Falleció Alfie Evans. ¡Descansa en paz pequeño guerrero!

El pequeño Alfie Evans falleció este sábado 28 de abril, según informaron sus padres a través de un emotivo mensaje en Facebook.

“A nuestro bebé le crecieron sus alas esta noche a las 2:30 a.m. Estamos con el corazón roto. Gracias a todos por todo su apoyo”, expresaron Kate James y Thomas Evans desde la cuenta de Facebook de Alfie’s Army.

En los últimos meses un verdadero ejército de personas de todo el mundo se unió en oración y gestos de solidaridad por el pequeño niño.

Alfie tenía 23 de meses de edad y permanecía hospitalizado desde diciembre de 2016 en “estado semi-vegetativo” debido a una condición neurológica degenerativa desconocida.

Durante meses los padres sostuvieron una batalla legal con el hospital Alder Hey de Liverpool –donde se encontraba el pequeño–, debido a que el centro médico deseaba desconectarle el soporte vital y dejarlo morir, argumentando que era lo mejor para Alfie.

Ambos padres recurrieron sucesivas veces a los tribunales de Reino Unido y al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo para que les permitieran llevar al niño a otros centros médicos que se ofrecieron a acogerlo, entre ellos el Hospital Pediátrico Bambino Gesú de Roma y el Instituto Neurológico Carlo Besta de Milán. Pero todos sus pedidos fueron rechazados por los jueces.

El Papa Francisco también se pronunció y solicitó escuchar el clamor de los padres, e incluso el Gobierno de Italia le concedió la nacionalidad italiana el 23 de abril y preparó un avión para que lo llevase a este país.

Sin embargo, con el respaldo del juez Anthony Hayden del Tribunal Supremo de Inglaterra y Gales, el Alder Hey desconectó el soporte vital la noche del lunes 23. Según el cálculo de los médicos el niño debía fallecer dentro de las seis primeras horas, pero Alfie comenzó a respirar por cuenta propia y luego de nueve horas de lucha le volvieron a suministrar oxígeno e hidratación.

Otros líderes internacionales como el presidente de Polonia, Andrzej Duda; y el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, también pidieron salvar la vida de Alfie.

Asimismo, cientos de personas acudieron al hospital para exigir que se respetara la voluntad de los padres y la vida del niño, sin embargo, fueron repelidos por la policía británica.

Finalmente, el 26 de abril los padres de Alfie publicaron una conmovedora carta agradeciendo a las personas por el apoyo brindado todos estos meses, pero les pidieron que regresaran a sus casas porque ahora deseaban construir una relación positiva con el Alder Hey y así poder llevar a su hijo a casa.

“Estamos muy agradecidos y apreciamos todo el apoyo que hemos recibido de todo el mundo, incluidos nuestros seguidores italianos y polacos, que han dedicado su tiempo y apoyo a nuestra increíble lucha. Ahora le pedimos que regresen a su vida cotidiana y permita, a Kate y a mí, formar una relación con Alder Hey, construir un puente y cruzarlo”, escribieron.

En una entrevista al sitio web italiano In Terris, el Presidente Emérito de la Pontificia Academia para la Vida y experto en bioética, Cardenal Elio Sgreccia, señaló que el caso de Alfie Evans constituye “un ataque a la institución familiar” y advirtió que “todo nace del estatismo. Eso nos hace estremecer cuando suscita el recuerdo de lo que han hecho en la historia los regímenes totalitarios”.

“La dignidad de la persona se mantiene en cada fase de la vida, ya sea cuando está sana o cuando se encuentra a punto de morir. Sin embargo, es el beneficio económico lo que prevalece. Se deja morir a una persona porque la asistencia tiene un costo: se deja morir para ahorrar”, señaló el 23 de abril.

En ese sentido, denunció que el caso del pequeño Alfie es el resultado de “una dictadura económica sobre la vida humana: se trata de una perversión y debe ser considerada así”.

Abrazar la vida todos los días

Tras una polémica suscitada en redes, la famosa argentina contó por qué apuesta a la vida

Fue un error de una periodista que promueve la legalización del aborto en la Argentina. Fue una agresión, innecesaria y cruel, pero que dio lugar a un bellísimo testimonio de maternidad que se hizo viral en las redes.

Mientras en el Parlamento argentino ciudadanos se expresan a favor y en contra del aborto ante distintos proyectos que podrían legalizarlo, en las redes sociales se repite el debate. Y en un video en el que algunas personalidades públicas hicieron público su pedido para que se defienda siempre tanto la vida del niño por nacer como de la madre, la cocinera y conductora Maru Botana también hizo pública su posición a favor de la vida expresando: “Yo voy por la vida. ¿Sabías que de la semana seis a la catorce, el corazón del bebé late más de trece millones de veces?”.

Ante su comentario, una periodista que promueve activamente la legalización del aborto, Claudia Acuña, hizo referencia en Twitter a un doloroso momento en la vida Botana, al evocar el fallecimiento por muerta súbita de uno de sus hijos. “Solo yo me acuerdo que Maru Botana usó la frase ‘dos vidas’ cuando dejó a su bebé recién nacido con su mamá en Cba y murió? Es muy perverso porque es un tema doloroso para todas y para ella más. Muy”.

La reacción de parte de los usuarios de redes fue inmediata, y muy crítica para la periodista, a la que le reprocharon fuertemente evocar ese duro momento en la vida de Botana, y el haber vinculado su ausencia durante el momento del trágico deceso de Facundo en 2008, el sexto de sus ocho hijos.

A las pocas horas, Maru compartió en Instagram una foto con su hijo Facu, y un bellísimo testimonio en el que explicó por qué apuesta a la vida:

“¿Cómo no apostar a la vida? Es inmenso el dolor de la muerte, el vacío total, un precipicio. Me aterra de solo pensarlo. Obvio que es muy delicada la situación que uno se encuentre. Pero yo apuesto a la vida todos los días porque la perdida de un hijo es un dolor que no podés soportar.

Yo quiero que respetemos las ideas de cada uno, nos escuchemos y podamos hablar de este tema. Apostemos más a la familia y a trabajar para cuidar vidas. Yo pasé por el dolor más grande que puede tener una madre, un dolor que te atraviesa por todo tu cuerpo y te deja su marca para toda la vida.

Fue muy difícil, pero gracias a Dios y al amor que nos tenemos lo logramos. Y apostamos a la vida nuevamente con mucho miedo pero con mucho amor. La vida nos regaló dos bombones que nos enseñaron a volver a creer.

Yo creo que todos nosotros tenemos que volver a creer en nosotros a confiar a respetarnos a valorarnos a escucharnos y a hacer un cambio. No se si pueda expresarles lo que siento porque la realidad es que dolores como este son inimaginables, pero sí decirles que sin dudarlo apuesto a la vida y trabajé y eduqué a mis hijos para que no tengan miedo y crezcan felices. Yo abrazo la vida todos los días”.

La carta de Maru, rápidamente viralizada, tuvo su impacto en quien la motivó. Tras leerla, Acuña se disculpó con ella: “Recién leo la carta de Maru Botana. Le pido disculpas, muchas, por haberla herido. No fue mi intención, pero eso no cambia el hecho de cómo se sintió. Ojalá estas disculpas reparen algo de eso. Al resto, al que usa esto, ni cabida. A ella, todo mi respeto”.

Claudia Acuña@muclaudia

Recien leo la carta de Maru Botana. Le pido disculpas, muchas, por haberla herido. No fue mi intencion, pero eso no cambia el hecho de como se sintio. Ojala estas disculpas reparen algo de eso. Al resto, al que usa esto, ni cabida. A ella, todo mi respeto.

Four Strategies Satan Uses Against Christian Order

A Christian order presupposes that we believe in Christ and His law. As a result, Christians organize all society in function of this law, and from this comes order and peace. A Christian society also presupposes a fight against evil and all those threats that attack the good order of society. When a society upholds the law of God and rejects evil in all its manifestations, there are all the elements for progress and sanctification.

In modern times, Satan’s great triumph has been to undermine this concept of society. Above all, he has sought to destroy in the minds of Christians the idea of this fight between good and evil. Thus, he employs several strategies to keep Christians out of the good fight.

First Strategy: Deprive Christians of an Enemy

He has sought by all means to cause mankind to disbelieve in him. He encourages a culture which spreads the idea that he does not exist or is not a threat. Once his existence is called into question, it is only a small step to convince mankind that moral evil in any form also does not exist.

Hence, disbelief in Satan destroys the need to fight against evil and our vices. Evil becomes a kind of disease that can be cured by proper psychiatric or medical treatment. People are led to believe that bad things happen because people are ill-informed or uneducated. Others claim that evil deeds are the result of adverse circumstances or oppressive social structures.

Satan does everything possible to promote a society that denies the idea of a fight between good and evil, and therefore between God and himself. He promotes the defect of getting people to not hate evil.

Second Strategy: Deprive Christians of an Ally

To disbelieve in Satan is to be logically committed to a disbelief in God. By this strategy, the devil deprives us of our greatest and most powerful support in the fight against evil. He deprives us of the means for victory since God will always triumph over the devil.
By promoting disbelief in God, it is easy to convince Christians that moral good does not exist. Rather, any good is merely an emotional state without any real value. Good is a feel-good condition for weak individuals. “Good” people must not fight evil but must constantly make concessions and show “compassion” to evil. Above all, society must not promote a concept of a moral good since good is merely a matter of opinion.

Third Strategy: Disguise Evil by Making It Look Good

Even by destroying the notions of good and evil, the devil finds it difficult to get society to practice outright evil since it is so contrary to our nature and good order. Often the devil needs to disguise evil in order to lead Christians and all society to perdition.

Satan is an expert in determining the proper moment to attack. He watches society and understands its dispositions, needs, desires, and circumstances. He knows that he will be defeated if he suggests outright evil to an upright people. Thus, he will confuse his victims by disorganizing their feelings; he will suggest something seemingly praiseworthy as a means for deviating the person to an evil end. He will lead and confuse all society to perdition by proposing that men seek after things that appear helpful but really are not good. He will disguise the evil of abortion, for example, as an act of “compassion” for women.

Satan suggests to us that the satisfaction of our own needs, desires and ambitions (however legitimate they may be) is more important than doing the Will of God. He promotes a society where the rule of money prevails and God’s honor is put aside and forgotten.

Fourth Strategy: Change the Order of a Person’s Priorities

Finally, Satan seeks to change a people’s priorities by favoring a culture that encourages people to center upon themselves, even to the point of satisfying legitimate desires.

Indeed, Satan tried to do this with Christ Himself when He suffered hunger after fasting for forty days and nights. “And the tempter came and said to Him, ‘If Thou be the Son of God, command that these stones be made bread’” (Matt. 4:3).

Saint Thomas Aquinas speaks of this action of the devil as a deordinatio, a perversion of the proper order of things. By Original Sin, we tend toward evil and disorder. Satan capitalizes on this tendency by turning things upside down. He suggests to us that the satisfaction of our own needs, desires and ambitions (however legitimate they may be) is more important than doing the Will of God. He promotes a society where the rule of money prevails and God’s honor is put aside and forgotten.

Fighting Back

To fight the action of Satan, we must be convinced that God “will not allow us to be tempted beyond our strength” (1Cor. 10:13). God allows temptation but He also checks and restrains the tempter. By suffering and resisting temptations with God’s help, we can be strengthened and increase our sanctity. When all society resists Satan, it leads to an order that is conducive to virtuous life in common.

When Satan employs these strategies against us, we should immediately have recourse to God and the Blessed Mother. We should engage in this cultural fight that Satan promotes. In so doing, we can humiliate the devil by showing him his powerlessness against the Grace of God. Saint Thomas teaches that God allows the just to be tempted to show them the greatness which grace bestows on them.

In other words, as long as we are engaged in the fight against evil, we can be assured of victory and a return to order. God controls the devil and will assure his defeat.

John Horvat II

Los obispos vascos piden perdón por «sus complicidades» con el terrorismo de ETA

Ante el comunicado de la banda terrorista ETA en el que reconoce el «daño causado» y pide perdón a las víctimas, los obispos de Navarra, el País Vasco y Bayona han publicado una declaración en la que reconocen que «se han dado entre nosotros complicidades, ambigüedades, omisiones… por las que pedimos sinceramente perdón». Reproducimos a continuación el comunicado completo:

1.- La Iglesia católica presente en las diócesis de Pamplona-Tudela, Bilbao, Vitoria y San Sebastián y Bayona, valora lo que de positivo tiene la “Declaración sobre el daño causado” de la banda terrorista ETA, después de 60 años de historia de muerte y de sufrimiento. Deseamos de todo corazón que el saludo bíblico “Paz a vosotros” se enraíce en nuestra tierra para siempre.

2.- En esta circunstancia, reiteramos nuestra solidaridad de una forma especial con todas las víctimas de la violencia y con sus familiares, de un modo especial con aquellos cuyos atentados no han podido todavía ser esclarecidos y padecen el sufrimiento añadido de la impunidad. Su memoria y la oración por ellos debe estar siempre entre nosotros. No podemos por menos de recordar el mensaje de las bienaventuranzas predicado por Jesucristo, que hoy resuena como especialmente dirigido a todos ellos (Cfr. Mt 5).

3.- La Iglesia ha recibido de Jesucristo la vocación a ser instrumento de paz y de justicia, de consolación y de reconciliación. A lo largo de todos estos años, muchos de los hombres y mujeres que conforman la Iglesia han dado lo mejor de sí mismos en esta tarea, algunos de forma heroica. Pero somos conscientes de que también se han dado entre nosotros complicidades, ambigüedades, omisiones… por las que pedimos sinceramente perdón. Como seguidores de Jesús de Nazaret, somos conscientes de que estamos llamados a vivir en una actitud permanente de conversión, sirviendo humildemente a la verdad y acogiendo a aquellas personas que desean emprender un camino nuevo.

4.- Además del inmenso y prolongado sufrimiento infligido por la violencia, nuestro pueblo ha padecido un daño espiritual y social incalculable, provocado por las ideologías totalitarias e idolátricas que alimentaron el fenómeno terrorista. En el momento presente, nuestra sociedad tiene que afrontar el reto de la reconstrucción moral y de la reconciliación. La Iglesia quiere contribuir a esta tarea consciente de que la reconstrucción moral está en íntima conexión con los valores evangélicos.

5.- La deseada disolución de ETA ofrece nuevas posibilidades para la normalización, que debieran de ser aprovechadas por todos. Pensamos en la oportunidad de atender las peticiones de los familiares de los presos inmersos en diversas necesidades humanitarias. También es importante que el retorno de los excarcelados a sus lugares de origen se realice de forma que las víctimas del terrorismo no se sientan humilladas.

6.- La clave de la paz y la reconciliación está en la sinceridad del corazón humano. Solamente desde la humildad puede construirse la paz en la justicia. La verdadera reconciliación solo es posible si existe un auténtico arrepentimiento y una sincera petición de perdón; además de una disposición real a reparar el mal causado en la medida de lo posible.
Que el Dios de la misericordia nos ilumine a todos para avanzar por el camino de la paz.

Mons. Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela
Mons. Mario Iceta, obispo de Bilbao
Mons. José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián
Mons. Juan Carlos Elizalde, obispo de Vitoria
Mons. Juan Antonio Aznárez, obispo auxiliar de Pamplona
Mons. Marc Aillet, obispo de Bayona

Los padres de Alfie Evans pierden su última batalla legal en el Reino Unido

Se trata de un caso «desesperadamente triste» pero «debemos afrontar los hechos», afirma la sentencia del Tribunal Supremo, que niega a los padres del bebé la posibilidad de buscar tratamiento médico para su hijo en Italia

El Tribunal Supremo del Reino Unido denegó este viernes a los padres del bebé de 23 meses Alfie Evans, que sufre una enfermedad cerebral degenerativa sin cura, el derecho a apelar la decisión judicial previa de que su hijo sea desconectado del soporte artificial que le mantiene vivo.

La máxima instancia judicial británica ha rehusado considerar por segunda vez el caso presentado por ambos progenitores, Tom Evans, de 21 años, y Kate James, de 20, que esta semana perdieron en la Corte de Apelaciones un recurso para poder trasladar a su hijo a Roma, con el objetivo de que siga recibiendo tratamiento.

Al ser denegado ese traslado, pidieron que se vuelva a estudiar su caso bajo el argumento de que su hijo está «detenido» de forma ilegal en el hospital Alder Hey Children’s de Liverpool (Inglaterra), una petición que fue rechazada por el Supremo, que cerró el camino para recurrir a otras instancias.

«El hospital debe ser libre para hacer lo que se ha determinado que es mejor en el interés de Alfie. Esa es la ley en este país. Ninguna petición a la Corte Europea de Derechos Humanos en Estrasburgo puede o debería cambiar eso», dice el dictamen del Supremo.

Los padres del bebé ya habían perdido una primera ronda de su batalla legal, que pasó por el Tribunal Superior británico, la Corte de Apelaciones, el Supremo y la Corte Europea de Derechos Humanos.

Los médicos consideran «irreversible» la dolencia de Alfie, que se encuentra en estado «semivegetativo» por causa de una enfermedad degenerativa que ha «erosionado» su cerebro, aunque no ha sido diagnosticada de forma concluyente.

El Supremo ha ratificado asimismo el plan expuesto por los médicos ante la Corte de Apelaciones para poner fin al tratamiento del bebé y acabar con su vida, un plan del que no se difundirán detalles para preservar la privacidad de la familia.

Los jueces admitieron que se trata de un caso «desesperadamente triste, especialmente, por supuesto, para los padres de Alfie», que «quieren hacer todo lo que esté en su poder para mantenerlo vivo».

«También es triste para las personas que han estado manteniendo con vida a Alfie durante tanto tiempo, los médicos y las enfermeras del hospital Alder Hey», señala la decisión divulgada por el Supremo.

«Tanto ellos como nosotros debemos afrontar los hechos. Alfie parece un bebé normal, pero la opinión unánime de los médicos que le han examinado y han visto los escáneres que se le han hecho es que prácticamente la totalidad de su cerebro ha sido destruido. Nadie sabe por qué», argumentan los jueces.

La dolencia que sufre el bebé «significa que Alfie no puede respirar, comer ni beber sin un tratamiento médico sofisticado», agrega el escrito con la decisión judicial, que subraya asimismo que «no hay esperanza» de que el bebé «nunca vaya a mejorar»

¿Santo…, yo?

Hubo un personaje vietnamita llamado Francisco Javier Nguyen van Thuan que estuvo años encerrado en la cárcel por los comunistas, por ser un obispo fiel a Dios y al Vaticano. Cuando fue arrestado sintió tristeza por lo que dejaba. Renunció a desgastarse esperando su liberación. Su opción fue “voy a vivir el momento presente colmándolo de amor”. No fue una inspiración improvisada, sino una convicción que fue madurando durante toda su vida. Sin embargo, se inquietaba por su rebaño, que estaba como ovejas sin pastor. Una noche le llegó la luz: “Haz como San Pablo cuando estuvo en la prisión, escribía letras a varias comunidades”. Así fue como empezó a escribir cartas que luego se convirtieron en libros.

¿Santo, yo?… Con frecuencia los bautizados no nos planteamos ser santos, nos planteamos estudiar tal o cual cosa pero no pensamos seriamente en conocer y amar a Dios. Pocas veces nos planteamos leer la Biblia diariamente. Para San Pablo los bautizados son “santos por vocación”, o “llamados a ser santos” (Cf. Rm 1,7 y 1 Co 1,2). Y habitualmente designa a los bautizados con el término “los santos”. La santidad reside en el corazón, y se resume en el amor, en estar unidos a Jesucristo.

La llamada a la santidad está presente desde las primeras páginas de la Biblia, así se lo propone el Señor a Abraham, en el siglo XIX a.C.: “Camina en mi presencia y sé perfecto” (Gén 17,1).

El Fundador del Opus Dei, San Josemaría Escrivá, decía: Pueden ser divinos todos los caminos de la tierra, todos los estados, todas las profesiones, todas las tareas honestas. “Se puede santificar cualquier trabajo honesto, sean cuales fueren las circunstancias en que se desarrolla” (Conversaciones, n. 26).

El Concilio Vaticano II confirmó esta doctrina en diversos lugares de sus documentos: “Todos los fieles, de cualquier estado o condición, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección de la caridad” (Const. Lumen gentium, n. 40; Cfr. Gaudium et spes, nn. 35, 38, 48, etc).

En su Exhortación apostólica Gaudete et exsultate, el Santo padre Francisco, pide dejarnos estimular por los signos de santidad que el Señor nos presenta a través de los más distintos miembros del pueblo de Dios. Pensemos –dice-, como nos sugiere Teresa Benedicta de la Cruz, que a través de los santos se construye la verdadera historia: “En la noche más oscura surgen los más grandes profetas y los santos. Sin embargo, la corriente vivificante de la vida mística permanece invisible. Seguramente, los acontecimientos decisivos de la historia del mundo fueron esencialmente influenciados por almas sobre las cuales nada dicen los libros de historia. Y cuáles sean las almas a las que hemos de agradecer los acontecimientos decisivos de nuestra vida personal, es algo que sólo sabremos el día en que todo lo oculto será revelado” (n. 8).

San Pablo enfatiza esta idea: “Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación” (1 Tes 4,3). Dios “nos ha elegido antes de la constitución del mundo para que seamos santos e inmaculados en su presencia” (Efesios 1,4). Los primeros cristianos, fieles corrientes –casados y célibes-, de toda edad y condición, se sabían llamados a la santidad (cfr. Romanos 1,7), “elegidos, por Dios, santos y amados” (Col 3,12). Buscaban la santidad en todas las actividades de la tierra: unos en el campo intelectual, otros en el trabajo manual; otros, en ambos.

Una carta que tiene 20 siglos de antigüedad dice: “Los cristianos no se distinguen de los demás hombres ni por su tierra, ni por su habla, ni por sus costumbres. Porque ni habitan ciudades exclusivas suyas, ni hablan una lengua extraña, ni llevan un género de vida aparte de los demás. A la verdad, esta doctrina no ha sido por ellos inventada gracias al talento y especulación de hombres curiosos, ni profesan, como otros hacen, una enseñanza humana; sino que, habitando ciudades griegas o bárbaras (que no hablan latín ni griego), según la suerte que a cada uno le cupo, y adaptándose en vestido, comida y demás género de vida a los usos y costumbres de cada país, dan muestra de un tenor peculiar de conducta admirable y, por confesión de todos, sorprendente” (Epístola a Digneto).

Juan Casiano, del siglo IV, resalta lo que es principal en la vida: “No es tanto lo que se gana por la práctica de un ayuno como lo que se pierde por un momento de cólera; y el fruto que sacamos de la lectura, no iguala al daño que nos causamos por el menosprecio de un hermano” (Colaciones I, 7). Por consiguiente, conviene supeditar las cosas que están en un plano secundario, a la caridad, virtud primordial.

Pasados los primeros siglos de cristianismo, se olvida prácticamente el carácter universal de la llamada a la santidad y se llega a considerar como patrimonio exclusivo de los que se apartan del mundo, para dedicarse a la contemplación de las cosas divinas en la soledad del desierto o del claustro.

La santidad está muy conectada con la fidelidad y con la felicidad. La felicidad aquí en la tierra es fruto de la humildad, de acompañar y de sentirse acompañados. Las personas agradecidas ven todo como un don y son felices. En la vida interior, ¿de quién será la victoria? Juan Pablo II decía: De quien sepa acoger a Dios.

Cuatro estrategias que usa Satanás para desviarnos

El orden cristiano presupone creer en Cristo y su ley. Como resultado, los cristianos organizan a la sociedad en función de esta ley, y de esto provienen el orden y la paz. Cuando una sociedad defiende la ley de Dios y rechaza la maldad en todas sus manifestaciones, existen todos los elementos para el progreso y la felicidad relativa que da esta vida.

En los tiempos modernos, el gran triunfo de Satanás ha sido socavar este concepto, sobre todo, ha buscado quitar de la mente la idea de esta lucha entre el bien y el mal. Por lo tanto, emplea varias estrategias para mantenernos fuera de la batalla.

Primera estrategia: privar a los cristianos de un enemigo

Él ha buscado por todos los medios hacer que la humanidad no crea en él. Alienta una cultura que difunde la idea de que él no existe. Una vez que su existencia es cuestionada, hay sólo un pequeño paso para convencer a la humanidad de que el mal moral en cualquiera de sus formas, tampoco existe.

Por lo tanto, la incredulidad ante Satanás destruye la necesidad de luchar contra nuestros vicios o deseos malsanos. Se piensa entonces que el mal es un tipo de “enfermedad” que se puede curar con un tratamiento psiquiátrico. Las personas son inducidas a creer que las cosas pecaminosas suceden porque las personas están mal informadas o mal educadas. Otros afirman que las malas acciones son el resultado estructuras sociales opresivas.

Satanás hace todo lo posible para promover una sociedad que prive a la persona de la lucha entre el bien y el mal, y por lo tanto entre Dios y él mismo. Él priva a las personas del sentido de pecado.

Satanás hace todo lo posible para promover una sociedad que prive a la persona de la lucha entre el bien y el mal, y por lo tanto entre Dios y él mismo. Él priva a las personas del sentido de pecado.

Segunda estrategia: privar a los cristianos de un aliado

No creer en Satanás está conectado con no creer en Dios. Con esta estrategia, el diablo nos priva de nuestro mayor y más poderoso apoyo en la lucha contra el mal. Nos priva de los medios para alcanzar la victoria, ya que Dios siempre triunfará sobre el diablo.

Al promover la incredulidad en Dios, es fácil convencer a la gente de que el bien moral no existe. La gente “buena” no debe luchar contra el pecado, sino sólo hacer concesiones y mostrar “compasión” hacia el pecado. Se afirma entonces que la sociedad no debe promover un concepto de bien moral, ya que el bien es una cuestión opinable. Se llega al relativismo: todo es relativo, nada es absoluto.

Tercera estrategia: disfrazar el mal haciendo que se vea bien

Incluso destruyendo las nociones de bien y mal, el diablo encuentra difícil lograr que la persona practique lo malo, ya que es contrario a nuestra naturaleza, por ello, a menudo el diablo necesita disfrazar el pecado para llevarnos a la perdición.

Satanás es un experto en determinar el momento apropiado para atacar. Él mira a la sociedad y entiende sus disposiciones, necesidades, deseos y circunstancias. Él sabe que será derrotado si sugiere directamente pecar a una gente recta. Por lo tanto, confundirá a sus víctimas al desorganizar sus sentimientos; él sugerirá algo aparentemente loable como un medio para desviar a la persona a un fin perverso. Dirigirá y confundirá a toda la sociedad al proponer que los hombres busquen cosas que parezcan útiles pero que en realidad no son buenas. Él disfrazará el mal del aborto, por ejemplo, como un acto de “compasión” hacia la mujer, sin mirar al hijo. Satanás nos sugiere que la satisfacción de nuestros propios deseos y ambiciones (por legítimas que sean) es más importante que hacer la Voluntad de Dios. Él promueve una sociedad donde prevalece la regla del dinero y el poder, y el honor de Dios se deja de lado.

Cuarta estrategia: cambiar el orden de las prioridades de una persona

Finalmente, Satanás busca cambiar las prioridades de las personas favoreciendo una cultura que anima a las personas a centrarse en sí mismas, favorece el egoísmo y la sensualidad. De hecho, Satanás trató de hacer esto con Cristo mismo cuando sufrió hambre después de ayunar durante cuarenta días y noches. “Y vino el tentador y le dijo: ‘Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan’” (Mateo 4: 3).

Santo Tomás de Aquino habla de esta acción del diablo como de una perversión del orden adecuado de las cosas. Por el Pecado Original heredado de Adán y Eva, tendemos al desorden. Satanás saca provecho de esta tendencia al poner las cosas patas arriba.

¡Defiéndete!

Para luchar contra la acción de Satanás, debemos estar convencidos de que Dios “no permitirá que seamos tentados más allá de nuestra fuerza” (1Corintios 10:13). Dios permite la tentación, pero al sufrir y resistir las tentaciones, con la ayuda de Dios, podemos salir fortalecidos y aumentar nuestro amor a Dios. Cuando toda la sociedad se resiste a Satanás, conduce a un orden que conduce a una vida virtuosa común.

Cuando Satanás emplea estas estrategias en contra nuestra, contamos con el recurso a Dios y a su Santísima Madre. Hemos de participar en esta lucha cultural que Satanás promueve. Santo Tomás enseña que Dios permite que los justos sean tentados a fin de mostrarles la grandeza y la fuerza que la gracia puede otorgarles.

En otras palabras, siempre y cuando nos comprometamos en la lucha personal contra el pecado, podemos estar seguros de la victoria y del regreso al orden. Dios nos necesita, quiere que como hijos seamos sus amigos y colaboradores y, con la fe, nos asegura la victoria.

John Horvat II

La fe de los intocables

Swetha tiene unos 40 años, está casada y tiene tres hijas. Vive en una pequeña choza en la diócesis de Buxar, donde la fe llegó hace menos de 70 años. A Kerala, al suroeste del gigante país, ya llegó el apóstol Tomás solo 52 años después de la muerte de Cristo y en Goa estuvo san Ignacio de Loyola. Pero al norte de la India, que tiene una superficie 6,5 veces la de España, el anuncio de un Dios salvador del hombre apenas se conoce.

En una choza de no más de diez metros cuadrados vive Swetha con su familia. Se levanta al amanecer para recoger los excrementos de las vacas y moldearlos en forma de tortas para ponerlos al sol a secar. Con ellos podrá encender el fuego y calentar algo para comer, si el marido ha conseguido alguna rupia ese día con que comprar algo en el mercado.

Los dalits del norte de la India más afortunados encuentran trabajo como limpiadores de letrinas, barrenderos o agricultores sin tierras. Trabajan en régimen de semiesclavitud y se les trata como si fueran animales. En el hinduismo un dalit no es considerado persona. No tiene ninguna posibilidad de prosperar en la vida (se nace y se muere dalit) y será tratado como un perro. En teoría en la Constitución el sistema de castas está abolido, pero en la realidad no es así.

Un día Swetha cayó gravemente enferma. Por las pésimas condiciones de vida y por las palizas de su marido, desesperado por la situación. El hombre buscó en sus vecinos consuelo cuando su mujer estaba a punto de morir. Rezaron juntos. Sus vecinos, con los que nunca había cruzado una palabra, eran católicos. Swetha sobrevivió y los buscó para agradecerle su preocupación por ella. Su vecino un día le dijo que siempre rezaba por ella y le propuso ir a Misa a la misión de la Iglesia más cercana.

«Vi el cielo en la tierra»

Swetha accedió. «Nunca me había sentido tan acogida. Percibí una alegría que no había sentido nunca. Vi en el cielo en la tierra. Si existía el cielo, era allí», cuenta recordando ese primer día.

Desde entonces, no faltó a la Misa dominical. A su marido y a su familia política hindú no le gustaba la idea y empezaron más problemas. Una mujer en el norte de la India sufre una triple discriminación: por mujer, dalit y católica. No tiene opinión. Cuando se acerca al cristianismo, la burla, la presión, el aislamiento y la hostilidad contra ella no tienen freno.

«Cuando más conocía a Jesús, el conflicto con mi marido se intensificó. Un día destruyó mi Biblia. Sentí como si hubiera destruido mi vida. Otro día me golpeó con una barra de hierro. Sentí que Jesús estaba conmigo y apenas sentí daño», recuerda.

En el pueblo la señalaban. En la India cada vez más existe un pensamiento nacionalista según el cual todo nacido en la India tiene que ser hindú y el resto de religiones son influencias extranjeras, motivo por el cual este país aparece aparece con luces de alarma en los informes de Libertad Religiosa de Ayuda a la Iglesia Necesitada.

Para los dalits como Swetha el anuncio cristiano es una auténtica revolución. Un Dios que quiere al hombre, cercano, que considera a todos las personas iguales y dignas de su amor… Cuando lo conocen le entregan su vida. Por eso en el norte de la India el anuncio de Jesús está siendo recibido por estos dalits, los últimos de los últimos, los que no pueden perder nada porque no tienen nada.

Poco a poco también el marido de Swetha fue cambiando. «Rezaba por él todos los días», cuenta ella. Un día empezó a ir a la Iglesia. Y así Swetha, su marido y sus hijas encontraron la fe. Viven con la incomprensión y el rechazo de sus vecinos, que le mojan cada mañana las tortas de excrementos de animales para hacer fuego; ella, cada mañana, los perdona. Su familia política los abandonó, pero ella se mantiene en pie. «Cuanta más fe tengo, más problemas tengo y más fuerte soy», dice.

Raquel Martín. Bihar (India)
Responsable de Comunicación de Ayuda a la Iglesia Necesitada

“papá a tiempo completo”

Rick Moranis abandonó Hollywood al enviudar

Estaba en la cima de su carrera, con éxitos como «Ghostbusters», pero el cáncer de su esposa hizo que cambiara sus planes.

Es uno de los grandes actores de comedia de Hollywood y sus actuaciones en las películas de los años 80 siguen siendo memorables: “Ghostbusters” (1984), “La pequeña tienda de los horrores” (1986), “Spaceballs” (1987), “Cariño, he encogido a los niños” (1989)…

Rick Moranis hizo una carrera sólida y a la vez fulgurante en poco tiempo. Cada estreno en las salas de cine era un éxito de taquilla: cientos de millones de dólares se consiguieron gracias, en gran parte, a sus interpretaciones desternillantes.

En 1986 conoció a Ann Belsky, una diseñadora de vestuario. Él tenía 33 años y ella 30. Se casaron y tuvieron dos hijos.

La fama de Rick iba creciendo pero a su esposa le detectaron un cáncer de mama y falleció en 1991.

Rick entonces se encontró ante un dilema: su carrera profesional de éxito pero absorbente o el cuidado y la educación de sus hijos. Y decidió que sus hijos iban a ser lo primero, de modo que no tuvo problemas en optar por ser un “papá a tiempo completo”.

“A la gente le pasan cosas cada día y van cambiando y reajustando sus vidas en función de eso. Yo soy padre soltero y no podía con todo“, aseguraba Moranis a una revista cuando se supo que había rechazado el papel protagonista de varias comedias.

Oficialmente no está retirado, pero la realidad es que ha aparecido en contadísimas ocasiones, como es el caso de “Los Picapiedra” en 1996.

Ha editado dos álbumes de canciones de comedia y ha puesto su voz a unos pocos anuncios de radio. Eso es todo como artista.

Su objetivo es “que mis hijos sintieran desde el primer día que tenían un hogar, que al llegar a casa encontraran música, luces y un agradable olor que salía de la cocina“. “Siempre he querido que nuestra casa fuera un hogar, un lugar agradable donde quedarse”. Y lo ha logrado.

“Ahora aplico la creatividad a mi casa y a mis hijos”

“¿Echa de menos ser creativo?”, le preguntaron recientemente. “En absoluto”, dijo. “Yo no he cambiado, así que mi creatividad la aplico a mi casa y a mis hijos. Lo único que he hecho ha sido cambiar el foco de interés”.

Rick Moranis sigue viudo y ahora, cuando ya sus hijos ya han alcanzado la mayoría de edad, no parece que esté interesado en volver a los escenarios (cosa que el público le agradecería enormemente). Sí, en cambio, despliega su magnetismo en ayudar a los demás: una noche, el año pasado, ofreció un show (y era la primera vez que lo hacía en décadas) en un concierto benéfico a favor del sobrino de un amigo, que es paralítico.

No me arrepiento de las decisiones que he tomado respecto a mi  familia”, ha manifestado. “Mi vida es maravillosa”.

El único miedo de la santa que vio a la Virgen de Lourdes

Había guerra y pavor alrededor, pero lo que ella temía era de otra naturaleza: “Yo sólo tengo miedo de los malos católicos”

Santa Bernadette Soubirous es la niña a la que Nuestra Señora se apareció en Lourdes. Tiempo después de las apariciones, se hizo religiosa y entró en el convento de Nevers, adoptando el nombre de hermana Marie-Bernard.

En 1870, la guerra franco-prusiana llegaba a su fin, con la derrota de Napoleón III. Sin embargo, los soldados de Prusia que marchaban por el norte de Francia aún representaban una amenaza real y causaban pavor entre la población.

Alrededor del 9 de noviembre, con los prusianos ya en los límites del departamento de Nièvre, cuya capital es Nevers, el caballero Gougenot des Mousseaux fue a visitar a la religiosa en el convento para hacerle unas preguntas.

Sus preguntas y las respuestas de santa Bernadette fueron registradas para la posteridad por el Conde Lafond, que, sin embargo, no demostraba gran aprecio personal por la religiosa a juzgar por el comentario que escribió a su respecto:

“Hermana Marie-Bernard… Esta hermana no sirve para nada y, sin embargo, es considerada el tesoro de San Gildard. La miran como baluarte de la ciudad episcopal y le atribuyen la salvación durante la invasión de 1870; los prusianos estaban en todos los condados vecinos y casi a las puertas de Nevers”.

El conde continúa su relato reproduciendo la entrevista de Gougenot des Mousseaux a santa Bernadette:

-¿Recibió, en la gruta de Lourdes o después, alguna revelación relacionada con el futuro y el destino de Francia? ¿La Santísima Virgen no le dejó ninguna advertencia o amenaza de peligro para transmitir a Francia?

-No.

-Los soldados de Prusia están llegando. ¿No tiene miedo?

-No.

-Entonces ¿no hay nada que temer?

-Yo sólo tengo miedo de los malos católicos.

-¿No tiene miedo de nada más?

-No, de nada más.

La imagen que ilustra este texto es una foto del cuerpo intacto de santa Bernadette, que, desde el 3 de agosto de 1925, está expuesto en una urna de cristal en la capilla del convento de San Gildard, en Nevers, Francia. La ciudad queda en Borgoña, a 260 kilómetros de París.