Un bebe necesita familia urgente, ¿nos ayudas?

Un desgarrador relato sobre el miedo pero a la vez ilusión y esperanza de ofrecerse como familia de acogida temporal

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Suena el teléfono

Cuando descuelgas el teléfono y oímos al otro lado la voz de un técnico de menores y nos dice.

– Buenos días os llamamos para deciros que tenemos una urgencia de un bebe que necesita familia urgente, ¿cómo estáis, estáis en casa?

En ese momento empiezan las pulsaciones a subir, la cabeza a dar vueltas y una sensación de vértigo que no he sentido más que en ocasiones como esta. Es la misma ansiedad siempre, da igual si es el primero o el décimo, y siempre acabo pensando, ¿seré capaz?  ¿se sentirá bien conmigo? Miedos ante la responsabilidad de cuidar a una personita a la que aún no conozco, no sabemos apenas nada todavía, su sexo, edad y que llega en un par de horas, tiempo justo para preparar lo imprescindible de momento. Doy vueltas por la casa como una loca y tardo el doble de tiempo en hacer cuna, esterilizar biberones, sacar ropa, imposible centrarme, buffff que nervios, que ilusión, vuelvo a mirar por la ventana por si llegan ya.

En casa ya he comunicado al resto de la familia la decisión, no hace falta consultar, siempre dicen si, y los nervios se multiplican por 6 que somos, preguntas y más preguntas que aún no les puedo responder, seguro que hoy no se entretienen al salir de clase. Impacientes por conocer al nuevo miembro de la familia no vienen solos, ya han comentado con amigos, tenemos otro bebe y claro acuden también a verle, todos con cara de bobos, maravillosos bobos que se mueren por cogerle, sin duda vendrán a casa con más frecuencia.

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Ya llega, no sé qué decir al abrir la puerta, estoy hecha un flan, menos mal que los técnicos y nosotros ya llevamos mucho recorrido y nos conocemos muy bien.

Hoy todo lo demás deja de importar el protagonista es el pequeño.

Una vez que ya está en casa y nos han contado su pequeña y corta historia (no por eso menos importante) nos centramos en su cuidado, mimándole y dándole lo mejor de todos y cada uno de nosotros. Él nos lo devuelve con creces día a día y así van pasando las semanas y los meses, va creciendo lleno de mimos y cuidados y nosotros felices de verle tan bien.

Felices y satisfechos de tenerle a la vez que preguntamos al técnico que hay de lo suyo, le adoramos y por eso no queremos que su estancia en casa, se prolongue demasiado. Difícil de entender, lo sé.

Suena el teléfono y al otro lado esta su técnico para decirnos que ha llegado la hora de que el peque se marche, esta vez también se me alteran todas las constantes, alegría/tristeza, ansiedad por saber con quién y donde, preocupación, mil cosas y sensaciones difícil de trasladar al papel. Lo comento con el resto de la familia y todos tenemos la misma maraña de emociones. Hay que preparar su maleta.

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Una maleta que empezamos a llenar desde el primer día con la ropita que traía, donde hemos ido guardando cada cosa suya a la vez que nuestro anhelo y el recuerdo de que ha de marcharse, ahí va su chupete, su peluche, su mantita, su música preferida muchas fotos y un millón de besos y deseos de que sea muy feliz. Una carta escrita por todos donde le damos las gracias por los meses compartidos y disfrutados con él, y van pasando los pocos días con esa pena que da el descuento de horas.

Nos distraemos ideando historias de donde vivirá, como será su familia, como estarán viviendo esta espera e inevitablemente me concilio con su madre aun sin conocerla, vamos a compartir durante pocos minutos un momento especial

Llego el día y hay que llegar puntuales, SONRIENTES, CON BUENA CARA nos están esperando los nuevos papas y la técnica. El pequeño va súper guapo, le compramos un traje especial para la ocasión, no todos los días conoce uno a sus padres y queremos causar la mejor de las impresiones. Ya subimos por el ascensor, no me sostienen las piernas y mentalmente voy diciendo… tranquila, tranquila hay que hacer esto muy bien disimula y sonríe, relájate.

Sale el técnico y nos hace pasar a una sala donde hay una pareja aún más nerviosa e histérica que yo, son los papas, besos abrazos y por fin les dejo al pequeño en sus brazos. Qué momento más increíble.

Puedo asegurar que es un momento maravilloso poner al nene en los brazos de sus padres, sentir que va a estar bien y que va a tener su familia y su espacio definitivo, que será un niño mimado, tendrá todos los sobre cuidados de un niño muy deseado.

Todo un subidón en ese momento de final feliz de cuento.

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Les damos un beso y nos despedimos, ya no tenemos nada más que hacer en esa reunión, nuestro momento ya paso y ahora es el espacio para sus nuevos papas, seguro que sabremos de el a través de fotos o llamadas de teléfono.

A nosotros nos toca pasar nuestro duelo y echarle de menos, claro, con la grata sensación que le hemos dejado con su familia y no notara ninguna falta de cariño ni cuidado, felices y tranquilos descansaremos un tiempo hasta que vuelva a sonar el teléfono.

Somos acogedores de urgencia y así lo vivimos felices y agradecidos a cada uno de los pequeños que han pasado por casa.

Un grupo de familias españolas, Asociación de Familias de Acogida de España (FADES)  han comenzado un proyecto de apoyo y difusión del acogimiento familiar. Con el lema “mi derecho a tener familia” quieren difundir el acogimiento familiar y sensibilizar de la importancia del derecho a que un bebé sea acogido en una familia y no en un orfanato, mientras espera a ser adoptado.

En su página web muestran este relato desgarrador.  Esto es lo que ocurre cuando reciben la llamada pidiendo la acogida de un menor. Los miedos, la ilusión, la esperanza…todo lo que viven queda mostrado en este precioso testimonio que publicamos con su permiso expreso.

Para contactar con FADES, entrar aquí: www.fadesonline.org

¿Cómo sentirte siempre como un recién casado?

Propuestas para renovar las promesas matrimoniales mensualmente

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Muchos matrimonios renuevan sus promesas matrimoniales al celebrar sus “bodas de plata” o de “oro”. Pero no hace falta esperar a cumplir 25 ó 50 años juntos para recordar qué nos llevó a casarnos, qué prometimos aquel día y recordar que desde ese momento Dios nos unió para siempre.

Basta con marcar en nuestro calendario, cada mes, el día que nos casamos y preparar con entusiasmo una celebración íntima. Si tienen hijos, es la excusa perfecta para reservar un rato para ustedes solos, un tiempo para hablar y celebrar cada mes cumplido.

Y si están pasando por algún problema en su relación, aún tiene más sentido intentar poner ilusión en una celebración mensual, que les puede ayudar a rescatar el ímpetu con el que de novios se dirigían al matrimonio.

– ¿Puede haber mejor celebración que ir a misa juntos y solos ese día? Eso les hará recordar el momento en el que se casaron sin los nervios que aquel día les invadían. Volver a centrarse en cada paso de la liturgia hará que la actualicen en su interior, haciendo revivir también la ilusión de la boda. Si pueden acudir a la misma parroquia donde se casaron, están de alguna manera reforzando el vínculo que les une y que tuvo lugar el día de su enlace.

– ¿Qué tal si al menos ese día tienen muy presentes las lecturas que escogieron para el enlace? Lo escogieran o no, es muy oportuno volver a leer el “Himno a la Caridad” (1 Cor13) y repasar juntos si con su predisposición, acciones y actitud se ven reflejado en él:

El amor es paciente,
es servicial;
el amor no tiene envidia,
no hace alarde,
no es arrogante,
no obra con dureza,
no busca su propio interés,
no se irrita,
no lleva cuentas del mal,
no se alegra de la injusticia,
sino que goza con la verdad.
Todo lo disculpa,
todo lo cree,
todo lo espera,
todo lo soporta…

– Dar gracias a Dios por los años juntos. El día de su boda no podían imaginar el proyecto familiar con el que Dios les sorprendería. Es bueno que recen juntos dando gracias por su familia (por cada uno de sus hijos si los tienen) y pedirle que siga manteniendo su unión enraizada en Cristo.

– ¿Cuántas veces has vuelto a mirar con detenimiento tu anillo de casado en estos años? ¿Te has parado de nuevo a pensar que lo que significa para ti, para tu esposo/a y para los demás? Intenta tenerlo presente ese día para que al verlo en tu mano, te acuerdes de la persona con la que te casaste y en ese momento reces por él o ella.

– Una nueva noche de bodas. Preparen un encuentro único y especial para ese día. Como recuerda el Papa Francisco en Amoris laetitia, la sexualidad “es un lenguaje interpersonal donde el otro es tomado en serio, con su sagrado e inviolable valor” (cfr. n.151).

– Rescaten aquellos detalles del noviazgo como escribir una carta o un poema. Si su nivel de creatividad es escaso o está oxidado, basta con copiar uno que defina lo que queremos transmitir. El Papa citó estos versos de Mario Benedetti en Amoris laetitia, ” (cfr. n.204) que quedarán muy bien con su propia letra:

Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
.

Si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
.

– Y por último, cuando haya pasado el día, preparen con ilusión la celebración del mes siguiente. Se casaron un día concreto, pero afianzarse en su proyecto juntos hace que la fuerza del sacramento sea constante, permanente, diaria. Sean conscientes de esto al menos una vez al mes.

Los celos en la estabilidad matrimonial

celosSon muy variadas las consecuencias que pueden derivarse de los celos en las parejas, algunas de las cuales son psicopatológicas y otras no. Entre estas últimas se encuentran la indignación y la ofensa; entre las primeras la cólera y el daño, la alienación y la pérdida.

Kierkegaard describe entre las principales consecuencias de los celos las tres siguientes: el duelo, la indignación y el miedo, según que su intensidad sea mayor o menor. El miedo se dirige aquí a objetivos muy concretos siendo, en consecuencia, no un miedo vago y abstracto, sino más bien un miedo sintomático: miedo a perder el afecto, a ser desposeído del prestigio y la consideración que hasta entonces se tenían, a perder el control social que se había alcanzado, etc.

Freud, por su parte, menciona el dolor, el odio y la pérdida de la autoestima, entre las consecuencias de los celos. Algunos autores han subrayado otras manifestaciones de tipo agresivo como la irritabilidad y la hostilidad, que suelen presentarse con una intensidad inusitada y desproporcionada en aquellos cónyuges, en los que la pérdida del autocontrol resulta demasiado fácil.

Las anteriores manifestaciones pudieran estar potencialmente relacionadas con otros trastornos psicopatológicos mayores (como trastornos de la personalidad, obsesiones, crisis epilépticas, ideas delirantes, etc.), por lo que constituyen un signo de alerta que reclama una exploración psicopatológica del cónyuge celoso, más atenta y cuidadosa.

La frialdad, el distanciamiento y la susceptibilidad son malos compañeros del comportamiento celoso porque, como aves de mal agüero, presagian una evolución más patológica y complicada acerca del futuro de la pareja.

En cambio, la aparición en el cónyuge de actitudes propias de quienes se hacen las víctimas -algunos se muestran como si fueran expertos lectores de los tratados de victimología- nos desvela la probabilidad de estar ante una personalidad histriónica, necesitada, manipuladora y dependiente de afecto.

El comportamiento ansioso suele ser una de las consecuencias más frecuentes del comportamiento celoso. La dependencia afectiva, al mismo tiempo que la hostilidad, constituyen un excelente caldo de cultivo donde la ansiedad puede crecer sin ninguna limitación. Esta ansiedad puede luego transformarse y sufrir todo tipo de metamorfosis, en función de cual sea la naturaleza psicobiológica del cónyuge, su contexto social y familiar, etc.

Como consecuencia de los celos pueden aparecer también variados trastornos psicosomáticos como la taquicardia u otros, que son consecuencia de la descarga de adrenalina que es la reacción de hostilidad, arcaica y automatizada, con que el organismo responde ante la amenaza de los celos. Esta reacción puede atemperarse e incluso extinguirse, en la medida que esas experiencias de los celos son asumidas, despreciadas o resueltas.

En otras personas, ese modo de reaccionar se organiza y cronifica dando lugar a un patrón de comportamiento agresivo que -consciente o inconscientemente, controlado o no- puede llegar a caracterizar el talante de uno de los cónyuges. A veces la hostilidad se hace manifiesta y estalla en ataques de agresividad dirigidos contra la persona de quien se siente celos. Cuando estos ataques se enmascaran aparecen los “accidentes”, que imprevisiblemente puede acontecerle al cónyuge envidiado.

Los sentimientos de culpa patológica es otra de las consecuencias que se derivan del comportamiento celoso. Las autoacusaciones pueden tener un cierto fundamento y seguir al comportamiento hostil del cónyuge celoso. Pero si no se resuelven pronto, pueden llegar a generar sentimientos de inferioridad o confundir al esposo, quien enseguida resultará incapacitado para saber de qué es realmente culpable y de qué no.

Las autoacusaciones pueden terminar en un comportamiento autoagresivo muy violento, dirigiendo el cónyuge la hostilidad que tenía contra sí mismo mediante acciones autodestructivas (intentos suicidas). En otros casos, las autoacusaciones constituyen el primer núcleo sobre el que se asentarán los pensamientos obsesivos, las fobias y los actos rituales y compulsivos, es decir, todos esos elementos que enmarcan a la patología anancástica, cuyo pronóstico es tan incierto.

Aquilino Polaino-Lorente. Hacer familia

Recibe tu vitamina espiritual diaria en tu celular

El evangelio del día, el santo, el mensaje del Papa Francisco y una oración para alimentar tu espíritu

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¿Quieres recibir cada día en tu celular el evangelio, el santo, las palabras del Papa Francisco en Santa Marta y una oración? Descubre cómo:

Aleteia abre una lista de difusión en Whatsapp para que puedas recibir a diario cuatro “vitaminas espirituales”:

–       un link al evangelio de la misa del día

–       un link al santo más importante del día

–       un link a una oración

–       un link a las palabras del Papa Francisco en Santa Marta, o bien la audiencia o el ángelus de los domingos.

Es muy sencillo, y no te cuesta ningún dinero. Tampoco recibirás más de cuatro chats diarios, ni publicidad. La privacidad de tu número quedará totalmente a salvo, pues no entras en un grupo ni puedes ver los números de otras personas (ni nadie puede ver los tuyos).

¿Cómo hacer? Muy sencillo:

Paso 1. Añade este número entre tus contactos

Nombre: Aleteia

Número: +34673796575

Este número no acepta llamadas de voz, pues es una línea sólo de datos. No podrás, por tanto, ni hacerle llamadas ni recibirlas de él.

Paso 2: envía un chat con las palabras QUIERO ALETEIA 

Con este chat, entendemos que quieres unirte a la lista de difusión.

¡Apúntate y empieza a recibir en seguida la vitamina espiritual que necesitas para vivir cada día!

Los superpoderes de una familia numerosa

¡Acabemos con el mito de las supermamás! ¡Son los hijos los que la hacen a una grande!

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Son como flechas en manos de un guerrero, los hijos de la juventud (Sal 127, 4)

Si tienen muchos hijos, seguramente estén acostumbrados a las críticas procedentes de perfectos desconocidos: están locos, son irresponsables, les han hecho el lavado de cerebro, son borregos, son egoístas (!) y obviamente no tienen televisión (por cierto, qué pena que la manía de echarle la culpa a la TV no haya cambiado desde los 70… ¡ya inventaron internet y los smartphones, ¿saben?!).

Muchas personas quieren decirte qué equivocada estás al tener tantos hijos. Curiosamente, puede ser igualmente desagradable escuchar a personas que te quieren canonizar en seguida sólo porque has tenido más hijos que ellas. “¡Debes ser tan santa!”, dicen. “¡Debes ser tan paciente!”, “¡Debes ser tan organizada!”, “Debes tener tanto dinero!”

No. Den un vistazo a mi casa, miren dentro de mi automóvil, escuchen lo que digo en el confesionario, y sabrán que nada de esto es cierto. No soy “tan” nada. Soy solo una persona normal que, vaya casualidad, tiene siete hijos. De verdad.

Me pasa como a Spiderman: soy una persona muy normal, a la que le ha picado una araña… es la imagen que más se aproxima a lo que me pasa a mí: quita araña y pon confiar en Dios. Y añade una mesa grande y un sofá en el que quepamos todos.

Ultravisión: Si las madres lo ven todo – y es verdad – las madres de familia numerosa tenemos este talento superdesarrollado. ¿Cuál es el secreto? Como decía un psicólogo amigo nuestro, una familia numerosa es como entrenar al Mossad en casa: son muchos pares de ojos atentos unos a otros, interpelándose continuamente. Contemplar desde arriba este interminable juego de afecto/rivalidad/competición/ayuda mutua, este delicioso y agotador equilibrio inestable, te permite advertir enseguida cuando a uno de los actores le sucede algo anormal.

Dominio del espacio: Pensamos la casa – escasa casi siempre – no en dos, ¡sino en tres dimensiones! Cada metro cúbico es un lugar precioso con innumerables posibilidades, a menudo dos o tres al mismo tiempo. ¿Despacho-comedor-bandeja de plancha-mesa de reuniones y castillo para tres en una sola pieza? ¿Es posible que quepa todo esto en ese armario? ¿Cómo, en una cocina tan pequeña, cabe esa olla tan grande? La verdad es que son ellos, los niños, los que reinventan el espacio continuamente, y te obligan a improvisar y repensar la casa una y otra vez. Con ellos, la casa en sí se convierte en secundaria.

Supervelocidad: ¿saben la cantidad de cosas que se pueden hacer en diez minutos? De nuevo son ellos los que logran sacar de su madre ese talento insospechado. También ellos aprenden a ser rápidos y eficientes: el tiempo es oro, para ducharse, para comerse las galletas antes de que les pillen, para comer y poder elegir qué película vamos a ver en la sobremesa, para esconderse cuando hay que lavar los platos…

Superoído: Varios hablan a la vez, pisándose unos a otros. La música está puesta, la pequeña llora… ¿es posible mantener una conversación así? La capacidad de concentración se entrena, no se improvisa. Cuando llegas a una reunión donde varios desconocidos hablan a la vez, lo que hay es ruido. Cuando vives en una familia con muchas voces a las que conoces y quieres, lo que hay es una melodía con varios instrumentos. La pericia de los músicos, que consiguen concentrarse en su instrumento y al mismo tiempo seguir al director e integrarse en un conjunto, es lo que más se acerca a esta experiencia.

Supernegociador: ¿es posible negociar con todos y al mismo tiempo con cada uno? La ONU, familia de naciones, ganaría mucho con una secretaria mamá de familia numerosa. No puedes favorecer más a unos que a otros, sus necesidades son iguales y, al mismo tiempo, radicalmente distintas. Hay que combinar exigencias con gratificaciones, objetivos a largo plazo con superaciones a corto, ser justo con no ser igualitario… Tener esa intuición para averiguar que detrás de esa actitud hostil, lo que quieren es un abrazo. Y abrazar a siete al mismo tiempo, y que cada uno se sienta único, ¡es todo un reto!

Superflexibilidad: parece algo sin importancia, pero hay una gran lección de vida detrás de la limitación diaria de no poder hacer siempre lo que uno quiere. Sé que a mi hijo mayor no le gusta compartir la tablet, y que a mi hija quinta le molesta que le golpeen la puerta mientras se ducha, pero ¡que bueno es que aprendan a ceder!. Iba a hacer tal cosa, pero la realidad me fuerza a cambiar mis planes, o a modificarlos por el bien de los demás. Una lección que ya llevan aprendida…

Cuando en la escuela, a los compañeros de mi hija de seis años les preguntaron qué querían ser de mayores, la cosa andaba entre médicos y peluqueras, y algún futbolista. Ella sorprendió a todos diciendo que quería ser mamá. Su profesora me comentó que era un caso extraordinario, en varios años que lleva enseñando a niños de esa edad, ninguno había respondido eso. ¡Si mi hija supiera que lo que ella admira en mí, se lo debo a ella y a sus hermanos…!

Muere Mark Zwick

Un padre para los inmigrantes hispanos en Houston

Un hombre y un profeta extraordinario: «El día en que empecemos a preguntarle a la gente con hambre si son legales, será el día en que el Evangelio será negado»

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La hermosa vida tiene asombrosas coincidencias. Llegada la noche del viernes 18 de noviembre, tras una larga jornada de trabajo, me dispuse a leer, como cada dos meses, la publicación Trabajador Católico de Houston, el modesto boletín editado en inglés y español por Casa de Hospitalidad Juan Diego.

El mensajero que me lleva la correspondencia a la oficina, me había dejado cerca de las tres de la tarde el sobre amarillo, inconfundible, del periódico editado por los animadores de la Casa Juan Diego, Mark y Louise Zwick; periódico en el que, de cuando en cuando, publicaban textos de Aleteia sobre inmigración y derechos humanos, siempre pidiendo permiso.

Antes de sentarme a leer la carta de Navidad que llevaba en la portada de este número octubre-diciembre de 2016, consulté los últimos correos en la pantalla de mi teléfono móvil. Había uno de Casa Juan Diego, para su publicación inmediata: “Mark Zwick, fundador de Casa Juan Diego, abogado de los indocumentados y los pobres, muere a los 88 años”.

Comprendí, entonces, el otro artículo de portada del Houston Catholic Worker, firmado por el mismo Mark: “Refugee work must continue” (“El trabajo con refugiados debe continuar”). Presentía su muerte. Y dejaba un legado a los que vienen: “A pesar de lo que transpiran las noticias, el trabajo con refugiados debe continuar. No podemos dejar de ayudar a una madre a encontrar a sus hijos; un hermano a su hermano; un esposo a su esposa. El día en que empecemos a preguntarle a la gente con hambre si son legales, será el día en que el Evangelio será negado”.

Y más adelante, señalaba: “Los cristianos ya no pueden dejar de seguir sus obras de misericordia como no se puede dejar de respirar. La solución probablemente sea hacer el trabajo con los refugiados en secreto, en el espíritu del Evangelio”. Casa Juan Diego tenía este ejemplo; en secreto, sin adquirir un nombre espectacular, sin desafiar a nadie: un santuario público y privado, para los más pobres: los inmigrantes.

No lo conocí personalmente. Lo entreviste alguna vez por correo electrónico. Supe que estaba aquejado del mal de Parkinson. Que era un hombre muy mayor. También supe que hace 36 años convirtió un edificio en ruinas en la avenida Washington, en la ciudad de Houston (Texas), en un próspero refugio internacional para inmigrantes y refugiados y que era una magnífica persona.

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En 1980, Mark y su esposa Louise fundaron Casa Juan Diego, una casa de hospitalidad del movimiento del Trabajador Católico donde miles de refugiados llegaron a Houston durante las guerras civiles en Centroamérica y en la Casa de Hospitalidad encontraron un puerto seguro.

Años después, Casa Juan Diego se expandiría para incluir diez edificios y convertirse en la luz para los inmigrantes huyendo de la violencia y la pobreza. Su nombre se hizo famoso entre los caminos que llevan a la frontera de Texas y México.

“Inspirados en el Sermón de la Montaña, los métodos de los santos católicos, y en los fundadores del movimiento del Trabajador Católico, Dorothy Day y Peter Maurin, Casa Juan Diego ofreció comida, refugio, ropa, cuidado médico, y una amabilidad poco común a los migrantes que no tenían a donde ir y con pocos lugares a los cuales recurrir para pedir ayuda”, dice con alegría cristiana y reverencia la nota necrológica preparada por sus amigos.

En ella se cuenta lo esencial, que a lo largo de los años, más de 100,000 hombres, mujeres y niños indocumentados pasaron al menos una noche en Casa Juan Diego. El centro continúa ofreciendo hospitalidad y servicio médico, y provee comida gratis a alrededor de 500 familias cada semana. Además, ofrece ayuda financiera, cuidados personales para hombres y mujeres incapacitados y un largo etcétera.

“Don Marcos” le decían los hondureños, los salvadoreños, los guatemaltecos, nicaragüenses y, por supuesto, los mexicanos, que veían en él la misericordia de Cristo encarnada en obras eficientes.

“Mark pasó los últimos 35 años de su vida practicando diariamente las obras de misericordia en Casa Juan Diego. Dio la bienvenida a huéspedes inmigrantes y distribuyó comida y ropa a los pobres. Escuchó las necesidades, alegrías y tragedias de los enfermos y los heridos, los paralíticos, los maltratados, las embarazadas, y las personas sin hogar en una tierra extraña y encontró la manera de ayudar a cada uno”, termina diciendo el comunicado de Casa Juan Diego.

En el último de los periódicos bimensuales, el que me llegó el día de hoy viernes que escribo la nota, anunciando que don Marcos estaba muy enfermo, la trabajadora voluntaria de Casa Juan Diego, Sofía Rubio, escribió: “Agradezco a Dios y a la Virgen de Guadalupe el haberme permitido conocer a Marcos, el gran ejemplo de santidad en lo cotidiano”.

¿Cuántos de nosotros podríamos aspirar a que se dijera eso de nuestra vida? Descanse en paz don Marcos.

Se abre el proceso de canonización de Madre Garnier

¿Una hostia transformada en carne y sangre en manos de un sacerdote?

Monja londinense que asistió a este milagro

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El Vaticano ha autorizado la apertura del proceso de canonización de Madre Adèle Garnier, la fundadora de las Hermanas de Tyburn [1].

Después de que la Congregación para las Causas de los Santos declarara no haber encontrado “ningún obstáculo” en su candidatura, Mère Garnier recibió el título de Sierva del Señor. La homenajeada falleció en 1924 en el convento de Tyburn, situado junto al Marble Arch, en Londres. El progreso en su proceso probablemente será anunciado formalmente más adelante este año en una declaración del Vaticano.

Apertura del proceso de canonización

El obispo Joseph de Metz-Noblat, de la diócesis de Langres (cerca de donde se crio la Madre Garnier), en Francia, ha sido quien ha dirigido una petición al Vaticano para la apertura del proceso de canonización. En 2012, un sacerdote italiano llamado Gianmario Piga escribió una biografía espiritual de la hermana en la que analizaba con detalle sus cartas y otros escritos.

En este libro, El Camino de la Madre Adele Garnier, el padre Piga la desvela como una mística que ha tenido experiencias comparables a las de grandes autores espirituales, como santa Teresa de Ávila y san Juan de la Cruz. También habla de una carta que escribió la hermana a Charles Sauvé, un amigo del sacerdote, en la que describe una visión de una hostia consagrada que se transforma en carne y sangre.

En sus propias palabras: “En el momento en que el sacerdote tomó una hostia para ponerla en el cáliz, levanté los ojos para adorarla y contemplarla”. Y continúa más adelante: “Oh, si supiera usted qué fue lo que vi y cómo ahora sigo conmovida e impresionada por esta visión” (…). “Los dedos del sacerdote estaban rojos en el lado derecho de la hostia, como manchados de sangre aún húmeda”.

[1] Pertenecientes a la Congregación de las Adoratrices del Sagrado Corazón de Jesús de Montmartre.

Sugirió la pornografía para salvar nuestro matrimonio

El porno redujo nuestras relaciones sexuales a la mera gratificación

Es un asunto muy personal y me resulta difícil escribir sobre ello, pero necesito desesperadamente consejo. Mi marido y yo llevamos 12 años casados y ya no somos tan cariñosos como antes. Antes nos acurrucábamos en el sofá, nos cogíamos de las manos y nos abrazábamos. Echo de menos ese afecto. Nos hemos vuelto distantes físicamente y tampoco tenemos sexo de forma regular. Pueden pasar meses sin que intimemos. Él querría más sexo y yo simplemente querría más cariño. Estuve en una época muy preocupada por nuestro matrimonio, así que cuando él accedió a que fuéramos a pedir consejo profesional yo estaba exultante.

Para empeorar las cosas, la consejera que nos recomendó mi cuñado nos dijo que para mejorar nuestra vida sexual deberíamos incluir el porno en nuestro acto amoroso. No soy ninguna mojigata, pero hasta yo sé que nuestro problema va más allá de únicamente tener un sexo más excitante. Cuando le dije lo que opinaba a la terapeuta, respondió que la falta de voluntad para explorar métodos alternativos de mejora sexual era una causa principal de divorcio. Así que ahora mi marido está dispuesto a darle una oportunidad a su consejo y yo soy la mala de la película porque parece que no quiero aceptar el consejo de nuestra terapeuta para arreglar nuestro matrimonio.

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Querida esposa,

¿Qué pasaría si te dijera que la mejor forma de salvar tu matrimonio y tu vida sexual es incorporar el consumo de drogas en tus relaciones amorosas? Seguramente pensarías que estoy totalmente loca e incapacitada para dar consejos, y con razón. Cuando una terapeuta aconseja a sus clientes que usen pornografía para arreglar sus problemas maritales, esa terapeuta demuestra una tremenda ignorancia de los efectos de generación de hábito y de degeneración espiritual que tienen el porno.

Me consterna que vuestra terapeuta, que debería tener en mente el bien de sus clientes, te culpe y trate de hacerte responsable de no hacer algo con lo que obviamente no estás cómoda.

Mi consejo inmediato es que busquéis otra forma de asesoramiento, sin dudarlo más. Contactad con vuestra diócesis local y preguntad por alguien de la pastoral familiar. Indagad por si os pueden recomendar un terapeuta o un orientador católico. O llamad a la parroquia local o escribid a vuestro sacerdote, o abordarle directamente pidiendo recomendaciones.

Investigad por Internet en busca de un terapeuta católico local. Es imperativo, por el bien de vuestro matrimonio, que dispongáis de una terapia buena y santa que no os coloque directamente en contra de vuestra fe.

Tienes razón al sentirte incómoda con los consejos de vuestra terapeuta. Y aún más razón al reconocer su desdén por tu incomodidad como un signo de alerta.

Habla con tu marido y expresa tu deseo de buscar otra opinión. Entiendo que él pudiera dudar, puesto que le gustan las sugerencias que ofrece vuestra terapeuta, pero explícale que cualquier cosa que sugiera la terapeuta que te haga sentirte incómoda, expuesta e insegura no va a mejorar vuestro matrimonio.

Apela a su deber como marido y pídele que te proteja de lo que la terapeuta pide que hagas. Luego ármate con hechos y estadísticas sobre lo dañina que es la pornografía para así protegeros a ti misma y a tu marido. Hay demasiadas personas que intentan normalizar la pornografía debido a lo común y accesible que se ha vuelto.

Todo lo que te diga sobre lo dañina y destructiva que es la pornografía es poco. Vi cómo consumió a mi exmarido y destruyó nuestro matrimonio. Vi cómo degeneraba su adicción a medida que necesitaba cada vez más exposición a la pornografía para satisfacerse.

Despilfarró un dinero que no teníamos en su adicción y terminó explorando sus perversiones sexuales fuera de nuestro matrimonio porque la pornografía de Internet ya no le parecía bastante emocionante. Su “hábito” incluso le costó varios empleos.

Era como ver a un adicto a la heroína. Insistía en que lo que hacía era normal y legal y que yo era la que necesitaba abrir mi mente y ser más atrevida y divertida. Era mi culpa por no querer “darle vida a las cosas” que nuestro matrimonio estaba resentido. Era culpa mía que él tuviera que “recurrir” al porno. Él nunca era culpable de sus propias acciones. Igual que con un drogadicto, era una situación con pérdida de dinero y empleo, intercambio de responsabilidades, culpa, justificaciones y racionalización.

La pornografía tuvo en nuestra intimidad el efecto exactamente opuesto al que propone vuestra terapeuta. No hizo crecer nuestro afecto mutuo ni mejoró nuestra vida amorosa. La destruyó. La pornografía construyó un muro entre mi exmarido y yo que nos cerró a establecer ninguna conexión real. Redujo nuestras relaciones sexuales a la mera gratificación, y no al vínculo entre marido y esposa.

Yo vivía con el temor de que su actividad en línea lo arrojara a las profundidades de la web con la pornografía infantil y otras actividades ilegales en Internet. Su infidelidad y sus perversiones me repugnaban. Ya no confiaba con dejarle a solas con nuestro hijo.

Nuestro divorcio no tardó en llegar después de que llegara a casa una tarde a la vuelta del supermercado y lo encontré mirando pornografía en el ordenador mientras el bebé estaba sentado en su sillita a su lado. Aquello dio la puntilla final.

¿Todo esto parece el matrimonio que vosotros querríais? ¿Suena como una situación que un terapeuta responsable desearía para sus clientes? Tú y tu marido merecéis algo cien veces mejor que eso.

Lo cierto es que la sugerencia de incorporar porno a vuestra vida amorosa es el consejo más perezoso que podía dar un consejero matrimonial. Es posible que haga que las cosas aparenten ser más excitantes temporalmente, pero tienes razón, nunca aborda ni resuelve los problemas subyacentes que perjudican al matrimonio.

Es como si un médico te prescribiera una pastilla para los síntomas de una enfermedad pero se negara a realizar las pruebas necesarias para diagnosticar y curar la enfermedad de verdad. Cada pastilla viene con su propio paquete de efectos secundarios; el porno no es una excepción.

Protege a tu marido y protégete a ti también. No solo los hombres pueden volverse adictos a la pornografía. La estadística para mujeres ha ido creciendo también y cada vez hay más víctimas.

Te suplico que hagas todo lo que puedas y emplees los medios necesarios para evitar la entrada de la pornografía a tu hogar. Afronta esta lucha por tu matrimonio con conocimiento, fortaleza moral y oración exhaustiva.

Esta es la receta para un matrimonio exitoso

30 segundos de besos, 30 minutos de conversación, 3 minutos de oración

Aprovechad las ventajas de una trivial receta para la unidad del matrimonio: 30 segundos de besos + 30 minutos de conversación + 3 minutos de oración, TODOS LOS DÍAS. La aplicación en nuestras vidas de estas tres simples reglas garantiza la frescura y la longevidad del matrimonio. Siempre tendréis tiempo para practicarlas.

30 segundos de besos 

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Perdonadme los románticos, pero tengo que decirlo en voz alta: la química en una relación no es una metáfora. La química es simplemente química. En nuestro torrente sanguíneo fluyen sustancias, que llamamos hormonas. Dos de ellas son hormonas específicas del amor. Os presento la oxitocina y la vasopresina. La concentración de oxitocina es mucho más alta en mujeres, por ejemplo: durante el parto, la lactancia materna, los abrazos, caricias y besos.

La vasopresina es la hormona masculina del amor, que inunda el cuerpo durante las relaciones sexuales.

Esta mezcla química es capaz de crear un fuerte vínculo en la pareja, sensación de cercanía y compromiso, y nos ofrece sensaciones más que agradables. Queremos más y más. Funciona mejor que el chocolate ¡y no engorda!

Así que, si deseamos amarnos hasta la tumba… tenemos que amarnos. Así de simple. No sólo cuando estamos a gusto el uno al lado del otro, sino especialmente cuando sentimos que algo comienza a fallar. Los investigadores californianos encontraron que un beso de 30 segundos activa la secreción de oxitocina. Porque gracias a las caricias el cóctel hormonal funciona en un nivel óptimo. Dejemos que la proximidad física no sea objeto de premio o castigo. Que sea una parte vital en nuestra relación. Entonces qué, ¿muac, muac?

30 minutos de conversación

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Es agradable y divertido hablar de tonterías. Pongámonos de acuerdo en que a veces es incluso necesario, porque tomarse la vida demasiado en serio puede ser mortal. Pero con la conversación de la pareja pasa como con una buena dieta, que para lograr los resultados esperados, para poder aligerar el peso, para tener más fuerza vital, tiene que ser equilibrada. En una conversación equilibrada hay tiempo para los temas ligeros y otros que son cruciales para el funcionamiento saludable de una relación. Treinta minutos al día es el tiempo óptimo. Una charla constructiva no es un monólogo, ni un sermón. No es una reflexión, ni un testimonio. No es un bla, bla, bla…, ni una charla moralizante, sino el diálogo. Y éste tiene sus propios principios inviolables:

  1. Primero escuchamos, luego hablamos.
  2. Tratamos de entendernos y no juzgarnos. 
  3. Compartimos (empezamos la oración con el “yo”) nuestras experiencias y sentimientos (vale la pena disponer a mano de una “chuleta” con una lista de sentimientos) antes de empezar a discutir.
  4. Evitamos como el fuego la utilización de generalizaciones y exageraciones como, por ejemplo, tú siempre lo haces todo…
  5. No nos vamos a dormir sin el perdón y la reconciliación.

 3 minutos de oración 

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¿Habéis probado alguna vez recorrer largas distancias sin calentar antes? Muy bien, ni lo intentéis. Lo mismo pasa con la oración común. Estos tres minutos de práctica de cada día durante al menos un mes, son tan buenos y necesarios como el calentamiento antes de un maratón espiritual. Pasarlo por alto provocaría el riesgo de salidas falsas, lesiones, y como resultado, la pérdida de motivación. Rezad juntos una decena del rosario o el pasaje del Evangelio del día, la oración espontánea o la letanía favorita. A vuestra elección.

 Igual de importante es la elección del lugar para vuestras oraciones. Así como tenéis una cama para dormir, un sofá para ver películas, una mesa para comer y un escritorio para trabajar, así también tenéis que organizar un rincón para la oración con una vela, un icono, la Santa Escritura, el rosario. Que esta sea vuestra tienda de campaña para vuestras reuniones espirituales. La perseverancia dará lugar al deseo de permanecer juntos ante el Señor. Y admitís que ¡da gusto estar en tan buena compañía. ¡Buena suerte!

¿Una sola mujer para toda la vida?

Una reflexión sobre el matrimonio que hace cuestionarse el pensamiento dominante

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“Una mujer para toda la vida…¿Estamos locos?” Este es, por desgracia, el pensamiento de muchos hombres jóvenes hoy en día. Son muchos a los que el matrimonio y el compromiso parece “darles alergia”. Detrás de estas dudas se encuentra el miedo al compromiso, la inseguridad y una concepción errónea de la persona como si fuera un objeto de consumo.

Dale Partridge, un periodista del Wall Street Journal y bloguero, ofreció la semana pasada en su Facebook un post que se ha hecho viral en todo el mundo. Más de 10 millones de personas han podido ver su reflexión sobre el matrimonio:

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La publicación de Dale es la siguiente:

“Los hombres están demasiado preocupados de que el matrimonio los deje con ‘una sola mujer’ para el resto de sus vidas. Eso no es cierto. Yo me enamoré de una escaladora de 19 años, me casé con un amante de los animales de 20 años, formé una familia con una madre de 24 años, luego construí una granja con una ama de casa de 25 años y hoy estoy casado con una mujer sabia de 27 años. Si tu mente está sana, nunca te cansarás de ‘una mujer’. En realidad, te verás abrumado con la cantidad de versiones hermosas de ella que llegas a descubrir con los años. No digas no al matrimonio, di que sí y sigue diciendo que sí hasta el día de tu muerte”.

Toda una declaración de amor a su esposa, pero también una contestación al pensamiento dominante. Es un mensaje para todos aquellos que estén dudando sobre el matrimonio, para aquellos que no saben aún si dar el paso y decidirse a una de las más importantes aventuras de la vida. ¿De verdad piensas que te casas con “una sola mujer” para toda la vida?