El aborto le costó el oro

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En su nuevo libro ‘Chasing Grace’, la atleta estadounidense revela que abortó una semana antes de las Olimpiadas de 2008.

En 2008, la medallista olímpica jamaicano-estadounidense Sanya Richards-Ross representó al equipo de EE.UU. y ganó el oro en los 4 x 400 metros relevo y el bronce en los 400. Aquel año, también fue nombrada atleta del año por la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo.

Sin embargo, en su nuevo libro, Sanya revela que tuvo un aborto la semana antes de las Olimpiadas. Ahora afirma que esa decisión no solo le costó el oro, sino que la sumergió en la desesperación.

Así lo explica la cinco veces medallista olímpica en su nuevo libro, Chasing Grace: What the Quarter Mile Has Taught Me About God and Life[Persiguiendo la gracia: lo que los 400 metros me ha enseñado sobre Dios y la vida]. “He estado persiguiendo cosas toda mi vida”, dijo Sanya a la revista People. “Persigo medallas de oro, persigo récords y persigo la mejor versión de mí misma. Así que, para mí, si no compartía el momento más duro de mi vida en el que más sentí la gracia de Dios, sería insincera con este trayecto”.

Sanya estaba prometida con Aaron Ross, jugador de fútbol americano en los New York Giants. Las carreras tanto de Sanya como de Aaron estaban empezando a despegar y se preparaban ya para la boda. El embarazo llegó de improviso y Sanya tenía la mirada fija en el oro.

“Todo lo que siempre quise parecía estar al alcance de mi mano”, escribe Sanya en su libro. “La culminación de toda una vida de trabajo estaba delante de mis narices. En aquel momento, me pareció que no cabía otra elección. El debate sobre cuándo comienza una vida se arremolinaba en mi cabeza y ocultar un hijo fuera del matrimonio en lo más alto de mi carrera parecía intolerable. ¿Qué pensarían de mí mis patrocinadores, mi familia, mi iglesia y mis fans?”.

En una llamada telefónica con Aaron ambos decidieron que el aborto era la mejor opción para ellos. Sanya tuvo un aborto un día antes de volar a Pekín. Aunque los médicos le dijeron que evitara cualquier tipo de ejercicio durante dos semanas, ella continuó entrenando. En su libro, Sanya escribe que la decisión de terminar el embarazo a través del aborto la destrozó.

“El aborto será siempre una parte de mi vida… Yo era una campeona, y no una cualquiera, sino una campeona de ámbito mundial y de récord”, escribe Sanya. “Desde la altura de esa realidad caí en la profundidad de la desesperación”.

La honestidad y la vulnerabilidad de Sanya podrían iniciar la discusión sobre cómo ayudar a las mujeres a sanar del dolor y la desesperación que causan el aborto. Después de todo, Sanya no es la única atleta que experimenta la presión para abortar.

En 2007, el canal de televisión ESPN llevó a cabo una investigación exhaustiva con universidades para preguntar cómo gestionan el embarazo las mujeres atletas en la universidad. La conclusión fue que, aunque el tema se trata rara vez en público, los embarazos en atletas ocurren con más frecuencia de la esperada y, a menudo, las atletas son obligadas a tomar decisiones desgarradoras.

“Ser atleta en muchas ocasiones significa ser egoísta”, declaró Sanya a TeamUSA.org a principios de este año. “Por supuesto, creo que ser madre es el trabajo más desinteresado que se puede tener. Estoy emocionada con la perspectiva de iniciar una familia cuando me retire, porque creo que puedo dar el 100 por cien a esa parte de mi vida, que será también muy importante para mí”.

Sanya y Aaron anunciaron en febrero que esperaban un hijo, al que calificaron de “la mayor bendición de todas”.

Mientras tanto, el libro de Sanya discurre sobre las alegrías y las penas de la vida, además de las perennes consecuencias de las decisiones.

“Este libro es mi himno personal y espero que los lectores se den cuenta de que tienen suficiente grandeza en su interior para sobrevivir a los apuros de cualquier viaje”, declaró para People. “Espero poder animar a las personas a no salirse del camino y conseguir su mayor potencial”.

 

Mons Benoît Balla, obispo de Bafia, ¿asesinado?

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Después de ciertas comprobaciones de la autopsia todavía en proceso, monseñor Jean-Marie Benoît Balla habría sufrido horribles maltratos antes de ser arrojado al agua.

El descubrimiento, el pasado 2 de junio, del cuerpo sin vida de monseñor Jean-Marie Benoît Balla, de 58 años, obispo de Bafia (Camerún) en las aguas del río Sanaga, a un centenar de kilómetros de Yaundé —y a la espera de los resultados de las pesquisas judiciales sobre las circunstancias de su muerte— ha provocado una gran emoción e indignación en la región.

Llevaba ejerciendo su ministerio allí desde hacía casi quince años, aunque por todo el país, desde 1983, la lista de religiosos y prelados muertos en circunstancias “sospechosas” no deja de aumentar. Menos de tres semanas antes de la trágica desaparición del obispo, uno de sus colaboradores cercanos —el rector del seminario menor de San Andrés en Bafia—, Armel Djama, era encontrado muerto en su dormitorio sin que las razones de su fallecimiento hayan sido todavía aclaradas. Monseñor Balla había celebrado sus exequias algunos días antes de su propia desaparición.

Mons. Jean Marie Benoît Balla nació el 10 de mayo de 1959 en Oweng, en la diócesis de Mbalmayo, en el centro de Camerún. Después de varios años como capellán en escuelas, fue nombrado superior del seminario menor de Yaundé, capellán de la Congregación de las hijas de María y profesor del seminario mayor de Nkolbisson. Fue nombrado obispo en 2003 por Juan Pablo II.

¿Suicidio? ¿Asesinato?

El obispo desapareció la noche del 30 al 31 de mayo —después de una misteriosa llamada telefónica—, según informan los medios cameruneses, aunque no le gustaba viajar de noche, según se sorprendieron sus colaboradores en el obispado. Su vehículo fue recuperado tres días después de su desaparición, sobre un puente que daba al río, sin rastro de sangre o signos de violencia en su interior. Había un mensaje a la vista en el asiento trasero: “Estoy en el agua”, que hizo pensar al principio en un suicidio.

¿Suicidio? ¿Asesinato? Ninguna hipótesis se descarta. Sin embargo, tras los primeros elementos de la investigación y algunas filtraciones, el asesinato parece ser la opción preferente de los investigadores. Los siete médicos forenses al cargo de la autopsia han revelado que el obispo tenía un brazo y una pierna rotos y su órganos genitales habían sido mutilados como durante un acto de tortura, informan algunos medios.

Por otra parte, entre los indicios que apoyan la tesis del asesinato, se ha desvelado que el cuerpo del obispo habría sido sacado del agua con las sandalias del revés y que sus pulmones no contenían “ni una gota de agua”. Además, según algunos conocidos del obispo, monseñor Balla sabía nadar perfectamente y “no podría morir tan fácilmente en el agua”.

“Esperamos a las serias investigaciones por parte del Gobierno. Hay que profundizar en las pesquisas para saber qué le sucedió, cómo pudo terminar allí. Un obispo de la entereza de monseñor Jean-Marie Benoît Bala no se suicidaría (…) y además es un caso de lo más extraño en la historia de la iglesia. Los obispos no se suicidan”, ha declarado el arzobispo de Bamenda, monseñor Cornelius Esua Fontem. La Iglesia local está consternada por lo sucedido y por todo el país se han organizado numerosas celebraciones religiosas en su memoria.

Lista negra

La muerte de monseñor Jean Marie Benoît Balla se suma a una larga lista de religiosos, sacerdotes, obispos, encontrados muertos en Camerún desde 1988 en circunstancias sospechosas y cuyos autores nunca fueron atrapados.

El asesinato más destacado fue el de monseñor Engelbert Mveng, uno de los intelectuales más grandes de Camerún, que tenía “una independencia de espíritu y de juicio sin concesión”, informa Mondafrique. Mveng, el primer jesuita camerunés, había sido ante todo historiador, artista y teólogo. Fue hallado estrangulado en su cama el 21 de abril de 1995.

Su horrible asesinado nunca se resolvió, tampoco el del sacerdote Joseph Mbassi, director del célebre diario católico L’Effort camerounais, encontrado asesinado y mutilado, y famoso por sus investigaciones sobre los traficantes de armas; ni el caso de 1991 del obispo emérito de Garua, monseñor Yves Plumey; ni el asesinato en 1992 de dos religiosas francesas, Germaine Marie Husband y Marie Léone Bordy, después de ser violadas.

Spinner: ¿Un juego inocente?

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Todo lo que tienes que saber sobre un juguete que se ha hecho viral entre niños de todo el mundo

Siempre es así: de vez en cuando surge un juego o entretenimiento que se hace viral entre los niños y adolescentes de todo el mundo. ¿Quién no recuerda el famoso yoyo y la goma de saltar? ¿O el Tamagotchi, ese animalito virtual que tenías que “alimentar”?

Ya, no eres de esa época. Pues aquí te damos un ejemplo mas reciente: ¿Qué decir del fenómeno Pokemon Go? El jueguecito  – que propugna la caza con el celular de avatares en lugares reales – trajo de cabeza a jóvenes y adultos de todo el mundo de la noche a la mañana. Blanco de críticas, luego desapareció – como todo lo que es de moda. Pero dejó rastros, pues provocó numerosos accidentes.

Ahora es el turno del spinner (o fidget spinner). ¿Tu hijo ya te pidió uno? Si aún no lo ha hecho, prepárate. El juego no es más que una pieza de tres puntas redondeadas de plástico o metal. Hay modelos coloridos, con 5 puntas, y hasta los hay con luces. ¿Qué es lo que hacen? Nada más que girar, girar y girar entre los dedos, conforme es presionado. (Mira el video abajo).

Orígenes 

El dispositivo fue desarrollado en Estados Unidos durante los años 90 para ayudar al tratamiento de pacientes con autismo y con déficit de atención. Después de 20 años, fue patentado por la industria juguetera y, ahora, con la fuerza de internet y de las redes sociales, ha ganado fama en todo el mundo, principalmente por el bajo precio y la facilidad de adquisición (en España cuesta entre 2-3 euros).

Pero este juego también viene envuelto en la polémica.

¿Terapéutico?

Algunas personas creen que este juguete puede tener un efecto terapéutico contra el estrés y ayudar así al tratamiento del TDAH.

Sin embargo, en una entrevista a El País, la psiquiatra infantil española Beatriz Martinez aclara que no existen comprobaciones científicas de sus supuestos efectos: “Hoy por hoy, vender un spinner como un remedio a trastornos de déficit de atención es fraudulento. Hace falta investigarlo mucho más. Es muy preocupante la tendencia de la sociedad a vender cualquier cosa como terapéutica sin evidencias científicas”.

Polémica en la escuela

Sin embargo, el spinner ya ha acaparado la atención en las escuelas. En varias de ellas en Estados Unidos y Europa ya se ha prohibido tenerlo en clase. Los profesores argumentan que, en vez de mejorar la concentración de los alumnos, les distrae.

Accidente

Hace algunas semanas, las redes sociales hallaron ya a la primera víctima del spinner: se trata de una niña de  Texas, Estados Unidos. Según su madre, la pequeña estaba jugando con él e ingirió una de sus piezas. Empezó a vomitar y fue llevada rápidamente al hospital. Un examen de Rayos-X mostró la pieza en el esófago de la niña, que tuvo que ser extraído por endoscopia.

De hecho, en España la Guardia Civil retiraba el pasado fin de semana cientos de spinners por no cumplir con las normas de seguridad de la Unión Europea. Las autoridades portuguesas, por su parte, han prohibido la venta de este juguete a menores de 3 años.

¿Qué hacer?

Está claro que la decisión de permitir o no que los niños tengan un juguete es de los padres. Ahora bien, estos deben tener en cuenta la información de lo que compran: si cumple las normas de seguridad, si dan permiso o no al niño para llevarlo a la escuela. Y sobre todo, informarse bien sobre si las supuestas bondades terapéuticas tienen o no base científica.

Respecto al tratamiento del TDAH, este trastorno requiere un mayor conocimiento y concientización por parte de padres y educadores: un juguete no “cura” el trastorno, ni tampoco sustituye a las terapias psicológicas y médicas correspondientes.