LA GRAN MENTIRA

La gran mentira de nuestro tiempo es que los condones y la “educación sexual” son la respuesta al problema del embarazo adolescente y el modo de evitar las enfermedades de transmisión sexual. Por el contrario, la “educación sexual” que se pretende impartir es parte del problema, y no parte de la solución.

La mayor parte del contenido que se transmite en las clases de “educación sexual oficial”, no es científica ni médica sino ideológica. Mina la autoridad paterna y los valores tradicionales. Se les repite obsesivamente que las decisiones personales se basan en los sentimientos propios, no en lo que es racional o razonable, sino en lo que “sientes”.

Tratan de desproteger el sentido del pudor y de la vergüenza, de inhibir las reservas que todo individuo tiene para cuidar su intimidad. Se burlan de todo sentido de honor y de dignidad personal. Se hacen preguntas sobre la vida íntima de los participantes y se les expone material gráfico para que sea posteriormente discutido.

Nadie se debe sorprender que esas clases de educación sexual no reduzcan la actividad sexual, sino que más bien la impulsan, y aumenta el embarazo adolescente. El condón da un falso sentido de seguridad, la realidad es que es peligroso tener relaciones sexuales fuera del matrimonio. El hecho de que las clases de “educación sexual amplia” lleven a que se incremente la actividad sexual y el embarazo adolescente, les lleva a decir que eso muestra que la abstinencia sexual es poco realista. Los hechos no cuadran con sus dogmas. La gente inteligente no usa condón, vive lo que es seguro: la continencia. La realidad es que los jóvenes siempre han tenido actividad hormonal, casi siempre se han podido controlar y, en suma, entienden bien los mensajes de castidad…, cuando no están maleados.

Los padres deben saber que sus hijos son sometidos a una gran presión para que tengan relaciones prematrimoniales. En casa se aprende a decir “si me amas, sabrás esperar”, y sabrán vencer a no involucrarse físicamente en relaciones íntimas. La influencia familiar es prioritaria en este tema. Lo que más le pesa a un joven es lo que sus padres piensen y esto es más efectivo que los condones y las clínicas.

Está comprobado que los condones usados por los adolescentes fallan en un 20% de los casos. Ahora quieren hacer el aborto legal y a libre demanda, para quedar bien con las políticas internacionales, aunque se llegue a debilitar al pueblo. “La pobreza o la riqueza de un pueblo está en su sexualidad, en qué tan sana es”, dice Patrick Fagan.

En Minnesota (Estados Unidos), las clínicas abortivas solicitan el permiso explícito de los padres de familia para proceder; con esa medida el embarazo y el aborto adolescente han declinado (Thomas Sowell, Hoover Institution in Stanford, Calif.).

Se dice que hay explosión demográfica, cuando lo que hay es implosión demográfica. No somos muchos los habitantes de este mundo. El mundo tiene la capacidad de dar alimento a 50 mil millones de personas y apenas somos 6 mil millones.

Carlo Acutis fue un millenial muy santo

Carlo Acutis nació en Londres el 3 de mayo de 1991 y murió en Monza, Italia, el 12 de octubre de 2006. Fue beatificado en Asís el 10 de octubre de 2020. Su familia era católica no practicante. Su madre cuenta que su hijo tenía una natural predisposición para lo sagrado. A tres años manifestó le pidió a su madre que lo llevara a la iglesia para saludar a Jesús o llevar flores a la Virgen, expresó su gusto por la piedad y un amor grande a Dios. El niño descubrió la fe gracias a su niñera, una polaca llamada Beata.

Desde muy joven tuvo una devoción especial por la Eucaristía y por la Virgen María, a quien luego definiría como “la única mujer de su vida”. Le gustó especialmente la historia de las apariciones de la Virgen en Lourdes, Francia y en Fátima, Portugal. También fue apasionado de la vida de los santos.

Carlo manifestó su deseo de recibir la comunión, a la que llamó “mi autopista hacia el Cielo”. A los 7 años pidió hacer su Primera Comunión, sus padres consultaron a un prelado, quien lo encontró maduro para ello, y desde entonces hasta su muerte asistió a diario a Misa. También rezo el Rosario todos los días, se confesaba una vez por semana y daba clases de catecismo en su parroquia.

Su madre se apuntó a unas clases de teología para poder responder a las preguntas de su hijo Carlo. Antonia Salzano, la madre de Carlo dice: “Gracias a él comencé un viaje de fe”. Cuenta que cuando salía de viaje preguntaba dónde estaba la Iglesia más cercana para no perderse la Santa Misa. El lema de Carlo era: “No yo, sino Dios”.

Su adolescencia fue como la de cualquier otro joven, ya que tenía muchos amigos, amaba el futbol y los animales. Dedicaba parte de su tiempo a ayudar a personas sin hogar como voluntario en los comedores populares. Estaba particularmente interesado en las tecnologías de la información y comunicación, entre sus pasiones estaba la informática. Desde los once años, investiga en internet e hizo un estudio sobre 136 milagros eucarísticos reconocidos por la Iglesia y los expuso en internet. Sus padres lo apoyaron para hacer esta investigación, ya que iba a los lugares de los hechos.

Se le considera un genio de la informática, un santo eucarístico cibernético. Su intensa vida espiritual lo llevó a crear lo que algunos consideran el “kit para hacerse santo”, compuesto por la Santa Misa, el Rosario, la confesión frecuente, la lectura diaria de la Biblia y el servicio a los demás.

Carlo fue deportista, alegre y estudioso.  En su diario escribió: “La tristeza es dirigir la mirada hacia uno mismo, la felicidad es dirigir la mirada hacia Dios… A veces nos amargamos por la soberbia, en vez de confiar en Dios”. A Carlo le gustaba esta frase: “Todos los hombres nacen como originales pero muchos mueren como fotocopias, ¡no dejes que eso te pase a ti!”.

Pensaba que los adolescentes se hacen ateos porque piensan que de este modo pueden parecer más inteligentes ante sus compañeros, pero a Carlo nunca le importó la opinión de la mayoría. Le agradaba ayudar a los necesitados y darles lo que estaba a su alcance.

El P. Roberto Gazzarigi recuerda a Carlo de estudiante en Milán: “Tengo el recuerdo de un joven de una amabilidad, un señorío y una delicadeza de ánimo verdaderamente notable… Carlo tenía pasión por la vida, para nuestro centro educativo fue un regalo.”

En una entrevista que concedió Antonia reveló detalles poco conocidos. Cuenta que ella no era particularmente devota. Carlo fue muy obediente, muy especial. Le dio la libertad de vivir su fe. Relata que Carlo le dijo en un sueño: “Seré beatificado pronto y poco después canonizado. Después de esto, vendrá una generación de santos”.

Continua su madre: Cuando Carlo estaba frente a la Eucaristía sentía su alma elevada. Siempre rezaba por las almas del purgatorio. Su hijo luchaba con sus defectos. Se impuso jugar sólo una vez a la semana con los juegos electrónicos. Le encantaba comer y se impuso a sí mismo más templanza, pero sabía disfrutar de la comida. Cuando hablaba era un líder, estaba lleno de Dios. Sabía cuando evangelizar. Carlo era niño estaba muy conectado a la tierra pero Jesús fue su primera prioridad.

Carlo, que era hijo único, predijo a su madre que iba a tener mellizos, a pesar de que estaba por cumplir los 40 años. En 2010, cuando Antonia tenía 43 años, dio a luz a una niña y un niño: Francesca y Michele. Ahora tienen 9 años y son también muy piadosos.

A principios de octubre de 2006 enfermó de algo que parecía gripe pero fue leucemia del tipo M3, la más agresiva. Al entrar al hospital le dijo a su madre: “De aquí ya no salgo, pero mamá, te daré muchos avisos. No te preocupes”. Antes de fallecer le dijo a su madre: “Muero feliz porque no he pasado ni siquiera un minuto desperdiciando el tiempo en las cosas que no le agradan a Dios”.

Antes de conocer su enfermedad dijo que si moría, le gustaría que lo enterraran en Asís. Y así se hizo. Su cuerpo descansa en el Santuario de la Expoliación.

Raejsh, de origen hindú, trabajaba en la casa de Carlo, en la limpieza; reveló que al conocer a Carlo, dijo tras su fallecimiento: “Un chico tan joven, tan guapo y tan rico, pudiendo hacer tantas cosas, decidió hacer una vida sencilla, me contagió con su fe profunda, caridad y pureza”. Luego de ver su fe decidió bautizarse y practicar el catolicismo.

EDUCAR EN LA ACEPTACIÓN DEL FRACASO

En educación es muy importante educar a los niños en la aceptación del fracaso, porque en la vida no todo es éxito. Todos nos podemos equivocar, lo importante es reconocer que nos hemos equivocado. Una estudiante se puede equivocar al tener relaciones sexuales con el novio, sin estar preparada para afrontar  una responsabilidad, pero en este mundo todo tiene solución. Puede prepararse para la segunda virginidad, y, si queda embarazada, tiene la opción de dar ese bebé en adopción. De otro modo queda herida y vulnerable para toda la vida, si no pone los medios para curarse. No todo está perdido. Sin embargo, una mujer puede cometer un segundo error: acudir al aborto. Lo que sería funesto es que este error se diera a nivel nacional. ¿Por qué? Porque la gente confunde lo legal con lo ético, y, lo peor que puede pasar es no distinguir entre el bien y el mal. Hay una malicia moral en todo aborto provocado, es gravemente contrario a la ley natural. Hay un derecho inalienable de todo ser humano inocente a la vida. Si quieren que seamos menos, que se fomente la fidelidad matrimonial y la abstinencia en los adolescentes.