No queremos ser esclavos

Existen dos formas de conquistar y esclavizar a una nación: una es por la espada; la otra, es por la deuda. En el mundo pasan muchas cosas inexplicables, pero estudiando un poco de política internacional, se empiezan a entender algunas cosas. Un hombre que trabajó en la CIA, finalmente se arrepintió de los trabajos “sucios” que hizo, y para reparar el daño hecho, dio un testimonio para desenmascarar las estrategias usadas: John Perkins, ex agente de la CIA –quien se llama a sí mismo gangster económico-, explica cómo se manejan las cosas en Estados Unidos para sacarle jugo a los países del Tercer Mundo.

Para manipular a los presidentes, los agentes de la CIA les ofrecen unos cuantos millones de dólares para corromperlos y para que actúen conforme a los intereses norteamericanos, pero si no aceptan, les envían chacales que provocan revueltas o levantamientos populares de gente pagada, y si así tampoco lo logran, dan un golpe de Estado o mandan matar a ese presidente, como sucedió con Jaime Roldós, presidente de Ecuador en 1981, quiso organizar el sector de los hidrocarburos, que amenazaba los intereses de los EE.UU.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Bando Mundial (BM) endeudan a un país al grado que no puede pagar la deuda, y a continuación le piden refinanciar esa deuda y pagar más intereses. Luego se ponen una serie de condiciones: vender sus recursos naturales a bajo precio –como el petróleo-, además de muchos de sus servicios sociales, empresas de servicios públicos, sus sistemas escolares, a veces, sus sistemas penales, sus sistemas de seguridad… a las corporaciones extranjeras. Por lo tanto es una planeación doble, triple, cuádruple.

La estafa base es simple: endeudan, sea por iniciativa propia o a través de corromper al líder de ese país,y luego, imponen condiciones o  “estructuras de ajuste político” que usualmente consisten en lo siguiente: Devaluar su moneda; cuando el valor de la moneda baja, también bajan todos los valores asociados a ella; esto hace que los recursos indígenas queden disponibles a los “países depredadores imperialistas” a una fracción de su valor. Recortes del gasto social, esto usualmente incluye la educación y la salud, comprometoendo el beinestar y la integridad de la sociedad, djando a la ciudadanía en una posición vulnerable a la explotación. Privatización de las empresas de propiedad estatal. Esto significa que los sistemas socialmente importantes pueden ser comprados y regulados por corporaciones extranjeras con fines de lucro.

Por ejemplo, en 1999 el Banco Mundial insistió en que el gobierno de Bolivia vendiera su sistema de agua pública, de la tercera ciudad más importante, a una subsidiaria de la corporación estadounidense Bechtel. Tan pronto como esto ocurrió, las cuentas del agua potable de los empobrecidos residentes se dispararon desorbitadamente. Hasta que una revuelta del pueblo hizo que el contrato con Bechtel se anulara.

Luego está la liberalización del comercio; se abre la economía liberando cualquier restricción económica internacional. Esto permite una incontable cantidad de prácticas comerciales abusivas, ya que la introducción de productos en masa de las corporaciones transnacionales, inferiores a los niveles de producción de las industrias nativas, arruinan las economías locales. Esto sucedió en Jamaica, que después de aceptar préstamos y condiciones del Banco Mundial, perdió gran mercado de producción, por la competencia con las corporaciones occidentales. Hoy, innumerables campesinos no trabajan ya que no pieden competir con las grandes corporaciones.

Otra variación es la aparición de innumerables fábricas de explotación laboral, que aprovechan las condiciones impuestas. Adicionalmente, a causa de la desregulación productiva, la destrucción del medio ambiente es perpetuo, mientras los recursos del país son explotados sin misericordia por las corporaciones y transnacionals, produciendo grandes cantidades de polución deliberada.

Para mayor información, leer libro: John Perkins, Confesiones de un gangster económico. La cara oculta del imperialismo norteamericano (Confessions of an Economic Hit Man)https://youtu.be/oh-j0icoz3o o  https://youtu.be/Zb4qtFgiqjs

De guardia civil en el País Vasco luchando contra ETA a sacerdote

«Mi entrega quería ser total»

De servir a Dios y a su Patria como Guardia Civil a hacerlo como sacerdote. Este es el principal cambió que experimentó Pablo Lucena, cuando decidió pedir la excedencia como miembro del Instituto Armado para responder a la llamada que Dios le hacía. Ahora, este religioso ha sido destinado a Valencia, concretamente a la iglesia de San Juan del Hospital, y ha contado su historia al Arzobispado de Valencia.

Durante su etapa como guardia civil que dejó siendo teniente ejerció su profesión en el País Vasco en los años que el terrorismo de ETA hacía estragos y posteriormente en Tarifa, donde luchó de manera incansable contra el narcotráfico y el contrabando.

Guardia Civil en el interior del País Vasco

“Estuve en dos destinos a cual más interesantes. Primero estuve mandando los cuárteles de Murguía y Llodio, en Álava, de julio de 1993 a noviembre de 1995. Después marché a Algeciras y mandé la unidad de información”, explica el sacerdote al semanario Paraula.

Pablo Lucena besando la bandera en 2018 en Aranjuez en las bodas de plata de su promoción de la Guardia Civil 

Pablo Lucena explica que “la verdad es que disfruté en el País Vasco y pude conocer de primera mano las miserias del terrorismo y del narcotráfico”, y que hasta su partida al seminario vivió siempre en una casa cuartel de la Guardia Civil, pues él mismo era hijo de oficial de este cuerpo policial.

La potente llamada al sacerdocio

Este oficial en excedencia de la Guardia Civil pertenece a la prelatura del Opus Dei. Fue precisamente en esta realidad donde descubrió una vocación que sobrepasaba la que él creía que “era absoluta”. Pero el servicio a Dios al final prevaleció.

“Descubrí mi vocación al sacerdocio siendo numerario del Opus Dei. Me pasó como a tantos otros numerarios. Como también le pasó a la Virgen. En su primer ‘sí’ a Dios Padre estaba todo incluido, ¡incluso un cambio de planes! En la cruz, Jesús le pidió que fuera nuestra Madre. A mí también me pidió un cambio de planes: que fuera sacerdote ministerial. Pero esto no se entiende si no partimos de la llamada que Jesús me hizo al Opus Dei como numerario cuando tenía quince años y a mi respuesta afirmativa”, explica este sacerdote de 51 años natural de Baena (Córdoba).

«Mi entrega quería ser total»

Con el paso del tiempo –añade- “le había dicho a mi obispo, don Javier (Javier Echeverría, fallecido prelado del Opus Dei) que mi entrega quería ser total, incluso por delante de mi vocación profesional a la Guardia Civil” hasta que finalmente dio el paso para dejar el cuartel por el seminario. Fue ordenado sacerdote el 1 de septiembre de 2002 en Torreciudad.

Que un oficial de la Guardia Civil cambiase el uniforme por el alzacuellos no pasó desapercibido en el cuerpo. “Recuerdo que algún compañero de Tarifa me hizo llegar el comentario de que era una pena con la carrera que llevaba en el Cuerpo… ¡Me hizo sonreír!Primero se lo comuniqué a mis padres y a mis nueve hermanos. Fliparon y me apoyaron felices, no se lo esperaban. Mi hermano Juan, el que me sigue, quiso asegurarse de que no era una decisión del momento –había pasado una mala racha profesional–. Después se lo dije a mi tíos y primos. Y cuando estaba reuniendo fuerzas para decirlo en la Comandancia, mi jefe me llamó a su despacho para decirme que mi primo, entonces subdelegado del gobierno en Cádiz, se lo había contado por teléfono pensando que ya estaba al corriente. Me invitó a tomarme más tiempo en esa decisión porque veía que disfrutaba en el trabajo…», recuerda.

Además, don Pablo se llevó su sable de oficial a Roma y «ascendí por antigüedad a capitán con mi promoción de la Academia estando ya en Roma. Como sigo estando en situación de excedencia, podría volver al Cuerpo en un destino de capitán… Pero creo que ese pluriempleo no es muy viable. Mis compañeros son ya veteranos tenientes coroneles”.

Lo más feliz de su vida sacerdotal

Ahora que también tiene ya una dilatada experiencia sacerdotal afirma que lo que le hace más feliz es la misa. Pablo cuenta que “esta mañana, por ejemplo, he ‘traído’ a Jesús a España y lo traigo todos los días. El Señor me usa para renovar el sacrificio de la Redención. Y también es muy satisfactoria la confesión. Ahí estás cara a cara con las profundidades de la otra persona. Es una labor muy dedicada pero muy bonita”.

Preguntado sobre qué diría a un joven que se esté planteando ser sacerdote, Pablo afirma: “Que lo hable con Jesús en la oración. Hay mucha experiencia vocacional en el Nuevo y en el Antiguo Testamento. Que lo hable con quien le pueda ayudar. Que confíe en el plan que Dios Padre tiene para su vida y la de miles de personas que se acercan a Jesús a través del sacerdocio. Que experimente la felicidad de darse a los demás con generosidad. Y que decida sin miedo en un sentido o en otro. ¡Viva la libertad! Y que procure no agobiarse porque el peso del mundo lo soporta Jesús, nosotros más bien le estorbamos: nadie está a la altura de esa misión. Por eso el sacerdocio es una vocación que da alas y hace tan feliz”.

«Soy la de la foto»

Ana María del Carmen Ruiz es mexicana de 88 años, y química como Guadalupe, a la que conoció en México. “La recuerdo muy sonriente, comprensiva y detallista con todas, te daba paz conversar con ella”. Admira también que quería ser mexicana completamente, intentaba utilizar los dichos mexicanos… todo para ser una más.

Ana María es de Guanajuato, México y es la segunda de nueve hermanos. Cuando se fue a estudiar Química Farmacobióloga a Ciudad de México, conoció a Guadalupe. Después de tantos años, cuenta que para ella hablar de Guadalupe es hablar de la santidad en la vida ordinaria. “Yo la veía tan natural, trabajando y riéndose con la gente, la vida normal, que nunca me imaginé que eso la llevaría a la santidad de altar”.

Durante su época de estudiante, Ana María decidió mudarse a la Residencia Copenhague para estar más cerca de Guadalupe, ya que allí era donde vivía. Así fue como se dio cuenta de que ella quería ser mexicana completamente, incluso intentaba aprender los dichos mexicanos. “Una vez le contó a san Josemaría que una residente por sus pistolas había iniciado una actividad. La reacción de San Josemaría fue asustarse por lo de sus pistolas; pero luego Guadalupe le aclaró que era una expresión que se utilizaba en México para decir que alguien hace algo por propia iniciativa, por su propia cuenta”.

Guadalupe era sobre todo muy sonriente, que comprendía a todas y que tenía muchos detalles con todas. Según cuenta Ana María del Carmen, un día recién llegada a la residencia tuvo que dirigirse a la avenida principal de México y llovía muy fuerte. Al regresar, iba muerta de frío. Recuerda que justo al entrar, Guadalupe les tenía preparada la chimenea, chocolate caliente y agua caliente para que se pudieran bañar. Y como éste, tenía muchos otros detalles del estilo.

Otro ejemplo, recuerda Ana María que un día llegó a la residencia con una preocupación y Guadalupe le recibió con una sonrisa y le dijo «chica, te estaba esperando». “Hablé con ella mi problema y sonriente me dijo que no me preocupara y eso me tranquilizó completamente”.

A sus 88 años, Ana María ha venido a Madrid desde México con mucho que agradecerle a la nueva Beata, porque afirma que “todo lo que le pido sale adelante”.


“LA ESCRITURA RESPONDE A UNA VOZ INTERIOR”

En Inglaterra se vuelve a usar la estilográfica para que los estudiantes aprendan  la grafía. En Francia  también se considera que no se debe prescindir de esa habilidad, pero allí el problema reside en que ya no la dominan ni los maestros.
Aunque el mundo adulto no está aún preparado para recibir las nuevas inteligencias de los niños producto de la tecnología, la pérdida de la habilidad de la escritura cursiva explica trastornos del aprendizaje que advierten los maestros e inciden en el desempeño escolar.
En la escritura cursiva, el hecho de que las letras estén unidas una a la otra por trazos permite que el pensamiento fluya con armonía de la mente a la hoja de papel. Al ligar las letras con la línea, quien escribe vincula los pensamientos traduciéndolos en palabras.
Por su parte, el escribir en letra de imprenta implica escindir lo que se piensa en letras, desguazarlo, anular el tiempo de la frase, interrumpir su ritmo y su respiración.
Si bien ya resulta claro que las computadoras son un apéndice de nuestro ser, hay que advertir que favorecen un pensamiento binario, mientras que la escritura a mano es rica, diversa, individual, y nos diferencia a unos de otros.
Habría que educar a los niños desde la infancia en comprender que la escritura responde a su voz interior y representa un ejercicio irrenunciable. Los sistemas de escritura deberían convivir, precisamente por esa calidad que tiene la grafía de ser un lenguaje del alma que hace únicas a las personas. Su abandono convierte al mensaje en frío, casi descarnado, en oposición a la escritura cursiva, que es vehículo y fuente de emociones al revelar la personalidad, el estado de ánimo.
Posiblemente sea esto lo que los jóvenes temen, y optan por esconderse en la homogeneización que posibilita el recurrir a la letra de imprenta. Porque, como lo destaca Umberto Eco, que interviene activamente en este debate, la escritura cursiva exige componer la frase mentalmente antes de escribirla, requisito que la computadora no sugiere.
En todo caso, la resistencia que ofrecen la pluma y el papel impone una lentitud reflexiva.
Como en tantos otros aspectos de la sociedad actual, surge aquí la centralidad del tiempo. Un artículo reciente en  la revista Time  , titulado: Duelo por la muerte de la escritura a mano, señala que es ése un arte perdido, ya que, aunque los chicos lo aprenden con placer porque lo consideran un rito de pasaje, “nuestro objetivo es expresar el pensamiento lo más rápidamente posible. Hemos abandonado la belleza por la velocidad, la artesanía por la eficiencia.

La escritura cursiva parece condenada a seguir el camino del latín: dentro de un tiempo, no la podremos leer”. Abriendo una tímida ventana a la individualidad, aún firmamos a mano. Por poco tiempo…
Por  Guillermo Jaime Etcheverry
El autor es educador y ensayista.
Propósito: Que llegue a maestros, educadores en general y -por supuesto- padres de familia y/o abuelos con niños en edad escolar.

«Yes, I love Guadalupe»

La vida de Guadalupe inspira. Peregrinos de países como Filipinas, Nigeria, Italia, Japón o Camerún han acudido a su beatificación, para agradecerle su santidad sencilla y normal, que desearían imitar para acercarse a Dios.

Filipinas: “Nos obtuvo el visado”

Ariel ha venido desde la ciudad filipina de Iloilo al frente de un grupo de quince jóvenes. “Lo que más les gusta de Guadalupe es su faceta de maestra”, cuenta. En este tiempo, les ha concedido muchos favores intercediendo por ellos ante el Señor. “Sin ir más lejos, nos ayudó a obtener el visado el día antes de venir a España!”.

México: los ahorros de quince años

Alumnas del colegio Montefalco de México, iniciado por Guadalupe, tienen claro lo que más les atrae de ella y se amontonan para contarlo: “Su ejemplo, su dedicación, la verdadera vocación, su sonrisa… Sobre todo, que es mujer”. Muchas de estas niñas han empleado para el viaje todos sus ahorros y el dinero que habían ido obteniendo como regalo para su fiesta de los quince años.

El grupo de estudiantes del colegio Montefalco.

Polonia: Un ejemplo para las madres

Katarigne viene de Varsovia (Polonia) y ha participado en la ceremonia con su marido, Michal y una de sus cuatro hijas, María. “Guadalupe era una persona feliz y con muy buen sentido del humor, y esto es muy atractivo para mí. Es una mujer valiente, no tenía miedo de nada porque creía tanto en el amor de Dios… Y a la vez, era muy normal. Es un ejemplo para las madres, para las mujeres… Simplemente, ¡me gusta Guadalupe!”.

Croacia: Cuidar a los amigos

Para Nina, croata de 23 años, “Guadalupe es una de nosotras. Cuando lees su vida te identificas. Si ella ha llegado a ser santa, ¡nosotras también! Era alegre, y en eso me gustaría imitarle”. Con Nina vienen otros jóvenes de Zagreb y Split: “Ojalá aprenda de ella a cuidar a mis amigos como ella cuidó a los suyos”. También le pide ayuda para sacar adelante una iniciativa dirigida a potenciar la oratoria y el liderazgo de los jóvenes croatas.

Nina, de Croacia, tiene devoción a Guadalupe

Costa de Marfil: Los pasos de Jesús

“Presenciar cómo la Iglesia nos recuerda que alguien siguió de cerca los pasos de Jesús… ¡Me encanta este momento!”. Así de feliz se muestra Boris Tra Bi, de Costa de Marfil, que trabaja en una compañía eléctrica. “Yo quiero ser santa como Guadalupe, ayudar con mi trabajo a la evangelización del mundo”. Boris le reza a Guadalupe hoy especialmente por “la familia, por las mujeres de mi país y del mundo entero, y por la paz real en Costa de Marfil, la paz de Dios”.

Camerún: “Que cuide mi matrimonio”

Constance Owona-Bell es de Camerún, tiene 61 años, está casada y es madre de 4 hijos y 5 nietos. “Desde hace 20 años recibo formación cristiana gracias al Opus Dei. De Guadalupe me atrajo su amabilidad, su alegría y el amor al trabajo y a Dios”. A ella le pide que vele ante Dios por su matrimonio, por sus hijos y nietos, por su trabajo y por su salud.

India: “Una santa que se pintaba los labios”

«LO QUE MÁS ME GUSTA DE GUADALUPE ES SU AMOR A DIOS»

Nikita es india, tiene 23 años y es diseñadora de moda. Cuenta que cuando conoció a Guadalupe quedó fascinada: “¡Es una santa que se arregla y se pinta los labios! Además, era muy rápida en adaptarse a las distintas circunstancias y en responder a lo que había que hacer”. Nikita ha venido con un grupo de mujeres de India y Sri Lanka, y han aprovechado para visitar todos los lugares de Madrid relacionados con san Josemaría y la beata Guadalupe, entre otros, la casa Los Rosales.

Kenia: una beata que conecta

Yna Mkomge es de Kenya y asegura que lo que más le gusta de Guadalupe es su “sencillez, inteligencia, educación… Pero, sobre todo, su amor a Dios. Enseñó que todo el mundo puede conectar con Él, desde los niños hasta los mayores. Y por eso ella también conectaba con todo el mundo”.

El grupo de Nigeria pasó por el Real Oratorio de Caballero de Gracia para rezar ante los restos de Guadalupe.

Nigeria: “Los que le rodeaban eran felices”

Benita Maduadichie, nigeriana, tiene algo que agradecerle: “Pedí a Guadalupe que intercediera por mi ante Dios para lograr un trabajo. Hace una semana lo encontré”. Su compatriota, Nnezi Ivenso, destaca de Guadalupe “su actitud ante la enfermedad, que aceptó sin sobresaltos y con alegría; ella hacía que los que le rodeaban fueran felices”.

Homilía de Mons. Fernando Ocáriz en la Misa de acción de gracias por la beatificación de Guadalupe

Homilía de Mons. Fernando Ocáriz en la Misa de acción de gracias por la beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri, (Madrid, 19 de mayo de 2019. Domingo V de Pascua)

El actual tiempo litúrgico está caracterizado por la alegría ante la resurrección de Jesucristo. Todavía permanece en nuestra memoria la experiencia de aquel discípulo joven que, frente al sepulcro vacío de Jesús, “vio y creyó” (Jn 20,8). Se trató del suceso más decisivo de la historia: Dios que se hace hombre y vence al pecado y a la muerte. Acontecimiento decisivo para la vida de cada uno de nosotros. Y hoy, con esta alegría pascual, agradecemos a Dios la beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri, proclamada por el Papa Francisco como modelo de santidad.

En el salmo de la Misa, hemos elevado un canto de júbilo: “Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, (…) que hablen de tus hazañas” (Sal 144, 10-11). Innumerables son las hazañas que ha realizado Dios a lo largo de la historia; sobre todo, la Encarnación redentora del Hijo de Dios en Jesucristo, en quien se nos ha revelado plenamente que «Dios es amor»(1 Jn 4, 8).

Las hazañas de Dios no han terminado; su poder se sigue manifestando en la historia. A san Josemaría le gustaba recordar, con las palabras del profeta Isaías: Non est abbreviata manus Domini (Is 59,1): “No se ha hecho más corta la mano de Dios: no es menos poderoso Dios hoy que en otras épocas” (Es Cristo que pasa, n. 130). El mismo Señor quiere seguir manifestándose de muchos modos; también a través de los santos.Cada santo es una hazaña de Dios; una manera de hacerse presente en nuestro mundo; es “el rostro más bello de la Iglesia” (Francisco, Gaudete et exultate, n. 9).

Guadalupe Ortiz de Landázuri es el primer fiel laico del Opus Dei propuesto por la Iglesia como modelo de santidad. Antes ya lo habían sido su fundador, san Josemaría, y su primer sucesor, el beato Álvaro. Esto nos recuerda especialmente la llamada que Dios nos hace a todos para que seamos santos, como predicó san Josemaría desde 1928 y constituye una de las principales enseñanzas del Concilio Vaticano II (cfr. Lumen Gentium, cap. V). Esto es lo que la nueva beata procuró llevar a las personas que le rodeaban: la convicción de que la unión con Dios está, con la gracia divina,al alcance de todos, en las circunstancias de la vida ordinaria.

A sus treinta y siete años, desde México, Guadalupe explicaba en una carta al fundador del Opus Dei: “Quiero ser fiel, quiero ser útil y quiero ser santa. La realidad es que todavía me falta mucho. (…). Pero no me desanimo, y con la ayuda de Dios y el apoyo de usted y de todos, espero que llegue a vencer” (Carta del 1-II-1954). Ese breve apunte, “Quiero ser santa”, es el desafío que aceptó Guadalupe para su vida y que la llenó de felicidad. Y para conseguirlo no tuvo que hacer cosas extraordinarias. A los ojos de las personas que le rodeaban era una persona común: preocupada por su familia, yendo de aquí para allá, terminando una tarea para empezar otra, tratando de corregir poco a poco sus defectos. Allí, en esas batallas que parecen pequeñas, Dios realiza grandes hazañas. También las quiere realizar en la vida de cada una y cada uno de nosotros.

Las lecturas de esta Misa también nos llevan a considerar algunas actitudes propias del cristiano. En la primera, vemos a Pablo y a Bernabé visitando comunidades cristianas que se habían formado durante aquellos primeros años. Los dos se habían lanzado, desde hacía poco tiempo, a dar a conocer a Cristo entre toda clase de personas. La gente recibía con sorpresa su testimonio: unas veces con efusividad, incluso creyéndolos dioses (cfr. Hch 14, 11), y otras veces con rechazo violento. Esta vez, por ejemplo, Pablo acababa de ser apedreado en Listra por una muchedumbre agitada por personas llegadas de Iconio y Antioquía. Después de golpearlo, lo habían arrastrado fuera de la ciudad y abandonado allí, pensando que estaba muerto (cfr. Hch 14,19). Sin embargo, la lectura de hoy es sorprendente: nos dice que “Pablo y Bernabé volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, animando a los discípulos y exhortándolos a perseverar en la fe” (Hch 14, 21-22). No se contentaban con reservar solo para ellos la alegría de haber recibido a Cristo en sus vidas. Necesitaban contar al mundo que existía una paz más profunda que habían encontrado, finalmente, junto a Jesús. Consideraban que esta misión era lo más importante, por encima de su bienestar material, de sus comodidades o de su situación social. Y esto hace que vuelvan a la ciudad, a pesar de que allí estaban quienes se oponían a su mensaje. Regresan a confortar, a rezar y a ofrecer sacrificios (cfr. Hch 14, 22-23).No regresan a devolver mal por mal, sino –como le gustaba repetir a san Josemaría– a ahogar el mal en abundancia de bien (cfr. Surco, n. 864).

La beata Guadalupe también descubrió la importancia y la alegría de llevar a las personas el consuelo de la amistad con Cristo. Lo hizo impulsada por su encuentro con san Josemaría y con el Opus Dei. Y desde entonces, su historia, en muchas cosas tan parecida a la nuestra, se empezó a transformar, más vivamente, en una hazaña de Dios. Ella también tuvo que hacer numerosos viajes: Madrid, Bilbao, México, Culiacán, Monterrey, Tacámbaro, Roma… También tuvo que hacer frente a tareas que exigían mucho trabajo, a una enfermedad del corazón que le quitaba fuerzas, a una multitud de dificultades cotidianas. Pero comprendió que lo mejor que podía dar era lo mismo que san Pablo: llegar a la identificación con Cristo, y con Él y en Él confortar con la alegría del Evangelio a las personas que encontraba en su camino. Estar disponible para los demás. Un día, pensando en toda esta tarea que tenía por delante, escribió a san Josemaría: “Y todo esto, conociéndome a mí como me conoce, ¿verdad que me viene grandísimo? Pero no me desanimo ni me asusto, solo le pido una oración para que nunca, en nada, por pequeño o grande que sea, deje de hacer lo que Dios quiere” (Carta del 15-III-1951).

Nosotros también tendremos dificultades en nuestro camino: momentos de cansancio, dolores físicos, incomprensiones… Entonces es el momento de recordar la actitud de los santos: encontrar, en nuestra relación con Jesús, la manera de dar ánimo, confortar y llenar de bien el lugar en el que nos encontremos. En este sentido, en la segunda lectura hemos escuchado estas palabras del Señor: “Mira, hago nuevas todas las cosas” (Ap 21, 5). Es apoyándonos en Él como podremos, a pesar de nuestra poquedad y debilidad, ser para los demás «consuelo de Dios».

En el Evangelio de esta Santa Misa, nos encontramos con el mandamiento nuevo: “Que os améis los unos a los otros como yo os he amado”. Jesús señala que esa será la manera de identificar a un cristiano a lo largo de los siglos: si somos portadores de Su amor, con un amor desinteresado hacia todas las personas como hijas de un mismo Padre. Esta ha sido la principal característica de los santos. A la nueva beata Guadalupe Ortiz de Landázuri le permitió tender puentes y ofrecer su amistad a personas de todo tipo: gente alejada de la fe, gente de países muy distintos y de edades muy variadas.

Dentro de pocos minutos se repetirán las palabras que Jesús pronunció en la Última Cena. Entonces, se hará presente en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Preparémonos para recibirle y así poder abrirnos más plenamente a las hazañas que Dios quiere realizar a través de cada uno de nosotros. Dejemos que el Señor nos vaya transformando por medio de la Eucaristía y que siga escribiendo la verdadera historia de nuestro mundo. Pidamos también ayuda a nuestra Madre, Regina Coeli, que nunca nos falte ese deseo de santidad que movió a Guadalupe a querer llevar por todo el mundo el amor y el consuelo de Jesucristo. Así sea.

El Papa pide un aplauso para la beata Guadalupe

El Papa Francisco pidió este domingo desde Roma un aplauso para la nueva beata Guadalupe, durante el rezo del Regina Coeli. Mientras, en la misa de acción de gracias celebrada en Madrid, el prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz, recordó que cada santo es “una hazaña de Dios”.

El Papa Francisco quiso sumarse este domingo a la alegría por la llegada a los altares de la química madrileña Guadalupe Ortiz de Landázuri, y durante el rezo del Regina Coeli en la plaza de San Pedro del Vaticano recordó que fue una mujer, “fiel laica del Opus Dei, que sirvió con alegría a sus hermanos y hermanas mediante la enseñanza y el anuncio del Evangelio”.

“Su testimonio es un ejemplo para las mujeres cristianas comprometidas en actividades sociales y en la investigación científica. ¡Demos un aplauso a la nueva beata!”, concluyó el Santo Padre.Ver imagen en Twitter

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Opus Dei (España)✔@opusdei_es3412:22 – 19 may. 2019Ver los otros Tweets de Opus Dei (España)Información y privacidad de Twitter Ads

El prelado del Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz, que presidió este domingo en el Palacio de Vistalegre de Madrid una misa de acción de gracias ante 12.000 personas con motivo de la beatificación, animó a los presentes a abrirse “más plenamente a las hazañas que Dios quiere realizar a través de cada uno”.

En su homilía (puede leerla y escucharla aquí), se refirió a una de las cartas escritas por Guadalupe Ortiz de Landázuri a San Josemaría desde México en 1954, en la que la nueva beata abría su corazón al fundador del Opus Dei y le mostraba sus deseos de ser santa.

Quiero ser santa es el desafío que aceptó Guadalupe para su vida y que la llenó de felicidad”, subrayó el prelado, que recordó que, para conseguirlo, no tuvo que hacer cosas extraordinarias. “A los ojos de las personas que le rodeaban era una persona común: preocupada por su familia, yendo de aquí para allá, terminando una tarea para empezar otra, tratando de corregir poco a poco sus defectos”, consideró.

“Cada santo es una hazaña de Dios; una manera de hacerse presente en nuestro mundo; es “el rostro más bello de la Iglesia”. La beatificación de Guadalupe -primer fiel laico del Opus Dei propuesto por la Iglesia como modelo de santidad-, recuerda a todos los fieles cristianos la llamada de Dios a ser santos, como predicó San Josemaría desde 1928 y recogió el Concilio Vaticano II.

Escribir la verdadera historia del mundo

Guadalupe recorrió el mundo para hacer realidad esa misión, desde Madrid a Bilbao, México, Roma… Y como sucedió con los primeros apóstoles, hizo frente a dificultades y trabajos, incluida una enfermedad del corazón que le restaba fuerzas y que acabó por provocar su muerte en 1975.

“Nosotros también tendremos dificultades en nuestro camino: momentos de cansancio, dolores físicos, incomprensiones… Entonces es el momento de recordar la actitud de los santos: encontrar, en nuestra relación con Jesús, la manera de dar ánimo, confortar y llenar de bien el lugar en el que nos encontremos”.

Opus Dei (España)@opusdei_es

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El desafío de la santidad. Un momento de la homilía de Mons. Ocáriz. #BeGol3312:55 – 19 may. 2019Ver los otros Tweets de Opus Dei (España)Información y privacidad de Twitter Ads

En ese sentido, el prelado animó a los presentes a dejar que el Señor les transformase para seguir “escribiendo la verdadera historia de nuestro mundo”, la historia de los santos.

Antes de la ceremonia, una sobrina de la nueva beata llamada como ella, Guadalupe Ortiz de Landázuri, dio las gracias en nombre de la familia.

“Estamos emocionados y muy agradecidos: cuánta gente tiene devoción a nuestra queridísima tía”, dijo emocionada mirando al auditorio. La sobrina de Guadalupe recordó que para la familia “la tía Guadalupe” fue siempre excepcional, y dio las gracias al Santo Padre, a San Josemaría, al cardenal Angelo Becciu y al prelado del Opus Dei, Fernando Ocáriz.

«Ella ha intercedido por mí

Entre quienes se acercaron a participar en la celebración para dar gracias por la beatificación estuvo un grupo de africanas llegadas desde Kenia, y abanderado por Linda, la directora de Kibonjeni, un colegio de formación profesional. “Queremos dar gracias a Guadalupe por haber vivido así y a los que han organizado el evento, y a todas las personas de Kenia que nos han ayudado económicamente para poder viajar a Madrid”, dijo.Ver imagen en Twitter

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Cada santo es una hazaña de Dios. Homilía del prelado en la misa de acción de gracias. #BeGol2112:31 – 19 may. 2019Ver los otros Tweets de Opus Dei (España)Información y privacidad de Twitter Ads

Patricia, de Alicante, madre de dos niños pequeños, acudió también a dar gracias por un motivo muy especial: su curación –casi completa- de un tumor cerebral que le diagnosticaron hace un año. “Me dieron mucha medicación; de todo. Y llegué a estar inmóvil, en silla de ruedas. Pero desde que conozco a Guadalupe mi vida ha cambiado. Me dieron su estampa y me pareció muy guapa. Me metí en internet y conocí su historia y me cayó bien”, relató.

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Gente normal, gente extraordinaria. Con ellos empezó y acabó todo. #BeGol @SAMUR_PC @Liconsur @ArteGranda @TRECE_es1014:43 – 19 may. 2019Ver los otros Tweets de Opus Dei (España)Información y privacidad de Twitter Ads

“Empecé a rezar su estampa varias veces al día. En dos meses me dijeron que el tumor se había reducido un 40%, y en otros dos meses que estaba inactivo”, recordó. El médico no se lo creía, e incluso le llegó a decir que era algo milagroso. “Ella ha intercedido por mi. Por eso he venido a dar las gracias y a pedir para que mi curación sea completa”, añadió Patricia.