‘Red de Libertad’

La monja que salvaba a los judíos

 

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Como Oskar Schlinder, también Sor Helena Studler elaboró una lista para salvar a los perseguidos de las garras nazis

Hoy 20 de octubre llega a los cines españoles el drama biográfico Red de Libertad -de la mano de la distribuidora Proyec Film-, último trabajo del joven y laureado director de cine salmantino de 34 años, Pablo Moreno (Pablo de Tarso, el último viajeUn dios prohibidoPovedaLuz de Soledad).

La historia se ambienta en Francia, a principios de la II Guerra Mundial. Helena Studler es una religiosa que desde joven se dedica al cuidado de los huérfanos y los abandonados. Pero los tiempos han cambiado, el pueblo vive toda una revuelta, los alemanes han entrado en su ciudad y la realidad a la que ahora se enfrenta supera con creces la dureza a la que está acostumbrada: Helena descubre que cerca de su localidad los nazis han instalado un campo de concentración. Junto a algunos hombres de la ciudad, varias de sus Hermanas, Hijas de la Caridad, traman todo un plan para liberar a los cautivos de su trágico final.

Pablo Moreno, que ha ido ganando en experiencia tanto en la dirección como en el guión de cine, presenta un lúcido biopic sobre Sor Helena Studler (1891-1944), una monja francesa que trabajó para mejorar las condiciones de vida de los presos de guerra en la ciudad de Metz  y así liberó de las garras nazis a más de 2.000 personas.

No en vano, se va corriendo la voz de que esta religiosa está al mismo nivel de heroicidad que Oskar Schlinder, el empresario alemán que salvó a unas 200.000 personas del holocausto nazi y que el cine reflejó con sabiduría en La lista de Schlinder, el popular y oscarizado drama de Steven Spielberg.

Lo que más llama la atención de esta película es su tono humanizador a todos los niveles, de tal modo que sus personajes resultan creíbles. Esto no quiere decir que el filme bendiga ni justifique las acciones de los militares nazis, pero Moreno sí consigue que se dé carta de naturaleza a la crisis humanitaria de los refugiados, eso que a los mortales no nos gusta tanto mirar.

En realidad, cuanto acontece no está tan lejos del problema con Siria en estos momentos, por ejemplo. Y este trabajo de Red de Libertad ha sido posible gracias a la habilidad, tiento y sabiduría que el director ha puesto en la escritura del guión: ofrece una estructura nítida de cada acto, los perfiles de cada personaje están hechos a medida, los diálogos suponen la otra parte más enriquecedora del filme, si bien se encuentran apoyados por un elenco coral de lujo donde cada uno interpreta el suyo como cualquier don permita.

En este sentido, la camaleónica actriz española Assumpta Serna, que da vida a Sor Helena Studler, realiza una de sus mejores interpretaciones, llena de matices y contrastes, así como la ganadora de un Goya, Luisa Gavasa (La novia, Paula Ortiz, 2015), el emergente, y cada vez mejor actor, Javier Bódalo -cuyo papel es la personificación de la valentía y la inocencia-, que contrasta perfectamente con el trabajo de un impecable Raúl Escudero, convertido en un auténtico oficial nazi de las SS.

En cuanto al apartado técnico, y sin quitarle mérito a otras producciones, en Red de Libertad (Contracorriente Producciones) se suple el presupuesto total del filme, casi medio millón de euros, con la inteligencia de encontrar en Ciudad Rodrigo una meca del cine, con localizaciones hermosas y propicias para la película, y la sabiduría de articular una sentida banda sonora, a cargo de Óscar Martín Leanizbarrutia, habitual de Pablo Moreno en estas lides, que acentúa las esencias dramáticas del filme en función de los momentos de mayor emotividad o mayor dramatismo. A lo que se añade una atractiva propuesta visual, realista y estética, muy bien resuelta a través de su luminosa puesta en escena.

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Red de Libertad no es, pues, sólo una historia bonita de una monja que hace el bien hacia sus semejantes, casi en línea con su vocación, porque eso lo podríamos hacer perfectamente todos con algo más de voluntad.

Pablo Moreno va mucho más allá, no sólo al ser el primer director en el mundo en dar a conocer este episodio nazi, sino en el recordatorio de que la vida en sí misma, hay que saber vivirla, cada uno tiene un objetivo en ella y tiene que aprender a defenderlo con abrazos y caricias, a pesar de los reveses que las circunstancias nos presenten.

Por tanto, esta película supone un resorte en la vida del ser humano donde se recuerda que no hay que juzgar las apariencias y donde queda al margen cualquier discusión teológica. El filme no propone pedagogía en ese sentido, la película despliega un amplio abanico donde poder encajar el mundo de los valores, en todas sus facetas y dimensiones.

Red de Libertad es una película auténtica, seductora, entretenida, fresca, ágil, que sabe dónde se dirige y cuáles son sus fines. Son muestras suficientes de que el talento es la mejor campaña de marketing.

Pelé, el jugador que recibió el fútbol… de Dios

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Recordando a este gran futbolista brasileño en el día de su 77 aniversario

Un día como hoy cumple años Pelé (1940), el futbolista considerado por muchos el mejor de toda la historia de ese deporte. El Comité Olímpico Internacional lo definió “el mejor futbolista del siglo XX”.

 “Dios me dio el fútbol y sólo Él me lo puede quitar”, decía cuando se atrevían a vaticinar el fin de su reinado futbolístico. Desde 1962 dijeron que ese reinado había terminado: luego lo repitieron en 1966… “El hecho es que aquí estoy, dispuesto a jugar otra Copa del Mundo. Lo que Dios da, sólo Dios lo quita”.

Decía que Edson Arantes do Nascimiento, mejor conocido como Pelé, hablaba con la tranquilidad de un clérigo medieval.

“- ¿No se siente en ocasiones prisionero de su propia fama? – le preguntó un periodista en 2015-

Él contestó:

– Bueno, algunas veces, pero Dios sabe a quién da las cosas y si Él me dio la fama, el cariño de millones de personas, la curiosidad de centenares de periodistas, el dinero, el don de saber jugar fútbol, también me dio la paciencia para soportar lo desagradable que esas circunstancias pudieran traer. Soy Pelé. Lo sé. Pelé es un conjunto de cosas y nada valdría aceptar las gratas y rechazar aquellas que no son”.

Pelé, uno de los más admirados y poderosos astros del balompié es ícono y modelo para sus fanáticos y un “dios” para los brasileros. Pero él tenía al suyo, al verdadero y único Dios. No tenía el menor interés en disimularlo. Era uno de esos ídolos de este mundo que parecía dispuesto a involucrarlo en su día a día cada vez que viniera a cuento, de manera sencilla y muy natural. Tal vez por ello ha llevado su carrera sin divismo, sin la prepotencia y hasta los escándalos que acompañan la trayectoria de algunos famosos de las canchas.

Cuando se comentaba que sus habilidades parecían declinar, dijo: “Dios me dio el fútbol y sólo Él me lo puede quitar – repuso Pelé -. Desde 1962 dijeron que ese reinado había terminado; luego lo repitieron en 1966… el hecho es que aquí estoy dispuesto a jugar otra Copa del Mundo. Lo que Dios da, sólo Dios lo quita”. Era la víspera del Mundial de México 1970 y Pelé seguía siendo la figura indiscutible de la selección de Brasil.

Confesó que ganaba menos que muchos otros futbolistas, sin embargo, colocaba al dinero en el puesto correcto: “Yo tengo dinero, pero ese dinero no me servirá de nada si no tuviera la conciencia tranquila y la certeza de que si lo tengo es porque lo he ganado con un gran esfuerzo y en forma totalmente honesta”.

Consideraba su actuación en las canchas deportivas un producto, más que de sus habilidades y cualidades, “un don del cielo, algo que me dio Dios”.

No, lo que nos mantiene unidos no son, ni deberían ser, los hijos

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Nuestra intimidad es ese lazo de amor irrompible que va a mantener unido nuestro matrimonio para toda la vida. Intimidad es sinónimo de unidad

La RAE define a la intimidad como una amistad íntima, como una zona espiritual íntima y reservada de una persona o de un grupo, especialmente de una familia.

Cuando hago esta pregunta a las parejas invariablemente obtengo la misma respuesta. ¿Cuál es el lazo más fuerte e indestructible que siempre les mantendrá unidos? Y me responden que los hijos. Y claro, tiene lógica. Pero… Si de verdad fuera tan fuerte e indestructible, ¿por què sigue habiendo tanto divorcio?

Entonces no son los hijos los que nos mantienen unidos, sino nuestra capacidad de amor y compromiso mutuos, de entrega y de mantenernos como prioridad uno del otro. Los hijos son fruto de nuestro amor y una enorme bendición la cual -desafortunadamente- para muchas parejas ese amor -el más puro de los amores- no es suficiente para luchar contra sus egoísmos personales y evitar el divorcio.

Me explico mejor. Los hijos es lo más bello que la vida nos puede dar y por supuesto que hay que amarlos incondicionalmente, dedicarles nuestro tiempo, esfuerzo, etc. pero sin descuidar a ese ser quien en nuestro matrimonio debe seguir siendo prioridad, incluso antes que los hijos: nuestro cónyuge.

La intimidad en la vida marital va mucho más allá de un mero encuentro sexual. Es el permitir conocernos verdaderamente desnudos, pero del alma. Es comunicarnos nuestros espíritus sin miedo a ser juzgado porque entre nosotros solo existe amor, mismo que nos hace abrirnos a compartirnos todo de nosotros de una manera segura. Es permitir a nuestros corazones que dialoguen entre sì, muchas veces sin palabras. La idea es que nuestra relación matrimonial sea la más íntima de todas las relaciones humanas.

Ahora te voy a pedir que te remontes a aquellos años de cole, a tus clases de matemáticas cuando te enseñaban acerca de los conjuntos. Te pedían que pusieras 2 círculos unidos. De esa unión resultaba una intersección -algo en común- que quedaba en medio de ambos y que puede ser tan grande o pequeña como los círculos estuvieran uno de otro. A mayor lejanía de estos, más pequeño el vínculo. A menor separación, más grande el vínculo.

Pues justo esa intersección es lo que es nuestro vínculo matrimonial, todo eso que nos une y tenemos en común aparte de los hijos. Si durante los años hemos procurado hacer todo y de todo por mantenernos unidos por medio del amor, del respeto, de la compasión, del servicio mutuo, del perdón, de la Fe, compartiendo alegrías y tristezas, éxitos y fracasos, etc. significa que nuestro vínculo ha estado bien alimentado lo que significará que tendremos una unión sólida, impenetrable cual ciudad amurallada.

Si, por el contrario, cada uno ha hecho de su vida lo que ha querido apartándonos de nuestro fin en común que es hacernos mutuamente felices y ser uno del otro camino hacia plenitud. Si de alguna manera hemos caído en el egoísmo y nuestras prioridades de vida están alteradas o no coinciden, pues ya sabremos cual será el resultado.

Y esto lo podemos ver en la epidemia de divorcios que hay en los matrimonios cuando los hijos se han ido del hogar. Son parejas que se perdieron en el camino, que se olvidaron de que antes de haber sido padres fueron pareja. Se dedicaron a ser solo padres y se olvidaron de ser esposos, amigos, amantes, confidentes, socios, compañeros de camino, ayuda idónea uno del otro.

Pasan los años y cada vez tuvieron menos cosas en común porque se descuidaron de nutrir sus nexos de pareja. Los hijos, el único vínculo que les mantenía unidos ya no están. Ahora son dos perfectos desconocidos -emocionalmente hablando- viviendo bajo el mismo techo, comiendo en la misma mesa y durmiendo en la misma cama. Y claro, como esa sensación de soledad acompañada no es nada agradable, entonces se separan o, peor aún, se divorcian pensando que esa es la solución.

Insisto, para que nuestra intimidad crezca y que así nuestro vínculo sea cada vez más sólido es importante que la alimentemos a diario por medio detalles, de compartir actividades y gustos, de decirnos palabras de afirmación, etc. Créanme que es mucho más sencillo de lo que parece. También sugiero tomar en cuenta estos puntos.

  • Para alimentar nuestro vinculo es muy importante que cada uno salga de sí para entrar en el otro. Es decir, cambiar el egoísmo por el altruismo. En un acto sincero de amor y generosidad pienso más en ti, en tus gustos y preferencias y menos en mí.
  • Conocer cuáles son nuestras mutuas necesidades emocionales y hacer todo por satisfacerlas. Te sugiero leer “Las 5 grandes necesidades emocionales de él y de ella”.
  • Conocer las áreas de intimidad que existen y trabajar por alimentar cada una. Compartiré solo algunas que el Dr. Champan, en su libro “El Matrimonio: Pacto y Compromiso” nos sugiere y les reto a que busquen y encuentren más. Hasta puede ser un ejercicio divertido que pueden realizar en pareja:
    • La intimidad intelectual. Compartir pensamientos, experiencias, deseos o ideas que han servido de estímulo a una persona. Por ejemplo, compartir de un buen libro que acabo de leer y de esa fabulosa película que tanto me ha impresionado.
    • La intimidad emocional. Es el compartirse a sí mismo -emociones o sentimientos-. Es cuando ante lo que nos acontece en la vida nos abrimos y participamos lo que sentimos e invitamos al otro a hacer lo mismo.
    • La intimidad espiritual. Es lo que un individuo puede compartir de su relación diaria con Dios y que nos invita a la reflexión. Es decir, aquello que le da significado a su vida. Por ejemplo, compartir y reflexionar sobre el Evangelio dominical.

Conviene cuidar y nutrir nuestra intimidad como pareja porque será el vehículo que alimentará nuestro vínculo, ese que por más que pasen las tormentas, por más que las crisis nos visiten a nuestro hogar, será tan sólido que no habrá nada ni nadie que lo destruya. Además, se torna tan impenetrable que un tercero jamás tendrás cabida. Recordemos que para que un tercero entre se necesita que haya suficiente espacio entre los dos.