Stephen Hawking ya tiene la respuesta

Falleció a los 76 años tras padecer ELA desde los 21 años

Stephen Hawking ha fallecido en su casa de Cambridge a los 76 años. La familia confirmaba la noticia en un comunicado público a la agencia británica Press Association: “Estamos profundamente entristecidos porque nuestro querido padre haya fallecido hoy”.

El científico padecía ELA, una enfermedad degenerativa desde los 21 años y había superado todas las expectativas médicas sobre la esperanza de vida con su enfermedad. Su mente es una de las más importantes de este siglo y desde el año 2005 se encontraba en silla de ruedas y sólo se comunicaba a través de un ordenador y un sintetizador de voz.

Stephen Hawking había afirmado en varias ocasiones sus ideas sobre Dios. Para el astrofísico Dios no existía y lo descartaba por la infinitud del Universo. En varias declaraciones se declaró ateo y mostraba que preguntarse sobre “qué había antes del Big Bang” carece de sentido, debido a que “es como cuestionarse qué hay al sur del Polo Sur”.

En uno de sus últimos encuentros Stephen Hawking se reunió con el Papa Francisco en lo que se consideró un curioso encuentro por la posición de cada uno sobre la existencia de Dios. El Papa Francisco considera a Dios como un Padre de misericordia infinita, más grande del Universo que ha creado y Hawking consideraba el Universo infinito y sin intervención divina.

La vida Hawking fue un auténtico milagro tras el diagnóstico de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) a los 21 años. El dictamen médico afirmaba que no viviría más de dos o tres años de vida.Hawking en cambio se casó, ha tuvo tres hijos y viajó por todo el mundo para dar sus conferencias. Stephen Hawking se convirtió en un icono de la ciencia y de superación.

Stephen Hawking falleció hoy y como afirmaron sus hijos al dar a conocer la noticia: “Fue un gran científico y un hombre extraordinario cuyo trabajo y legado perdurarán muchos años”. Durante años defendió que Dios no existe. Stephen Hawking se encontró hoy con la verdad cara a cara… Sea lo que fuere, ya tiene la respuesta.

No nos dejes caer en tentación

Los seres humanos somos impredecibles. A veces pasa que alguien va muy bien y de repente “se tuerce”. Estamos en una época de confusión moral. Los hijos están desprotegidos cuando no conocen a fondo el Catolicismo ni la Biblia, tal vez tratan poco o nada a Dios, y por ello, se los puede llevar el “viento” de las ideologías, del relativismo (todo es relativo, nada es absoluto), del hedonismo (sólo busco el placer), y desconocen que hace 40 años en Cuaresma, el ambiente era otro-, casi nadie iba al cine ni a fiestas, y escuchaba poca música para acompañar a Jesús en sus 40 días de ayuno en el desierto. Si no hay un poco de sacrificio, de mortificación voluntaria por amor a Dios, el cuerpo nos lleva, nos arrastra, las pasiones se pueden desbocar.

Si amas a alguien, no seas motivo para tenga la posibilidad de perder la entrada al Cielo. Sólo Dios juzga y, cuando hay arrepentimiento, siempre perdona. Pero, ¿nos perdonaremos nosotros mismos? Eso no lo sabemos. En principio sí, pues nos sabemos capaces de todos los errores y de todos los horrores.

Si una persona que se aleja de Dios, va cayendo en lo que no imaginaba: el alcohol, la droga, el amor libre, la prostitución y otras desviaciones, y se le va haciendo insoportable lo relacionado con el Señor, con Dios.

Dios tiene la gran ilusión de que sepamos usar bien la libertad, aunque haya caídas. Él cuenta con ellas, por eso nos regaló el sacramento de la Reconciliación, y para darnos fuerzas para superar las dificultades, nos da el alimento de su Cuerpo.

Lo peor que nos puede pasar a los seres humanos es no discernir entre el bien y el mal. Antes de hacer cualquier decisión importante, es muy recomendable ir al Sagrario y platicarlo con el Buen Jesús, con nuestro Buen Pastor. Lo que está en juego es mucho.

La infidelidad del esposo golpea a toda la familia fuertemente. A veces herimos a quienes más queremos. ¿Qué sucedería si la mujer hace lo mismo que el varón? Los hijos te pueden decir que “no hay problema” pero ¿qué sucedería en sus almas? Eso no lo sabemos a ciencia cierta.

El profeta Ezequiel dice que, un hombre que repudia a su mujer, si ésta se une a otro, y luego este segundo la deja, no debe de ser aceptada por el primero. Pensé que a la mujer le toca esperar que el marido rectifique, aunque tarde, pues a Dios no le agrada que haya segundas uniones si el cónyuge no ha muerto. Es un pecado doble: contra Dios y contra el cónyuge. Y no es que Dios no quiera nuestra felicidad. De hecho es lo que más quiere, por eso nos compró el Cielo con su Sangre. Nos ofrece una felicidad eterna e infinita, a cambio de una vida de fidelidad a Dios y a los compromisos adquiridos. Ante el altar los cónyuges se comprometen a ser fieles mientras dure la vida, a ayudarse, a sostenerse, y si uno no cumple, que al menos el otro sí lo haga.

Todos somos libres para hacer de nuestra vida lo que queras, pero no pongamos en peligro la felicidad eterna, la que dura “para siempre”. Cristo no juega al hablar 23 veces en el Nuevo Testamento del lugar de tormento eterno. No hay que hacer inútil su Sangre en nosotros.

Dios no tiene la culpa de nuestras in fidelidades, ésas son acciones muy personales –fruto de una libertad mal usada-, las podemos firmar como propias, como todo pecado. Por eso Jesús nos recomienda rezar así: Padre, “no nos dejes caer en tentación”, pues podemos caer en ella por debilidad o por mal corazón.

Hay quienes afirman: “Dios no existe”: La Biblia dice que eso sólo lo dice el necio. El literato ruso Dostoieski dice: “Si Dios no existe todo está permitido”, pero él sí creía fuertemente en Dios. El Apóstol San Juan dice: “Esta es la victoria que vence al mundo, nuestra fe”. Por ello hay que pedir al Cielo, con todas nuestras fuerzas, más fe cada día.

Dios nos ama más que todas las madres del mundo pueden querer a sus hijos. Dios nos tiene preparado un banquete celestial en donde vamos a encontrar todas las delicias y una música nunca oída por oído humano, y nos espera con un rostro amable y un abrazo de Padre.

5 irlandesas que han hecho historia

MOTHER;MARY HARRY JONES;IRELAND;ACTIVIST

San Patricio llegó a Irlanda para cristianizar, pero la mayoría de estas mujeres salieron de su país para luchar con fuerza y coraje por causas justas

1. Mary Harris Jones

Muchos, particularmente en Estados Unidos, la conocen como Mamá Jones y fue una gran luchadora de los derechos de los trabajadores.

Su vida no fue nada sencilla. Nació en Cork en 1837 y debió emigrar, como cientos de irlandeses, por la hambruna. Primero fue a Canadá y luego a Estados Unidos, donde se casó y tuvo cuatro hijos, pero años después, toda su familia murió a causa de la fiebre amarilla.

Decidió mudarse de ciudad y abrir su taller de costura en Chicago, pero el gran incendio de 1871 también acabó con su negocio.

Fue entonces cuando decidió involucrarse en el movimiento de los trabajadores norteamericanos, siendo una efusiva activista que era conocida por sus inspiradores e innovadores discursos.

Protestó especialmente contra la explotación infantil en las fábricas y por los derechos de los mineros (su esposo había trabajado en la industria del hierro), lo que le ganó su apodo de Mamá Jones, por lo protectora que era con los trabajadores.

Otros también la llamaron “la mujer más peligrosa de América” por su éxito organizando campañas y protestas para mejorar las condiciones laborales de las personas.

2. Sarah Clarke

Esta monja irlandesa era conocida como la “Juana de Arco de las cárceles inglesas” por sus exhaustivas investigaciones de las violaciones de derechos humanos que allí ocurrían.

Gracias a ella, muchas personas inocentes quedaron en libertad (siendo sus casos más emblemáticos: Birmingham Six, Guildford Four y el de la familia Maguire) y otras no fueron arrestadas por la ley de prevención de actos terroristas.

3. Leonora Barry 

Hija de unos granjeros, también salió de Irlanda por la hambruna y se fue a vivir junto a su familia a Nueva York. Se convirtió en maestra, pero luego se casó y tenía prohibido ejercer su profesión.

Después de enviudar, se vio desesperada y sin ningún tipo de preparación, pero igual consiguió trabajo en una fábrica de textiles para mantener a su familia; sin embargo, se encontró con una fuerte carga laboral y un salario mínimo, por lo que decidió convertirse en activista política y luchar por los derechos laborales de las mujeres.

Fue parte de la rama feminista de la organización Los Caballeros del Trabajo y su labor consistía en investigar las condiciones en las que las mujeres norteamericanas trabajaban para poder hacer propuestas de equidad.

Barry se convirtió en la primera mujer que se le pagaba un sueldo por este tipo de labores investigativas .

4. Kathleen Lynn

Aunque fue una gran activista política, lo que la hizo destacarse fueron sus habilidades médicas. Escogió esta carrera luego de ver los estragos de la hambruna, sin importarle la oposición de su familia.

Se graduó como doctora en 1899, se convirtió en sufragista y se unió al ejército, donde trabajó como jefe de medicina. Durante esta labor, se dio cuenta que en Irlanda hacía mucha falta un hospital para madres y niños de bajos recursos, donde no sólo seles diera servicios médicos sino también educativos. Fue así como creó, junto a otras activistas, el Saint Ultan’s Children’s Hospital, centro que además era operado únicamente por mujeres, ya que Lynn había sido víctima de discriminación laboral por su género y quería ofrecer oportunidades a otras que, como ella, habían elegido la medicina como carrera de vida. El hospital creció rápidamente y en 1937 se convirtió en el principal centro de vacunación del país.

Mary Robinson

5. Mary Robinson

Fue la primera mujer que llegó a la presidencia de Irlanda (1990). Su gobierno se destacó por preocuparse por el éxodo de irlandeses en búsqueda de mejores posibilidades de vida, así como de mejorar las relaciones con la reina Isabel II de Inglaterra, convirtiéndose en la primera Jefe de Estado de Irlanda que visitó a la monarca en el Palacio de Buckingham.

Asimismo, ha sido una gran defensora de los derechos humanos, tanto que Kofi Annan, que en aquel entonces era Secretario General de las Naciones Unidas, la nombró Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en 1998, cargo que ocupó por siete años.