¿Estados Unidos de (Hispano) América?

Lo que indica la última estimación sobre la población de la Oficina del Censo de Estados Unidos

La Oficina del Censo de Estados Unidos acaba de presentar sus estimaciones sobre la población –cada vez más diversas y cada vez más envejecida— del país norteamericano. Algunas cifras dadas a conocer reflejan que la primera minoría étnica son los hispanos, tras los blancos y por encima de asiáticos y afroamericanos.

Hay un pueblo 97.3 por ciento hispano

En efecto, la Oficina del Censo ha mostrado que la mayoría blanca, con 256 millones de personas, es el grupo demográfico mayoritario en Estados Unidos, pero seguido por la primera minoría, la de los hispanos, con 57.7 millones de personas, independientemente de su raza.

De los 50 estados que componen la Unión Americana, California es el que se lleva la palma en el número de hispanos que residen en ella: 15.3 millones de personas. Por lo demás, California es el Estado con mayor población blanca del país (26.9 millones) y asiática (6.6 millones).

Otros datos del estimativo del Censo (cuyo producto final se realiza cada diez años) muestra que el mayor incremento de población hispana en 2016 correspondió a Texas, entidad limítrofe con cuatro estados de México (Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y Chihuahua) con 233.100 hispanos más que en 2015.

Sin embargo ni Texas ni California son, en porcentaje, los estados con mayor composición de hispanos dentro de su población total. Esto correspondió, paradójicamente, a Nuevo México que tiene una proporción del 48% de hispanos en su población total.

Medido por condados, Los Ángeles (California) es el que tiene más hispanos (4.9 millones), mientras que el pueblo fronterizo de Starr (Texas) es el que tiene mayor proporción de población hispana con 96.3% de su población.

Los blancos apenas si crecen, la población envejece

En 2016 crecieron todos los grupos raciales y étnicos. El grupo que más crece son los asiáticos, con un ritmo del 3% anual, seguido de los nativos hawaianos y de otras islas del Pacífico (2.1 por ciento), los hispanos (2 por ciento), los indios americanos y nativos de Alaska (1.4 por ciento), los afroamericanos (1.2 por ciento) y los blancos (0.5 por ciento).

Los afroamericanos son 46.8 millones, los asiáticos 21.4 millones, los indios americanos y los nativos de Alaska, 6.7 millones, y los hawaianos y de otras islas del Pacífico, 1.5 millones de personas.

La edad media de los habitantes de Estados Unidos aumentó a 37.9 años el 1 julio de 2016, frente a los 35.5 años que era la media de edad en abril del año 2000. El Estado donde la edad media era más alta en 2016 fue Maine, con 44.8 años.

Además, el año pasado hubo dos condados en todo el país donde la edad media era superior a los 60 años: Sumter, en Florida, con 67.1 años de media, y Catron, en Nuevo México, con 60.5 años.

La Iglesia caldea preocupada por sus fieles detenidos y amenazados de expulsión de los EE.UU.

El patriarca Luis Rafael Sako transmite su solidaridad a las familias instaladas en suelo estadounidense desde hace décadas, hoy sin ingresos y susceptibles de ser repatriadas a la fuerza

La Iglesia caldea sigue de cerca “con tristeza y preocupación” la evolución de las acciones judiciales que Estados Unidos se dispone a tomar para sacar de sus fronteras a un centenar de iraquíes, en su mayoría cristianos y residentes en territorio estadounidense desde hace décadas, informa la agencia Fides.

Estas familias iraquíes fueron detenidas en Detroit (Michigan) el pasado 12 de junio como parte de las nuevas medidas aplicadas por la administración Trump contra los flujos migratorios procedentes de países de Oriente Medio, considerados peligrosos por riesgo de infiltración terrorista.

Esta operación da continuación a un acuerdo entre Estados Unidos e Irak, según el cual el Gobierno de Bagdad ha aceptado recibir un cierto número de ciudadanos iraquíes bajo orden de expulsión con la condición de que Irak sea retirado de la lista negra de naciones azotadas por el conocido como “Muslim Ban”, una criticada medida por la que Donald Trump quería impedir el acceso a Estados Unidos a ciudadanos de seis países musulmanes considerados “potenciales exportadores de terroristas”.

Llamamiento al Gobierno estadounidense

En una carta al obispo caldeo Frank Kalabat, de la eparquía de Santo Tomás Apóstol en Detroit, donde los cristianos fueron detenidos durante una redada de la policía de inmigración (ICE), el patriarca Luis Rafael Sako expresa su solidaridad y cercanía con las familias de los iraquíes afectados por estas medidas y expresa su deseo de que el Gobierno de Estados Unidos encuentre una la solución “adecuada” a la emergencia humanitaria que esta situación plantea a aquellas familias que ahora se encuentran sin ingresos.

El patriarca ha destacado que un gran número de estos iraquíes viven desde hace mucho tiempo en Estados Unidos y que en ningún caso pueden ser sospechosos de representar ningún peligro para la seguridad nacional de EE.UU.

Entre los cristianos detenidos, algunos tuvieron problemas con la justicia en el pasado, algo que, según la policía, justificaría la decisión de una repatriación forzada a Irak.

El 22 de junio, el juez del tribunal regional suspendió durante 14 días los procedimientos de expulsión, tiempo para ver si su tribunal está facultado para deliberar sobre el asunto.

La poderosa Unión Estadounidense por las Libertades Civiles de Michigan (ACLU), en Michigan, que ha interpuesto una denuncia en nombre de los iraquíes en prisión, dice que muchos de los detenidos eran culpables de delitos menores y que no han vuelto a reincidir.

En España perdió la fe de su infancia, pero retó a la Virgen con un ayuno de 40 días… y todo cambió

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Filka Mihalj explica su acercamiento a la Virgen y a la fe con un ayuno en Medjugorje

Filka Mihalj es una mujer de Bosnia que hoy trabaja en Medjugorje, como traductora de español y guía. Reza el Rosario, ama a Dios y a la Virgen y trata de ir a misa diaria siempre que puede.

Sin embargo, durante bastantes años de su juventud estuvo alejada casi por completo de la fe. Fueron unos españoles queacudían en peregrinación a Medjugorje los que la volvieron a acercar a Dios a través del amor de la Virgen María.

Padre comunista, madre con fe discreta

Filka nació en una familia de croatas de Bosnia cuando todavía existía la Yugoslavia comunista. Su padre era miembro del Partido Comunista. Su madre era creyente católica pero evitaba dar demasiada visibilidad a la fe.

Cuando Filka tenía 7 años, vio que una amiguita suya con la que siempre jugaba se ausentaba siempre una tarde a la semana: iba a catequesis de niños, en una casa particular, de forma prácticamente clandestina.

Filka quiso ir con su amiga, y la catequista le dijo que necesitaba un permiso expreso de su madre. “Bien, puedes ir, pero no se lo digas a nadie”, dijo la madre. Como tantos cristianos bajo los regímenes ateos de Europa del Este, Filka logró recibir así, en aquellas clases, una formación católica a escondidas.

En esa catequesis aprendió a amar a la Virgen: una Madre en el Cielo, algo muy comprensible para ella como niña. Entender a Dios y la Trinidad le costaba más, era más bien un concepto teórico. De niña visitó una vez Medjugorje y le hablaron de que la Virgen se había aparecido y se seguía apareciendo allí a unos videntes, pero no fue algo que le interesara mucho.

En un campo de refugiados en la Guerra de Yugoslavia

El Muro de Berlín cayó en 1989, cuando ella era una adolescente. Y enseguida llegó la cruel guerra de la ex-Yugoslavia, a tres bandas, a veces más, de serbios, croatas y bosnios. Su madre, enfermera, fue reclutada para atender heridos. Su hermano, reclutado para el frente. Ella acabó enseguida en un campo de refugiados.

En la guerra y postguerra conoció a muchas personas que perdían a su padre o a su madre, y que quedaban muy dañadas y desequilibradas. “Es duro perder a cualquier, crea heridas, pero cuando pierdes a la madre, la herida es más grave”, dice hoy. Por eso anima a todos a tomar a María como Madre, para sanar heridas espirituales y crecer de forma sana.

“En España son muy religiosos”… pero ahí perdió la fe

En cierto momento, se le abrió la posibilidad de ir a estudiar a España. “Con lo religiosa que eres te gustará, allí son todos muy cristianos”, le dijo su madre. Pero en la España de los años 90 encontró lo contrario. Acudió a misa en unas pocas ocasiones y solo veía algunas viejecitas.

No contactó con jóvenes cristianos. Había llegado al país con una beca de una asociación socialista y la gente con la que trataba era de ámbitos no cristianos. “Ya nadie joven es cristiano aquí, la Iglesia es cosa de viejecitas y de países atrasados como el tuyo“, le decían. Y eso parecía cuando iba a misa.

Así que la joven Filka, que estaba lejos de casa y de su familia, que ahora tenía dinero porque trabajaba, que tenía 19 años y libertad, se volcó en hacer amigos mundanos, tratar de conocer mucha gente y llevar una vida superficial. Así dejó por completo los sacramentos la relación con Dios.

Camino de Medjugorje: “recemos el Rosario”

Pasados unos años, después de que un novio la dejase, empezó a reflexionar algo sobre el sentido de la vida y como conducirla. Vivía otra vez en Yugoslavia y la contrataron como acompañante de peregrinos españoles que acudían a Medjugorje. Ella explicaba algunas cosas de historia y cultura en el autobús, y enseguida el cura español decía: “Muy bien, y ahora recemos el Rosario”.

Yo rezaba con ellos el Rosario porque quedaba feo no rezar, te miraban mal, la gente en el autobús lo esperaba de ti”, recuerda ella.

Pero al pasar los días, estando en Medjugorje, leyendo información que encontraba ella decidió retar a la Virgen para reorientar su vida. “Virgen María, veo que hablas mucho del ayuno. Yo ayunaré 40 días a pan y agua esta cuaresma, y quiero que tú me devuelvas la fe de mi infancia“.

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El ayuno la transformó

Ni siquiera rezó mucho esos días, pero el ayuno a pan y agua durante 40 días fue su oración. Esa experiencia de austeridad la fue cambiando. Al cabo de tres semanas sintió que, después de muchos años, necesitaba confesarse, que era parte de la purificación y renovación que sentía. Acudió a un sacerdote que le confesó y le explicó que el pecado era una separación dañina del amor de Dios, que la reconciliación era un acercarse a Dios. Y María era el camino que la estaba acercando a Jesús y a Dios padre, a un trato personal que de niña no había llegado a tener.

“Cambió todo en mi vida. Perdí miedos, podía pasear sola de noche, antes no me atrevía. Cambió mi forma de vestir y de hablar. La gente me lo notaba, me lo decía, me decían que si me había enamorado…”.

Hoy Filka es una entusiasta de compartir la fe. El ayuno que la Virgen de Medjugorje propone fue su camino de retorno a la fe. La Virgen como Madre está abierta para abrazar a todo el que necesite ser abrazado. “Y siempre, junto a ella, está su Hijo Jesús”. Lo explica con alegría en el programa “Cambio de Agujas” de HM Televisión.

 

El Purgatorio en la Biblia

Explicado por Scott Hahn, ex pastor protestante

 

Si la palabra «purgatorio» no existe en la Biblia, ¿cómo podemos saber que existe?

Scott Hahn, maestro y doctor, Ph.D en Teología Bíblica, es considerado uno de los mayores especialistas en Biblia del mundo, al ser esta la razón (sus profundos conocimientos) que lo llevó a convertirse en un católico fervoroso.

“El purgatorio es una exigencia de la razón e incluso de la caridad de Dios por nosotros. La palabra ‘purgatorio’ no existe en la Biblia, fue creada por la Iglesia, pero la realidad es que el “concepto doctrinario” de este estado de purificación existe ampliamente en la Sagrada Escritura. La Iglesia no tiene duda de esta realidad, por eso, desde el primer siglo reza por el sufragio de las almas del purgatorio.

La enseñanza sobre el purgatorio tiene sus raíces ya en la creencia de los propios judíos del Antiguo Testamento; alrededor de 200 años antes de Cristo, cuando ocurrió el episodio de Judas Macabeo. Se narra ahí que algunos soldados judíos fueron encontrados muertos en un campo de batalla, teniendo debajo de sus ropas algunos objetos consagrados a los ídolos, algo que estaba prohibido por la Ley de Moisés. Entonces Judas Macabeo mandó hacer una colecta para que se ofreciera en Jerusalén un sacrifico por los pecados de esos soldados:

“(…)”Después de haber reunido entre sus hombres cerca de 2.000 dracmas, las mandó a Jerusalén para ofrecer un sacrificio por el pecado, obrando muy hermosa y noblemente, pensando en la resurrección. Pues de no esperar que los soldados caídos resucitarían, habría sido superfluo y necio rogar por los muertos; “mas si consideraba que una magnífica recompensa está reservada a los que duermen piadosamente, era un pensamiento santo y piadoso. Por eso mandó hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado.” (2 Mac 12, 40-46).

Con base en las enseñanzas de san Pablo, la Iglesia entendió también la realidad del purgatorio. En 1 Co 3,10, él habla de personas que construyeron sobre el fundamento que es Jesucristo, utilizando unos, material precioso, resistente al fuego (oro, plata, piedras preciosas) y, otros, materiales que no resisten al fuego (paja, madera).

Todos son fieles a Cristo, pero unos con mucha devoción y fervor, y otros con tibieza y renuencia. Y san Pablo presenta el juicio de Dios bajo la imagen del fuego que prueba las obras de cada uno. Si la obra resiste, su autor “recibirá una recompensa”; pero, si no resiste, su autor “sufrirá perjuicio”, es decir, una que no será la condenación; pues el texto dice explícitamente que el trabajador “se salvará, pero como a través del fuego”, es decir, con sufrimientos”.

¡Recemos siempre por las almas del Purgatorio!

Fuentes del texto original en portugués.

http://blog.cancaonova.com/felipeaqui…
http://www.ofielcatolico.com.br/2002/…

Video en facebook: https://www.facebook.com/OtradutorCat…

 

¡Confiesa que no es pecado!

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Después de oír tantas veces que no hay que mezclar religión y política, que no hay que confundir el pecado con el delito, que no hay que discriminar a nadie en la vida pública por sus convicciones religiosas o ateas, nos puede parecer que se trata de algo obvio y pacíficamente aceptado en una sociedad democrática. Y no es así. Al menos en ciertos temas.

Basta ver el caso de Tim Farron (en la foto), hasta hace días líder del partido Liberal Demócrata británico. Su partido ha mejorado sus resultados en las recientes elecciones, con una ganancia de 4 escaños hasta alcanzar 12. Es cierto que, con la vuelta al tradicional bipartidismo de la política británica, los liberales demócratas no han recuperado el papel de socio de la coalición de gobierno que tuvieron en la época de Cameron. Pero Farron no ha dimitido por razones políticas, sino por mantener sus creencias religiosas.

Farron es un hombre de convicciones firmes, tanto en lo religioso como en lo político. Es cristiano evangélico, lo que en su caso es algo más profundo que una etiqueta. También es un entusiasta defensor de las ideas liberales de su partido, al que pertenece desde los 16 años, con una trayectoria que le llevó a ser su líder.

Fiel a sus convicciones, Farron no ha intentado en ningún momento utilizar la política para imponer a otros sus convicciones religiosas. Por el contrario, han sido sus críticos los que desde el primer momento intentaron escarbar en sus convicciones religiosas para descalificarle como político. En cualquier entrevista, lo importante no era lo que pensaba el líder de los Lib-Dem sobre los impuestos, el Brexit o la inmigración, sino qué pensaba sobre algunos temas que pudieran estar en conflicto con sus creencias religiosas.

En estos tiempos, el tema estrella era inevitablemente la homosexualidad. Pero no ya el matrimonio gay o la lucha contra la discriminación. Lo que querían saber es si Farron pensaba que la conducta homosexual era un pecado. Farron eludía la respuesta alegando, razonablemente, que estaba allí como representante de un partido político, no de una Iglesia; que lo que él pensara en su conciencia solo le concernía a él; y, estrechado a preguntas, llegaba a reconocer que “todos somos pecadores”. Pero nada de esto satisfacía a los empeñados en mezclar religión y política.

La actitud de los entrevistadores era realmente insólita. Si se trata de hablar de la corrupción, las preguntas al político versarán sobre qué medidas va a tomar para evitarla, no si cree que la avaricia es un pecado o si los corruptos irán al infierno. Pero la homosexualidad ha adquirido un carácter de dogma, hasta el punto de que en este tema un político puede ser juzgado no ya por sus actos públicos, sino por sus creencias privadas. Como ha dicho Brendan O’Neill, editor de Spiked, “Farron está siendo demonizado por sus pensamientos privados, por los contenidos de su espíritu; no incluso por algo que hizo en privado, sino por algo que piensa en privado”. La Inquisición no llegaba a tanto.

Ni tan siquiera pueden reprochar a Farron que obstaculizara ninguna pretensión del lobby LGTB. Los Lib-Dem son firmes defensores del matrimonio gay, y Farron también votó a favor. Como también se opuso a la prohibición de que los gais donaran sangre, y apoyó el indulto póstumo para los miles de homosexuales que fueran condenados en Gran Bretaña. Si algo puede decirse de su actuación en este tema, es que dio más importancia a la línea de su partido que a lo que él pensara en conciencia.

Pero finalmente Farron ha llegado a la conclusión de que debía optar entre lo que le dice su fe y su conciencia y la política que se espera de su partido. Al explicar su dimisión, Farron advierte que una y otra vez la prensa ha puesto bajo sospecha su liderazgo político por cuestiones relacionadas con su fe, lo cual ha desviado la atención sobre el mensaje político de su partido. “La consecuencia de poner el foco en mi fe es que me he encontrado dividido entre vivir como un cristiano consecuente y servir como líder político. Quizá alguien mejor y más sabio que yo habría sido capaz de manejar esto con más éxito, para seguir siendo fiel a Cristo y líder de un partido político en el ambiente actual”. Pero como él no lo ve posible, prefiere dimitir de su puesto. Lo menos que puede decirse es que en un campo tan propicio al oportunismo como la política, Farron ha elegido lo más difícil.

También lo hizo así otro ilustre político inglés del siglo XVI, Thomas More, lord canciller de Inglaterra, que perdió la cabeza por no reconocer que era válido el nuevo matrimonio del rey Enrique VIII ni su pretensión de convertirse en cabeza de la Iglesia anglicana. Hoy no te llevan a la Torre de Londres por no someterte a los dictados del gobernante. Pero los neocromwellianos interrogadores de los media liberales de hoy se encargan de acosar al disidente para destrozar su reputación.

Como de costumbre, los sectarios se curan en salud acusando a Farron de ser un “cristiano fundamentalista homófobo” y de manifestar “intolerancia y prejuicio”. Pero en cambio ellos se creen habilitados para decidir si una conducta puede ser o no pecado según la fe cristiana y para condenar al que no piense como ellos. Se ve que el “quién soy yo para juzgar” está bien para el Papa, pero los defensores de la diversidad y de la inclusión sí pueden permitírselo.

Por qué (y cómo) dar una segunda oportunidad a tu matrimonio

Los milagros existen, pero hay que trabajar para hacer que sucedan

La mala noticia es que el matrimonio perfecto -sin problemas- no existe y que ese cuento que desde niños nos repetían, “y fueron felices para siempre” es solo eso, un cuento. La buena es que, aunque sea imperfecto y existan diferencias, tu matrimonio puede -y debe- ser “un matrimonio feliz”.

Pero, ¿qué es lo que sucede cuando ya te encuentras en una relación donde de manera repetitiva hay conflictos los cuáles cada vez se tornan más severos e intensos? No se saben comunicar porque comienzan hablando serenamente y terminan en ofensas y/o agresiones.

Después viene la reconciliación -muchas veces llena de pasión- y se juran que no vuelven a perder el control, se repiten que se aman y se piden otra oportunidad.

O bien, en una relación tibia donde incluso ya ni discuten y simplemente se ignoran porque hasta hablarse les da pereza. El amor, la pasión y todo eso que alguna vez los unió pareciera que se fue por la ventana y “sienten” que ya no son felices.

Y así se les pueden ir años o la vida entera en una relación “cíclica, tóxica, viciada y vacía” donde probablemente terminarán no como en los cuentos de hadas sino al revés, “fueron infelices” para siempre. ¿De verdad así quieren seguir viviendo su matrimonio? ¡Abran los ojos! Hay algo más allá de todo eso. Hay muchas soluciones y el divorcio no es una de ellas.

Somos novios y queremos estar juntos todo el día. Pasa el tiempo y nos urge casarnos para no despegarnos ni un solo momento. Y cuando ya estamos dentro, nos urge salir porque no somos lo suficientemente maduros para reconciliar nuestras diferencias.

Todos tenemos defectos de carácter, temperamentos muy particulares y enormes áreas de oportunidad y no a los primeros conflictos vamos a terminar con una relación que nos brinda más cosas positivas y de valor que negativas.

Elegimos comprometernos y formar una familia con esa persona de la que alguna vez nos enamoramos y luego elegimos amar de manera libre. Le juramos en el altar -con Dios y la comunidad como testigos- amor hasta que la muerte nos separe, “en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarle y respetarle todos los días de nuestras vidas”.

Las segundas oportunidades siempre son válidas y muy valiosas. Vale la pena apostar por nuestro matrimonio. En algún momento tuvimos sueños en común como tener hijos y ser “uno” hasta la muerte.

En el plan de Dios está que nuestro matrimonio se salve. No porque así “deba de ser”, sino porque se trata de que juntos, sin perder personalidad e independencia y soltando cualquier ego, reencontrando esos puntos de unión, volvamos a ver los dos hacia una misma dirección buscando y encontrando un fin común: llegar juntos al cielo siendo uno el medio de santificación del otro.

Para lograr esto se requiere poner de acuerdo a nuestra mente y corazón y no dejarnos llevar por cosas como “es que siento que ya no lo quiero y no me hace feliz”. Necesitamos hacernos responsable del compromiso de vida que tenemos con esa persona a la que desposamos recordando que no nos casamos para que nos hicieran felices (mucho menos infelices), sino para nosotros hacer feliz y santo a alguien más.

Es ser menos egoístas y más altruistas. Es decir, fijarnos en las necesidades de nuestro cónyuge y hacer a diario pequeños actos heroicos que le demuestre lo importante que es para nosotros.

Muchas veces es necesario que el matrimonio toque fondo para que el resurgir sea lo más enriquecedor posible. Cuando en una relación hay discrepancias, esas mismas diferencias hay que utilizarlas para crecer e identificar qué heridas de la infancia hay que sanar y que áreas de oportunidad existen.

Cuando realmente tomamos conciencia de que las actitudes del cónyuge que nos detonan son áreas personales que necesitamos trabajar nos saldremos de nuestro papel de víctimas para hacernos responsables de la parte que nos corresponde. Aquí aplica lo que san Agustín sugería: “Procura adquirir las virtudes que crees que faltan en tus hermanos y ya no verás los defectos, porque no los tendrás tú”.

Este despertar de la conciencia es maravilloso porque realmente nos daremos cuenta de que los únicos responsables de que seamos felices somos cada uno de nosotros.

Esa misma felicidad -la cual es una actitud de vida y una decisión personal- llegará a su plenitud gracias al amor que nosotros le comunicaremos a nuestro cónyuge por medio de nuestro servicio incondicional porque nadie tiene amor más grande que aquel que está al servicio del amor.

¡Claro que vale la pena! ¿Pena? ¡Sí! Porque todo cambio trae consigo un trabajo profundo el cual muchas veces costará mucho esfuerzo y sacrificio. Después y a su tiempo esa “pena” se volverá aprendizaje y gozo.

La relación cambiará y mejorará únicamente cuando sus componentes -ambos cónyuges- tomen el compromiso personal de hacerlo sin esperar a que el otro lo haga. Esto no se dará por arte de magia. Es por eso que hay puntos básicos a tomar en cuenta para que estos cambios sean sustanciales:

Invitar a Dios. Un matrimonio se rescata de rodillas. Es decir, mucha oración. Se necesita de mucha humildad, valentía, fortaleza y caridad sobrenatural para mover la voluntad hacia lo que le conviene a nuestra alma y matrimonio.

Acaba con tus problemas y no con tu matrimonio. Haz conciencia de que la relación no es el problema. El problema eres tú y tu cónyuge, cada uno con sus defectos o heridas internas las cuales son producto de su historia personal. Este es un trabajo individual el cual requiere de mucha humildad y honestidad consigo mismo porque ni tú le vas a cambiar ni tu cónyuge tiene la capacidad de hacerlo. Si no se reconocen las áreas de oportunidad que hay en cada uno y trabajan para sanar las heridas personales y de pareja, difícilmente la relación se salva.

Voluntad. Desear cambiar para crecer como persona y trabajar en ello. Cambias tú y por ende cambia la relación. De nada sirve haber tomado conciencia de que tienes hábitos que ponen en riesgo tu relación si no estás dispuesto a dejarlos. Cuando hay un “para qué”, los “cómo” se manifiestan y los caminos se abren. Aquí es muy importante que no te sueltes de Dios.

Buscar y encontrar apoyo externo. Lo explico con un ejemplo. Una persona codependiente tiene la conciencia de ahogar y controlar a su pareja. Tiene la voluntad de cambiar y de ya no lastimarle con sus chantajes, pero no tiene la menor idea de cómo hacerlo. Es aquí donde entra el apoyo externo. Hay herramientas y personas capacitadas (libros, terapias, sacerdotes, talleres, psicólogos, coaches, etc.) que les brindarán el apoyo necesario para generar estos cambios y que les pueden acompañar en el proceso.

Esperar con calma. Roma no se hizo en un día por lo que la paciencia, la fortaleza y la perseverancia son vitales para que estos cambios se generen. No se cambia de la noche a la mañana. Cuando te comiences a desesperar piensa que todo lo que estás haciendo es para alcanzar sueños maravillosos: ser mejor persona y rescatar lo que parecía irrescatable.

Recompensa. ¿Cuál es tu verdadera motivación para cambiar? La más importante, revivir eso que parecía muerto y rescatar esa familia, ¡tu familia! Por supuesto que tu cónyuge también es un incitante maravilloso. Sin embargo, si solo cambias por darle gusto y no le pones amor y generosidad, esos cambios no serán reales, no echarán raíz y pronto te llegará el cansancio. Otro buen estímulo para generar esos cambios positivos pudiera ser el que vivirás más en paz y en armonía contigo y por ende con todo lo que te rodea. Vale la pena que el mundo conozca la mejor versión de ti. Piensa, ¿cómo te gustaría ser recordado? ¿No te motiva pensar que el día que ya no estés en este mundo puedas dejar huellas y no cicatrices?

Tu matrimonio es tu medio de santificación y tu camino al cielo. ¿Estás siendo tú ese camino para tu cónyuge? Los milagros existen, pero hay que trabajar para hacer que sucedan. Como dice el dicho: “A Dios rogando y con el mazo dando”. Así que “termina con tus problemas y no con tu matrimonio”.

Claro que el amor todo lo puede y con Dios por delante el éxito está asegurado. Tomando como modelo a la Sagrada Familia, agota todas las herramientas y recursos a tu alcance para hacer de tu matrimonio imperfecto, tu perfecta fuente de felicidad y de paz y convertir tu hogar un lugar luminoso y alegre.

Luz Ivonne Ream, coach Ontológico/Matrimonio/Divorcio Certificado. Especialista Certificado en Recuperación de Duelos. Orientador Matrimonial y Familiar.

Sor Cristina

La música impregnada de fe de la monja más viral

 

«Cantar para mí es sinónimo de fe»

 

Sor Cristina es una monja ursulina de Italia. Es conocida por haber ganado en 2014 La Voz Italia.

Durante el programa interpretó muchos éxitos incluyendo Livin’ on a Prayer, de Bon Jovi y Hero de Mariah Carey. En la ronda final cantó Flashdance… What a Feeling, recibiendo el 62% del voto popular y ganando la competición.

Ganar el concurso resultó en un contrato discográfico con la Universal. “Blessed Be Your Name” es de su primer y único álbum Sister Cristina, 2014.

Sor Cristina siempre ha sentido la necesidad de hacer música, pero también ha reconocido su vocación religiosa. En su página web ella explica la batalla entre estos dos aspectos de su vida:

Cantar para mí es sinónimo de fe, pero hubo una época cuando empecé mi vida religiosa en que tenía que pensar sobre ello seriamente. Elegí a Dios y puse de lado la música. Me tuve que preguntar: ¿Pueden la música y la fe coexistir?”

Aprendió de Claudia Koll, una actriz italiana, que se volvió misionera tras su conversión a la Iglesia católica. Cristina frecuentó la Academia de Canto y Baile de Roma, donde Claudia le dio clase.

Poco después de graduarse, entró en el noviciado de las Ursulinas y viajó a Brasil, donde trabajó con niños pobres durante 2 años. La larga tradición cultural de la música cristiana reafirmó su deseo de fusionar la música con su fe.

Ya no pude contener [mi musa]. Canté para los lugareños, y de repente me di cuenta de que la música y la fe pueden coexistir sin conflicto.

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Por J-P Mauro

Song: Blessed Be Your Name | Singer: Sor Cristina Scuccia

Sor Cristina Scuccia

Nombre: Cristina Scuccia

Nacida en: Comiso, Ragusa

Último álbum: Hermana Cristina

Curiosidad: En 2010 vivió su noviciado en Brasil, después del camino tradicional y en esta experiencia la música llegó en su auxilio para asistir a los niños de la calle del país. El 29 de julio de 2014 fue el día más importante de su vida: en Asís se volvió religiosa de la orden de las Ursulinas. Declaró: “Para hacer un disco no renunciaría nunca al amor más grande de mi vida: Dios”.

Página web: http://www.sistercristinaofficial.com

¿Hasta qué edad es sano vivir en casa de los padres?

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El problema es cuando no abandonan el hogar porque no fueron educados en su voluntad para enfrentarse al mundo

Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño.
Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo…
En cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado.
Madre Teresa de Calcuta

En el reino animal, en una continuación de vida, los padres cierran el ciclo de dependencia de la generación engendrada. En el caso de las aves se observa como al principio alimentan a los polluelos directamente en el pico, ya después, les acercan presas muertas; posteriormente vivas y hasta aun peligrosas para que ellos mismos las maten. Finalmente los dejan de alimentar obligándolos a abandonar el nido en busca de alimento y la libertad que les es propia.

En el orden humano, en el matrimonio dos de sus nobles fines intrínsecamente vinculados son engendrar y educar a los hijos, pues se trata de traerlos a la vida educándolos para la misma con fines muy superiores al solo nacer, crecer y reproducirse. Se trata de enseñarlos a volar su propio vuelo como personas.

Entonces, cuando es lo propio de la edad… ¿Por qué no emprenden su vuelo?

Pueden ser varias razones según usos y costumbres de determinada sociedad, así como las circunstancias de cada persona. El problema resulta cuando no abandonan el hogar porque no fueron educados en su voluntad para enfrentar el que no están hechos del todo, y que les corresponde a si mismos terminar de hacerse.

Porque quiéranlo o no, son para si mismos una tarea: la tarea de hacerse hombres.

Volvamos al grafico ejemplo de las aves:

Primera etapa del polluelo: Comida blanda en el pico mientras crece, empluma y fortalece. Tiene que comer lo que le llevan, y no hay más.

Al hijo en sus primeros años se les proveyó de todo en sus necesidades básicas y afectivas, pero cuando quiso algo de su gusto o placentero y lo obtuvo chillando y pataleando, descubrió a muy temprana edad que los apetitos se pueden satisfacer manipulando.

Segunda etapa del polluelo: Los padres llevan la presa muerta para que el polluelo la destace y aprenda a comer sin atragantarse, de no hacerlo morirá de hambre, ya que lo que no haga por sí mismo sus padres ya no lo harán. Empieza a batir sus alas para fortalecerlas y a sentir el aire bajo estas, descubriendo que pueden con su peso.

Al hijo se le permitió dormir hasta tarde sin obligaciones domésticas, a faltar a clases sin consecuencias; a dejar de comer porque la comida no le gustaba, cambiándole entonces el platillo. Para evitar conflictos los padres adoptan la actitud de dejar hacer, dejar pasar. En una situación así, no solo el hijo manipula, sino va quedando a merced de sus apetitos sin la voluntad para el autodominio. Ya que todo lo que obtiene lo logra sin ningún esfuerzo.

Al no tener educada la voluntad se presenta la abulia, la apatía, la dispersión, el atolondramiento, la ansiedad, la conducta en función del capricho.

Tercera etapa del polluelo: Los padres le traen una presa viva y peligrosa que lo puede matar o escapársele; el polluelo tiene que vencer el miedo, matarla y destazarla para poder comer si no… muere de hambre.

¿Qué la carrera que escogió el hijo le resulta difícil?… bien, que escoja otra aunque se pierda el dinero invertido, y que no se vaya a sentir culpable. ¿El trabajo?… ¡Pobre nene! Su jefe le grita, le exige resultados, y para colmo, le descontó el día de paga nada más porque no fue a trabajar. Que renuncie, que de hambre no morirá, para eso tiene padres. ¿Una novia exigente? ¡Bah…! Cual prisa en casarse.

Un hijo así no está en condiciones de afrontar problemas, de elaborar proyectos y de aceptar compromisos. Vive solo el instante presente evitando todo lo que le puede complicar la vida y eso va fraguando su incapacidad permanente.

Cuarta y última etapa del polluelo. Con el hambre y ligeros picotazos de los padres, el polluelo se lanza del nido batiendo fuertemente sus alas para posarse fatigado y asustado en la primera rama que puede, luego, vuela corto de rama en rama hasta que se decide a volar rápido y alto.

Conseguirá su propio alimento, se cuidara del depredador, buscara pareja, anidará y se reproducirá repitiendo su ciclo vital

El hijo sigue dependiente material, afectiva y emocionalmente de sus padres negándose a abandonar el nido. Es una persona débil de voluntad con incapacidad para tomar decisiones personales (con estados de indecisión y de duda permanente); incapacidad para actuar; incapacidad para continuar la tarea iniciada y realizar un proyecto de vida.

No ha tenido una educación de la voluntad que le permita captar el sentido de su dignidad en la medida en que descubre que es libre, y que esa libertad la puede ejercer y hacer crecer comprometiéndola por amor en el trabajo, en la familia, en sociedad. Y para ello también es necesario abandonar el nido para surcar los cielos venciendo temores, con una voluntad fuerte, decidida, tenaz.

Por Orfa Astorga de Lira.

Escríbenos a: consultorio@aleteia.org

Camino a los altares

Familia de 9 asesinada por esconder judíos en Polonia

 

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La familia Ulma, los samaritanos de la aldea de Markowa

 

Józef y Wiktoria Ulma fueron asesinados hace 73 años juntos a sus siete hijos. Recientemente, el Vaticano decidió llevar su proceso de beatificación de forma separada al de un grupo de mártires polacos. Los procesos relevantes están siendo realizados por la archidiócesis de Przemyśl.

La policía nazi entró por la fuerza en la casa de Józef y Wiktoria Ulma al amanecer del 24 de marzo 1944. Al poco empezaron a realizarse una serie de disparos. Los primeros en morir fueron los ocho judíos a los que la familia Ulma daba cobijo. Luego, los nazis mataron a Józef, de 44 años, y a Wiktoria, de 33 años y embarazada.

Según recuerda uno de los carreteros que presenciaron la masacre, “se escucharon horribles aullidos y lamentos en el momento de la ejecución; los niños llamaban a sus padres que ya habían sido asesinados. Era una visión desgarradora”.

Unos minutos después, el comandante del escuadrón, el teniente Eilert Dieken, dio orden de disparar también a los niños, para que “la comunidad no tenga problemas”. La orden fue ejecutada sin rechistar y todos los niños fueron asesinados en el acto: Stasia (8 años), Basia (6), Władzio (5), Franuś (4), Antoś (3), y Marysia (1 y medio).

Algunos días más tarde, bajo la protección de la noche, unos pocos hombres del pueblo desenterraron los cuerpos de los Ulma y los enterraron en féretros. Uno de los polacos evoca el momento: “Mientras depositaba el cuerpo de Wiktoria Ulma en el ataúd, vi que estaba embarazada. Baso mi declaración en el hecho de que en sus genitales eran visibles la cabeza y el pecho de un niño no nato”. En 1945, sus cuerpos fueron enterrados en el cementerio parroquial.

Józef y Wiktoria

Józef Ulma nació en 1900 en Markowa. De adolescente, era miembro de la Asociación de la Santa Misa de la diócesis de Przemyśl. También era un miembro activo de la Unión de la Juventud Rural “Wici” y la Sección regional de Educación Agraria en Przeworsk.

En 1929 se enroló en la Escuela Estatal de Agricultura, donde desarrolló una de sus pasiones: el cultivo de verduras y la horticultura. En Markowa tenía un vivero de árboles frutales y criaba abejas y gusanos de seda.

Recibió premios por “construcciones innovadoras de abejeros y herramientas para el cuidado de abejas” y por una “ejemplar granja de gusanos de seda y unos gráficos ilustrando el ciclo vital de los insectos”.

La fotografía era otra de las pasiones de Józef, por no decir la mayor de todas. Con toda seguridad montó una cámara él mismo, que hoy se expone en el Museo de la Familia Ulma o Museo de Polacos que Salvaron a Judíos en la Segunda Guerra Mundial. Tomó miles de fotografías con su cámara y muchas de ellas sobrevivieron a la guerra.

Le encantaba hacer fotografías de sus familiares. De modo que hoy podemos mirar las fotografías de bebés y niños correteando descalzos por la hierba, un joven dándose un baño o Wiktoria ayudando con los deberes o amasando harina.

También hay imágenes del mismo Józef, un hombre elegante con bigote. En una fotografía, su esposa está sentada en su regazo y podemos ver el profundo vínculo emocional que los une.

Józef se casó con Wiktoria en 1935.

Wiktoria Niemczak (nacida en 1912) también era de Markowa. Tenía mucho talento, era actriz en un teatro de aficionados y asistía a clases en la Universidad Popular de Gacia. Durante sus 9 años de matrimonio, la pareja tuvo seis hijos: Stanisława (en 1936), Barbara (937), Władysław (1938), Franciszek (1940), Antoni (1941) y Maria (1942).

Su séptimo hijo debía haber nacido en la primavera de 1944. En 1939, dada la ampliación de la familia, los Ulma compraron cinco hectáreas de tierra en Wojsławice n. Sokal. Tenían pensado mudarse allí, aunque el estallido de la Segunda Guerra Mundial frustró sus planes.

Samaritanos

Además de las fotografías, los Ulma dejaron libros que dan registro de sus intereses, por ejemplo, sobre el uso del viento en los cultivos, sobre los aborígenes en Australia, un manual de fotografía y un atlas geográfico. También había una Biblia en la estantería.

Alguien (Józef o Wiktoria) había subrayado algunos versículos con un lápiz rojo: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con todo tu espíritu, y a tu prójimo como a ti mismo” (Lc 10,27-28), y “un samaritano que viajaba por allí, al pasar junto a él, lo vio y se conmovió. Entonces se acercó y vendó sus heridas, cubriéndolas con aceite y vino; después lo puso sobre su propia montura, lo condujo a un albergue y se encargó de cuidarlo” (Lc 10,33-34).

Los Ulma eran profundamente religiosos y miembros activos de su parroquia. Władysław Ulma recordaría más tarde que su hermano Józef decía a menudo que “a veces es más difícil vivir un día de forma digna que escribir un libro”.

Sin embargo, no sabemos si los Ulma decidieron ayudar a los judíos precisamente por el mandamiento del amor. Debían conocer a muchos judíos, ya que había unas 30 familias judías en Markowa, por entonces uno de los pueblos más grandes de Polonia.

La mayoría de los judíos locales fueron exterminados. Solo los que llegaron a esconderse en los hogares de granjeros locales consiguieron sobrevivir.

Probablemente fuera en la segunda mitad de 1942 cuando los Ulma aceptaron en su casa a esos ocho judíos. Se trataba de la familia Szall, del pueblo de Łańcut (un vendedor de ganado y sus cuatro hijos), además de Golda Grünfeld y Layka Didner con su hija.

Quizás los Ulma se alegraban de disponer de unas cuantas manos más para trabajar (los Szall les ayudaron a curtir las pieles animales). Definitivamente, no estaban allí por dinero, ya que más tarde se encontraron objetos de valor en el cuerpo de una de las mujeres judías ocultas.

Tampoco hay forma de saber cómo se descubrió el escondite. Probablemente fueron delatados por el policía Włodzimierz Leś. Anteriormente había ayudado a los Szall en la cercana Łańcut. Cuando la situación se hizo mortalmente peligrosa, los judíos se ocultaron en la casa de los Ulma, aunque dejaron gran parte de sus propiedades con Leś. El policía no se las devolvía, así que los judíos trataron de apoderarse de una de sus propiedades.

Lo más seguro es que Leś, poco antes de entregar a los Szall, visitara a los Ulma con el pretexto de fotografiar para alguna documentación. Quería asegurarse de que sí sería capaz de dañar a los judíos. Él mismo falleció poco después tras ser disparado por la resistencia.

El proceso de beatificación

En 1995 Józef y Wiktoria recibieron a título póstumo la medalla de Justos entre las naciones. En 2003, se les incluyó en el grupo de 122 mártires polacos de la Segunda Guerra Mundial cuyo proceso de beatificación ya había empezado. La fase diocesana del proceso concluyó en mayo de 2011 en la diócesis de Pelplin.

En marzo de 2017, la Congregación para las Causas de los Santos, de la Santa Sede, decidió honrar la petición del arzobispo Adam Szal de Przemyśl y excluir a la familia Ulma del proceso colectivo, lo cual supone que los pasos posteriores del proceso se realizarán independientemente.

Pronto sabremos el nombre del postulador que representará a la archidiócesis de Przemyśl en el dicasterio romano. Estará al cargo, por ejemplo, de la preparación de una positio, el archivo que contenga testimonios y documentos confirmando que los Ulma murieron mártires.

En la fase diocesana del proceso, se tomó la decisión de añadir a los seis hijos de los Ulma, reconociendo el factor clave de la fe de sus padres. También está el dilema sobre el bebé que murió en el vientre materno. Las disposiciones para solicitar canonizaciones y beatificaciones estipulan claramente que un candidato a ser declarado santo o beato en la Iglesia católica debe ser conocido por nombre y apellido.

La Congregación vaticana decidirá en última instancia si el más joven de la familia de Józef y Wiktoria será considerado mártir también. El caso de elevar a toda una familia a los altares no tiene precedentes en la Iglesia.

La versión original de este texto fue publicada en la edición polaca de Aleteia en: https://pl.aleteia.org/2017/03/24/ulmowie-samarytanie-z-markowej/

“Estoy por irme al cielo, los ayudaré desde ahí”

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Las últimas palabras de Gloria Trevisan a su mamá son de esperanza: estar preparados para morir tan jóvenes es una verdadera gracia

¡Qué hermosa es Gloria Trevisan! Una jovencita bellísima y normal. También Marco, su prometido, es guapo. Parece contento. Están ahí, con sus bellas caras juveniles, publicadas en los perfiles de las redes sociales personales y ahora también en las grandes páginas web de importantes diarios.

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Pamela Pizziolo | Facebook | Fair Use

Aparecen aún en la lista de desaparecidos, pero no hay motivos, dice el abogado de la familia, para creer que sigan vivos.

No llegué a saber si también Marco llamó por teléfono a sus papás, si también ellos tuvieron esta terrible gracia de poderlo acompañar hasta el extremo de la vida. Los papás de Gloria sí. Pudieron hacerlo porque ella les llamó, tarde por la noche apenas se dieron cuenta que había sucedido algo en los pisos de abajo del condominio viejo de 27 pisos donde vivían.

Ahora que soy mamá desde hace más de 13 años he descubierto en donde están las cuerdas que tiemblan, vibran, jalan sin romperse y ni siquiera se deshilachan que nos unen a los hijos y a sus vidas. Para siempre. Gloria, sin mamá, sería huérfana; su mamá y su papá, sin ella, serán siempre su mamá y su papá. Esta trágica especificación se volvió su esencia.

¿Cómo habrán vivido las horas, los minutos, entre una llamada y la otra?

Estoy impactada con su valentía. Con su permanencia ahí, en su angustioso lugar, dándose fuerza el uno al otro y esperando siempre. Cercanos lo más posible a su hija. La proximidad tenía de por medio la mitad de un continente y un largo y frío tramo de mar. Muchos “y si”, varios metros de “lo siento” y “te extrañaré pero ve y sé feliz”. “Te apoyamos desde aquí”.

Siento alivio al ver narrados estos sentimientos, por saber de estas pruebas enfrentadas con fuerzas heróicas y normales a disposición por estos papás. ¿Habrán tocado fondo sus reservas? ¿A dónde se llega en estos casos? ¿A la médula? ¿A las vísceras? ¿Al corazón, que como órgano vital habrá sufrido quizá un shock, y sin embargo se mantuvo?

Pero este tonto experimento de televisión de la verdad en diferida no tiene sentido, si acaso como un intento de empatía. Y también ésta, a veces, puede volverse intromisión. Perdónenme.

Pienso sólo en las cosas bellas que dijo Gloria a su mamá. Las pocas, las únicas cosas para decir. Gracias. Me voy. Muero, pero voy a vivir. Los ayudaré desde el cielo.

Quién sabe qué fe tenía esta chica. Quién sabe cuán diligente habrá sido su ángel de la guarda, en esos momentos, y cuánto la habrá consolado. Quién sabe la sorpresa cuando le haya visto el rostro. Como escribe Eugenio Corti en El Caballo Rojo: Esteban muere y mientras muere, todo se vuelve al revés y él lo ve. Ve, magnífico, a su ángel.

Si Gloria dijo “voy al Cielo” en un momento así, trágico, definitivo, con esa presencia de espíritu que me parece haber intuido, yo personalmente he llegado a creer.

No es la frase que encontramos en los comentarios de Facebook alternada con el acrónimo R.I.P., al “sonríenos desde arriba”. No es el deseo a veces infantil y aburrido que encontramos por ahí, como una moneda en el sombrero del mendicante, que dejamos caer rápidamente para poder escapar inmediatamente. Lejos del dolor y la muerte: se vuelve absurdo para nosotros, pueblo cansado que se ha olvidado de Cristo y su Redención. No. Se lo dijo en ese momento, sabía lo que decía.

Y como niños que sabemos nacer: competentes y seguros nos volteamos para que pasen los hombros, agachamos la cabeza para salir por el canal del parto, nos empujamos hacia afuera, hacia la luz; así, de la misma misteriosa manera, todos, hombres y mujeres, una vez que hemos nacido y vivido, poco o mucho, sabemos, o deberíamos saber morir. Qué gracia tuvo Gloria, si se pudo dar cuenta y preparar para el momento más importante de su vida.

La hora de su muerte se estaba acercando y ella lo sabía, quiso darse cuenta; junto con su prometido que, hasta que pudo, la tranquilizó, se tranquilizó y a sus futuros suegros. El humo de un incendio es algo aterrador.

Nos sucedió a mi marido, a mí y a mi pequeña primogénita (estaba embarazada). Despertarse en medio de la noche con los gritos de un vecino que lanzó la alarma (Dios lo bendiga siempre); levantarse, correr, respirar con dificultad, toser, lagrimar, no ver las paredes, llegar a tientas a las escaleras, pensando sólo en salir al aire fresco y limpio, con el corazón golpeando la cabeza… Y lo nuestro era una cosa insignificante, en comparación.

(Por eso es una costumbre despreciable y cobarde, aunque coherente con el carpe diem triste de nuestros tiempos, no decirle a la persona enferma de gravedad que le queda poco para vivir. Mentir, fingir que está por curarse. Y ¿cómo se va a preparar? ¿Cómo va a recogerse interiormente y decidir qué decir, qué dejar en los recuerdos de quien le ama, qué decirle a Dios de quien quizás sólo ha sospechado su existencia y el amor?)

Ahora y entonces. Es importante estar listos, vigilantes, presentes.

El Ave María los une en un punto solo, nunc et in hora mortis nostrae. Porque se parecen mucho. Gloria estaba en su ahora y de presente en presente, con el humo asfixiante que llenó su departamento, su ahora se volvió esa hora, la de su propia muerte.

La familia Gottardi afirma que hasta que no se demuestre lo contrario seguirán esperando que su muchacho siga vivo. Y también ella. Por supuesto, cabe esperar. Deseo que puedan volver a abrazarlos o que, por lo menos, puedan recuperar sus restos. Los cuerpos sin vida. No tener ni siquiera el cuerpo del hijo muerto, si realmente sus nombres pasan de la lista de desaparecidos al de las víctimas, es una enorme pena que se añade a la pena. A la Virgen, que es la Dolorosa, se le dio el cuerpo. Espero que puedan parecerse a ella en esto.

Intuyo de lejos el dolor, la desesperación, de estos papás. Su vano ímpetu, su deseo de acusar, en este momento, a todo un país, que está lleno de culpas, que es cobarde, que aplasta y aplasta a los jóvenes, mortifica a las familias, a la madres, padres, niños.

¡Lo entiendo! Su maravilla, su hija bella e inteligente y tenaz, estaba allá, lejos de ellos, después de una licenciatura, llena de vida y proyectos. Estaba allá para poder trabajar dignamente y ganar el dinero que se debería ganar también aquí, ¡caray! Qué rabia, realmente. Deberán, sin embargo, rendirse, y espero pronto, al hecho que ésta aunque sea una injusticia social que mortifica a los jóvenes y con ellos a un país entero y su futuro, no basta para explicar el fin de la vida de Gloria.

Espero que hayan criado y educado a Gloria en la certeza, no obvia, del Cielo, en la seguridad que se nace para vivir en la alegría, la serenidad, la satisfacción de construir algo bello y sobre todo para amar y ser amados; pero se nace también para morir y se muere para vivir para siempre.

Espero que puedan recordar, ahora que parece todo innecesario y negado, todo arrancado de los ojos y el corazón, que la felicidad existe y con la gracia de Dios entraremos en su Reino y ahí sabemos que ningún incendio lo reducirá a humo. Ningún humo nos quitará la respiración. Ningún país lanzado como un viejo tren de las montañas rusas en las vías de la muerte nos hundirá el estómago.

Gloria dijo gracias mamá. De lo que has hecho. Estoy por morir, lo se.

La última llamada se remonta a las 4. Según el entrecomillado del Corrierela chica dijo “Mamá, me he dado cuenta que estoy muriendo. Gracias por lo que hiciste por mí”. Luego, el adiós: “Estoy por irme al cielo, los ayudaré desde ahí”.

Como hacen siempre los hijos, pidió ayuda a los papás, a pesar de su evidente impotencia. ¿Qué habrían podido hacer desde Italia? Los sometió a un dolor y a un estrés enormes, al que no deberían haber sido sometidos, creo yo. Todo por estar con ella. Y ella, pobre muchacha, a quién más habría podido acudir si no a quien la trajo al mundo y la ha amado? Incluso los soldados moribundos, quien da a luz, todos nosotros, frente a la muerte, al dolor, al miedo, a las cosas grandísimas y definitivas, malísimas y bellísimas, gritamos “mamá”.

Y al final, como siempre hacen los hijos arrinconados, dijo lo esencial: gracias. Me voy. Los ayudaré.

Y no es verdad que no se pueda hacer nada. Hasta que no se tenga la certeza de que esté muerta rezamos que esté viva. Cuando se tenga la certeza o se alegrará y se alabará a Dios o se llorará y sin desesperación se rezará por su joven alma. Si las llamas se la llevaron esperamos que hayan quemado la paja de pecado que pudiera haber cometido. Esperamos que haya pensado “María, aún necesito a mamá. ¿Estás?”.

Y sabemos que con los Sí que cambian la suerte de una humanidad entera María Santísima, la bella muchacha de Nazaret, tiene una cierta experiencia.