Para denunciar los ataques al cristianismo en España
Rita Maestre, durante el asalto a la capilla de la Universidad Complutense
El Centro Jurídico Tomás Moro ha creado el Observatorio contra la Cristofobia con el fin de denunciar los numerosos ataques sufridos en España por los cristianos conformando un nuevo instrumento para la promoción de valores de respeto y el fomento de un espíritu crítico de denuncia de los delitos de odio por motivo de creencias o prácticas religiosas cristianas.
Los cristianos están siendo atacados y agredidos no sólo por personas individuales, sino también por las instituciones que no quieren defender los legítimos derechos de los cristianos, por los partidos políticos que alientan al odio hacia una población que siente mermados sus derechos, y por parte de algunos medios de comunicación que no informan con la objetividad e imparcialidad que exige la ética periodística.
El Centro Jurídico Tomás Moro, fundado en el año 2004, lleva más de 13 años defendiendo las libertades civiles, concienciando a la sociedad civil de la posibilidad real de defender sus derechos tomando parte activa en los debates públicos, y dotando a los ciudadanos y organizaciones de herramientas eficaces para la defensa de la libertad civil en contra del totalitarismo ideológico que desde las instituciones se quiere imponer.
Debido al incremento de los delitos de odio contra los cristianos el Centro Jurídico Tomás Moro ha decido crear el Observatorio contra la Cristofobia y suplir de esta manera la inactividad de los poderes públicos en la defensa de los derechos de la mayoría social.
1.- Emitir informes sobre los delitos de odio por motivo de la fe cometidos en España, recogiendo y publicando los datos de las agresiones y delitos.
2.- Denunciar ante la Policía y Guardia Civil la comisión de delitos de odio por cristofobia.
3.- Asistir a las víctimas de delitos de odio por cristofobia.
4.- Dotar a la sociedad de herramientas suficientes para defender la libertad de los cristianos.
5.- Publicar y distribuir material divulgativo con el fin de evitar conductas critofóbicas.
6.- Transmitir a las instituciones el preocupante incremento de los delitos de odio por motivo de la fe.
7.- Informar y divulgar la posibilidad de denunciar los hechos que puedan ser constitutivos de un delito de odio por cristofobia, u ofensivo a los sentimientos religiosos.
El Observatorio Contra la Cristofobia nace con varias herramientas de utilidad para los cristianos que quieran defender sus derechos:
1.- Posibilidad de comunicar al Centro Jurídico Tomás Moro los hechos constitutivos de delito mediante el envío de una denuncia on-line en la dirección: http://www.tomasmoro.info/cris tofobia/denuncia/
Las distintas herramientas del Observatorio lo convierten en una plataforma privilegiada para la sensibilización social y permiten un espacio de encuentro, intercambio y consulta de profesionales, activistas y personas interesadas en la defensa de los derechos civiles.
Desde el portal web http://www.tomasmoro.info/cris tofobia/ el Observatorio Contra la Cristofobia difundirá gran parte de su trabajo, al mismo tiempo que aunará el esfuerzo de personas, asociaciones e instituciones comprometidas contra la discriminación por motivo de la creencia o práctica de la fe cristiana.
Con el Observatorio Contra la Cristofobia el Centro Jurídico Tomás Moro colma una preocupante laguna en la protección de los derechos civiles, pues ninguna institución pública parece interesada en defender los sentimientos religiosos de la mayoría del pueblo español, y defender la integridad física y moral de una población que cada día se siente más alejada de las instituciones políticas.
Michael Hesemann ha escrito María de Nazaret para exponer todas las pruebas que acreditan la existencia histórica de la Virgen María como madre de Jesucristo, la mujer, dice «más especial de la historia de la Humanidad».
De manera unánime se decidió imponer la medalla de oro de la Villa a la Virgen
El pueblo sevillano de Guillena ha querido mostrar su amor a la Virgen de la Candelaria y para ello el pasado Domingo de Resurrección le impusieron a María la medalla de oro de la Villa. Sin polémicas ni política sino demostrando la devoción de los habitantes de un pueblo pues la decisión fue tomada de forma unánime.
Esta medalla era un signo para honrar “la devoción mariana más antigua del pueblo” y con un “innegable valor devocional, patrimonial, cultural y tradicional”, dijo la concejal de Cultura, Ana Montero.
Con repiques de campanas, cohetes, himnos cantados y fuertes aplausos se condecoró a la Virgen el mismo día que se conmemora la resurrección de su hijo. Y de testigos estaban todo el pueblo y el resto de cofradías que desfilaron los días previos de Semana Santa.
El Niño Perdido y la Candelaria
Ese mismo día se celebró la procesión más esperada por todos los guilleneros, su día más grande. Y es que el Domingo de Resurrección procesionan el Niño Perdido y la Virgen de la Candelaria, conmemorando el encuentro de ambos.
Según recoge el Correo de Andalucía, como día grande y festivo, los guilleneros se echaron a la calle desde temprano. Repiques de campanas y cohetes anunciaban que el Señor había resucitado. Y en reparación de aquél dolor que sufrió la Virgen cuando perdió a su Hijo en el templo, en este glorioso domingo se reencontró al fin con ese Niño Perdido que tras la muerte de cruz nace a la vida eterna.
La Virgen, en busca de Jesús
A las 10 de la mañana, acompañado por la banda de cornetas y tambores de la Redención, la imagen del Niño Perdido salió del templo, para esconderse en la esquina del ayuntamiento, apenas unos metros más allá de la parroquia. Minutos después, ataviada de blanco y con los sones de la banda Villa de Guillena, la Virgen de la Candelaria salió en su búsqueda. Y en esa esquina de la plaza de España volvieron a reencontrarse la Madre con el Hijo, que volvió a Ella hecho niño resucitado.
El feliz momento del encuentro, entre campanas, pétalos y aplausos, puso en marcha la procesión. En un cortejo integrado por niños y jóvenes, representaciones de hermandades y arropado por todo el pueblo, desfiló con alegres marchas por distintas calles de la localidad. En muchas de ellas los vecinos celebraban, comiendo y bebiendo entre amigos y con largas y rebosantes mesas, la euforia de este día grande. Y desde muchos balcones se sucedía una de las tradiciones más pintorescas. Al paso del Niño Perdido se le arrojan caramelos, a modo de ofrenda en su niñez resucitada, y que los pequeños aprovechaban para recoger.
Natalie Martha Loya ha dedicado su vida a difundir el mensaje de Fátima
El 13 de mayo se cumplen 100 años de la primera aparición de la Virgen María en Fátima. Una fecha muy especial, motivo por el cual el Papa Francisco visitará el santuario ese día. Pero si hay también una persona que espera con ilusión poder conmemorar esta jornada histórica esa es Natalie Martha Loya, una mujer de 91 años que sin pretenderlo ha dedicado su vida a llevar el mensaje de Fátima por todo Estados Unidos haciendo crecer esta devoción a cientos de miles de personas.
Y aunque ahora necesite un andador para llegar a la catedral de San Juan Bautista en Ohio, perteneciente al Eparquía Católica de rito bizantino, durante décadas fue un auténtico ciclón compartiendo a tiempo y a destiempo la importancia del mensaje de Fátima. Ahora, sirve a la Virgen de otra manera, desde la oración, aunque no con menos ímpetu que en su juventud.
Charlas a más de 250.000 niños
Echando la vista atrás, Natalie no puede contar el ingente número de personas a las que ha podido hablar de la Virgen pero “debo de haber hablado con al menos 250.000 niños de edad escolar”, confiesa. Y a eso habría que sumar un número mucho mayor tras sus conferencias en parroquias, residencias o bibliotecas…
Incluso recuerda con emoción cuando pudo entrar en la cárcel de máxima seguridad de Ossining (Nueva York) en 1977 donde habló a asesinos y violadores sobre la conversión, el Rosario y el resto de mensajes que dejó María en Fátima.
Pero este apostolado mariano surgió sin pretenderlo. Su padre era sacerdote católico de rito oriental, motivo por el cual estaba casado, por lo que se mudó varias veces dependiendo de la parroquia que tuviera que atender por su condición de religioso.
Tenía un futuro laboral prometedor
Natalie tenía un futuro prometedor pues era una avanzada para su época. En 1948 se había licenciado en Química, un campo dominado entonces casi exclusivamente por hombres, y empezó a trabajar en industrias de este sector.
Sin embargo, dejó su trabajo para seguir a su familia, destinada a una parroquia en Indiana, para así ayudar en casa puesto que su madre estaba enferma. Tres meses después fallecía y para que su padre se pudiera dedicar por completo a su ministerio sacerdotal Natalie dejó definitivamente el mundo laboral. Así fue como llegó a Nueva York en 1953. “Fue allí donde toda mi vida cambió”, recuerda esta mujer.
La peregrinación que cambió su vida
Aún recuerda como si fuera ayer cómo le llamó la atención una revista del Ejército Azul de Fátima que le había llegado a su padre así como un anuncio de una peregrinación por distintos santuarios marianos de Europa para conmemorar el centenario del dogma de la Inmaculada Concepción que se cumplía en 1954.
Ella y su padre realizaron esa peregrinación que duró seis semanas y así fue como pudo visitar Fátima por primera vez. En ese viaje llevaba una pequeña cámara fotográfica por lo que pudo hacer algunas fotos en el santuario portugués.
Al regresar y revelar las fotos, de manera espontánea surgió la posibilidad de dar una pequeña conferencia sobre Fátima y su mensaje en la parroquia de su padre y en otras de rito bizantino de la zona. El mensaje de María era entonces muy poco conocido y el boca a boca provocó que la fueran llamando de una parroquia a otra para que les hablará de la Virgen, especialmente de lo que dijo en Fátima.
Miles y miles de rosarios y escapularios
A los 28 años empezó un apostolado que mantuvo durante décadas y que abrió camino a María en Estados Unidos. “Yo iba donde quiera que alguien me llamara y pudiera incluir en mi calendario y eso incluía parroquias, residencias, escuelas…”, cuenta Natalie, tal y como recoge The Catholic Register.
Parte de su apostolado era promover también la oración así que “yo distribuía rosarios y escapularios en cada charla. Los mandaba hacer por miles”. Y asegura que “algunas veces alguien me daba un billete de 20 dólares y eso cubría todos mis gastos y mis viajes. Nunca me preocupé por eso. Tenía un techo sobre mi cabeza y mi padre cuidaba de mí y no tenía que preocuparme por comidas o cualquier cosa”.
“Todos somos pecadores”
En sus conferencias siempre hablaba de la necesidad de la conversión personal y la consagración al Inmaculado Corazón de María, así como las peticiones de la Virgen para obtener la promesa de la paz en el mundo.
Y lo hacía igual tanto en la escuela como en la cárcel de máxima seguridad. En la prisión, recuerda que no sabía cómo empezar y para ello recurrió a unas palabras pronunciadas por el obispo Fulton Sheen, ahora en proceso de beatificación y dijo a los presos para empezar: “Todos somos pecadores”. Cuando acabó los presos le pidieron volver y todos los escapularios y rosarios se los habían llevado los reclusos a sus celdas.
Además, Natalie y su padre iniciaron la rama bizantina del Ejército Azul tras recibir la aprobación del obispo del exarcado católico bizantino de Estados Unidos. Y así fue como sin pretenderlo dedicó todo su tiempo y su energía a llevar Fátima a los hogares de miles de estadounidenses. Ahora que las fuerzas físicas flaquean lo hace siguiendo las enseñanzas de María a través del Rosario.
El tuit de un profesor de Fresno que lo ha metido en serios problemas
Cómo un mensaje de Twitter puede causarte graves problemas
Cuando el profesor Lars Maischak compartió un tuit sobre Donald Trump, que en su momento consideró apto, con sus 28 seguidores en Twitter, creyó que éste no tendría repercusión alguna.
Pero resulta que para Breitbart News, un sitio informativo de la ultra derecha, nada es muy difícil de encontrar, especialmente cuando se trata de una amenaza contra el presidente.
Y es que la frase “Trump debe ser colgado”, no es una que pueda ser tomada a la ligera, especialmente cuando eres un profesor de una universidad pública, que recibe fondos del gobierno de Trump.
Maischak, profesor de historia de la CSU Fresno, compartió ese tuit a finales de febrero, con el fin de “salvar la democracia estadounidense”, mencionaba el mensaje en Twitter. Y todo marzo y algo de abril se mantuvo fuera del escrutinio público el pensar del profesor, pero cuando el sitio tomó el tuit y escribió un artículo sobre ello, Maischak comenzó a sentir el pesar de la viralización moderna.
“Pido perdón a aquellos que se sentían amenazados u ofendidos por [las palabras que escribí]”, dijo en una declaración escrita. “Nunca fue mi intención hacer daño a nadie, ni animar a otros a hacer daño a nadie”.
El miércoles, la cuenta de Twitter de Maischak fue desactivada.
Según el profesor, que habló con el Los Angeles Times, desde que se dio a conocer el tuit, ha recibido cuantiosas amenazas y correos electrónicos de tono desagradable.
Pero no solo ofendió a otros en redes sociales, sino que logró captar la atención de agencias federales.
Los funcionarios federales están llevando a cabo una investigación a raíz del mensaje viral. Maischak dijo que ha sido contactado por el Servicio Secreto y está cooperando plenamente.
CSU Fresno informó que de igual manera están cooperando con las autoridades, y que por su parte están llevando a cabo su propia investigación para verificar que el maestro hizo tales declaraciones en el “contexto de los derechos de libre expresión”, indicatorio que el actual empleo de Maischak está pendiente de esta investigación.
No obstante, estudiantes y otras personas del plantel académico han pedido la destitución del hombre.
Una petición pidiendo que fuera despedido de la CSU Fresno había reunido más de 1,100 firmas a partir del jueves por la noche.
Un hombre de paz con inspiraciones extraordinarias
Ese fue el nombre que escogió el Papa número 266 después de san Pedro. Con su elección, la catolicidad “acaba de pronunciarse contra los dictadores y la política de la amenaza y el miedo”, escribió un periodista de la época. De hecho, el régimen nazi no sentía ni un milímetro de simpatía por el cardenal Paccelli. Tampoco los rojos: durante los “días locos” de 1919, nuncio en Munich, el futuro Papa estuvo a punto de ser asesinado por las bandas de milicianos que asaltaron la nunciatura.
Vive episodios del terror soviético de capital importancia para entender las decisiones que tomaría cuando le tocara ser jefe de la Iglesia. Ha sido Pío XII posiblemente el Papa más discutido de la historia moderna, al que tocó enfrentar trastornos técnicos, científicos, morales y políticos de magnitud no vista en el mundo desde 20 siglos atrás.
La historia lo ha juzgado severamente por entender y proclamar que el ateísmo comunista era tan peligroso como el nacionalismo. No era, ciertamente, el discurso políticamente correcto.
Explicó así la elección de su nombre papal: “Pío es un nombre de paz”. Tal vez tuvo la premonición de que le tocaría transitar momentos muy difíciles, aunque no podría haber imaginado cuánto, a pesar de su capacidad perceptiva y fino “olfato” político, al punto de que muchos se han atrevido a sugerir que Juan Pablo II sería el heredero directo de Pío XII.
Era también un místico. Sobre sus experiencias hay testimonios fantásticos como aquel en 1950, cuando vio al sol dar vueltas sobre sí mismo igual que, en 1917, giraría sobre los videntes de Fátima.
No en balde fue capaz de prever asuntos que permanecerían vedados al entendimiento del resto de la humanidad en momentos cruciales que, décadas después, cobraron impresionante vigencia.
Un ejemplo claro fue el caso del prelado Joszef Mindszenty, quien selló su oposición extrema al comunismo, al que combatió heroicamente. Había enfrentado a los nazis por lo que, acabada la tormenta de la Segunda Guerra Mundial, Mindszenty se había convertido en un héroe nacional.
Sin embargo, los acuerdos de Yalta entregaron a la nación desventurada al régimen comunista que tomó el poder. El primado pasó a ser el protagonista de la resistencia católica al sanguinario régimen soviético de Rakosi.
El papa Pío XII ya lo había nombrado cardenal y primado de Hungría, y le encargó la misión de fomentar el retorno de su patria a la fe. Al entregarle el capelo cardenalicio, el Papa le dice en tono profético: entre los purpurados presentes “tú serás el primero en sufrir el martirio, simbolizado por este color púrpura”… Lo demás, es historia.
Para citar otro caso sorprendente: la preocupación de Pío XII por Venezuela fue manifestada a lo largo de varios mensajes. No se circunscribían a un evento o fecha especial. Ya en 1952, durante el Año Jubilar cuyo momento culminante fue la Coronación Canónica de la Virgen de Coromoto -Patrona de Venezuela- el 11 de septiembre, se escuchó el radiomensaje del Papa transmitido en directo desde Catelgandolfo, Italia: “Los que os decís hijos de una nación católica, corred ante su trono de amor y de gracia pidiéndole que os la conserve y os la consolide, libre de influencias malsanas que buscan ponerla en peligro… que no arraiguen jamás, en el pródigo terruño venezolano doctrinas extrañas, especialmente aquellas que ofenden a Ella y a su precioso Hijo”.
Venezuela, país alejado de guerras y ajeno en aquel entonces a “doctrinas extrañas”, hoy se encuentra luchando agónicamente por salir de su yugo.
La crisis en el país sudamericano se cobra una nueva víctima debido a la falta de medicamentos
El Sábado Santo, 15 de abril, a las 10 horas, según la información enviada a la Agencia Fides desde Mérida (Venezuela), falleció el padre José Luis Arismendi, de 35 años, por falta de medicamentos.
Durante dos días el sacerdote esperó los medicamentos adecuados para el tratamiento de una sospechada meningitis en el Hospital Universitario de Los Andes (HULA), pero no han llegado a tiempo. El padre Arismendi se había sentido mal el Domingo de Ramos, 9 de abril y el miércoles fue hospitalizado en el HULA. Los miembros de la familia del sacerdote, nacido en la ciudad de Tucaní, capital del municipio de Caracciolo Parra y Olmedo en el estado de Mérida, intentaron sin éxito conseguir medicamentos en la zona, básicamente se trataba de antibióticos.
Por desgracia, la intervención del cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Mérida, que había logrado obtener los medicamentos en Caracas, resultó innecesaria porque el envío desde la capital venezolana no llegó a tiempo. El padre José Luis Arismendi era sacerdote desde hacía sólo dos años y trabajaba en la Diócesis de Cabimas, en el estado de Zulia.
La opinión pública en Venezuela, que se expresa cada vez más a través de las redes sociales, ha comentado que “ha muerto otro venezolano por falta de medicinas”. El país continúa experimentando una situación grave por la falta de alimentos y medicinas. Ayer, Human Rights Watch, en su informe sobre el impacto de los muchos venezolanos que se mueven hacia la frontera con Brasil, ha instado a los países latinoamericanos a intervenir ante el gobierno del presidente Maduro para resolver esta crisis profunda.
“Tarde o temprano, Brasil y otros países de la región tendrán que presionar al gobierno de Venezuela, para que deje de negar la crisis y tome medidas para resolverla”, ha dicho el director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, según una nota la agencia.
Artículo publicado originalmente por la Agencia Fides
A personal essay (Spanish) of my journey in the past year near the southern Mexican border, my criticism of Mexican civil society organizations working on migrants rights and the hypocrisy of advocacy efforts on both sides of the Mexico-US border.
Essay first appeared in El Nuevo Sol on April 6, 2017.
En la frontera México-Guatemala, Lago Internacional (julio 2016)
¿K’uxi elan avo’onton? es una expresión que se usa para saludar dentro de las comunidades indígenas tsotsiles en Chiapas. Me explicaron que su traducción literal es “¿Cómo está tu corazón?” Ha sido una de las más lindas expresiones que he escuchado y que no llegué a pronunciar correctamente, pero me llenaba de felicidad cuando me respondían, “Lek oy”, “muy bien”. Lo que sí aprendí es que es más que una expresión. Representa otra manera de pensar. Desde este saludo se combate la superficialidad a la que nos hemos acostumbrado cuando nos preguntan: “¿Cómo estás?”, al cual la mayoría respondemos “bien”, de manera robótica, aunque en realidad no lo estemos.
La pregunta ¿K’uxi elan avo’onton? también es una invitación a la reflexión desde el corazón, porque no solo desde ahí se siente, también se piensa. Para yo poder responderla, tendría que volver a mirar hacia esa parte dentro mí que había hecho a un lado por mucho tiempo, porque era mejor no sentir el dolor causado por las rupturas que he sufrido a lo largo de mi vida como migrante. Pronto me di cuenta que no tenía certeza de en qué condición estaba mi corazón, ni si lo tenía intacto. ¿Habrá estado conmigo en los últimos 7 años que he estado en México o parte de él se habrá quedado en Los Ángeles, donde viví 20 años de mi vida antes de ser deportada?
A pesar de mi pasado, he sido afortunada en tener la oportunidad de vivir en un nuevo contexto en el cual también me reencontré con mis raíces. Yo nací pobre, descendiente de una familia de provincia con poca escolaridad, pero muy trabajadora. Así que reubicarme a un estado con niveles de pobreza de los más altos en el país tendría muchas similitudes con mi niñez en México antes de migrar. Para mí, no era ajeno vivir en colonias sin drenaje o en una casa de tabique con techo de lámina, el cual sentías podría derrumbarse con una tormenta de granizo. Pero la pobreza o marginación de donde vengo no era la de las comunidades indígenas. Nunca tuve que caminar más de dos horas para llegar al plantel escolar más cercano. Tampoco fui forzada a dejar de asistir a la escuela para trabajar en el campo para tener algo que comer. Para mi familia, el migrar a Estados Unidos fue una estrategia de sobrevivencia. También se convirtió en una oportunidad de movilidad social que nunca hubiéramos tenido en México. A la misma vez, el migar me desconectó de mi origen. Pero tal como una planta sigue creciendo después de ser transplantada, pude echar raíces una vez más en otro lugar.
Desde que fui expulsada de la ciudad y el país que me adoptó por dos décadas, no he podido arraigarme o llamarle “casa” a los lugares en los que he vivido post-deportación aun cuando me lleguen a decir: “bienvenida a este tu país”, “welcome home”. En los últimos 7 años, he tenido estancia en 7 ciudades, 3 países en los cuales he sentido un tipo de esquizofrenia de pertenencia: parte de mí se siente que pertenece, y otra parte no lo logra. Aún con las redes de apoyo y las amistades que he forjado en cada uno de estos lugares que he recorrido, no creo que en ninguno pueda imaginarme viviendo el resto de mi vida. Me he acostumbrado a estar físicamente en donde vivo, pero sin habitarlo emocionalmente ¿De qué me serviría decorarlo o darle algún tipo de calidez si ese desplazamiento que llevo dentro persistiría? Desde estas emociones contradictorias es que me llegué a dar cuenta que algo no estaba bien con mi corazón. Algo seguía doliéndome a pesar del tiempo. Jamás sería la misma después de la indignidad que solo entienden quienes la viven en carne propia: la experiencia que nos ha marcado a más de 2 millones de mexicanos que hemos sido deportados desde EE.UU. Es por esto que mi lucha propia también anhela una casa, una familia política. Pero esta búsqueda no ha sido nada fácil.
Taller de fotografía con niñas y niños de primaria en Zinacantán, Chiapas (noviembre 2016) Foto: Rodrigo Barraza García.
En mi trayectoria de activismo post-deportaciónque empezó con el anuncio del programa DACA del ahora expresidente Barack Obama, he aprendido que los movimientos sociales también reproducen las exclusiones del mismo sistema que denunciamos. El propio discurso de derechos humanos evidencia una jerarquía de grupos de migrantes que selecciona entre los que merecer ser incluidos y los que no. En este segundo grupo están los que no son considerados “migrantes ideales” y aquellos que pertenecemos a grupos que no son políticamente viables de incluir en una agenda de justicia social. En EE.UU., los que hemos sido deportados y deportadas conformamos este último grupo. En México, ni siquiera nos volteaban a ver hasta recientemente, cuando la élite política le vio ventaja empezar a hablar sobre el fenómeno del retorno ahora que Donald Trump se ha convertido en el enemigo público número uno en ambos lados de la frontera.
Antes de Trump, solo fue de interés para el gobierno mexicano las visitas de delegaciones de DACAmentados quienes fueron recibidas hasta por el Senado. Se les abrían las puertas para tomar en cuentas sus perspectivas sobre la política mexicana y la del exterior, claro después de darles un paseo turístico por las pirámides de Teotihuacán o el Palacio de Bellas Artes. Mientras se impulsaba lo que llegamos a nombrar como Dreamer Tourism, habíamos aquellos que seguíamos sin tener plataformas para exigir una re-inserción digna en este nuestro país. Tampoco tenemos un boleto de regreso a Estados Unidos, ni siquiera como turistas para visitar a nuestras familias o amigos que dejamos atrás. Pero eso sí, llegábamos a causar molestia cuando señalamos nuestra indignación ante esto. Nos convertimos en una incomodidad para las dependencias del gobierno que patrocinaban los viajes, las organizaciones civiles que se habían sumado a estos esfuerzos, y los mismos activistas Dreamers quienes no veían cómo llegaron a legitimar nuestra exclusión al aceptar su viaje de reencuentro con su “México lindo y querido”, al que no querían regresar de manera permanente.
Ahora, la “urgencia” del gobierno en responder ante la anticipada ola de deportaciones bajo la administración de Trump, y específicamente su interés de recibir con “los brazos abiertos” a los Dreamers, se suma al uso del migrante como bandera política que es sorprendente invisible para muchos, incluyendo para varias organizaciones de sociedad civil que trabajan por las personas deportadas. Estas mismas han celebrado la prioridad que ha llegado a tener el tema de migración de retorno con falta de un posicionamiento crítico o político. Carecen de denuncias públicas hacia los oportunismos que ahora se evidencian en México, desde cuando Enrique Peña Nieto recibió a los “primeros” deportados bajo la administración de Donald Trump que llegaron a la Ciudad de México hasta el “movimiento” pro-migrante impulsado por una coalición del Senado llamada Operación Monarca, que recientemente presentó una propuesta de reconocimiento de estudios extranjeros para Dreamers retornados, la cual hasta el día de hoy sigue quedándose sin cumplir sus promesas.
Presentación del Museo Migrante en el Festival por la Transparencia y el Derecho a Sabre, Chenalhó, Chiapas (septiembre 2016). Foto: Rodrigo Barraza García.
Es así como mi lucha de justicia social e inclusión ya no es solo hacía afuera – contra los gobiernos y sus políticas – sino también hacía dentro del movimiento. Ante el contexto político de la región y los niveles de exclusiones que he enfrentado con mis hermanos y hermanas en la lucha, tuve que buscar un camino alternativo donde voces como la mía no pudieran ser cooptadas o ignoradas. Ya era hora de empezar un esfuerzo propio, de impulsar proyectos de migrantes para migrantes.
Ahora regreso a Tijuana, fortalecida después de un par de años de desgaste emocional crónico agravado por las batallas internas que no había anticipado enfrentar en esta lucha. En el sur, pude aprender desde otra manera de mirar y pensar, una que se diseña desde la horizontalidad de colaboración que no había visto en la práctica, aterrizada a partir de metodologías participativas. El crear espacios donde el migrante es el experto de la migración, el protagonista principal en todos los procesos y los trabajos organizativos y no solo un sujeto de estudio al quién se les extrae datos o testimonios.
Este es el trabajo en el que llegué a integrarme durante mi estancia en Chiapas con Voces Mesoamericanas, Acción con Pueblos Migrantes A.C. Fue alentador conocer y colaborar con una organización que busca la auto-organización de las propias comunidades migrantes para que puedan convertirse en sujetos políticos y tener la capacidad de ejercer sus derechos. En mi opinión, este debería de ser el objetivo principal de las organizaciones que buscan la protección de los derechos de las y los migrantes. Pero la realidad es que no es común que las personas migrantes tengan el espacio de participación para influir en la agenda de trabajo o procesos incidencia de las organizaciones civiles en México. Los tecnócratas y expertos en políticas públicas dentro de sociedad civil le dan poca importancia o prioridad. Llegué a concluir que esta es la razón por la cual hay un desconecte con la misma población que buscan proteger.
Ahora regreso a Tijuana, fortalecida después de un par de años de desgaste emocional crónico agravado por las batallas internas que no había anticipado enfrentar en esta lucha. En el sur, pude aprender desde otra manera de mirar y pensar, una que se diseña desde la horizontalidad de colaboración que no había visto en la práctica, aterrizada a partir de metodologías participativas. El crear espacios donde el migrante es el experto de la migración, el protagonista principal en todos los procesos y los trabajos organizativos y no solo un sujeto de estudio al quién se les extrae datos o testimonios.
Este es el trabajo en el que llegué a integrarme durante mi estancia en Chiapas con Voces Mesoamericanas, Acción con Pueblos Migrantes A.C. Fue alentador conocer y colaborar con una organización que busca la auto-organización de las propias comunidades migrantes para que puedan convertirse en sujetos políticos y tener la capacidad de ejercer sus derechos. En mi opinión, este debería de ser el objetivo principal de las organizaciones que buscan la protección de los derechos de las y los migrantes. Pero la realidad es que no es común que las personas migrantes tengan el espacio de participación para influir en la agenda de trabajo o procesos incidencia de las organizaciones civiles en México. Los tecnócratas y expertos en políticas públicas dentro de sociedad civil le dan poca importancia o prioridad. Llegué a concluir que esta es la razón por la cual hay un desconecte con la misma población que buscan proteger.
Recorrido comunitario fotográfico con jóvenes de bachillerato en Los Chorros, Chiapas (octubre 2016).
A pesar de todo, he estado en una situación de privilegio a comparación de la mayoría de personas que llegan a México después de una deportación. Es por esto que también tengo un sentido de responsabilidad y de urgencia en tomar acción, pero desde una visión que integre la experiencia migrante. Hace siete años me hubiera sido imposible hacerlo desde mi propio proceso de sobrevivencia, pero creo que el camino que he recorrido hacia al sur del país me ha dado algunas herramientas para retomar una lucha personal en la frontera norte. No puedes llegar a un lugar como Chiapas, el cual ha ejemplificado la resistencia en México, sin que te cambie de alguna manera.
Por una parte, el salirme de mi propia lucha para acompañar a otra en comunidades indígenas me enseñó lo que implica ser una aliada. Fui parte de un equipo comprometido a un trabajo comunitario que daba el espacio a abordar de una manera mucho más integral y colectiva el derecho a migrar dignamente, pero también el del arraigo a sus comunidades de origen. Así fue como se amplió mi visión de la lucha migrante y vi la importancia de crear una voz política propia para las personas deportadas, no solo por lo que he vivido en México, sino por lo que sigo observando en el movimiento en EE.UU. Esto lo he visto desde mis interacciones en medios sociales con personas “aliadas” a la causa pro-migrante, como la siguiente iniciada por un tuit que escribí hace un par de meses sobre la política migratoria actual:
“Las políticas de inmigración que surgen de las órdenes ejecutivas de Trump no son nada nuevas. Es la optimización de la maquinaria de deportación de Obama” @mundocitizen
#Immigration policies under Trump’s executive orders are nothing new. It is just the optimization of the Obama deportation machinery.
“es peligroso poner energías en hablar sobre como él [Obama] deportó a muchos y no lo que está pasando ahorita – esta mierda NO es la misma” @_yessi321
and it’s dangerous to put energies into talking about how he deported so many and not on what is going on now-this shit is NOT the same #fdt
Ante esto, mi pregunta de fondo es la siguiente, ¿la justicia social tiene un límite de tiempo o caduca con ciertas condiciones? ¿Las deportaciones antes de Trump seguirán en el olvido y solo importarán aquellas bajo la nueva administración? La realidad es que va a seguir ocurriendo lo mismo que ha pasado en la última década. Ninguna de estas personas que definen la agenda de inclusión, o mejor dicho, de exclusión, van a esperarte del otro lado del muro cuando no te puedan proteger de una deportación. Al final, solo nos tenemos a nosotros, los que ahora nos encontramos al sur de la frontera para hacerlo, al menos lo único que nos queda es intentarlo.
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