“Estamos esperando la iniciativa de Dios”

ENTREVISTA CON EL ENVIADO ESPECIAL DE LA SANTA SEDE PARA LA PARROQUIA DE MEDJUGORJE, EL ARZOBISPO HENRYK HOSER

A través del portal polaco católico y patrocinado por el Arzobispado de Varsovia, Stacja 7, llega a nosotros una entrevista realizada por la periodista Alina Petrowa Wasilewicz a Mons. Henryk Hoser, el 16 de septiembre de 2020, sobre la situación actual de Medjugorje y una lectura del mundo con relación a Medjugorje.

ALINA: Nos encontramos con el Arzobispo Visitador Apostólico de carácter especial, enviado especial del Santo Padre para Medjugorje. ¿Cómo comenzó todo?

MONS. HOSER: En 2017, la Santa Sede me pidió que investigara lo que estaba sucediendo en Medjugorje. Vine aquí entre marzo y abril, escribí un informe introductorio en mayo y el texto completo en otoño. El mismo pesaba cinco libras con adiciones y accesorios. Al poco tiempo fui citado al Vaticano, hablé con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, y me hizo una oferta que no pude rechazar…

ALINA: Entonces padre, estamos con el arzobispo embajador especial del Santo Padre…

MONS. HOSER: Sí, y no solo debería investigar, sino también dar forma a la situación y desarrollar este lugar desde una perspectiva pastoral. Esto es un gran problema y una tarea, me dieron instrucciones escritas en cuatro páginas A4.

ALINA: ¿Qué está pasando realmente en Medjugorje? Tres años son suficientes para conocer en detalle el fenómeno de este lugar.

MONS. HOSER: Vienen peregrinos de todo el mundo, vienen muchos polacos. Hay alrededor de dos millones de peregrinos cada año. Los confesores dicen que cuando alguien se confiesa después de mucho tiempo de no hacerlo, casi siempre sucede por una conversión radical, por ejemplo, se acerca alguien con sesenta años y su última confesión fue para su Primera Comunión y estuvo toda la vida fuera de la Iglesia con una vida descarriada. Estas confesiones son muy agotadoras. Recientemente me han dicho que cada vez hay más problemas bioéticos en la vida de las personas. Toman decisiones de las que se arrepentirán más tarde y al final no saben cómo salir.

Los sacerdotes necesitan ser educados para que sepan qué responder a estas personas. Supongamos que llega una mujer, dice que ha tenido una fecundación in vitro, que ha abortado varias veces después de estas fecundaciones, que todavía quedan 6-9 embriones en el laboratorio que crearon. Estos son problemas y hay que saber qué aconsejar a esos penitentes. Y esto aparece cada vez con más frecuencia, porque las técnicas de fecundación in vitro ya se utilizan en todas partes. Y las personas que participaron en él descubren ex post, [es decir, después del hecho], que no era la vía correcta.

Los pastores prestan mucha atención a las personas adictas a las drogas, el alcohol y las actividades criminógenas.

ALINA: Medjugorje parece ser la capital mundial de los hijos pródigos. Pero también me refiero a los jóvenes, por ejemplo los británicos con tres o cuatro hijos que vienen aquí…

MONS. HOSER: Y aquí descubren una espiritualidad que no tienen ni en casa ni en las Iglesias locales. Vienen a confesarse, ya que ordinariamente no pueden, porque los sacerdotes en Occidente han dejado de confesar. Y lo digo con toda responsabilidad, ya que trabajé siete años en París y tres años en Bruselas. Los sacerdotes ya no confiesan a los fieles porque creen que la confesión es “culpabilizar”, es decir, decirles a las personas que son culpables y eso lo consideran malo para su bienestar, piensan que deberían ir a un psiquiatra y luego ser tratados para que no se sientan culpables. Aquí en Medjugorje la gente reconoce que no todo ha ido bien en su vida, piden perdón y descubren la espiritualidad. Es muy sencillo y al mismo tiempo, gracias a este sacramento, suceden grandes cosas, se dan conversiones espectaculares. Una vez que estaba cruzando el patio frente a la iglesia, un sacerdote se me acerca, de cuarenta años, tal vez cuarenta y cinco. De Australia. Y dice que se convirtió aquí. “Yo era alcohólico y drogadicto. Vine aquí y aquí fui sanado. Y ahora soy un sacerdote feliz». Y tenemos muchos de estos casos, lo que significa que hay una tremenda gracia operando aquí, porque no es humano transformar a las personas de esa manera.

Incluso gente del mundo del espectáculo, celebridades … Cuando celebramos el Festival de la Juventud hace unos años en julio, vino de Split una croata, Blanka Vlasić, de 1,93 cm de altura, campeona mundial de salto. Ella vio cómo, como deportista, se convirtió aquí y recuperó el sentido de la vida, la acción y la oración. Habló de ello frente a miles de personas y causó una gran impresión.

Aquí no se ofrecen maravillas extraordinarias a la gente. Se reza el rosario juntos, se celebra la Eucaristía, es decir, se ofrece el pan de cada día, el que la Iglesia ha dado a los hombres durante siglos. Después de la Eucaristía hay una oración de sanación, pero es una oración ordinaria.

ALINA: No hay “salidas” emocionales, ni rarezas, solo hay que escuchar el llamado de la Gospa a los videntes: vuelvan al pan que han abandonado. ¿Puede confirmar esto?

MONS. HOSER: Sí. Aquí la gente descubre la adoración, que tampoco conocía. Después de todo, ¿cuántas veces adoran durante una hora?, la gente se sienta, nadie se va, hay un completo silencio. Cuando termina, la gente aplaude. A los italianos les gusta aplaudir, y aquí todos aplauden. Después de adorar la cruz, la gente aplaude. Y estas son las cosas de las que la gente en Occidente carece. Nuestras iglesias son a menudo un desierto espiritual, especialmente en Occidente. El sociologismo reina allí. Y el psicologismo.

ALINA: ¿Cuál es el futuro de una Iglesia así?

MONS. HOSER: Quedarán mechones de hierba. Porque en este momento, la última generación de sacerdotes que trabajan allí están muriendo en Occidente. Y por eso no veo posibilidades. Sí, hay élites, hay comunidades entusiastas, pero son fracciones. Francia es un país especial en este sentido. Pero en Alemania el movimiento de Medjugorje se está desarrollando; también en España, que está muy secularizado y en Portugal, que también está muy secularizado. Y están empezando a renacer, pero al mismo tiempo tenemos un increíble influjo del Islam.

ALINA: ¿Cuáles son sus experiencias con los videntes?

MONS. HOSER: Son adultos. Han creado familias, tienen hijos, algunos tienen nietos. Primero que nada, son personas normales. No tuve la sensación de que tuvieran trastornos mentales, con síntomas psicóticos o neuróticos. Estas personas caminan con los pies en la tierra, tienen su familia, trabajos y otras responsabilidades, y hablan de una manera que no es en absoluto exaltada. Pero hablan con tanta confianza que es difícil negar su experiencia. La primera vez que les hablé, uno de ellos alzó la voz y dijo que habían pasado treinta y siete años desde las apariciones del Podbrdo en 1981, “y siguen acusándonos de ser estafadores, de ser manipuladores”.

Hay varias cosas que hacer aquí, todos han notado que la infraestructura en Medjugorje es modesta, y para tantos peregrinos, la Iglesia de Santiago Apóstol es demasiado pequeña. Demasiado pequeña en verano e invierno. Y las instalaciones para retiro y catequesis son muy débiles, muy pobres. Me ocupo de estos asuntos, pero incluso si la liturgia es apropiada o hay que cambiar algo, aunque creo que la liturgia es generalmente correcta, excepto por algunos detalles menores. Lo que me alegra es que, como sucede con san Luis María Grignion de Montfort, el culto mariano local es cristocéntrico, María siempre se refiere a Jesús, como lo fue en Caná de Galilea. Y aquí es así: en el centro está la Palabra de Dios, está la Eucaristía, está el Vía Crucis, el Rosario, están los misterios de Jesucristo y de Nuestra Señora. Atrae a la gente.

ALINA: Respetando los secretos del Vaticano: ¿cuál es la posibilidad de que la Iglesia hable oficialmente de las apariciones? La posición hasta ahora era y sigue siendo escéptica. Usted ha dicho que la atmósfera alrededor de Medjugorje es al menos favorable y que esto tiene un efecto positivo en el número de peregrinos que vienen aquí. ¿Puede usted revelar algo del secreto Vaticano?

MONS. HOSER: Al evaluar las apariciones, es importante conocer su contenido. Este fue examinado íntegramente por una comisión nombrada por el Papa Benedicto XVI presidida por el Cardenal Camilo Ruini. Estuvo trabajando hasta 2014 y presentó todos los documentos, lo hicieron con gran detalle, y también vinieron aquí para la investigación. Ya habían venido muchos equipos médicos que examinaron a los videntes durante las apariciones y no encontraron ninguna patología.

La profesora Alina Midro, miembro del equipo de bioética de la Conferencia Episcopal de Polonia, tiene una amiga, profesora de medicina, no muy lejos de aquí, en Mostar. Y dijo que en una ocasión llevaron a estos jóvenes al hospital de Mostar para investigarlos y no encontraron ninguna patología, ni física ni mental. Y eso fue durante la época comunista. Y aquí el comunismo fue muy duro, mucho más que en Polonia.

Esta profesora de Mostar era atea, aunque estaba bautizada, pertenecía a la juventud comunista, era activista. Y por curiosidad, vino a Medjugorje durante las apariciones en el Podbrdo, y allí estaba Vicka, una de las videntes. Y le pregunta a Vicka si puede acercarse. Entonces Vicka le preguntó a la Madre de Dios, y la Madre de Dios le dijo que la profesora se podía acercar, y cuando se acercó, preguntó si podía tocar a la Madre de Dios Y nuevamente Vicka dijo que le preguntaría a la Virgen y la respuesta fue sí. La profesora estiró los brazos: no sintió un cuerpo, pero sintió que había cambiado por completo. A partir de ese momento, se convirtió en creyente. Escuché esta historia en Białystok, durante un seminario de bioética con la participación de la profesora de Mostar.

ALINA: Hace unos años se hizo un documental polaco de Leszek Dokowicz y Maciej Bodasiński: The Last Challenge. La película termina con una escena en la que Vicka durante la Santa Misa lee un extracto del Apocalipsis y durante el filme se habla de diez secretos que la Virgen confió a Mirjana, y hubo declaraciones de un sacerdote que debe anunciar de antemano el contenido de estos secretos al mundo. Creer en la veracidad de estas revelaciones no es necesariamente necesario para la salvación, pero están sucediendo hechos extraordinarios aquí, ¿cómo debemos abordarlo?

MONS. HOSER: Las apariciones marianas del siglo XX son apocalípticas. Esto es Fátima y Kibeho en Ruanda. En ambas hubo una visión del Infierno. Incluso en Ruanda, los niños vieron el infierno. Esta es una especie de llamada de atención debido a la mala condición en la que se encuentra la humanidad. En cuanto al Apocalipsis, no es que vaya a tener lugar solo en el fin del mundo, porque ya se ha estado produciendo en varios episodios. Durante el siglo XX, dos guerras mundiales: fueron experiencias apocalípticas, millones de inocentes murieron, se han producido crímenes inauditos e increíbles. [Esto] sucede y continúa [sucediendo incluso hoy]. Veo estas revelaciones desde una perspectiva escatológica. Nuestra Señora nos llama, ante todo, a la conversión a Dios. En este momento, la situación en el mundo está empeorando. La Tercera Guerra Mundial aún no ha llegado, porque no vale la pena, porque no habrá vencedores, ellos mismos serán derrotados, habrá un desierto. Las potencias no quieren usar armas nucleares, pero están empezando a pensar en ello de nuevo. Y así la paz pende de un hilo.

Y la decadencia, la degradación de las relaciones humanas, también está empeorando. Por ejemplo, los matrimonios se están desmoronando. Después del final del Festival de la Juventud, se me acercó una chica española de unos 20 años de Barcelona. Habló de una nueva categoría de jóvenes y de personas marcadas de por vida, estigmatizadas por el divorcio de sus padres. Les duele tan profundamente, les trastorna tanto sus perspectivas de vida que ya no pueden establecer familias permanentes porque no creen en ello. Y dijo que era hora de que la Iglesia cuidara de estos niños, porque solo Dios podía sanarlos. La Madre de Dios es nuestra madre; el nombre más antiguo para ella en la Iglesia es Mater Ecclesiae – Madre de la Iglesia. Pero hoy tenemos un ambiente, simbolizado por la película ” Kler” (Clero), que muestra que toda la Iglesia es delincuente, completamente degenerada, y esta es la imagen de la Iglesia que se vende, y la gente lo cree. Toda esta situación huele a Apocalipsis.

Pero la esperanza no se pierde. Dios es más grande, este es mi lema episcopal. Dios es más grande y tiene todo bajo control. Estamos esperando la iniciativa de Dios. Ahora, varias profecías se están multiplicando, se supone que hay muchas de ellas sobre tres días de oscuridad que van a abrazar la tierra. Santa Faustina tuvo una revelación así. Para nosotros los creyentes significa movilización, no podemos observar el mal pasivamente, debemos reaccionar.

Fuente: https://stacja7.pl/rozmowy/abp-hoser-medjugorie-apokalipsa-toczy-sie-teraz/

Traducido y publicado por: https://infomedjugorje.org/

Dios tiene el control de todas las cosas.

Marino Restrepo dice que estamos en el tiempo de la gran gracia. A Dios le gusta que le contemos nuestra vida y nuestros problemas, porque somos sus hijos, aunque él sabe todo lo que nos pasa. Hay quien Piensa: “El Señor no ha respondido a mi oración en el tiempo mío” y es que Dios tiene su tiempo, pero hay que saber que Dios tiene el control de todas las cosas.

Si él no nos concede algo que le hemos pedido es porque no nos conviene. Si estoy enfermo pido el alivio, si no tengo trabajo lo pido y eso es la lógica humana, pero la lógica divina no siempre es así. A veces Dios permite que estemos enfermos porque con esa enfermedad nos salva de otros males espirituales, y a través de nosotros salva a otras personas. Sé que Dios me escucha y está presente en mi vida. Estamos viviendo tiempos muy difíciles: el final de los últimos tiempos. Hay que ver las señales de los tiempos. El mundo se está volviendo degenerado y violento, pero el Señor nos da la fuerza para no tener miedo y vivir la vida de acuerdo a lo que él nos ha enseñado. Entre más se acerca su regreso, más caos hay en el mundo porque los ángeles de Satanás están furiosos porque se le está acabando el tiempo. Esa visión la tuvo San Juan Apóstol hace dos mil años. El mundo de hoy es hiperactivo y busca que no tengamos tiempo de pensar en Dios y en la vida eterna, sino sólo en las preocupaciones materiales, por eso hay tantas almas desnutridas que no saben amar ni perdonar, no tienen paciencia ni tolerancia, y tienen solo amor propio. De allí viene el aborto, el asesinato, el chisme, la maledicencia, la avaricia desesperada por el dinero, y eso es lo que les da la vida pero una vida que es muerte. Si el Apocalipsis dice que el diablo con sus ángeles fue lanzado a la tierra, hay que saber que la batalla es contra ellos, no contra la sangre y la carne, sino contra los demonios que son poderes de las tinieblas. Estos espíritus rondan la tierra.

El diablo probó a Job y Job pasa la prueba, es una historia de triunfo. El diablo nos prueba como probó a San Pedro y a los primeros cristianos.

Dios permite que el diablo nos tiente para fortalecernos, esto es una realidad inexplicable. Estamos en la tierra con los espíritus desterrados. Tenemos que enfrentarnos a potestades infernales. El diablo sabe que podemos ir al Cielo si obedecemos a Dios, él tiene envidia porque somos capaces de Dios, de ir al Cielo. Tenemos un Ángel guardián que nos defiende de los poderes invisibles.

No podemos confiar en una persona que desprecia a la Madre de Jesús, es síntoma de que aquello no es de Dios. Satanás odia a la Virgen. Hay personas que destruyen los crucifijos porque los desespera, claramente es un mensajero del diablo, aunque esa persona sane enfermedades o haga milagros. No podemos dejarnos engañar por esos predicadores que se saben las Escrituras de memoria. En sus tentaciones en el desierto Jesús nos muestra cómo actúa el diablo y cómo el diablo cita la Escritura, un Salmo, para tentarlo. Estos falsos profetas están en la batalla espiritual y hemos de saber localizarlos.

La Nueva Era no tiene nada nuevo, es lo más viejo que hay, lleva a adorar a la naturaleza y a las criaturas pero no al creador. Se viste de luz. Está lleno de psicoterapias y medicinas alternativas, muchas de ellas son esotéricas y mágicas, es la superstición hecha industria. Son culto a las fuerzas de la naturaleza para que nos centremos en nosotros mismos y dejemos de centrarnos en Dios. La explosión más grande de la Nueva Era en el cristianismo es el protestantismo y las sectas.

San Pablo vio a Jesús, y el Señor le infundió en el corazón todo el conocimiento que les dio a los apóstoles en tres años. San Pablo pudo ir por su cuenta pero él acude a Pedro y a los apóstoles. San Pablo dice que llevaba las marcas del Señor en su carne, era estigmatizado, teniendo los dones de Cristo, se puso en manos de Pedro, y Pedro le envió a predicar a los gentiles y obedeció. No montó su propia iglesia cristiana. El que no está en obediencia a Pedro está fuera del querer de Dios. No podemos confiar en esos híbridos sueltos de la Iglesia Católica. El que niegue el sacramento de la eucaristía o la confesión, es un hereje, un mentiroso. Jesús nos mostró que él está en ese pan transustanciado, y San Pablo dice que no hemos de comerlo indignamente porque nos comemos nuestra propia condenación. Y a los católicos a veces nos da miedo decir que las sectas engañan. Hay que denunciarlas porque lo importante es complacer al Señor. Estamos en una batalla espiritual que no es contra el mafioso ni contra el secuestrador, sino contra los poderes del mal que los usan a ellos como esclavos. La solución no es la pena de muerte sino rezar por su conversión. Que el Señor nos bendiga para vivir bien esta batalla espiritual.

En su última Pascua San Juan Pablo II dijo: Veo el futuro oscuro, pero alegrémonos porque Cristo ha resucitado.

«Que sea eso que Tú quieres»

El día 28 de septiembre de 1920, san Josemaría se incorporó al  Seminario de Zaragoza. Los años que permaneció en la ciudad del Ebro supusieron la forja de su alma sacerdotal y preparación del instrumento del que Dios se valdría para abrir un nuevo camino de santidad dentro de la Iglesia universal.

Seminario de San Carlos. Foto: PMRMaeyaert – Own work, CC BY-SA 3.0.

Cualquier vida se resiste a ser reducida a meros datos biográficos, por relevantes que parezcan. Pero en el caso de la vida de los santos nos sentimos empujados a conocer al menos aquellos momentos que marcaron su vida incluso por más pequeños que pudieran parecer, pues son los santos los que marcan el verdadero y profundo acontecer de la Historia. Este es el caso, por ejemplo, del acontecimiento cuyo centenario ahora vamos a conmemorar: la incorporación de san Josemaría Escrivá de Balaguer al Seminario de Zaragoza, el día 28 de septiembre de 1920.

EN ZARAGOZA AÑADIÓ A SU ORACIÓN HABITUAL EL “DOMINA, UT SIT” DIRIGIDO CON FE A LA VIRGEN DEL PILAR

En efecto, por más que desde fuera esa fecha pueda parecer irrelevante a ojos de un biógrafo que carezca de sentido histórico, aquel día fue una fecha importante pues no sólo tuvo lugar el ingreso de un seminarista joven (tenía 18 años) a Zaragoza y que luego subiría a los altares. Ese día, sobre todo, aquel futuro santo comenzó su etapa en la capital aragonesa, en la que viviría los siguientes cinco años antes de trasladarse a Madrid. La capital de España sería definitivamente su “Damasco”, pues allí le haría ver Dios la misión que le pedía desde que era adolescente: fundar el Opus Dei.

Si fue en Logroño donde Josemaría Escrivá notó los barruntos de algo que le pedía Dios en forma de unas huellas en la nieve de un carmelita descalzo, la etapa de Zaragoza por su parte supuso la preparación del instrumento del que Dios se valdría para abrir un nuevo camino de santidad dentro de la Iglesia universal. Y si en Logroño comenzó a repetir el “Domine, ut videam” como el ciego de Jericó, en Zaragoza añadió a su oración habitual el “Domina, ut sit” dirigido con fe a la Virgen del Pilar. De este modo, Logroño y Zaragoza aportaron la luz para ver y la fuerza para querer que Josemaría necesitaba para ser el Fundador del Opus Dei.

Los cimientos de un gran edificio

El joven Josemaría sintió al principio cierta inclinación hacia la Arquitectura. Don José, su padre, le aconsejó prudentemente cursar los estudios de Derecho. Fue por entonces cuando Dios se cruzó en su camino pidiéndole algo que estaba aún por descubrir. Aquellos barruntos sobrenaturales acabaron por decidirle a entrar en el Seminario de Logroño, ciudad donde vivía entonces con su familia tras el traslado desde Barbastro, con el objetivo principal de estar más disponible para lo que le pidiera Dios. Pero, ¿qué hacer con el consejo de su propio padre de cursar Leyes?

Ante el cambio imprevisto de planes, Josemaría reconsideró entonces la posibilidad de trasladarse a alguna ciudad donde poder cursar estudios de Derecho, al mismo tiempo que se preparaba en el Seminario para ser sacerdote. De ese modo seguiría el consejo de su padre y podría seguir el impulso de Dios. Ese fue el motivo por el que decidió ir a Zaragoza, ciudad cercana y bien comunicada con Logroño, y que sí disponía de una prestigiosa Facultad de Derecho. Como el tiempo demostraría, la elección de estudiar Derecho además de cursar el Seminario fue muy acertada para la misión que le esperaba.

En ese contexto, y con ese sentido último, aquel 28 septiembre se incorporó como alumno interno al seminario de San Francisco de Paula, ubicado dentro del Real Seminario Sacerdotal de San Carlos (ocupaba las plantas tercera y cuarta del edificio; él ocupó la tercera, preparada para alumnos de Teología). Su presidente era por entonces don Miguel de los Santos Díaz y Gómara, obispo auxiliar desde julio de 1920. Durante su estancia en el seminario de San Francisco el rector fue don José López Sierra. Al mismo tiempo, comienza a ser alumno de la Universidad Pontificia de San Valero y San Braulio, para comenzar el segundo año de Teología. En el Seminario residirá casi cinco años, hasta el verano de 1925; a la Universidad acudirá con regularidad hasta junio de 1924, fecha en la que finaliza sus estudios eclesiásticos en Zaragoza.

Desde el punto de vista externo, Josemaría notó mucho ese cambio en el itinerario de su vida. Era la primera vez que se alejaba de su hogar ya que, aunque en Logroño había estado como seminarista, allí lo hacía como alumno externo. Pero fue sobre todo internamente, por la labor que hizo en él la gracia de Dios y por las circunstancias que le rodearon esos años, donde más se notó el cambio en aquel muchacho que debía y quería prepararse para servir fielmente e Dios en lo que le pidiera.

PODRÍA DECIRSE QUE FUE EN ZARAGOZA DONDE JOSEMARÍA ESCRIVÁ DESCUBRIÓ E INTEGRÓ ALGO QUE LUEGO ENSEÑARÍA SIEMPRE: LA UNIDAD DE VIDA

Bien podría decirse que fue en Zaragoza donde Josemaría Escrivá descubrió e integró algo que luego enseñaría siempre: la unidad de vida, entendida como una profunda y radical unidad que se debe dar en cada persona entre la vida interior de trato con Dios de quien desea ser contemplativo y las manifestaciones externas y humanas de quien ha sido llamado a vivir en medio del mundo.

Experto en humanidad

Los padres de san Josemaría cuidaron siempre con esmero la formación humana de su hijo. Durante su etapa en Zaragoza aquel muchacho siguió creciendo enormemente en esa faceta humana: virtudes como el orden, la limpieza, el cuidado material de las cosas (especialmente el esmero de todo lo que hiciera referencia al culto)… y otras más profundas como la comprensión y la paciencia, o la simpatía y la alegría. Eran virtudes que ya por naturaleza poseía y cuidaba, pero en esos años arraigaron y se hicieron dominantes en su forma de ser y pensar.

También en esos años se formó intelectualmente con la lectura abundante de obras de literatura clásicas que tanto le ayudaron a tener modelos humanos de referencia; y por supuesto aprovechó al máximo la formación teológica y jurídica que recibió.

En definitiva, el aspecto humano de la formación, tan necesario para poder estar verdaderamente disponible a la voluntad de Dios, se forjó definitivamente en Zaragoza en todas sus manifestaciones. Ahora bien, si hubiera que destacar alguna de ellas, tal vez podríamos destacar su amor a la obediencia (lealtad humana y fidelidad sobrenatural) y su enorme capacidad de relacionarse y de vivir la amistad, con las variadas formas que ésta virtud puede adquirir.

JOSEMARÍA ADQUIRIÓ YA ENTONCES ESA CAPACIDAD QUE SIEMPRE TUVO DE VOLCARSE EN CADA PERSONA QUE CONOCÍA

Respecto a la obediencia, fueron años donde aprendió el valor definitivo que llega a tener esa virtud vivida hasta el extremo para poder ser fieles a la voluntad de Dios. Mientras vivía con humildad y sobrecogido con la expectación de algo sublime (“y yo medio ciego, siempre esperando el porqué”), se sometía al flujo cotidiano de la vida tal y como iban tomando forma los acontecimientos, sin poderlos ni quererlos controlar.

Descubrió que los proyectos humanos se van divinizando hasta coincidir con el querer divino cuando nos mostramos verdaderamente disponibles a la moción de Dios. Es significativo y gráfico, en ese sentido, un sencillo y pequeño gesto en su primer día de Seminario. Antes de cruzar el umbral de la puerta del edificio del San Carlos, entregó al portero, que las recibió asombrado, las pipas y el tabaco, todo el aparejo de fumador. Era como un signo de ruptura con pequeñas aficiones, expresión visible de la seriedad con que se disponía a emprender esta nueva singladura, que mostraba la disponibilidad y la libertad con la que afrontaba su camino. A partir de aquel día, Dios se encargaría de darle en esos años muchísimas oportunidades de crecer en esas buenas disposiciones.

Por lo que toca a su enorme capacidad de relacionarse y entablar amistad, no sólo es que tratara con gran afecto y atención a los demás seminaristas (y al mismo tiempo con la fortaleza necesaria propia de la caridad, sobre todo desde que al poco tiempo de ingresar fue nombrado inspector del Seminario), sino que también supo construir amistades que pudo mantener durante toda su vida tanto con aquellos compañeros como con profesores de gran talla intelectual mucho mayores que él.

Más aún, lejos de conformarse con las relaciones puntuales que se le abrían al paso durante esos años, Josemaría adquirió ya entonces esa capacidad que siempre tuvo de volcarse en cada persona que conocía, algo tan propio del alma sacerdotal que crecía en su corazón. En definitiva, pese a su enorme juventud, aprendió por entonces a ser “maestro y guía de santos”.

Piedad de aragonés

Junto a la formación humana y la disposición a obedecer sin límites a lo que el Señor le pidiera, Zaragoza proporcionó a aquel muchacho el tiempo, el lugar y los medios para poder crecer y profundizar en esa “piedad de aragonés” que le habían inculcado en su familia.

Actualmente, esta pequeña estatua de la Virgen se encuentra en la sede central del Opus Dei en Roma.

Sólo ya su modo de firmar aquellas poesías que por entonces le gustaba escribir con ingenuidad y que rubricaba con la expresión “El clérigo corazón”, o el apodo de “el soñador” o “rosa mística” con que algunos le calificaban –con mejor o peor intención–, ya muestran que aquel seminarista destacaba por su piedad.

Su modo afectivo de tratar a Dios daba cuenta ya de algo que iba a necesitar antes que ninguna otra cualidad: un enorme corazón de carne fraguado en la forja del Corazón de Cristo. ¡Cuánto le ayudaría esa imagen del Corazón de Jesús envuelto en llamas que puede contemplarse en el retablo de una capilla lateral de la iglesia de San Carlos y que pasados muchos años querrá replicar en el Oratorio que lindaba con el cuarto de trabajo y habitación en la que vivió tantos años en Roma! Piedad firme, por más que pasen los años. Piedad de aragonés.

LA VIRGEN LE CONCEDIÓ LA FORTALEZA DE PADRE Y LA TERNURA DE MADRE QUE LUEGO LE SERÍAN IMPRESCINDIBLES EN SU MISIÓN APOSTÓLICA

Desde luego, también su amor a la Virgen creció muchísimo en esa época hasta desbordarse, gracias entre otras cosas a sus visitas diarias al Pilar. La Virgen le concedió la fortaleza de padre y la ternura de madre que luego le serían imprescindibles en su misión apostólica y sello indeleble de su alma de sacerdote. La ternura, como máxima expresión de la virtud de la fortaleza auténtica. La misma ternura y fortaleza que reparte a manos llenas la Virgen del Pilar constantemente con quienes se le acercan con cariño de hijos pequeños. Piedad de aragonés.

También la piedad eucarística irá entonces in crescendo, acompañando durante aquellos años muchísimas horas a Jesús sacramentado (noches enteras de oración). ¡O cómo recordaba aquellas procesiones del Corpus Christi que recorrían el Coso, con cientos de hombres maduros, con una fe tan grande como los enormes cirios que portaban, mientras acompañaban sobrecogidos a Jesús sacramentado! O su temor y temblor al dar las primeras bendiciones con el Santísimo Sacramento o al dar, sencillamente, la Sagrada Comunión a los feligreses. Piedad recia e infantil. Piedad de aragonés.

Base de la pequeña imagen de la Virgen del Pilar, donde san Josemaría escribió la jaculatoria Domina, Ut sit! – Señora, ¡que sea!-, con la punta de un clavo.

Y por supuesto, la Cruz, forjadora de la piedad más auténtica. “Así trata Dios a los que quiere”, recordaba años después, repitiendo esa enseñanza que aprendió de un profesor de Derecho, quien le contaba la historia de un hombre que usaba piedras muy especiales para su molino de canela y que, a falta de ellas y sin poder lograrlas de ningún modo (no eran fáciles de adquirir pues venían de Alemania) recibió de otro el consejo sencillo de buscar en el río cantos parecidos a los que necesitaba y darles vueltas y vueltas ajustadas a la piedra de molino, hasta que tomaran la forma conveniente. Así, puliendo unas piedras contra otras, aquellas piedras quedaron tan lisas como las de Alemania… Y concluía aquel maestro, mirando intensamente al joven seminarista para que calara en su alma inexperta: “Así trata Dios a los que quiere… ¿Me entiendes, Escrivá?, ¿me entiendes?”. Pues bien, así, como un canto rodado y pulido por las aguas y la gracia, del Ebro y de Dios, durante cinco años, Josemaría fue adquiriendo la adecuada forma de Cruz que iba a necesitar para ser aquella piedra del edificio que necesitaría el arquitecto divino para hacer su Obra, hasta el punto de hacerle exclamar dirigiéndose al Señor, desahogando su alma, justo antes de marchar a su primer destino, Perdiguera: “¡Cómo me tratas, cómo me tratas!”. Solía recordar con zozobra su primera Misa en el Pilar ofrecida por el alma de su padre recientemente fallecido, toda una estampa de dolor con la imagen grabada de su madre vestida de luto. Con el tiempo comprendería que todo aquello formaba parte importante de los planes de Dios que sus padres le enseñaron a vivir. Sus padres, con su piedad de aragoneses.

Estos son, muy a vuela pluma, algunos de los motivos que hacen muy relevante el recuerdo de aquel 28 de septiembre de 1920. Las biografías y estudios que gracias a Dios se han ido haciendo, cada vez más profundos y concretos, han ido sacando a la luz muchísimos más que muestran hasta qué punto la etapa de san Josemaría en Zaragoza fue aprovechada por Dios para moldear aquel instrumento fiel que sería el fundador del Opus Dei.


D. Antonio Schlatter Navarro