El Ángel de la cárcel

La inspiradora historia de una gran mujer que fue monja y se divorció dos veces

Antonia Brenner

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¿Puede una mujer católica casarse y divorciarse dos veces, tener ocho hijos de dos hombres diferentes, hacerse monja y llegar a fundar una nueva orden religiosa? La respuesta es ¡sí! De hecho, esta misma mujer se acercó en persona al papa Juan Pablo II el día de la madre de 1990 para presentarle unos regalos en ocasión de la misa que el papa ofrecía durante su visita a México, y así recibir a cambio su bendición. Después de todo, todo es posible con Dios a nuestro lado.

La mujer a la que nos referimos es la Madre Antonia Brenner, conocida como “el ángel de la cárcel” en la penitenciaría de La Mesa, en Tijuana.

La Madre Antonia murió hace tres años, el 17 de octubre de 2013. En mi opinión, la historia demostrará que esta mujer fue un peso pesado entre las mujeres católicas de finales del siglo XX y principios del XXI.

Mary Clarke nació en Beverly Hills, Estados Unidos, un 1 de diciembre de 1926. Su padre, Joe Clarke, era un empresario de éxito y Mary y sus dos hermanos se criaron rodeados de la opulencia y la ostentación del mundo del cine.

Entre sus vecinos había grandes celebridades de Hollywood como William Powell, Hedy Lamarr y John Barrymore.

Joe Clarke era un hombre de carácter afectuoso hacia todas las personas. Sin importar lo bien que tratara la vida a su familia, se aseguró de educar a sus hijos en la importancia de ayudar a los menos afortunados.

Este deseo de ayudar a los demás arraigó en Mary y estaba destinado a florecer. Sin embargo, antes de su “florescencia”, Mary se embarcó en una enrevesada travesía vital.

Mary se casó a los 18 años y tuvo tres hijos, aunque el primero falleció poco después del parto. Este matrimonio terminó en divorcio.

Como divorciada, Mary se sentía entonces distanciada de su educación católica. Se casó de nuevo, pero esta vez por lo civil en Las Vegas, con un hombre llamado Carl Brenner.

Ella y Carl tuvieron cinco hijos juntos, pero su matrimonio también estaba abocado al divorcio. Pero “Dios escribe recto con renglones torcidos”, y según parece el Espíritu Santo tuvo echado el ojo a Mary Clarke Brenner toda su vida. Estaba a punto de bañarla por completo en su gracia.

Mary cada vez se involucró más en obras de caridad. En 1965 conoció al sacerdote Henry Vetter. Él se la llevó consigo a un reparto de comida, medicinas y ropa a prisioneros de la Penitenciaría La Mesa, en Tijuana.

La mala situación de los reos en La Mesa (considerada como una de las peores prisiones de México) causó un gran impacto en ella y, con el tiempo, su creciente compasión y amor por el prójimo se centrarían en estas personas. Se convirtieron en su especialidad, su ministerio, su propósito en la vida.

Mary Brenner se pasó los siguientes 10 años yendo y viniendo de la penitenciaría La Mesa, llevándoles los suministros necesarios, pero sobre todo su amor y su misericordia.

Su presencia se hizo muy popular entre los prisioneros, tanto hombres como mujeres, que ya esperaban con entusiasmo las visitas de Mary, a quien empezaban a llamar “La Mamá”. El alcaide incluso le ofrecía alojamiento para que pudiera quedarse a dormir.

Mary escogió el nombre de Antonia (en honor a su mentor, Anthony Bowers) y pasó a ser Madre Antonia Brenner. Se cosió un hábito de monja, se lo puso y fue a ver al obispo Leo Maher, de San Diego. Se arrodilló ante él y le contó su historia.

Él ya lo sabía todo sobre ella, así que le dio su bendición y validó su ministerio. Y hasta fundó una nueva orden, las Siervas Eudistas de la Undécima Hora, para mujeres de 45 años y mayores que desearan servir a los menos afortunados.

Además de la bendición del obispo Maher, también recibió la bendición del obispo Juan Jesús Posadas, de Tijuana. Se le concedió la autorización de la Iglesia para su ministerio por parte de obispos de dos países separados.

Una vez sus hijos se emanciparon, Mary regaló todas sus propiedades, dejó su hogar en Ventura y se dirigió a la prisión de La Mesa. Le habían dado permiso para vivir allí.

Su nuevo hogar era una celda de 3 metros cuadrados en la sección femenina de la penitenciaría. Viviría como cualquier otro recluso, dormiría en su celda de cemento y se alimentaría de agua fría y comida de la prisión.

Entre las comodidades de su habitación se incluían un crucifijo en la pared, una Biblia, un diccionario de español y una rígida cama de prisión.

Por la mañana, formaba en línea junto al resto de los prisioneros para pasar lista. Ese sería su hogar durante los próximos 32 años.

“La Mamá” también recibió el apodo de “Ángel de la cárcel”. Convivía libremente con traficantes de droga, ladrones, asesinos, violadores y demás, a quienes daba pellizcos en las mejillas y ofrecía sus oraciones.

Muchos de estos hombres y mujeres se contaban entre los más violentos y desesperados del género humano. Y aun así, ella caminaba feliz con ellos, les confortaba y les consolaba, secaba sus lágrimas y sostenía sus cabezas entre sus manos en su lecho de muerte.

Llegó incluso a detener motines internos con su mera intervención.

La Madre Antonia Brenner consiguió ver de verdad el rostro de Cristo en todos y cada uno de los prisioneros con los que estableció contacto y extendió su misericordia y su amor a todos ellos.

¿Por qué otra razón estos endurecidos criminales, algunos de los cuales nunca habían amado ni recibido amor, iban a llamar cariñosamente “Mamá” a una señora salida de Beverly Hills? Ellos le respondían con el mismo amor que recibían.

Creo que algún día la Madre Antonia Brenner será canonizada como santa. Fue un ejemplo para todos, nos enseña hasta dónde puede llegar la generosidad de “amar al prójimo”, quienquiera que sea.

Su vida también nos demuestra que no importa quién o qué seamos, ni de donde vengamos ni lo que hayamos hecho, Dios siempre nos está llamando.

Madre Antonia, por favor reza por nosotros, en especial durante este Año de Misericordia.

Le dijo no al aborto y está cerca de ser reconocida santa

Esta madre de familia puso en jaque el concepto de aborto “terapéutico”

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El jueves 20 de octubre se cierra la fase diocesana de la Causa de Beatificación de María Cecilia Perrín de Buide (1957-1985), laica argentina, madre de familia. En un acto del que participarán autoridades eclesiales de Bahía Blanca, diócesis en la que vivió esta mujer que desde niña participó de actividades del Movimiento de los Focolares, se cerrará esta etapa inicial del proceso, marcada por una profunda investigación documental.

Esta fase precede a la romana, donde continúa el análisis y puede, eventualmente, reconocerse las virtudes heroicas de la Sierva de Dios, y tras este reconocimiento, analizarse posibles milagros que lleven a la beatificación.

Las historias se suelen contar desde el inicio, pero en el caso de Cecilia vale una excepción. El espacio en el cual descansan sus restos mortales, en la Ciudadela Mariápolis Lía, son una suerte de bálsamo espiritual. Sobre su tumba, rodeada de árboles y de un ambiente de permanente paz y alegría, se lee una frase que ella misma acuñó en momentos de enfermedad y despiertan a la oración inmediata: “Tus caminos son una locura, rompen mi humanidad, pero son los únicos que quiero recorrer”. Allí, y así, en un cementerio que recorriendo y pensando su vida se convierte en luminoso, quería ser sepultada.

Cecilia nació en Punta Alta, provincia de Buenos Aires, el 22 de febrero de 1957. Conoció de niña la espiritualidad del Movimiento de los Focolares, del que participó como Gen (joven), y luego como voluntaria. Catequista, tras dos años de noviazgo contrajo matrimonio con Luis Buide, en 1983. A los pocos meses, concibe una niña, Agustina, pero una llaga, en febrero de 1984, le llama la atención. Esa llaga indicaba un cáncer que debía ser tratado de inmediato, pero el tratamiento perjudicaría la vida de la niña.

A Cecilia algunos médicos le sugieren un aborto “terapéutico”. Pero decidió seguir adelante con el embarazo, con el apoyo de su marido, familia y amigos, y pudo dar a luz en julio de 1984. A los 8 meses, regresó a la casa del Padre.

Todo el proceso de su enfermedad, de su entrega a la voluntad de Dios poniendo por delante la vida de su hija, quedó registrado en emocionantes cartas que escribió Cecilia durante esos meses.

“Hace días sentía de darle todo a Jesús, pero con la voluntad y el pensamiento, no con el sentimiento, no podía de esta forma decirle SI, porque me invadía un gran temor que me lo impedía. El otro día en el quirófano estando sola antes de que me durmieran pude decirle sintiéndolo: Sí, Jesús, te doy todo. Cuando desperté sentía una gran tranquilidad pese a que lo que me dijeron era bastante desalentador”, le escribió al entonces arzobispo de Bahía Blanca.

“Muchas veces hemos hablado de que Dios es Amor. Ahora les puedo decir que es la experiencia más profunda que vivo. La situación es difícil, pero no saben lo que es abandonarse a Él y decirle Vos actúa. Esta es tu voluntad, manifestate como Tú lo quieras. El cubre todo, todo. Su amor se hace sentir, pero sentir de veras. Es como que el corazón estalla. Parece una locura porque no se puede entender: sufrir el dolor físico y experimentar que más allá de ese gran dolor te invade una felicidad que no se te va. Yo siento que en el dolor uno se desprende de todo y se queda con lo íntimo de uno mismo y en esta intimidad está Dios y Él es Amor”, escribió a sus alumnos de quinto año.

“Días atrás sentía como si fuera lo mismo vivir que morir, o sea, que da igual. Es más, hubo momentos en donde veía que morir era más fácil, más descansado. Pero sabés, lo que ahora le pido a Jesús es que me gustaría ser expresión de su gloria, me gustaría mostrar esta vida que nos ha permitido probar”, escribió a Lía Brunet, referente del Movimiento de los Focolares que hoy da nombre a la Mariápolis en la que descansas sus restos.

Mientras se conoce esta información sobre el avance en la Causa de Beatificación de Cecilia Perrín, considerada de interés provincial por la Provincia de Buenos Aires hace algunos años, la ministra de Salud de esa misma provincia adhirió a un protocolo nacional que hasta ahora la provincia ignoraba para la realización de abortos considerados “terapéuticos”.

Cecilia Perrín, con su alegría y fe, aún en los momentos de mayor dolor físico, propone otro camino.

El misionero que predicó a los vikingos

Así fue la evangelización en Dinamarca y Suecia

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Al hablar de misioneros en este mes de octubre dedicado a ellos, pensamos en los que anunciaron a Jesús en América, África y Asia. Pero, ¿cómo se evangelizó Europa? En las regiones que formaban parte del imperio romano, el cristianismo se expandió desde la época de los apóstoles. Sin embargo, en otros lugares no hubo cristianismo hasta casi 1.000 años después. Es el caso de Suecia, un país que el Papa visitará dentro de unas semanas.

Margarita Cantera, profesora de Historia Medieval en la Universidad Complutense de Madrid, cuenta que muchas veces los evangelizadores de estas regiones fueron monjes.

Cuando se lo pedía el Papa o su obispo, “se adaptaban a las necesidades de la Iglesia” y renunciaban a la vida en su monasterio para ser misioneros. “Como estaban acostumbrados a vivir en comunidad, sabían organizar las nuevas diócesis” en los lugares donde llegaban.

A Dinamarca

Un buen ejemplo es san Anscario (Óscar), un benedictino del siglo IX. Nació en lo que hoy es el norte de Francia. Cuando tenía 25 años, otro compañero y él fueron los únicos en aceptar el encargo de Luis el Piadoso, hijo del emperador Carlomagno, de ir a Dinamarca.

Tenían que acompañar a Haraldo, que quería ser rey de los daneses y se había convertido al cristianismo para que los reyes cristianos le ayudaran.

Margarita cuenta que los vikingos, los pueblos de Escandinavia, “vivían sobre todo de saquear ciudades costeras”. Eran violentos. Por eso “entre los misioneros de estas tierras hay muchos mártires”.

Anscario no fue mártir pero lo pasó mal. Haraldo fue rey solo un año. Después, un enemigo le arrebató el trono y expulsó a los misioneros.

Apóstol de Suecia

Pero a Anscario ya le había picado el gusanillo de anunciar a Jesús a los vikingos. Por eso volvió a ofrecerse cuando el rey Björn de Suecia, que era pagano, pidió misioneros para predicar entre su gente.

Esta misión comenzó mal: su barco fue atacado por piratas. Pero luego Anscario tuvo un poco más de éxito, e incluso un consejero del rey se hizo cristiano.

A los 30 años fue nombrado obispo de la nueva diócesis de Hamburgo, en el norte de Alemania. Allí se volvió a ver las caras con los vikingos, que en el año 845 atacaron la ciudad. Anscario huyó llevándose solo las reliquias de santos que tenía.

Los últimos años de su vida los dedicó a reconstruir esta diócesis, a fortalecer el cristianismo de sus habitantes y a intentar ganarse a los reyes daneses y suecos para que le dejaran evangelizar en sus reinos y no expulsaran a los misioneros cada vez que cambiara el rey.

Esta pequeña semilla tardó un par de siglos en crecer, pero todavía hoy en estos lugares se recuerda a san Anscario como su gran apóstol.

Por María Martínez López
Artículo publicado originalmente por Alfa y Omega

Diálogo sobre el “noviazgo free” (sin compromisos)

0-celular8A raíz de un artículo que publiqué, recibí este email de una adolescente desconocida. Con su autorización lo publico:

Ella: “Hola mi nombre es NN. tengo 16 años y soy de (…), acabo de leer tu nota en el Semanario, la de EL SEXO, UN PASATIEMPO. Tengo una duda, tengo a mi novio, bueno en realidad es amigo con derecho o free como lo quieras llamar, hace un mes estuvimos juntos bueno ¿no o si? el chiste es q después de un beso fuimos mas allá (…) pero por x no pudimos o al menos no sentimos, ahora mi preocupación: se q estubo mal pero a los dos nos gusto y lo vamos hacer mañana, ahora no se q hacer porq si mi mama se entera me mata…” (es textual).

Yo: Estimada NN.

Si no tienes inconveniente dime qué edad tiene él. El mejor regalo que le puedes dar a tu esposo el día de tu boda es tu virginidad, o al menos tu lucha por vivir una segunda virginidad o “virginidad reciclada”. Él se sentirá contento de que te hayas guardado para él en exclusiva, aún si has caído alguna vez. También él se debe de guardar para ti, para que el amor de ambos sea más grande.

Una mala orientación puede generar sentimientos de culpa y asco hacia un acto que crea vida y donación mutua. A algo tan maravilloso lo podemos echar a perder por superficialidad. Además, los hombres acostumbran ser chismosos, presumen de las “conquistas” que hacen y dejan por los suelos la honra de sus amigas. Luego dicen: “Esa muchacha es buena onda, se deja hacer de todo. Yo no la quiero para esposa y madre de mis hijos; es sólo para pasar el rato”.

Si aprecias a ese chico, no le des ocasión “a jugar a que estamos casados”. Sería una mentira actuar como casados cuando no lo están. Si juegas con la vida, luego la vida jugará contigo. Si tu mamá es tratable y te ama, ¿por qué no plantearle tus dudas?

Dos días después:

Ella: “Hola. Mi amigo tiene 19 años y estudia el 3er semestre de carrera. Gracias por tus consejos y por las experiencias que he leído, y gracias por decirme lo de la virginidad secundaria. Tendré q empezar desde cero y sé q puedo. Ayer estuve en internet y vi q para quedar embarazada no es difícil, (…) y la verdad me da mucho temor, y a él igual… Lo peor del caso es q es amigo de mi hermano, y pues como todo hermano es muy celoso, por supuesto mi hermano no sabe q tengo una relación con el. Pregunto: por lo q pasó con “mi novio” ¿tengo q terminar con él? GRACIAS POR TUS CONSEJOS, LOS TOMARE EN CUENTA. Y creo q voy a tener q hacer lo de la virginidad secundaria, bueno, si es q no hay bebé, y espero q no. Besos y muchas gracias”.

Yo: Me da gusto que veas que es posible una segunda virginidad, o “virginidad reciclada”. Siempre se puede volver a empezar. Lo lógico es huir de las ocasiones porque los seres humanos -¡todos!- somos frágiles, vulnerables. Lo lógico sería cortar con él -explicando que eres muy joven para ponerte en ocasión de ser madre-; más vale sufrir un poco ahora, y que sirva para tu madurez. Sin embargo, la última palabra la tienes tú, es tu vida. (…).

Al día siguiente

Ella: “pues lo de cortar como que ……….. lo pensaré porque lo quiero mucho: Igual y si lo corto. Lo de la publicación me parece bien, solo que no aparezca mi nombre ni Estado, y te digo q si porque a muchas chicas le pasa lo mismo: quieren estar con su novio aunque saben q está mal. Espero q pongas lo de la virginidad secundaria, porque muchos creen q al tener relaciones (por experimentación o curiosidad), pierden todo y su autoestima queda por los suelos, y sin embargo lo de la virginidad reciclada te la devuelve (créeme, te lo digo por experiencia). Bye, seguimos en contacto”.

Yo: Piénsalo, piénsalo bien. Los adultos querríamos ahorrarle a la gente joven muchos dolores de cabeza, pero hay cosas que no se entienden hasta que no se viven en carne propia. Casi nadie experimenta en cabeza ajena. Por cierto, hay un video con muchos argumentos, llamado “El sexo tiene un precio”.¡¡Es excelente!! Lo podrías compartir con tus amigas y amigos.