Claves para enseñar a los niños el amor de verdad

La familia es el lugar decisivo para recibir y conocer el amor entrañable que prepara para el  matrimonio.

Cuando éramos pequeños mis hermanos y yo, mi padre solía viajar con frecuencia por motivo de negocios y siempre mantenía la comunicación por hermosas cartas de su puño y letra.

Mi madre las leía en voz alta,  sobre todo en la parte en que se dirigía a nosotros, sin embargo, una buena parte por lo general quedaba entre ellos. Lo que si no se nos escapaba es que siempre se despedía de mi madre con la frase: “Tuyo, con entrañable amor”.

Muchos años y muchas cartas con la misma despedida en esas circunstancias, y una vida en común de sincero y profundo amor entre ellos, hasta que mi padre murió, y mi madre  conservo su presencia  tal como si  hubiera seguido viviendo en ella hasta el final de sus días.

Ahora, en mi vida adulta y ya casada, también suelo viajar por motivos de trabajo y con la nueva tecnología del WhattsApp, mantenemos mi esposo y yo constante comunicación, en donde convencida también apelo a la frase “con entrañable amor”.

Ahora puedo comprender profundamente el por qué mi madre conservó tan vivos recuerdos de mi padre. El entrañable amor es todo aquello que se siente en el cuerpo y se comunica al espíritu, y este a su vez manifiesta sus afectos haciendo brotar las expresiones propias de los enamorados.

Son frases que el espíritu conoce y siente como: “¡Cuánto extraño tus caricias!”; “La sola idea de que pronto te veré me quita el cansancio.” ;“¡Qué alegría que me llamaras!”; “Tu recuerdo despierta en mí una gran ternura”.   Son frases que manifestan un amor que surge de las entrañas y se siente en las entrañas con intima aceptación.

Era lo que en las cartas mi madre reservaba para sí y lo hacía entreverando el amor de mi padre con un amor que nacía a su vez desde sus propias entrañas, reconociendo en cada palabra escrita toda la intensidad de la verdad del amor entre ellos.

En ese entreverado, ya no era ya lo que ella sentía o lo que mi padre sentía, sino lo que ambos sentían. Un sentimiento común de apertura y acogida mutua en experiencia íntima, como bien y patrimonio común,  expresado con sus propias palabras, en sus propias formas.

Así, como una manifestación más de ese entreverado, afloraban palabras como: “pichoncito”,“ reina mía”, “chiquitita”, “tesoro”. Son comunes en tantos matrimonios, pero convertidas en solo suyas, pues eran el código de íntimo reconocimiento y aprobación de su amor desde sus respectivas intimidades.

Un amor  arduamente trabajado en los claroscuros de la existencia humana, en la que se amaron no a pesar de sus defectos y limitaciones sino a través de los mismos.

Su amor, siendo lo primero entre ellos, se extendió hacia nosotros amándonos de igual manera con un amor entrañable e incondicional, educándonos y enseñándonos que auto reconocimiento, auto aprobación y auto intimidad, permiten la comunicación del propio cuerpo con la propia alma, lo que capacita el buen amor entre varón y mujer.

Nos educaron así para el matrimonio, porque el amor conyugal verdadero y bueno es un amor entrañablemente afectivo.

Soy consciente de que cada persona tiene para sí mismo su propio amor, su trato, sus afectos y sus sentimientos que pueden ser de mayor o menor calidad; pueden ser armónicos y positivos, también puede ser traumatizantes y dolorosos.

Y de que cuando las cosas van bien en el amor conyugal, significa que aceptamos nuestros defectos y limitaciones mientras luchamos con ellos, sin que por ello sean un estorbo en el trato amoroso con nosotros mismos, por lo que nos encontramos más capacitados para conjuntar ese amor de nosotros con el propio del otro, configurando así el núcleo original del amor conyugado.

En caso contrario significa que estamos incorporando al amor conyugal, las anomalías, carencias, traumas y fracturas de amor propio o de nosotros mismos.

Esto explica que la familia, desde el nacimiento hasta la constitución ya madura de la personalidad, sea la escena primera y el lugar decisivo para recibir amor entrañable incondicional o haber sufrido su carencia.  

La familia marca para bien o para mal la capacidad de dar y recibir afecto.

La experiencia clínica demuestra cada día la conexión existente entre el haber sufrido una infancia y una adolescencia traumatizada en familia, y la incapacidad para el amor entrañable y afectivo hacia los demás, es decir para configurar el amor conyugal y familiar.

Con todo, se puede haber llegado al matrimonio con esa limitación, pero cabe siempre la esperanza de sanarla en sus raíces, adquiriendo la capacidad de integrar armónicamente todas las partes del ser corporal y espiritual que necesariamente concurren en una sana relación amorosa.

Los 9 mejores western más modernos

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Porque después de John Ford también se ha hecho buen cine

Si hablamos de cine de vaqueros o western con un crítico de cine y le proponemos que haga una lista de los mejores, es más que probable que nos diga títulos de John Ford y similares. Desde luego es una apuesta segura incluir al director de La diligencia y demás. Sin embargo, para los que nos hemos criado en los 90 y un poco más, esas películas nos quedan algo lejos y tienen la similitud de quien busca leer un best seller actual y le recomiendan La Odisea de Homero o el Quijote de Cervantes.

El propósito de esta lista es ofrecer un western de calidad (John Ford es ya un clásico, nadie puede negarlo) pero algo más actualizado y que tenga una acción más similar a lo que estamos acostumbrados hoy en día. Todas las películas son recomendables y el orden no viene por su importancia. Por supuesto, faltarán algunas, pero nueve es un buen número para empezar.

1.- El tren de las 3:10

En una época de remakes constantes porque al parecer se les acaban las ideas a los guionistas, ya es mucho cuando se filma uno y está a la altura del original. Lo fácil es descalabrarse (como el caso de Ben Hur), pero lo realmente difícil es superar a la primera versión.

Y eso es, sin duda, lo que hace esta película gracias en parte a dos grandes actuaciones de Christian Bale y Russell Crowe. Ambos están magníficos en sus papeles. La historia y el guión es sencillo y perfectamente milimetrado: un granjero ayuda a un cazarrecompesas y varios agentes de la ley a llevar al tren de las 3 y 10 (destino Yuma) al bandido más peligroso de la comarca. Su banda hará lo imposible por impedirlo.

2.- Las aventuras de Jeremiah Johnson

Basada en el libro “The Mountain Man”  de John Liver, que fue un clásico en su día. Es la historia de un soldado estadounidense que huye de la guerra contra México. Para ello se interna en el mundo salvaje de las Montañas Rocosas e intenta ganarse la vida como trampero. Paisajes espectaculares, indios salvajes, luchas a cuchillo, etc.

Sidney Pollack, su director, quiso filmar un alegato ecológico de la naturaleza salvaje y de la vida del hombre de las montañas, para ello contó con Robert Redford, que, como siempre, se come la cámara con su sola mirada.

3.- Valor de la Ley

Otro remake que aunque no supera a su antecesor está, por lo menos, a la misma altura. Los hermanos Cohen y Jeff Bridges aportan un nuevo lirismo a esa historia de una niña que contrata a un sheriff para atrapar al asesino de sus padres.

El tándem viejo perdedor de antiguas glorias con joven adolescente que se come el mundo funciona y muy bien. Es un western algo atípico porque trata sobre leyendas en decadencia que tienen un minuto de pundonor, honradez, corazón limpio y gloria.

4.- Un hombre llamado caballo

La historia es sencilla: un inglés es capturado y tratado, literalmente, como un animal por una tribu de indios. Poco a poco irá pasando de ser tomado como un caballo a ser considerado un miembro de la tribu.

No es exactamente un western, pero es la versión de lo indio en sentido positivo y la relación del aborigen con el invasor hombre blanco. Mítica es ya la escena del rito de paso que Richard Harris tiene que afrontar para ser parte del clan. Si a uno le apetece seguir la saga, existe una segunda parte que, aunque no llega a la altura de la primera, se deja ver muy bien.

5.- Silverado

Con esta película de Kasdan sucede un poco lo que pasó con Indiana Jones en busca del arca perdida: Spielberg y Lucas decidieron hacer una cinta que cobrara sentido por los gags y escenas que ellos siempre habían querido filmar antes que por un historia; luego, fueron componiendo el guión.

Pues algo así es Silverado, vamos a juntar todo lo típico de un western: el duelo, los granjeros explotados, el del rifle, el que monta a caballo muy bien, el sheriff malo, el salón, el jugador de cartas, el pistolero, estampidas… todo menos los indios. Y si juntas todo y lo haces bien te sale una película de domingo de palomitas fantásticas que es Silverado.

6.- Grupo Salvaje

En Silverado nos encontramos un grupo de vaqueros y pistoleros que, siendo buena gente y teniendo cada uno sus intenciones y habilidades, acaban luchando por un bien común. Si cogemos esta misma historia y le añadimos escenas más cruentas, miembros del grupo no tan respetables pero amigables a ojos del espectador y una historia que no se presupone tan feliz ni tan “blanca”, pues lo que entonces nos encontramos, salvando las distancias, es Grupo Salvaje.

En su momento, finales de los sesenta, fue un revulsivo al intencionado y virginal western estilo Bonanza. La historia de un grupo de ladrones y asesinos que tienen su corazoncito. Todo un clásico que se deja ver muchísimo mejor que muchas películas de acción actuales. No defrauda.

7.- Bailando con lobos

Kevin Costner se salió de la tabla con esta historia: en Oscars y en la filmación de la película. Es la historia de un soldado estadounidense que tras luchar en la guerra de secesión es herido y condecorado y, por eso mismo, puede elegir como nuevo destino la frontera con los territorios indios. Un alegato, algo ingenuo pero muy valiente, por determinados valores y la comunión del ser humano con la naturaleza.

En la versión extendida que Costner sacó después, incluyó escenas menos maniqueas que había eliminado a favor de lo indígena. No cansa, la historia es preciosa y desborda un anhelo del ser humano: una convivencia armoniosa.

7.- El jinete pálido

No podía faltar quien en su día supo mantener y revitalizar (hasta que llegó Kevin Costner) el género del western: Clint Eastwood. En esta película Eastwood está delante y detrás de la cámara, y es posiblemente el inicio de su gran trayectoria como director. Hay escenas antológicas.

Es la historia de un predicador que es a la vez un pistolero, de un grupo de mineros explotados y amenazados por un rico abusador, del pequeño contra el grande, y del revolver más rápido e implacable. La fotografía es espectacular y Clint Eastwood maneja el tempo del la película como nadie. Nada como ver como a lo lejos aparecer un jinete desconocido con pasado misterioso. Es la antología del “forastero”.

8.- Dos mulas y una mujer

Otra de nuestro Eastwood. Más allá de El bueno, el feo y malo y La muerte tenía un precio, Eastwood protagonizó está simpática película junto con Shirley MacLein. En mi opinión, y aunque Leone creó historia con sus tempos, sus primerísimos planos (nunca antes vistos en el cine) y la música de Morricone, las películas se hacen lentas para el espectador actual.

Dos mulas y una mujer, sin embargo, es un poco ese espagueti western pero más americano y más simpático. Don Siegel, el director, copia ese estilo pero dándole simpatía y más movimiento. Un pistolero sin tierra, una monja que oculta un divertido secreto, una causa justa por el pueblo oprimido, y un inesperado amor final.

9.- Open Range

De sobras es conocido que Costner, tras el éxito de Bailando con lobos (y alguna otra más), empezó a cosechar fracasos de taquilla. Pero Costner es un gran director y un aceptable actor. La prueba es este western “menor” que protagonizó junto con su amigo íntimo Robert Duvall. Es un canto a lo sencillo y lo cotidiano.

Hay duelos, pasados misteriosos y luchas, pero también hay sentido común, amor sincero y franco y el deseo de vivir una vida normal. Es una película pequeña, sencilla y preciosa. Hay que recrearse con el estilo de vida vaquero, porque, esta vez sí, la película cuenta las aventuras de varios vaqueros que conducen ganado y lo dejan pastar.

Luca era homosexual y portador del VIH: gracias a Medjugorje dejó la vida gay y allí mismo conoció a su esposa

Luca di Tolve cuenta en su libro el testimonio de conversión y cómo dejó la vida homosexual

Luca di Tolve ahora está casado con su mujer Terry y es padre de una hija. Pero no hace tantos años este italiano era homosexual, había sido Mister Gay y había llevado una vida sin ningún tipo de límites que le llevó a contraer el VIH.

Tras ser muy conocido en el ambiente gay italiano, Luca tocó fondo tras una vida llena de sufrimientos y de esclavitud pese a ser reconocido y tener mucho dinero. Fue así como empezó su conversión en el que la Virgen María tuvo un papel esencial, lo que a su vez provocó un cambio de vida total, que le ha llevado a la plenitud.

Luca di Tolve provocó un gran revuelo en Italia tras publicar un libro en el que contaba cómo fue su vida homosexual, cómo la abandonó y el proceso de conversión que se produjo en su vida. Ahora este libro ha llegado a España, donde a buen seguro sacudirá el panorama actual, completamente sometido a la ideología de género. Se titula Yo fui gay  (Libros Libres) y en él explica con detalle el importante papel que la Virgen María, a través de Medjugorje, ha tenido en su vida.

Las causas de sus sufrimientos se remontan a la infancia

Sus sufrimientos se remontan a su infancia, cuando fue abandonado por su padre lo que hizo que su madre tuviera una relación con él de posesividad. Así fue como empezó a cuestionar su identidad sexual y se introdujo en la vida gay. Pero fue la muerte de sus amigos por el SIDA y su propio contagio lo que le hizo tocar fondo y pedir ayuda al Dios al que odiaba.

Puede adquirir aquí el libro Yo fui gay, de Luca di Tolve

“En el recorrido de recuperación de mi identidad le debo mucho a la figura de Dios Padre y a la maternidad de María: en ellos encontré el modelo de progenitor que me había faltado y que el mundo no me ayudó a encontrar”, cuenta Luca di Tolve en el libro que acaba de ser publicado en España.

De este modo, añade que “para una persona como yo, que había buscado la llave de la felicidad en la satisfacción emotiva, fueron necesarias la ternura y la fidelidad de una Madre que supiera influir sobre los sentimientos rectos y conquistarme a nivel afectivo. Y sucedió, que en el desierto, en el frío del alma, María llamó varias veces a mi corazón hasta que, en Medjugorje, se lo abrí definitivamente”.

“La Virgen me dirigió a la confesión”

Recuerda que él se veía como una víctima del sistema, y “como homosexual, entré en polémica con Dios, la Iglesia, la sociedad y el estado, reivindicando un derecho a la misericordia, sin arrepentimiento o petición de perdón”. Sin embargo, vio que necesitaba la voluntad de cambiar de actitud y “fue la Virgen la que me dirigió a la confesión”.

En todo momento, María acompañó a Luca en este proceso, no se separó ni un instante de él.  Cuenta en su libro que “la acción de María se manifestó de manera ordinaria y, al mismo tiempo, extraordinaria… Cuando la angustia me asaltaba, solía recurrir a la radio, sólo para distraerme un poco; pues bien, en ese periodo de constante aflicción, sucedía que cada vez que hacía clic, empezando a jugar con la rueda de las frecuencias radiofónicas, acababa encontrando siempre las transmisiones de Radio María, y siempre en un momento en que parecía que estuvieran hablándome precisamente a mí o hablando sobre mí”.

Precisamente Radio María fue un instrumento clave en su conversión, donde conoció mejor a la Virgen y los mensajes de Medjugorje. Ahí comenzó a ver una luz a la oscuridad de su vida. Luca explica que había probado de todo, se había comprometido a distintas causas pero al final “te encuentras solo, desplazado, y con el aniquilamiento, llega la desesperación”.

Luca di Tolve, y su mujer Terry

Esta situación le ocurrió precisamente “al ver morir de SIDA a mis amigos y descubrir que yo también era seropositivo. Cuando me vi forzado a detenerme me puse a pensar y tuve la intuición, la humildad, el valor –no sé- de pedir y aceptar ayuda. El Señor, a través de mis amigos, de médicos y sacerdotes, de sus santos y de la Virgen, me socorrió”.

Fue entonces cuando tembloroso decidió entrar a una iglesia a confesarse. En el libro cuenta la extraordinaria confesión que vivió en la que cita la influencia del Padre Pío. Una frase le marcó profundamente de aquel sacerdote: “¡Debes comportarte como un cristiano!”. Con la absolución encontró una paz hasta entonces desconocida para él. Después sólo pudo quedarse contemplando el Sagrario.

La “Madre hermosísima” que le esperaba”

Su vida tomaba ya otra dirección pero todo lo que le rodeaba en su vida diaria seguía siendo igual. Se despertaba con ansiedad, no conseguía ir a trabajar, sufría ataques de pánico… “Estaba hundiéndome en el abismo”, afirma. Y de repente empezó a buscar respuestas con técnicas de relajación enseñadas por Buda.

Entonces, un pensamiento penetró con fuerza en su alma: “Luca, si tienes a la Virgen, una madre hermosísima que te espera; tienes a Jesús que se ha sacrificado por ti… ¿y rezas delante de una hoja de papel y fruta”.

Y entonces cuenta que la Virgen le regaló el arma para derrotar la angustia y los engaños del demonio. En su casa, medio escondido y lleno de polvo apareció un Rosario. Rezó, rezó y rezó y “lentamente –agrega- me fue invadiendo, en un crescendo sublime, un calor indescrifable, una paz que me llenó totalmente”.

Ahora sí que su vida era otra alejándose de verdad  del “fragor del mundo gay”, alejándose de las tentaciones, volviendo siempre a casa antes de que anocheciese y encontrando un ritmo de vida completamente diferente pues dejó de ser “acompañante” de personas ricas y poderosas, gracias a lo cual ganaba mucho dinero. “Amigos y conocidos del mundo homosexual empezaron a considerarme un loco”.

medjugorje
Medjugorje fue clave en la conversión y cambio de vida de Luca

Medjugorje, clave en su cambio de vida

Medjugorje tuvo parte esencial en esto. Durante todo ese tiempo, gracias a Radio María conoció los mensajes y lo que ocurría en aquel pequeño pueblo bosnio. “Me conmovía pensar que , desde hace tanto tiempo, María deja a diario el Paraíso para venir a salvar a gente como yo”, cuenta.

Y gracias a este corazón inflamado decidió peregrinar al santuario mariano. Esta experiencia cambió su vida para siempre y en el libro la cuenta con detalle. Iba a dar gracias a la Virgen pero encontró mucho más.

“Fue como si, una vez llegado a Medjugorje, la Gospa (la Virgen María) hubiera establecido mi agenda, haciéndome conocer a las personas y vivir las situaciones que había predispuestas, queriendo mi bien”, afirma Luca.

La Virgen le tenía preparado un gran regalo

Este italiano cuenta que tras la vuelta de aquella peregrinación vivió “el periodo más sereno y luminoso que yo recuerde. Más que caminar parecía levitar e iba a trabajar con una sonrisa en los labios”. Ya no sentía necesidad de satisfacer sus deseos sexuales y además empezó a hablar de Dios y de la Virgen a todo el mundo, incluidos sus amigos homosexuales.

Su vida de fe tuvo además otras consecuencias. “A medida que se curaron las heridas, emergieron pasiones típicamente masculinas y, con ellas, deseos y sentimientos que había sofocado cuando, en cambio, me había identificado con un yo femenino. Comenzaba finalmente a reconocer mi masculinidad y a aceptar con ella los desafíos de la vida”.

Pero la Virgen todavía guardaba otro regalo muy especial para Luca, el descubrimiento del matrimonio y de la paternidad. Conoció precisamente en Medjugorje a la que hoy es su mujer, y con la que ha sido padre de una niña.

La adopción espiritual

Una vida humana nueva comienza desde su concepción, aunque los signos reveladores se vayan manifestando gradualmente. Desde ese momento hay un viviente en formación, un ciudadano del Cielo.

Todo aborto produce dos víctimas: el niño y su madre. El niño muere en el proceso y la madre es afectada en todos los niveles de su personalidad: biológicos, afectivos, morales y espirituales. Aunque ella no se dé cuenta de inmediato, el aborto va a herir profundamente su dignidad y  su equilibrio psicológico.

¿Qué sucede en el aborto voluntario y provocado? “La mujer deja de ser la cuna del bebé para convertirse en una tumba” (Christian de la Vierge). Una violencia exterior, imprevista, va a acabar por la fuerza con el proceso lo que estaba en marcha, cosa distinta del aborto natural o espontáneo.

¿Qué va a hacer la naturaleza? Va a continuar su trabajo inacabado, pero ahora dentro de la mujer y de otra forma, provocando malestar y desasosiego. Queda una herida imborrable en el subconsciente, que los recursos médicos no pueden curar. Conviene recordar este adagio:

Dios perdona siempre;

el hombre, algunas veces;

la naturaleza, nunca.

Tarde o temprano, la mujer empieza a padecer depresión, angustia o una actitud constante de agresividad contra su marido, contra los hombres, su entorno, contra sí misma y contra Dios. Hay un impulso destructivo que genera tristeza, miedo, angustia y una sensación de que le falta “algo”.

Caminos de curación

El primer paso es que la madre acepte enfrentarse consigo misma y reconozca su culpa con el fin de pedir perdón a Dios y a su niño (a). Es un paso purificador y profundamente apaciguador pues va a liberar la conciencia de un peso abrumador, y más aún cuando ha habido varios abortos. Ese reconocimiento permite afrontar el pasado y sus errores, y luego, el Perdón Sacramental va a abrir plenamente el camino de la reconciliación entre la madre y su hijo, con todos los frutos de paz y alegría vinculados a este sacramento, donde Jesús mismo toca el alma por mediación del sacerdote.

La imposición de un nombre

Todo ser humano es único e irrepetible, lleva un nombre y es una persona reconocida y amada por Él. Desde la concepción el niño recibe un alma inmortal. El nombre expresa toda la persona, como dice la Biblia. Es importante que los padres, o al menos la madre, reconozcan a su hijo como una persona y le den un nombre. Es un paso primordial ya que eso le permite al niño salir del anonimato, y ese nombre le dará un lugar en la vida de los padres. Ese nombre expresa su ternura respecto al niño.

Una idea que puede servir es que ¾a la hora en que en Misa mencionan a los apóstoles y mártires, en la Conmemoración de difuntos¾, se apliquen esos nombres a niños abortados: Juan Bautista, Esteban Matías y Bernabé, Ignacio, Alejandro, Marcelino y Pedro, Felicidad y Perpetua, Agueda, Lucía, Inés, Cecilia, Anastasia. En la Conmemoración de los Santos se dicen otros nombres también (Canon I).

La adopción del niño abortado

La imposición de un nombre representa una auténtica “adopción espiritual”. El vacío causado por el aborto se va a llenar con una presencia amada, amorosa, que establecerá una nueva relación. El bebé ya no es un recuerdo, es alguien, un viviente a quien se puede llamar, rezar y a quien se puede pedir perdón.

El alma del pequeño ser perdona siempre; esa alma podía hacer poco por sus padres mientras éstos no le hubieran reconocido, pero una vez que la madre le da un nombre, se establece un auténtico vínculo afectivo y espiritual entre ellos. Sus padres pueden hablar con él, abrirle el corazón y pedirle apoyo, confiando a él a sus demás hermanos, si los hubiera. Se convierte, pues, en un poderoso intercesor para los suyos.

El hombre común puede ejercer también la adopción espiritual de un bebé adoptado. El proceso es fácil ya que consiste en ponerles nombre a los bebés abortados y rezar por ellos. En China se llevan a cabo catorce millones de abortos al año, podemos adoptar un bebé al día o a la semana y pedir por ellos durante la Misa.

Curación de los hermanos sobrevivientes

Mientras la madre, que se ha dado cuenta de la gravedad de su acto, no se haya reconciliado con Dios, con el niño y consigo misma, ella sigue estando extremadamente vulnerable, y lo más prudente es que no abra su corazón más que a un confesor y, si es posible, a su pareja. Una vez curada, la madre comienza una maternidad espiritual de otro orden. Una vez curada, la madre puede pedir perdón a sus hijos sobrevivientes, por las secuelas que ellos hayan sufrido. Todos los hermanos y hermanas nacidos de una madre que ha provocado un aborto antes o después de su nacimiento, también son víctimas y sufren secuelas como la angustia y un malestar difícil de explicar.

Se puede rezar esta oración: “Padre Eterno, te ofrezco la Preciosísima Sangre de tu divino Hijo, junto con las Misas que se digan en todo el mundo por las almas del Purgatorio”.

Sanación de nuestro árbol genealógico

Todos podemos ofrecer oraciones, trabajo, la Santa Misa y pequeños sacrificios para la sanación de nuestro árbol genealógico; podemos rezar por nuestros antepasados y nuestros difuntos y veremos grandes cambios en nuestras vidas. Con oración, ayuno y santas misas podemos ayudar a las personas más necesitadas de la misericordia de Dios; no sólo a las que ya están en la eternidad, sino también a las que andan en el mundo sin Dios y sin ley. Lo más recomendable es entrar a una Iglesia y rezar ante el Sagrario que contiene el Santísimo Sacramento. Allí encontraremos ciencia, luz y fuerza para seguir adelante.

Es oportuno rezar esta oración: Padre eterno, te ofrezco la Preciosísima Sangre de N.S. Jesucristo, tu divino Hijo, junto con las Misas que se digan en todo el mundo hoy, por los pecadores, por las almas del Purgatorio, por los pecadores de mi propio hogar y dentro de mi familia. Amén.

La mujer es la segunda gran víctima del aborto

En una clínica de la Ciudad de México, se ven formadas 25 chicas, desde las 5 a.m. para abortar. Nadie les dice que se van a hacer daño a sí mismas pues van a sufrir el síndrome postaborto – se da un duelo tarde o temprano – y un sentimiento fuerte de culpa. Les hacen firmar que no les van a echar la culpa si hay perforación de útero, infecciones, sangrado, cáncer de mama o muerte. Nadie les informa que es más doloroso el aborto que esperar a que el bebé nazca y darlo en adopción. El aborto ni se olvida ni se supera, se aprende a vivir con ello.

Cuando en 1979 Madre Teresa de Calcuta fue a recoger el Premio Nobel de la Paz, pronunció, ante la sorpresa de los allí presentes, las siguientes palabras:

“Estamos hablando de la paz… El mayor destructor de la paz hoy es el aborto, porque es una guerra directa, un asesinato directo por la madre misma. (…) No estaríamos aquí si nuestros padres nos hubieran hecho eso a nosotros. (…) Muchas personas están muy, muy preocupadas por los niños en India, o en África, donde muchos mueren, tal vez de desnutrición, de hambre u otros motivos…, ¡pero millones están muriendo de forma deliberada por la voluntad de la madre! Y ese es el mayor destructor de la paz hoy. Porque si una madre puede matar a su propio hijo, ¿qué falta para que yo te mate a ti y tú me mates a mí? ¡No hay nada en el medio! (…) Hagamos que cada niño, nacido o no nacido, sea querido. (…) Nosotras estamos combatiendo el aborto con la adopción. Ya hemos salvado miles de vidas; y hemos mandado mensajes a todas las clínicas, a todos los hospitales, a todas las oficinas de la policía: por favor no destruyan al niño, dénnoslo a nosotras, que nos encargaremos de ellos y les conseguiremos un hogar”.

Decía Castellani, un pensador argentino: “Desesperación es el sentimiento profundo de que todo esto no vale nada y el vivir no paga el gasto y es un definitivo engaño; y este sentimiento es fatalmente consecuente con la convicción de que no hay otra vida”. Ante la pregunta por el sentido de la vida, que llama a las puertas de Occidente de una forma tan cruda, respondemos apoyándonos en la sabiduría de los santos: “El desconocimiento propio genera soberbia; pero el desconocimiento de Dios genera desesperación” (San Bernardo).

El principal problema de la cultura occidental es el problema del sentido de la vida; o dicho de otro modo, el dilema esperanza-desesperanza. No se puede entregar la vida cuando no se sabe qué es la vida. Alguien dijo aquello de: “Cuando no se tienen horizontes, las cosas no se ven ni desde cerca”. Y es que, solo cuando sabemos que venimos del amor y que volvemos a él venciendo el sufrimiento y la muerte, es cuando podemos dar lo mejor de nosotros mismos con desinterés y alegría.

Si bien es cierto que las grandes heridas morales del hombre y de la mujer de nuestros días son principalmente “afectivas”, no es menos cierto que existe también un oscurecimiento muy notable de la razón y del sentido común.

José Ignacio Munilla escribe: Las encuestas sociológicas vienen demostrado que la sensibilidad de los varones es notablemente inferior a la femenina, en lo que se refiere al valor de la vida en el seno materno. Esos mismos estudios sociológicos apuntan a que detrás de un número considerable de abortos, se esconde la presión —cuando no el chantaje— del varón. El feminismo radical, en la práctica, termina imponiendo a la mujer el modelo sexual machista.

La maternidad no comienza en el momento del parto, sino en el momento de la concepción. Afirmar que no se puede obligar a una mujer a ser madre, es olvidar que ya lo es, desde el momento en que está embarazada. A partir de ese momento solo puede elegir entre dos alternativas: ser madre de un hijo vivo, o serlo de un hijo muerto.

Por lo tanto, la cuestión clave es si el aborto puede ser considerado como un ‘derecho’. ¿Existe el derecho a acabar con la vida del ser humano concebido y todavía no nacido? Es más, ¿acaso matar puede ser un derecho? Un hijo no es un derecho, es un don, y no se le da a todos.

El problema principal, el problema de fondo, es el vacío existencial al que nos ha conducido el materialismo. Arrastramos un sinfín de heridas afectivas, fruto de la cruda experiencia del egoísmo del prójimo, de la fragilidad del amor humano, de las rupturas familiares, de las depresiones y ansiedades, de la falta de dominio de uno mismo, etc. Estos son los verdaderos problemas de fondo; mientras que por lo general, las ideologías no son sino una ‘huida hacia adelante’, en la absurda pretensión de justificar la propia desesperación.

Dignificar la adopción

En nuestra cultura la adopción está muy valorada desde la perspectiva de la familia adoptante. Basta señalar que las familias adoptantes con frecuencia tienen que viajar a países lejanos, para poder encontrar la figura de una madre dispuesta a dar su hijo en adopción. Y sin embargo, sin la generosidad de la madre que ha estado dispuesta a desprenderse de su hijo para que pueda ser educado con unos medios que ella no tiene capacidad de ofrecerle, sería imposible la generosidad de la familia adoptante.

En efecto, nos olvidamos de la generosidad que encierra la entrega de un hijo en adopción. Se trata de priorizar el bien objetivo del niño, sobre el sentido posesivo hacia él. Inevitablemente, existen dos tipos de razonamientos: “Si no puede ser mío, no lo será de nadie”; o, por el contrario, “Si yo no puedo hacerle feliz, se lo entregaré a quien pueda hacerlo”.

El daño de la pornografía en el matrimonio

Si consideras que el porno puede servir para avisar la llama del amor, ten cuidado… porque te quemarás.

Matrimonio sexualmente aburrido; solución: pornografía… Y claro, si el mundo nos está vendiendo que hay que experimentar sensaciones, sensaCIONES, SENSACIONES -in crescendo- , a más no poder, y si a nuestro matrimonio le falta sazón pues… ¡qué mejor picante que un tercero! ¡o varios!

Así que, ¡bienvenida la pornografía a nuestro matrimonio! Todo sea en nombre del amor y por salvar nuestra relación. ¡Ah! Y por cumplir con alguna que otra fantasía… ¡Vaya engaño!

Siempre supe que la pornografía existía pero no fue hasta que me divorcié que, platicando con amigas, me di cuenta que es muy común entre las parejas. Cada vez que escuchaba esas pláticas de verdad se me volteaban los ojos de la impresión e incredulidad porque en mi matrimonio jamás ha entrado en ese tipo de aberraciones.

Todo eso me llevó a reflexionar sobre este común denominador de muchas parejas divorciadas: el uso habitual y recurrente de la pornografía. Es incluso recomendación de terapeutas a los que habían acudido para solucionar sus conflictos matrimoniales. Se la recomendaban para “avivar la llama de su amor” y mantenerlos unidos. Pues yo digo que fue tal la llama que avivaron que acabaron quemándose…

No seamos tontos. La pornografía lejos de unir nuestro matrimonio lo destruye desde lo más profundo. Impide vivir una sexualidad plena y nos separa sencillamente porque se ha situado entre los dos.

Te comparto alguna de las razones por las que no conviene invitar a la pornografía a tu matrimonio.

  • Destruye la autoestima. Una de las sensaciones más espantosas que una persona puede experimentar es ver cómo alguien atraiga a tu cónyuge para poder tener intimidad conyugal con él. Uno llega a pensar que no es suficiente para el otro.
  • Denigra a la mujer. Hay un estudio que arrojó resultados sobre la relación de el hombre que ve porno con su mujer. Al parecer es más probable que quiera que su mujer sea esclava, agachona y subyugada a él y a sus deseos. La mujer se percibe como objeto de placer.
  • Si hay problemas en el matrimonio, la pornografía solo los empeora. Es tal la ceguera espiritual que entra a través del porno que difícilmente encuentran la raíz del problema matrimonial. Es más, no tienen ni la capacidad de buscarla porque la adrenalina sexual es lo único que, de momento, les mantiene unidos. Es casi imposible ver más allá. Total, en la cama se lo pasan requetebién, y lo demás… pues ya es lo de menos. Con una actitud así los conflictos se incrementarán y la relación terminará muy mal.

Frente a todo esto es importante afirmar que es posible vivir una sexualidad más que satisfactoria como fruto del amor entre los esposes. No es necesario para eso denigrar nuestra persona y de olvidarnos de que nuestros cuerpos poseen una dignidad que hay que embellecer y proteger. Para poder vivir nuestra intimidad conyugal de forma sana y completa será pues necesario descubrir la raíz de nuestra relación. Es decir, trabajar entre otras cosas en sanar todo aquello que nos está impidiendo vivirla de esa forma.  No abras puertas que después serán dificilísimas de cerrar. La pornografía es hija de la infidelidad conyugal y es un atentado directo contra tu dignidad y la de tu matrimonio. Si están viviendo algo parecido, por favor busquen y encuentren apoyo urgente.