a Teresita para que ella nos alcance muchas gracias del cielo”.
Terminó haciendo una confidencia de Teresita. Cuando antes de ser ingresada en el hospital, después de salir de una convalecencia, de un hematoma que le hinchó el cerebro, del que después se recuperó bien, le decía: “Papá yo quiero ser misionera y llevar la alegría de Jesús al mundo entero”. Lo decía con una gran convicción y fuerza. Quería llevar el amor de Jesús a todos, especialmente a los niños, para que todos fueran al cielo y fueran “felices para siempre, siempre”.
Quien tenga algún recuerdo de Teresita, quiera recibir noticias de ella, enviar lo que le ha supuesto su entrega misionera o favores recibidos de ella, escriba a: teresitacastillomisionera@gmail.com.
Hernán Alonso, con su mujer y sus ocho hijos / Miguel Villlar – La Voz de Galicia
Hernán Alonso y Marta Fuente son un matrimonio con ocho hijos que durante los últimos años ha anunciado el Evangelio por distintos países como familia misionera del Camino Neocatecumenal. Pero en su ciudad de origen, Orense, el coronavirus irrumpió con fuerza en esta enorme familia, atacando gravemente al padre de familia.
Ha estado a punto de morir. A sus 48 años, Hernán ha pasado más de 45 días hospitalizado, la mayoría de ellos sedado e intubado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Orense. Acaba de ser dado de alta y por fin se ha podido reencontrar con su mujer y sus ocho hijos, por lo que su testimonio ha sido recogido por La Voz de Galicia.
Amalia, Camino, Rebeca, Águeda, Clara, Mateo, Catalina y Renata estaban ansiosos de reencontrarse con su padre. Especialmente Renata, la pequeña de la casa con 4 años, que tiene autismo y fue la única que no se contagió de coronavirus cuando toda la familia cayó enferma en febrero.
“Se alegró tantísimo de verme y me abrazó tan fuerte… ha sido muy bonito regresar junto a ellos”, afirma Hernán sobre su hija pequeña. Lo primero que hizo al regresar a su casa del hospital fue bañarla: “Llevaba días sin querer meterse en el agua, así que le pregunté si quería que la duchase yo y al instante dijo que sí con la cabeza”.
“Nos hemos sentido muy acompañados y aunque ha habido momentos de pasarlo mal, en general nos hemos agarrado a la fe. Creemos que nada pasa por casualidad y nuestra fuerza estaba en el Señor”, señala Marta.
Por su parte Hernán admite que “después de ellos, lo que más me ha faltado es nuestra comunidad. Tengo muchísimas ganas de encontrarme con los hermanos y agradecerles personalmente todo lo que han rezado y hecho por mí y por nosotros”.
De hecho, este orensano y misionero reconoce que en los momentos más UCI no era capaz ni de pronunciar un Padre Nuestro. “Me mandaban grabaciones con las oraciones y yo me las ponía. Me reconfortaban”, confiesa.
Las oraciones no sólo provenían de su familia y su comunidad neocatecumenal de Orense sino que numerosas personas desde otros lugares como Coruña, Madrid, Castellón y hasta Brasil se unieron en cadena en oración por su recuperación.
Marta también explica que están “muy contentos de tenerlo de nuevo aquí, ahora mismo se nos agolpan un montón de emociones en el pecho”
A ella le ha tocado estar al frente de la casa, cuidando de los 8 niños, y los primeros quince días en una nueva cuarentena porque todos, menos Renata, eran positivos: “Si me lo llegan a decir antes, que vamos a estar confinados otra vez y en esta ocasión con mi marido en la UCI, habría contestado que no puede ser, que es imposible. Sin embargo mira, aquí estamos”
“Desde familiares a miembros de la comunidad, pero también vecinos que conocían nuestra situación, nos timbraban para preocuparse. Incluso los niños, hasta los más pequeños, se portaron de maravilla”, añade la madre de esta gran familia.
Divorcio, aborto, educación, ideología de género, eutanasia… Sucesivas leyes que han ido asestando golpes letales a la ley natural hasta desfigurar todo orden social posible. Foto: Congreso de los Diputados español.
Los gobiernos y los estados a los que representan pueden apartarse, en mayor o menor medida, de lo que conocemos como estado de derecho, de los pactos de Naciones Unidas sobre los derechos humanos, pero hay países que, cumpliendo formalmente con todo ello, o al menos con una interpretación de todo ello, rompen con la ley natural, con el orden natural de las cosas.
Uno de estos estados es España, y con la aprobación de una de las peores versiones de un tipo de ley ya de por sí mala, la que legaliza la eutanasia, se convierte en uno de los más destacados porque despliega un sistema total de ruptura con ella.
Lo hace con el aborto, que de mal menor ha pasado a convertirse en derecho de la mujer y a negar toda existencia al ser humano engendrado, lo cual es una brutalidad de dimensión histórica y una irracionalidad extrema. Lo hace con la eutanasia asumiendo el poder de determinar qué ciudadanos pueden someterse al homicidio a petición, y determinando que hay vidas que son tan indignas de ser vividas que debe acabarse con ellas, ignorando, que no es la vida lo indigno, sino el sufrimiento que la aqueja, y es a este al que hay que someter.
En pleno siglo XXI, cuando el transhumanismo promete maravillas, la única solución que da este estado es matar, la misma que se le da desde hace siglos a un perro o a un caballo. ¿Y a eso le llaman progreso? El estado te da a elegir entre morir sufriendo, porque se niega a una ley integral de cuidados paliativos, o que un médico te mata. ¿Puedes elegir entre morir o sufrir? ¿Qué cruel cinismo presenta tal barrabasada como un derecho, una libertad de elegir?
Pero antes ya han derruido con sus leyes el matrimonio, una institución de derecho natural, han extendido su destrucción con las leyes de la perspectiva de género y las identidades LGBTI+, la liquidación progresiva de la patria potestad y el derecho a la educación de nuestros hijos. Han convertido a los embriones humanos en material de laboratorio y han aceptado los vientres de alquiler.
Esta destrucción sistemática de la ley natural significa la destrucción de la naturaleza del ser mismo, por algo es una ley inscrita en el corazón del hombre (Rom 4, 14-15). Como estableció Benedicto XVI en el congreso sobre la ley moral natural el 12 febrero de 2007: “De ella brotan los demás principios más particulares, que regulan el juicio ético sobre los derechos y los deberes de cada uno… La ley natural es, en definitiva, el único baluarte válido contra la arbitrariedad del poder o los engaños de la manipulación ideológica”.
Y esa es la amenaza, porque de la misma manera que el aborto ha pasado de mal menor a derecho, y el divorcio de ser un daño necesario para salvar el matrimonio a menospreciar el vínculo matrimonial, el poder librado a la suerte de un puñado de votos además puede consagrar todas las barbaridades que el entorno europeo asuma.
Ratzinger afirmó en 1992 en la Academia de Ciencias Morales y Políticas de París que “sin convicciones morales comunes las instituciones no pueden durar ni surtir efecto”. Y eso es lo que ya estamos viendo, la crisis de todas las instituciones del Estado. Es la anomia que viene.
Si la ley natural existe, y es así por la obvia razón de que sin ella no existirá un orden humano, tanta ruptura tendrá un grave coste para España y para quienes viven en ella, hasta que no consigamos enmendar tanto mal y tanto daño.
Poca teología, pero, asombrosamente, ni es grosero ni hostil ni ideológico
hico malote conoce hija de catequista jefe… El campamento de mi vida, musical en Netflix
Esta Semana Santa ya hay mucha gente planteándose los campamentos veraniegos de catequesis o de oración para sus hijos, niños o adolescentes. El verano de 2020, por la pandemia, estuvo lleno de limitaciones e incertidumbres, pero para el de 2021 parece que con precauciones y cuidados es posible organizar encuentros con chavales.
LifeTeen España, por ejemplo, ya ha anunciado dos campamentos (adolescentes más jóvenes o más mayores) para la segunda mitad de julio, al estilo «americano».
¿Y cuál es «el estilo americano»? Una buena forma de venderlo es aprovechar el nuevo musical estrenado en Netflix «A Week Away»,en español El campamento de mi vida, la historia de un adolescente conflictivo que llega a un campamento veraniego de jóvenes cristianos en los 90 (antes de la plaga del smartphone).
Campamentos divertidos y amistad
Todos los críticos coinciden en que no es una maravilla a la hora de presentar la doctrina cristiana (hay poca, más allá de decir que Dios nos ama y tiene un plan para cada uno), pero es una película familiar agradable, no enseña herejías, no hay sexo ni desnudos, no hay ideología de género y los cristianos y sus campamentos veraniegos aparecen como algo muy divertido y bien organizado.
Allí hay competiciones de paintball, saltos hinchables, tirar de la cuerda en el barro, equipos y amistades y romances sinceros y limpios (por ejemplo, el chico malote con la hija del catequista jefe).
Durante 97 minutos, la historia de dos romances y la conciencia de necesitar ser transformados para sanar las heridas ocultas se entrelazan con numerosas canciones y bailes coreografiados con total profesionalidad y una luminosidad al aire libre que todos apreciamos tras más de un año de pandemias y confinamientos.
En Ángelus News, el digital de la diócesis católica de Los Ángeles, aprecian que los personajes tienen las dudas y problemas más comunes y reales de cualquier adolescente, incluyendo el escepticismo ante la fe. No hay personajes almibarados ni fanatizados ni rollos LGTB como en la española La llamada de 2017 (una de monjas y jóvenes de campamento, nada recomendable para menores), y es mucho más espectacular. Además, los personajes van siempre suficientemente vestidos y sus bromas y chistes no son groseros y vulgares.
Adultos que dan ejemplo y buena música
Otros críticos señalan que en nuestra época llena de películas de adultos bobos, que no se enteran, con adolescentes «listos» que cambian las reglas (por ejemplo, en tantas películas modernas de dibujos de Disney), es reconfortante que todos los adultos de la película sean protectores y sabios, no caricaturas.
Hay que tener en cuenta también que muchos de los temas musicales son grandes clásicos de la música cristiana joven estadounidense de los años 90, que los espectadores cristianos del país verán con nostalgia: obras de Amy Grant, Michael W. Smith, Rich Mullins y Steven Curtis Chapman. Hay también temas originales de Adam Watts.
En evangelicos.com explican que «la idea de la película surgió de Alan Powell, un cantante y actor cristiano, que co-escribió el guion con Kali Bailey. Se inspiró para escribir el guion después de charlar con su cuñado que dirige un grupo de jóvenes. Inicialmente, iba a ser estrenada en cines, pero Powell dijo que la adquisición de la película por parte de Netflix es un sueño hecho realidad». Y probablemente así llegue a mucha más gente joven, al menos fuera de Estados Unidos.
Hay preguntas «tamaño Job»… pero no las afrontan
En ChristianityToday es interesante el análisis de Megan Fowler, que pasa muchos veranos en campamentos cristianos porque es la actividad pastoral de su marido.
«Para el equipo, un campamento de verano se puede vivir como una gran producción. Requiere energía, y algo de teatro, emocionar a los chavales con actividades que están fuera de su zona de confort. Sin una buena acogida, los recién llegados pueden sentir que les han arrojado a una danza coreografiada que nadie se ha molestado en enseñarles, como le pasa a Will al llegar al Campamento Aweegaway», comenta.
Megan Fowler comenta que la película capta bien casi toda la experiencia de un campamento cristiano, excepto la fe, que en realidad sólo está en la letra de la banda sonora. Se dice, simplemente, que Dios te hizo «especial» y que te ama mucho. Cuando cantan «Dios te hizo como deberías ser», dice Fowler, suena vacío.
Hay preguntas «tamaño Job» sobre el mal, la muerte o desaparición de los padres, heridas graves, pero la película no deja «espacio para las respuestas con sustancia». Hay preguntas serias con respuestas blandas, y así el final feliz parece artificial.
Este musical no va a respondernos las grandes preguntas del bien, el mal, la muerte y Dios, pero nos puede animar a ir a plantearlas en un campamento cristiano de verdad. Ese es un entorno de amistad, juego y oración donde las grandes preguntas deben plantearse, y la Palabra y la Presencia de Dios pueden iluminarlas.
los detalles de santidad en la vida de la pequeña misionera
Su funeral fue este sábado: el padre Álvaro Cárdenas ofrece testimonios sobre la niña
Teresita recibe el sacramento de la Extremaunción de manos del padre Ángel Camino, quien tramitaría con prontitud su nombramiento oficial como misionera.
Este sábado se celebró en la parroquia del Corpus Christi de Las Rozas el funeral por la niña Teresita Castillo de Diego, fallecida el pasado 7 de marzo a los 10 años de edad a consecuencia de un tumor cerebral contra el que luchó durante cinco años.
La vida y muerte santas de la pequeña se conocieron enseguida, en particular por el hecho providencial de que, pocas fechas antes de su muerte, pudiera hacer realidad su deseo de ser misionera, siendo nombrada oficialmente como tal por uno de los vicarios de la archidiócesis de Madrid, el padre Ángel Camino. No se trató solamente de satisfacer una ilusión infantil: había en Teresita una decisión activa de ofrecer sus sufrimientos por las misiones para que muchos niños conozcan a Jesús y sean felices con Él en el cielo.
Éstas son algunas de las frases que repetía Teresita en sus últimos meses, y con las que se consolaba y fortalecía en sus dolores: «¡Estoy enamorada de Jesús!», «¡Me voy al cielo!», «¡Amo mucho a Jesús!», «¡Quiero ser misionera!», «¡Ya soy misionera de verdad!», «¡Quiero llevar a los demás con Jesús!», «¡María, mírame!»
La cartacon la que el padre Camino daba a conocer estos hechos se viralizó pronto y trascendió fuera de España, hasta el punto de que el caso de la niña fue considerado por el padre Juan Esquerda Bifet, formador de misioneros en Roma durante décadas, digno de ser difundido por todo el mundo.
El padre Álvaro Cárdenas, quien la conoció y trató personalmente y ha escrito sobre su muerte «en olor de santidad», nos ha remitido un escrito en el que recoge la vida de la pequeña con multitud de detalles sobre su vida recogidos de testimonios de sus familiares y amigos directos.
¿Cuál es tu secreto, Teresita?
Por Álvaro Cárdenas
El domingo 7 de marzo de 2021, día de las santas mártires Perpetua y Felicidad, la niña de diez años Teresita Castillo de Diego dejaba este mundo, como había anunciado meses antes, para irse al cielo con Jesús. Lo hacía como misionera, ofreciendo los sufrimientos que le provocaba un tumor en la cabeza, con el que había estado luchando desde los cinco años.
En su último ingreso en el hospital los sufrimientos se agravaron. Dos meses antes había dicho: “¡Estoy enamorada de Jesús!” “¡Quiero ser misionera!” Y a su padre: “¡Papá, me voy al cielo!” El día de la Virgen de Lourdes, Jornada Mundial de los enfermos, recibió en el hospital la visita del Vicario Episcopal de la VIII Vicaría de Madrid, el padre Ángel Camino. Él la nombró allí mismo misionera. Teresita expresó su alegría a su padre: “¡Papá, ya soy misionera de verdad!” Fortalecida en su entrega total a Jesús por la salvación de todos, ofreció como misionera sus acervos dolores hasta el final para volar con Jesús al cielo. Su testimonio está corriendo como la pólvora por el mundo entero.
¿Quién es Teresita? ¿Qué puede tener de extraordinaria una vida tan corta? ¿Cuál ha sido el secreto de su alegría y de su entrega como misionera a Jesús por los demás? ¿Cuál es la razón de su asombrosa alegría y del atractivo que está provocando por todo el mundo?
Pequeña y simpática niña rusa adoptada por Eduardo Catillo y Teresa de Diego
Nació en Rusia el 11 de agosto de 2010, día de Santa Clara. En abril de 2014, con tres años y medio, viene a España con sus nuevos padres, Eduardo Castillo y Teresa de Diego.
Hecha hija de Dios e incorporada a la Iglesia
Una vez en España, Teresita recibe el don del bautismo en su parroquia de Nuestra Señora de Los Arroyos, en El Escorial (Madrid), el 2 de agosto de 2014, festividad de nuestra Señora de los Ángeles. Tenía cuatro años. Recibió el nombre de María Teresa de los Ángeles. Su bautismo será el comienzo de su corta pero fecunda vida terrena unida a la Virgen y a Jesús.
Ese día recibió por primera vez al Espíritu Santo y el cielo comenzó a habitar en su pequeño corazón de niña. Ese mismo día recibió también el escapulario de la Virgen del Carmen. Desde entonces la Virgen la acogerá bajo su particular protección, la guardará su manto y la conducirá a su Hijo.
Descubriendo a Dios y abriéndose al significado de la vida en la Iglesia doméstica de su familia y en su colegio
Como Jesús, Teresita “fue creciendo en edad, sabiduría y gracia ante Dios y los hombres” (Lc 2, 52). Lo hace en el seno de un hogar con profundas raíces cristianas. A través de la oración en familia, de su participación con su madre en la misa diaria, y de la vida de fe y de amor a Dios de sus padres, de sus abuelos, de sus tíos y de sus primos, Teresita descubre a Jesús.
La entrega alegre de las monjitas de su colegio de Veracruz colabora en su crecimiento en la fe. También conoce la vida de los santos. Se maravilla con Santa Perpetua, joven mártir de unos veinte años y madre de un niño de pecho, que en el año 203, en la ciudad de Cartago, junto a su sierva Felicidad, se negó a apostatar de Cristo, afrontando el martirio por no separarse de Él ni perder su salvación. ¡Jesús vino a buscarla para llevársela con Él el domingo 7 de marzo, día de santa Perpetua y Felicidad!
Luchando desde los cinco años con un tumor en el cerebro: cinco años de camino hacia la cruz
En noviembre de 2015, a la edad de cinco años y medio, le descubren un tumor en la cabeza. Comienzan para ella cinco años de pruebas, biopsias, intervenciones quirúrgicas, quimioterapia, tratamiento de protones, todo esto llevado con alegría, y las once operaciones de su cabeza en sus últimas seis semanas de vida. En diciembre de 2021 empeora. Es ingresada en el hospital en enero. No saldrá de él más que para ir al cielo con Jesús, como había soñado.
Niña que gozaba de su familia
En medio de ese calvario para un niño, Teresita amaba intensamente a su familia, a sus padres, abuelos, tíos y primos. Gozaba con ellos. Tuvo una relación particularmente intensa con su tía materna y madrina suya Marta, y con sus seis primos. Cada vez que cualquier miembro de la familia visitaba su casa, se llenaba de alegría y salía corriendo a recibirlos. Disfrutaba con todos y con cualquier plan. Estaba siempre atenta y disponible para ayudar, tomando muchas veces la iniciativa.
Una niña muy normal
Le encantaba ir al parque, montar a caballo, nadar en la piscina y bañarse en la playa en verano. También jugar con sus amigos, y muy especialmente con sus primos. Entre sus películas favoritas estaban Marcelino pan y vino y Las apariciones de Fátima y los dibujos de Santas Perpetua y Felicidad y Santa Teresa de Calcuta. También le encantaban Pocoyó, Heidi, Masha y el oso y La patrulla canina.
Le encantaba llamar por teléfono a su familia y enviar mensajes para felicitarles en sus cumpleaños y en sus santos, para saludarles, contarles lo que había hecho y preguntarles cómo estaban. Siempre terminaba enviando dos sonoros besos.
Simpática, sociable, jovial, alegre, vehemente, decidida y atenta a cada uno
Teresita siempre ha sido una niña muy alegre, cariñosa, simpática, muy sociable y atenta a los demás. Se entregaba intensamente a todo, viviéndolo con gran pasión. Cuando uno estaba con ella no parecía que estuviera enferma. Le encantaba contar a todos chistes divertidos. Hacía sentirse importante y única en el mundo a cualquier persona. Saludaba siempre a la gente con la que se encontraba, a los policías, al cartero, a los niños que se encontraba en el parque, a las personas que veía pasar desde su casa.
Tenía una particular sensibilidad por los pobres, con los que se paraba a hablar, los abrazaba y se hacía amiga de ellos. Vivía feliz y despreocupada, atenta a querer y a hacer felices a todos. Su simpatía, su atención y preocupación por todos, su ingenua espontaneidad y su radiante alegría, hacía que todos se sintieran encantados y felices con ella.
Alma eucarística
Vivió en su ingenuidad de niña una profunda vivida eucarística. Iba a misa todos los días con su madre, deseó vivamente y se preparó para recibir su primera comunión. El 18 de mayo de 2019, a los ocho años de edad, la recibió con gran alegría en su colegio.
En su libro de recuerdos de ese día Teresita escribió: “Sentí que Dios me quería y me amaba, y que me invitaba al cielo”. Desde entonces se confesaba a menudo, comulgaba cada día y visitaba a Jesús en el Sagrario, adorándole en la adoración mensual de niños en su parroquia.
¡Estoy enamorada de Jesús! ¡Quiero ser misionera!
El 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe, en un encuentro en el Centro Belén de Colmenarejo para preparar la Navidad exclamó con gran determinación: “¡Estoy enamorada de Jesús!” Y también: “¡Quiero ser misionera ya!”. El amor de Jesús en ella le hacía desear la salvación de cuantos no conocían su amor y estaban lejos de Él.
Teresita mostraba así una relación con Jesús que pasaba desapercibida a primera vista a los ojos de quienes la contemplaban y una madurez cristiana inusual para una niña de su edad. Su deseo de ser misionera crecía cada día más. Durante su último ingreso en el hospital no dejaba de decir que quería ser misionera.
“¡Me voy al cielo!”, y soñando con él
A finales del mes de octubre de 2020, estando a solas con su padre se sentó ante él y le dijo: «¡Papá, me voy al cielo!«. Su padre cambió de conversación. Ella volvió a repetirle muy seriamente y con determinación: «¡Papá, me voy al cielo!».
Teresita, con la imagen de Carlo Acutis que la acompañó en sus últimos días. Conocía y admiraba la obra de difusión eucarística de este joven italiano.
Cuando la ingresaron en el hospital en noviembre de 2020 le dijo a su madre que había soñado con el Cielo y que había visto al abuelito (fallecido en abril de ese mismo año). El 2 de enero ingresó por última vez en el hospital. Al día siguiente, estando en reanimación, le dijo a su madre que había vuelto a ver el cielo y al abuelito. También le dijo que había visto a Dios, que le había dicho que quería ver a Carlo Acutis, y que Él se lo enseñó.
¡Ya soy una misionera de verdad!
El 11 de febrero de 2021 el Vicario de la VIII Vicaría de Madrid, el padre Ángel Camino, visitó el Hospital de la Paz. Tras celebrar la misa y saludar a los médicos y enfermeras, recibió la invitación de conocer a Teresita, que estaba ingresada en la UCI infantil. Cuando le vio Teresita, le dijo: “Ya sé a qué vienes”. Él le preguntó: “¿A qué vengo?” Teresita respondió: “A traerme a Jesús”. El Vicario se sorprendió. Su madre la explicó que era el Vicario de Madrid y que venía de parte del obispo.
Teresita le dijo al Vicario: “¿Sabes una cosa? Yo pido para que muchos niños conozcan a Jesús”. Su madre le dice: “Teresita, dile al Vicario lo que quieres ser”. Teresita respondió: “¡Yo quiero ser misionera!”
Aquella respuesta decidida de Teresita conmovió profundamente al Vicario. En ese mismo momento el Vicario le respondió: “Bajo mi autoridad yo te constituyo misionera”. Y le prometió que le traería por la tarde una cruz de misionera y su nombramiento como misionera. Le impartió el sacramento de la Unción de los enfermos, la bendición papal y le dio la comunión. Al terminar, Teresita, llena de radiante alegría, envió este mensaje a su padre: “Papá mira, me acaban de dar la Unción y me han dicho que yo ya soy una misionera de verdad”.
El Vicario tras salir del hospital compró un pergamino y dio instrucciones en la Vicaría para que preparasen el nombramiento. Por la tarde lo imprimió y se lo llevó a Teresita al hospital, junto a la cruz de misionera. Al entregarle la cruz de misionera Teresita dijo: “Cuelga ahí la cruz para que la vea bien y mañana la llevaré al quirófano. ¡Ya soy misionera!”
Era el día de la Virgen de Nuestra Señora de Lourdes. Habían pasado dos meses desde el día de la Virgen de Guadalupe en que había dicho: “Estoy enamorada de Jesús”; “¡Quiero ser misionera ya!”
¿Escuchó acaso la Virgen el deseo de su pequeña Teresita? ¿Dejó acaso que ese deseo creciera en ella los meses siguientes, para a través del Vicario de Madrid hacerlo realidad?
¿Por qué quería tanto ser misionera?
Dos días después de su nombramiento, estando en su camita del hospital, una amiga de su madre, que es catequista, le preguntó por qué quería ser misionera, para que sus niños de catequesis lo pudieran escuchar. Teresita, con voz muy tenue y entrecortada, respondió: “Porque es que así estoy más cerquita de Jesús y me siento más santa; porque quiero llevar a los demás con Jesús, y también porque quiero llevar a los niños que no le conocen con Jesús, para que vayan al cielo, felices para siempre, siempre”.
Y preguntada por su madre por qué quería ser misionera dijo: “Ser misionera es para llevar a la gente al cielo”. Su madre le volvió a preguntar: “¿Y qué haces como misionera?” Y Teresita respondió: “Hablar de Jesús siempre y dar alegría. Y estos días que he estado malita lo he estado ofreciendo por la gente, por ejemplo por alguien que está malito, por los sacerdotes”. Su madre le volvió a preguntar: “¿Qué les dirías a los niños para animarles a ser misioneros?” Teresita respondió: “Siendo feliz, siendo amigo de Jesús y estar siempre junto a Él”.
Santa Teresita del Niño Jesús junto a ella en el hospital
Durante su último ingreso en el hospital, la reliquia de Santa Teresita del Niño Jesús le acompañó todo el tiempo. No pudiendo su tía y madrina estar con ella, le dejó una reliquia de Santa Teresita del Niño Jesús que ella tenía, para que le acompañara durante su estancia en el hospital. Cuando estaba sola, Teresita cogía la reliquia, se abrazaba a ella y la besaba. La patrona de las misiones estaba sosteniendo la entrega misionera de la pequeña Teresita española, que como ella, se había ofrecido como víctima al Amor Misericordioso del Corazón de Jesús por la salvación de los que no conocen su Amor.
Misionera por la ofrenda y el sufrimiento
A Teresita no le gustaba nada sufrir. Quería curarse y disfrutar del amor de los que la rodeaban, y de la vida. Pero comprendió que el sufrimiento, la enfermedad y el mal, forman parte de la vida. También comprendió que podía hacer como Jesús: aceptar todo eso y ofrecérselo para unirse más a Él y para ayudarle a salvar a los demás. Conocer a los niños de Fátima le ayudó mucho a ver de otra manera a los sacrificios y sufrimientos, y a ofrecerlos como ellos por la salvación de aquellos que no conocen el amor de Jesús.
Al ofrecimiento de los sufrimientos se le unió el descubrimiento de la Madre Teresa de Calcuta, y con ella la compasión, tanto por Jesús, que tiene sed del amor de los hombres, como por los hombres especialmente por los que sufren, a los que por su enfermedad se sentía particularmente unida, y por los que estaban lejos de Él.
Entonces se unieron en ella el sentido de la misión y de la ofrenda del sufrimiento, haciéndose consciente de que su misión era la de ayudar a Jesús y a los hombres con su oración y sus sufrimientos.
Teresita aceptó libremente su ofrenda a Jesús. Cuando a mediados de enero su salud empezó a empeorar, estaba separada de su madre por el covid, y los dolores eran cada vez más intensos, se quejó a su madre diciéndole: «No puedo más, mejor me desapunto de ser misionera». Su madre la animó diciéndole: “Venga Teresita, tú puedes, ya eres misionera”. Entonces Teresita dijo: “Bueno, lo intentaré una vez más”, dando a entender que sabía que su misión estaba unida a la aceptación y a la ofrenda de sus sufrimientos. Ese fue el momento en que Teresita, plenamente consciente, le ofreció a Jesús todo, recibiendo de Él el don de fortaleza para sufrir todo lo que le quedaba. Su nombramiento como misionera, los mensajes que recibía del Vicario y los que le llegaron de varios misioneros y sacerdotes pidiéndole su oración y el ofrecimiento de sus dolores por su misión, la confirmaron en su entrega a Jesús y en la ofrenda de su vida hasta el final.
¡El domingo 7 de marzo comenzó su misión en el cielo!
El domingo 7 de marzo terminó su ofrenda aquí en la tierra, entregando definitivamente su alma a Dios, para continuar su misión desde el cielo. Y parece que se ha tomado muy en serio su misión. Desde que Jesús se la ha llevado con Él, no ha dejado de conmover a muchos corazones fríos e indiferentes, ha sorprendido y llenado de alegría a misioneros y misioneras del mundo entero, y está tocando el corazón de multitud de niños y jóvenes, de pequeños y mayores, de matrimonios, consagrados y consagradas, de seglares y sacerdotes, y no sólo en España sino en el mundo entero.
Como entraba en el corazón de los que la rodeaban y se hacía amiga de ellos, está entrando ahora también en el corazón de los que la están conociendo haciéndose amigos por todas partes.
¿Una nueva intercesora en el cielo?
El propio padre Ángel Camino Lamela, en el responso dirigido por Teresita el mismo día de su fallecimiento, dijo conmovido a la familia y a los fieles allí reunidos: “Si Teresita no está en el cielo, no hay nadie”.
Misa en el entierro de Teresita.
Y días más tarde expresaba a la revista Ecclesia la profunda huella que Teresita había dejado en él: «No puedo seguir siendo el mismo. Quiero ser más auténtico, más niño y dar testimonio… Con muchísima prudencia he decir que hay signos de santidad. Y hablo por mí, sin ser para nada santero. Pero si la historia de Teresita dentro de unos meses sigue estando presente, habrá que pensárselo. En Roma dan muchísima importancia a la santidad de los niños».
Quien tenga algún recuerdo de Teresita, quiera recibir noticias de ella, enviar lo que le ha supuesto su entrega misionera o favores recibidos de ella, puede escribir a esta dirección: teresitacastillomisionera@gmail.com
Esta doctora, que además es laica consagrada, es una de las pioneras de la Napro en España
La doctora Helena Marcos además de médico es laica consagrada de los Apóstoles de los Corazones de Jesús y María
La doctora Helena Marcos es una de las pioneras en la Naprotecnología en España. Desde hace más de cinco años atiende a matrimonios que tienen problemas de fertilidad y que buscaban un método éticamente valido para poder lograr un embarazo. Hasta entonces, y todavía hoy, muchos cristianos se han sentido desamparados ante un problema al que la Iglesia parecía no prestar demasiada atención.
Aunque todavía falta un largo recorrido, la Naprotecnología es cada vez más conocida entre muchos cristianos y hay más pastores conscientes de la necesidad de poner el foco en una respuesta válida para los cristianos con respecto a la infertilidad. La doctora Marcos es consciente de este crecimiento, lo experimenta en su consulta con Naprotec y también es testigo directo de los frutos de esta técnica nacida en EEUU de manos del doctor Thomas Hilgers.
Pero además de médico experta en Naprotecnología, Helena Marcos es especialista en cuidados paliativos y medicina de Urgencias.
Si la medicina es su pasión la fe es la esencia de su vida. Conoció verdaderamente a Dios al empezar la universidad y se enamoró tanto de Él que acabó entregándose a Dios. La doctora Marcos es laica consagrada y pertenece a los Apóstoles de los Corazones de Jesús y María, donde su vocación es “ser corazón de Cristo en el mundo”, también en su trabajo ayudando médicamente a cientos de matrimonios.
En Religión en Libertad hemos charlado con la doctora Helena Marcos acerca de la Napro, sus desafíos, pero también sobre su papel como pionera en esta técnica y su profunda vida de fe:
-¿Cómo conociste la Naprotecnología? ¿En qué momento decidiste dedicarte a algo prácticamente inédito en España entonces?
-Conocí la Naprotecnología en un congreso mundial de Métodos Naturales de conocimiento de la fertilidad, en Milán. Aunque ya había leído algo de la Napro en algún blog, lo cierto es que no encontraba mucha información en español (tampoco en inglés) y me olvidé del tema. Cuando acudí a este congreso como monitora de método sintotérmico puede conocer allí médicos que ejercían la Napro. Muchos de ellos eran Médicos de Familia como yo, así que volví convencida de que iba a formarme en Naprotecnologia para ayudar más a mis pacientes.
– Como médico, ¿te has encontrado incomprensiones de compañeros o incluso rechazo por apostar por la Napro?
-Muchas, la verdad es que se conoce poco y se entiende aún menos. En un mundo tan penetrado por las técnicas de Reproducción Asistida, se entiende muy poco la apuesta por una ciencia respetuosa con el acto conyugal y con la salud de los esposos. Como no se entiende, se desprecia muchas veces.
-¿Cuál es tu experiencia personal como médico especialista en Napro en estos años? ¿Cómo llegan los matrimonios desde el punto de vista clínico, psicológico o emocional?
-¡Podría contar muchísimas cosas! Mi experiencia desde luego es muy positiva. Los matrimonios llegan desgastados, a veces tras haber transitado por la reproducción asistida y haber sido defraudados. Otras veces somos los primeros a los que acuden, por convicciones morales, también a veces con poca esperanza. Suelen tener una “mochila” de pruebas a cuestas, casi siempre vienen sin un diagnóstico, y con un trabajo que hay que hacer de duelo y aceptación.
– ¿Nos podrías hablar de los resultados y efectividad de la Napro? Porque al final lo que quiere toda pareja que llega es poder tener un niño…
-A mí me gusta decir que nuestro éxito es del cien por cien. Porque éxito es un resultado feliz de algo y yo creo que el cien por cien de las personas (o un número cercano) se siente satisfecho en cuanto a restaurar la salud, tener un diagnóstico y un tratamiento, así como un acompañamiento. No nos gusta hablar de que el objetivo es “un niño” porque esto nos acercaría muchísimo a la mentalidad de que el hijo es un producto, que hay en la reproducción asistida.
Pero si hablamos de embarazo, aunque no he hecho una estadística todavía de la consulta (debido a que aún no llevamos tanto tiempo atendiendo) tendríamos que diferenciar entre las diferentes edades (es muy distinto atender a una mujer de 25 que a un de 43 por ejemplo) y patologías. Sin embargo las publicaciones de consultas de Napro en Irlanda y Canadá similares a la mía están en torno al 45% de consecución de embarazo.
– Aunque la Napro es un método médico y científico está relacionado en su esencia con la fe desde sus inicios ¿Cómo se conjugan aquí ciencia y fe?
-La verdad es que no hay en ella ningún tipo de contradicción (nunca la hay realmente entre ciencia y fe). En la Napro usamos la ciencia conocida para ahondar en las causas de la infertilidad y tratarlas. Es mucho más científica que las técnicas de reproducción asistida donde se desconocen las causas y mecanismos de la infertilidad para limitarse a “fabricar” un hijo.
-No sólo eres doctora, sino además católica y laica consagrada, ¿la Iglesia está dando respuesta al problema de cada vez más matrimonios que no pueden tener hijos o sigue pasando de lado ante esta problemática?
-Pienso que cada vez más la Iglesia es consciente de este tipo de problema pero es verdad que la pastoral requiere una respuesta concreta. Creo que en los cursos prematrimoniales o en la pastoral de novios se tiene mucho en cuenta las dificultades de tener una familia numerosa, pero se habla mucho menos de la posibilidad de la infertilidad. Cuando pensamos en “los hijos que Dios quiera” casi siempre pensamos en “muchos”, no en “ninguno”. La verdad es que desde los COF se puede y debe acompañar mucho a estas personas, y animo a los pastores a acompañar y animar a las familias a descubrir la fecundidad dentro de la infertilidad.
– Que métodos como la Napro no se promocionen ni se conozcan, ¿es por una mera cuestión económica y comercial en favor de la FIV o hay algo más?
-Desde luego hay una cuestión económica, grandes laboratorios y clínicas. Mucha gente se lucra con la fecundación in vitro (FIV). Luego está claro que hay también un plan en contra de Dios. Interesa, como vemos en la sociedad, que la familia se dañe e incluso desaparezca. La lucha por la familia es la primera línea en la batalla actual.
– Como hemos dicho eres laica consagrada. ¿Nos puedes hablar qué tipo de vocación vives y dónde la vives?
¡Claro! Mi Asociación se llama “Apóstoles de los Corazones de Jesús y María” (ACIM para abreviar). Nuestra vocación es “ser Corazón de Cristo en el mundo”, llevar el Corazón de Jesús a todos los lugares donde no está, hacer que todos los hombres le conozcan y amen. Vivo en una comunidad donde todo nos ayuda a estar cerca de Dios, el centro de nuestra vida es la Eucaristía, el amor a la Virgen y a la Iglesia. Desde ahí debemos ir a todos los lugares que Dios nos envía a anunciarle, cada una en su ambiente y su trabajo. También en los Grupos de Oración del Corazón de Jesús, a los que pertenecemos y donde nos dedicamos especialmente al apostolado con jóvenes.
– ¿Cómo se fraguó esta vocación religiosa?
-Cuando conocí al Señor estaba yo comenzando la carrera de Medicina, a los dos años sentí que el Señor me llamaba a ser sólo suya, en un camino de dar a conocer su Corazón perteneciendo exclusivamente a él, pero a la vez permaneciendo en el mundo.
-¿Cómo se unieron en tu vida tus dos vocaciones?
-Dentro de la medicina siempre me han atraído más las especialidades donde se estaba más de cerca con el paciente, Medicina de Familia (especialidad que finalmente hice en la Residencia), también me especialicé en Cuidados Paliativos (porque pensaba que Dios podía llevarme por ese camino) y las Urgencias. Finalmente en una peregrinación a Medjugorge y otra posterior a Garabandal, vi confirmado mi camino con la Naprotecnología. Quería encontrar ayuda para los matrimonios católicos que sufrían la infertilidad, me parecían los desahuciados de la Medicinad de hoy en día. Es un camino precioso en el que me siento privilegiada de conocer y acompañar a personas maravillosas todos los días.
El doctor en Psicología Positiva, judío, Tal Ben Sahar, da algunas claves para ser felices. Habla de la ciencia de la felicidad a estudiantes de la Universidad de Harvard. El primer año tuvo seis estudiantes, el segundo, 300, y el terceto, 900, la clase con más alumnos.
Si tratamos de evitar las emociones dolorosas, éstas se intensifican. Las emociones dolorosas son parte de la naturaleza humana, como la Ley de la Gravedad es parte de la naturaleza física. Hay que darnos permiso para ser humanos, sólo los psicópatas no sienten emociones. Si hay envidia, hay que aceptar que tenemos envidia, o miedo. Eso es humano, pero no hay que obsesionarse con eso porque se acentúa. Es la base del pilar más importante para tener una vida plena y feliz.
Cuando hay mucho que hacer se intensifica el estrés. Con el estrés el sistema inmunológico se debilita. En 1960 el estrés comenzaba a los 29 años, ahora comienza a los 14. Con el estrés la gente pierde creatividad. Tenemos que simplificarnos y hacer menos en lugar de hacer más cosas. La cantidad afecta la calidad. Hay que apagar el celular durante los ratos de convivencia familiar y lo mismo en el lugar de trabajo.
Hay muchos estudios de la relación entre dinero y felicidad. El dinero es un indicador muy pobre de bienestar, excepto en los extremos; es decir, si una persona no tiene hogar y le dan un trabajo de 15 mil pesos al mes, va a mejorar su bienestar; pero para una persona que tiene sus necesidades básicas cubiertas, el dinero no le da felicidad. Hay que dedicarle tiempo a lo que realmente vale la pena: la familia y los amigos. ¿Cuánto tiempo pasamos con las personas que nos importan y a quienes les importamos? ¿Tomamos ese tiempo? Para disfrutar, apreciar, amar y ser amado. Es lo básico y lo más sencillo, y ¡cuanta falta hace en nuestra cultura actual! El apoyo de amigos y familiares da fortaleza, anima. Tu fuente más importante de felicidad puede estar sentada a tu lado ahora mismo, aquí mismo. ¿Aprovechas al máximo esa moneda de felicidad? O la compartes con tu celular o tu email.
El estrés no es el problema, se ha descubierto que el estrés nos puede hacer más fuertes, más resistentes y más receptivos a la felicidad y al bienestar; el problema radica en la falta de recuperación en el nivel físico o emocional. En el siglo XXI todo mundo anda estresado, lo vital es programar tu recuperación a lo largo del día, a lo largo de la semana, del mes, del año y de toda la vida. Hay que introducir 15 minutos de descanso después de una hora o dos de trabajo. En ese tiempo se puede hacer una llamada o meditar. Puede ser almorzar sin teléfono. También se puede tomar un día libre durante la semana. Dios lo tomó y descansó al séptimo día. También necesitamos vacaciones un poco más largas, de una semana o de un mes. Necesitamos tiempo libre. Hay una relación etimológica entre crear y recrear. Debemos participar en actividades recreativas si queremos estar en nuestra mejor forma.
Lo ideal sería planear tener 15 minutos libres entre una actividad y otra, para hacer algo que descanse. También el almuerzo con un amigo o simplemente la comida, descansa. Tomar unas vacaciones sin llevar la computadora y sin contestar el celular puede ayudar a descansar.
Hay una conexión entre mente y cuerpo. Últimamente se ha hecho mucha investigación sobre las bondades del ejercicio físico para el bienestar integral de la persona. En una de ellas, se acogieron 156 personas con depresión y se vio que mejoraban si hacían al menos 30 minutos de ejercicio tres veces a la semana. El ejercicio ayuda a combatir la depresión si se lo toma en serio como una terapia de recuperación. Es más: No hacer ejercicio es como tomar un depresivo. El ejercicio, además, disminuye la obesidad. El ejercicio ayuda a que hagamos más conexiones en nuestro cerebro. En las escuelas, el ejercicio reduce el nivel de violencia y de bullying y aumenta el rendimiento escolar. En los adultos el ejercicio diario retrocede el declive y la incidencia de enfermedades mentales. Funciona en la ansiedad, en el trastorno de pánico y el estrés en general. Genera la liberación de neurotransmisores que son muy similares a los medicamentos psiquiátricos. También ayuda mucho: inhalar y exhalar lentamente. Cuando estamos estresados la respiración se vuelve ligera y se vuelve una espiral, por eso hay que fomentar la respiración profunda, lenta, al menos 3 ó 4 respiraciones profundas cada día, al despertar, antes de trabajar, antes de comer y quizás ante el semáforo en rojo. Si tuviera que dar un solo consejo diría: aprende a respirar correctamente.
Los beneficios de la meditación o de la oración son inmensos. Hay que darnos el permiso de ser humanos en la práctica. La meditación baja la ansiedad, el sistema inmunológico se hace más fuerte y mejora el humor. Además hay más actividad prefrontal y, si se hace por más de dos meses, el cerebro se transforma. Lo mismo para con la pornografía, pero afecta al cerebro para mal.
Tenemos muchos “tesoros de felicidad”, y a veces no los apreciamos. Enfócate en lo positivo. “Apreciar” significa estar agradecido por un bien físico o espiritual. Cicerón dice que ser agradecido es una de las virtudes de más categoría. Otro significado de “apreciar” es aumentar el valor. Hay que apreciar una caminata, un respiro, un alimento, a un familiar, a la persona que está cerca, en una palabra: lo ordinario. Hay que cultivar el hábito de la gratitud cada día. Ayuda a estar felices escribir cada noche cinco cosas por las que estamos agradecidos, sean pequeñas o grandes. Esto lleva a ser más generosos, más optimistas y más saludables. Hay bases científicas que demuestran que funciona. Además, este ejercicio mantiene la frescura de espíritu.
¿Hay una unidad entre los diversos volúmenes de las Crónicas de Narnia de C.S. Lewis que permita interpretar el conjunto de la obra en clave cristiana? Michael Ward, en su libro Planet Narnia, la ha encontrado. Una clave que presenta Pablo Gutiérrez, del Club Chesterton CEU San Pablo, quien además anuncia la próxima publicación del libro en español.
El 17 de marzo falleció en Holland (Massachusetts, Estados Unidos), a los 80 años de edad, Dick Hoyt, quien con su hijo Rick formó el célebre Equipo Hoyt. Juntos participaron en 257 competiciones de triatlón y 72 maratones, en una historia de superación que es por sí misma todo un desmentido a la cultura de la muerte y a la aniquilación de la figura paterna por parte de la cultura contemporánea. Rick nació en 1962 con parálisis cerebral por falta de oxígeno al estrangularse durante el embarazo con el cordón umbilical. Muchos animaron a sus padres a internarlo desde pequeño porque iba a ser siempre «un vegetal», pero ellos apostaron por intensificar las vías de comunicación visual y auditiva que apreciaban en el pequeño. Y lo consiguieron. Aprendió el alfabeto, y conectándole a una computadora descubrieron que su inteligencia le permitía un aprendizaje casi normal. Aunque nunca ha podido andar ni hablar, fue al colegio y en 1993 completó sus estudios universitarios y trabaja en el diseño de sistemas informáticos orientados a personas con necesidades especiales. Pero la fama para los Hoyt llegó por otro camino. En 1977, Rick pidió a su padre participar en una carrera benéfica. Dick tenía 36 años y era teniente coronel retirado de la Guardia Nacional Aérea. Aún era joven y su forma física era buena, pero no tenía preparación como corredor. Aun así, por dar satisfacción a su hijo, se entrenó duro. Mientras él estaba en clase, salí a correr cargando la silla con peso equivalente. Participaron en 1130 competiciones hasta que Dick lo dejó en 2014, con 73 años. Cuando competían, decían que el padre era el cuerpo y el hijo era el corazón. Pero es el corazón del padre el que asombró al mundo. «Papá, cuando corro, no me siento discapacitado», le decía su hijo. Ése era el premio que lo compensaba todo.
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