Modelo homosexual ateo se convirtió a Cristo

Gracias a la “religiosa-pirata”

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El testimonio de la Madre Angélica tocó el corazón y la mente de Paul, que hoy abraza la castidad y en ella se realiza

El modelo norteamericano Paul Darrow, contratado de una de las agencias más importantes del mundo, tenía una carrera internacional de éxito que le garantizaba gran comodidad económica y una vida de placeres y futilidades.

Homosexual, él compartía con su compañero, Jeff, una residencia privilegiada en San Francisco, California, y llevaba una vida de clubes nocturnos, gimnasio y saunas frecuentados por otros homosexuales.

Un buen día, sin embargo, una sorpresa casi bizarra: aparece en la pantalla de televisión una religiosa con un parche en el ojo.

“¡Es una religiosa pirata! Limpien la cubierta”, gritó él a carcajadas.

La religiosa de quien se burlaba era muy famosa y querida en Estados Unidos: se trataba de la admirable Madre Angélica, religiosa clarisa que fundó el primer gran canal de televisión abiertamente católico del mundo, la red EWTN (Eternal Word Television Network, es decir, Canal de Televisión Palabra Eterna ). En esa ocasión, ella había pasado por un AVC y le había quedado una leve deformación facial, lo que la obligaba a usar aquella extraña protección sobre uno de los ojos.

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La Madre Angélica falleció el Domingo de Pascua de 2016, a los 92 años de edad

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Más información en el artículo Descanse en paz, ¡Madre Angélica!

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A pesar de la explosión inicial de risa, Paul no cambió de canal: él observó, conforme su propio testimonio, que aquella religiosa hacía “comentarios inteligentes, verdaderos, honestos” sobre Dios, la felicidad y el sentido de la vida.

A partir de ese día, el hasta entonces ateo convencido se volvió telespectador fiel de la Madre Angélica y, algún tiempo después, esa apertura al mensaje transmitido por la religiosa lo llevó a abrazar a Jesucristo como nuevo miembro de la Iglesia católica.

Paul ahora da testimonio de su conversión. Entre otras iniciativas, participa en la película Desire of the Everlasting Hills junto a Rilene y Dan, otros dos católicos que hoy viven la gracia de la castidad. Los tres sienten atracción por personas de su mismo sexo, pero, al optar por el camino de la fe, renunciaron al “camino largo” de los placeres carnales y están descubriendo la riqueza de los valores trascendentes que superan en mucho la fugacidad de los atractivos mundanos.

El de ellos no es un mensaje que agrade al mundo relativista y hedonista en que vivimos, bombardeado de incentivos a una existencia meramente física, material, inmediata y egocéntrica. Muy al contrario, es el mensaje de que existen riquezas más elevadas, capaces de devolvernos la plenitud que las cosas del mundo sólo nos quitan.

El documental, que dura una hora, está disponible con subtítulos en español en la página Everlasting Hills. ¡Vale la pena echarle un vistazo!

Sobreviví a un atropello…

¿para ser sacerdote?

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«No se preocupen, su hijo saldrá de esta», aseguró un desconocido a mis padres

Yo no lo recuerdo, pero mis padres me lo han contado: cuando tenía 18 meses, mi padre, por accidente, me atropelló. Su coche me pasó por encima. En el hospital, los médicos no daban esperanzas de vida. “Este ya está en manos de Dios –les decían-. Humanamente hemos hecho lo que hemos podido pero tan pequeño sufrir un accidente tan grave… es probable que no salga”.

Mis padres estaban destrozados. Entonces se les acercó un chico joven vestido de una manera convencional: “Les veo agobiados, ¿qué ha pasado?”, les preguntó. Después de escuchar lo ocurrido, afirmó: “No se preocupen, su hijo saldrá de esta”. Ellos quedaron impresionados.

Pasaron los días. Mis padres rezaban en la capilla del hospital, le pedían al Señor que se hiciera su voluntad y que les diera fuerzas.

Milagrosamente me recuperé, no me sucedió nada malo. El día que salían del hospital, mis padres volvieron a encontrarse con ese chico, le mostraron al bebé sano, le dieron las gracias y le preguntaron quién era.

“Soy sacerdote –dijo-. Estoy aquí porque mi madre está ingresada en el hospital y he estado rezando por vosotros; tuve la corazonada, no sé por qué, de que vuestro hijo se recuperaría”…

Yo siempre he pensado que Jesucristo me ha elegido para la misión de ser sacerdote. Desde pequeño he sentido un poco esa llamada…

Por eso me estoy preparando para ello en el seminario de la diócesis española de Urgel, ahora estoy en tercer curso y me quedan aproximadamente otros tres años más de discernimiento. Pero esto no depende solo de mí, sino de la Iglesia que como una madre nos va guiando y ve lo que es mejor para sus hijos.

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Mi historia empieza hace 24 años en la localidad murciana de Yecla (España) en una familia cristiana. Mis padres, pertenecientes al movimiento católico de Cursillos de Cristiandad, siempre nos transmitieron la fe: rezábamos en familia antes de irnos a dormir, íbamos a misa los sábados por la noche o los domingos, nos llevaban a reuniones formativas semanales a mí y a mis dos hermanas y también vivíamos con mucho fervor la Semana Santa, vinculados a las cofradías y hermandades de nuestra ciudad.

Pero llegó un momento en que ya no podía vivir sólo con la fe de mis padres. Cuando tenía unos 14 años entré a formar parte del Camino Neocatecumenal, donde pude tener una experiencia personal de Jesucristo.

Me fui de misión a Bélgica, en un equipo itinerante de este itinerario eclesial iniciado por Kiko Argüello que actualmente siguen miles de personas alrededor del mundo. Y después de dos años vi cómo se reafirmaba mi llamada vocacional a ser sacerdote.

Cuando ya estaba con los preparativos para entrar en el seminario, un verano, participé en un voluntariado con personas deficientes en Lérida, donde conocí al arzobispo Joan-Enric Vives y al sacerdote Ignasi Navarri, responsable de la pastoral vocacional de la diócesis de Urgel.

Hablé con ellos, les conté mi experiencia y mi proyecto de entrar al seminario y me abrieron las puertas de la diócesis de Urgel. ¡Y acepté, dije que sí!

Sí, es bastante complicado que un chico joven quiera entregar su vida al servicio de la Iglesia, de la evangelización, del Señor… Hay un gran laicismo en nuestra sociedad, pero también es cierto que la gente busca espiritualidad, busca a Dios, a veces en sitios equivocados como el tarot o algunas prácticas New Age.

Pero yo no he tenido muchos problemas para entrar en el seminario porque mis padres lo han aceptado muy bien, para ellos es una gran alegría. Y mis amigos también siempre lo han aceptado, tanto creyentes como no creyentes.

Los problemas son sobre todo de tipo interno: principalmente el pecado, que paraliza y obstaculiza el seguimiento de Jesús, y el miedo, a negarme a mí mismo, a morir.

Mi camino a veces lo comparo con un pasaje del Evangelio en el que los apóstoles van en la barca que tiene que cruzar de una orilla a la otra y se forma una tormenta. Ellos tienen miedo y cuando ven a Jesús caminando sobre las olas, que les dice que no tengan miedo, piensan que es un fantasma.

Pedro, animado por Jesús, se pone a caminar sobre el agua hacia Él, pero por su falta de fe se hunde, hasta que Jesús le ayuda. Muchas veces me veo reflejado en la figura de Pedro, caminando hacia Él sin fe y sin esperanza; me hundo y Él me coge de la mano y me saca del abismo.

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Cuando pienso en cómo será ser sacerdote, me imagino que será bastante difícil porque la Europa de hoy es bastante hostil a la fe, a Jesucristo. La gente ha dejado de creer en Dios.

Por eso sería muy importante volver al primer anuncio y al cristianismo primitivo, y más que explicar teorías o filosofía, transmitir la experiencia de Cristo en la propia vida. Es una misión en que tanto a sacerdotes como a laicos comprometidos nos tocará sufrir.

Pero Dios también nos dará la fuerza y el don de la palabra para poder reevangelizar otra vez Europa y nuestro país. ¡Anunciar a Jesucristo es apasionante, una misión impresionante!

Claro que voy a dejar cosas fuera de mi vida, sobre todo formar una familia, pero esa es otra vocación a la que creo que no estoy llamado. Y ahora, por ejemplo, Dios me está dando la gracia de que estar lejos de casa –sólo voy 3 veces al año-, no sea un sufrimiento muy grande, aunque les eche de menos.

Una de las cosas que  más me gusta del sacerdocio es poder perdonar los pecados a las personas en nombre del Señor. Por eso le tengo especial devoción al Padre Pío. Él es el icono de los confesores. Sufrió mucho… Siempre me ha atraído mucho su vida y su forma de vivir el sacerdocio.

Y también san Juan Pablo II, que para mí, como joven y seminarista, es un referente brutal. Si alguien ha experimentado el sufrimiento en este mundo, ha sido Juan Pablo II: se quedó solo, llegar hasta donde llegó fue una cosa espectacular por su fuerza, su manera clara de hablar, sin miedo y siempre anunciando la verdad, que es Jesucristo.

Para mí esto es importantísimo: tenemos que decir la verdad, las cosas como son, aunque a veces pueda no gustar; la misión de la Iglesia es iluminar al mundo, guste o no. Tenemos que vivir según el Espíritu de Jesucristo, no el del mundo.

A veces tendríamos que ser más valientes para decir la verdad, para anunciar a Jesucristo sin miedo. Por eso, si Dios quiere que me ordenen sacerdote, pondré en el recordatorio de esa celebración el fragmento del Evangelio que dice “Vosotros sois la sal del mundo”.

Por Martín Candela 

La asombrosa historia de Pablo el yihadista arrepentido

Ha recibido el bautismo después de encontrarse en Europa con las iglesias de sus pesadillas

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Desde su infancia decidió recorrer el camino del yihad  [la guerra santa] por el islam. Ha sido juez de la Sharia del ejército extremista islámico de al-Fath, miembro de las organizaciones terroristas al Qaeda y Estado Islámico y comandante del brazo militar del Frente de al Nusra. Pero ahora Hassan Abu Hamza se ha arrepentido y se ha convertido al cristianismo.

Al recibir el bautismo ha escogido el nombre de Pablo, en memoria de un santo, como él, de origen sirio y feroz perseguidor de cristianos. Su historia, de la que se hace eco AsiaNews, pasa por unos inquietantes sueños que asegura que se hicieron realidad.

A los 19 años se convirtió en uno de los fundadores de al Qaeda en Irak. Volvió a Siria fue arrestado en dos ocasiones por sus actividades terroristas. Cuenta que en la cárcel le atormentaban siempre los mismos sueños: “Me hallaba en medio de una iglesia vacía frente al crucifijo, estaba convencido de que era obra del demonio que estaba tentándome”.

Más tarde se convirtió en juez del Califato en el tribunal islámico de la Sharia durante la revolución siria. Las circunstancias de la guerra lo llevaron hasta Estambul, en Turquía, donde empezó a dudar de que Alá fuera el Dios de la sangre. Pasó entonces un periodo de gnosticismo.

Con el flujo de refugiados pasó por Austria, donde vislumbró una iglesia en una colina que le pareció el exterior de la iglesia de sus “pesadillas” en prisión. Finalmente llegó a su destino: Alemania. En un campo de refugiados en Hannover, se dirigió “por primera vez en mi vida” a una iglesia. El interior del templo y el crucifijo eran, según Pablo, los mismos que veía en sus sueños cuando estaba en la cárcel.

“La ternura del Señor y de Jesucristo me ha dado hermanos de fe con mensajes claros”, asegura. Su asombrosa historia está suscitando polémica en las redes sociales en los últimos días, algunos recelan de sus intenciones, pero él no ha dudado en ofrecer su testimonio públicamente, a pesar del mortal riesgo que conlleva.

Retos actuales

Por beckyreynaud

Diagnosticar lo que pasa en la época actual no es difícil. Lo difícil es la terapéutica. Un grupo de señoras pensantes estaban analizando este tema y varias coincidieron en que hay –para empezar- que querer a la gente de corazón. El cariño muchas veces lleva a descubrir que Dios nos ama. La pregunta es cómo contribuir a evangelizar una cultura donde abunda la increencia y la indiferencia. El diálogo con esas personas puede venir facilitado por el sufrimiento y otras situaciones en que se plantean los grandes temas de la existencia.

Hay que descubrirles a los jóvenes y adultos que la verdad es necesaria y atractiva, y que nuestra inteligencia la busca, y la consecuencia de encontrarla es que nos hace más felices y más libres. Afirma el Papa Ratzinger: “Con el amor, la verdad y la amabilidad que vienen de Dios, el hombre se vuelve puro, y amor, verdad y amabilidad se encuentran en la Palabra de Dios y nos libera de la desmemoria de un mundo que no piensa más en Dios (…). ¿No viene del exterior la suciedad que nos ataca? Podemos responder con la limpieza de vida a las enfermedades y a las epidemias que nos amenazan”. Pero eso no basta porque tenemos la “epidemia del corazón”, una epidemia interior que lleva a la corrupción y a otras cosas sucias, y el hombre piensa sólo en él mismo. La “limpieza interior” tiene tanta importancia como la religión. En otro pasaje el Señor dice a los suyos: “Ustedes son puros gracias a la palabra que les he anunciado”. Llegamos a ser puros por medio de la Palabra. La Palabra de Dios vale mucho más que las palabras, porque a través de ella encontramos a Dios mismo. Encontramos la Palabra también en los que reflejan a Dios, que nos muestran Su cara y Su sencillez, ternura y sinceridad”. (Encuentro del Schülerkreis en el Campo Santo Teutónico, Vaticano, 30 de agosto de 2015).

En otro momento dijo: “Sólo si la verdad y el amor están de acuerdo, el hombre puede ser feliz. Sólo la verdad nos hace libres”.

Junto a la necesidad de la vida espiritual se advierte la urgencia de enseñar a pensar; es decir, formar la capacidad para ver críticamente las propuestas de la cultura dominante. “Se puede pensar con toda razón que el porvenir de la humanidad está en manos de quienes sepan dar a las generaciones venideras razones para vivir y razones para esperar” (Gaudium et spes, 31).