¿Por qué el lobby gay empieza a desvelar el «lado oscuro» de la vida homosexual?

ReL 26 abril 2017

Recientemente en ReL hemos dado noticia de dos importantes reportajes, a medias testimoniales y a medias documentales, publicados por sendos gays activos en The Huffington Post, un medio en absoluto contrario a las causas del lobby LGTB.

El primero explicaba que la mayor parte de las personas que practican la homosexualidad tuvieron su primera experiencia como víctimas en una relación de abuso de menores (esto es, con una pareja mayor de edad).

El segundo caracterizaba como epidémica la soledad de las personas gays activas, y acumulaba testimonios y datos que apuntaban a la misma vida gay, y no solo al acoso o la discriminación, como causa de la profunda infelicidad de muchas de estas personas y de su constatada mayor probabilidad de suicidio, depresión, ansiedad, abuso de drogas, prácticas sexuales de riesgo y trastornos del estado de ánimo.

Austin Ruse, presidente de C-Fam (Centro por la Familia y los Derechos Humanos), analiza estos y otros datos que apuntan en la misma dirección en un artículo publicado en Crisis Magazine bajo el título «Homo-Homofobia«:

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Austin Ruse es un firme defensor de la familia y de los derechos civiles frente a las imposiciones y presiones del lobby gay.

HOMO-HOMOFOBIA
Cuando el Tribunal Supremo impuso el falso matrimonio en todo el país, los LGBT se quedaron preguntándose qué hacer después, cómo hacer para que se siguiera hablando del tema.

Algunos de ellos, y en particular el presentador de radio y activista Michelangelo Signorelli, acertadamente predijeron que la respuesta de los cristianos conservadores sería proteger la libertad religiosa y que pedirían ser los únicos a quienes no se les obligara a realizar servicios religiosos moralmente reprobables.

Transgénero: de dos noticias a mil
Otros centros de poder homosexual respondieron impulsando la cuestión transgénero, a pesar de que nunca antes habían estado realmente interesados en ella. Una mirada somera al New York Times demuestra que prácticamente no se publicaban historias sobre los transgénero hasta 2015, el periodo previo a Obergefell [sentencia que legalizó el llamado matrimonio homosexual]. Las historias pasaron de una o dos a más de mil prácticamente de la noche a la mañana.

Ambas respuestas tenían que ver, sobre todo, con la captación de fondos y con mantener vivo ante el público el tema que les interesaba tras su victoria en el Tribunal Supremo. Al fin y al cabo, las parejas gays podían fácilmente encontrar otros panaderos y fotógrafos para decorar y conmemorar sus «nupcias».

Enseñar en la escuela
Lo más increíble es que ahora su mayor deseo es hablar abiertamente de su estilo de vida. La abominable, pero dominante, publicación gay Advocate publicó una historia -de un médico nada menos- en la que se enseñaba a los jóvenes cómo preparar sus cuerpos para la sodomía. Es una lectura horripilante.

Escribe: «A menudo les digo a mis pacientes que grandes pasivos [expresión que viene del inglés bottom y que hace referencia en la pareja gay a la parte receptora en el sexo anal] lo han estado haciendo durante bastante tiempo; muchos de ellos lo experimentaron por primera vez durante su juventud. Por desgracia, nadie nos enseñó el modo correcto de ‘ser pasivo» durante nuestras clases de educación sexual en el instituto. Sin embargo, nunca es demasiado tarde para aprender y disfrutar de nuevas y positivas experiencias sexuales. He aquí mi guía de 101 pasos para ‘ser pasivo’…”

La revista también publica un artículo donde dice que los gays deben hacerse regularmente un frotis de sus traseros. Ahora bien, nadie fuera de los círculos homosexuales lee estos artículos. Pero hay dos asombrosos y reveladores artículos a disposición de un público más amplio publicados en el importante y conocido The Huffington Post.

Hay que recordar que si no pensaran que ya han ganado todo, no estarían deseando revelar el desagradable lado oscuro de su estilo de vida.

De víctimas de un abuso…
Chad Felix Greene empieza su Qué pasa cuando los hombres tienen sexo con chicos adolescentes con esta provocadora frase: «Tuve sexo con un hombre por primera vez cuando era un adolescente de 14 años». Explica que un hombre mayor se acercó a él en una biblioteca pública y, básicamente, le agredió. Le gustó y siguió haciéndolo. Escribe que el hombre mayor «le guió a través de diversas actividades sexuales».

Greene continúa describiendo la vida sexual desenfrenada y peligrosa de su adolescencia: «A los 15 me quedaba solo en las zonas de parking, a la una de la madrugada, esperando que hombres desconocidos me llamaran para tener sexo en sus coches». A los 16 tenía «cientos de parejas sexuales». Cuando acabó el instituto conoció a más chicos gays de su edad y se «sorprendió al saber que casi todos habían pasado por las mismas experiencias«.

Greene tiene ahora 34 años y dice que no puede imaginarse haciendo a un adolescente lo que le hicieron a él. Sin embargo, lo que él describe es habitual, algo que los gays hasta ahora odiaban admitir.

…a víctimas de la soledad
La otra historia publicada en The Huffington Post se titula: «Together Along: The Epidemic of Gay Loneliness» [Caminando juntos, la epidemia de la soledad gay] y su autor es Michael Hobbes. Es extenso y sólo puede describirse como un grito del corazón sobre la fealdad del mundo gay. Hobbes describe la trayectoria que separa a sus amigos gays de sus amigos que no lo son: los que son sexualmente normales tienden a tener relaciones, al matrimonio, a la felicidad; la vida de los gays está alimentada por el sexo anónimo y furtivo, el consumo excesivo de alcohol, la pornografía y una aplastante soledad. Hobbes cita media docena de estudios que demuestran que hay algo que está terriblemente equivocado en el mundo gay.

En él «hay de dos a diez veces más posibilidades de suicidio que en el mundo heterosexual… y el doble de posibilidades de sufrir depresión profunda«. Tres cuartas partes de «los hombres gays que han llegado recientemente a Nueva York sufren de ansiedad o depresión, consumen drogas o alcohol, tienen relaciones sexuales arriesgadas o una combinación de las tres».

Hobbes dice que «los hombres gays tienen menos amigos íntimos que los heterosexuales o las lesbianas» y que el sentimiento de vacío en sus vidas «no es únicamente un fenómeno americano. En los Países Bajos, donde el matrimonio gay es legal desde 2001, los hombres gays sufren más que los hombres heterosexuales de trastornos del estado de ánimo y tienen diez veces más posibilidades de cometer suicidio«. En Suecia, donde existen las uniones civiles desde 1995 y el matrimonio desde 2009, los hombres casados con hombres tienen un índice de suicidio tres veces mayor que los hombres casados con mujeres.

Hobbes menciona deliberadamente Nueva York, Suecia y los Países Bajos con el fin de plantear la cuestión. Todos ellos son paraísos gays en los que la «homofobia» no puede ser una razón. El propio Hobbes fue «educado en una ciudad moderna y cosmopolita por padres PFLAG [Parent, Families and Friends of Lesbians and Gays: Padres, familias y amigos de lesbianas y gays]. Nunca he conocido a nadie que muriera de sida, no me he sentido nunca discriminado y salí del armario para entrar en un mundo en el que el matrimonio, una cerca y un golden retriever no sólo eran factibles, sino esperados». Sigue: «También he entrado y salido de terapia más veces de las que he descargado y eliminado Grindr” [aplicación de contactos gays].

¿Estrés de minoría?
Hobbes afirma que parte del problema es la homofobia interiorizada, lo que se podría llamar «homo-homofobia», pero que ellos llaman «estrés de la minoría». La teoría del estrés de la minoría afirma que un miembro de una comunidad «marginada» puede experimentar absoluta hostilidad o, por lo menos, necesitar un esfuerzo extra en todos los aspectos de su vida, una presión que la mayoría de nosotros no siente. Tal vez. Tal vez no.

En su magistral reseña sobre la bibliografía que trata el tema de la orientación sexual e identidad de género, los Drs. Lawrence Mayer y Paul McHugh escriben: «El modelo de estrés social puede explicar algunos de los problemas de salud mental de las minorías sexuales, a pesar de que las pruebas que apoyan este modelo son limitadas, inconsistentes e incompletas. Algunos de los conceptos fundamentales de este modelo, como la estigmatización, no son fácilmente mensurables. Hay pruebas que vinculan algunas formas de maltrato, estigmatización y discriminación a algunos de los problemas de salud mental experimentados por los que no son heterosexuales; pero aún no es evidente que estos factores expliquen todas las disparidades existentes entre la población heterosexual y la no heterosexual».

Un curso católico cambió su vida

EXPULSADA DE LOS TESTIGOS DE JEHOVÁ Y CANSADA DE LOS MORMONES

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El primer día, el ponente empezó el curso así: «Hermanos y hermanas, si hay en este lugar alguien que no sea católico y no desea serlo, este es el momento de irse… ¡porque le garantizo que si termina el curso se hace católico!»

29/04/17 4:00 PM

(REL/InfoCatólica) Laura Soto Salazar, administrativa de 41 años en San José de Costa Rica, ha vivido un itinerario espiritual peculiar. Nació en una familia de Testigos de Jehová. Cuando la expulsaron, se sintió acogida por los mormones. Más adelante, harta de que no respondiesen a sus dudas intelectuales, intentó vivir con Dios «a su manera», sin religiones. Pero un anuncio en Facebook le llamó la atención:

«¿Es la Iglesia Católica la Gran Ramera del Apocalipsis?» Era un curso católico. Se apuntó… y quedó más que sorprendida. Por primera vez podía vivir la fe, con la Biblia, en un entorno de comunidad no sectario y de doctrina razonable. Esta es su historia, que ha hecho llegar a ReligionEnLibertad.

Una familia de los Testigos de Jehová

«Nací en un hogar de Testigos de Jehová», escribe Laura. «Mis abuelos paternos y maternos lo eran y, como ellos dicen, yo nací “en la verdad”. Era la mayor de tres hermanas y mis padres tenían altas expectativas para mí. Como es costumbre en un hogar de Testigos de Jehová, desde muy niña me hacían aprender textos bíblicos que después debía usar para hablar a amigos y vecinos de “’la verdad”. Recuerdo lo orgullosa que se sentía mi abuela de escucharme decir de memoria los nombres de los 66 libros que tiene la Biblia», recuerda Laura… que en esa época no sabía que en las Biblias protestantes, y las de los Testigos de Jehová, faltan los 7 libros deuterocanónicos (Tobit, Judit, Sabiduría, Eclesiástico o Sirácida, Baruc y los dos libros de Macabeos).

«A la edad de 12 años yo era capaz de contestar las preguntas de mis compañeros de escuela: ¿por qué los Testigos no celebran los cumpleaños?, ¿por qué no celebran la Navidad?»

El bautismo de los Testigos

Siendo ella la mayor, sin embargo, sus hermanas menores ya habían dado el paso de recibir el bautismo de los Testigos, que para ellos tiene un valor de arrepentimiento y dedicación a Dios, que se hace cuando ya se conoce algo de la Biblia.

Ninguna iglesia cristiana (católica, protestante ni ortodoxa) acepta la validez de este bautismo, porque los Testigos no creen en la Trinidad.

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Bautizarse implicaba un estudio intenso. «A mí se me hacía bastante pesado las dos horas en reuniones un día entre semana, más una hora de un estudio del libro en una de las casas vecinas, más otras dos horas en la reunión del fin de semana, que podría ser sábado o domingo… además de las horas en la predicación, que como publicadora no bautizada debía reportar».

«Sin embargo, después de tener a mi primera hija, después de mi primer divorcio, decidí estudiar y bautizarme. Así, pensé, mis padres, mis hermanas, la familia entera estaría por fin orgullosa de mí y no se fijarían tanto en que fracasé con la elección de un esposo».

«Después de bautizada mis responsabilidades se aumentaron. Se esperaba que yo misma condujera algún estudio bíblico». Para entonces ya podía impartir la clásica doctrina de los Testigos contra el uso de imágenes religiosas, contra las «religiones falsas», en defensa de la palabra «Jehová» como nombre de Dios, hablando de los cálculos sobre el fin de los tiempos, etc…

Expulsada de los Testigos

«Cinco años después, conocí al padre de mi segunda hija. Quedé embarazada sin estar casada. A los 5 meses de embarazo me convocaron los ancianos de la congregación. Me senté en un salón con 5 hombres frente a mí. Me juzgaron. Me preguntaron cosas no para buscar mi arrepentimiento, sino más bien para alimentar las mentes de ellos con detalles íntimos del momento de la concepción», asegura Laura. «Al negarme a contestar con detalles y al rechazar la oferta de abandonar por completo al padre de mi segunda hija, el resultado fue expulsarme. Yo no había demostrado estar arrepentida».

Una de las acusaciones habituales que se hacen a los Testigos es su rotundidad a la hora de cortar los lazos humanos y familiares con los parientes expulsados o castigados.

«Perdí todo. Perdí a mi familia, todos ellos me dejaron de hablar. Como vivía con mis padres, me hablaban sólo lo imprescindible. Mis amigos, que me habían visto crecer, cruzaban al otro lado de la calle para no saludarme».

Diez años de soledad… y la oferta de los mormones

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Durante diez años, fuera de los Testigos, Laura intentó buscar una comunidad en la que poder relacionarse con Dios. Fueron diez años de soledad y tristeza.

«Intenté buscar a Dios en una iglesia evangélica a la que me invitaron, pero no me fue muy bien con los espectáculos que veía, de “milagros” a diestra y siniestra, con un Dios que proclamaba prosperidad en mi vida si yo daba el diezmo. Aún peor me iba con las personas que se dedicaban a “hablar en lenguas”, aunque no pudieran comunicar su mensaje a nadie más, como si pasó en Pentecostés».

Pasados esos diez años volvió a los Testigos, «lo único que de verdad conocía». Le daban ayuda, pero era una ayuda condicionada. «De inmediato llegó su presión para que yo predicara y convirtiera a muchos vecinos. Y por mi vida en esos 10 años me seguían juzgando».

Unos clásicos misioneros mormones

«De casualidad empecé a hablar con unos mormones. Ellos, con la misma Biblia, me señalaban que los Testigos de Jehová estaban equivocados, mientras que ellos sí tenían la verdad. El amor que reflejaban entre ellos, la unidad de sus familias… eso era algo que siempre había deseado. Sin pensarlo mucho puse mi renuncia a los Testigos de Jehová y me bauticé con los mormones. Ellos no son tan estrictos para bautizar personas: con que se tenga un conocimiento básico y el deseo de hacerlo es suficiente», señala.

Las iglesias cristianas (católicos, ortodoxos o protestantes) tampoco reconocen validez alguna al bautismo mormón.

Los mormones siempre piden al neófito que lea el Libro de Mormón, que para ellos complementa a la Biblia y tiene prioridad sobre ella, y que pregunte a Dios, en oración, si es verdad lo que se cuenta en él. Cualquier sensación en oración se interpretará como una «confirmación» de Dios.

«Recuerdo cuando me presentaron el Libro de Mormón y me dijeron: “debes leerlo y preguntarle a Dios en oración si este libro es verdadero, Él te contestará”. Así lo hice. La felicidad y la paz que sentía eran mi “confirmación” de que era un libro inspirado por Dios. No pensé entonces que mi corazón estaba tan sediento de amor, que lo que ellos me mostraban era lo que yo anhelaba».

Ni Testigos ni mormones

«Mi familia de nuevo me dejó de hablar. Yo había hecho lo imperdonable: había renunciado a ser Testigo de Jehová, ¡me había convertido en una apóstata! Fui realmente repudiada por todos. Y aún es así, hasta el día de hoy».

 A Laura le gustaba leer el Libro de Mormón, lo leía rápido y lo estudiaba. «En seis meses yo sabía ya lo mismo o más que personas que habían estado en ello más de cinco años. Y, sin embargo, empecé a encontrar muchas incongruencias en los escritos e historias del Libro de Mormón. El libro llegó a parecerme un cuento de ficción».

Además, a medida que en Laura se despertaban preguntas y extrañezas, a medida que estudiaba más y más, se daba cuenta de que los mormones no eran capaces de responder sus dudas ni objeciones. «Nunca me fueron contestadas, por lo tanto, dejé de reunirme con ellos».

Tomó una opción individualista. «Ya mi fe había decaído, no quería ninguna religión.  Me parecía que todas las religiones interpretaban la Biblia como mejor les convenía para apoyar su doctrina. Dios y yo tendríamos en adelante sólo una relación personal. Yo le hablaría a Él y Él a mí. Nadie más se metería, nadie me juzgaría. Todos estaban en el error. Esa ‘verdad’ de la que tanto me hablaban desde que nací, en realidad, no existía».

Un anuncio en Facebook: «¿La Iglesia Católica es la Gran Ramera?»

Un día a Laura le llamó la atención un anuncio que alguien colocó en sus contactos de Facebook. El anuncio decía: «¿Somos los católicos idólatras? ¿Adoramos a María? ¿Es la Iglesia Católica la Gran Ramera del Apocalipsis? Sepa la verdad en nuestro curso».

Laura lo tenía claro. Las respuestas eran sí son idólatras, sí adoran a María, sí es la Gran Ramera. «Esas eran las preguntas que yo usaba en mi predicación cuando era Testigo de Jehová. Sabía de memoria esos temas».

Pero, claro, ahora ya no se fiaba mucho de lo que le habían enseñado.

«Me pareció lógico preguntar a un católico para ver qué es lo que cree un católico. Así que llamé al teléfono de contacto».

– ¿Aló?

-Hola, buenas… Yo estoy interesada en asistir al curso. Pero debo decirle que no soy católica y, bueno, tampoco pretendo serlo. ¿Puedo acudir?

– Sí, claro. Debes traer un cuaderno, un lápiz y una Biblia.

El primer día, el ponente empezó el curso así: «Hermanos y hermanas, si hay en este lugar alguien que no sea católico y no desea serlo, este es el momento de irse… ¡porque le garantizo que si termina el curso se hace católico

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Para Laura, que había estudiado la Biblia tantos años, le parecía un desafío, casi insultante.

«Yo, ahí sentada, con los ojos bien abiertos, no podía creer lo que escuchaba. Me dije: “¿Y este quién se cree? ¡Si yo sé más que cualquiera de los que está aquí sentado! Me voy a quedar y le voy a demostrar con su propia Biblia lo equivocado que está», decidió.

Los pasos de un curso de apologética

El curso era un curso de apologética católica, y estaba diseñado para responder a los interrogantes más frecuentes en personas de otros ambientes cristianos.

Primer tema: Antigua y Nueva Alianza.  «Me pareció interesante», dice Laura.

Segundo Tema: Sola Biblia, Sola Escritura… la doctrina que Lutero implantó, pero que no aparece en la Biblia. «Este tema me golpeó bajo: me hizo dudar de lo que yo creía», recuerda Laura.

Tercer Tema: El canon bíblico. ¿Quién decide cuáles son los libros de la Biblia? ¿Con qué autoridad? ¿Por qué la Biblia católica tiene 7 libros más que las protestantes? «Aquí ya tuve que ir a comprar una biblia católica», dice Laura.

Cuarto Tema: sobre las doctrinas protestantes de «Sola Fe» y «Una vez salvo, siempre salvo». Laura llegaba a casa, revisaba todo lo que se había comentado en clase, y sentía que todo lo que le mostraban en el curso tenía sentido.

Quinto Tema: La Iglesia del Pentecostés. «Era una Iglesia que no se parecía nada a las sectas en las que yo había estado».

Sexto Tema: La Iglesia de Jesucristo, ¿cuántas Iglesias fundo Jesús? Aquí Laura aceptó, sin duda, que la Iglesia que Cristo fundó fue la católica… y que ella llevaba equivocada toda la vida en este tema.

Séptimo Tema: San Pedro,  primer Papa. «En este tema lloré como nunca lo había hecho. Yo, sí, yo, había sido una de las que había perseguido a la verdadera Iglesia de Jesucristo. Sentí un arrepentimiento tan profundo… Era un amor por la Iglesia Católica que no pude aguantar más. Solicite que se me diera la catequesis necesaria para bautizarme y recibir mis sacramentos».

Bautizo y sacramentos católicos de iniciación de Laura en 2015

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En 2015 fue bautizada como católica. Pertenece a la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en Hatillo, aunque ella sirve a la Iglesia en el Ministerio de Apologética Católico Soy nacido en la Parroquia del Perpetuo Socorro.

«En resumen, lo que digo a los católicos es “instrúyanse en la fe, un católico instruido no será confundido”. La verdad sí existe y la ha tenido siempre la Iglesia Católica».

Ordination of 31 new priests of Opus Dei

Today (04/29/2017), Cardinal Cardinal Giuseppe Bertello, president of the Governorate of the Vatican City State has ordained 31 new priests of Opus Dei. The Prelate of Opus Dei, Monsignor Fernando Ocáriz, took part in the ceremony from the presbytery.

34301216566_a93d59e94eThe priests’ names are listed below. Among them, there are 10 Spaniards, 2 from Portugal, 1 from Lebanon, 3 Italians, 2 Peruvians, 2 from the Philippines and 2 from Australia, and 1 each from Belgium, Canada, Colombia, Kenya, Guatemala, Venezuela, Chile, the United States and Poland.

Cardinal Bertello stressed that “this is an occasion of joy for the Church, and of gratitude towards the Lord”. The ceremony took place in the Basilica of St. Eugene, in Rome.

Cardinal Bertello reminded the candidates that, in order to fulfill his mission, “the priest must have the same relation with Jesus Christ that Christ Himself has with God the Father: be united to Christ, and remember that, without Him, nothing is possible”.

All your ministry will come together in the service of the Word of God, Jesus Christ and his Gospel.

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He also added: Dear candidates, about to be ordained. In a few moments, you will be transformed into Christ. You will be their living instruments, as if you disappeared so that He may act through you. From now on, the Mass will be the central point of your day.

Always and everywhere, you are called to build Opus Dei, the Work of God.

The new priests had received the ordination as deacons six months ago, from Msgr. Javier Echevarría, Prelate of Opus Dei, who passed away on December 12

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Alejandro Pardo Fernández (Spain)
Etienne Montero Redondo (Belgium)
Andrés Echevarría Escribens (Peru)
Giovanni Manfrini (Italy)
Erwin See (Philippines)
Álvaro Ruiz Antón (Spain)
Javier Ruiz Antón (Spain)
Rafael Peró Baig (Lebanon)
Salvador Rego Bárcena (Canada)
Carlos Aníbal Valencia Ospina (Colombia)
Diogo da Cunha e Lorena de Brito (Portugal)
Francisco José Chapa Sancho (Spain)
Luigi Vassallo (Italy)
Pablo Rojo Mardones (Spain)
Martin Mundia Gikonyo (Kenya)
Álvaro René Villamar Rosales (Guatemala)
Álvaro Javier Mira García (Spain)
Alexander Vaz Serrano (Spain)
Santiago Callejo Goena (Spain)
Joseph Frederick Keefe (United States)
Daniele Guasconi (Italy)
Francisco Javier Bordonaba Leiva (Spain)
Phillip Joseph Elias (Australia)
John Paul Watson (Australia)
Rafael Alejandro Quintero Pérez (Venezuela)
António Maria Braga Dias Alves Mendes (Portugal)
Benjamín Goldenberg Ibáñez (Chile)
Gerard Jiménez Clopés (Spain)
Dante Parado Estepa Jr. (Philippines)
Adam Andrzej Sołomiewicz (Poland)
Ricardo Guillermo Bazán Mogollón (Peru)

Modelo homosexual ateo se convirtió a Cristo

Gracias a la “religiosa-pirata”

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El testimonio de la Madre Angélica tocó el corazón y la mente de Paul, que hoy abraza la castidad y en ella se realiza

El modelo norteamericano Paul Darrow, contratado de una de las agencias más importantes del mundo, tenía una carrera internacional de éxito que le garantizaba gran comodidad económica y una vida de placeres y futilidades.

Homosexual, él compartía con su compañero, Jeff, una residencia privilegiada en San Francisco, California, y llevaba una vida de clubes nocturnos, gimnasio y saunas frecuentados por otros homosexuales.

Un buen día, sin embargo, una sorpresa casi bizarra: aparece en la pantalla de televisión una religiosa con un parche en el ojo.

“¡Es una religiosa pirata! Limpien la cubierta”, gritó él a carcajadas.

La religiosa de quien se burlaba era muy famosa y querida en Estados Unidos: se trataba de la admirable Madre Angélica, religiosa clarisa que fundó el primer gran canal de televisión abiertamente católico del mundo, la red EWTN (Eternal Word Television Network, es decir, Canal de Televisión Palabra Eterna ). En esa ocasión, ella había pasado por un AVC y le había quedado una leve deformación facial, lo que la obligaba a usar aquella extraña protección sobre uno de los ojos.

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La Madre Angélica falleció el Domingo de Pascua de 2016, a los 92 años de edad

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Más información en el artículo Descanse en paz, ¡Madre Angélica!

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A pesar de la explosión inicial de risa, Paul no cambió de canal: él observó, conforme su propio testimonio, que aquella religiosa hacía “comentarios inteligentes, verdaderos, honestos” sobre Dios, la felicidad y el sentido de la vida.

A partir de ese día, el hasta entonces ateo convencido se volvió telespectador fiel de la Madre Angélica y, algún tiempo después, esa apertura al mensaje transmitido por la religiosa lo llevó a abrazar a Jesucristo como nuevo miembro de la Iglesia católica.

Paul ahora da testimonio de su conversión. Entre otras iniciativas, participa en la película Desire of the Everlasting Hills junto a Rilene y Dan, otros dos católicos que hoy viven la gracia de la castidad. Los tres sienten atracción por personas de su mismo sexo, pero, al optar por el camino de la fe, renunciaron al “camino largo” de los placeres carnales y están descubriendo la riqueza de los valores trascendentes que superan en mucho la fugacidad de los atractivos mundanos.

El de ellos no es un mensaje que agrade al mundo relativista y hedonista en que vivimos, bombardeado de incentivos a una existencia meramente física, material, inmediata y egocéntrica. Muy al contrario, es el mensaje de que existen riquezas más elevadas, capaces de devolvernos la plenitud que las cosas del mundo sólo nos quitan.

El documental, que dura una hora, está disponible con subtítulos en español en la página Everlasting Hills. ¡Vale la pena echarle un vistazo!

Sobreviví a un atropello…

¿para ser sacerdote?

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«No se preocupen, su hijo saldrá de esta», aseguró un desconocido a mis padres

Yo no lo recuerdo, pero mis padres me lo han contado: cuando tenía 18 meses, mi padre, por accidente, me atropelló. Su coche me pasó por encima. En el hospital, los médicos no daban esperanzas de vida. “Este ya está en manos de Dios –les decían-. Humanamente hemos hecho lo que hemos podido pero tan pequeño sufrir un accidente tan grave… es probable que no salga”.

Mis padres estaban destrozados. Entonces se les acercó un chico joven vestido de una manera convencional: “Les veo agobiados, ¿qué ha pasado?”, les preguntó. Después de escuchar lo ocurrido, afirmó: “No se preocupen, su hijo saldrá de esta”. Ellos quedaron impresionados.

Pasaron los días. Mis padres rezaban en la capilla del hospital, le pedían al Señor que se hiciera su voluntad y que les diera fuerzas.

Milagrosamente me recuperé, no me sucedió nada malo. El día que salían del hospital, mis padres volvieron a encontrarse con ese chico, le mostraron al bebé sano, le dieron las gracias y le preguntaron quién era.

“Soy sacerdote –dijo-. Estoy aquí porque mi madre está ingresada en el hospital y he estado rezando por vosotros; tuve la corazonada, no sé por qué, de que vuestro hijo se recuperaría”…

Yo siempre he pensado que Jesucristo me ha elegido para la misión de ser sacerdote. Desde pequeño he sentido un poco esa llamada…

Por eso me estoy preparando para ello en el seminario de la diócesis española de Urgel, ahora estoy en tercer curso y me quedan aproximadamente otros tres años más de discernimiento. Pero esto no depende solo de mí, sino de la Iglesia que como una madre nos va guiando y ve lo que es mejor para sus hijos.

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Mi historia empieza hace 24 años en la localidad murciana de Yecla (España) en una familia cristiana. Mis padres, pertenecientes al movimiento católico de Cursillos de Cristiandad, siempre nos transmitieron la fe: rezábamos en familia antes de irnos a dormir, íbamos a misa los sábados por la noche o los domingos, nos llevaban a reuniones formativas semanales a mí y a mis dos hermanas y también vivíamos con mucho fervor la Semana Santa, vinculados a las cofradías y hermandades de nuestra ciudad.

Pero llegó un momento en que ya no podía vivir sólo con la fe de mis padres. Cuando tenía unos 14 años entré a formar parte del Camino Neocatecumenal, donde pude tener una experiencia personal de Jesucristo.

Me fui de misión a Bélgica, en un equipo itinerante de este itinerario eclesial iniciado por Kiko Argüello que actualmente siguen miles de personas alrededor del mundo. Y después de dos años vi cómo se reafirmaba mi llamada vocacional a ser sacerdote.

Cuando ya estaba con los preparativos para entrar en el seminario, un verano, participé en un voluntariado con personas deficientes en Lérida, donde conocí al arzobispo Joan-Enric Vives y al sacerdote Ignasi Navarri, responsable de la pastoral vocacional de la diócesis de Urgel.

Hablé con ellos, les conté mi experiencia y mi proyecto de entrar al seminario y me abrieron las puertas de la diócesis de Urgel. ¡Y acepté, dije que sí!

Sí, es bastante complicado que un chico joven quiera entregar su vida al servicio de la Iglesia, de la evangelización, del Señor… Hay un gran laicismo en nuestra sociedad, pero también es cierto que la gente busca espiritualidad, busca a Dios, a veces en sitios equivocados como el tarot o algunas prácticas New Age.

Pero yo no he tenido muchos problemas para entrar en el seminario porque mis padres lo han aceptado muy bien, para ellos es una gran alegría. Y mis amigos también siempre lo han aceptado, tanto creyentes como no creyentes.

Los problemas son sobre todo de tipo interno: principalmente el pecado, que paraliza y obstaculiza el seguimiento de Jesús, y el miedo, a negarme a mí mismo, a morir.

Mi camino a veces lo comparo con un pasaje del Evangelio en el que los apóstoles van en la barca que tiene que cruzar de una orilla a la otra y se forma una tormenta. Ellos tienen miedo y cuando ven a Jesús caminando sobre las olas, que les dice que no tengan miedo, piensan que es un fantasma.

Pedro, animado por Jesús, se pone a caminar sobre el agua hacia Él, pero por su falta de fe se hunde, hasta que Jesús le ayuda. Muchas veces me veo reflejado en la figura de Pedro, caminando hacia Él sin fe y sin esperanza; me hundo y Él me coge de la mano y me saca del abismo.

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Cuando pienso en cómo será ser sacerdote, me imagino que será bastante difícil porque la Europa de hoy es bastante hostil a la fe, a Jesucristo. La gente ha dejado de creer en Dios.

Por eso sería muy importante volver al primer anuncio y al cristianismo primitivo, y más que explicar teorías o filosofía, transmitir la experiencia de Cristo en la propia vida. Es una misión en que tanto a sacerdotes como a laicos comprometidos nos tocará sufrir.

Pero Dios también nos dará la fuerza y el don de la palabra para poder reevangelizar otra vez Europa y nuestro país. ¡Anunciar a Jesucristo es apasionante, una misión impresionante!

Claro que voy a dejar cosas fuera de mi vida, sobre todo formar una familia, pero esa es otra vocación a la que creo que no estoy llamado. Y ahora, por ejemplo, Dios me está dando la gracia de que estar lejos de casa –sólo voy 3 veces al año-, no sea un sufrimiento muy grande, aunque les eche de menos.

Una de las cosas que  más me gusta del sacerdocio es poder perdonar los pecados a las personas en nombre del Señor. Por eso le tengo especial devoción al Padre Pío. Él es el icono de los confesores. Sufrió mucho… Siempre me ha atraído mucho su vida y su forma de vivir el sacerdocio.

Y también san Juan Pablo II, que para mí, como joven y seminarista, es un referente brutal. Si alguien ha experimentado el sufrimiento en este mundo, ha sido Juan Pablo II: se quedó solo, llegar hasta donde llegó fue una cosa espectacular por su fuerza, su manera clara de hablar, sin miedo y siempre anunciando la verdad, que es Jesucristo.

Para mí esto es importantísimo: tenemos que decir la verdad, las cosas como son, aunque a veces pueda no gustar; la misión de la Iglesia es iluminar al mundo, guste o no. Tenemos que vivir según el Espíritu de Jesucristo, no el del mundo.

A veces tendríamos que ser más valientes para decir la verdad, para anunciar a Jesucristo sin miedo. Por eso, si Dios quiere que me ordenen sacerdote, pondré en el recordatorio de esa celebración el fragmento del Evangelio que dice “Vosotros sois la sal del mundo”.

Por Martín Candela 

La asombrosa historia de Pablo el yihadista arrepentido

Ha recibido el bautismo después de encontrarse en Europa con las iglesias de sus pesadillas

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Desde su infancia decidió recorrer el camino del yihad  [la guerra santa] por el islam. Ha sido juez de la Sharia del ejército extremista islámico de al-Fath, miembro de las organizaciones terroristas al Qaeda y Estado Islámico y comandante del brazo militar del Frente de al Nusra. Pero ahora Hassan Abu Hamza se ha arrepentido y se ha convertido al cristianismo.

Al recibir el bautismo ha escogido el nombre de Pablo, en memoria de un santo, como él, de origen sirio y feroz perseguidor de cristianos. Su historia, de la que se hace eco AsiaNews, pasa por unos inquietantes sueños que asegura que se hicieron realidad.

A los 19 años se convirtió en uno de los fundadores de al Qaeda en Irak. Volvió a Siria fue arrestado en dos ocasiones por sus actividades terroristas. Cuenta que en la cárcel le atormentaban siempre los mismos sueños: “Me hallaba en medio de una iglesia vacía frente al crucifijo, estaba convencido de que era obra del demonio que estaba tentándome”.

Más tarde se convirtió en juez del Califato en el tribunal islámico de la Sharia durante la revolución siria. Las circunstancias de la guerra lo llevaron hasta Estambul, en Turquía, donde empezó a dudar de que Alá fuera el Dios de la sangre. Pasó entonces un periodo de gnosticismo.

Con el flujo de refugiados pasó por Austria, donde vislumbró una iglesia en una colina que le pareció el exterior de la iglesia de sus “pesadillas” en prisión. Finalmente llegó a su destino: Alemania. En un campo de refugiados en Hannover, se dirigió “por primera vez en mi vida” a una iglesia. El interior del templo y el crucifijo eran, según Pablo, los mismos que veía en sus sueños cuando estaba en la cárcel.

“La ternura del Señor y de Jesucristo me ha dado hermanos de fe con mensajes claros”, asegura. Su asombrosa historia está suscitando polémica en las redes sociales en los últimos días, algunos recelan de sus intenciones, pero él no ha dudado en ofrecer su testimonio públicamente, a pesar del mortal riesgo que conlleva.

Retos actuales

Por beckyreynaud

Diagnosticar lo que pasa en la época actual no es difícil. Lo difícil es la terapéutica. Un grupo de señoras pensantes estaban analizando este tema y varias coincidieron en que hay –para empezar- que querer a la gente de corazón. El cariño muchas veces lleva a descubrir que Dios nos ama. La pregunta es cómo contribuir a evangelizar una cultura donde abunda la increencia y la indiferencia. El diálogo con esas personas puede venir facilitado por el sufrimiento y otras situaciones en que se plantean los grandes temas de la existencia.

Hay que descubrirles a los jóvenes y adultos que la verdad es necesaria y atractiva, y que nuestra inteligencia la busca, y la consecuencia de encontrarla es que nos hace más felices y más libres. Afirma el Papa Ratzinger: “Con el amor, la verdad y la amabilidad que vienen de Dios, el hombre se vuelve puro, y amor, verdad y amabilidad se encuentran en la Palabra de Dios y nos libera de la desmemoria de un mundo que no piensa más en Dios (…). ¿No viene del exterior la suciedad que nos ataca? Podemos responder con la limpieza de vida a las enfermedades y a las epidemias que nos amenazan”. Pero eso no basta porque tenemos la “epidemia del corazón”, una epidemia interior que lleva a la corrupción y a otras cosas sucias, y el hombre piensa sólo en él mismo. La “limpieza interior” tiene tanta importancia como la religión. En otro pasaje el Señor dice a los suyos: “Ustedes son puros gracias a la palabra que les he anunciado”. Llegamos a ser puros por medio de la Palabra. La Palabra de Dios vale mucho más que las palabras, porque a través de ella encontramos a Dios mismo. Encontramos la Palabra también en los que reflejan a Dios, que nos muestran Su cara y Su sencillez, ternura y sinceridad”. (Encuentro del Schülerkreis en el Campo Santo Teutónico, Vaticano, 30 de agosto de 2015).

En otro momento dijo: “Sólo si la verdad y el amor están de acuerdo, el hombre puede ser feliz. Sólo la verdad nos hace libres”.

Junto a la necesidad de la vida espiritual se advierte la urgencia de enseñar a pensar; es decir, formar la capacidad para ver críticamente las propuestas de la cultura dominante. “Se puede pensar con toda razón que el porvenir de la humanidad está en manos de quienes sepan dar a las generaciones venideras razones para vivir y razones para esperar” (Gaudium et spes, 31).

Y al tercer día resucitó

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En la historia del mundo, dice Fulton Sheen,  sólo se ha dado una vez el caso de que delante de la entrada de una tumba se apostara una guardia para evitar que un hombre muerto resucitara. Sabían que estaba muerto, decían que no resucitaría y, sin embargo, vigilaban. El que los judíos pidieran una guardia hasta el “tercer día” indicaba que pensaban más en las palabras que había dicho Cristo que en el temor que pudieran sentir de que los apóstoles robaran el cuerpo. Pilato se cerciora de que Cristo ha muerto; no se sometería a usar los soldados del César para custodiar una tumba judía; por tanto, les dice: Tenéis una guardia; id, y guardadlo como sabéis[1].

Querían la Guardia para prevenir la violencia, el sello era para prevenir el fraude. Debería de haber un sello y una guardia, y los enemigos serían quienes se encargaran de ello. Los certificados de su muerte y resurrección serían por tanto firmados por ellos. Ellos, pues, fueron y sellando la piedra, aseguraron el sepulcro por medio de la guardia[2]. Lo más asombroso de este espectáculo es que los enemigos de Cristo esperan la resurrección como posibilidad; más no así sus amigos[3].

Cuando los soldados ven el sepulcro vacío, se lo dicen a los príncipes de los sacerdotes; éstos les aconsejan decir que el cuerpo de Cristo fue lo robado por los discípulos, y que ellos no lo impidieron porque estaban dormidos (y sin embargo –según esto-, habían estado lo suficientemente despiertos para ver a los ladrones y saber que se trataba de los discípulos). Si todos los soldados dormían, nunca pudieron ver a los ladrones; si algunos de ellos estaban despiertos, podían haber impedido el hurto. San Mateo se refiere a la calumnia del robo del cadáver (Mt 28, 11-15), y San Agustín comenta: “¿Qué has dicho Oh astucia siniestra?… ¿Presentáis testigos dormidos? Verdaderamente dormiste tú que, inventando tales patrañas, desfalleciste”[4].

No es posible que unos pocos discípulos, temerosos intentaran robar el cuerpo del Maestro de un sepulcro cerrado con una gran piedra, sellado oficialmente y custodiado por soldados. Además, de momento, para los discípulos, la vida del Maestro había resultado una derrota. El sanedrín creyó antes que los apóstoles en la resurrección del Señor. Había comprado el beso de Judas y ahora esperaba poder comprar el silencio de los guardas[5].

Al acercarse las mujeres vieron que aquella piedra, a pesar de ser tan grande, había sido removida. Pero no llegaron a la conclusión de que Cristo había resucitado. Vieron a un ángel y reciben de él el encargo de ir a Pedro para decirle que Cristo había resucitado. Llenos de emoción Pedro y Juan corren al sepulcro. Vieron los lienzos y que el cuerpo no estaba. Tenían los hechos y la prueba de la resurrección, pero no comprendían todo su significado.

La primera aparición registrada fue a María Magdalena, quien no le reconoció, lo confundió con el hortelano. Lo reconoce cuando Él le dice: “¡María!”. Aquella palabra la sorprendió más que si acabara de oír un trueno. Jesús llama a sus ovejas por su nombre.

Habían esperado un Salvador de Israel, pero no esperaban al mismo tiempo un Salvador de los gentiles. En muchas ocasiones debieron oír a Jesús hablar de su muerte y resurrección, pero la derrota era incompatible con la idea que tenían del Mesías. No podían creer en la locura de la Cruz. De allí que se negaran a considerar la evidencia de lo que les habían contado las mujeres.

Los evangelios no narran directamente la resurrección del Señor, sino el descubrimiento de la tumba vacía y las apariciones. Un ángel anuncia que Jesús no estaba ya allí sino que había resucitado. Jesucristo es un misterio de redención, de reconciliación de los hombres con Dios (cf. nn. 457 y 517); es un misterio de revelación pues es, a un tiempo, el rostro de Dios y el modelo del hombre (nn. 459 y 516), y es finalmente un misterio de recapitulación ya que su acción abarca desde Adán hasta el último hombre.

Más adelante Cristo se les aparece, estando los discípulos con las puertas cerradas. Con las llagas de Cristo no se trataba de recordar la crueldad de los humanos, sino más bien que la redención se había obrado con dolores y sufrimiento. Si hubieran desaparecido las llagas, los hombres podrían llegar a olvidar que fueron rescatados con el mayor dolor visto.

Jesús les dijo: “Se me ha dado toda potestad en el cielo y sobre la tierra” (Mt 28,18). No se refiere aquí a sí mismo como Hijo de Dios, puesto que tal potestad le pertenecía ya por naturaleza, sino de un poder que había merecido por su Pasión y muerte y que fue predicho por el profeta Daniel, quien en una visión vio al Hijo del hombre con poder y gloria eternos.

Dice un poema: “No hay falsos dioses, libres de dolor y sufrimiento, que fueran capaces de consolarnos en estos días”… “No hay dios alguno que tenga heridas, ninguno más que Tú” (Edward Shillito)[6].

[1] Mateo 27, 65.

[2] Mateo 27, 66.

[3] Fulton Sheen, Vida de Cristo, p. 446-447.

[4] San Agustín, Enarr.  in Ps. 63, 15.

[5] Fulton Sheen, Vida de Cristo, p. 456.

[6] James Dalton Morrison (compilador), Materpieces of Religion Verse, Harper & Brothers.