Y al tercer día resucitó

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En la historia del mundo, dice Fulton Sheen,  sólo se ha dado una vez el caso de que delante de la entrada de una tumba se apostara una guardia para evitar que un hombre muerto resucitara. Sabían que estaba muerto, decían que no resucitaría y, sin embargo, vigilaban. El que los judíos pidieran una guardia hasta el “tercer día” indicaba que pensaban más en las palabras que había dicho Cristo que en el temor que pudieran sentir de que los apóstoles robaran el cuerpo. Pilato se cerciora de que Cristo ha muerto; no se sometería a usar los soldados del César para custodiar una tumba judía; por tanto, les dice: Tenéis una guardia; id, y guardadlo como sabéis[1].

Querían la Guardia para prevenir la violencia, el sello era para prevenir el fraude. Debería de haber un sello y una guardia, y los enemigos serían quienes se encargaran de ello. Los certificados de su muerte y resurrección serían por tanto firmados por ellos. Ellos, pues, fueron y sellando la piedra, aseguraron el sepulcro por medio de la guardia[2]. Lo más asombroso de este espectáculo es que los enemigos de Cristo esperan la resurrección como posibilidad; más no así sus amigos[3].

Cuando los soldados ven el sepulcro vacío, se lo dicen a los príncipes de los sacerdotes; éstos les aconsejan decir que el cuerpo de Cristo fue lo robado por los discípulos, y que ellos no lo impidieron porque estaban dormidos (y sin embargo –según esto-, habían estado lo suficientemente despiertos para ver a los ladrones y saber que se trataba de los discípulos). Si todos los soldados dormían, nunca pudieron ver a los ladrones; si algunos de ellos estaban despiertos, podían haber impedido el hurto. San Mateo se refiere a la calumnia del robo del cadáver (Mt 28, 11-15), y San Agustín comenta: “¿Qué has dicho Oh astucia siniestra?… ¿Presentáis testigos dormidos? Verdaderamente dormiste tú que, inventando tales patrañas, desfalleciste”[4].

No es posible que unos pocos discípulos, temerosos intentaran robar el cuerpo del Maestro de un sepulcro cerrado con una gran piedra, sellado oficialmente y custodiado por soldados. Además, de momento, para los discípulos, la vida del Maestro había resultado una derrota. El sanedrín creyó antes que los apóstoles en la resurrección del Señor. Había comprado el beso de Judas y ahora esperaba poder comprar el silencio de los guardas[5].

Al acercarse las mujeres vieron que aquella piedra, a pesar de ser tan grande, había sido removida. Pero no llegaron a la conclusión de que Cristo había resucitado. Vieron a un ángel y reciben de él el encargo de ir a Pedro para decirle que Cristo había resucitado. Llenos de emoción Pedro y Juan corren al sepulcro. Vieron los lienzos y que el cuerpo no estaba. Tenían los hechos y la prueba de la resurrección, pero no comprendían todo su significado.

La primera aparición registrada fue a María Magdalena, quien no le reconoció, lo confundió con el hortelano. Lo reconoce cuando Él le dice: “¡María!”. Aquella palabra la sorprendió más que si acabara de oír un trueno. Jesús llama a sus ovejas por su nombre.

Habían esperado un Salvador de Israel, pero no esperaban al mismo tiempo un Salvador de los gentiles. En muchas ocasiones debieron oír a Jesús hablar de su muerte y resurrección, pero la derrota era incompatible con la idea que tenían del Mesías. No podían creer en la locura de la Cruz. De allí que se negaran a considerar la evidencia de lo que les habían contado las mujeres.

Los evangelios no narran directamente la resurrección del Señor, sino el descubrimiento de la tumba vacía y las apariciones. Un ángel anuncia que Jesús no estaba ya allí sino que había resucitado. Jesucristo es un misterio de redención, de reconciliación de los hombres con Dios (cf. nn. 457 y 517); es un misterio de revelación pues es, a un tiempo, el rostro de Dios y el modelo del hombre (nn. 459 y 516), y es finalmente un misterio de recapitulación ya que su acción abarca desde Adán hasta el último hombre.

Más adelante Cristo se les aparece, estando los discípulos con las puertas cerradas. Con las llagas de Cristo no se trataba de recordar la crueldad de los humanos, sino más bien que la redención se había obrado con dolores y sufrimiento. Si hubieran desaparecido las llagas, los hombres podrían llegar a olvidar que fueron rescatados con el mayor dolor visto.

Jesús les dijo: “Se me ha dado toda potestad en el cielo y sobre la tierra” (Mt 28,18). No se refiere aquí a sí mismo como Hijo de Dios, puesto que tal potestad le pertenecía ya por naturaleza, sino de un poder que había merecido por su Pasión y muerte y que fue predicho por el profeta Daniel, quien en una visión vio al Hijo del hombre con poder y gloria eternos.

Dice un poema: “No hay falsos dioses, libres de dolor y sufrimiento, que fueran capaces de consolarnos en estos días”… “No hay dios alguno que tenga heridas, ninguno más que Tú” (Edward Shillito)[6].

[1] Mateo 27, 65.

[2] Mateo 27, 66.

[3] Fulton Sheen, Vida de Cristo, p. 446-447.

[4] San Agustín, Enarr.  in Ps. 63, 15.

[5] Fulton Sheen, Vida de Cristo, p. 456.

[6] James Dalton Morrison (compilador), Materpieces of Religion Verse, Harper & Brothers.

Obligó a su hijo a firmar un contrato para tener un móvil

y sus 18 puntos dieron la vuelta al mundo

ReL 18 febrero 2017

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La edad en la que los menores tienen teléfonos móviles con acceso a internet y a las redes sociales es cada vez más baja. Con doce años son ya mayoría los niños que tienen uno de ellos. Sin embargo, existen dos riesgos cada vez más evidentes. Por un lado, los nefastos efectos que genera su adicción, tal y como alerta el neuropsicólogo Nacho Calderón. Y por otro lado, los problemas de seguridad que conllevan estas tecnologías, como reconoce el juez de menores Emilio Calayatud.

Por ello, la implicación de los padres es fundamental para controlar el acceso a los móviles y para evitar la dependencia hacia ellos. Es lo que hizo una madre estadunidense con cinco hijos. Janell Burley Hofmann es escritora y promociona un movimiento que pretende educar en el uspon responsable de la tecnología. En uno de sus artículos que se hizo mundialmente viral contó cómo su hijo adolescente lleva casi un año suplicándole tener un IPhone.

Tras meses de lucha, al final le compró este dispositivo aunque hizo firmar a su hijo un contrato con 18 puntos que debía cumplir para poder mantenerlo. Y sería estricta en hacérselo cumplir. Estos son las 18 reglas, que según Janell también le servirán para la vida:

1. Es mi teléfono. Yo lo compré. Yo lo pagué. Yo te lo presto. ¿A que soy genial?

2. Yo siempre sabré la contraseña.

3. Si suena, cógelo. Di «hola». Sé educado. Coge siempre, siempre, la llamada de mamá y papá.

4. Entregará el teléfono a mamá o a papá a las 7:30 de la mañana cada día de colegio y a las 9:00 de la tarde durante el fin de semana. Estará apagado toda la noche y se volverá a encender a las 7:30 de la mañana. Si no llamarías al teléfono fijo de alguien, porque pueden responder sus padres, tampoco llames o envíes mensajes al móvil. Respeta a las otras familias como nos gusta que nos respeten a nosotros.

5. No te llevarás el iPhone al colegio. Conversa y habla con la gente y con tus amigos en persona. Los días de media jornada, las excursiones y las actividades extraescolares requerirán consideraciones especiales.

6. Si el iPhone se cae, se golpea o se estropea, tú eres el responsable. Por tanto, asumirás los costes de la sustitución o de la reparación. Para ello ahorra dinero de tu cumpleaños o realiza otros trabajos: corta el césped, haz de canguro… Si el iPhone se rompe, tendrás que estar preparado.

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El contrato de Janell a su hijo, ambos en la imagen, ha dado la vuelta al mundo y es ahora utilizado por miles de padres

7. No uses el iPhone para mentir, hacer tonterías o engañar a otro ser humano. No te involucres en conversaciones que sean dañinas para los demás. Sé un buen amigo.

8. No envíes mensajes, correos electrónicos o digas nada a través del iPhone que no dirías en persona.

9. No envíes mensajes, correos electrónicos o digas a alguien algo que no le dirías en voz alta y en presencia de sus padres. Autocensúrate.

10. Nada de pornografía. Busca en la web información que compartirías abiertamente conmigo. Si tienes alguna duda sobre algo, pregunta a una persona. Preferiblemente, a tu padre o a mí.

11. Apágalo o siléncialo cuando te encuentres en lugares públicos. Especialmente en restaurantes, en el cine o mientras hablas con otro ser humano. No eres una persona maleducada, no dejes que el iPhone cambie eso.

12. No envíes ni recibas imágenes íntimas tuyas ni de otras personas. No te rías. Algún día estarás tentado de hacerlo, a pesar de tu gran inteligencia. Es arriesgado y puede arruinar tu vida de adolescente, joven y adulto. Es siempre una mala idea. El ciberespacio es más poderoso que tú. Y es difícil hacer que algo de esa magnitud desaparezca, incluyendo una mala reputación.

13. No hagas millones de fotos o vídeos. No hay necesidad de documentar todo. Vive tus experiencias. Quedarán almacenas en tu memoria para toda la eternidad.

14. A veces conviene dejar el iPhone en casa. Siéntete seguro de esa decisión. No es un ser vivo ni una ninguna extensión de tu cuerpo. Aprende a vivir sin él. Tienes que vencer el miedo a perderte algo que está ocurriendo y a estar siempre conectado.

15. Bájate música que sea nueva o clásica o diferente de la que millones de chicos como tú escuchan, que es siempre lo mismo. Tu generación tiene un acceso a la música mayor que cualquier otra de la historia. Aprovécha ese don. Expande tus horizontes.

16.De vez en cuando puedes jugar a juegos de palabras, puzzles y rompecabezas.

17. Mantén tus ojos abiertos. Observa el mundo que te rodea. Mira por la ventana. Escucha a los pájaros. Date un paseo. Habla con un desconocido. Pregúntate sin es necesario buscar en Google.

18. Meterás la pata. Te quitaré el teléfono. Nos sentaremos y hablaremos sobre ello. Volveremos a empezar. Tú y yo siempre estamos aprendiendo. Somos un equipo. Estamos juntos en esto.

Un año después de regalar el teléfono a su hijo, Janell escribió otro artículo explicando cómo había ido todo. Explicó que el contrato había funcionado aunque había sido difícil y que evidentemente tuvo que retirarle el teléfono en alguna ocasión y volver a empezar. Pero ella está contenta porque su primogénito se ha convertido en un usuario resposable.

Ordenación de 31 sacerdotes

Retransmisión en directo

La web del Opus Dei retransmitirá en directo la ordenación de 31 presbíteros, que se celebrará en la basílica de san Eugenio (Roma), el próximo sábado 29 de abril a las 16 h. (UTC/GMT+2).

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Puede seguir la retransmisión desde el link: http://www.opusdei.org/live o desde la página web de la Fundación Beta Films.

En esta ocasión, aunque la ceremonia se celebrará en italiano y latín, la retransmisión contará con comentarios en español e inglés.

EN ESTA OCASIÓN, AUNQUE LA CEREMONIA SE CELEBRARÁ EN ITALIANO Y LATÍN, LA RETRANSMISIÓN CONTARÁ CON COMENTARIOS EN ESPAÑOL E INGLÉS.

El celebrante será el cardenal Giuseppe Bertello, presidente del Governatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano. El prelado del Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz, participará en la ceremonia desde el presbiterio.

Los futuros presbíteros son (lea aquí algunas declaraciones):

  • Alejandro Pardo Fernández (España)
  • Etienne Montero Redondo (Bélgica)
  • Andrés Echevarría Escribens (Perú)
  • Giovanni Manfrini (Italia)
  • Erwin See (Filipinas)
  • Álvaro Ruiz Antón (España)
  • Javier Ruiz Antón (España)
  • Rafael Peró Baig (Líbano)
  • Salvador Rego Bárcena (Canadá)
  • Carlos Aníbal Valencia Ospina (Colombia)
  • Diogo da Cunha e Lorena de Brito (Portugal)
  • Francisco José Chapa Sancho (España)
  • Luigi Vassallo (Italia)
  • Pablo Rojo Mardones (España)
  • Martin Mundia Gikonyo (Kenia)
  • Álvaro René Villamar Rosales (Guatemala)
  • Álvaro Javier Mira García (España)
  • Alexander Vaz Serrano (España)
  • Santiago Callejo Goena (España)
  • Joseph Frederick Keefe (Estados Unidos)
  • Daniele Guasconi (Italia)
  • Francisco Javier Bordonaba Leiva (España)
  • Phillip Joseph Elias (Australia)
  • John Paul Watson (Australia)
  • Rafael Alejandro Quintero Pérez (Venezuela)
  • António Maria Braga Dias Alves Mendes (Portugal)
  • Benjamín Goldenberg Ibáñez (Chile)
  • Gerard Jiménez Clopés (España)
  • Dante Parado Estepa Jr. (Filipinas)
  • Adam Andrzej Sołomiewicz (Polonia)
  • Ricardo Guillermo Bazán Mogollón (Perú)

Los candidatos recibieron el diaconado de manos de Mons. Javier Echevarría, fallecido el pasado 12 de diciembre.

Ir a Retiro espiritual

orar-praying-1319101_960_720De cuando en cuando el Señor se retiraba lejos de la muchedumbre en compañía de sus Apóstoles, como lo relata San Marcos. Venid vosotros solos a un lugar apartado y descansad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, y ni siquiera tenían tiempo para comer. Se marcharon, pues, en la barca a un lugar apartado ellos solos (Mc 6, 31-32).

Nos enamora esta solicitud de Cristo por los Apóstoles, y vemos como se reproduce en los retiros esta escena evangélica. Nosotros nos apartamos de la muchedumbre cuando vamos a un retiro. Con esos medios tratamos más al Señor, y tenemos luego más fortaleza para las complicaciones de la vida ordinaria.

Desde el principio del Cristianismo, muchos fieles se retiraban a un lugar tranquilo para orar y tratar de mejorar su vida espiritual. Lo enseñó Jesús mismo, con sus cuarenta días de ayuno y oración. Esto es lo que pretendemos con los días de retiro, tanto mensuales como anuales.

San Jerónimo daba el siguiente consejo en el siglo IV, a una madre de familia: Lleva de tal modo la solicitud de tu casa, que des también algún reposo a tu alma. Escoge un lugar oportuno, un tanto apartado del estrépito de la familia, y acógete a él como a un puerto, como quien sale de una gran tormenta de preocupaciones. Calma, con la tranquilidad del retiro, las olas de los pensamientos, excitados por los asuntos de fuera. Pon allí tanto empeño y fervor en la lectura de las Sagradas escrituras, sucédanse tan frecuentes tus oraciones, sea tan firme y denso el pensamiento de la vida futura, que fácilmente compenses con este reposo todas las ocupaciones del tiempo restante. No digo esto porque intente retraerte de los tuyos; lo que intento más bien es que allí aprendas y allí medites cómo has de comportarte con los tuyos (Epístola 148, 24).

El Padre Javier Echevarría, decía a los que iban a comenzar un curso de retiro: “Vais a considerar las verdades eternas y la vida de Nuestro Señor Jesucristo para aprender de él. Cuantas menos palabras digáis, mejor, y cuanto más tiempo podáis pasar en el oratorio, mejor también”.

Las grandes cosas ocurren en el silencio del corazón. Moisés no tenía con quien hablar en el Sinaí, estaba en silencio con Dios.

Teresa de Calcuta dijo: “El propósito de un retiro no es otro que el empeño de progresar en la conciencia y el amor de Dios, de purificar nuestra propia persona, de enmendar y transformar nuestra vida en conformidad con la vida de nuestro modelo, Jesucristo”.

Todos los seres humanos necesitan retiros donde hacer oración, donde poner las cosas en una balanza. Cuando Dios quiere atraer un alma generalmente la lleva a un sitio solitario y allí le habla con palabras de fuego que derritan su alma, preparándola para doblegarse a sus mandatos y a recibir la forma de vida que Él quiere para cada uno (Catalina Rivas, La Puerta del Cielo, en  LoveAndMercy.org).

En el retiro, pasar muchos ratos, sin prisa, con Él, mirándole, hablándole, preguntándole y aprendiendo a escucharle. Se guarda silencio, pero no se trata de no hablar con los demás y ya, sino de percibir que tratamos de hablar con Dios y dar vueltas a asuntos de Él.

La gran enfermedad de la edad moderna —advertía el Papa Pío XI— es la falta de reflexión: un verterse febril y constante hacia las cosas exteriores, una apetencia inmoderada de riquezas y placeres, que poco a poco van atenuando en las almas los más nobles ideales, hasta sumergirlas en las cosas terrenas y transitorias, sin permitirlas elevarse a la consideración de las verdades eternas, de las leyes divinas, de Dios (Pío XI, Litt. enc. Mens nostra, 20-XII-1929).

El ritmo de la vida actual y la abundancia de imágenes que entran por los sentidos, ha conducido a que millones de personas vivan sólo de sensaciones pasajeras, totalmente olvidadas de su alma y de Dios. Por eso hoy mucha gente anda “anestesiada”, “narcotizada”.

Los bautizados, que por vocación divina hemos de santificarnos en medio del mundo, estamos expuestos a las mismas influencias y a idénticos peligros que los demás. Por eso hemos de cuidar con esmero el Curso de retiro mensual o anual. Los retiros contribuyen a serenar el alma y a fortalecer las potencias espirituales. Asistir al retiro es como ir al médico divino para hacer un reconocimiento de cómo estamos.

Dos hermanos santos y la lección de una noche lluviosa

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Cuando santa Escolástica enseñó a su hermano san Benito que más puede quien más ama

Santa Escolástica, hermana de san Benito, consagrada al Señor desde la infancia, acostumbraba a visitar a su hermano una vez al años. El hombre de Dios se encontraba con ella en un local próximo al monasterio.

Un día llegó ella, como todos los años, al tradicional encuentro de su venerable hermano con algunos discípulos. Pasaron todo el en la gloria de Dios y en santa conversación, de manera que ya se aproximaba la oscuridad de la noche cuando se sentaron a la mesa para comer algo.

En medio de su santa conversación fue pasando el tiempo y se hizo muy tarde; la santa religiosa le imploró con estas palabras:

-Te pido, hermano, que no me dejes esta noche, para que podamos continuar hasta mañana hablando sobre las alegrías de la vida celestial.

Pero él le respondió:

-¿Qué estás diciendo, hermana? De ninguna manera puedo pasar la noche fuera de mi celda.

Mientras tanto, Escolástica, al oír el rechazo de su hermano, puso sobre la mesa las manos con los dedos entrelazados, inclinó la cabeza sobre ellas e imploró al Señor Omnipotente. Cuando levantó la cabeza de la mesa, estalló una gran tormenta, con tan fuertes relámpagos, truenos y aguaceros que ni el venerable Benito ni los hermanos que se encontraban con él podían pensar en salir del lugar donde estaban reunidos.

Como hombre de Dios, viendo que no podía regresar al monasterio, se empezó a lamentar diciendo:

-Dios te perdone, hermana. ¿Qué hiciste?

A lo que ella respondió:

-Mira, yo te pedí y no me quisiste escuchar. Pedí a mi Dios y Él me respondió. Ahora, si puedes, vete; despídete de mí y vuelve al monasterio.

Y Benito, que no había querido quedarse allí espontáneamente, tuvo que quedarse contra su voluntad. Y así pasaron toda la noche en vigilia, animándose uno al otro con santos coloquios sobre la vida espiritual.

No nos admiremos de que esa mujer tuviera más poder que él: si en verdad, como dice Juan, Dios es amor, es razonable sentencia que tuviera más poder la que más amó.

Tres días después, encontrándose el hombre de Dios en su celda con los ojos levantados al cielo, vio el alma de su hermana, libre del cuerpo, en la figura de una paloma, entrando al interior de la morada celestial. Entonces, contento con una gloria tan grande que le había sido concedida a ella, dio gracias a Dios Omnipotente con himnos y cánticos de alabanza y envió a algunos hermanos a buscar el cuerpo y llevarlo al monasterio, donde fue depositado en la tumba que él tenía preparada para sí.

Y así, ni la tumba separó a los que siempre habían estado unidos en Dios.

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De los Diálogos de San Gregorio Magno, Papa (siglo VI)

¿Una historia de venganza?

No, una historia de castigo, de culpa y también de perdón

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Arnold Schwarzenegger demuestra que es mucho más que una montaña de músculos en declive

Está claro que Arnold Schwarzenegger ya no es lo que era. Quizás porque no quiere, pero también porque siendo sinceros, tampoco le quedan demasiadas opciones. Su último trabajo, sin embargo, da a entender que Schwarzenegger es un tipo más listo de lo que muchos pudieron atisbar bajo tan ingente masa de músculo.

El parón que supuso su entrada en la primera fila de la política americana como gobernador del Estado de California bien pudo haberse interpretado como una retirada a tiempo. Hacía ya unos años que Schwarzenegger había dejado de ser la estrella elemental que fue durante la década de los 80 y buena parte de los 90. El fin de los días (1999), El 6º día (2000) y Daño colateral (2002) fueron una lánguida evidencia de la decadencia de un actor que, a ese ritmo, bien podría haber llevado camino de convertirse, como Bruce Willis, en una caricatura de lo que fue.

Sin embargo, como decíamos líneas arriba, Arnold Schwarzenegger es un hombre bastante más listo de lo que parece. Cuando colgó su traje de gobernator y recuperó la pila de ofertas que había estado acumulando durante ocho años, solo tuvo que levantar el teléfono. Estaba claro que trabajo no le iba a faltar.

Sin embargo las cosas habían cambiado. La leyenda de Schwazenegger se había trasformado en el mito de Schwarzenegger, y el actor de origen austriaco pronto advirtió que su presencia en este nuevo Hollywood era algo así como un jarrón puesto en un mal sitio. No terminaba de encajar.

De hecho, las películas de Arnold Schwarzenegger solo han funcionado cuando se ha comportado como lo que es, una reliquia de tiempos mejores, menos abyectos y más físicos, más viscerales y también más inocentes (Los mercenarios). Es más, su mera presencia en una saga como Terminator que se pretendió reinventar en su última aventura, Terminator. Genesis (2015), solo evidenciaba que Schwarzenegger ya no era de allí, que en aquella película fallaban muchas cosas pero que, es cierto, una de ellas era él.

No obstante, Arnold Schwarzenegger también parece haberse percatado que a sus 69 es más que probable que no pueda pasarse el resto de su carrera matando gente con sus propias manos, de modo que tal vez estaría bien empezar a labrarse una carrera como actor de prestigio, ahora que su nombre todavía puede sacar proyectos adelante.

Una historia de venganza es, a buen seguro, una de esas películas. Que nadie se engañe, no estamos ante un largometraje de acción. El film dirigido por Elliott Lester es un angustioso drama sobre la perdida de seres queridos y sobre el sentimiento de culpa. Schwarzenegger interpreta a un hombre que un día pierde a toda su familia en un accidente de avión. Paralelamente, Jake Bonaos (Scoot McNairy) es el controlador aéreo que provocó el choque de dos aviones en pleno vuelo por un estúpido despiste.

Contra todo pronóstico el film, basado en una historia real, está rodado con una templanza envidiable. El guion del español Javier Gullón es sólido como una roca, y la aproximación a las dos caras de una misma tragedia es ciertamente desconsoladora. Por una lado está Roman (Schwarzenegger) un hombre que cada día al levantarse siente un hondo dolor en lo más profundo de su alma que le impide seguir adelante. Por otro está Jake, un hombre que sencillamente no puede cargar con la responsabilidad de haber matado a más de 150 personas sin apenas haberse dado cuenta.

Una historia de venganza creo, honestamente, que es un título falso. La película de Lester es más bien una historia de castigo, de culpa y en última instancia de perdón. El dolor que sus personajes sienten se puede palpar casi en cada fotograma gracias a las interpretaciones de McNairy y, todo hay que admitirlo, de Schwarzenegger, un actor reconocidamente católico que sin embargo decidió involucrarse en una historia en la que Dios no aparece por ningún sitio. Nadie en su profunda angustia existencial recurre a él en ningún momento y sin embargo, al final, en ese plano cenital, como si alguien observara desde las alturas, yo creo que Dios estaba allí.

Ficha Técnica

Título original: Aftermath (2017)

País: Estados Unidos

Director: Elliott Lester

Guión: Javier Gullón

Música: Mark D. Todd

Género: Drama

Duración: 92 minutos

Reparto: Arnold Schwarzenegger, Scoot McNairy, Maggie Grace, Kevin Zegers,Hannah Ware, Glenn Morshower, Mariana Klaveno, Mo McRae, Theresa Cook,Debra Herzog, Ted Williams, Larry Sullivan, Kim Evans, Christopher Darga,Michael Lowry, Danny Mooney