Universitarias que se prostituyen con hombres ricos

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Se describen como «protectores» y les prometen el pago de los estudios en la Universidad. Pero la realidad que se esconde tras sus anuncios es muy diferente

“Papaíto de azúcar”. O más conocido como Sugar Daddy. Es como se hace llamar el hombre adulto, de cierta posición económica, promiscuo, que busca relaciones sexuales esporádicas con mujeres que hasta el momento no se dedicaban a la prostitución. Su objetivo son muchachas jóvenes (aunque mayores de edad para no tener problemas con la Justicia) a las que puede ofrecer dinero fácil sin responsabilidad alguna.

El fenómeno del Sugar Daddy ha ido “in crescendo” con la crisis económica, tanto en Europa como en América.  Algunas jóvenes de poco más de 18 años encuentran en esta opción la posibilidad de pagarse los estudios universitarios.

El perfil suele ser el de una muchacha de clase media o baja, educada y buena estudiante que aspira a graduarse en la Universidad. Su familia en la actualidad atraviesa una etapa de dificultad económica y esto hace que sus sueños universitarios no puedan cumplirse. La muchacha busca un empleo compatible con los estudios, pero le resulta difícil encontrar algo que se ajuste a sus horarios y al mismo tiempo le permita ganar tanto dinero como para costearse la matrícula, que en algunos países supera los 60.000 dólares por año.

La presión de las deudas

En el caso de España, la crisis económica de hace diez años llevó a muchos jóvenes universitarios a inscribirse en una línea de crédito. Ahora, más de 12.000 estudiantes no pueden devolver el importe, que en principio era de unos 22.000 euros pero ahora con los intereses se ha hecho estratosférico. En otro país, Chile440.000 millones de euros fueron los que pidieron los universitarios en créditos para hacer frente al pago de la matrícula de sus estudios.

Puede ocurrir que en algunos casos la Sugar Baby (la muchacha objetivo del Sugar Daddy) sea una joven que ya ha empezado la carrera universitaria y se ve atrapada en las deudas cuando está en 2º curso o superior. No quiere abandonar los estudios, pero no puede pagar el préstamo o el crédito que pidió para la matrícula de las asignaturas. Si no cuenta con apoyo de algún familiar, de amigos o de alguna entidad que le dé soporte, se le hace una montaña llevar la situación.

El Sugar Daddy aparece entonces como un héroe, un salvador. Se anuncia en las secciones de contactos, en páginas webs de relaciones esporádicas, pero también en los paneles de las bibliotecas y a través de perfiles falsos en Instagram, Facebook y Twitter.

Ofrece la posibilidad de conectar por mail, por Whatsapp o Snapchat. En las fotos se presenta sin mostrar el rostro, pero viste un traje impecable y quizás está apoyado en un coche de alta gama o sentado en un buen restaurante. Con él, ganar entre 500 y 1.000 euros en un solo día parece muy fácil.

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Prostitución encubierta

La idea que transmite el Sugar Daddy no es de un hombre a la caza de prostituta. Él no quiere hablar en estos términos. Prefiere describirse como “protector”, “amante”, “cuidador”, “papá”. Es un hombre maduro que, según los psicológos, ha optado por este tipo de sexo porque se siente incapaz de implicarse en una relación estable, porque se niega a asumir responsabilidades con una mujer o porque en la vida real está casado (o vive en pareja) y no quiere romper esa situación oficial.

En este tipo de relación no se habla de que a la chica se la convierte en prostituta. El hombre maduro le hablará de “gratificación”, “ayuda” o incluso de que le dará dinero “para sus caprichos”. Él sabe que juega con un as importante en la manga: ella necesita el dinero, y lo necesita rápido.

Un Sugar Daddy puede llegar a ser deslumbrante. Ofrece que los encuentros sean en hotel de lujo, la puede ir a recoger en un automóvil espectacular y la invita a que sea su acompañante en viajes de negocios. Para ella, todo gratis y todo pagado. Su papel se circunscribirá a vestir sexy, callar o hablar lo justo, y complacerle en todo momento.

La universitaria con problemas ve en esta fase que ha encontrado el remedio a sus problemas y que haciendo esto temporalmente -confía- podrá olvidarse de sus quebraderos de cabeza. No piensa en que empieza a entrar en una espiral de esclavitud y de abusos. Pagará -cree- la matrícula, los estudios, le alcanzará para la manutención y no solo eso sino que se podrá sumergir en experiencias nuevas como viajes a otros países o cenas en restaurantes carísimos. El Sugar Daddy paga lencería, bolsos, maletas de viaje, entradas a espectáculos... Lo que ella pida. Otra cosa importante: habrá silencio y nadie se va a enterar. Cuando acabe este episodio, ella podrá volver a su vida normal como si no hubiera pasado nada.

Hasta aquí, parece que una puede aspirar a convertirse en la Julia Roberts de “Woman in red” sin atravesar el asqueroso pasado de una prostituta. Richard Gere a un solo toque de teléfono. Dinero fácil y rápido, y luego vuelta a una vida normal.

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Una trampa terrible

¿Qué encuentra la chica con el Sugar Daddy? Mejor habrá que preguntarse “qué pierde” si cae en sus garras.

  1. La Sugar Baby cree que será feliz. Falso. Acaba de adentrarse en un falso paraíso. El hombre que busca una prostituta no piensa en hacerla feliz sino en complacerse a sí mismo, en sus caprichos y seguramente en su adicción al sexo. Ella deja de ser una persona a la que se conoce y respeta, para pasar a ser el capricho contínuo. Con el agravante de que al pagar, él se considera con derecho a exigir todo lo que quiera. En los momentos de discusión, aparecerá el argumento irrefutable de “el que paga soy yo”.
  2. La Sugar Baby cree que por ser más joven está más al día en cuestión de sexo y podrá sorprender y agradar al Sugar Daddy. Falso. No podrá controlar esta cuestión y será él quien imponga su deseo de entrar en terrenos como el sado o el masoquismo o la zoofilia o en otras prácticas aberrantes. Del mismo modo, se deberá someter a practicar el sexo en las condiciones en que quiera el hombre, casi siempre sin preservativo (que en este tipo de contactos se llama “natural”). Esto implica un alto riesgo de embarazo con el consiguiente paso hacia un aborto. De decidir que sigue adelante con el embarazo, ella será la que carga con la criatura porque él inmediatamente va a quitarse de en medio. No olvidemos que el Sugar Daddy tiene una posición social, profesional y familiar que no está dispuesto a mover. Ella, la Sugar Baby, no tiene cabida en la foto.
  3. La Sugar Baby se considera única. Cree que pasa a ocupar el corazón del Sugar Daddy. Falso. En un Sugar Daddy no hay amor, hay atracción sexual que impacta directamente en el cerebro reptiliano(el que guía en los instintos como el hambre, la sed y el sexo). Desdichada el día que descubre que ella es “una más” en la colección de trofeos de él. Y aunque no hubiera otra, el cerebro reptiliano solo alimenta ese deseo entre 2 y 3 años. Transcurrido ese tiempo (como mucho), la Sugar Baby será abandonada como un kleenex.
  4. La Sugar Baby cree que todo lo que el Sugar Daddy le ha dicho es verdad. Pues quizá sea falso. Lo más probable es que no tenga dinero propio y lo único que hace es aprovecharse de lo que le permite gastar la empresa. Él no paga los taxis ni los vuelos ni los hoteles ni los restaurantes sino que lo hace la empresa para la que trabaja. Eso implica entrar en una dinámica de mentiras, identidades falsas… que conducen a la chica a vivir en la sombra y en la ilegalidad. Si ocurre algo, él no la llevará a Urgencias ni la defenderá ante un abogado.
  5. La Sugar Baby cree que podrá abandonar la situación cuando quiera. Falso. Un Sugar Daddy puede ser absorbente, posesivo y acosador más allá de lo que se estableció en un principio en la relación. Se habla de pacto -“solo haremos lo que tú quieras”- pero eso no es así. La chica puede acarrear golpes, abusos, un embarazo o una enfermedad de trasmisión sexual, entre ellas el sida. El contagio, en un ambiente de promiscuidad, es muy fácil. Según fuentes policiales españolas, se han dado casos de presentación de denuncias por violación o de violencia de género en el que las víctimas eran chicas a las que se captó por el sistema del Sugar Daddy.
  6. La Sugar Baby tendrá dificultades para combinar los estudioscon la relación a que le obliga el Sugar Daddy. Los viajes pueden coincidir con fechas de exámenes, deberá perder clases, la vida nocturna le pasará factura en el rendimiento académico
  7. Las drogas forman parte del ambiente en que se mueve el hombre promiscuo y con dinero. Por su adicción al sexo, él busca “experiencias” cada vez más fuertes y una manera de obtenerlas es el uso de cocaína, que produce episodios de euforia. Al principio las dosis para la chica serán gratuitas y él será quien se las proporcione. Cuando la relación se rompa, ella habrá quedado enganchada a un vicio que merma su salud y que le exige unos ingresos mucho mayores. La puerta a seguir en otras formas de prostitución le queda muy cerca.
  8. La autoestima baja en picado. Si al principio una Sugar Baby se siente agasajada y tratada como una princesa, poco a poco comenzarán las dudas sobre si sigue gustando, si debe hacer algo más, si le ha aparecido una cana o tiene ojeras… Se habrá ido apartando de los amigos de siempre y de sus familiares porque es difícil llevar en secreto esta situación. Y en esa soledad, el Sugar Daddy se convierte en juez y dueño de la situación.

El peligro creciente del fenómeno Sugar Daddy está en lo fácil que resulta acceder a una relación de este tipo. La curiosidad, la publicidad de las páginas de contactos y, sobre todo, la fragilidad de los vínculos familiares así como la situación precaria de las jóvenes universitarias multiplican las posibilidades de que algo salga mal en su toma de decisiones. Lo difícil es prevenir a una universitaria (mayor de edad, por tanto) para que no atienda a estos cantos de sirena.

La historia de una devoción incondicional

Edith Piaf y Santa Teresa de Lisieux

 

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Icono de la canción francesa, Édith Piaf era una profunda devota de santa Teresa de Lisieux desde una curación milagrosa durante su niñez. Tras quedar ciega a los 6 años, habría recuperado la vista después de una peregrinación a Lisieux. Repaso de la historia de una devoción infalible…

Édith Gassion, nacida el 19 de diciembre de 1915 en París, estaba destinada a un futuro muy especial ya de niña, según parecía. Conocida internacionalmente como Édith Piaf, sigue siendo reconocida hoy en día como una de las mejores voces de la canción francesa, gracias a famosas canciones como La vie en roseNon, je ne regrette rien o su famoso Hymne à l’ amour.

Su vida fue tan corta como intensa y comenzó con una infancia sin mucha fortuna. Hija de una madre cantante de calle y padre contorsionista, fue rápidamente abandonada por su madre, que la dejó para poder ganarse la vida. Su padre, soldado durante la Primera Guerra Mundial, confió entonces a la pequeña Édith a su abuela paterna.

En aquella época, la abuela era la patrona de un burdel en Normandía, en Bernay, a unos treinta kilómetros de Lisieux. La niña pasó allí unos años antes de volver a la carretera con su padre, una vez terminada la guerra, en una itinerancia durante la que empezó a cantar en la calle para ganar algo de dinero.

Así reparó en ella, unos años más tarde, Louis Leplée, director de una sala de espectáculos en los Campos Elíseos. Él le dio el apodo de “la môme Piaf“, “pequeño gorrión”, por su pequeño tamaño, y lanzó su carrera.

A lo largo de toda su vida, la historia de Édith Piaf se ha visto marcada por una multitud de dificultades. Por sus múltiples amantes y las historias amorosas que terminaron en escándalo, algunos calificaron su vida de “libertinaje”. Incluso los servicios funerarios religiosos le fueron rechazados en vista de su número de matrimonios.

Sin embargo, hay una cosa que está más allá de reproche para Édith: su fidelidad en su devoción a santa Teresa de Lisieux, después del milagro que experimentó siendo niña.

Destinada a ser ciega

A la edad de 6 años, la pequeña Édith desarrolló una queratitis aguda, una inflamación de la córnea que la dejó ciega. Debido a la multitud de tratamientos que no tuvieron efecto, su abuela, las “chicas de vida alegre” del burdel donde vivió y la propia Édith, se resignaron al hecho de que permanecería ciega. Hasta el día en que su abuela decidió llevar a sus “hijas” en peregrinación a Lisieux, no lejos de allí, con la pequeña Édith.

Había oído hablar de sanaciones inesperadas en personas que venían de visitar la tumba de santa Teresa. Una vez en el lugar, todas se aplicaron en múltiples oraciones delante de los curiosos ojos de los habitantes: ver llegar a estas “chicas de vida alegre”, aunque vestidas de rigor, con una niña con una venda negra en los ojos era, cuanto menos, inusual. Frente a la tumba de santa Teresa, frotaron la frente de la pequeña Édith con tierra y luego imploraron a la santa en sus oraciones que ayudara a su pequeña protegida.

Un milagro inexplicable

Algunos días después, Édith comenzó a recuperar la vista, ante la feliz mirada de las chicas del burdel y de su abuela. Los médicos se mantenían escépticos. Sin embargo, lo cierto es que la niña había recuperado el uso de sus ojos y pudo volver a salir unos años más tarde a la carretera con su padre para realizar espectáculos aquí y allá.

A lo largo de su vida, Édith atribuyó este milagro a las muchas oraciones dirigidas a Teresa de Lisieux y desde entonces desarrolló una devoción a la santa.

Una creencia infalible

A partir de aquel momento, Édith fue regularmente cada septiembre, en el aniversario del viaje de Teresa al cielo, para rezar en el Carmelo de Lisieux. Conservó durante toda su vida una medalla alrededor del cuello con la imagen de la santa.

Antes de cada actuación, se santiguaba y rezaba la misma oración de protección: “¡Teresa, ahora canto para ti!”. Édith la consideraba su hermana espiritual y, según resultó, eran primas en decimocuarto grado por parte del padre de Édith…

A través de todas las dificultades en su vida, su fe nunca se vio alterada. Y sin embargo, Édith sufrió la muerte de su hija Marcelle a los 2 años y medio de edad a causa de una meningitis devastadora, así como la pérdida de varios amigos, amantes, incluyendo la muerte del amor de su vida, el boxeador Marcel Cerdan… Aun con todo, conservó la fe hasta el final.

Unos días antes de morir, le dijo a su enfermera:

“No es posible que una vez muertos, no seamos más que polvo… Hay algo que se nos escapa, que no sabemos… Yo creo en Dios. Sería demasiado injusto que aquellos que han sufrido en esta tierra sólo encontraran la paz reducidos a polvo. El Paraíso vendrá… después del Juicio Final”.

Un día después de su aniversario… La UCAB de luto

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Piden que la muerte del joven universitario venezolano José Alberto Arreaza Hernández no quede impune

Parece increíble, pero todo puede suceder en el reino de la impunidad. Este martes reseñábamos que a los 64 años la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) recibía toda clase de felicitaciones. No es común que, en semejante panorama de deterioro generalizado, una universidad mantenga su sólido prestigio, se excelencia intacta, su puntual servicio social entre los menos favorecidos y su puesto entre las mejores del continente.

Todo ello, producto de un encomiable esfuerzo comunitario que el país reconoce y admira.

Una serie de actividades y eventos habían sido pautados para celebrar el aniversario. El país completo, al que la UCAB se ha entregado por más de seis décadas, repletaba las redes de tuits manifestando su orgullo por esa querida casa de estudios. Pero nadie imaginaba que, aún no finalizado el día, se recibiría una infausta noticia: un destacado joven estudiante de la UCAB, con sede en Guayana, había sido encontrado asesinado.

El cuerpo sin vida del alumno de cuarto año de Derecho, de 20 años, José Alberto Arreaza Hernández, activista opositor en el seno del movimiento estudiantil en Guayana, fue encontrado en un basurero. Trascendió que fue herido con arma de fuego y su cadáver fue localizado en estado de descomposición. Varios días tenían las redes llamando la atención sobre su inexplicable desaparición. La Universidad permanecía alerta.

La UCAB completa amaneció de luto. Las autoridades dieron a conocer un comunicado en estos términos: “Como comunidad universitaria solicitamos a las autoridades competentes que lleven a cabo una investigación exhaustiva sobre el fallecimiento de José Alberto, para que se establezcan las responsabilidades que puedan existir y evitar que su muerte quede impune”.

“Quienes aquí hacemos vida creemos en la justicia como un valor fundamental para toda la sociedad, cuanto más si pensamos que José Alberto quería ser abogado y su vida se ha visto truncada aparentemente por un homicidio. Rechazamos la violencia y promovemos los valores de la vida”.

El rector de la extensión de la UCAB en Puerto Ordaz, el jesuita Arturo Peraza –hasta hace poco provincial en Venezuela-, acompañado del rector en Caracas P. José Virtuoso (sj), condenaron este lamentable suceso y extendieron un mensaje de pésame a sus familiares: “Junto a UCAB Guayana extendemos nuestras condolencias y nos unimos al dolor de sus padres, familiares, compañeros y amigos. Por tan lamentable acontecimiento, hoy en la UCAB estamos de luto. Una vez más el derecho a la vida en esta Venezuela violenta ha sido vulnerado”, señaló Virtuoso en un mensaje enviado a profesores, alumnos y empleados.

Entre trabajadores y estudiantes, la comunidad ucabista ha perdido tres de sus miembros en razón de la inseguridad imperante en el país en lo que va del año 2017.

De más está agregar que fueron suspendidas todas las actividades de celebración por el 64 aniversario de la UCAB previstas para este martes, 23 de octubre, en Montalbán. La UCAB está de luto.

Fallece Fats Domino, pionero del rock’n roll, casado y padre de 8 hijos

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Huía de la fama, pero ésta lo abrazó: está considerado uno de los grandes pianistas y letristas del siglo XX. El Mississipi hoy llora por él.

Falleció este martes en Nueva Orleans (la ciudad donde nació en 1928) Fats Domino, quien durante 89 años navegó por las aguas del Mississipi para conmover al mundo con la música del rythm and blues, el country y la música cajún. Esa mezcla tan especial lo hizo pionero del rock’n roll. Y este martes nos dejó rodeado de su familia, según informó una de sus hijas a la agencia Associated Press.

Su vida no fue común entre las estrellas de la música de los años 50 y 60. Ha fallecido cuando seguía casado con su primera y única esposa, y tuvo ocho hijos que le arroparon en la vejez. Su sonrisa en las actuaciones y los carteles publicitarios así como en las portadas de los discos transmitía lucha contra la esclavitud y el racismo, así como alegría por estar aportando al mundo el don de la música.

Fats (Antoine) Domino, coetáneo de Elvis Presley, Chuck Berry y Jerry Lee Lewis, estuvo en la cima. Comenzó tocando el piano con uno de sus cuñados, pero en tan solo cinco años, entre 1955 y 1960, colocó 11 piezas en los top ten del momento, yendo a la zaga de Elvis, que ya entonces se había convertido en mito cinematográfico (su primer filme, “Love me tender”, es de 1956).

Famoso y hogareño

Se casó a los 20 años y se consideraba hogareño. Decidió que todos sus hijos tendrían nombre que empezara por la letra A y así fue. Era un tipo ajeno a la fama, a las drogas y al alcohol. Solo comía lo cocinado en su casa y no quiso tocar en el Rock and Roll Hall of Fame cuando se le otorgó la distinción en 1989. Tampoco acudió a la Casa Blanca. Pero sabía bien lo que hacía: en 2015, apareció por sorpresa en el funeral de otro de los grandes, BB King, para tocar al piano “Amazing Grace”, el himno de acción de gracias y contra la esclavitud. Fue en Indianola, Mississipi.

Fats Domino llegó a vender más de 65 millones de discos y recibió un Grammy por su trayectoria en 1987. Sus últimas apariciones públicas fueron para recaudar fondos para ayudar a las víctimas del huracán Katrina. Ayudó así a reconstruir su ciudad natal y su tierra, donde ahora descansará para siempre. Destinó los beneficios del álbum Alive and Kickin, de 2006, a ayudar a la reconstrucción de su ciudad.

Entre sus éxitos, se cuentan “I’m Walkin’,” “Blue Monday” y “Walking to New Orleans,” que según la revista Rolling Stone “sonaba como nunca nada antes”.

Sus hits fueron versionados por grandes de la música como Led Zeppelin o John Lennon, quien escogió “Ain’t That a Shame” para su álbum Rock & Roll de 1975. Lennon dijo de ella que era la primera canción que había tocado a la guitarra y que le traía recuerdos entrañables.

Está considerado uno de los mejores letristas de la música del XX, junto con el mismo Lennon y Paul McCartney.

 

La última “bruja” ahorcada en Boston era católica

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La lavandera Ann “Goody” Glover era una inmigrante irlandesa

Aunque la mayor parte de las personas ahorcadas en la ola de histeria del las “brujas” entre los colonos de Massachusetts del siglo XVII eran puritanas, Ann “Goody” Glover era una inmigrante irlandesa católica romana.

Los problemas para la Glover (el apelativo “Goody” es abreviación de Goodwife, el equivalente de “Señora” en la época) comenzaron poco después de 1680, cuando esta lavandera viuda empezó a trabajar para la familia Goodwin en Boston. Según un relato del Irish Times, la Glover y su hija Mary fueron expulsadas después de que Mary fuese acusada de haber robado vestidos a la familia Goodwin.

Poco tiempo después de que las Glover se fuesen, en verano de 1688, cuatro de los niños de la familia Goodwin empezaron a acusar síntomas inexplicables, y se llamó a un médico para que los visitase.

Los gritos de los niños eran “lamentables y estridentes”, y el desplazamiento del dolor de una parte [del cuerpo] a otra era constante e inexplicable”, refiere la obra de James Bernard Cullen de 1889, The Story of the Irish in Boston.

En una época en que la intolerancia anticatólica era la norma y en que crecía la histeria de la brujería, esta última era condenada muy duramente, y las Glover fueron consideradas las brujas responsables de los problemas de los niños.

El reverendo Cotton Mather, entonces el principal ministro puritano de Boston, durante su estudio del caso definió a Goody Glover como una “idólatra católica romana”. Tras haberla interrogado, Mather refirió que la pobre mujer rezaba a muchísimos espíritus, prueba que fue usada contra ella en el proceso. Hoy se piensa que estos espíritus no eran demonios, sino santos católicos.

Cuando se le ordenó que rezara el Padrenuestro en el proceso, la Glover, que según muchos historiadores no conocía muy bien el inglés, lo hizo en una mezcla de gaelico y latín imperfecto, confirmando su culpa en la mente de los acusadores.

La Glover fue ahorcada en Boston el 16 de noviembre de 1688. Según Robert Calef, un mercader de Boston que la conocía, “Goody Glover era una pobre vieja loca y despreciada, una católica irlandesa que fue sometida a juicio por haber hecho daño a los niños Goodwin. Su comportamiento durante el proceso fue el de una persona distraída. Se la calificó de cruel. Las pruebas contra ella eran del todo insuficientes. El jurado la consideró culpable. Fue ahorcada. Murió como católica”.

Cuatro años después de su ejecución, la histeria contra la brujería llegó a su pico en Salem, donde 19 “brujas” fueron condenadas a la horca.

Trescientos años después del ahogamiento de la Glover, en 1988, el Boston City Council proclamó el 16 de noviembre “Goody Glover Day” en su recuerdo. Una placa dedicada a la memoria de “Goodwife Ann Glover” dice así:

No lejos de aquí, el 16 de noviembre de 1688 Goodwife Ann Glover, una anciana viuda irlandesa, fue ahorcada como bruja porque rechazó renunciar a su fe católica. Tras ser deportada de su Irlanda natal a Barbados con su marido, que murió allí por su fidelidad a la fe católica, llegó a Boston, donde vivió unos seis años antes de ser injustamente condenada a muerte. Este memorial se ha erigido para recordar a “Goody” Glover como primera mártir católica de Massachusetts.

Cuando un satánico intentó robar la Eucaristía

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Llegó hasta el cementerio…

Durante el siglo XV, en la pequeña aldea de Ettiswil, Suiza, un suceso milagroso ocurrió después de un terrible crimen. Una hostia consagrada eucarística fue robada de la parroquia local por una miembro de una secta satánica. Su nombre era Ann Vögtli y se marchó corriendo de la iglesia con la eucaristía en la mano.

No constan los motivos exactos de sus acciones, aunque son frecuentes los robos de hostias consagradas de iglesias por parte de grupos satánicos que luego las profanan. Es algo que sucede a menudo durante las denominadas “Misas Negras”, en las que se ridiculizan las misas católicas a través de extraños rituales.

Tras abandonar la parroquia, Vögtli corrió hasta alcanzar el muro del cementerio. Intentó pasarlo, pero de inmediato la eucaristía se volvió demasiado pesada como para llevarla. Vögtli confesó más tarde la siguiente historia: “Tras deslizar la mano en la estrecha puerta de hierro, agarré la gran Hostia. Pero en cuanto crucé el muro del cementerio, la Hostia se volvió tan pesada que ya no era capaz de cargarla más tiempo. Incapaz de avanzar o retroceder con ella, arrojé la Hostia lejos de mí, cerca de una valla entre las ortigas”.

Una joven descubrió la eucaristía en las ortigas, pero la hostia se había transformado en algo que parecía una flor. Explicó que “la Hostia robada [se había] dividido en siete Secciones. Seis de las Secciones formaban una flor similar a una rosa y una gran luz las rodeaba”. El párroco fue informado y pudo recoger seis de las secciones, pero la séptima era inamovible. Lo consideró un signo de que debía construirse una capilla en aquel lugar.

La hostia milagrosa fue consagrada en una reliquia en la capilla construida allí y numerosos milagros sucedieron a lo largo de los años a quienes veneraron la reliquia. La historia es un gran recordatorio del poder de Dios y su capacidad para traer un bien mayor a partir de algo horrible.