No queremos ser esclavos

Existen dos formas de conquistar y esclavizar a una nación: una es por la espada; la otra, es por la deuda. En el mundo pasan muchas cosas inexplicables, pero estudiando un poco de política internacional, se empiezan a entender algunas cosas. Un hombre que trabajó en la CIA, finalmente se arrepintió de los trabajos “sucios” que hizo, y para reparar el daño hecho, dio un testimonio para desenmascarar las estrategias usadas: John Perkins, ex agente de la CIA –quien se llama a sí mismo gangster económico-, explica cómo se manejan las cosas en Estados Unidos para sacarle jugo a los países del Tercer Mundo.

Para manipular a los presidentes, los agentes de la CIA les ofrecen unos cuantos millones de dólares para corromperlos y para que actúen conforme a los intereses norteamericanos, pero si no aceptan, les envían chacales que provocan revueltas o levantamientos populares de gente pagada, y si así tampoco lo logran, dan un golpe de Estado o mandan matar a ese presidente, como sucedió con Jaime Roldós, presidente de Ecuador en 1981, quiso organizar el sector de los hidrocarburos, que amenazaba los intereses de los EE.UU.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Bando Mundial (BM) endeudan a un país al grado que no puede pagar la deuda, y a continuación le piden refinanciar esa deuda y pagar más intereses. Luego se ponen una serie de condiciones: vender sus recursos naturales a bajo precio –como el petróleo-, además de muchos de sus servicios sociales, empresas de servicios públicos, sus sistemas escolares, a veces, sus sistemas penales, sus sistemas de seguridad… a las corporaciones extranjeras. Por lo tanto es una planeación doble, triple, cuádruple.

La estafa base es simple: endeudan, sea por iniciativa propia o a través de corromper al líder de ese país,y luego, imponen condiciones o  “estructuras de ajuste político” que usualmente consisten en lo siguiente: Devaluar su moneda; cuando el valor de la moneda baja, también bajan todos los valores asociados a ella; esto hace que los recursos indígenas queden disponibles a los “países depredadores imperialistas” a una fracción de su valor. Recortes del gasto social, esto usualmente incluye la educación y la salud, comprometoendo el beinestar y la integridad de la sociedad, djando a la ciudadanía en una posición vulnerable a la explotación. Privatización de las empresas de propiedad estatal. Esto significa que los sistemas socialmente importantes pueden ser comprados y regulados por corporaciones extranjeras con fines de lucro.

Por ejemplo, en 1999 el Banco Mundial insistió en que el gobierno de Bolivia vendiera su sistema de agua pública, de la tercera ciudad más importante, a una subsidiaria de la corporación estadounidense Bechtel. Tan pronto como esto ocurrió, las cuentas del agua potable de los empobrecidos residentes se dispararon desorbitadamente. Hasta que una revuelta del pueblo hizo que el contrato con Bechtel se anulara.

Luego está la liberalización del comercio; se abre la economía liberando cualquier restricción económica internacional. Esto permite una incontable cantidad de prácticas comerciales abusivas, ya que la introducción de productos en masa de las corporaciones transnacionales, inferiores a los niveles de producción de las industrias nativas, arruinan las economías locales. Esto sucedió en Jamaica, que después de aceptar préstamos y condiciones del Banco Mundial, perdió gran mercado de producción, por la competencia con las corporaciones occidentales. Hoy, innumerables campesinos no trabajan ya que no pieden competir con las grandes corporaciones.

Otra variación es la aparición de innumerables fábricas de explotación laboral, que aprovechan las condiciones impuestas. Adicionalmente, a causa de la desregulación productiva, la destrucción del medio ambiente es perpetuo, mientras los recursos del país son explotados sin misericordia por las corporaciones y transnacionals, produciendo grandes cantidades de polución deliberada.

Para mayor información, leer libro: John Perkins, Confesiones de un gangster económico. La cara oculta del imperialismo norteamericano (Confessions of an Economic Hit Man)https://youtu.be/oh-j0icoz3o o  https://youtu.be/Zb4qtFgiqjs

De guardia civil en el País Vasco luchando contra ETA a sacerdote

«Mi entrega quería ser total»

De servir a Dios y a su Patria como Guardia Civil a hacerlo como sacerdote. Este es el principal cambió que experimentó Pablo Lucena, cuando decidió pedir la excedencia como miembro del Instituto Armado para responder a la llamada que Dios le hacía. Ahora, este religioso ha sido destinado a Valencia, concretamente a la iglesia de San Juan del Hospital, y ha contado su historia al Arzobispado de Valencia.

Durante su etapa como guardia civil que dejó siendo teniente ejerció su profesión en el País Vasco en los años que el terrorismo de ETA hacía estragos y posteriormente en Tarifa, donde luchó de manera incansable contra el narcotráfico y el contrabando.

Guardia Civil en el interior del País Vasco

“Estuve en dos destinos a cual más interesantes. Primero estuve mandando los cuárteles de Murguía y Llodio, en Álava, de julio de 1993 a noviembre de 1995. Después marché a Algeciras y mandé la unidad de información”, explica el sacerdote al semanario Paraula.

Pablo Lucena besando la bandera en 2018 en Aranjuez en las bodas de plata de su promoción de la Guardia Civil 

Pablo Lucena explica que “la verdad es que disfruté en el País Vasco y pude conocer de primera mano las miserias del terrorismo y del narcotráfico”, y que hasta su partida al seminario vivió siempre en una casa cuartel de la Guardia Civil, pues él mismo era hijo de oficial de este cuerpo policial.

La potente llamada al sacerdocio

Este oficial en excedencia de la Guardia Civil pertenece a la prelatura del Opus Dei. Fue precisamente en esta realidad donde descubrió una vocación que sobrepasaba la que él creía que “era absoluta”. Pero el servicio a Dios al final prevaleció.

“Descubrí mi vocación al sacerdocio siendo numerario del Opus Dei. Me pasó como a tantos otros numerarios. Como también le pasó a la Virgen. En su primer ‘sí’ a Dios Padre estaba todo incluido, ¡incluso un cambio de planes! En la cruz, Jesús le pidió que fuera nuestra Madre. A mí también me pidió un cambio de planes: que fuera sacerdote ministerial. Pero esto no se entiende si no partimos de la llamada que Jesús me hizo al Opus Dei como numerario cuando tenía quince años y a mi respuesta afirmativa”, explica este sacerdote de 51 años natural de Baena (Córdoba).

«Mi entrega quería ser total»

Con el paso del tiempo –añade- “le había dicho a mi obispo, don Javier (Javier Echeverría, fallecido prelado del Opus Dei) que mi entrega quería ser total, incluso por delante de mi vocación profesional a la Guardia Civil” hasta que finalmente dio el paso para dejar el cuartel por el seminario. Fue ordenado sacerdote el 1 de septiembre de 2002 en Torreciudad.

Que un oficial de la Guardia Civil cambiase el uniforme por el alzacuellos no pasó desapercibido en el cuerpo. “Recuerdo que algún compañero de Tarifa me hizo llegar el comentario de que era una pena con la carrera que llevaba en el Cuerpo… ¡Me hizo sonreír!Primero se lo comuniqué a mis padres y a mis nueve hermanos. Fliparon y me apoyaron felices, no se lo esperaban. Mi hermano Juan, el que me sigue, quiso asegurarse de que no era una decisión del momento –había pasado una mala racha profesional–. Después se lo dije a mi tíos y primos. Y cuando estaba reuniendo fuerzas para decirlo en la Comandancia, mi jefe me llamó a su despacho para decirme que mi primo, entonces subdelegado del gobierno en Cádiz, se lo había contado por teléfono pensando que ya estaba al corriente. Me invitó a tomarme más tiempo en esa decisión porque veía que disfrutaba en el trabajo…», recuerda.

Además, don Pablo se llevó su sable de oficial a Roma y «ascendí por antigüedad a capitán con mi promoción de la Academia estando ya en Roma. Como sigo estando en situación de excedencia, podría volver al Cuerpo en un destino de capitán… Pero creo que ese pluriempleo no es muy viable. Mis compañeros son ya veteranos tenientes coroneles”.

Lo más feliz de su vida sacerdotal

Ahora que también tiene ya una dilatada experiencia sacerdotal afirma que lo que le hace más feliz es la misa. Pablo cuenta que “esta mañana, por ejemplo, he ‘traído’ a Jesús a España y lo traigo todos los días. El Señor me usa para renovar el sacrificio de la Redención. Y también es muy satisfactoria la confesión. Ahí estás cara a cara con las profundidades de la otra persona. Es una labor muy dedicada pero muy bonita”.

Preguntado sobre qué diría a un joven que se esté planteando ser sacerdote, Pablo afirma: “Que lo hable con Jesús en la oración. Hay mucha experiencia vocacional en el Nuevo y en el Antiguo Testamento. Que lo hable con quien le pueda ayudar. Que confíe en el plan que Dios Padre tiene para su vida y la de miles de personas que se acercan a Jesús a través del sacerdocio. Que experimente la felicidad de darse a los demás con generosidad. Y que decida sin miedo en un sentido o en otro. ¡Viva la libertad! Y que procure no agobiarse porque el peso del mundo lo soporta Jesús, nosotros más bien le estorbamos: nadie está a la altura de esa misión. Por eso el sacerdocio es una vocación que da alas y hace tan feliz”.