El entorno de Clinton fomentó la infiltración en la Iglesia católica

Se buscaba una “primavera católica” infiltrando en la Iglesia ideas progresistas revolucionarias hasta hacerla explosionar

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La tercera hornada de correos electrónicos reveladas estos últimos días por Wikileaks preparaba una buena sorpresa. Las filtraciones se acercan cada vez más al círculo más próximo de las relaciones políticas de Hillary Clinton, candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos. Tanto el equipo de campaña del candidato republicano Donald Trump como varios medios de la prensa anglosajona han usado en abundancia del contenido de las filtraciones. En muchos países, silencio. En Estados Unidos, incendio.

Por los emails descubrimos que el colaborador más cercano y más antiguo de la señora Clinton tiene intención de fomentar una “primavera católica” en el seno de la Iglesia, infiltrando en ella ideas progresistas revolucionarias hasta hacerla implosionar.

Entre los miles de correos electrónicos divulgados por el equipo de hackers de Julian Assange, los de John Podesta, director de campaña de Hillary Clinton, continúan alimentando el fuego de la polémica.

Las filtraciones, ni comentadas ni, sobre todo, desmentidas por el bando demócrata, delatan el doble rasero de la candidata en relación, por ejemplo, al control de fronteras o a la regulación de las finanzas.

Como un Jano de dos caras, Hillary exhibe su fortaleza sobre estas cuestiones desde el comienzo de la campaña, pero la señora Clinton tiene propósitos mucho más liberales en su entorno.

Según afirma ella misma, es necesario que el personal político tenga a veces una postura pública y una postura privada. Curiosa torsión de los principios democráticos estadounidenses para justificar el perjurio.

Objetivo: la Iglesia, esa “dictadura medieval”

 

Un correo electrónico muestra además a una activista de izquierdas, y brazo derecho de Hillary Clinton, debatiendo con desenvoltura sobre esta “revolución” que intentan fomentar en el seno de la Iglesia católica.

El asunto que encabeza el correo electrónico enviado a John Podesta no deja lugar a dudas: “¿Inicio de una primavera católica? Un planteamiento”.

Está firmado por Sandy Newman, presidente fundador de la organización progresista sin ánimo de lucro Voices for Progress, antiguo empleado y amigo íntimo del presidente Obama.

“Tiene que producirse una primavera católica, en la que los católicos mismos exijan el fin de una dictadura medieval y el comienzo de un poco de democracia y respeto por la igualdad de género en la Iglesiacatólica”.

Sandy Newman, de religión judía, admite no saber gran cosa de la Iglesia católica y se declara a sí mismo incapacitado para dirigir esta campaña de subversión de la doctrina católica. “Incluso si la idea resulta no ser una locura, no estoy cualificado para participar en ella y no tengo pensado en absoluto la manera en que se podrían sembrar las semillas de la revolución, ni siquiera quién podría plantarlas”.

John Podesta le tranquiliza y le pide que confíe en él y en sus amigos que ya crearon organizaciones concebidas explícitamente para infiltrarse en la Iglesia católica con su ideología progresista. Pero le advierte de que el momento no es el ideal para una revolución total… al menos por ahora.

“Hemos creado Catholics in Alliance for the Common Good  [Católicos en Alianza por el Bien Común] para estar organizados en momentos como este. Pero creo que les falta liderazgo para actuar ahora. Pasa lo mismo con Catholics United [Católicos Unidos]. Como la mayoría de las Primaveras, creo que esta tendrá que ser de abajo hacia arriba”, escribe Podesta.

Los católicos tratados como parias

 

La conversación pone de manifiesto además el desprecio de los progresistas radicales hacia los católicos y la Iglesia.

El pasado lunes, WikiLeaks publicaba numerosos correos electrónicos que expresaban las burlas entre las filas demócratas hacia los católicos conservadores.

El universitario John Halpin, del Center for American Progress (un think-tank demócrata) envió a Podesta en 2011 un correo electrónico de una inusitada violencia contra el por entonces jefe de la cadena Fox-News, denigrando su fe católica: “Es un envilecimiento increíble de la fe”.

John Halpin deja de lado cualquier miramiento cuando despotrica contra los católicos delante de Podesta y Jennifer Palmieri, directora de comunicación de la campaña Clinton. “Se sienten atraídos por un pensamiento sistemático y gravemente retrógrado en relación a las relaciones entre sexos y deben de ignorar totalmente cualquier idea de democracia cristiana”.

Y la directora de campaña asiente: “Supongo que imaginan que su religión es la más conservadora y aceptable política y socialmente. ¡Sus amigos ricos no entenderían nada aunque se hicieran evangélicos!”.

El profesor Halpin está de acuerdo: “Pueden ir por ahí soltando sus ideas tomistas y su principio de subsidiariedad para parecer sofisticados, pero en realidad nadie entiende de qué demonios hablan”.

Un insulto contra millones de personas

 

El presidente de la Cámara de Representantes [la cámara baja del Congreso estadounidense] Paul Ryan, republicano electo por Wisconsin, ha condenado estos “inauditos” comentarios.

“Desdeñar a la Iglesia católica tachándola de ‘gravemente retrógrada’ es un insulto millones de personas de todo el país”, ha declarado este ferviente católico en un mordaz comunicado. “En todo caso, estas declaraciones revelan laactitud hostil de la campaña de Clinton hacia la gente de fe en general”.

“Todos los estadounidenses creyentes deberían considerar largo y tendido este asunto y decidir si estos son los valores que queremos ver representados en nuestro próximo presidente. Si Hillary Clinton continúa empleando a personas intolerantes y con prejuicios, está claro dónde tiene sus prioridades”, añadió Ryan.

Los caballos de Troya de la revolución

 

La organización Catholics in Alliance for the Common Good(CACG) fue fundada por Tom Periello en 2005. En su consejo de administración se encuentra Fred Rotondaro. Ambos son colegas del Center for American Progress, fundado por… John Podesta.

Rotondaro aboga regularmente por la ordenación de las mujeres y afirma que el “sexo gay viene de Dios”.

Catholics United nació en 2005 por mano de dos activistas demócratas: Chris Korzen y James Salt. La organización ha censurado a los obispos que se negaron a dar la comunión a políticos en favor del aborto. La organización denuncia habitualmente la “tentativa vergonzosa de usar los sacramentos católicos como arma política”.

San Juan XXIII

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Angelo Giuseppe Roncalli nació en Lombardía (Italia) el 25 de noviembre de 1881. Fue el cuarto hijo de un total de catorce del matrimonio formado por Giovanni Battista Roncalli (1854–1935) y Marianna Giulia Mazzolla (1854–1939) quienes trabajaban como aparceros. El ambiente religioso de su familia y la vida parroquial bajo la guía del padre Francesco Rebuzzini, le proporcionaron a Angelo formación cristiana.Ingresó en el seminario de Bérgamo en 1892. En 1896 fue admitido en la Orden Franciscana Seglar por el director espiritual del Seminario de Bérgamo , el Padre Luigi Isacchi. Hizo una profesión de esa Regla de vida el 23 de mayo de 1897. De 1901 a 1905 fue alumno en el Pontificio Seminario Romano. El 10 de agosto de 1904 fue ordenado sacerdote en la Basílica de Santa María de Monte Santo, en la Piazza del Popolo. En 1905, fue nombrado secretario del Obispo de Bérgamo, Giacomo Radini Tedeschi, y en el año siguiente fue el encargado de la enseñanza de Historia y Patrología en el seminario de Bérgamo. Ocupó estos puestos hasta la muerte de «su» obispo, como siempre recordaría a Radini Tedeschi, acaecida en 1914.

Tentación y equilibrio

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La tentación se nos presenta como algo contrario a lo que Dios quiere. Los deseos de Dios son claros y sencillos. El mensaje de Dios es simple. El demonio viene sutilmente con un nuevo plan para alguien. Podemos cambiar la felicidad de un instante por la felicidad verdadera.

La tentación cambia la visión que tenemos de las cosas. Se presenta como algo bueno. Luego produce una metamorfosis en el corazón. Nos lleva de haber querido darle un “sí” a Dios a darle la espalda. Tener una tentación no es pecado; el pecado está en consentir en la tentación: Preferimos la felicidad que pasa, a la eterna.

La tentación puede ser un acto de bendición cuando se le rechaza, o puede ser un acto de maldición cuando se la acepta. Si cedo, corrompo la relación con Dios y con los demás. Hacer el mal produce placer pero el placer pasa y el mal se queda. Hacer el bien produce dolor, pero el dolor pasa y se queda el bien.

A veces se presenta la tentación, y es tan fuerte, que podemos percibir un desequilibrio en nuestra psique y ya no podemos pensar con normalidad, hay sobresalto, angustia. Se presenta alguna idea como obsesión. Es sano tratar de salir de esa situación, pero a veces no podemos hacerlo solos, necesitamos de un buen sacerdote que nos confiese y escuche nuestras confidencias.

Una vez que estamos enganchados en el pecado, nuestros valores se vuelven al revés. El mal se convierte en nuestro “bien” más urgente, nuestro más profundo anhelo; el bien se presenta como un “mal” porque amenaza con apartarnos de satisfacer nuestros deseos ilícitos. Llegados a ese punto, el arrepentimiento llega a ser casi imposible, porque el arrepentimiento es, por definición, un apartarse del mal y volverse hacia el bien; pero, para entonces, el pecador ha redefinido a conciencia tanto el bien como el mal. Isaías dijo de tales pecadores: “¡Ay de aquellos que llaman mal al bien y bien al mal!” (Is 5, 20).

Una vez que hemos abrazado el pecado de esta manera y rechazado nuestra alianza con Dios, sólo puede salvarnos una calamidad. A veces lo más compasivo que puede hacer Dios con un borracho, por ejemplo, es permitir que destroce el coche o que le abandone su mujer…, lo que le forzará a aceptar la responsabilidad de sus actos.

¿Qué pasa con la realidad para que el género humano la encuentre tan insoportable? Lo que pasa es que la enormidad del mal, su presunta omnipresencia y poderíos, y nuestra aparente incapacidad para escapar de él… nuestra incapacidad, incluso, para no cometerlo. Parece que el infierno está en todas partes amenazando con sofocarnos.

Ésta es la realidad que no podemos soportar. Pero es también la cruda y terrible realidad que dibujó San Juan en el Apocalipsis. Las bestias son el poder en la sombra que mueve naciones e imperios; se fortalecen con la inmoralidad de la gente a la que seducen; se emborrachan con el “vino” de la fornicación, la avaricia y el abuso de poder de sus víctimas (Scott Hahn).

Vivir de espaldas a Dios es una falsa ilusión de libertad, es la peor de las desgracias. Juan Pablo II ha señalado en esta cerrazón a la misericordia divina una característica de nuestra época. Es bien patente a todos la imagen del “hombre encerrado en el pecado, haciendo imposible por su parte la conversión y, por consiguiente, también la remisión de sus pecados, que considera no esencial o sin importancia para su vida. Esta es una condición de ruina espiritual (…)”. La acción del Espíritu Santo, que tiende a convencernos de pecado -sólo el Espíritu Santo nos hace comprender la fealdad del pecado-, encuentra que la conciencia está impermeabilizada, que hay dureza de corazón, porque se ha perdido el sentido del pecado. Hay que ver a Cristo en la Cruz para comprender qué es el pecado. No nos ha de dar miedo esta situación. Tiene remedio. El ser humano tiene una capacidad grande de recapacitar y regenerarse.

Nada puede desanimarnos en este camino hacia el fin último, porque nos apoyamos en “tres verdades: Dios es omnipotente, Dios me ama inmensamente, Dios es fiel a las promesas. Y es El, el Dios de las misericordias, quien enciende en mí la confianza; por lo cual yo no me siento ni solo, ni inútil, ni abandonado, sino implicado en un destino de salvación que desembocará un día en el paraíso” (Juan Pablo I, Alocución,20-IX-1978).

Los jóvenes de hoy viven desprotegidos porque viven apartados y medio indiferentes a Dios. Si no toman partido por Dios radicalmente –a través de la oración y los sacramentos-, los arrastrará el ambiente como el agua de mar arrastra a un corcho. El Señor pone a nuestro lado a personas que pueden ayudarnos, a las que podemos acudir con confianza, si queremos. Hay que tener un corazón fuerte, cerrado al tentador. Dios no reprime nuestras ansias de felicidad, pero nos hace ver que esas ansias, sin Él, son una vía muerta.

Las cosas no son malas porque son pecado, sino que son pecado porque son malas, aunque al principio no se haga daño. Haciendo el mal nunca se acaba sacando el bien, aunque aparentemente lo parezca.

Es una pura ilusión pretender mantenernos inmunes al espíritu mundano, si lo que entra a oleadas en nuestro interior, por los ojos y por los oídos, no es otra cosa que el centellear de sus colores, la sensualidad de sus imágenes, la falsa inocencia de sus “desnudos”, la violencia de sus escenas. El mundo más peligroso no es el que nos combate, sino el que nos atrae; no es el que nos odia, sino el que nos acaricia, afirma Raniero Cantalamessa.

Rebeca Reynaud

Un joven universitario fue a Tierra Santa y se dio cuenta que Dios le decía algo concreto: “Si vives continuamente en los excesos no podrás entenderte conmigo”. Decidió ser templado en todo y comentaba: “¡Qué cambio he experimentado!, haya muchas cosas que no entendía y ahora entiendo”. Se hizo alma de ley, se volvió templado, preparado para combate.

Un rayo impacta en la cúpula de San Pedro el día de Nuestra Señora del Rosario

En una fiesta católica que celebra una oración humilde y una batalla histórica

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Roma tembló la mañana del 7 de octubre cuando un gigantesco rayo cayó sobre la cúpula de la basílica de San Pedro. El golpe llegó en el día de Nuestra Señora del Rosario, una celebración cuyos orígenes se encuentran no sólo en una humilde oración, sino también en una batalla histórica.

El rayo golpeó la cúpula de San Pedro del Vaticano aproximadamente a las 9:20 a.m., debido al paso de una fuerte tormenta por Roma. La policía vaticana confirmó la caída del rayo. No se ha informado de daños.

Aquellos cercanos al Vaticano sintieron la sacudida del rayo, desde la guardia suiza hasta los propietarios de los negocios locales.

“Estaba en la ducha y escuché un estallido ensordecedor que duró unos cuantos segundos y pareció que lo sacudía todo. Sabía que había tormenta, pero sonó más como un terremoto que como un trueno”, contó a Aleteia un residente cercano a San Pedro.

Un italiano propietario de un café-bar local añadió: “Todo tembló. Lo pude sentir en mis pulmones. Es como si el aire se hubiera suspendido por un momento”.

El rayo de la mañana del 7 de octubre recuerda a aquel otro “rayo inesperado” que cayó sobre San Pedro el 11 de febrero de 2013 —festividad de Nuestra Señora de Lourdes— pocas horas después de que el papa Benedicto XVI impactara al Vaticano con el anuncio de su dimisión de la oficina papal.

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Un rayo cae sobre la cúpula de San Pedro en el Vaticano el 11 de febrero de 2013. AFP PHOTO / FILIPPO MONTEFORTE

Este último rayo cae también en una festividad mariana: Nuestra Señora del Rosario.

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Nuestra Señora del Rosario

Denominada originalmente Nuestra Señora de la Victoria, la fiesta se instituyó por obra del papa san Pío V en honor de la Santísima Virgen María por la victoria cristiana sobre los turcos en la batalla de Lepanto.

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La Batalla de Lepanto.

El padre Steve Grunow, en el sitio web Word on Firefundado por el obispo Robert Barron, describe los orígenes de esta festividad de la siguiente forma:

El 7 de octubre de 1571, una flota de navíos, reunida con las fuerzas combinadas de Nápoles, Cerdeña, Venecia, el Papado, Génova, Saboya y los Caballeros Hospitalarios, luchó en una intensa batalla contra la flota del Imperio otomano. La batalla tuvo lugar en el golfo de Patras, en el oeste de Grecia. Aunque eran superados en número por las fuerzas otomanas, la denominada “Liga Santa” poseía una fuerza de fuego superior y resultaría triunfadora. Esta victoria limitaría seriamente los intentos del Imperio otomano por controlar el Mediterráneo, lo que causó un giro radical en las relaciones internacionales entre Oriente y Occidente. En ciertos aspectos, y no deseo que esta declaración se exagere, el mundo que conocemos vino a definirse con esta victoria. El evento es conocido en la historia como la “Batalla de Lepanto”.

El papa Pío V, cuyo tesoro había financiado parte de esta empresa militar, ordenó a las iglesias de Roma que abrieran día y noche para la oración, animando así a los fieles a pedir por la intercesión de la Santísima Virgen María a través del rezo del Rosario. Cuando la victoria de la Liga Santa llegó a oídos del papa Pío, decidió añadir una nueva festividad al Calendario Litúrgico Romano. El 7 de octubre pasaría a ser a partir de entonces la fiesta de Nuestra Señora de la Victoria. El sucesor del papa Pío, Gregorio XIII, cambiaría el nombre de este día a fiesta del Santo Rosario.

Los biógrafos también informan de que, tras el fin de la Batalla de Lepanto, el papa Pío V se levantó en dirección a una ventana, desde donde permaneció oteando el este. Luego, girándose, exclamó “¡La flota cristiana ha salido victoriosa!”, y lloró con lágrimas de agradecimiento.

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Fresco del papa dominico, san Pío V, rezando el Rosario durante la Batalla de Lepanto.

Que este “rayo inesperado” conceda aliento a los hijos de la Iglesia, en este mes dedicado a María, para que hagan uso de la humilde aunque poderosa arma que es el Rosario, mientras el Navío de Pedro continúa batallando sobre las olas de la historia.

Tener o no tener relaciones sexuales siendo soltero

octubre 9, 2016 por beckyreynaud

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Si nos vamos al principio de la polémica actual llegamos a una pregunta: ¿Para qué estamos en la tierra? La respuesta de muchos conocida es: Para conocer, amar y servir a Dios y esta vida y ser felices en la otra, por toda la eternidad. Otros dirán: “Estoy en la vida para divertirme”. ¿Y si llega una situación límite, qué? Habría que preguntar. La verdad es que hay que contar con el dolor, el sufrimiento, porque tarde o temprano, llega.

Nuestra época glorifica el cuerpo y sus placeres, exalta la libertad sexual, pero piensa que todo esto tiene que ver más con la esfera de la biología que con la psicología. Desde el momento que se considera a la sexualidad como un fenómenos puramente biológico, deja de tener sentido una moral sexual.

Edith Stein advierte: Una persona educada es aquella a la que le sabe bien lo bueno y le sabe mal, lo malo.

Muchos jóvenes actuales se preguntan: ¿Por qué no tener relaciones sexuales fuera del matrimonio? Porque Dios no lo quiere. El sexto mandamiento dice: “No cometerás actos impuros”. ¿Cuál es el mayor deseo del hombre? Es ver a Dios. Y Jesús dijo: “Bienaventurados los limpios de corazón porque verán a Dios”. “El que ve a Dios obtiene todos los bienes que se pueden concebir” (San Gregorio de Nisa).

El noveno mandamiento exige vencer la concupiscencia carnal en los pensamientos y en los deseos. Esta lucha supone la práctica de la templanza. Todas las épocas han pedido templanza en la educación de los niños y de los jóvenes; pero ahora se nos quiere educar en la destemplanza y por eso vemos tantos males, robos y excesos de todo tipo.

Si se quieren menos nacimientos, basta con evitar la unión libre y el amasiato. Además, el sexo fuera del matrimonio se asocia a la violencia y a otras formas de abuso.

Las cifras oficiales dicen que entre el 23% y el 27% de los adolescentes han tenido relaciones sexuales en México. Eso quiere decir que tenemos un 70% de adolescentes que viven la abstinencia y un 30% al que hay que enseñarles los grandes beneficios de la abstinencia sexual: se evitan las enfermedades de transmisión sexual, el embarazo no deseado, herir a la pareja, y, sobre todo, son más felices así. Los jóvenes entienden muy bien los mensajes de abstinencia si se les saben explicar. Lo normal es que la gente soltera no tenga relaciones sexuales. El problema está en que algunos textos de Biología de Primaria y Secundaria los impulsan a los adolescentes a experimentar con su sexualidad.

Toda la Historia muestra que al ser humano lo han educado en la templanza, y ahora se nos quiere “educar” en la destemplanza porque ella quebranta voluntades. Las personas, sobre todo la gente joven, no quiere límites. Hay que saber que es sensato y sano tener límite en todo.

La templanza es la virtud más “personal” entre las cuatro virtudes cardinales. Es moderación en cualquier actividad. La templanza no es rechazar el objeto deleitable sino usarlo de acuerdo con la razón. Es una virtud que enriquece habitualmente a la voluntad y la inclina a refrenar los apetitos sensitivos hacia los bienes deleitables contrarios a la razón. La templanza modela nuestro comportamiento hasta conseguir un correcto equilibrio de inteligencia y pasión. Dos son las tendencias que arrastran al hombre a los bienes deleitables:

  • el placer de comer, y
  • el placer sexual

Estas tendencias no son malas en cuanto logran sus bienes deleitables dentro del orden racional. El desorden en este terreno consiste en el uso de los goces de tales inclinaciones contra los fines naturales, o en el uso de los mismos con exceso. Además, nuestras obras nos siguen y quedan en nuestra alma moldeándola. De cómo se entienda la templanza, dependerá la postura que se adopte respecto de la creación y del mundo exterior.

Dentro de la templanza entra la valoración positiva de lo sexual. “Cuanto más importante es una cosa, tanto más ha de seguirse en ella el orden de la razón”, dice Santo Tomás. Precisamente por ser la tendencia sexual un bien tan elevado, necesita la defensa por medio del orden de la razón. La lujuria destruye de una manera especial la fidelidad del hombre a sí mismo y ese permanecer en el propio ser. Por ella, el hombre se insensibiliza para percibir la totalidad de lo que realmente es. La obsesión de gozar la impide acercarse a la realidad. Santo Tomás pone el ejemplo de un león que al aparecer un ciervo no es capaz de ver en él más que su carácter de presa. En un corazón lujurioso pasa lo mismo. La lujuria no se entrega, se doblega, quebranta la voluntad. Va mirando la ganancia, corre tras la caza del placer. La esencia de la lujuria es el egoísmo.

La castidad en cuanto templanza y la lujuria en cuanto destemplanza quieren decir que la una o la otra se han instalado en el ser humano como una segunda naturaleza, dando lugar así a una postura habitual. En cambio, la castidad como continencia y la lujuria como incontinencia, expresan una situación pasajera.

La lujuria impide que el espíritu se impregne de la verdad. Pero además destruye el verdadero goce sensible de lo que es sensiblemente bello. El cristianismo jamás excluyó el placer sensible de lo moralmente bueno. El hombre está llamado a disfrutar de las sensaciones específicas que cada objeto está llamado a producir. Sólo percibe la belleza del mundo quien lo contempla con mirada limpia.

La moderación y la castidad no son la perfección del hombre, pero crean los presupuestos para la realización del bien. Por eso el profesor Biffi decía: “La ascética es el itinerario para la construcción del hombre”.