El título del ensayo tiene varias palabras que nos sirven de punto de partida. Empecemos por definirlas a la luz del Diccionario de la Lengua Española. “Formar” es un verbo que significa “dar forma a algo” o “preparar intelectual, moral o profesionalmente a una persona o a un grupo de personas”. Ahora bien, “impronta”, quiere decir “marca o huella”. Dos palabras que definen la tarea emprendida por la Sierva de Dios Ana María Gómez Campos (1894-1985) prácticamente hasta el final de su vida y en diversos contextos. ¿Cuáles eran esos espacios y medios? El salón de clases, el noviciado de Tlalpan (México), sus cartas y el recibidor. Efectivamente, ella recibió, acompañó y formó a muchas personas que la visitaban en la casa de Patriotismo #54 en la Ciudad de México. Hablamos de parejas de recién casados, sacerdotes, obispos, religiosas e incluso del cardenal Miranda. Es decir, no limitaba su misión a un solo lugar, sino que sabía formar o, como decía ella, “sembrar, siempre sembrar”.
Actualmente, los niños, adolescentes y jóvenes necesitan referencias. Es decir, personas que sepan formar y generar procesos de crecimiento integral. Existe una falta de relevo generacional en diferentes campos de la sociedad y de la Iglesia. De ahí que, una vez más, el ejemplo de la M. Ana María Gómez Campos y, sobre todo, su impronta nos sirva como inspiración. Por otro lado, tenemos que aclarar algunas cosas. Para formar, primero tenemos que hacer todo un proceso personal que pasa por la dimensión espiritual, humana y profesional. Es decir, no basta tener buenas intenciones o “ganas de ayudar”, sino que es del todo necesario prepararse. Detrás de la M. Ana María estaba el resultado de horas de oración, trabajo y estudio. En otras palabras, no improvisó, sino que hizo su proceso y eso le permitió formar a centenares de generaciones en todo el país. Incluso, hoy, se le sigue recordando por su impronta. A lo largo del año, el que esto escribe, tiene el gusto de leer a través del perfil de la causa de canonización mensajes de los que fueron sus alumnos y alumnas. Comentarios como “me consta que es una santa”, “sus clases eran interesantes”, “si nos portábamos bien nos prestaba su muñeca”, “tenía buen sentido del humor”, “no le hacia falta gritar, pues su coherencia nos ganaba”, “era muy preparada”, “sabía acercarse con sencillez a todos”, “si nos enfermábamos era la primera en cuidarnos”, “conocía el nombre de mis papás y hermanos”, “le gustaban las cosas bien hechas”, “era humilde”, “ella era capaz de ver en un terreno baldío a las afueras de la ciudad, un nuevo colegio para dar a conocer a Jesús”, etcétera, son una constante.
Podríamos decir que su impronta o huella como formadora tiene, al menos, tres características que nos hacen falta en el siglo XXI:
Espiritualidad.
Libertad responsable.
Visión.
Espiritualidad, porque la M. Ana María tenía una relación especial con Jesús, pero no desde un enfoque meramente sentimental, sino un encuentro con una persona a la que sentía viva. Libertad responsable, porque era exigente, pero una exigencia que no anulaba a la persona. Ella no era de prohibir o de tener una visión puritana de la realidad, sino de transmitir un criterio que iluminara la conciencia y, por lo tanto, generara un buen juicio en la toma de decisiones. No decidía por nadie, sino que enseñaba a decidir y hacerlo considerando la voluntad de Dios. Y visión, porque pensaba en grande, no en el sentido de caer en la abstracción o de perder los pies del suelo, sino que sabía ver más allá de lo aparente. Identificaba muy bien el mañana. Sabía intuirlo, descubrirlo y preparase para lo que vendría. En cuanto a su faceta de formadora de hombres y mujeres con liderazgo tenía una mecánica interesante. Les brindaba los elementos teóricos y, poco a poco, les daba mayor responsabilidad. Cuando veía que era suficiente, les asignaba tareas directivas. Era toda una pedagoga de la gradualidad, pero creía en que había que lanzar a la persona al campo de trabajo porque la experiencia es cosa que va más allá de los libros. “Te mandaba al ruedo para que pasaras de la teoría a la práctica”, como consta en algunas anécdotas.
Al igual que Jesús lo hizo con los primeros discípulos y con las mujeres que lo siguieron, la M. Ana María supo formar, acompañando a personas en sus dificultades. ¿El resultado? Muchos, gracias a su mediación (un elemento propio de la dimensión sacerdotal de todos los bautizados), encontraron el sentido de sus vidas y eso generó futuro.
Desde la impresionante biblioteca de la abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, su prior, fray Santiago Cantera, doctor en Historia, continúa esta serie de HM Televisión sobre la historia de la Iglesia en España. En esta ocasión aborda un periodo fundamental, el visigótico, que configura el catolicismo español para más de mil quinientos años, con acontecimientos como la conversión de Recaredo o los Concilios de Toledo, figuras como San Ildefonso o San Isidoro e incluso una liturgia propia. Pincha aquí para ver los capítulos anteriores.
Coronando el Castel Sant’Angelo, mirando justo de frente a la Basílica de San Pedro, una enorme estatua de San Miguel Arcángel envainando la espada, realizada en 1752, recuerda la plaga de la peste que asoló la urbe a finales del siglo VI y concluyó con la intervención sobrenatural de la Salus Populi Romani y la actuación angélica.
un ejemplo para los jóvenes que va camino a los altares
Guido era médico, surfista y en apenas unos meses iba a ser ordenado sacerdote. Su gran pasión fue siempre salvar almas
Cada vez afloran más vidas de jóvenes católicos que murieron en pleno siglo XXI y que son un ejemplo para las nuevas generaciones. Recientemente, el nuevo beato Carlo Acutisha sido un auténtico fenómeno mediático en todo el mundo. Pero no es el único que es propuesto como un ejemplo para la juventud.
Otro es Guido Schäffer, conocido como el “ángel surfista”, un joven brasileño seminarista a punto de ordenarse que murió ahogado en 2009 a los 34 años mientras practicaba surf, una de sus grandes pasiones.
Guido está en estos momentos en proceso de beatificación en la Archidiócesis de Río de Janeiro, que considera que su vida “inspira cada vez más a otros jóvenes a seguir el camino de la santidad sin dejar de vivir todas las cosas propias de la juventud”.
Para conocer más sobre la vida de Guido, Ediciones Paulinas ha publicado el libro El Ángel Surfista donde cuentan detalladamente las enormes obras de evangelización y caridad que este joven con gran carisma realizó durante su vida.
En el prefacio, Jorge Luiz Neves, conocido como el Padre Jorjão, sacerdote que siempre estuvo muy cercano a él recuerda una anécdota de su funeral. La contó la madre de este joven. “Siendo niño era un apasionado por el mar, quería ser salvavidas; cuando era adolescente, era apasionado por el ser humano, quería ser médico; era apasionado por Dios, quería ser sacerdote. Guido siempre quiso salvar vidas”, explicaba su madre.
Este sacerdote recuerda además que “mientras se preparaba para su consagración sacerdotal, (Guido) hizo de la medicina su apostolado. Su encuentro con las hermanas de la Madre Teresa de Calcuta afianzó su trabajo voluntario junto a las personas de la calle. En la residencia médica, la Santa Casa de Misericordia, reveló su competencia como profesional ilustre de la salud, siendo elogiado por sus colegas, reconocido por sus profesores y admirado por sus pacientes”.
Pero además –agrega el Padre Jorjão- “su gran liderazgo atraía a un equipo de voluntarios que cada domingo se convertían en un ejército de bien y de amor para los internos de la enfermería 41, de aquel hospital fundado por el padre Anchieta. Así era Guidinho: ponía empeño y pasión en todo lo que se proponía hacer, y todo lo realizaba con amor”.
Guido Schäffer era joven y provenía de una familia de alta posición en Rio de Janeiro. Hablaba la jerga de los jóvenes de su barrio, el exclusivo Copacabana, y durante mucho tiempo tuvo novia. Y siguiendo la estela de su padre y de su abuela decidió en primer lugar ser médico, y lo llegó a ser, según contaban sus profesores de facultad y jefes en el Hospital.
Su infancia fue normal, como la de otros muchos niños. Al tener tan cerca el mar pasaba mucho tiempo en la playa surfeando, y como su alegría era contagiosa siempre estaba rodeado de gente.
Su espiritualidad estuvo muy marcada por sus padres, una familia profundamente católica. Iban juntos a misa el domingo y cada noche rezaban en familia. Además, su padre participaba en un grupo de la Renovación Carismática, que también marcaría el devenir de Guido.
Guido invitaba desde adolescente a sus amigos para que acudieran a algún retiro espiritual, en especial el del Cenáculo, que organizaba el Movimiento Sacerdotal Mariano, y al que acudía todos los meses su madre.
La cita de Tobías que cambió su vida
Una vez que inició su deseada carrera de Medicina, este joven brasileño se unió en Fuego del Espíritu, otra comunidad de espiritualidad carismática que además atendía a pobres. Y fue en un retiro donde escuchó una frase que cambiaría totalmente su vida: «No apartes la cara ante ningún hombre y Dios tampoco la apartará de ti». Esta cita es de Tobías, y le golpeó de tal manera ante la actitud que había tenido antes con los pobres que se puso de rodillas y pidió perdón al Señor suplicándole: “¡Jesús, ayúdame a cuidar a los pobres!”.
En ese momento, también vino en su ayuda la lectura del libro El hermano de Asís (San Pablo), escrito por el capuchino español Ignacio Larrañaga, fundador de los Talleres de Oración y Vida, que le dio «una gran luz de Dios en su vida».
Guido, ya con el alzcauellos, con algunos de sus amigos.
Guido colaboró en la atención a los pobres con las misioneras de la Caridad de la Madre Teresa. La hermana Irma Caritas, trabajó mucho con él en las calles. Así le recordaba: “su única preocupación era salvar almas. Llevar a todos a un encuentro personal con Cristo. Para eso no media esfuerzos. De hecho, toda su conversación estaba direccionada con Él y hacia Él. No perdía una oportunidad de proclamar a Jesús ya fueran con palabras o con su propio ejemplo».
De hecho, esta religiosa aseguraba que “cuando atendía a los hermanos de la calle no los cuidaba únicamente la salud del cuerpo, sino sobre todo, el del alma. A ninguno de los pacientes dejaba de hablares de Cristo. Muchos de ellos salían del consultorio con lágrimas y profundamente tocados. Oraba por cada uno de ellos y les invitaba a recibir los sacramentos como fuente de gracia y comunión con Dios».
Usar los talentos que Dios le dio
La hermana Irma contaba también de Guido que “muchas veces usaba los carismas que el Señor le concedía. Varias veces presencié cómo daba palabras de conocimiento a sus pacientes. A todos trataba con delicadeza, paciencia y comprensión. Nunca lo vi irritado o impaciente con ninguno. Incluso cuando alguien llegaba borracho o con sobredosis de drogas, Guido procuraba calmarlos… siempre tenía tiempo para cada uno. Su ejemplo me edificaba y corregía».
Finalmente, Guido acabaría poniendo fin su relación con su novia y respondió a la llamada de Dios para ser sacerdote. Pero estando en el Seminario de Río de Janeiro, Guido no abandonó a sus “hermanos de la calle, sino que continuó llevando comida por las noches a la favelas más pobres, escuchando con cariño, orando y aconsejando a los más desfavorecidos. A todos atendía como médico de forma gratuita.
Este era el “ángel surfista”, un joven apasionado por Dios y por la vida, que fue feliz e hizo feliz a los que rodeaba. Ahora es un ejemplo para tantos cristianos jóvenes que buscan referentes. Y quien sabe si más pronto que tarde la Iglesia lo declarará santo.
Acaba de publicarse El ángel surfista, un libro sobre Guido Schaffer, médico y seminarista que falleció practicando su deporte favorito y dejó un recuerdo imborrable de virtudes cristianas. Este vídeo recoge algunos testimonios de quienes le conocieron bien. Para saber más sobre Guido Schaffer, pincha aquí.
Ante el estreno digital en español de Unplanned (el biopic sobre Abby Johnson que se ha convertido en la más importante película provida de la historia) Marcel García recuerda que no solo vale la pena verla para concienciarse de lo que es el aborto -lo sepamos ya o no-, sino que el apoyo a este tipo de producciones es fundamental para librar la batalla cultural, la realmente decisiva. Pincha aquí para ver la película ahora.
su resistencia era pavorosa, solo la Inmaculada pudo liberarlos
La célebre escena de la levitación en «El exorcista» (1973) de William Friedkin. El caso real en el que se basó la película se parecía en algunos aspectos a la posesión de los niños de Illfurth un siglo antes: sobre todo, en el carácter sobrecogedor y abrumador de los signos de la presencia demoniaca.
Los endemoniados de Illfurth, como son conocidos los hermanos Thibault y Joseph Bürner, son uno de los casos de posesión diabólica más impresionantes de la historia moderna. Rino Cammilleri lo ha recordado en Il Timone, en un artículo recogido por el portal mariano Cari Filii:
Los endemoniados de Illfurth
Illfurth es una pequeña localidad de Alsacia del sur, tierra siempre en disputa entre Francia y Alemania y que hoy está en el departamento francés del Alto Rin. La zona se llama Sundgau. Cerca de la plaza principal, no muy lejos de la capilla de la Burnkirch (que no nos asombren los nombres, la región es medio germanófona), hay una gran estatua de la Inmaculada que tiene una historia singular.
La estatua de la Virgen en la Route d’Altkirch de Illfurth. Foto: Google Street View.
Fenómenos misteriosos
En 1864 dos niños, Thibault y Joseph Bürner, hijos de un vendedor ambulante, empezaron a experimentar extraños fenómenos. Podían leer las mentes y mover los objetos sin tocarlos. Los fenómenos eran cada vez más inquietantes: los dos eran capaces de expresarse en lenguas extranjeras, conversaban entre ellos en un francés perfecto a pesar de no saber todavía leer ni escribir y se retorcían en posiciones antinaturales. Thibault, de nueve años (su hermano tenía siete), cada vez estaba más delgado y pálido, casi esquelético. El médico cantonal de Altkirch no conseguía hacer un diagnóstico. Llamó a algunos reputados colegas para consultarles, pero también ellos tiraron la toalla.
El año siguiente fue peor: los dos hermanos se tumbaban sobre sus espaldas, empezaban a dar vueltas a una velocidad increíble y después, con una fuerza sobrehumana, estrellaban los muebles contra las paredes y caían casi desmayados, como si estuviesen muertos. Cuando se despertaban del estado comatoso, devoraban cantidades desproporcionadas de comida. Thibault a veces contaba que por la noche le perseguía un monstruo horrible con plumas. El hecho es que, después, se encontraba su habitación llena de plumas apestosas: quemadas, no dejaban ni siquiera la ceniza. A veces, a los dos, estando sentados, los lanzaba por el aire una fuerza invisible que los arrojaba contra las paredes. También se oía el grito ronco de un adulto provenir de sus voces, si bien sus bocas estaban cerradas. El párroco, Karl Brey, intentó hacer todo lo posible con objetos benditos, medallas, cruces, agua santa… pero una violenta furia se apoderaba de ellos cada vez. Los padres, Joseph y Marie Anne Folzer, estaban desesperados. Mientras tanto se esparció la voz y empezaron a llegar curiosos.
Exorcismos
También el alcalde Tresch quiso intentar ayudar, pero cuando oían los nombres de María y Jesús los dos niños se encolerizaban. No era posible mantener al margen a la opinión pública, y los periódicos empezaron a hablar del caso de Illfurth; naturalmente, debido al clima positivista de la época, lo ridiculizaron. Desenterraron el viejo cuento de Blancanieves (los hermanos Grimm, de habla alemana, habían muerto recientemente) y dijeron que los dos niños se habrían comido una manzana ofrecida por una bruja. De esta también dijeron que era una anciana a la que habían expulsado de su ciudad natal y que había llegado hasta esa zona.
El padre Karl [Charles] Brey, a la izquierda, y el obispo de Estrasburgo, Andreas [André] Räss.
Mientras tanto, se multiplicaban los testimonios que decían haber oído a los dos niños, que solo conocían el dialecto local, maldecir en latín y blasfemar sobre las cosas sagradas. Así, en 1868, el obispo, informado por el clero y el alcalde, ordenó un exorcismo y convocó para llevarlo a cabo a un grupo de benedictinos de la célebre abadía suiza de Einsiedeln; al mismo tiempo, una comisión de ilustres teólogos examinaba el caso.
Según el procedimiento, a los demonios se les ordenó identificarse. Thibault tenía dos, Oribas e Ypes, y cuando este último, que era sordo, prevalecía, el poseído no reaccionaba ni a un tiro de pistola disparado al lado de su oído. Joseph había sido poseído por Solalethiel, que respondía en un inglés impecable. El obispo de Estrasburgo, para cubrirse las espaldas, invitó al prefecto para controlar que no se tratase de una falacia ideada por los Bürner para sacar provecho, vista la creciente afluencia de curiosos en Illfurth.
La caída ante Ella
Los niños fueron separados y asignados a dos monjas de Niederbronn, a las que, si bien no las habían visto antes, llamaron por sus nombres religiosos y les preguntaron por sus parientes, diciendo sus nombres. A una de ellas, el más pequeño le pidió que le llevase la botella azul que tenía en su baúl que, cerrado, seguía en la estación. En 1869, Thibault fue llevado al orfanato de Shiltigherim, gestionado por monjas. Intentaron hacerle entrar en la capilla, pero sin éxito. La reconocía incluso con los ojos vendados y empezaba a ladrar. Durante el exorcismo tenían que sujetarlo entre cinco. Solo cuando, el 4 de septiembre, le pusieron delante la estatua de la Virgen, cayó sacando espuma por la boca. Cuando se despertó no recordaba nada.
A la izquierda, el exorcismo de Joseph. A la derecha, la Burnkirch de Illfurth.
El 27 de octubre fue el turno de Joseph, en la pequeña iglesia de Burnkirch. Y, también aquí, solo cuando se le repitió unas cuantas veces el nombre de la Inmaculada cayó, finalmente liberado.
El domingo hubo un solemne Te Deum y campanadas de celebración. En 1872 como recuerdo, fue inaugurada una gran estatua de la Inmaculada con debajo la inscripción: «In Memoriam perpetuam liberationis duorum possessorum Theobaldi et Josephi Bürner, obtentae per intercessionem Beatae Mariae Inmaculatae. Anno Domini MDCCCLXIX«.
Thibault Bürner murió en 1871 con dieciséis años. Joseph se casó y murió con veintisiete años en Zillisheim en 1884, asistido por el padre Brey, que murió casi con setenta años en 1895 en olor de santidad.
María, de las Hijas del Amor Misericordioso, cuenta en esta Diosidencia un pequeño detalle con el que ilustra la importancia de estar abierto y receptivo a las mil formas con las que Dios se dirige a nosotros de forma personal para manifestarnos su voluntad.
la Ley Celaá esquiva la libertad de enseñanza constitucional
La Lomloe avanza en la erradicación de la escuela concertada, arrincona a la sociedad civil y otorga el monopolio de la educación pública al Estado. </amp-fit-text>»>La Lomloe avanza en la erradicación de la escuela concertada, arrincona a la sociedad civil y otorga el monopolio de la educación pública al Estado.
No ha tenido éxito Isabel Celaá en sus intentos de tranquilizar al sector de la educación concertada. «La Lomloe no ataca a las escuelas concertadas», ha dicho una y otra vez durante los últimos meses la ministra de Educación, conocida por haber llevado a sus hijas al elitista colegio bilbaíno concertado Bienaventurada Virgen María-Irlandesas.
Pero los esfuerzos de la ministra han sido en vano. El sector de la concertada cree que la Ley Celaá supone el inicio de la cuenta atrás para su definitiva erradicación. Una atenta lectura de las enmiendas aprobadas por PSOE, Podemos y ERC parece darle la razón.
En España hay más de dos millones de alumnos que estudian en alguna de las 3.500 escuelas concertadas españolas, el 28% de la oferta educativa nacional. En ellas dan clase más de 130.000 profesores.
Las escuelas estatales, mal conocidas como «públicas» –puesto que también las escuelas concertadas son públicas–, suponen el 69% de la oferta. El restante 3% corresponde a escuelas privadas.
Amparadas por la Constitución
Las escuelas concertadas están amparadas por el artículo 27 de la Constitución, que reconoce el derecho a la libertad de enseñanza, el derecho a recibir la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con las convicciones de las familias, y el derecho de las personas físicas y jurídicas a crear nuevos centros docentes.
Pero las enmiendas pactadas por PSOE, Podemos y ERC en la Ley Celaá han sido interpretadas por el sector de la concertada como una enmienda a la totalidad del artículo 27 de la Constitución. Es decir, como una reforma constitucional por la puerta trasera.
El punto clave del radical cambio de eje que supone la Ley Celaá es la modificación del artículo 109.2 de la Lomce, del que se elimina la referencia a la «demanda social».
La ministra Celaá ha llegado, de hecho, a negar que el derecho a la elección de centro sea constitucional, algo que hasta ahora sólo había sostenido en España el populismo de extrema izquierda.
«De ninguna manera puede decirse que el derecho de los padres y madres a escoger una enseñanza religiosa o a elegir centro educativo pueda ser parte de la libertad de enseñanza«, dijo la ministra el pasado 26 de octubre durante la inauguración del congreso nacional de Escuelas Católicas. Algo que fue interpretado por muchos de los presentes como una declaración de guerra del Gobierno al sector de la concertada y a las familias que hacen uso de esas escuelas.
Las pistas están por doquier. En julio de este año se conoció que PSOE y Podemos habían excluido a las escuelas concertadas de los planes de recuperación del coronavirus y reservado el 100% de las ayudas de 2.000 millones de euros para la educación pública «de gestión directa». Es decir, para las escuelas del Estado.
En contra de la Ley Celaá se han posicionado las dos mayores patronales del sector de la concertada –Escuelas Católicas y la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE)–, junto a sindicatos del sector educativo y otras entidades y colectivos ciudadanos de profesores, familias y alumnos agrupados en torno a la Plataforma Concertados.
De acuerdo a este artículo del diario El Mundo, una parte del propio PSOE cree que esa parte de la Lomloe será derogada sin duda alguna por el Tribunal Constitucional. A pesar de ello, el PSOE habría aceptado arremeter contra la concertada a instancias de Pablo Iglesias en la creencia de que, para cuando el Tribunal Constitucional derogue esa parte de la ley, sus consecuencias ya serán irreversibles.
Educación «pública»
La Lomloe, que sustituirá a la Lomce, la ley educativa precedente, elimina el concepto de demanda social, relega a la intrascendencia las preferencias de los padres y se inventa un derecho «a la educación pública» que no aparece como tal en la Constitución. También hace un insistente hincapié en los «derechos de la infancia» para omitir a los principales garantes de esos derechos, los padres, y sustituirlos por el Estado.
Las protestas de los sectores educativos afectados por la Ley Celaá han sido catalogados de fake news por el entorno del Gobierno basándose en las declaraciones de Isabel Celaá en las que esta niega los ataques a la concertada.
Pero Carmen Pellicer, pedagoga, teóloga, presidenta de la Fundación Trilema y directora junto con José Antonio Marina de la Cátedra de Inteligencia Ejecutiva de la Universidad Nebrija, no cree que esas informaciones sean fake news.
«¿Fake news? ¿Quién dice eso?», se sorprende Pellicer. «Aquí en España hay una confusión de base entre educación pública y educación estatal. La concertada es tan educación pública como la estatal, sólo que la gestionan otros grupos: cooperativas de profesores, cooperativas de padres, ONG, fundaciones, entidades religiosas, también entidades seculares o familias con una vocación educativa de generaciones».
«La sociedad civil tiene el mismo derecho a gestionar los bienes públicos que el Estado», añade Pellicer. «Y el monopolio estatal de los bienes públicos es un mal que provoca e incrementa el enfrentamiento entre las dos redes. Si entendiéramos que la educación también puede ser gestionada por la comunidad educativa, llegaríamos a más acercamientos de los que hay hoy en día».
Según Pellicer, que como presidenta de Trilema gestiona siete escuelas concertadas en diferentes ciudades españolas, la Ley Celaá hace una apuesta clara por la gestión estatal directa y descalifica el derecho de la sociedad civil a gestionar ese bien público que es la educación. «Eso estaba claro en la Ley Celaá original, y lo está todavía más en las enmiendas que se han aprobado luego. Enmiendas que acrecientan la demonización de la enseñanza concertada usando argumentos un poco naif».
«La educación concertada tiene una larga tradición en este país de atención social, de inclusión y de oferta plural de modelos educativos, y no responde a la demagogia que se ha utilizado en algunos medios de comunicación», finaliza Pellicer.
Una ley de Podemos
Es probable que la Lomloe, la novena ley educativa de la democracia, no pase a la historia como una victoria del PSOE, sino de Podemos y ERC. Las reacciones de los tres partidos tras la publicación de las enmiendas más polémicas de la Ley Celaá, y entre ellas las alusivas a la concertada, son una pista de quiénes han acabado imponiendo sus planteamientos durante las negociaciones de las últimas semanas.
Algo tanto más llamativo si se tiene en cuenta que, a la vista de su importancia política, la promulgación de una nueva ley educativa suele ser considerada como un hito de cualquier gobierno.
Las conversaciones mantenidas por EL ESPAÑOL con miembros de la comunidad educativa, asociaciones civiles y partidos de la oposición evidencian que la Ley Celaá no ha sido recibida como una ley educativa más, sino como una herramienta cargada de ideología que subvierte de forma evidente el escenario y que obligará a millones de familias españolas a alterar de forma radical su modo de vida.
El consenso parece claro. La Ley Celaá supone el paso de un sistema educativo público a un sistema educativo estatal donde toda la gestión de la educación recaerá en el Estado. La ley es interpretada además como el precio político que Pedro Sánchez pagará a Podemos y ERC a cambio de su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado.
La Ley Celaá consagra un escenario de sólo dos vías. Una vía privada, con escuelas de elite, sólo al alcance de una pequeña parte de la población, y una vía estatal donde la exigencia será menor y donde la educación clásica en distintas áreas del conocimiento será secundaria respecto a la educación en los «valores» determinados por el Gobierno.
Nueve leyes educativas
No le ha sentado bien la llegada de la democracia a la educación española. Desde 1978, ningún gobierno, ya sea del PSOE o del PP, ha esquivado la tentación de promulgar su propia ley educativa. En cuarenta años de democracia, el sector de la educación ha visto pasar por delante de sus ojos nueve leyes distintas, a cual más cargada de ideología.
No ha sido así en el pasado. España ha tenido dos grandes leyes educativas. La primera fue el Reglamento General de Instrucción Pública de 1821. Derogado tras el final del Trienio Liberal, en 1823, el Reglamento fue la primera ley educativa española con vocación de generalidad y permanencia. Su corta vida no empaña la evidencia de que el Reglamento marcó la pauta para todas las leyes que llegaron después de él.
La segunda fue la Ley de Instrucción Pública de 1857, conocida como Ley Moyano. Considerada como una ley fundamentalmente liberal, la Ley Moyano estableció las bases del actual sistema educativo español y se mantuvo en vigor, en sus aspectos más básicos, hasta la década de los años 70 del siglo pasado.
La llegada de la democracia acabó con la estabilidad de la Ley Moyano. A las nueve leyes educativas –contando entre ellas la Ley Celaá– de la democracia hay que sumar tres leyes de reforma universitaria. Ni una sola de esas leyes ha pasado sin polémica. Todas han sido utilizadas, al menos parcialmente, como una herramienta para la imposición de las prioridades ideológicas del partido promotor entre los alumnos españoles.
Radicalismo ideológico
La Ley Celáa no es una excepción a la regla, sino más bien un ejemplo corregido y aumentado de lo anterior. Su radicalismo ideológico permite prever que, al igual que sus antecesoras, tendrá una vida limitada y será sustituida por una ley de signo contrario en cuanto el PSOE pase a la oposición y el PP, o cualquier otro partido, llegue a la Moncloa.
Ni una sola de las medidas más polémicas de la Ley Celaá –fin de la vehicularidad del español, exclusión de la concertada, eliminación del límite de suspensos para pasar de curso, politización de los inspectores de educación– estaba sin embargo incluida en el programa electoral del PSOE de 2019. Muchas de ellas son incluso contradictorias con este.
Sí anunciaba el programa del PSOE la promulgación de una nueva ley educativa que iba a derogar la ley precedente, la Lomce. Pero ninguna de las promesas hechas en ese programa electoral de 2019 –incluida la del mantenimiento de los Centros de Educación Especial, una promesa que ahora incumplirá el PSOE– era radicalmente incompatible con la ley orgánica 8/2013, la conocida como Ley Wert.
Todas las novedades incluidas en la Ley Celaá –más alguna otra como el fin del distrito único, que parece diseñada con el único objetivo de atacar el sistema educativo de la Comunidad de Madrid– son, en fin, viejas aspiraciones de Podemos o de ERC.
<p class="has-text-align-justify" id="paragraph_34" value="<amp-fit-text layout="fixed-height" min-font-size="6" max-font-size="72" height="80">La coincidencia de la Ley Celaá con la negociación de los Presupuestos Generales del Estado y las inminentes elecciones autonómicas catalanas han servido en bandeja las sospechas. La nueva ley educativa del PSOE sería sólo un pago del PSOE a Podemos y sus socios republicanos a cambio de su apoyo para el resto de la legislatura <strong>y un futuro tripartito en Cataluña de ERC, PSC y Podemos</strong>.La coincidencia de la Ley Celaá con la negociación de los Presupuestos Generales del Estado y las inminentes elecciones autonómicas catalanas han servido en bandeja las sospechas. La nueva ley educativa del PSOE sería sólo un pago del PSOE a Podemos y sus socios republicanos a cambio de su apoyo para el resto de la legislatura y un futuro tripartito en Cataluña de ERC, PSC y Podemos.
Ceremonia de beatificación en Barcelona del mártir Joan Roig, asesinado con 19 años, apasionado de la Doctrina Social de la Iglesia
En la mañana de este sábado 7 de noviembre la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona ha acogido la beatificación del joven mártir Joan Roig Diggle, asesinado en la madrugada del 12 de septiembre de 1936 por milicias anarquistas de Santa Coloma de Gramanet que fueron a buscarlo a su casa en El Masnou, por petición de un vecino comunista.En la mañana de este sábado 7 de noviembre la basílica de la Sagrada Familia de Barcelona ha acogido la beatificación del joven mártir Joan Roig Diggle, asesinado en la madrugada del 12 de septiembre de 1936 por milicias anarquistas de Santa Coloma de Gramanet que fueron a buscarlo a su casa en El Masnou, por petición de un vecino comunista.
Joan recibió 5 tiros en el pecho y uno de gracia en la nuca. Tenía 19 años. Joan, que escondía la Eucaristía en su cuarto, pudo tomarla antes de que se le llevaran. Semanas antes, unos milicianos habían quemado la iglesia del pueblo. Desde los asesinatos de varios clérigos en Asturias en 1934 Joan había reflexionado mucho sobre los mártires y la violencia social.
Este sábado el cardenal Omella ha presidido la ceremonia de beatificación, acompañado de 14 obispos y cerca de 580 asistentes (limitados por las normas contra el coronavirus), con familiares del beato, autoridades y miembros de la Asociación de Amigos de Joan Roig i Diggle. Ha coincidido con los 10 años de la dedicación al culto de la basílica de la Sagrada Familia por Benedicto XVI.
Joan Roig era un joven apasionado por la evangelización de los alejados, pero también por la cuestión social, sobre la que escribió varias veces a partir de los 17 años.
El cardenal Omella lo recordó en su homilía, explicando que “Joan era un joven normal, con los gustos y aficiones propias de su edad”, que “desde pequeño tenía la ilusión de ser un sacerdote enamorado de la Eucaristía y apóstol de los obreros. Quería estar con ellos para conocerlos, quererlos y para llevarles la Buena Nueva de Cristo”.
Un joven que fue a la vez burgués, estudiante y obrero de fábrica
Durante su infancia, la familia de Joan era burguesa razonablemente acomodada. Su padre, catalán, tenía un pequeño negocio textil. Su madre, inglesa aunque había nacido en Barcelona y siempre vivió en Cataluña, era de una familia bienestante. Pero cuando Joan entró en la adolescencia, la crisis del textil, y más en concreto a partir de 1934 unas deudas por avales, hundieron la economía familiar. Los Roig Diggle se mudaron a El Masnou, donde podían vivir con más austeridad. Tenían la playa a cinco calles de distancia. Cada día rezaban el rosario, alternando el inglés, el español y el catalán.
Para apoyar la difícil economía familiar, hacia los 16 años, Joan primero trabajó 2 años de dependiente en una tienda de ropa, y después de obrero en una fábrica textil de Barcelona, todo sin dejar de estudiar por su cuenta desde casa, con el objetivo de llegar a ser quizá abogado, porque estaba muy interesado en temas de doctrina social y laboral. Era, por lo tanto, estudiante y obrero de fábrica.
Iba a misa diaria muy temprano de madrugada en El Masnou y luego en tren recorría los 17 km hasta Barcelona para entrar en la fábrica de Can Font, en el barrio de Poble Sec. Solía santiguarse al entrar en el vagón de tercera, con otros obreros, y sus compañeros -la mayoría de ellos alejados de la fe- conocían su firme religiosidad.
Orador apasionado interesado en la doctrina social
Joan tenía varias responsabilidades en la Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña, un movimiento nacido en 1930, que en 1936, justo antes de empezar las persecuciones, contaba con unos 14.000 afiliados de 15 a 35 años y 8.000 niños de 10 a 14. No sólo tenía a su cargos una veintena de niños (que se llamaban «vanguardistas» y le recuerdan con afecto y por su devoción eucarística) sino que le encargaban realizar predicaciones para otros jóvenes, a veces sobre temas de doctrina social, otras veces sobre temas de devoción y piedad.
Joan es recordado como un orador apasionado, que se movía por el escenario agitando las manos con emoción, cosa no muy frecuente en la época. Explicó a su hermana que las primeras charlas que dio las preparó mucho, pero pronto empezó a dejar los papeles a un lado, rezando al Espíritu Santo y dejando que Él le inspirara.
En las publicaciones de la Federación de Jóvenes Cristianos (Flama, o el boletín de su grupo local, Mar Blava) escribió en varias ocasiones sobre temas de doctrina social, que conocía a partir de las encíclicas papales. En aquella época no había las facilidades de hoy para documentarse (ni DoCat ni YouCat ni Compendio de Doctrina Social), pero, por otra parte, los documentos papales sobre la cuestión social no eran tantos en esa época y a ellos acudía Joan. Se basaba sobre todo en la Rerum Novarum de León XIII (de 1892) y la Quadragesimo Anno de Pío XI (de 1931).
10 enseñanzas sociales del mártir Joan Roig Diggle
<p class="has-text-align-justify" value="<amp-fit-text layout="fixed-height" min-font-size="6" max-font-size="72" height="80">Recogemos aquí <strong>10 de sus enseñanzas sociales,</strong> recordando que las escribió entre 1934 y 1936, que tenía entre 17 y 19 años y que no era historiador ni estudiante aún de ninguna carrera universitaria, sino <strong>un joven obrero apasionado por la evangelización</strong> de los obreros y la justicia social, que escribió justo antes de empezar la Guerra Civil española.Recogemos aquí 10 de sus enseñanzas sociales, recordando que las escribió entre 1934 y 1936, que tenía entre 17 y 19 años y que no era historiador ni estudiante aún de ninguna carrera universitaria, sino un joven obrero apasionado por la evangelización de los obreros y la justicia social, que escribió justo antes de empezar la Guerra Civil española.
1. El ejemplo de la esclavitud
«Para abolir la esclavitud, por ejemplo, la Iglesia no procedió como Espartaco, capitaneando una revuelta violenta, sino que fue transformando, siglo tras siglo, el corazón de los señores con la difusión diaria de su doctrina de fraternidad, y la esclavitud cayó ella sola cuando la sociedad se hizo suficientemente cristiana como para que aquella injusticia repugnara a la nueva constitución de los espíritus».
2. No a la revolución; sí a la rectificación del espíritu
«El tumulto externo compromete la eficacia de las grandes reformas; enturbia los espíritus les da el gusto al desorden que hace imposible el arreglo de toda mejora y apasiona a los hombres, impulsándolos hacia las exageraciones comprometedoras de las grandes ideas de justicia; la Iglesia conocer esto por instinto divino y por experiencia humana, y por eso prefiere trabajar silenciosamente en la rectificación de los espíritus con la que se consiguen todas las ventajas de la revolución, evitando todas las desventajas».
3. Que los socialistas mediten un poquito…
«[La Iglesia arma] los espíritus con la doctrina de la igualdad de todos los hombres delante de Dios y de la dignidad natural, y sobrenatural, de la persona humana, que no consiste en la riqueza, ni en la cultura, ni en la influencia social, sino en el hecho de ser hijo de Dios, alta categoría sagrada, rica en los derechos más augustos y exigentes, que nuestros socialistas harían bien en meditar un poquito».
4. Es normal que la Iglesia reciba críticas de unos y otros
«La Iglesia elabora su doctrina social sin afán de popularidad y exponiéndose a las críticas de unos y de otros y esperando tranquilamente con la fe del que tiene toda la certeza y con las esperanza del que tiene todo el tiempo, que los programas inspirados en la ambición o el odio vayan desinflándose de su popularidad, poniendo cordura aquel carácter objetivo que da la experiencia de la vida».
5. La eficacia verdadera no es inmediata ni popular
«La Iglesia deja a otros el papel de agitador, de leader de masas, de luchador contra unos hombres o unas clases, exponiéndose a una impopularidad momentánea, abnegación indispensable a toda persona o institución que aspirar a la mejora de la sociedad sinceramente y de buena fe. Los que la critican porque no actúa ni hace de revolucionaria, además de olvidar su misión substancial que abarca a todos los hombres, ignoran su amor a la eficacia verdadera, que no es «nunca» la inmediata».
6. Las nacionalidades y la Iglesia: que busquen el reino de Dios
«En el problema de las nacionalidades no hay que esperar que la Iglesia haga ninguna revolución, ni provoque ningún alzamiento, ni tan siquiera que riña con los hombres por una cuestión que, a fin de cuentas, es puramente terrena. Pero, dentro de su peculiar competencia, la Iglesia siempre ha sostenido la teoría y la práctica del derecho que cada pueblo tiene a cultivar su lengua mientras él así lo ha querido. La Iglesia hace todo lo que esté en su mano para favorecer a los pueblos desgraciados, da el ejemplo y da la idea. Lo demás no es cosa suya, sino añadidura que la naturaleza, instrumento de la Providencia, dará a los pueblos que buscan primero el reino de Dios y su justicia«.
7. Las masas desconocen la doctrina social católica… que no es utópica
«Hemos de reconocer que las masas aun no conocen la sociología cristiana. Es necesario, pues, ahora más que nunca, que lleguen a conocerla. Si en lo más íntimo de la voluntad popular se manifiesta este deseo de renovación y de justicia social, es muy lógico que al encontrar la única y verdadera justicia social las únicas normas y leyes de proceso social que pueden ser íntegramente llevadas a la práctica, porque no son utópicas, las masas se adherirán y harán suyas estas doctrinas y estos programas. Y es lógico también que si es menester que se conozca la doctrina social católica hay que hacer propaganda práctica, que consiste en ver plasmadas en la realidad lo que hasta ahora sólo han sido palabras».
8. Si algo bueno tiene el socialismo...
«Si algo bueno tiene el socialismo es lo que ha aprendido de la sociología cristiana. Esto tendrá, por tanto, en el socialismo, algunos puntos de contacto. Uno de los medios de propaganda de nuestra doctrina social será, pues, hacer ver claro lo que de bueno pueda haber en la propaganda, los programas y la legislación social que nos espera. Lo malo, por sí solo, se descartará». [Escrito en marzo de 1936, antes de la Guerra Civil]
9. Qué hacer ante la anti-patria y el comunismo
Frente a la Patria Roja, frente a la patria comunista, delante del monstruo de la revolución, delante de la anti-patria, mostrémonos firmes y valientes, y demos a los hombres aquella paz, aquella justicia, aquel amor que buscan con tanta ansia y que no son capaces de encontrar. Es menester predicar, propagar y hacer conocer la doctrina social de la Iglesia.
10. Los cristianos que desacreditan la doctrina social cristiana
«¡Ay de aquel que, diciéndose cristiano, ataque o desacredite la propaganda social cristiana! ¡Ay de aquel que pudiendo practicar la doctrina social cristiana no lo haga! Que si las palabras del Divino Maestro, aquel que no está conmigo está contra Mí, suenan como terrible sentencia a los oídos de aquellos que conscientes de su catolicismo colaboraron al triunfo de las fuerzas revolucionarias, tanto más serán terribles para los que descuidan sus deberes sociales y cristianos».
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